Cine y Tv
«¡Está vivo!». El cine mexicano obtuvo en 2023 sus mejores resultados en cuatro años
En una escena de Sobreviviendo mis XV, Mirna, la madre de Danaé (la quinceañera en cuestión), exclama: “¡¡¡Está vivooo!!!”. Es cuando se prenden las luces que han colocado al vestido de XV años, y por el tono que emplea Mirna (una estupenda Verónica Bravo), también lo hace como una clara referencia a Frankenstein. Si una frase pudiera resumir qué sucedió con el cine mexicano en 2023, sería esa: ¡Está vivo!
Luego de un año en estado de coma (2020) y dos años en terapia intensiva (2021 y 2022), 2023 marcó el regreso del cine mexicano con dos películas que fueron verdaderos blockbusters y una que otra sorpresa (y decepción) en cines y en plataformas de streaming.
El año pasado hicimos un recuento similar a este, con ‘ganadores’ y ‘perdedores’ del cine nacional. Este año, por lo que ya se ha dicho, habrá más ganadores, pero también sorpresas, decepciones y reconocimientos especiales. No queremos hablar de ‘perdedores’, pues detrás de todos estos proyectos está el trabajo de muchos equipos (producción, distribución, marketing, exhibición) que hicieron su mejor esfuerzo para que pudieran llegar a nuestras pantallas (de cine o TV).
Sí. El cine mexicano está vivo y debemos hablar de él.
¿Fue 2023 un año consistente para el cine mexicano?
En realidad, fue todo menos eso. En el primer tercio del año se obtuvieron buenas cifras, con estrenos como Huesera, Infelices para siempre, Nada que ver y ¡Que viva México! De hecho, ¡por fin! llegó, luego de tres años de espera, la primera película que logró rebasar la mítica marca de los $100 millones de pesos (MDP): Infelices para siempre. Luego, en el segundo tercio, el verano, el cine mexicano prácticamente desapareció de las salas, con una sola propuesta taquillera a inicios de verano (¿Cómo matar a mamá?). El último tercio de 2023 fue el que hizo revivir al cine mexicano: $450 de los $750 millones que recaudó se añadieron de octubre a diciembre. Así que no: no fue un año consistente.
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¿Fue un buen año en cifras?
En comparación con los años pandémicos previos, el cine mexicano tuvo su mejor resultado en cuatro años. De hecho, esos $750 MDP que recaudó en 2023 igualan la taquilla de 30 meses de pandemia y postpandemia, contando a partir del post-lockdown (junio de 2020) y hasta diciembre de 2022.
Comparado con 2022, también hubo buenas cifras: 6.4 vs 12.2 millones de boletos vendidos. Es decir, el doble. Ahora bien: esos 12.2 millones de boletos para el cine mexicano apenas igualan el promedio de lo que recaudaron las películas nacionales de 2006 a 2012 (entre 10 y 13 millones). Falta mucho para acercarse a 2013, 2016, 2018 y 2019, cuando los estrenos mexicanos superaron los 30 millones de asistentes. El récord seguirá siendo para 2019, con 35.2 millones de boletos vendidos y más de $1,789 MDP.
¿Los mexicanos ya volvimos a ver nuestro cine en las salas?
Digamos que “ahí vamos”. Comparado contra 2022, cuando el cine mexicano apenas representó uno de cada 28 boletos vendidos (3.6% del total), este año fueron uno de cada 21 (4.8% del total), de acuerdo con cifras proporcionadas por la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine). Eso sí: aún falta mucho por acercarnos al 8.2% que promedió el cine mexicano de 2016 a 2019, pero ya estamos a medio camino.
Existe otra cifra alentadora: 32 de las 92 películas nacionales estrenadas este año superaron $1 MDP en recaudación, 10 más que en 2022. Ello quiere decir que películas que debutan en circuito cultural sí tienen oportunidad de llegar a su público objetivo. Por ejemplo, el top 5 de asistencia a películas mexicanas en Cineteca Nacional lo componen Heroico, de David Zonana; Huesera, de Michelle Garza; ¡Que viva México!, de Luis Estrada; Tótem, de Lila Avilés y Temporada de huracanes, de Elisa Miller.
Los que repiten premio
Antes de pasar a nuestra revisión de 2023, veamos quiénes fueron mencionados en el recuento de 2022… ¡y este año repiten!
- Alejandra Márquez Abella. Ganadora que repite. El norte sobre el vacío no era la favorita para ganar el Ariel 2023 a Mejor Película… y lo arrebató sorpresivamente a Bardo, que sumaba ocho galardones, y a Huesera, con cuatro. No solo eso: una semana después, estrenó en Prime Video su primer proyecto hollywoodense: A millones de kilómetros, con excelentes críticas.
- Luis Estrada. Perdedor que… repite. El año pasado experimentó un “divorcio de común acuerdo” con Netflix. Este marzo estrenó ¡Que viva México! en cines y le fue… bien, pero no tanto como a otros proyectos de Luis Estrada. Sus 1.1 millones de espectadores palidecen frente a los 4.1 de La dictadura perfecta y los 1.8 de El Infierno.
- Mauricio Ochmann. Ganador que repite. En cuatro de los últimos siete años, Ochmann ha tenido una película en el top 5 de taquilla mexicana. Este año, Papá o mamá logró la hazaña, tras superar los $50 MDP. De hecho, Ochmann tiene tres de las diez películas mexicanas más taquilleras en pandemia y postpandemia (Qué despadre, ¿Y cómo es él? y Papá o mamá).
- Karla Souza. Ganadora que repite. Inexplicablemente, La caída se fue con las manos vacías en la edición 65 del Ariel. Dos meses después, en la ceremonia del Premio Emmy Internacional, vino la revancha. La caída se convirtió en el primer proyecto mexicano ganador en la historia. Y se llevó dos Emmys: película de televisión o miniserie y actriz, para Souza.
La sorpresa del año: Señora Influencer
La película parecía una comedia genérica. Grave error. Su marketing inhibió a muchos cinéfilos a que descubrieran la joya que es. Algunos han dicho que es ‘nuestro Joker’. Otros, que bien podría ser una película de A24. Ambas afirmaciones son ciertas, y también lo es que Mónica Huarte ofrece la actuación de su vida. Al final, la película de Carlos Santos (que ya había sorprendido con Chilangolandia) terminará en el top 10 nacional: algo justo para una propuesta tan arriesgada y bien ejecutada. Si me preguntan, ya es una película de culto.
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La decepción del año: adiós a otros géneros taquilleros
En el top taquillero de cine mexicano de 2021 y 2022 hubo una grata sorpresa: cuatro o cinco películas no eran comedias, sino de terror o drama, así es que la comedia no acaparó todas las posiciones. Este 2023, al regresar la taquilla mexicana a cierta “normalidad”, las comedias volvieron a acaparar siete de diez casillas, aunque con una particularidad: el primer lugar lo ocupa un drama.
La otra decepción del año: La Usurpadora
No dejo de pensar que el proyecto inauguró un género (telenovela dramática adaptada a película musical) y fue incomprendida y ninguneada. Las versiones de las canciones estaban sabrosas, las actuaciones tenían el tono adecuado (Isabela Castillo es una revelación) y el marketing era… distinto. Pero decidimos ignorarla. Eso, y que se estrenó una semana después de ese huracán llamado Super Mario Bros. Si la quieren rescatar del olvido, está en Vix+.
No fueron una decepción, pero tampoco un éxito
Este año, tres directores de renombre hicieron remakes por encargo. A Carlos Carrera se le encomendó la adaptación del thriller español Bajo la rosa (Confesiones). Gustavo Loza hizo lo propio con el blockbuster francés Bienvenue chez les Ch’tis (Welcome al Norte). Por su parte, Ernesto Contreras adaptó la comedia francesa Papá o mamá (Papa ou maman) que con esta llegó a su quinta versión. ¿Cómo les fue? Confesiones es lugar 11 anual en cine mexicano, Welcome al Norte ocupa el sitio 9 y la única que triunfó a lo grande fue Papá o mamá: top 5 y más de $50 MDP.
Una sorpresa más: el cine “desentralizado”
Siempre será agradable ver que no todas las historias se desarrollan en CDMX (en específico, la Roma-Condesa) y alrededores. Este año, dentro de las películas del top 20 pudimos ver una comedia que ocurre en la península de Baja California (¿Cómo matar a mamá?); un thriller que sucede en Monterrey (Los Habitantes); una comedia romántica que transita por las calles de Guadalajara (Nada que ver); un drama biográfico de la Guerra Cristera que acontece en Michoacán (Mirando al cielo) y un road trip juvenil que toma lugar en Chiapas (Diario de un viaje inesperado).
En el top 10, tenemos una comedia que juega con los regionalismos de Mérida y Tijuana (Welcome al Norte); una comedia en loop que se desarrolla en Puerto Peñasco, Sonora (Infelices para siempre) y un drama basado en hechos reales que acontece en Matamoros, Tamaulipas (Radical).
Ahora sí: los 10 ganadores del cine mexicano de 2023 (en orden alfabético)
- Ariel 65. La ceremonia resultó histórica por varios motivos. Primero, porque por primera ocasión se realizó fuera de la CDMX, en Guadalajara. Segundo, porque cuatro de los cinco proyectos nominados a Mejor Película fueron dirigidos por mujeres. Y tercero, porque –a pesar de todos los obstáculos que enfrentó— la ceremonia pudo realizarse. También nos da paz en el alma y el corazón que la siguiente entrega ya es un hecho, y volverá a hacerse en Guadalajara.
- Chava Cartas. En 2022, Mirreyes vs Godínez: El retiro naufragó en streaming y nadie se enteró (lo cual no es necesariamente malo). Pero este año Chava Cartas la hizo en grande con Sobreviviendo a mis XV, que ya es una de las cinco películas teen mexicanas más taquilleras de la historia. También estrenó El Gallo de Oro (versión serie) en Vix, con buenas críticas. Y de paso, muchos redescubrieron este año MexZombies, protagonizada por Iñaki Godoy. Sí: el protagonista del live action para Netflix de One Piece.
- Emilio Treviño. Su incursión en el cine live action en Confesiones fue muy bien recibida en el pasado FICM. A ello se sumó su habitual trabajo en doblaje en proyectos exitosos, tanto en crítica como en taquilla: Spider-Man a través del Spider-Verso, Wonka y El niño y la Garza.
- Ernesto Contreras. Líneas arriba ya apuntamos que Papá o mamá es, por mucho, su película más taquillera. Con más de 800 mil espectadores, supera en más del doble los números de sus otros proyectos en cine… juntos. Ahí no acaba la historia: el versátil y destacado director también tuvo una buena recepción en streaming con El último vagón. La película estuvo en el top 10 global (no-inglés) de Netflix durante tres semanas. Y en 2024 estrenará un ambicioso y esperado proyecto: Tengo que morir todas las noches, serie queer mexicana ubicada en la década de 1980.
- FIDECINE. En septiembre de 2022, la AMACC denunció en Twitter: “A raíz de la extinción de los Fideicomisos, (la Secretaria de Cultura) Alejandra Frausto prometió que las películas comprometidas con FIDECINE y FOPROCINE no se verían afectadas. Hoy más de 50 producciones se han detenido o perjudicado por falta de pago. Cumplan su palabra”. Un año más tarde, la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró inconstitucional la desaparición de FIDECINE. También ordenó restaurar los mecanismos que garanticen el derecho al fomento y promoción permanente del cine mexicano. Ahora esperamos que esa historia tenga el mejor final para la comunidad cinematográfica.
- Heroico. Quitando el Derbez-power, es una sorpresa ver a un drama (¿o thriller?) en un top 10 anual de taquilla de cine mexicano. Eso consiguió la segunda película de David Zonana: sexto lugar de 2023, con 480 mil espectadores, y el reconocimiento de la crítica (triunfó en Sundance). Desde luego, mucho ayudó lo actual de su tema (las torcidas relaciones de poder en el ejército) y la actuación de un Fernando Cuautle irreconocible.
- Huesera. La opera prima de Michelle Garza Cervera es la película de terror más taquillera del cine mexicano desde 2016, cuando debutó KM 31-2 ($38.3 MDP) y es una de las 10 películas mexicanas más taquilleras de la era Covid, con $37.1MDP. Eso no es todo: de acuerdo con el Anuario Estadístico 2022 del IMCINE, fue la película mexicana que cosechó más galardones internacionales ese año. Y este 2023 se convirtió en el filme de terror con más nominaciones en la historia al Ariel, ganando cuatro, incluyendo Opera Prima.
- Infelices para siempre. Consuelo Duval y Adrián Uribe pueden sentirse orgullosos de protagonizar la primera película mexicana postpandemia en rebasar los $100 MDP. Durante tres años, ninguna película logró sumarse a ese club: ni Ochmann, ni Chaparro, ni nadie más. Pero esta comedia en loop rompió esa maldición. ¿Qué lo hizo posible? Desde luego, el ‘mojo’ de sus protagonistas y una adecuada fecha de estreno, en enero, cuando había poca competencia.
- Memo Villegas. Tuvo uno de los cinco mayores éxitos del año (Sobreviviendo mis XV), otro más en el top 15 (Nada que ver) y un montón de estrenos en streaming. Por un lado, las películas Casando a mi ex, Divina señal, El último vagón y La gran seducción. Por otro, las series Harina: Perico, rezos y muerte y Ojitos de Huevo. Los cuatro últimos proyectos listados recibieron, además, buenas críticas.
- Tótem. Tras su exitoso paso por la Berlinale, Tótem aterrizó en Morelia, arrasó en el FICM y fue elegida para representar a México en los Premios Oscar 2024 a Mejor película internacional. Semanas después recibió nominaciones a los Independent Spirit y a los Gotham Awards en esa categoría. Su siguiente parada fue su estreno en cines. Allí, a pesar de sus números modestos, encontró una férrea defensa de cinéfilos en redes sociales, y se coló al top 20 de taquilla de cine mexicano. Sí: el amor también tiene presentación boutique.
La gran ganadora: Radical
Desde luego, la gran ganadora de 2023 es Radical, de Christopher Zalla, con Eugenio Derbez. Hasta el 21 de diciembre, a dos meses de su estreno, sumaba $207 MDP y 3.2 millones de espectadores. Con ello, la película consiguió varias marcas:
- Top 7 de películas mexicanas más taquilleras de la historia. Solo la superan No se aceptan devoluciones ($600.3 MDP), Nosotros los Nobles ($340.2), No manches Frida 2 ($329.3), ¿Que culpa tiene el niño? ($277.7), Mirreyes contra Godínez ($238.7) y No manches Frida ($222.3). Superó a Hazlo como hombre ($201.0), Ya Veremos ($197.7) y La dictadura perfecta ($189.2).
- Drama mexicano más taquillero de la historia, superando a El crimen del padre Amaro.
- Película mexicana más taquillera en pandemia y postpandemia.
- Segunda película de Eugenio Derbez en el top 10 histórico, junto con No se aceptan devoluciones.
- Top 20 histórico por número de asistentes.
Sí, el cine mexicano está vivo.
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Cine y Tv
en este documental, un hipopótamo narra la crisis ambiental provocada por Pablo Escobar
Desde mediados de la década de los 80, Colombia enfrenta una peculiar crisis ambiental. Resulta que, un día, al conocido narcotraficante Pablo Escobar se le ocurrió que, en su zoológico privado, ubicado dentro de la finca apodada como Casa Nápoles, faltaban ejemplares de una especie: hipopótamos. Así, mandó traer a su tierra, primero desde África y después desde Estados Unidos, a cuatro de estos animales. Lo que él no imaginaba era que dos de ellos escaparían de la finca y se reproducirían, iniciando una sobrepoblación incontrolable.
Hoy ya son más de 170 hipopótamos los que rondan por el territorio colombiano, y la realidad es que su estancia en la región preocupa no sólo por el bienestar de los pobladores de las áreas cercanas al río Magdalena, donde los animales prefieren estar, sino porque no se tienen los recursos necesarios para que vivan ahí. Ante las llamadas a la acción, las autoridades no escuchan. Y los migrantes de cuatro patas y grandes mandíbulas siguen ahí. Ese es su nuevo hogar, aunque no lo hayan elegido.
Si bien la situación no se ha atendido de la debida forma, en 2007 sucedió algo que puso la problemática bajo el foco público, pues un grupo de cazadores asesinó a uno de estos hipopótamos traficados para satisfacer una personalidad estrafalaria. La prensa se encargó de darle un nombre al animal: Pepe.
El cineasta dominicano Nelson Carlo de los Santos Arias se enteró de esta historia y se puso manos a la obra para trasladarla a la pantalla. El resultado es en partes iguales una sátira del capitalismo y de los absurdos de las excentricidades, además de un ejercicio de estilo que derriba las barreras entre el documental y la ficción. Todo mientras el tenaz Pepe nos narra su travesía mediante voz en off.
En entrevista, el director del documental Pepe nos cuenta cuáles fueron las decisiones que informaron su cinta.
El documental tiene esta escena en la que vemos un letrero de la Casa Nápoles que, de manera muy irónica, dice: “Por favor, no alimentar a los animales. Protejamos a los animales”. Pero creo que, si algo no estaba haciendo Pablo Escobar, al mandar traer estos animales (para su finca), por su excentricidad, es protegerlos. ¿Siempre fue tu intención manejar este tono irónico para retratar otro aspecto del ambientalismo?
Sí, entiendo la pregunta. Yo creo que, como latinoamericanos, nuestras realidades están llenas de ironías y de absurdos. Entonces, creo que mi trabajo, a veces, como realizador, a lo mejor se puede simplificar en decir: hay que ver una situación, una historia, un personaje, digamos, [y preguntarnos] qué emociones o qué figuras literarias o poéticas se construyen desde allí.
Yo creo que hay algo absurdo directamente en el origen de esta historia, porque Pablo Escobar yo creo que sería el primero que marca esa cultura de la excentricidad en los narcotraficantes, que de alguna u otra forma es otra cara del capitalismo puro y duro, y que también ejerce el Estado o sus élites políticas. Creo que el contrabando es el [lado] negativo del poder político económico de nuestros países desde la colonia. Entonces, esas historias de dominaciones son absurdas porque acaparan las vidas de las personas de una forma arbitraria, esa forma arbitraria de dominación.
A veces, nosotros los latinoamericanos hemos aprendido a reírnos sobre eso, pero nuestros ancestros africanos en el Caribe nos enseñaron a reírnos cuando realmente llorábamos. Al cambiar el llanto por la risa, [todo] se complejizaba. Entonces, para mí, por eso el humor es tan importante, porque es una forma de resistencia, de asumir el absurdo de las dominaciones.
Tengo entendido que una parte de la idea para esta película vino cuando tú en 2007 supiste, a través del trabajo de Camilo Restrepo (afamado artista visual colombiano), de un animal que asesinaron en el río Magdalena. Desde que te enteraste de este incidente, ¿qué tanto cambió tu idea para llegar a lo que vemos en pantalla? Y, por otra parte, ¿qué tanto acercamiento tuviste con Camilo para trabajar en esta película?
En realidad, Camilo no trabaja en la película, sino que cuando yo terminé una película que se llama Cocote (2017), terminé muy cansado. Yo siempre quise ir a Colombia. Tenía algunos amigos ahí y en distintas ciudades, y como no tenía el dinero para andar en hoteles y cosas así, me quedaba donde los amigos. Entonces me quedé en la casa de Camilo cuando conocí Medellín. Él tenía una escultura [de Pepe] en su sala y me contó la historia como salió en los periódicos, [o en internet]. Bastaba simplemente buscarlo y salían distintas cuestiones.
Pero cuando él me lo cuenta, tiene un error. Tiene un error biológico en su relato, porque él me dice que cuando un hipopótamo se pelea con el dominador –o sea, con el alfa– y pierde, él debe irse de la manada para encontrar otra. Lo exilian. Y lo que le pasó a este hipopótamo es que se fue exiliado en busca de otra manada sin saber que no existe, porque él no está en el continente africano, está en el continente americano. Pero cuando yo comienzo a investigar, me doy cuenta de que [lo que dijo Camilo] no es verdad, que en realidad los hipopótamos machos, cuando pierden la pelea, se van con una hembra y así es que ellos se expanden en el territorio. Entonces, así se van multiplicando. Eso es una idea completamente diferente. Es el crecimiento de una población desplazada que llega a través de un secuestro, ¿no? Como pasó con migrantes africanos o árabes, con plantas, vacas, burros o caballos.
Ese error biológico fue lo que me despertó. (…) Empecé a pensar en todas esas personas que han muerto en este continente sin saber realmente dónde estaban, por todas estas migraciones y la construcción de este mundo occidental que tenemos, que tiene su base en la colonización del continente americano. Luego ellos se van a expandir al mundo, pero digamos que hay una conquista de la América que va a marcar la pauta de dominación que hoy conocemos.
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¿Qué te atrae de la docuficción para contar este tipo de historias? ¿Por qué decidiste que tenía que ser una docuficción?
Comencé a estudiar cine formalmente cuando tenía 20 años, aunque ya a los 17 o 18 hacía cortos. Me gané una beca y me fui a estudiar a Buenos Aires porque en Dominicana no había escuela de cine. Para nuestra generación, la docuficción era lo peor que se podía decir porque la docuficción era un modelo mainstream de la televisión norteamericana. Me he dado cuenta de que no participo tanto del mundo del cine. Más bien, cuando hago una película, salgo a los festivales y veo lo que está pasando y todo eso. Pero en mi vida normal, aunque veo un montón de películas, estoy en otro mundo, casi no tengo amigos en el cine, para que tú entiendas.
Entonces, ahora que volví a salir al mundo con esta película, me encontré con que la palabra “docuficción” se había normalizado. Para mí, era un insulto decir que una película era una docuficción porque implicaba una cosa horrible de la televisión norteamericana de los 90 o principios de los 2000. Yo diría que, más que una docuficción –que, por Dios, no quisiera hacer nunca–, lo que realmente estoy haciendo es una ficción. Ante todo, mi película se constituye como una ficción, porque una definición rápida de ficción, digamos, es todo aquello que construye un verosímil en sí mismo, ¿verdad?
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Hay una discusión muy vieja de Godard en la cual todo es ficción y todo es documental al mismo tiempo. Y en todo caso, cuando uno filma algo, la imagen en sí misma guarda esa particularidad. (…) Te voy a poner un ejemplo: una imagen siempre es ficción y siempre es documental porque, cuando estamos filmando a un actor, estamos filmando al personaje de la película, pero también estamos filmando al actor que hace de ese personaje. Otro ejemplo es cómo se da el problema del tiempo en el cine. En el cine se da al mismo tiempo un tiempo que es directo, que es el tiempo de la toma, y también un tiempo que es construido en el montaje. El cine en sí mismo, o la imagen del cine o ese lenguaje al que nosotros llamamos cine, ya es un lenguaje que es un mutante que lleva en sí mismo dualidades, en vez de ser dicotómico. La docuficción lo vuelve dicotómico cuando en realidad hay una dualidad en la imagen en la que uno puede abrazar ese documento que se está pensando y, al mismo tiempo, se está creando una fábula, como en el caso de Pepe.
Otra de las conversaciones que creo que se pueden abrir con tu película es con respecto a las palabras y los idiomas. Me gusta mucho cómo Pepe comienza su viaje hablando en otro idioma, pero cuando ya está en Colombia, en otros pasajes de su vida, nos habla en español. ¿Cómo fue para ti difuminar esas líneas en el idioma?
Mira, yo vengo de un territorio muy oral, ¿no? Del Caribe. Tal vez ya no lo tengo tan marcado porque tengo la mitad de mi vida viviendo fuera, y la verdad es que cuando uno vive fuera, sobre todo en otros países hispanohablantes, uno se adapta una forma en la que nos podemos comunicar. Pero digo, el castellano dominicano es un castellano bastante lejos de la regla. Es algo que, por ejemplo, tú y yo podemos ir a un barrio y, a pesar de que yo te estoy hablando así, yo entiendo perfectamente todo lo que está pasando y tú no vas a entender absolutamente nada.
Entonces, la oralidad en el Caribe es maravillosa, porque la oralidad del Caribe es casi un créole. Es un créole y la invención del humor en el Caribe es la destrucción del lenguaje como nosotros lo conocemos. Es todo lo contrario a Colombia y México, que tienen un castellano bastante cercano a la regla. En el Caribe se destruyen las lenguas coloniales. Por ejemplo, en el Caribe francés directamente hay un créole.
Para mí, la oralidad con la cual yo trabajo es mi inspiración para pensar en el montaje. Cuando pienso en el montaje o en la idea de hacer significación en el montaje, no pienso en reglas narrativas. La oralidad caribeña, loca, disruptora, fuera de las reglas, es más inspiradora para mí que el arco del héroe.
Eso lo tomo de un gran pensador caribeño, para quien la oralidad no se contenta simplemente con describir los paisajes, sino que los construye al mismo tiempo. Por eso quise que Pepe abordara todos esos lenguajes que intervienen en ese hecho histórico. Entonces, él comienza hablando en Bukushu, que es el lenguaje predominante del río Cabango. Luego habla afrikáans. Afrikáans es una creolización del holandés con palabras bantúes. Se le habla afrikáans porque es el idioma que en ese territorio que hoy conocemos como Namibia fue el idioma del opresor y el que realmente colonizó a la mayoría de las tribus ahí. Y evidentemente, habla español o castellano porque llega a una América hispana.
Para mí, Pepe tenía que tener esa esquizofrenia que tiene el ser que, como todos nosotros, somos producto de un proceso de colonización.
Pepe ya está disponible en MUBI.
José Roberto Landaverde Me fascina escribir, escuchar, leer y comentar todo lo relacionado con el cine. Me encanta la música y soy fan de The Beatles, Fleetwood Mac y Paramore. Mis películas favoritas son Rocky y Back to the Future y obvio algún día subiré los “Philly Steps” y conduciré un DeLorean. Fiel creyente de que el cine es la mejor máquina teletransportadora, y también de que en la pantalla grande todos nos podemos ver representados.
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2024: Un año de musicales, sorpresas y grandes eventos
Se termina 2024, uno de los años más extraños y reveladores que la industria ha experimentado recientemente. Si bien, tuvimos los clásicos taquillazos que abarrotaron los cines (y agotaron palomeras coleccionables), también hubo fracasos que sacudieron a más de un estudio, polémicas capaces de convertir las redes sociales en un campo minado, y eventos que hicieron de este, un año inolvidable. Digamos adiós al 2024 con un repaso por aquellas películas y eventos que marcaron la agenda en los últimos meses.
Todo inició con la batalla final del llamado Barbenheimer. La temporada de premios se convirtió en el escenario perfecto para que Greta Gerwig (directora de Barbie) y Christopher Nolan (realizador de Oppenheimer) se hicieran presentes en casi todas las ceremonias de la industria. Aunque la taquilla favoreció a la muñeca, los premios le dieron la victoria al hombre que creó la bomba atómica. Entre vestidos rotos y números musicales de ensueño, Emma Stone (con su segundo Óscar) y Ryan Reynolds (interpretando I’m Just Ken) también hicieron historia.
Quienes sufrieron en la primera parte del año fueron, principalmente, Dakota Johnson y Henry Cavill. Ella se enfrentó a las burlas y los comentarios de Madame Web, pero él no se quedó atrás con la decepción de Argylle: Agente secreto. Al final, la película nos traicionó y demostró que Cavill no era el protagonista (como se vendió), pero el daño a su imagen (por un fracaso más) ya estaba hecho. Si todos los que le dan like a sus fotos sexys en redes pagaran un boleto para verlo en el cine, las cosas serían diferente.
Godzilla y Kong regresaron para partirse la cara (otra vez), asegurar otra película y dejarnos algunos memes. Melissa Barrera nos demostró en Abigail por qué su despido de Scream fue todo un error, y Zendaya no sólo montó gusanos de arena. Con Desafiantes hizo que el tenis le pareciera emocionante hasta a quienes no lo entienden.
También llegó el pánico. No, no se debió a ninguna pandemia (toquemos madera), sino a dos fracasos sorpresivos que dejaron temblando a más de uno. Por un lado, Ryan Gosling y sus increíbles stunts en Profesión peligro le importaron a muy pocos. Por el otro, Chris Hemsworth y Anya Taylor-Joy demostraron con Furiosa: De la saga Mad Max que las interacciones en redes sociales tampoco equivalen a boletos vendidos en el cine. La baja taquilla de Amigos imaginarios y El planeta de los simios: Nuevo reino también hizo que muchos se mordieran hasta la cutícula. El fin del cine como lo conocemos parecía inevitable.
O al menos eso creíamos… ya saben que los cinéfilos a veces somos un poquito dramáticos.
Will Smith regresó con otra cachetada, pero ahora con guante blanco y dirigida a todos quienes dudaron de su poder taquillero. La cuarta película de Bad Boys dio inicio a un junio de ensueño. Los cines se llenaron de gente, las palomitas y los nachos se vendieron como antes, hubo familias incómodas, salas atiborradas, empleados con cansancio y cara de pocos amigos. Todo eso que sucede cuando hay un éxito histórico.
Y sí, ese éxito histórico tiene nombre: Intensamente 2, que se convirtió en la película más taquillera en la historia de México. Entre personas que compartieron sus frustraciones con Riley o se sintieron identificados con sus ataques de ansiedad, nadie pudo escapar de dicho título.
Todos los que se alegraban por los fracasos de Marvel Studios se comieron sus palabras. Deadpool y Wolverine (su único estreno del año) arrasó en la taquilla y rompió récords para una película con clasificación para adultos. El cine basado en cómics no ofreció propuestas tan fuertes como otros años, pero aquellas que sí llegaron (Madame Web, Hellboy: The Crooked Man, Guasón 2 y Kraven El Cazador), pasaron con más pena que gloria. Hasta a Venom le costó alcanzar la taquilla de sus antecesoras.
Otro aspecto inolvidable es la avalancha de musicales que recibimos en los últimos 12 meses. Los mexicanos todavía coreábamos las canciones de Wonka (o al menos aquellas que no son tan olvidables) cuando Chicas pesadas llegó a la cartelera. De forma mañosa, Paramount Pictures ocultó que se trataba de un musical, y aunque el impacto fue nulo a comparación del éxito de 2024, muchos ya desearíamos sus $100 millones de dólares recaudados.
Algo curioso ocurrió con Guasón 2: Folie à Deux, pues a semanas del estreno nadie parecía tener claro si era un musical o no. Lady Gaga lo negó, Todd Phillips (director) lo confirmó, y el mundo entero lo odió. Vaya diferencia con Wicked, cuyas canciones hicieron de algunas salas (y la premiere en el Auditorio Nacional) toda una fiesta. Tristemente, las canciones de Moana 2 no le llegaron a los talones a las de su antecesora. Y para cerrar el año tenemos Mufasa: El rey león, con canciones de Lin-Manuel Miranda… y la promesa de arruinar lo que conocíamos sobre el padre de Simba.
Para los amantes del terror, Desaparecer por completo demostró que el cine mexicano podría ofrecer propuestas muy originales. Un Tarot de la muerte se encargó de llenar la pantalla con sangre, y Lupita Nyong’o (con un gato) se enfrentó al primer día de la invasión en Un lugar en silencio: Día uno. Nicolas Cage se convirtió en Longlegs, y Sonríe 2 nos demostró que las maldiciones también acechan a las cantantes. Incluso la saga Alien revivió con éxito. Ojalá MaXXXine hubiera corrido con la misma suerte.
México fue el país seleccionado para grandes eventos, y no necesariamente por esa “regla” que relaciona las visitas de los actores con una terrible calidad. En realidad, es porque nuestro país se ha convertido en una de las economías más importantes para la industria hollywoodense. El elenco de Duna: Parte dos provocó gritos, lágrimas (y malas preguntas del programa Venga la alegría) en su visita al Auditorio Nacional de la Ciudad de México. Timothée Chalamet nos habló de futbol, se puso la playera de la Selección Mexicana y reafirmó por qué es uno de los favoritos del público.
Otras producciones siguieron los pasos de Duna: Parte dos, y así recibimos a los elencos de Furiosa: De la saga Mad Max, Bad Boys: Hasta la muerte, Beetlejuice Beetlejuice, Venom: El último baile y Wicked (al grito de ¡Ariana, hermana, ya eres mexicana!). Hasta Aaron Taylor-Johnson quiso cerrar el año en México, pues vino para presentar Kraven El Cazador, robarle suspiros a más de uno y despertar bajas pasiones en redes.
Por primera vez, la Comic-Con Experience (CCXP) celebró una de sus ediciones en México. Miles de fans se dieron cita para presumir su cosplay, comprar coleccionables, escuchar a sus artistas favoritos de cerca y sentirse parte de una comunidad. Sydney Sweeney promocionó Inmaculada, su más reciente película de terror. Los organizadores quedaron fascinados y ya anticipan una un espectacular regreso en 2025.
El Festival Internacional de Cine de Morelia también nos dejó otra edición para recordar. Nos visitaron Alfonso Cuarón, Rodrigo Prieto y hasta el enorme Francis Ford Coppola. Este último presentó Megalópolis, la vapuleada película que durante décadas quiso hacer y por fin lo logró. Es cierto que dicho título dejó a los espectadores confundidos, pero no tanto como los que se preguntaron qué demonios hacía la polémica Emilia Pérez (con su fallida representación de México) en el festival. Esperemos que, en 2025, más y más estrellas quieran visitar el país y no teman a los reporteros y conductores de Venga la alegría.
Fue un gran año para quienes gozan del cine mexicano y todas sus propuestas. José Eduardo Derbez consiguió su primer protagónico. Fiona Palomo y Alfonso Dosal nos estremecieron con Un actor malo, Osvaldo Benavides (sí, Nandito de María la del barrio) debutó como director con Noche de bodas, mientras que Rodrigo Prieto hizo lo mismo, pero con un clásico como Pedro Páramo. Firma aquí nos enseñó que el amor no debe ser perfecto, y Casi el paraíso convirtió al primer best seller mexicano en una película muy interesante. La querida Ana Serradilla también volvió, esta vez con una comedia sobre dos inseminaciones mal realizadas (Una pequeña confusión).
Isaac Ezban volvió a mezclar la fantasía, el horror y el drama familiar con Párvulos: Hijos del apocalipsis. Sujo, de Astrid Rondero y Fernanda Valadez emprendió el camino rumbo al Óscar, y Alonso Ruizpalacios impactó al público con La cocina, que lo llevó a conseguir una nominación en los Independent Spirit Awards. El ganador, al menos en cuanto a taquilla se refiere, fue Adrián Uribe con El candidato honesto. Esta es apenas la tercera película mexicana que supera los $100 millones de pesos (MDP) desde 2020.
Muchos podrán quejarse de Televisa a través de todos los medios posibles. Pero eso no evitó que La casa de los famosos México llegara a la conversación cinematográfica. A alguien se le ocurrió que la final de la segunda temporada se transmitiera en el cine, y los resultados fueron inquietantes: $1.97 MDP. Quizá a algunos no les parezca mucho, pero es más de lo que recaudaron 60 estrenos nacionales en todo el año. Muchos actores, analistas de la industria y directores sintieron más miedo con dicho dato que con Longlegs: Coleccionista de almas, Sonríe 2, o el acento de Selena Gomez en Emilia Pérez.
El año también será recordado por hacernos llorar… y mucho. Fue demoledor ver cómo Zac Efron perdió a casi toda su familia en Garra de hierro. Blake Lively y Justin Baldoni por poco y se avientan hasta los floreros en la filmación de Romper el círculo, pero vaya que conmovieron a millones de espectadores con la relación tóxica de sus personajes.
Muchos se identificaron con Demi Moore en La sustancia y su crisis frente al espejo. Otros tantos lloraron como bebés con la viudez de Andrew Garfield en El tiempo que tenemos. Pero si de “lágrimas sabrosas” hablamos, nada como el primer vuelo de Brillo en Robot salvaje o el primer abrazo de Elphaba y Glinda en Wicked. ¿Acaso no se siente bien dejar fluir nuestras emociones con un buen puño de palomitas como acompañamiento?
Ha llegado el momento de despedir el 2024, pero no podemos hacerlo sin mencionar todas esas propuestas que, sin esperarlo, se ganaron un lugar destacado. Ahí rondan un sanguinario payaso que rompió récords sin un gran distribuidor, Demi Moore con la actuación de su vida, Longlegs y su brillante marketing, Sydney Sweeney y Glen Powell derramando miel en Con todos menos contigo, y hasta Hugh Grant como un hereje perturbador.
¡Adiós, 2024! Y como dijeran en esa película que tiene tan en boga a Eugenio Derbez: ¡Hasta nos duele esa p*nche parte del cuerpo nada más de acordarnos de ti!
Juan José Cruz. Soy de los que siempre defendió a Robert Pattinson como Batman y puede ver la misma película en el cine hasta 7 veces. ¿Mi gusto culposo? El cine de terror de bajo presupuesto.
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Wicked deslumbra México: Ariana Grande, Cynthia Erivo y un mágico estreno en el Auditorio Nacional
La magia del mundo de Oz llegó a México con la espectacular premiere de la película Wicked en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México. El evento, que se llevó a cabo el 11 de noviembre de 2024, reunió a fanáticos del musical y a destacadas personalidades del espectáculo, convirtiendo la alfombra amarilla en un desfile de talento y glamour.
Una alfombra amarilla llena de estrellas
La alfombra amarilla, decorada con elementos inspirados en el mágico mundo de Oz, recibió a las estrellas principales de la película. Ariana Grande, quien interpreta a Glinda, deslumbró con un vestido blanco que evocaba la elegancia de su personaje. Por su parte, Cynthia Erivo, en el papel de Elphaba, conquistó a los presentes con su energía y cercanía, firmando autógrafos y compartiendo momentos con los asistentes.
Jonathan Bailey, quien interpreta a Fiyero, también estuvo presente, añadiendo un toque de encanto británico al evento. Los actores se mostraron emocionados por la calurosa recepción del público mexicano, quienes abarrotaron el Auditorio Nacional desde tempranas horas.
Celebridades mexicanas y un toque de nostalgia
El evento contó con la presencia de Danna Paola y Ceci de la Cueva, quienes dejaron su huella en la versión teatral de Wicked en México. Ambas actrices expresaron su orgullo por formar parte de este proyecto, con Danna Paola prestando su voz para la versión en español de Elphaba. La cantante tuvo un emotivo encuentro con Ariana Grande, quien elogió su interpretación con las palabras: “Suenas hermoso”.
Un evento para la historia
La premiere no estuvo exenta de momentos de emoción. La multitudinaria asistencia generó momentos de caos cuando algunos fanáticos cruzaron las vallas de seguridad en su afán por acercarse a las estrellas. A pesar de ello, el evento se desarrolló con éxito, dejando a los asistentes con la promesa de una película que estará a la altura de las expectativas.
El impacto cultural de Wicked en México
Wicked no solo ha sido un fenómeno en Broadway, sino que ha dejado una profunda huella en México a través de sus adaptaciones teatrales. Ahora, con su salto al cine, la historia de Elphaba y Glinda promete conquistar una nueva generación de fanáticos.
Con una dirección magistral de Jon M. Chu y actuaciones memorables, Wicked se perfila como uno de los estrenos más importantes del año, y México tuvo el privilegio de ser parte de este mágico viaje.
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