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Vas a querer viajar al resort donde Jennifer Lopez rodó ‘Una boda explosiva’

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Se acaba de estrenar en Prime Video la última película de Jennifer López, Una boda explosiva, en la que, una vez más, se dispone a celebrar la boda del siglo y todo se pone muy difícil. Aunque la trama no se centra en las típicas dudas y miedos al compromiso, que también, sino en una situación de extremo peligro en la que novios e invitados se convierten en los rehenes de gente muy malvada.

Esta comedia romántica con mucha acción, dirigida por Jason Moore y coprotagonizada por Josh Duhamel, también cuenta con Lenny Kravitz y la maravillosa (y enamorada de Sicilia) Jennifer Coolidge, en el reparto.

No ha sido nominada a ningún Oscar, pero las críticas afirman que la diversión está garantizada. Y hay otra cosa que también es segura, cuando veas el resort donde se rodó, te van a entrar unas ganas irresistibles de teletransportarte allí. Decir que serían las vacaciones soñadas se queda corto.

ÀNI República Dominicana: el paraíso con todo incluido

Tal como indican en IMDB, la mayor parte de Una boda explosiva se filmó en uno de los resorts de lujo de la cadena ÀNI, situado en Río de San Juan, en la República Dominicana.

El ÀNI Dominican Republic está escondido en su propia península, y ofrece vistas de 270 grados del Océano Atlántico. Un refugio caribeño con capacidad para 28 huéspedes, que cuenta con un equipo de más de 30 miembros de personal, disponible las 24 horas, para atender hasta el más mínimo detalle.

Es fácil imaginarse ahí mismo, escuchando el susurro del mar y las palmeras, pasando el día entre la playa, el spa, y los increíbles rincones naturales vírgenes que rodean las instalaciones. Pero hay mucho más que hacer, todo en ÀNI, hasta el tiempo de descanso en la habitación, es un regalo para los sentidos.

Habitaciones desde las que casi se puede tocar el océano

Las suites del resort tienen vistas panorámicas al mar, la bahía y el jardín. Están decoradas en tonos neutros y relajantes, con detalles marinos o de madera de coco, y techos abovedados de pino. Habitaciones con una estética tropical elegante, minimalista y acogedora, que dan todo el protagonismo al paisaje que se observa tras sus grandes ventanales.

Camas tamaño XL, acceso a piscinas naturales, balcones y jardines particulares, sala de estar, cocina americana y ducha de lluvia, son algunas de las maravillas que se pueden disfrutar en las 14 estancias disponibles. Imposible no enamorarse.

Una experiencia culinaria única cada día

En ÀNI Dominican Republic hay un chef privado que te prepara los platos a tu gusto. Puedes probar lo que quieras, donde quieras. El desayuno, la comida y la cena se sirven en diferentes ambientes del resort, dentro y al aire libre, para disfrutar de la luz del amanecer, o de las puestas de sol en la piscina natural. Hasta hay un servicio de mayordomo, que te trae todo lo que te apetezca en cualquier lugar y momento.

La cocina se basa en ingredientes locales y de temporada. Combina recetas internacionales, asiáticas y europeas, con los sabores de la República Dominicana: langosta a la parrilla, tostones (plátano frito), estofado de sancocho, o los deliciosos mariscos de la bahía, son solo algunos ejemplos. También hay barbacoa en la playa.

Lo más parecido a la vida perfecta

Pero no todo se limita a pasear, hacer la siesta, tomar cocktails, degustar sabores increíbles o bañarte a la luz de la luna. Hay un montón de planes increíbles, para pasarlo en grande.

En este complejo hotelero puedes empaparte de la cultura dominicana; tomar clases de cocina regional y baile folclórico, aprender a liar cigarros o apuntarte a una degustación de ron. También hay actividades para los más dinámicos, con cruceros al atardecer, paseos en bicicleta de montaña, sesiones de tenis o zumba, y salidas para practicar surf o buceo.

Y para relajarse, hasta 12 tratamientos de spa por día, con diferentes masajes, curas antiestrés y servicio de manicura y pedicura. En resumen, tal como ellos lo definen, tienen  un enfoque holístico hacia el bienestar sostenible y lleno de alegría que incorpora movimiento, cuidados y nutrición, pero también inmersión en la naturaleza y la oportunidad de disfrutar al máximo del tiempo compartido.

Suena fantástico, ¿verdad? La única pega la encontramos en el precio: 15.000 $ (unos 13.797 €) por noche, con una reserva mínima de cinco noches. El lujo extremo, es lo que tiene. Pero siempre nos queda la oportunidad de verlo en Una boda explosiva o quién sabe, con un poco de suerte, ¡quizá lo podamos visitar algún día!

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esta ciudad tiene uno de los mercadillos navideños más bonitos y mágicos de España

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Siempre he pensado que la mejor manera de “calentar motores” cuando llega diciembre es pasear por un mercadillo navideño: entre luces, aromas y música, el espíritu festivo se enciende casi sin que nos demos cuenta. Y aunque muchos viajeros se dejan seducir por los mercados más famosos, y por tanto, más concurridos, existen alternativas fantásticas. Además en España tenemos mucha suerte porque hay muchos destinos que conservan intacta la magia, pero sin las aglomeraciones que a veces empañan la experiencia.

De hecho hay una ciudad en particular que, pese a no disfrutar de la popularidad de Madrid o Vigo, se transforma por completo en estas fechas. Durante más de cinco semanas, cada calle y cada plaza se llenan de luz, creatividad y ambiente festivo. Su programación, que este año incorpora novedades respecto a ediciones anteriores, es inmensa: más de 600 actividades repartidas en 39 días convierten este rincón del nordeste español en un gran escenario navideño pensado para disfrutar en familia, en pareja o con amigos. Hablamos de Zaragoza.

El epicentro es la Plaza del Pilar, donde se instala la ya emblemática Muestra Navideña, uno de los mercadillos más característicos del país. Pero la celebración no se queda ahí: el ambiente festivo se extiende también a otros espacios clave, como el Parque Grande José Antonio Labordeta, que se suma cada año con propuestas propias para completar una experiencia inolvidable en la ciudad.

Dos mercadillos para disfrutar de la Navidad más tradicional (y gourmet)

El mercado principal reúne alrededor de medio centenar de casetas, todas decoradas con un cuidado especial que invita a pasear sin prisa. Aquí puedes encontrar artesanía local, adornos hechos a mano, regalos originales, figuras para el belén, dulces tradicionales, chocolates, turrones y productos gastronómicos de la tierra. El ambiente, sin embargo, va mucho más allá de la compra: frente a la basílica se levanta un Belén de tamaño real, uno de los más grandes del país, que cada año se renueva y atrae a miles de visitantes. También hay pista de hielo, trineos neumáticos, un gran árbol de los deseos, carruseles y actividades constantes para todas las edades.

Si el plan pasa por llevarse sabores auténticos a casa, o por encontrar regalos gourmet de calidad, el Mercado Gourmet del Parque Grande es otra parada que merece un hueco en la ruta. Allí, productores y artesanos de toda la región ofrecen vinos, aceites, embutidos, dulces, panes de pueblo y conservas que son un acierto seguro para las cenas navideñas o para sorprender con un detalle para alguien especial. Además, este mercado suele acompañarse de actuaciones, talleres y degustaciones, lo que lo convierte en una experiencia completa.

La ciudad, además, estrena cada año novedades: un acto de encendido más espectacular, nuevas zonas iluminadas (como el Paseo Independencia), y un espectáculo lumínico en el Parque Grande que invita a recorrerlo al caer la tarde. Incluso la Cabalgata de Reyes renueva su recorrido y su puesta en escena, con más énfasis en la narrativa y en la calidad artística del desfile.

Zaragoza: una escapada perfecta en Navidad

Zaragoza
Zaragoza

Imagen | Perfil Facebook Zaragoza Cultura

Y entre todo este ambiente festivo se cuelan joyas patrimoniales que ningún viajero debería pasar por alto. La Basílica del Pilar, con sus cúpulas y su reflejo en el Ebro, es una visita imprescindible, igual que la Catedral del Salvador o la Aljafería, uno de los palacios mudéjares más importantes del país. Pasear por el casco histórico, descubrir pequeñas plazas, adentrarse en museos y perderse por calles llenas de vida es parte del encanto de esta escapada navideña.

Quizá otros mercados acaparen titulares, pero pocos equilibran tan bien la tradición, la artesanía, la gastronomía y la calidez de una ciudad volcada en estas fechas. Aquí la Navidad no solo se contempla: se vive, se siente y se comparte. Y quizá por eso, este mercadillo se ha convertido en uno de los más bonitos y mágicos de toda España. ¿La receta? calidez, actividades para todos, buena gastronomía y un ritmo que permite disfrutarlo de verdad.

Imagen | Ayuntamiento de Zaragoza

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Este pueblo de Burgos de solo 247 habitantes esconde una de las grandes joyas del románico en España

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Una escapada en esta época del año, cuando se mezclan los preparativos, las compras y ese ajetreo casi inevitable de las fiestas, pide a gritos un destino donde el tiempo parezca ralentizarse. Un lugar para caminar sin prisas, sin aglomeraciones y con el simple objetivo de desconectar del ruido cotidiano, donde el silencio no sea una rareza, sino parte del paisaje. Y uno de esos rincones perfectos de nuestro país para regalarse una pausa se esconde entre montes tranquilos y carreteras secundarias, guardando un conjunto monumental capaz de sorprender tanto a quienes buscan arte como a quienes solo desean respirar hondo y sentirse lejos de todo.

Ese lugar es Santo Domingo de Silos, una pequeña villa burgalesa que ronda apenas los dos centenares de habitantes y, aun así, guarda más historia de la que uno imagina al llegar. Su tamaño engaña: basta poner un pie en sus calles para descubrir que aquí se condensa un patrimonio cultural extraordinario, modelado por siglos de espiritualidad, tradición y vida monástica que ha dejado una huella profunda.

Situado en la comarca de La Demanda y Pinares, Silos se desarrolló junto a antiguas rutas de paso que explican tanto la riqueza de sus influencias como su carácter acogedor. Fue cruce de caminos, refugio espiritual y punto de encuentro para viajeros de todas las épocas. Hoy mantiene ese mismo espíritu: el de un pequeño pueblo que invita a parar y a dejar que su calma, casi contagiosa, haga efecto desde los primeros minutos.

Santo Domingo de Silos

Monasterios Silos
Monasterios Silos

El epicentro de todo es, sin duda, el Monasterio de Santo Domingo de Silos. Fundado en época altomedieval y revitalizado en el siglo XI por la figura del propio Domingo, este monasterio benedictino conserva uno de los claustros románicos más fascinantes de España. Su doble planta, sus capiteles tallados con escenas bíblicas, animales fantásticos y motivos vegetales, son una auténtica lección de arte medieval. A ello se suman tesoros inesperados: la botica monástica, la biblioteca histórica o la serenidad de su patio interior.

Y en ese patio se alza el célebre ciprés del claustro, plantado en el siglo XIX y convertido en símbolo del lugar. Su silueta esbelta inspiró a Gerardo Diego y protagoniza muchas de las postales que han hecho de Silos un destino tan conocido como íntimo. Verlo enmarcado por los arcos del claustro es uno de esos momentos que justifican cualquier viaje.

La música también es parte de la identidad del pueblo. El canto gregoriano de los monjes traspasó fronteras cuando, en los años noventa, una recopilación de sus grabaciones se coló inesperadamente en listas internacionales. Aún hoy, asistir a alguno de los oficios abiertos al público es una experiencia que no se olvida: el eco de las voces en la acústica de la iglesia crea una atmósfera única.

Santo Domingo Silos Burgos
Santo Domingo Silos Burgos

Aunque el monasterio acapare buena parte de la fama, Santo Domingo de Silos ofrece mucho más. Un paseo por su casco urbano revela restos de antiguas murallas, casonas blasonadas que hablan de familias nobiliarias y un templo gótico que conserva detalles añadidos con el paso de los siglos. Todas estas piezas conforman un conjunto compacto y muy agradable de recorrer, perfecto para quienes disfrutan descubriendo la historia a pie de calle. Muy cerca se encuentra también el Museo de los Sonidos de la Tierra, una sorpresa para muchos viajeros, ya que su colección de instrumentos de distintas partes del mundo muestra cómo la música ha sido siempre un lenguaje universal que evoluciona según cada cultura.

Para aprovechar al máximo la visita, lo mejor es recorrerlo sin prisa, dejándose llevar por sus calles tranquilas y por la arquitectura tradicional que asoma en cada rincón. El monasterio, por supuesto, merece una visita atenta: recorrer su claustro con calma y, si coincide, dejarse envolver por los cantos gregorianos durante alguno de los oficios es una experiencia que se recuerda durante mucho tiempo. Después, el museo musical ofrece un contrapunto perfecto, ligero y muy entretenido, ideal tanto para adultos como para niños.

El entorno natural completa la experiencia. Desde el pueblo parten rutas sencillas que llevan a paisajes que sorprenden por su fuerza, como el Desfiladero de La Yecla, un cañón estrechísimo que se recorre por pasarelas colgadas entre paredes verticales. Un broche de oro para rematar una escapada que te renovará la energía a todos los niveles.

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Una pequeña ciudad que pocos sabrían ubicar en el mapa ha ganado el premio a Mejor Mercadillo Navideño de Europa 2026

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A veces, las mayores sorpresas viajeras llegan desde rincones que rara vez aparecen en las listas de destinos imprescindibles. Lugares discretos, casi secretos, que de pronto logran conquistar la imaginación de cientos de miles de personas. Así ha ocurrido este año con uno que hasta hace poco pasaba desapercibido y que hoy se ha convertido en el gran protagonista de la Navidad europea.

Esa ciudad es Craiova, en el suroeste de Rumanía, un enclave histórico junto al río Jiu que ha sabido transformarse sin perder su esencia. Este año, más de 803.000 viajeros de 179 países participaron en la votación organizada por European Best Destinations, un certamen que desde hace más de una década se ha convertido en uno de los barómetros más influyentes del turismo europeo. 

Sus rankings, tan mediáticos como virales, tienen un peso creciente en la elección de destinos, especialmente durante la temporada navideña. Ganar no es solo un reconocimiento simbólico, ya que suele traducirse en un aumento directo del interés internacional, en un incremento notable de las reservas de vuelos y hoteles y en una mayor visibilidad para ciudades que, de otro modo, pasarían desapercibidas. En esta edición, Craiova consiguió más de 142.000 votos, una cifra récord que la situó por delante de gigantes tradicionales como Estrasburgo, Viena o Dresde. 

Craiova: la ciudad europea a visitar esta Navidad

Craiova Christmas
Craiova Christmas

El corazón de su éxito está en su mercadillo navideño, un proyecto que ha crecido con una ambición sorprendente. En su edición 2025-2026 ocupa más de 280.000 metros cuadrados, lo que lo convierte en el evento navideño más extenso de Europa. Lejos de limitarse a unas casetas y unas luces, Craiova transforma su centro urbano en un universo inspirado en El Cascanueces: figuras gigantes, dulces sobredimensionados, esculturas de juguetes y millones de luces que dibujan un auténtico cuento al aire libre. 

A ello se suman atracciones como un trineo aéreo (uno de los más altos de Europa del Este), una pista de hielo, una gran noria y un conjunto de casitas artesanales decoradas a mano, que aportan un aire cálido y entrañable. La experiencia se completa con una oferta gastronómica que recorre la cocina de países como Georgia, Armenia, Turquía, Serbia o Moldavia, creando un viaje culinario invernal de sabores intensos y exóticos. Este año, además, el mercado permanece abierto desde mediados de noviembre hasta los primeros días de enero, lo que permite disfrutarlo con calma.

Pero Craiova no deslumbra solo por su Navidad y eso le ha sumado puntos. Su historia se remonta a época romana y a lo largo de los siglos ha ejercido como centro económico y cultural de la región. Ese pasado se deja ver en lugares como la Băniei House, uno de los edificios más antiguos de la ciudad, hoy convertido en museo de arte y tradiciones populares; la Catedral de San Demetrio, reconstruida en los años 30 y heredera de un antiguo templo medieval; o el Parque Nicolae Romanescu, uno de los parques urbanos más bellos y extensos de Rumanía, perfecto para pasear incluso en invierno. Mención aparte merece el Museo de Arte de Craiova, ubicado en un palacio de estilo francés de principios del siglo XX, donde se conservan algunas de las primeras esculturas de Constantin Brâncuși, una joya para amantes del arte.

Craiova
Craiova

La mezcla de historia, una preciosa arquitectura y una energía festiva que lo impregna todo explica por qué esta pequeña ciudad ha conquistado a viajeros de medio mundo. Craiova propone una Navidad distinta: cercana, sorprendente y capaz de envolver a quien le vista desde el primer paseo iluminado. 

Pero, más allá del propio mercado, este reconocimiento se convierte en la mejor excusa para adentrarse en lugares que normalmente no figuran en nuestros planes de viaje. A veces son precisamente estos eventos, tan efímeros como vibrantes, los que nos invitan a mirar hacia destinos menos obvios y descubrir ciudades que guardan más encanto del que su nos imaginamos. Craiova es uno de esos tesoros: un viaje perfecto para quienes quieren transformar la magia de la temporada en una experiencia inolvidable sin caer en la saturación de los clásicos navideños de siempre.

Imágenes | Primaria Municipiului Craiova

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