Ay, canijo. Recientemente investigadores de la Universidad de Nebraska, en Estados Unidos, publicaron un estudio que demuestra que calentar recipientes de plástico en el microondas libera una cantidad espantosa de nano y microplásticos.

Si bien hasta el momento el efecto del consumo de microplásticos en la salud no está muy claro que digamos, seguramente muy saludable no será.

Los microplásticos al calentar plástico en el microondas

“Así como entendemos el impacto de las calorías y los nutrientes en nuestra salud, conocer el alcance de la ingestión de partículas de plástico es crucial para comprender el daño potencial que pueden causar“, explica el principal autor de la investigación, Kazi Albab Hussain.

Toda esta investigación comenzó cuando el autor principal se convirtió en papá. Un día se preguntó qué es lo que pasaba con los plásticos en los que viene la comida de los bebés cuando se calientan en el microondas.

Tomaron la decisión de hacer experimentos con dos recipientes de alimentos para bebés hechos de polipropileno y una bolsa reutilizable de poliestireno, ambos plásticos aprobados por la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos.

¿En qué consistió el experimento? Los investigadores llenaron los recipientes con agua desionizada o ácido acético al 3%, este último con la intención de simular productos lácteos, frutas, verduras y otros consumibles que son relativamente ácidos. Luego los calentaron a máxima potencia por 3 minutos en un horno de mil vatios. 

Encontraron que los bebés o los niños pequeños que consumen productos lácteos o agua calentada en microondas están consumiendo las mayores concentraciones relativas de plástico. Lo mismo si los alimentos o bebidas son refrigerados o almacenados por más de 6 meses.

Solo para que lo pongamos en números: En algunos casos esto podría liberar más de 2 mil millones de nanoplásticos y 4 millones de microplásticos por cada centímetro cuadrado de recipiente. Pero…

¿Qué son los microplásticos?

Los microplásticos son partículas de menos de 1/1000 de milímetro de diámetro. Los nanoplásticos son partículas más pequeñas.

Se trata de pequeñas piezas de plástico que contaminan el medio ambiente y provienen de cosméticos, ropa, artículos de pesca, desechos de plásticos de uso cotidiano y procesos industriales. 

Si bien aún no está bien claro qué tanto daño nos hace consumir microplásticos, hace poco investigadores de la misma Universidad de Nebraska hicieron un experimento interesante. 

Expusieron celulares renales embrionarias a partículas de plástico reales liberadas por contenedores. Después de 2 días, solo el 23% de las células lograron sobrevivir. 

Hace algunos años les contábamos sobre una investigación de microplásticos en heces de bebés y adultos, en Estados Unidos. 

La investigación analizó tres muestras de meconio, seis de heces de bebés y 10 de adultos que fueron recolectadas de personas que viven en Nueva York, en Estados Unidos. Específicamente se buscaron concentraciones de polietileno tereftalato (PET) y policarbonato (PC).

El asunto es que en las heces infantiles se encontraron entre 5 mil 700 y 82 mil nanogramos por gramo de PET y entre 49 mil y 2 mil 200 nanogramos de PC. Por sorprendente que parezca, en las heces de adultos se encontraron concentraciones menores que en los bebés: un promedio de 2 mil 200 nanogramos por gramo de PET.

¿Qué significa esto? A partir de lo encontrado se determinó que las exposiciones medias diarias de microplásticos de PET y PC en los bebés están entre 83 mil y 860 nanogramos por kilo de peso corporal, cifras “significativamente más altas” que las de los adultos.

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