Recientemente el alcalde de San Pedro Huamelula, una comunidad indígena chontal en el Istmo de Tehuantepec, se casó con una lagarta. Así también lo hizo el alcalde anterior, el que estaba antes y así, por años y años.

Pero ¿de dónde viene esta tradición? ¿qué hay detrás? Acá te contamos la increíble historia de este impresionante rito chontal.

La boda de la lagarta, un impresionante rito chontal

“Nos queremos y acepto casarme con la niña princesa“, dijo Víctor Hugo Sosa, el alcalde de San Pedro Huamelula, una comunidad chontal en el estado de Oaxaca.

Pero ¿por qué se casó con una lagarta? Todo es parte de un rito tradicional chontal que data de cientos de años atrás y es parte de la fiesta patronal de la comunidad, que se celebra entre el 24 y 30 de junio de cada año.

Como la mayoría de las tradiciones, esta es una festividad tradicional muy antigua que tiene su origen en la mezcla del catolicismo y las creencias indígenas. Así lo narra la profesora e investigadora en historiografía de México, Norma Patiño Navarro.

Si bien no hay una fecha exacta en la que este culto nación, podría remontarse a unos 500 años antes de Cristo y luego, tomó nuevos elementos con el proceso de conquista para transformarse en algo más o menos de lo que vemos ahora.

Lo que sí se sabe es que todo parte de un enfrentamiento entre dos grupos: los chontales y los huaves. 

Las distintas versiones que hay sobre esta tradición apuntan a que el conflicto surgió por el territorio, por un lugar para asentarse. Los chontales y los huaves tuvieron una pelea por mucho tiempo por el territorio en el que unos se consideraban locales y otros invasores. 

La fiesta de la comunidad es como una puesta en escena en donde todos cumplen un papel importante. Pero uno de los más importantes es para una lagarta, que representa a una niña princesa huave.

Ahora, hay muchas versiones. Algunas apuntan a que la princesa huave fue embrujada y la convirtieron en un lagarto. Otras que se convirtió en lagarto por decisión de su pueblo para llegar a tierras chontales a través del agua y casarse con el rey chontal.

Toda la representación que se vive en esta fiesta se centra en las batallas que tienen los unos con los otros por la tierra.

La niña princesa, como conocen a la lagarta, es el símbolo de alianza entre los grupos, el fin de la pelea, el fin de las discordia y la unión por amor. 

“De esta forma se establece una gran alianza simbólica que promete buenos augurios para la siembra y para la pesca. Es también un símbolo de fertilidad para la tierra“, explica la investigadora que ha participado en esta fiesta como invitada por varios años.

Después de todas las batallas y enfrentamientos actuados de la fiesta patronal, el penúltimo día de fiesta los huaves, que vienen del mar, protagonizan una procesión para llevar a la lagarta a la iglesia a bautizar. 

Un día después el presidente municipal en turno o alcalde debe casarse con ella, lo que representa simbólicamente la unión entre todos los miembros del pueblo. 

A veces se trata de una lagarta, a veces es un caimán. La idea es que sea este tipo de reptil que puede estar en agua y en tierra, como los orígenes de los huaves y de los chontales, un pueblo con origen en el mar y otro con origen en tierra. 

Y, aunque esta tradición ha tenido muchos cambios con el paso de los años, la esencia es más o menos la misma. La fiesta se celebra todos los años y este rito también.

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