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La noche en que los Backstreet Boys nos recordaron que en los 90 éramos felices y no lo sabíamos
En los 90, llevábamos mil accesorios en el pelo, tops de colores, pantalones bombachos, muchos éramos niños y otros eran adolescentes, y solo pensábamos en competir entre quién de tus amigos tenía el peinado más cool, aprendernos coreografías o coleccionar pósters, que casi siempre tenían que ver con los Backstreet Boys, la sensación pop que en esos años dominaron al mundo.
Un sentimiento unánime de nostalgia por quiénes éramos hace veinte años se sintió durante toda la noche mientras el Palacio de los Deportes se fue llenando en la primera de tres noches de la gira DNA de los Backstreet Boys en la CDMX. Concierto que desde su anuncio agotó su primer fecha y se tuvieron que abrir dos fechas más. Dejando muy altas las expectativas de un show que muchos llevamos esperando años para vivir.
Desde la entrada al recinto, ya se podía notar que la gran mayoría de asistentes éramos mujeres jóvenes y adultas que nos veíamos unas a las otras con mirada confidente porque compartimos recuerdos y la misma emoción de hace dos décadas, pero hoy, detrás de un par nuevo de ojeras que nos recuerdan el paso del tiempo. Algunos hombres también se hicieron presentes pero fue evidente la timidez y deseo de pasar desapercibido de algunos. No entiendo la razón de avergonzarte por tus gustos musicales, el vínculo emocional y personal que generas con la música es lo único que importa. Y en este caso no conozco a alguien que cuando era niño nunca soñó con tener el estilo de AJ, o imitar el legendario peinado de honguito de Nick. Todos querían verse o bailar como uno de ellos.
Eran ya alrededor de las 8:30pm y no había persona que no estuviera lista para un viaje digno de un capítulo de aventuras en el tiempo. Pero eso sí, todos esperábamos sentados en nuestro asiento, porque el tiempo pasa por la música, pero también por nuestras articulaciones. La atmósfera nos llevó de regreso a los maravillosos 90. En los altavoces se escucharon algunas rolas de aquella época como “Hit Me Baby One More Time” de Britney, seguido de las Spice Girls, Missy Elliot y “Gangsta’s Paradise“, mientras todos los presentes aún tímidos comenzamos a mover los pies, ansiando escuchar en vivo el pop único de los años noventa.
Después de muchas más canciones, más de un par de falsas alarmas que desataron gritos y algunos chiflidos de impaciencia, el show estaba por comenzar. Temía que el retraso dejara de lado la emoción que todos sentíamos por estar ahí. Pero una vez se apagaron las luces, la historia fue diferente. La pantalla se tornó dorada y destellos salían de todas partes mientras se proyectaban los títulos de cada uno de los 11 discos de los Backstreet Boys, la emoción crecía y los gritos alcanzaron decibeles que ni la misma Mariah Carey maneja. Los gritos crecieron aún más cuando Nick, Brian, AJ, Kevin y Howie aparecieron en la pantalla al mero estilo de los Avengers. Muy moderno para una viaje a los noventas, pensé.
Los colores cambiaron y por fin pudimos ver que los Backstreet Boys no viven únicamente en nuestros recuerdos y pósters guardados. Con unos trajes muy a la Matrix, abrieron con un corto fragmento de “Everyone”, canción de su álbum Black & Blue. No muchos cantamos esta primer parte pero sí absolutamente todos estábamos hipnotizados por las coreografías legendarias que moríamos por ver. Inmediatamente después comenzó “I Wanna Be With You“, tema con el que pudimos notar que los Backstreet Boys siguen bailando tan coordinados como hace años.
Justo después escuchamos otra canción de los 2000, comenzó “The Call” y los trajes cobraron mucho más sentido (si es que recuerdan el video). Le siguieron otros éxitos quizá no tan entrañables pero que evidenciaron la potencia de la voz de los cinco integrantes. Se vino un primer solo de Brian dejando en claro el que para mí, sostiene la mayoría de las canciones de la boy band y el que más brilla por su carisma, pero claro que también el inigualable tono de voz –hasta cierto punto aún adolescente– de Nick nos hizo gritar como si fuera 1996.
Los Backstreet Boys son conocidos por tener en su repertorio éxitos cien por ciento bailables y llenos de pasos sugerentes que a todas y todos nos hacen querer imitarlos, pero también tienen de esas baladitas llegadoras de las que cantas mientras te asomas en la ventana proyectándote en las escenas más dramáticas y dolidas que tu mente te de chance de imaginar. Y así sucedió cuando se escuchó entonar a AJ los primeros versos de “Show Me The Meaning Of Being Lonely“, en una atmósfera llena de niebla y con una luna enorme proyectada en el fondo. No había persona que no se conmoviera y cantara “Tell me why I can’t be there where you are…” como si tuviera la increíble voz rasposita de AJ. Le siguió “Incomplete“, la última canción donde varios comenzamos a perderle la pista a los Backstreet, pero que cantamos muy clavados en el papel.
Los éxitos seguían y los gritos crecían cuando cualquiera de los cinco hiciera algún movimiento. Los Backstreet Boys dan un espectáculo al cien por ciento, en donde sus voces, coreografías y carisma son protagonistas y donde recursos como luces y efectos quedaron en un segundo plano, únicamente ayudando a potenciar el espectáculo.
Después de un par de cambios de vestuario, la agrupación salió a cantar uno de sus más queridos éxitos. “Quit Playing Games With My Hearth” nos terminó de llevar al pasado, aunque la interpretaron en una versión distinta que confundió a más de una en un inicio, pero que logramos agarrar el ritmo. En seguida se escuchó “As Long As You Love Me“, donde volvieron a lucirse con sus pasos sincronizados. “A mí me duelen las rodillas de solo agacharme”, alcance a escuchar junto a mí. Todos decíamos lo mismo, pues es impresionante la energía que desbordan en el escenario después de casi 22 años de carrera.
Después de estos dos himnos del pop noventero, llegó el momento más especial de la noche. Y es que Brian Littrell cumplió años esta noche y entre la banda y las cerca de 20 mil personas presentes, le cantamos las mañanitas en español. Lo que rompió aún más la barrera entre el público y ellos.
El español se hizo notar en frases como “Hola México cómo estás de Brian”, y Nick con un acento mejor que su compañero dijo algo que volvió loco a todo el Palacio: “México has the most beautiful señoritas in the entire world… Los Backstreet Boys están completamente locos por México”. Todo esto para arrancarse con la versión en español de “I’ll Never Break Your Heart” que fue coreada con un sentimiento especial. La segunda parte la terminaron en inglés, pero nunca dejamos de cantar.
Para este momento el público comenzaba a cansarse fisicamente o simplemente disfrutaba de ver el espectáculo sentado en sus asientos porque repito, ya no somos los mismos de hace unos años y muchos llegamos directo de nuestro trabajo godín. Pero sin duda todos nos olvidamos de esto cuando se escuchó el inconfundible “Everybody… rock your body…” y entre luces neón de colores apuntando en todas direcciones y un fondo de calacas-catrinas que proyectaron en las pantallas, los cinco integrantes aparecieron vestidos completamente de blanco, en un atuendo digno de la mejor agrupación pop masculina de la historia. Se tenía que decir y se dijo.
La gente que estaba sentada se paró de su asiento y tratando de no pensar que fuera un espectáculo de un chipendale, todos bailamos y cantamos con mucha energía uno de los mayores éxitos de la banda. A partir de ahí el ritmo no bajó y pudimos disfrutar de canciones como “We’ve Got It Goin’ On”, “That’s the Way I Like It” y “The One“, haciendo que nadie volviera a tocar el asiento de su silla. Todos bailábamos tratando de imitar los pasos de baile de ellos y fallando en el intento, pero disfrutando y cantando los éxitos más enérgicos de la agrupación. El viaje en el tiempo se terminó cuando nos descubrimos unos a otros bailando como si nadie estuviera viendo y cantando como si estuviéramos frente al espejo.
Ya puedo superar los noventas después de vivir esto pic.twitter.com/mevLXrOIvk
— Fer (@ferbrravo) February 21, 2020
Y la icónica guitarrita nos introdujo al primer canto de “You are my fire, the one desire…” absolutamente todos querían atesorar para este momento para siempre y con él la presencia de los Backstreet Boys. Y es que fue como ver el video en vivo, con los trajes de blanco y los pasos de baile que hicieron tan famoso aquel video del aeropuerto. Cada uno de los que estuvimos ahí coreamos la rola como si no hubiera un mañana –aunque confesaron que la letra no tiene sentido– pero es cosa que pocos notamos cuando se trata de cantar con sentimiento y no con la cabeza.
Era evidente que se acercaba el fin y llegó el encore. Todos teníamos el sentimiento a flor de piel y sabíamos que el viaje estaba a punto de terminar. Muchos comenzaban a irse para alcanzar el metro o para no encontrar congestionada la salida, pero la gran mayoría nos quedamos porque quién sabe en dónde estemos en los próximos diez o veinte años. Nos dimos cuenta que el tiempo pasa más rápido de lo que creemos.
Brian, Kevin, Howie, Nick y AJ regresaron al escenario con su más reciente éxito “Don’t Go Breaking My Heart“, canción que se ha sabido colocar en las listas de popularidad y que suena mucho más actual. Los Backstreet Boys quieren estar en nuestro presente y no solo en nuestros recuerdos. Finalmente cerraron con “Larger Than Life“, agradeciendo a todo el público y dedicando esta canción a los fans que los han llevado hasta donde están a lo largo de todo este tiempo.
Terminó el concierto y regresamos al 2020. Con el pasar de los años cambiamos todos esos accesorios locochones por ropa decente para ir a trabajar y ya no tenemos un peinado tan cool o atrevido como nos imaginamos de niños. Sí, somos viejos. Pero noches como esa nos recuerdan que la música viaja por el tiempo, hace que olvidemos por un par de horas el presente y nos transporta a una época en la que quizá éramos felices y no lo sabíamos. Si algo es muy cierto es que los Backstreet Boys son la prueba de que lo que nos hizo feliz en el pasado y la música con la que crecimos en la niñez o adolescencia difícilmente saldrá de nuestra vida.
Setlist
“Everyone”
“I Wanna Be With You”
“The Call”
“Don’t Want You Back”
“Nobody Else”
(Brian solo)
“New Love”
“Get Down” (You’re The One For Me)
“Chateau”
(Howie solo)
“Show Me The Meaning Of Being Lonely”
“Incomplete”
“Undone”
“More than that”
“The Way It Was”
(Nick solo)
“Chances”
“Shape of My Heart”
“Drowing”
“Passionate”
(Kevin an AJ)
“Quit playing Games” (Whit My Heart)
“As long as You Love Me”
“No Place”
“Breathe”
(A capella)
“Don’t Wanna Lose You Now”
“I´ll Never Break Your Heart”
“All I Have To Give”
“Everybody” (Backstreet´s Back)
“We’ve Got It Going´On”
“Its Gonna Be You”
“That’s the Way I Like It!
“Get Another Boyfriend”
“The One”
“I Want It That Way”
Encore:
“Don’t Go Breaking My Heart”
“Larger Than Life”
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Muere la cantante británica Marianne Faithfull a los 78 años
Lo que necesitas saber:
Muere la cantante británica Marianne Faithfull a los 78 años. Así lo confirmó su familia a medios británicos este 30 de enero.
Marianne Faithfull, cantante británica murió los 78 años. Así lo confirmó su familia a través de un comunicado, donde informaron que la también actriz, quien hace unos años tuvo una relación con Mick Jagger, de The Rolling Stones, partió en paz.
Marianne Faithfull muere a los 78 años
“Ha fallecido hoy en paz en Londres, en compañía de su querida familia. La echaremos mucho de menos”, menciona el comunicado que su portavoz dio a la prensa británicam. Hasta el momento no se conocen las causas de muerte de Marianne Faithfull.
La cantante nació en Londres en el año de 1946 y fue hasta 1964 cuando alcanzó la fama con el lanzamiento de “As Tears Go By”, una canción que fue escrita para ella por Mick Jagger y Keith Richards, misma que la ayudó a conseguir popularidad en los Estados Unidos.
La cantante y actriz británica tuvo una carrera brillante
La cantante comenzó a aparecer en varias películas como ‘I’ll Never Forget What’s’isname (1967)’, ‘The Girl on a Motorcycle‘ (1968) y Hamlet (1969). Al mismo tiempo, entre los años de 1966 a 1970, comenzó una relación sentimental con el líder de The Rolling Stones.
Al terminar dicho noviazgo Marianne Faithfull comenzó a tener problemas de adicción a la heroína y sufría de anorexia. La cantante terminó viviendo en las calles varios años hasta su regreso musical en 1979 con el disco ‘Broken English‘, que ella describía como su obra maestra.
Fue fuente de inspiración para bandas como The Rolling Stones
Marianne Faithfull inspiró varias de las canciones de The Rolling Stones debido a su relación con Jagger. Una de las más memorables fue “You Can’t Always Get What You Want”, aunque también figuran otras como “Wild Horses” y “Sister Morphine”.
Como parte de su legado, en julio de 1990 la cantante fue una de las invitadas al concierto ‘The Wall: Live in Berlin‘ de Roger Waters y en 1997 la pudimos escuchar en los coros de “The Memory Remains” de Metallica, canción donde también participó en el videoclip oficial.
Hace años logró combatir el cancer de mama y la depresión
Su último trabajo musical fue el disco ‘She Walks in Beauty’, el cual lanzó en 2021 junto al multiinstrumentista australiano Warren Ellis. En cuanto a su etapa en el cine, de los últimos papeles que hizo fue en la película ‘Bella del Señor’, de 2012.
En 2005 la cantante fue diagnosticada con cáncer de mama, aunque meses después anunció que se había recuperado totalmente luego de someterse a una operación. Esta enfermedad llegó cuando la cantante padecía un cuadro de depresión del que también logró salir a principios de los años 2000.
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Marianne Faithfull y las canciones que la conectaron con The Rolling Stones
Lo que necesitas saber:
Marianne Faithfull compuso y grabó diversas canciones con The Rolling Stones; varias de ellas se convertirían en grande éxitos de la banda.
La historia de The Rolling Stones y de Mick Jagger como tal, no se entendería sin Marianne Faithfull. Artísticamente, fue una cantante con un talento singular que incluso le dio la posibilidad de desempeñarse algunas veces en el cine.
Y tal vez sin quererlo propiamente, durante el tiempo que sostuvo una relación amorosa ––y ciertamente tóxica–– con Mick, ella se convirtió en la musa predilecta de muchas de las mejores canciones de sus ‘Satánicas Majestades’.
Las canciones de The Rolling Stones que habría inspirado Marianne Faithfull
Marianne Faithfull fue una icono de la década de los 60, de esa época en la que se empezaba a asentar la parte glamorosa del rock de la mano de los estatus de celebridad que conllevaban la vida dentro del concepto de rockstar.
No por nada, su relación con los Rolling Stones, más allá del turbulento romance con el líder de la banda, nos entregó una serie de canciones que la elevaron a un estatus de leyenda para a cultura pop de la época.
Porque, como dijimos, sin ella no se entendería la historia de una de las bandas más grandes del rock n’ roll… Aquí algunas canciones que conectaron a Marianne Faithfull con The Rolling Stones.
“As Tears Go By”, una canción que los Rolling Stones escribieron para Marianne Faithfull
La existencia de esta canción se atribuye de cierta forma a Andrew Loog Oldham, manager de los Rolling Stones. Como se cuenta en UDiscover, él convenció a que Mick Jagger y Keith Richards de que empezaran a componer sus propias canciones por ahí de 1964, ya que veía un potencial de éxito similar al de The Beatles que, a diferencia de ellos, sí componían sus propios temas.
De esas sesiones entre el vocalista y guitarrista surgió “As Time Goes By”, que la banda desechó por considerar que no encajaba con su estilo. Sin embargo, en ese mismo año, Oldham había conocido a una joven de 17 años… sí, la mismísima Marianne Faithfull, a quien ofreció la oportunidad de llevar una carrera artística.
Oldham retomó la canción de los Stones y le cambió el nombre a “As Tears Go By”, la cual también cambió un poco en cuanto a la letra. Y con la promesa de lanzarla como cantante, el manager logró meter a Marianne al estudio junto a Keith y Mick para grabar lo que sería el sencillo debut de la joven londinense.
Poco después de que Marianne Faithfull la lanzara, Jagger y Richards la regrabaron con algunos ajustes de instrumentación y la lanzaron como parte del disco December’s Children (And Everybody’s) de los Stones (aunque solo ellos dos participan en la canción).
“Sympathy For The Devil” y el libro que Marianne le regaló a Mick
Mick Jagger llegó a afirmar que Marianne Faithfull “me estaba educando… Leía mucha poesía, mucha filosofía”. La joven cantante, que era una lectora voraz, le regaló a su entonces novio una copia del libro El maestro y Margarita, del autor soviético Mikhail Bulgakov.
Aquel libro, según Genius, nos muestra la historia de cómo el Diablo vaga por Moscú en la década de 1930 haciéndole bromas y realizando todo tipo de acciones a la gente codiciosa, entre otras cosas.
Tomando los elementos narrativos del Diablo como personaje central y autor de todo tipo de fechorías, Jagger compuso “Sympathy For the Devil” desde la perspectiva de este personaje diabólico “rico y de buen gusto” que se atribuye todo tipo de asesinatos y tragedias históricas, todo como una forma del compositor de hablar de la decadencia de la humanidad.
Sin Marianne Faithfull, posiblemente ese libro nunca hubiera llegado a manos de Mick Jagger… y sin eso, quién sabe si la canción hubiera existido.
“Wild Horses” y las versiones diferentes sobre su inspiración
Sobre “Wild Horses”, hay un consenso medio extraño acerca de si realmente Marianne Faithfull inspiró parte de la canción. El coro de la canción dice: “Wild horses could not drag me away…”, y durante mucho tiempo se pensó que esa frase venía de una experiencia con Marianne.
Ella dice en su biografía que luego de pasar varios días en coma por una sobredosis en 1969, despertó y la primera frase que le dijo a Mick fue: “ni los caballos salvajes me podrían arrastrar”, algo que supuestamente era una analogía sobre el peligro que corrió por esa situación.
Sin embargo, Mick Jagger dijo en las del disco recopilatorio de la banda de 1993 dijo que: “Todo el mundo siempre dice que se escribió sobre Marianne, pero no creo que fuera así; para entonces todo eso ya había pasado“.
Entre detalles y demás, lo que sí es un hecho es que la canción nació gracias a Keith Richards. El guitarrista se sentía triste por tener que salir de gira y alejarse de su hijo recién nacido, lo que le motivó a componer una canción de cuna que de a poco se convirtió en una canción en forma.
Y una vez que llegó a manos de Jagger, la letra tomó un tinte más sombrío. No sabemos a ciencia cierta qué tanto se inspiró la canción en Marianne… pero “Wild Horses”, ya sea por mito o diferencias entre declaraciones con el vocalista, terminó ligada a la figura de Faithfull.
“Sister Morphine”, la otra colaboración que primero grabó Marianne Faithfull
Esta es quizá una de las canciones más oscuras de los Rolling Stones y una de las que mejor retratan las consecuencias de la adicción a las drogas y la debilidad que conlleva tanto física como emocionalmente.
La canción se hizo más conocida en la versión del disco Sticky Fingers de 1971, que para variar es considerado uno de los álbumes más pesimistas ya que habla mucho precisamente sobre el abuso de sustancias. Pero antes de que fuera lanzada en ese material, Marianne Faithfull la grabó como solista.
Sobre ello, también se ha dicho que la canción estaría inspirada en algún incidente sobre ella misma. Sin embargo, la propia Marianne dijo en su biografía que eso es un dato erróneo ya que para el momento en que la grabó, ni siquiera estaba cerca de considerarse una adicta.
Como señala la BBC, hubo una disputa legal por la canción por temas de co-autoría, lo cual se resolvió a su favor.
“I Got The Blues” y el rompimiento de Faithfull y Jagger
De esta canción, es difícil encontrar declaraciones donde Mick Jagger asegure que esta triste canción sobre el desamor y la separación este inspirada por Marianne Faithfull. Pero debido a que su relación terminó en 1970 y Sticky Fingers se lanzó en 1971, se considera como el desahogo del vocalista tras la ruptura con la artista.
Buena parte de esa idea recae en el verso traducido como: “He rezado para que estés a salvo en los brazos de alguien que te dará vida y no te hundirá con abusos”. Algunos consideran que el abierto estilo de vida de abuso de sustancias de Jagger, alimentó la propia adicción de Faithfull… así que ese verso tiene sentido de cierta forma.
“You Can’t Always Get What You Want”… ¿Una suplica para que Marianne Faithfull dejara la heroína?
Otra de las grandes canciones de The Rolling Stones que, comúnmente, se dice que estuvieron en parte inspiradas por Marianne Faithfull. En una entrevista bastante complicada de encontrar en internet, ella supuestamente dijo alguna vez que contribuyó en esta y otras canciones sobre el abuso de drogas.
“Sé que me usaron como musa para esas duras canciones sobre drogas. Sabía que me estaban utilizando, pero era por una buena causa“, dijo según The Guardian. Sin embargo, es difícil encontrar qué experiencia, anécdota o suceso específico inspiró dentro de la letra de la canción, o cómo contribuyó.
Sin embargo, en el podcast 500 Songs, cuentan que Jagger compuso esta canción como una súplica para que Faithfull dejara de consumir heroína… y esto, sería solo parte del montón de lecturas, referencias e inspiraciones que tenía la canción.
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La historia del Gramófono, el famoso trofeo de los premios Grammy
Lo que necesitas saber:
Todos conocemos el Gramófono, el trofeo que se entrega en los premios Grammy pero, ¿conocen su historia y cómo se hace? Acá les contamos
Podemos estar o no de acuerdo con la relevancia en la actualidad del Grammy para un artista, banda, productor o compositor. Sin embargo, no podemos negar que es un premio que a cualquiera dentro de la industria musical le gustaría tener en su vitrina no solo para presumirlo, también para agregarle un montón de prestigio a sus curriculums.
Cuando pensamos en los Grammy, inmediatamente se nos viene a la cabeza el famoso Gramófono, la estatuilla que se lleva el ganador de cada una de las categorías. La gran mayoría lo ubicamos, pero ¿saben de dónde surgió e incluso cómo se hace? Bueno, si ustedes tienen esa curiosidad, quédense que acá les contamos la historia de este trofeo.
Esta es la historia del Gramófono, el famoso trofeo de los premios Grammy
Los premios Grammy –que comenzaron como los premios Gramophone y que originalmente se iban a llamar Eddie Awards en honor a Thomas Edison, inventor del fonógrafo– se llevaron a cabo por primera vez en 1959, con dos ceremonias en Beverly Hills y Nueva York. En ese momento, solamente los premios de la Academia, los famosísimos Oscar, y los Emmy reconocían a los artistas más destacados del cine y la televisión, pero no existía un equivalente musical.
Después del proyecto para la creación del Paseo de la Fama de Hollywood, que comenzó en la década de los 50, se empezó a notar un interés en la música y la industria discográfica dentro del mundo del entretenimiento, lo que llevó a la creación de los Grammy por parte de la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación como una forma de honrar a los compositores, letristas y músicos.
Desde aquella primera edición, los Grammy dieron el Gramophone (o Gramófono, como lo conocemos en español), el cual hace referencia al primer sistema de grabación y reproducción de sonido del mismo nombre patentado por Emile Berliner en 1887 y que, desde 1980 hasta mediados de la década de los 50, se utilizó como el dispositivo más común para reproducir sonido grabado, como la música.
Gracias a su diseño icónico y majestuoso, el Gramófono se convirtió en el trofeo más codiciado para cualquiera dentro de la industria musical. Inicialmente, las estatuillas de los Grammy se construían con plomo y se bañaban en oro. Sin embargo, eso terminó siendo un problema muy grande, ya que con el paso del tiempo, un montón de trofeos acabaron rompiéndose.
El trofeo de los Grammy está hecho de su propia aleación
Es por eso que la Academia de la Grabación decidió hacer un pequeño cambio en el metal utilizado para construir los trofeos. Para quien no lo sepa, el encargado de construir cada Gramófono que vemos año con año en la ceremonia se llama John Billings, el propietario de la empresa Billings Artworks y el mismo que se encargó de darle “nueva vida” a los premios que se entregan en los Grammy.
En 1990, el diseño original de los Grammy fue rediseñado. John cambió el plomo blando tradicional por una aleación de zinc y aluminio que desarrolló, la cual es más fuerte y menos propensa a dañarse, y que provocó que la estatuilla fuera más grande y majestuosa. A dicha fusión la llamaron Grammium y, como nunca antes se había usado, Billings la patentó como una marca registrada. Desde entonces, se usa para darle durabilidad y brillo a los trofeos de otras ceremonias de premiación.
Así se hace el Gramófono que reciben los ganadores de los Grammy
De acuerdo con Toronto Gold, John Billings (con la ayuda de su hijo y un amigo) se encarga de hacer a mano cada uno de los Gramófonos que se quedan los ganadores… así como lo leen. Él mismo se encarga de hilar, dale forma, limar, esmerilar, pulir y lustrar todas las estatuillas para asegurarse de que cada una esté construida a la perfección y luzcan majestuosas durante las ceremonias de los Grammy.
El proceso para crear este trofeo es más o menos el siguiente. Cada estatuilla está fabricada con latón hilado, y tanto el brazo, la base y la caja del Gramófono se hacen con el ya mencionado Grammium. Después de que los trofeos se funden con esta aleación, se bañan en oro de 24 quilates para darles el brillo intenso característico que notamos cuando los músicos y artistas suben al escenario a recibirlos.
Según la Academia de la Grabación, cada Gramófono pesa 5 libras y 4 onzas, y mide 9 pulgadas de alto. Y aunque se ve que si alguien se atreve a vender un trofeo de los Grammy, probablemente se lleve una buena lana, el valor de fusión de la estatuilla es muy difícil de estimar. ¿Por qué lo decimos? Bueno, pues porque el Grammium es una aleación única y no contiene metales preciosos (así que si alguna vez se encuentran uno de estos premios y quieren llevarlo al empeño, mejor guárdenlo).
Como pasa en todas las ceremonias de premiación, los trofeos que se ven en televisión durante los Grammy son “de muestra”, que se reutilizan todos los años. Las estatuillas reales se entregan a los ganadores después de la ceremonia con sus nombres y la categoría ganadora grabados en el premio para que los conserven. ¿Qué tal? ¿Conocían la curiosa historia del Gramófono y todo lo que hay detrás para construir el reconocimiento más importante de la industria musical?
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