Cine y Tv
«El Spiderverse marcó un antes y un después en la animación»: Cruz Antonio Contreras
En esta entrevista colaborativa, realizada por alumnos de la carrera de Comunicación de la Universidad Panamericana, el animador mexicano Cruz Antonio Contreras reflexiona sobre los caminos que le llevaron a proyectos como la película ganadora del Óscar Spider-Man: Un nuevo universo; las transformaciones que ha experimentado la animación en los últimos años, y la creciente conquista del «Spiderverse look».
La animación se encarga de dar vida a mundos desde cero, dentro de los que existen personajes peculiares con apariencias únicas que tienen el poder tanto de atraparnos como de conmovernos. Pero esta magia no puede ocurrir sin la creatividad de quienes se encuentran detrás. ¿Te has preguntado qué inspira a un animador?
En Cine PREMIERE tuvimos la oportunidad de platicar con Cruz Antonio Contreras, el animador mexicano originario de Iguala, Guerrero, que está conquistando a las a audiencias de todas las edades a través de su arte.
A sus 32 años de edad, los proyectos en los que ha participado se han convertido en un referente para los artistas visuales a nivel internacional. Tal es el caso de Monstruo del mar, que recientemente se convirtió en la película animada más vista en Netflix, o la ganadora del Óscar, Spider-Man: Un nuevo universo. Actualmente reside en Canadá y se desempeña en Sony Pictures como artista CFX, un área dedicada a trabajar en la ropa y el cabello de los personajes, elementos claves para lograr su adecuada caracterización y animación.
En entrevista, Cruz nos remonta a su infancia y comparte qué se siente sumergirse en aquellos mundos que desde niño admiraba y que hoy ha ayudado a revolucionar.
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Mariana Zamudio: ¿Recuerdas el momento clave en el que supiste que la animación era para ti y en el que te asumiste como animador y artista?
Cruz Antonio: A mí siempre me han gustado las películas animadas. Cuando yo era niño, pensaba que todas las películas animadas eran con dibujitos. Un día fui al cine con mis tíos, ya tenía como nueve años, a ver Harry Potter y la piedra filosofal, que era una película con efectos visuales orientada para niños. Eso yo nunca lo había visto. No sabía cómo se hacía esa magia, por mi cabeza no pasaba que se hacía por computadora. Ahora los niños ya lo saben. Antes no era tan obvio.
Pues yo me la creí y dije: “Esto se puede hacer en algún lugar, en algún lugar del mundo hay magia”. Ya con el paso de los años empecé a investigar cómo se hacían estas cosas. Vi que eran efectos visuales, me llamó muchísimo la atención y es por eso que hago lo que hago.
Joshua Sigler: ¿Qué series o películas animadas veías de niño que te inspiraron a ser lo que eres?
CA: Yo me la pasaba viendo Cartoon Network y Nickelodeon en ese entonces. Me aventaba Oye, Arnold, Bob Esponja, Rocket Power, Los Castores Cascarrabias, los que antes se llamaban Nicktoons, me gustaban muchísimo. Me gustaba todo lo de Hanna-Barbera, hasta Scooby Doo.
Yo no era tanto de películas porque crecí en una ciudad donde no había cine. Ir al cine era toda una experiencia. Nos teníamos que reunir todos los primos y todos los tíos y nos llevaban a otra ciudad para poder ir al cine.
Regina Hernández: ¿Qué has encontrado en la animación que en el live action no?
CA: Esta pregunta me encanta. Por algunos años yo estuve haciendo live action y en un inicio eso me llenaba porque me encantaba saber que estaba trabajando en una película con, no sé, Superman o en la Liga de la Justicia. Hasta que una vez en una revisión entregué lo que yo pensé era una simulación de ropa muy padre y uno de los directores me dijo: no, es que esta simulación se nota mucho, necesitamos hacer que no se vea. Y como que eso me dolió, ¿sabes?, porque dije, la simulación está padrísima y me estás pidiendo que no se vea. ¿Por qué? Porque llama mucho la atención. La gente que está viendo la película se enfocaría más en la ropa que en el personaje o en otra cosa. Y yo creo que esa es la razón por la que yo hago animación, porque en el live action yo escondo mi trabajo para que la gente no lo vea y pase desapercibido, mientras que en animación lo que hago es lo que está en pantalla. Es muy común escuchar, por ejemplo: qué bonito pelo tiene Elsa o qué bonita ropa tiene Ana. Pero eso no lo dicen en las películas live action. Y a mí me gusta enseñar lo que hago, así que….
Fernanda Ximena Conde: ¿Cuáles son los mayores desafíos a los que te has enfrentado en tu carrera y qué personaje te ha marcado más?
CA: En un inicio yo creo que fue el idioma. Tener que cambiar mi conocimiento de seis años de la experiencia que ya tenía acá, llegar [a Canadá] y hacerlo todo en inglés. Fue difícil. Ahora, yo creo que al inicio de cada proyecto, al inicio de cada película, siempre tienes esa sensación de dolor de estómago, de decir: “¿Qué tan difícil va estar? ¿Podré terminar? ¿Qué es lo que quieren?” Y ya después, cuando estás encaminado, ese sentimiento va desapareciendo un poquito.
¿Y qué personaje me gusta más o ha marcado más mi carrera? Yo creo que todos. Yo creo que se vuelven parte de tu familia. Es una tontería, pero yo sí lo veo así, porque son personajes que ves todos los días. Todos los días te despiertas, estás con ellos. Los ves por uno o dos años todos los días. Y hasta se siente feo cuando cierras esa última escena de esa última toma y sabes que ya no lo vas a volver a ver, quién sabe en cuántos años o tal vez jamás. Se siente raro. Son como tus amigos.
Hareth Peraza: Se ha hecho mucho énfasis en el hecho de que la animación no es un género, sino un medio para contar todo tipo de historias, no solo infantiles. ¿Qué crees que se necesita para que empecemos a verla y experimentarla más como un medio, como un lenguaje, y no necesariamente como un género específico?
CA: Yo creo que [necesitamos que] se empiecen a contar más historias. Siento que todavía la gente le tiene mucho miedo a invertirle a la animación para adultos, porque puede no ser tan redituable como la animación para niños.
Siento que las películas en las que estamos trabajando ahorita son para todo el público. Spider-Verse, por ejemplo, es una película que puede disfrutar cualquier persona de cualquier edad, incluso. Este año también terminamos Monstruo del mar, que está en Netflix. Igual es una película que puede ser disfrutada por cualquier persona.
Pero en los Óscar los presentadores decían que las películas animadas son estas películas que los niños disfrutan y los papás tenemos que aguantar. Y en esa categoría estaba nominada una película que habla sobre una persona que está enferma de SIDA y que tiene que huir de su país [Flee: Huyendo de casa]. Hay muchísimas historias que están siendo contadas, entonces, faltarle el respeto así a la animación… la verdad me dolió. Yo andaba bien iracundo en ese momento, a punto de golpear la tele (ríe). Pero sí, yo creo que lo que hace falta es contar buenas historias.
Hareth Peraza: En México existe una escuela fuerte de animadores, especialmente en stop-motion, cuyas historias desafían etiquetas y son de hecho bastante surreales y oscuras. ¿Qué crees que la animación de acá pueda aportar a esa conversación?
CA: Eso es algo que me gusta mucho de la animación mexicana, que no tenemos límites. Siento que la animación que se hace por acá, la animación hollywoodense, vive bajo un una esfera, bajo una burbuja, en donde te dicen: “No te vayas para allá porque no va a vender” o “no para acá porque a los niños no les va a gustar”. Y siento que en México no existe esa burbuja y se hace lo que sea. Y hay artistas que se arriesgan muchísimo para contar historias, que se arriesgan en técnicas a la hora de hacerlo. Siento que el talento mexicano no tiene límites. El problema es que acá no hay recursos para apoyar esas historias.
Viviana Aguilar: Has hablado antes sobre cómo existen muchas más historias de México que contar, más allá del Día de Muertos. ¿Qué historias te gustaría abordar a ti por medio de la animación?
CA: Algo que tenemos en México que no tienen en todos lados es la temporada de las posadas. Se me hace algo tan lindo y para mí es uno de los momentos más bonitos que tuve cuando crecía. Independientemente de toda la cuestión religiosa, yo hablo más de la convivencia de la gente en las calles, de que cierras una calle y estás conviviendo con tus vecinos. Eso no pasa acá. O sea, eso es extraño, súper raro. Y cuando lo cuentas por acá la gente se saca de onda. Les resulta súper, súper extraño. Yo acá no sé ni quiénes son mis vecinos, mientras que cuando yo crecía era muy común conocerlos y haber jugado con los niños de la calle.
Diego Westrup: Hoy, si un mexicano triunfa dentro de la industria, se considera un éxito que compartimos todos ¿Sientes que cargas una responsabilidad, al llevar la bandera mexicana en proyectos tan importantes como Monstruo del mar o Spiderverse?
CA: Yo creo que sí. Yo estoy dando todo de mí. Todo el corazón y todo mi trabajo para que la película salga lo mejor posible. En Across the Spiderverse ahorita, en mi departamento, somos tres mexicanos y dos mexicoamericanos. Los cinco somos muy unidos. Me ha tocado escuchar eso de que el peor enemigo de un mexicano es otro mexicano. Pero curiosamente eso no pasa en el mundo de la animación. Todos los mexicanos que yo he conocido acá te ayudan, siempre te echan la mano y siempre te dan un consejo. Entre nosotros nos ayudamos muchísimo. Somos muy unidos.
Mira aquí la entrevista con Cruz Antonio Contreras sobre Monstruo del mar
Saúl Ramírez: Cualquier artista quiere tener un impacto en las personas que lo ven. Como animador, ¿qué es lo que buscas generar en los espectadores?
Algo que me ha gustado mucho y que he buscado en los proyectos en los que trabajo es ese sentido de inclusión. Desde que empecé a trabajar en Spider-Man, saber que Miles es mitad latino y habla español con su mamá es algo que a mí me ha llenado mucho porque me hace sentir parte de.
Nos contaba uno de los directores de Spiderverse que en una ceremonia se le acercó un niño con su mamá, y que la mamá le decía: “Mira, mira, mira, él es el que hizo Spiderverse”. El niño se le acerca y le dice: “¿Es usted?, gracias por hacer un superhéroe que habla igual que yo y que se parece a mí”. Entonces dice el director: “Con esto me di por bien servido, me pueden quitar mi salario y estoy feliz”. Y ese tipo de historias me gustan mucho y son las que yo he buscado contarnos.
Saúl Ramírez: Viene la secuela Spider-Man: Across the Spiderverse, en la que también estás trabajando. ¿Qué es lo que sigue para Spider-Man? ¿Qué se ha planteado el equipo de animadores para esta nueva película?
CA: Cuando empecé en este proyecto, en Un nuevo universo, y empecé a ver las primeras etapas del proyecto, yo decía: “¿Cómo lograron esto? ¿Cómo estamos haciendo esto? ¿Cómo es que este estilo visual está siendo plasmado en animación?”. En mi cabeza no lo lograba concebir.
Ahora me está pasando exactamente lo mismo. Lo cual es raro, porque ya ha pasado mucho tiempo. He agarrado más experiencia todavía. Entonces, yo podría pensar que es muy difícil que algo me sorprenda. Y de repente llego a esta película otra vez y ver todas las pruebas que se están haciendo es una locura. Son cosas que en mi vida pensé que se iban a poder animar y se están animando. Lo único que puedo decirles es que si la uno les pareció una explosión visual, la dos es una locura.
Valeria González: ¿Cómo ha cambiado tu concepción del arte de la animación, sus objetivos, de cuando saliste de estudiar a hoy en día?
CA: Cuando salí de estudiar, la verdad sentí que me iba a morir de hambre. Ya con el paso de los años y con mucho trabajo duro, estoy en un momento en donde ya puedo decir que me encanta hacer lo que hago. Que mi trabajo salga en la televisión o en el cine, y que mi nombre salga ahí, la verdad es que ya es un extra. Para mí es un juego todavía haber estado en proyectos como Spiderverse, ya que es una película que cambió la animación. O sea, siento que hay un antes y un después de Spiderverse. Hace poco estaba leyendo un artículo en el que se decía que, antes, las películas animadas buscaban tener el «Pixar look». Es decir, todas buscaban verse como Pixar, pero que a partir de Spiderverse las películas nuevas están buscando tener el «Spiderverse look«. Y ya vemos películas como La familia Mitchell vs. las máquinas o incluso producciones como Pixar, por ejemplo Red, donde los personajes les cambian los ojitos a tipo animé. O películas como El gato con botas que va a estrenar este año y su trailer es idéntico al de Spiderverse. Ver que este tipo de animación se está empezando a crear en otros proyectos y saber que tú fuiste parte de ese que originó todo, pues es algo muy bonito.
Texto y edición:
Joshua Sigler
Saúl Ramírez
Viviana Aguilar
Diego Westrup
Gerardo González
Omar Ayala
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en este documental, un hipopótamo narra la crisis ambiental provocada por Pablo Escobar
Desde mediados de la década de los 80, Colombia enfrenta una peculiar crisis ambiental. Resulta que, un día, al conocido narcotraficante Pablo Escobar se le ocurrió que, en su zoológico privado, ubicado dentro de la finca apodada como Casa Nápoles, faltaban ejemplares de una especie: hipopótamos. Así, mandó traer a su tierra, primero desde África y después desde Estados Unidos, a cuatro de estos animales. Lo que él no imaginaba era que dos de ellos escaparían de la finca y se reproducirían, iniciando una sobrepoblación incontrolable.
Hoy ya son más de 170 hipopótamos los que rondan por el territorio colombiano, y la realidad es que su estancia en la región preocupa no sólo por el bienestar de los pobladores de las áreas cercanas al río Magdalena, donde los animales prefieren estar, sino porque no se tienen los recursos necesarios para que vivan ahí. Ante las llamadas a la acción, las autoridades no escuchan. Y los migrantes de cuatro patas y grandes mandíbulas siguen ahí. Ese es su nuevo hogar, aunque no lo hayan elegido.
Si bien la situación no se ha atendido de la debida forma, en 2007 sucedió algo que puso la problemática bajo el foco público, pues un grupo de cazadores asesinó a uno de estos hipopótamos traficados para satisfacer una personalidad estrafalaria. La prensa se encargó de darle un nombre al animal: Pepe.
El cineasta dominicano Nelson Carlo de los Santos Arias se enteró de esta historia y se puso manos a la obra para trasladarla a la pantalla. El resultado es en partes iguales una sátira del capitalismo y de los absurdos de las excentricidades, además de un ejercicio de estilo que derriba las barreras entre el documental y la ficción. Todo mientras el tenaz Pepe nos narra su travesía mediante voz en off.
En entrevista, el director del documental Pepe nos cuenta cuáles fueron las decisiones que informaron su cinta.
El documental tiene esta escena en la que vemos un letrero de la Casa Nápoles que, de manera muy irónica, dice: “Por favor, no alimentar a los animales. Protejamos a los animales”. Pero creo que, si algo no estaba haciendo Pablo Escobar, al mandar traer estos animales (para su finca), por su excentricidad, es protegerlos. ¿Siempre fue tu intención manejar este tono irónico para retratar otro aspecto del ambientalismo?
Sí, entiendo la pregunta. Yo creo que, como latinoamericanos, nuestras realidades están llenas de ironías y de absurdos. Entonces, creo que mi trabajo, a veces, como realizador, a lo mejor se puede simplificar en decir: hay que ver una situación, una historia, un personaje, digamos, [y preguntarnos] qué emociones o qué figuras literarias o poéticas se construyen desde allí.
Yo creo que hay algo absurdo directamente en el origen de esta historia, porque Pablo Escobar yo creo que sería el primero que marca esa cultura de la excentricidad en los narcotraficantes, que de alguna u otra forma es otra cara del capitalismo puro y duro, y que también ejerce el Estado o sus élites políticas. Creo que el contrabando es el [lado] negativo del poder político económico de nuestros países desde la colonia. Entonces, esas historias de dominaciones son absurdas porque acaparan las vidas de las personas de una forma arbitraria, esa forma arbitraria de dominación.
A veces, nosotros los latinoamericanos hemos aprendido a reírnos sobre eso, pero nuestros ancestros africanos en el Caribe nos enseñaron a reírnos cuando realmente llorábamos. Al cambiar el llanto por la risa, [todo] se complejizaba. Entonces, para mí, por eso el humor es tan importante, porque es una forma de resistencia, de asumir el absurdo de las dominaciones.
Tengo entendido que una parte de la idea para esta película vino cuando tú en 2007 supiste, a través del trabajo de Camilo Restrepo (afamado artista visual colombiano), de un animal que asesinaron en el río Magdalena. Desde que te enteraste de este incidente, ¿qué tanto cambió tu idea para llegar a lo que vemos en pantalla? Y, por otra parte, ¿qué tanto acercamiento tuviste con Camilo para trabajar en esta película?
En realidad, Camilo no trabaja en la película, sino que cuando yo terminé una película que se llama Cocote (2017), terminé muy cansado. Yo siempre quise ir a Colombia. Tenía algunos amigos ahí y en distintas ciudades, y como no tenía el dinero para andar en hoteles y cosas así, me quedaba donde los amigos. Entonces me quedé en la casa de Camilo cuando conocí Medellín. Él tenía una escultura [de Pepe] en su sala y me contó la historia como salió en los periódicos, [o en internet]. Bastaba simplemente buscarlo y salían distintas cuestiones.
Pero cuando él me lo cuenta, tiene un error. Tiene un error biológico en su relato, porque él me dice que cuando un hipopótamo se pelea con el dominador –o sea, con el alfa– y pierde, él debe irse de la manada para encontrar otra. Lo exilian. Y lo que le pasó a este hipopótamo es que se fue exiliado en busca de otra manada sin saber que no existe, porque él no está en el continente africano, está en el continente americano. Pero cuando yo comienzo a investigar, me doy cuenta de que [lo que dijo Camilo] no es verdad, que en realidad los hipopótamos machos, cuando pierden la pelea, se van con una hembra y así es que ellos se expanden en el territorio. Entonces, así se van multiplicando. Eso es una idea completamente diferente. Es el crecimiento de una población desplazada que llega a través de un secuestro, ¿no? Como pasó con migrantes africanos o árabes, con plantas, vacas, burros o caballos.
Ese error biológico fue lo que me despertó. (…) Empecé a pensar en todas esas personas que han muerto en este continente sin saber realmente dónde estaban, por todas estas migraciones y la construcción de este mundo occidental que tenemos, que tiene su base en la colonización del continente americano. Luego ellos se van a expandir al mundo, pero digamos que hay una conquista de la América que va a marcar la pauta de dominación que hoy conocemos.
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¿Qué te atrae de la docuficción para contar este tipo de historias? ¿Por qué decidiste que tenía que ser una docuficción?
Comencé a estudiar cine formalmente cuando tenía 20 años, aunque ya a los 17 o 18 hacía cortos. Me gané una beca y me fui a estudiar a Buenos Aires porque en Dominicana no había escuela de cine. Para nuestra generación, la docuficción era lo peor que se podía decir porque la docuficción era un modelo mainstream de la televisión norteamericana. Me he dado cuenta de que no participo tanto del mundo del cine. Más bien, cuando hago una película, salgo a los festivales y veo lo que está pasando y todo eso. Pero en mi vida normal, aunque veo un montón de películas, estoy en otro mundo, casi no tengo amigos en el cine, para que tú entiendas.
Entonces, ahora que volví a salir al mundo con esta película, me encontré con que la palabra “docuficción” se había normalizado. Para mí, era un insulto decir que una película era una docuficción porque implicaba una cosa horrible de la televisión norteamericana de los 90 o principios de los 2000. Yo diría que, más que una docuficción –que, por Dios, no quisiera hacer nunca–, lo que realmente estoy haciendo es una ficción. Ante todo, mi película se constituye como una ficción, porque una definición rápida de ficción, digamos, es todo aquello que construye un verosímil en sí mismo, ¿verdad?
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Hay una discusión muy vieja de Godard en la cual todo es ficción y todo es documental al mismo tiempo. Y en todo caso, cuando uno filma algo, la imagen en sí misma guarda esa particularidad. (…) Te voy a poner un ejemplo: una imagen siempre es ficción y siempre es documental porque, cuando estamos filmando a un actor, estamos filmando al personaje de la película, pero también estamos filmando al actor que hace de ese personaje. Otro ejemplo es cómo se da el problema del tiempo en el cine. En el cine se da al mismo tiempo un tiempo que es directo, que es el tiempo de la toma, y también un tiempo que es construido en el montaje. El cine en sí mismo, o la imagen del cine o ese lenguaje al que nosotros llamamos cine, ya es un lenguaje que es un mutante que lleva en sí mismo dualidades, en vez de ser dicotómico. La docuficción lo vuelve dicotómico cuando en realidad hay una dualidad en la imagen en la que uno puede abrazar ese documento que se está pensando y, al mismo tiempo, se está creando una fábula, como en el caso de Pepe.
Otra de las conversaciones que creo que se pueden abrir con tu película es con respecto a las palabras y los idiomas. Me gusta mucho cómo Pepe comienza su viaje hablando en otro idioma, pero cuando ya está en Colombia, en otros pasajes de su vida, nos habla en español. ¿Cómo fue para ti difuminar esas líneas en el idioma?
Mira, yo vengo de un territorio muy oral, ¿no? Del Caribe. Tal vez ya no lo tengo tan marcado porque tengo la mitad de mi vida viviendo fuera, y la verdad es que cuando uno vive fuera, sobre todo en otros países hispanohablantes, uno se adapta una forma en la que nos podemos comunicar. Pero digo, el castellano dominicano es un castellano bastante lejos de la regla. Es algo que, por ejemplo, tú y yo podemos ir a un barrio y, a pesar de que yo te estoy hablando así, yo entiendo perfectamente todo lo que está pasando y tú no vas a entender absolutamente nada.
Entonces, la oralidad en el Caribe es maravillosa, porque la oralidad del Caribe es casi un créole. Es un créole y la invención del humor en el Caribe es la destrucción del lenguaje como nosotros lo conocemos. Es todo lo contrario a Colombia y México, que tienen un castellano bastante cercano a la regla. En el Caribe se destruyen las lenguas coloniales. Por ejemplo, en el Caribe francés directamente hay un créole.
Para mí, la oralidad con la cual yo trabajo es mi inspiración para pensar en el montaje. Cuando pienso en el montaje o en la idea de hacer significación en el montaje, no pienso en reglas narrativas. La oralidad caribeña, loca, disruptora, fuera de las reglas, es más inspiradora para mí que el arco del héroe.
Eso lo tomo de un gran pensador caribeño, para quien la oralidad no se contenta simplemente con describir los paisajes, sino que los construye al mismo tiempo. Por eso quise que Pepe abordara todos esos lenguajes que intervienen en ese hecho histórico. Entonces, él comienza hablando en Bukushu, que es el lenguaje predominante del río Cabango. Luego habla afrikáans. Afrikáans es una creolización del holandés con palabras bantúes. Se le habla afrikáans porque es el idioma que en ese territorio que hoy conocemos como Namibia fue el idioma del opresor y el que realmente colonizó a la mayoría de las tribus ahí. Y evidentemente, habla español o castellano porque llega a una América hispana.
Para mí, Pepe tenía que tener esa esquizofrenia que tiene el ser que, como todos nosotros, somos producto de un proceso de colonización.
Pepe ya está disponible en MUBI.
José Roberto Landaverde Me fascina escribir, escuchar, leer y comentar todo lo relacionado con el cine. Me encanta la música y soy fan de The Beatles, Fleetwood Mac y Paramore. Mis películas favoritas son Rocky y Back to the Future y obvio algún día subiré los “Philly Steps” y conduciré un DeLorean. Fiel creyente de que el cine es la mejor máquina teletransportadora, y también de que en la pantalla grande todos nos podemos ver representados.
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2024: Un año de musicales, sorpresas y grandes eventos
Se termina 2024, uno de los años más extraños y reveladores que la industria ha experimentado recientemente. Si bien, tuvimos los clásicos taquillazos que abarrotaron los cines (y agotaron palomeras coleccionables), también hubo fracasos que sacudieron a más de un estudio, polémicas capaces de convertir las redes sociales en un campo minado, y eventos que hicieron de este, un año inolvidable. Digamos adiós al 2024 con un repaso por aquellas películas y eventos que marcaron la agenda en los últimos meses.
Todo inició con la batalla final del llamado Barbenheimer. La temporada de premios se convirtió en el escenario perfecto para que Greta Gerwig (directora de Barbie) y Christopher Nolan (realizador de Oppenheimer) se hicieran presentes en casi todas las ceremonias de la industria. Aunque la taquilla favoreció a la muñeca, los premios le dieron la victoria al hombre que creó la bomba atómica. Entre vestidos rotos y números musicales de ensueño, Emma Stone (con su segundo Óscar) y Ryan Reynolds (interpretando I’m Just Ken) también hicieron historia.
Quienes sufrieron en la primera parte del año fueron, principalmente, Dakota Johnson y Henry Cavill. Ella se enfrentó a las burlas y los comentarios de Madame Web, pero él no se quedó atrás con la decepción de Argylle: Agente secreto. Al final, la película nos traicionó y demostró que Cavill no era el protagonista (como se vendió), pero el daño a su imagen (por un fracaso más) ya estaba hecho. Si todos los que le dan like a sus fotos sexys en redes pagaran un boleto para verlo en el cine, las cosas serían diferente.
Godzilla y Kong regresaron para partirse la cara (otra vez), asegurar otra película y dejarnos algunos memes. Melissa Barrera nos demostró en Abigail por qué su despido de Scream fue todo un error, y Zendaya no sólo montó gusanos de arena. Con Desafiantes hizo que el tenis le pareciera emocionante hasta a quienes no lo entienden.
También llegó el pánico. No, no se debió a ninguna pandemia (toquemos madera), sino a dos fracasos sorpresivos que dejaron temblando a más de uno. Por un lado, Ryan Gosling y sus increíbles stunts en Profesión peligro le importaron a muy pocos. Por el otro, Chris Hemsworth y Anya Taylor-Joy demostraron con Furiosa: De la saga Mad Max que las interacciones en redes sociales tampoco equivalen a boletos vendidos en el cine. La baja taquilla de Amigos imaginarios y El planeta de los simios: Nuevo reino también hizo que muchos se mordieran hasta la cutícula. El fin del cine como lo conocemos parecía inevitable.
O al menos eso creíamos… ya saben que los cinéfilos a veces somos un poquito dramáticos.
Will Smith regresó con otra cachetada, pero ahora con guante blanco y dirigida a todos quienes dudaron de su poder taquillero. La cuarta película de Bad Boys dio inicio a un junio de ensueño. Los cines se llenaron de gente, las palomitas y los nachos se vendieron como antes, hubo familias incómodas, salas atiborradas, empleados con cansancio y cara de pocos amigos. Todo eso que sucede cuando hay un éxito histórico.
Y sí, ese éxito histórico tiene nombre: Intensamente 2, que se convirtió en la película más taquillera en la historia de México. Entre personas que compartieron sus frustraciones con Riley o se sintieron identificados con sus ataques de ansiedad, nadie pudo escapar de dicho título.
Todos los que se alegraban por los fracasos de Marvel Studios se comieron sus palabras. Deadpool y Wolverine (su único estreno del año) arrasó en la taquilla y rompió récords para una película con clasificación para adultos. El cine basado en cómics no ofreció propuestas tan fuertes como otros años, pero aquellas que sí llegaron (Madame Web, Hellboy: The Crooked Man, Guasón 2 y Kraven El Cazador), pasaron con más pena que gloria. Hasta a Venom le costó alcanzar la taquilla de sus antecesoras.
Otro aspecto inolvidable es la avalancha de musicales que recibimos en los últimos 12 meses. Los mexicanos todavía coreábamos las canciones de Wonka (o al menos aquellas que no son tan olvidables) cuando Chicas pesadas llegó a la cartelera. De forma mañosa, Paramount Pictures ocultó que se trataba de un musical, y aunque el impacto fue nulo a comparación del éxito de 2024, muchos ya desearíamos sus $100 millones de dólares recaudados.
Algo curioso ocurrió con Guasón 2: Folie à Deux, pues a semanas del estreno nadie parecía tener claro si era un musical o no. Lady Gaga lo negó, Todd Phillips (director) lo confirmó, y el mundo entero lo odió. Vaya diferencia con Wicked, cuyas canciones hicieron de algunas salas (y la premiere en el Auditorio Nacional) toda una fiesta. Tristemente, las canciones de Moana 2 no le llegaron a los talones a las de su antecesora. Y para cerrar el año tenemos Mufasa: El rey león, con canciones de Lin-Manuel Miranda… y la promesa de arruinar lo que conocíamos sobre el padre de Simba.
Para los amantes del terror, Desaparecer por completo demostró que el cine mexicano podría ofrecer propuestas muy originales. Un Tarot de la muerte se encargó de llenar la pantalla con sangre, y Lupita Nyong’o (con un gato) se enfrentó al primer día de la invasión en Un lugar en silencio: Día uno. Nicolas Cage se convirtió en Longlegs, y Sonríe 2 nos demostró que las maldiciones también acechan a las cantantes. Incluso la saga Alien revivió con éxito. Ojalá MaXXXine hubiera corrido con la misma suerte.
México fue el país seleccionado para grandes eventos, y no necesariamente por esa “regla” que relaciona las visitas de los actores con una terrible calidad. En realidad, es porque nuestro país se ha convertido en una de las economías más importantes para la industria hollywoodense. El elenco de Duna: Parte dos provocó gritos, lágrimas (y malas preguntas del programa Venga la alegría) en su visita al Auditorio Nacional de la Ciudad de México. Timothée Chalamet nos habló de futbol, se puso la playera de la Selección Mexicana y reafirmó por qué es uno de los favoritos del público.
Otras producciones siguieron los pasos de Duna: Parte dos, y así recibimos a los elencos de Furiosa: De la saga Mad Max, Bad Boys: Hasta la muerte, Beetlejuice Beetlejuice, Venom: El último baile y Wicked (al grito de ¡Ariana, hermana, ya eres mexicana!). Hasta Aaron Taylor-Johnson quiso cerrar el año en México, pues vino para presentar Kraven El Cazador, robarle suspiros a más de uno y despertar bajas pasiones en redes.
Por primera vez, la Comic-Con Experience (CCXP) celebró una de sus ediciones en México. Miles de fans se dieron cita para presumir su cosplay, comprar coleccionables, escuchar a sus artistas favoritos de cerca y sentirse parte de una comunidad. Sydney Sweeney promocionó Inmaculada, su más reciente película de terror. Los organizadores quedaron fascinados y ya anticipan una un espectacular regreso en 2025.
El Festival Internacional de Cine de Morelia también nos dejó otra edición para recordar. Nos visitaron Alfonso Cuarón, Rodrigo Prieto y hasta el enorme Francis Ford Coppola. Este último presentó Megalópolis, la vapuleada película que durante décadas quiso hacer y por fin lo logró. Es cierto que dicho título dejó a los espectadores confundidos, pero no tanto como los que se preguntaron qué demonios hacía la polémica Emilia Pérez (con su fallida representación de México) en el festival. Esperemos que, en 2025, más y más estrellas quieran visitar el país y no teman a los reporteros y conductores de Venga la alegría.
Fue un gran año para quienes gozan del cine mexicano y todas sus propuestas. José Eduardo Derbez consiguió su primer protagónico. Fiona Palomo y Alfonso Dosal nos estremecieron con Un actor malo, Osvaldo Benavides (sí, Nandito de María la del barrio) debutó como director con Noche de bodas, mientras que Rodrigo Prieto hizo lo mismo, pero con un clásico como Pedro Páramo. Firma aquí nos enseñó que el amor no debe ser perfecto, y Casi el paraíso convirtió al primer best seller mexicano en una película muy interesante. La querida Ana Serradilla también volvió, esta vez con una comedia sobre dos inseminaciones mal realizadas (Una pequeña confusión).
Isaac Ezban volvió a mezclar la fantasía, el horror y el drama familiar con Párvulos: Hijos del apocalipsis. Sujo, de Astrid Rondero y Fernanda Valadez emprendió el camino rumbo al Óscar, y Alonso Ruizpalacios impactó al público con La cocina, que lo llevó a conseguir una nominación en los Independent Spirit Awards. El ganador, al menos en cuanto a taquilla se refiere, fue Adrián Uribe con El candidato honesto. Esta es apenas la tercera película mexicana que supera los $100 millones de pesos (MDP) desde 2020.
Muchos podrán quejarse de Televisa a través de todos los medios posibles. Pero eso no evitó que La casa de los famosos México llegara a la conversación cinematográfica. A alguien se le ocurrió que la final de la segunda temporada se transmitiera en el cine, y los resultados fueron inquietantes: $1.97 MDP. Quizá a algunos no les parezca mucho, pero es más de lo que recaudaron 60 estrenos nacionales en todo el año. Muchos actores, analistas de la industria y directores sintieron más miedo con dicho dato que con Longlegs: Coleccionista de almas, Sonríe 2, o el acento de Selena Gomez en Emilia Pérez.
El año también será recordado por hacernos llorar… y mucho. Fue demoledor ver cómo Zac Efron perdió a casi toda su familia en Garra de hierro. Blake Lively y Justin Baldoni por poco y se avientan hasta los floreros en la filmación de Romper el círculo, pero vaya que conmovieron a millones de espectadores con la relación tóxica de sus personajes.
Muchos se identificaron con Demi Moore en La sustancia y su crisis frente al espejo. Otros tantos lloraron como bebés con la viudez de Andrew Garfield en El tiempo que tenemos. Pero si de “lágrimas sabrosas” hablamos, nada como el primer vuelo de Brillo en Robot salvaje o el primer abrazo de Elphaba y Glinda en Wicked. ¿Acaso no se siente bien dejar fluir nuestras emociones con un buen puño de palomitas como acompañamiento?
Ha llegado el momento de despedir el 2024, pero no podemos hacerlo sin mencionar todas esas propuestas que, sin esperarlo, se ganaron un lugar destacado. Ahí rondan un sanguinario payaso que rompió récords sin un gran distribuidor, Demi Moore con la actuación de su vida, Longlegs y su brillante marketing, Sydney Sweeney y Glen Powell derramando miel en Con todos menos contigo, y hasta Hugh Grant como un hereje perturbador.
¡Adiós, 2024! Y como dijeran en esa película que tiene tan en boga a Eugenio Derbez: ¡Hasta nos duele esa p*nche parte del cuerpo nada más de acordarnos de ti!
Juan José Cruz. Soy de los que siempre defendió a Robert Pattinson como Batman y puede ver la misma película en el cine hasta 7 veces. ¿Mi gusto culposo? El cine de terror de bajo presupuesto.
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Wicked deslumbra México: Ariana Grande, Cynthia Erivo y un mágico estreno en el Auditorio Nacional
La magia del mundo de Oz llegó a México con la espectacular premiere de la película Wicked en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México. El evento, que se llevó a cabo el 11 de noviembre de 2024, reunió a fanáticos del musical y a destacadas personalidades del espectáculo, convirtiendo la alfombra amarilla en un desfile de talento y glamour.
Una alfombra amarilla llena de estrellas
La alfombra amarilla, decorada con elementos inspirados en el mágico mundo de Oz, recibió a las estrellas principales de la película. Ariana Grande, quien interpreta a Glinda, deslumbró con un vestido blanco que evocaba la elegancia de su personaje. Por su parte, Cynthia Erivo, en el papel de Elphaba, conquistó a los presentes con su energía y cercanía, firmando autógrafos y compartiendo momentos con los asistentes.
Jonathan Bailey, quien interpreta a Fiyero, también estuvo presente, añadiendo un toque de encanto británico al evento. Los actores se mostraron emocionados por la calurosa recepción del público mexicano, quienes abarrotaron el Auditorio Nacional desde tempranas horas.
Celebridades mexicanas y un toque de nostalgia
El evento contó con la presencia de Danna Paola y Ceci de la Cueva, quienes dejaron su huella en la versión teatral de Wicked en México. Ambas actrices expresaron su orgullo por formar parte de este proyecto, con Danna Paola prestando su voz para la versión en español de Elphaba. La cantante tuvo un emotivo encuentro con Ariana Grande, quien elogió su interpretación con las palabras: “Suenas hermoso”.
Un evento para la historia
La premiere no estuvo exenta de momentos de emoción. La multitudinaria asistencia generó momentos de caos cuando algunos fanáticos cruzaron las vallas de seguridad en su afán por acercarse a las estrellas. A pesar de ello, el evento se desarrolló con éxito, dejando a los asistentes con la promesa de una película que estará a la altura de las expectativas.
El impacto cultural de Wicked en México
Wicked no solo ha sido un fenómeno en Broadway, sino que ha dejado una profunda huella en México a través de sus adaptaciones teatrales. Ahora, con su salto al cine, la historia de Elphaba y Glinda promete conquistar una nueva generación de fanáticos.
Con una dirección magistral de Jon M. Chu y actuaciones memorables, Wicked se perfila como uno de los estrenos más importantes del año, y México tuvo el privilegio de ser parte de este mágico viaje.
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