Cine y Tv
Películas que comenzaron como cortometrajes: Ve los orígenes de Whiplash, Sector 9 y muchos más
Los consolidados cineastas no saltaron a las grandes ligas de Hollywood de la noche a la mañana. Como en la mayoría de los inicios profesionales, tuvieron que escalar pequeños peldaños que, en el caso de la industria audiovisual, se traducen en la realización de comerciales, videos musicales o cortos. Este artículo va dedicado, precisamente, a éstos últimos. Echamos un vistazo a aquellas pequeñas producciones que, sin duda, sirvieron para impulsar la carrera de diversos directores al convertirse en importantes y exitosos largometrajes. A continuación, nuestra lista de películas que comenzaron como cortometrajes y no sabías.
12 Monos (Terry Gilliam, 1995)
Basado en el cortometraje: La Jetée, de Chris Marker (1962)
La Jetée es narrada a través de fotos fijas en blanco y negro, voz en off y una banda sonora tan inquietante como melancólica. Marker nos sumerge, de forma magistral, en la historia de un hombre prisionero que, tras la III Guerra Mundial, es utilizado para realizar viajes en el tiempo cuyo objetivo es buscar una alternativa para revertir el caos de una sociedad, ahora, sumergida en la tragedia. Mientras eso sucede, nuestro protagonista también trata de reconstruir el recuerdo de su amada en tiempos de guerra. Me atrevo a decir que, entonces, La Jetée es una auténtica obra maestra de la ciencia ficción.
Terry Gilliam se “roba” el argumento para construir el universo posapocalíptico de 12 monos, una película sobre viajes en el tiempo donde un preso es enviado al pasado para descubrir qué condujo al fin de la civilización. Sin embargo, el también director de Brazil, ingeniosamente, no sólo adereza su aclamada versión con la temática del tiempo y los recuerdos rotos, sino que a su vez se atreve a introducir a un grupo terrorista conocido como The Army of the Twelve Monkeys perpetradores de un virus mortal contra la humanidad. La película ofrece grandes actuaciones de la mano de Bruce Willis y Brad Pitt, quien, por cierto, obtuvo una nominación al Óscar.
Distrito 9 (Dir. Neill Blomkamp, 2009)
Basado en el cortometraje: Alive in Joburg, de Neill Blomkamp (2006)
Alive in Joburg fue concebido como un falso documental de ciencia ficción (mockumentary) que funge como una alegoría a temas como el apartheid acaecido en países como Sudáfrica. Esta versión distópica situada en el país africano sigue a un grupo de refugiados extraterrestres, quienes llegan a la Tierra y así acentuarse entre la población humana. La inesperada visita se convierte en caos cuando los alienígenas adoptan un carácter nómada, lo que provoca una tensión creciente entre los refugiados extraterrestres y la población civil de la Tierra.
Tiempo después de haber lanzado este proyecto, Neill Blomkamp -quien ya había hecho cortos inspirados en Halo– figuraba como el director de una posible adaptación fílmica de la exitosa serie de videojuegos bajo la producción de Peter Jackson (El señor de los anillos). Sin embargo, el proyecto nunca se concretó y esto significó, digámoslo así, un golpe de suerte para el cineasta sudafricano, pues Jackson le facilitó a Blomkamp $30 millones de dólares para que los invirtiera en el proyecto que quisiera y así nació Distrito 9, con la participación protagónica, de nueva cuenta, de Sharlto Copley. Distrito 9 fue nominada a cuatro premios Óscar, entre ellos Mejor guion adaptado y Mejor película.
Frankenweenie (Tim Burton, 2012)
Basado en el cortometraje: Frankenweenie, de Tim Burton (1984)
Frankenweenie también nació como cortometraje en 1984 o del mismo modo podríamos clasificar este título como un remake. Resulta que aquel material ochentero en blanco y negro fue dirigido por Tim Burton, cuando tenía 25 años, para Disney. Sin embargo, en aquella época la Casa del Ratón consideró que el cortometraje no era apropiado para el público infantil, ya que se trataba de un niño que resucitaba a su perro muerto -una historia bastante terrorífica para los ejecutivos del estudio, ¿no?-, y entonces lo archivó con la clasificación PG, pese a que estaba planeado estrenarlo en cines antes del reestreno de Pinocho, el 21 de diciembre de 1984. Tiempo después, cuando Tim Burton experimentó el éxito con Beetlejuice y Batman, Disney liberó el cortometraje Frankenweenie en formato casero en el año de 1994. Actualmente, el cortometraje aparece como extra en la película El extraño mundo de Jack (1993).
De hecho, Tim Burton le dijo a EW que haber filmado el cortometraje Frankenweenie en live action fue un golpe de suerte porque el actor Paul Reubens le llamó para dirigir La gran aventura de Pee-Wee (1985) después de ver el cortometraje. Como consecuencia prosiguieron los éxitos antes mencionados Beetlejuice, Batman y, obviamente, el largometraje animado (stop- motion) Frankenweenie en 2012. La película obtuvo una nominación al Óscar en la categoría de Mejor película animada.
Saw: Juego del miedo (James Wan, 2004)
Basado en el cortometraje: Saw 0.5, de James Wan (2003)
La saga completa de Saw, sin duda, se ganó un lugar especial en los anales del cine de horror y sigue tan vigente como una serie de larga duración que hasta Chris Rock se aventuró a protagonizar Espiral: el juego del miedo continúa (2021). Pero antes de llegar a ese punto, Saw inició como un cortometraje desarrollado y filmado en 2003 por el director australiano James Wan y su amigo de la universidad, el también director Leigh Whannell (El hombre invisible, 2020), quien, por cierto, también lo protagonizó en el papel de David. Es de destacar que David se convirtió en Adam Stanheight, quien fungió como personaje principal de la película Saw (2004) y posteriormente apareció en las siguientes entregas, pero a partir de cameos (vía).
Así pues, ambos directores llamaron la atención de Lionsgate y finalmente Saw se convirtió en un largometraje cuyo estreno se efectuó -antes de llegar a salas comerciales- en el Festival de Cine de Sundance. Podemos decir, entonces, que el atractivo principal de Saw ha sido la tortura fisca y psicológica de un juego sangriento y mortal donde ninguna víctima escapa.
El despertar del diablo (Sam Raimi, 1981)
Basado en el cortometraje: Within the Woods, de Sam Raimi (1978)
Todos ubicamos esa dupla compuesta por el actor Bruce Campbell y el director Sam Raimi gracias a El despertar del diablo. Sin embargo, sus colaboraciones datan desde los años 70 gracias a varios cortos con los que dio inicio la carrera del también director de Spider-Man. El despertar del diablo, justamente, es muy importante en la carrera de Raimi, pues significó su debut como director. Pero esta ópera prima, perteneciente al género de horror, no se habría convertido en un filme de culto, de no ser por la realización de Within the Woods en 1978.
Sam Raimi llamó a su viejo amigo Bruce Campbell para filmar con una cámara Super 8 Within the Woods con un presupuesto estimado de apenas $1,600 dólares. El propósito de Raimi era, por supuesto, llamar la atención de los productores y así convertir su cortometraje de bajo presupuesto en una de las franquicias de terror más importantes del cine. El cometido se logró tras proyectar Within the Woods junto con El show de terror de Rocky en un cine local (vía). El resto es historia y actualmente Within the Woods es considerada una precuela de la exitosa franquicia El despertar del diablo.
Boogie Nights: Juegos de placer (Dir. Paul Thomas Anderson, 1997)
Basado en el cortometraje: The Dirk Diggler Story, de Paul Thomas Anderson (1988)
De entrada, esta película de Paul Thomas Anderson debe considerarse como uno de los mejores filmes que nos regaló la década de los años 90 y que además consolidó su carrera, otorgándole una nominación al Óscar en la categoría de Mejor guion original. La película, protagonizada por Mark Wahlberg, sobre un joven que busca construir una exitosa carrera dentro del cine pornográfico en California durante los años 70, pero que se da de topes por los altibajos en dicha industria, también comenzó como un cortometraje.
El material se llama The Dirk Diggler Story y fue escrito y dirigido por Paul Thomas Anderson cuando apenas tenía 17 años. Valiéndose del falso documental (mockumentary), el también director de Magnolia nos cuenta la historia sobre el ascenso y la caída de una estrella porno ficticia llamada Dirk Diggler. Por otra parte, dicho argumento está inspirado en la polémica vida de John Holmes, uno de los actores porno más famosos de la industria durante los años 70 y 80 (vía).
Whiplash: Música y obsesión (Dir. Damien Chazelle, 2014)
Basado en el cortometraje: Whiplash, de Damien Chazelle (2013)
Aunque la carrera de Damien Chazelle comenzó con Guy and Madeline on a Park Bench (2009), la realidad es que sus inicios como director resplandecieron con la película Whiplash en el año 2014, la cual obtuvo varios reconocimientos, entre ellos tres victorias en los premios Óscar: Mejor edición, Mejor edición de sonido y Mejor actor de reparto por la estupenda interpretación de J.K. Simmons como Fletcher. Cabe acotar que Chazelle también recibió su primera nominación al Óscar por este trabajo.
Pero nada de eso hubiera sido posible, si, un año atrás, el cineasta no hubiera vertido parte de la idea original dentro de un cortometraje del mismo nombre protagonizado por J.K. Simmons y por Johnny Simmons -y no Miles Teller- como Andrew Neiman. Resulta que para levantar el largometraje y conseguir financiamiento, Chazelle se propuso rodar una de las escenas del guion original, convertirla en cortometraje, participar en concursos destinados a este tipo de trabajos y, finalmente, presentárselas a los productores para llamar su atención (vía). Su intento rindió frutos y, de hecho, el cortometraje Whiplash consiguió el Premio del Jurado de Cortometraje en el Festival de Cine de Sundance. Lo que queda claro del cortometraje y el largometraje Whiplash es que nadie, absolutamente nadie como J.K. Simmons para interpretar a ese profesor de música con tan peculiares y rigurosos métodos de enseñanza.
Cuando las luces se apagan (Dir. David F. Sandberg, 2016)
Basado en el cortometraje: Lights Out, de David F. Sandberg (2013)
Antes de ¡Shazam!, el cineasta sueco David F. Sandberg había dirigido un buen puñado de cortos. Atraído por el terror, puso en marcha Lights Out, un cortometraje de casi 3 minutos que siempre hace preguntarnos: ¿qué es lo peor que puede pasar cuando estamos solos en nuestra habitación? El impacto fue tan avasallador en internet que, de inmediato, llamó la atención de los productores de Hollywood y así nació, tres años después, Cuando las luces se apagan, que con tan sólo un presupuesto de $4,900,000 MDD, alcanzó $148,868,835 MDD en taquilla global.
Mamá (Dir. Andy Muschietti, 2013)
Basado en el cortometraje: Mamá, de Andy Muschietti (2008)
Al inicio de este artículo hablamos de como Peter Jackson “apadrinó” a Neill Blomkamp para hacer realidad la película Distrito 9. Ahora toca el turno de cómo el ganador del Óscar Guillermo del Toro impulsó la realización de Mamá, de Andy Muschietti, para convertirla en una exitosa película de terror.
El cortometraje del cineasta argentino fue descubierto por el director tapatío, quien, como todos sabemos, es un auténtico aficionado al terror, lo sobrenatural y a las criaturas fantásticas. Así, tras tal descubrimiento, Mamá significó la ópera prima de Muschietti, quien hizo todo lo posible por mantener la idea original y pura de su cortometraje para extenderla en la película protagonizada por Jessica Chastain (vía). Sobra decir que Guillermo del Toro funge como productor de la película Mamá. De hecho, existe una versión reeditada del cortometraje que se utilizó como parte de la campaña de promoción de la película y que incluye una introducción de Guillermo del Toro. “Este cortometraje tiene un estilo limpísimo, técnicamente perfecto, y está cargado de emoción, de terror […] profundamente emocionante. Este cortometraje tiene un plano secuencia muy largo construido de varios planos unidos a través de la edición digital. Me demostró instantáneamente que Andy [Muschietti] era un director con estilo, pero con conciencia muy grande de la narrativa”, relata el director de La forma del agua.
Relic: Herencia maldita (Natalie Erika James, 2020)
Basado en el cortometraje: Creswick, de Natalie Erika James (2017)
En Relic: Herencia maldita, ópera prima de Natalie Erija James, se utilizan las convenciones del terror para enfrascarnos en una historia que explora las maldiciones familiares, el paso del tiempo y el deterioro del cuerpo a nivel físico y mental. Sin embargo, para verter todos esos elementos en una misma historia, la cineasta japonesa-australiana se basó en una experiencia personal; así como en el cortometraje de su propia autoría: Creswick.
Aunque hemos mencionado que Creswick inspiró el argumento de Relic: Herencia maldita y no es precisamente el cortometraje convertido en película, vale la pena por los elementos en común: la herencia de las enfermedades mentales, la dificultad para afrontar viejos traumas y la presencia de entidades malignas dentro de una casa. Cabe acotar que Creswick también se refiere a una ciudad australiana, sitio donde toma lugar tanto el cortometraje homónimo como Relic.
Bonus – Películas que comenzaron como cortometrajes
- The Babadook (2014) – Monster (2004)
- This Is The End (2013) – Jay & Seth vs. The Apocalypse (2007)
- Sin City (2005) – Frank Miller’s Sin City: The Customer Is Always Right (2004)
- 9 (2009) – 9 (2005)
- THX-1138 (1971) – Electronic Labyrinth THX 1138 4EB (1967)
- Juegos, trampas y dos armas humeantes (1998) – The Hard Case (1995)
- El Babadook (2014) – Monster (2005)
- Buscando el crimen (1996) – Bottle Rocket (1992)
- Napoleón Dinamita (2004) – Peluca (2002)
- Sling Blade (1996) – Some Folks Call It a Sling Blade (1994)
- Cashback (2006) – Cashback (2004)
- Half Nelson (2006) – Gowanus, Brooklyn (2004)
- Enredos de Oficina (1999) – Milton (1991)
- Machete (2010) – Trailer falso de Machete en Planeta Terror (2007)
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en este documental, un hipopótamo narra la crisis ambiental provocada por Pablo Escobar
Desde mediados de la década de los 80, Colombia enfrenta una peculiar crisis ambiental. Resulta que, un día, al conocido narcotraficante Pablo Escobar se le ocurrió que, en su zoológico privado, ubicado dentro de la finca apodada como Casa Nápoles, faltaban ejemplares de una especie: hipopótamos. Así, mandó traer a su tierra, primero desde África y después desde Estados Unidos, a cuatro de estos animales. Lo que él no imaginaba era que dos de ellos escaparían de la finca y se reproducirían, iniciando una sobrepoblación incontrolable.
Hoy ya son más de 170 hipopótamos los que rondan por el territorio colombiano, y la realidad es que su estancia en la región preocupa no sólo por el bienestar de los pobladores de las áreas cercanas al río Magdalena, donde los animales prefieren estar, sino porque no se tienen los recursos necesarios para que vivan ahí. Ante las llamadas a la acción, las autoridades no escuchan. Y los migrantes de cuatro patas y grandes mandíbulas siguen ahí. Ese es su nuevo hogar, aunque no lo hayan elegido.
Si bien la situación no se ha atendido de la debida forma, en 2007 sucedió algo que puso la problemática bajo el foco público, pues un grupo de cazadores asesinó a uno de estos hipopótamos traficados para satisfacer una personalidad estrafalaria. La prensa se encargó de darle un nombre al animal: Pepe.
El cineasta dominicano Nelson Carlo de los Santos Arias se enteró de esta historia y se puso manos a la obra para trasladarla a la pantalla. El resultado es en partes iguales una sátira del capitalismo y de los absurdos de las excentricidades, además de un ejercicio de estilo que derriba las barreras entre el documental y la ficción. Todo mientras el tenaz Pepe nos narra su travesía mediante voz en off.
En entrevista, el director del documental Pepe nos cuenta cuáles fueron las decisiones que informaron su cinta.
El documental tiene esta escena en la que vemos un letrero de la Casa Nápoles que, de manera muy irónica, dice: “Por favor, no alimentar a los animales. Protejamos a los animales”. Pero creo que, si algo no estaba haciendo Pablo Escobar, al mandar traer estos animales (para su finca), por su excentricidad, es protegerlos. ¿Siempre fue tu intención manejar este tono irónico para retratar otro aspecto del ambientalismo?
Sí, entiendo la pregunta. Yo creo que, como latinoamericanos, nuestras realidades están llenas de ironías y de absurdos. Entonces, creo que mi trabajo, a veces, como realizador, a lo mejor se puede simplificar en decir: hay que ver una situación, una historia, un personaje, digamos, [y preguntarnos] qué emociones o qué figuras literarias o poéticas se construyen desde allí.
Yo creo que hay algo absurdo directamente en el origen de esta historia, porque Pablo Escobar yo creo que sería el primero que marca esa cultura de la excentricidad en los narcotraficantes, que de alguna u otra forma es otra cara del capitalismo puro y duro, y que también ejerce el Estado o sus élites políticas. Creo que el contrabando es el [lado] negativo del poder político económico de nuestros países desde la colonia. Entonces, esas historias de dominaciones son absurdas porque acaparan las vidas de las personas de una forma arbitraria, esa forma arbitraria de dominación.
A veces, nosotros los latinoamericanos hemos aprendido a reírnos sobre eso, pero nuestros ancestros africanos en el Caribe nos enseñaron a reírnos cuando realmente llorábamos. Al cambiar el llanto por la risa, [todo] se complejizaba. Entonces, para mí, por eso el humor es tan importante, porque es una forma de resistencia, de asumir el absurdo de las dominaciones.
Tengo entendido que una parte de la idea para esta película vino cuando tú en 2007 supiste, a través del trabajo de Camilo Restrepo (afamado artista visual colombiano), de un animal que asesinaron en el río Magdalena. Desde que te enteraste de este incidente, ¿qué tanto cambió tu idea para llegar a lo que vemos en pantalla? Y, por otra parte, ¿qué tanto acercamiento tuviste con Camilo para trabajar en esta película?
En realidad, Camilo no trabaja en la película, sino que cuando yo terminé una película que se llama Cocote (2017), terminé muy cansado. Yo siempre quise ir a Colombia. Tenía algunos amigos ahí y en distintas ciudades, y como no tenía el dinero para andar en hoteles y cosas así, me quedaba donde los amigos. Entonces me quedé en la casa de Camilo cuando conocí Medellín. Él tenía una escultura [de Pepe] en su sala y me contó la historia como salió en los periódicos, [o en internet]. Bastaba simplemente buscarlo y salían distintas cuestiones.
Pero cuando él me lo cuenta, tiene un error. Tiene un error biológico en su relato, porque él me dice que cuando un hipopótamo se pelea con el dominador –o sea, con el alfa– y pierde, él debe irse de la manada para encontrar otra. Lo exilian. Y lo que le pasó a este hipopótamo es que se fue exiliado en busca de otra manada sin saber que no existe, porque él no está en el continente africano, está en el continente americano. Pero cuando yo comienzo a investigar, me doy cuenta de que [lo que dijo Camilo] no es verdad, que en realidad los hipopótamos machos, cuando pierden la pelea, se van con una hembra y así es que ellos se expanden en el territorio. Entonces, así se van multiplicando. Eso es una idea completamente diferente. Es el crecimiento de una población desplazada que llega a través de un secuestro, ¿no? Como pasó con migrantes africanos o árabes, con plantas, vacas, burros o caballos.
Ese error biológico fue lo que me despertó. (…) Empecé a pensar en todas esas personas que han muerto en este continente sin saber realmente dónde estaban, por todas estas migraciones y la construcción de este mundo occidental que tenemos, que tiene su base en la colonización del continente americano. Luego ellos se van a expandir al mundo, pero digamos que hay una conquista de la América que va a marcar la pauta de dominación que hoy conocemos.
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¿Qué te atrae de la docuficción para contar este tipo de historias? ¿Por qué decidiste que tenía que ser una docuficción?
Comencé a estudiar cine formalmente cuando tenía 20 años, aunque ya a los 17 o 18 hacía cortos. Me gané una beca y me fui a estudiar a Buenos Aires porque en Dominicana no había escuela de cine. Para nuestra generación, la docuficción era lo peor que se podía decir porque la docuficción era un modelo mainstream de la televisión norteamericana. Me he dado cuenta de que no participo tanto del mundo del cine. Más bien, cuando hago una película, salgo a los festivales y veo lo que está pasando y todo eso. Pero en mi vida normal, aunque veo un montón de películas, estoy en otro mundo, casi no tengo amigos en el cine, para que tú entiendas.
Entonces, ahora que volví a salir al mundo con esta película, me encontré con que la palabra “docuficción” se había normalizado. Para mí, era un insulto decir que una película era una docuficción porque implicaba una cosa horrible de la televisión norteamericana de los 90 o principios de los 2000. Yo diría que, más que una docuficción –que, por Dios, no quisiera hacer nunca–, lo que realmente estoy haciendo es una ficción. Ante todo, mi película se constituye como una ficción, porque una definición rápida de ficción, digamos, es todo aquello que construye un verosímil en sí mismo, ¿verdad?
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Hay una discusión muy vieja de Godard en la cual todo es ficción y todo es documental al mismo tiempo. Y en todo caso, cuando uno filma algo, la imagen en sí misma guarda esa particularidad. (…) Te voy a poner un ejemplo: una imagen siempre es ficción y siempre es documental porque, cuando estamos filmando a un actor, estamos filmando al personaje de la película, pero también estamos filmando al actor que hace de ese personaje. Otro ejemplo es cómo se da el problema del tiempo en el cine. En el cine se da al mismo tiempo un tiempo que es directo, que es el tiempo de la toma, y también un tiempo que es construido en el montaje. El cine en sí mismo, o la imagen del cine o ese lenguaje al que nosotros llamamos cine, ya es un lenguaje que es un mutante que lleva en sí mismo dualidades, en vez de ser dicotómico. La docuficción lo vuelve dicotómico cuando en realidad hay una dualidad en la imagen en la que uno puede abrazar ese documento que se está pensando y, al mismo tiempo, se está creando una fábula, como en el caso de Pepe.
Otra de las conversaciones que creo que se pueden abrir con tu película es con respecto a las palabras y los idiomas. Me gusta mucho cómo Pepe comienza su viaje hablando en otro idioma, pero cuando ya está en Colombia, en otros pasajes de su vida, nos habla en español. ¿Cómo fue para ti difuminar esas líneas en el idioma?
Mira, yo vengo de un territorio muy oral, ¿no? Del Caribe. Tal vez ya no lo tengo tan marcado porque tengo la mitad de mi vida viviendo fuera, y la verdad es que cuando uno vive fuera, sobre todo en otros países hispanohablantes, uno se adapta una forma en la que nos podemos comunicar. Pero digo, el castellano dominicano es un castellano bastante lejos de la regla. Es algo que, por ejemplo, tú y yo podemos ir a un barrio y, a pesar de que yo te estoy hablando así, yo entiendo perfectamente todo lo que está pasando y tú no vas a entender absolutamente nada.
Entonces, la oralidad en el Caribe es maravillosa, porque la oralidad del Caribe es casi un créole. Es un créole y la invención del humor en el Caribe es la destrucción del lenguaje como nosotros lo conocemos. Es todo lo contrario a Colombia y México, que tienen un castellano bastante cercano a la regla. En el Caribe se destruyen las lenguas coloniales. Por ejemplo, en el Caribe francés directamente hay un créole.
Para mí, la oralidad con la cual yo trabajo es mi inspiración para pensar en el montaje. Cuando pienso en el montaje o en la idea de hacer significación en el montaje, no pienso en reglas narrativas. La oralidad caribeña, loca, disruptora, fuera de las reglas, es más inspiradora para mí que el arco del héroe.
Eso lo tomo de un gran pensador caribeño, para quien la oralidad no se contenta simplemente con describir los paisajes, sino que los construye al mismo tiempo. Por eso quise que Pepe abordara todos esos lenguajes que intervienen en ese hecho histórico. Entonces, él comienza hablando en Bukushu, que es el lenguaje predominante del río Cabango. Luego habla afrikáans. Afrikáans es una creolización del holandés con palabras bantúes. Se le habla afrikáans porque es el idioma que en ese territorio que hoy conocemos como Namibia fue el idioma del opresor y el que realmente colonizó a la mayoría de las tribus ahí. Y evidentemente, habla español o castellano porque llega a una América hispana.
Para mí, Pepe tenía que tener esa esquizofrenia que tiene el ser que, como todos nosotros, somos producto de un proceso de colonización.
Pepe ya está disponible en MUBI.
José Roberto Landaverde Me fascina escribir, escuchar, leer y comentar todo lo relacionado con el cine. Me encanta la música y soy fan de The Beatles, Fleetwood Mac y Paramore. Mis películas favoritas son Rocky y Back to the Future y obvio algún día subiré los “Philly Steps” y conduciré un DeLorean. Fiel creyente de que el cine es la mejor máquina teletransportadora, y también de que en la pantalla grande todos nos podemos ver representados.
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2024: Un año de musicales, sorpresas y grandes eventos
Se termina 2024, uno de los años más extraños y reveladores que la industria ha experimentado recientemente. Si bien, tuvimos los clásicos taquillazos que abarrotaron los cines (y agotaron palomeras coleccionables), también hubo fracasos que sacudieron a más de un estudio, polémicas capaces de convertir las redes sociales en un campo minado, y eventos que hicieron de este, un año inolvidable. Digamos adiós al 2024 con un repaso por aquellas películas y eventos que marcaron la agenda en los últimos meses.
Todo inició con la batalla final del llamado Barbenheimer. La temporada de premios se convirtió en el escenario perfecto para que Greta Gerwig (directora de Barbie) y Christopher Nolan (realizador de Oppenheimer) se hicieran presentes en casi todas las ceremonias de la industria. Aunque la taquilla favoreció a la muñeca, los premios le dieron la victoria al hombre que creó la bomba atómica. Entre vestidos rotos y números musicales de ensueño, Emma Stone (con su segundo Óscar) y Ryan Reynolds (interpretando I’m Just Ken) también hicieron historia.
Quienes sufrieron en la primera parte del año fueron, principalmente, Dakota Johnson y Henry Cavill. Ella se enfrentó a las burlas y los comentarios de Madame Web, pero él no se quedó atrás con la decepción de Argylle: Agente secreto. Al final, la película nos traicionó y demostró que Cavill no era el protagonista (como se vendió), pero el daño a su imagen (por un fracaso más) ya estaba hecho. Si todos los que le dan like a sus fotos sexys en redes pagaran un boleto para verlo en el cine, las cosas serían diferente.
Godzilla y Kong regresaron para partirse la cara (otra vez), asegurar otra película y dejarnos algunos memes. Melissa Barrera nos demostró en Abigail por qué su despido de Scream fue todo un error, y Zendaya no sólo montó gusanos de arena. Con Desafiantes hizo que el tenis le pareciera emocionante hasta a quienes no lo entienden.
También llegó el pánico. No, no se debió a ninguna pandemia (toquemos madera), sino a dos fracasos sorpresivos que dejaron temblando a más de uno. Por un lado, Ryan Gosling y sus increíbles stunts en Profesión peligro le importaron a muy pocos. Por el otro, Chris Hemsworth y Anya Taylor-Joy demostraron con Furiosa: De la saga Mad Max que las interacciones en redes sociales tampoco equivalen a boletos vendidos en el cine. La baja taquilla de Amigos imaginarios y El planeta de los simios: Nuevo reino también hizo que muchos se mordieran hasta la cutícula. El fin del cine como lo conocemos parecía inevitable.
O al menos eso creíamos… ya saben que los cinéfilos a veces somos un poquito dramáticos.
Will Smith regresó con otra cachetada, pero ahora con guante blanco y dirigida a todos quienes dudaron de su poder taquillero. La cuarta película de Bad Boys dio inicio a un junio de ensueño. Los cines se llenaron de gente, las palomitas y los nachos se vendieron como antes, hubo familias incómodas, salas atiborradas, empleados con cansancio y cara de pocos amigos. Todo eso que sucede cuando hay un éxito histórico.
Y sí, ese éxito histórico tiene nombre: Intensamente 2, que se convirtió en la película más taquillera en la historia de México. Entre personas que compartieron sus frustraciones con Riley o se sintieron identificados con sus ataques de ansiedad, nadie pudo escapar de dicho título.
Todos los que se alegraban por los fracasos de Marvel Studios se comieron sus palabras. Deadpool y Wolverine (su único estreno del año) arrasó en la taquilla y rompió récords para una película con clasificación para adultos. El cine basado en cómics no ofreció propuestas tan fuertes como otros años, pero aquellas que sí llegaron (Madame Web, Hellboy: The Crooked Man, Guasón 2 y Kraven El Cazador), pasaron con más pena que gloria. Hasta a Venom le costó alcanzar la taquilla de sus antecesoras.
Otro aspecto inolvidable es la avalancha de musicales que recibimos en los últimos 12 meses. Los mexicanos todavía coreábamos las canciones de Wonka (o al menos aquellas que no son tan olvidables) cuando Chicas pesadas llegó a la cartelera. De forma mañosa, Paramount Pictures ocultó que se trataba de un musical, y aunque el impacto fue nulo a comparación del éxito de 2024, muchos ya desearíamos sus $100 millones de dólares recaudados.
Algo curioso ocurrió con Guasón 2: Folie à Deux, pues a semanas del estreno nadie parecía tener claro si era un musical o no. Lady Gaga lo negó, Todd Phillips (director) lo confirmó, y el mundo entero lo odió. Vaya diferencia con Wicked, cuyas canciones hicieron de algunas salas (y la premiere en el Auditorio Nacional) toda una fiesta. Tristemente, las canciones de Moana 2 no le llegaron a los talones a las de su antecesora. Y para cerrar el año tenemos Mufasa: El rey león, con canciones de Lin-Manuel Miranda… y la promesa de arruinar lo que conocíamos sobre el padre de Simba.
Para los amantes del terror, Desaparecer por completo demostró que el cine mexicano podría ofrecer propuestas muy originales. Un Tarot de la muerte se encargó de llenar la pantalla con sangre, y Lupita Nyong’o (con un gato) se enfrentó al primer día de la invasión en Un lugar en silencio: Día uno. Nicolas Cage se convirtió en Longlegs, y Sonríe 2 nos demostró que las maldiciones también acechan a las cantantes. Incluso la saga Alien revivió con éxito. Ojalá MaXXXine hubiera corrido con la misma suerte.
México fue el país seleccionado para grandes eventos, y no necesariamente por esa “regla” que relaciona las visitas de los actores con una terrible calidad. En realidad, es porque nuestro país se ha convertido en una de las economías más importantes para la industria hollywoodense. El elenco de Duna: Parte dos provocó gritos, lágrimas (y malas preguntas del programa Venga la alegría) en su visita al Auditorio Nacional de la Ciudad de México. Timothée Chalamet nos habló de futbol, se puso la playera de la Selección Mexicana y reafirmó por qué es uno de los favoritos del público.
Otras producciones siguieron los pasos de Duna: Parte dos, y así recibimos a los elencos de Furiosa: De la saga Mad Max, Bad Boys: Hasta la muerte, Beetlejuice Beetlejuice, Venom: El último baile y Wicked (al grito de ¡Ariana, hermana, ya eres mexicana!). Hasta Aaron Taylor-Johnson quiso cerrar el año en México, pues vino para presentar Kraven El Cazador, robarle suspiros a más de uno y despertar bajas pasiones en redes.
Por primera vez, la Comic-Con Experience (CCXP) celebró una de sus ediciones en México. Miles de fans se dieron cita para presumir su cosplay, comprar coleccionables, escuchar a sus artistas favoritos de cerca y sentirse parte de una comunidad. Sydney Sweeney promocionó Inmaculada, su más reciente película de terror. Los organizadores quedaron fascinados y ya anticipan una un espectacular regreso en 2025.
El Festival Internacional de Cine de Morelia también nos dejó otra edición para recordar. Nos visitaron Alfonso Cuarón, Rodrigo Prieto y hasta el enorme Francis Ford Coppola. Este último presentó Megalópolis, la vapuleada película que durante décadas quiso hacer y por fin lo logró. Es cierto que dicho título dejó a los espectadores confundidos, pero no tanto como los que se preguntaron qué demonios hacía la polémica Emilia Pérez (con su fallida representación de México) en el festival. Esperemos que, en 2025, más y más estrellas quieran visitar el país y no teman a los reporteros y conductores de Venga la alegría.
Fue un gran año para quienes gozan del cine mexicano y todas sus propuestas. José Eduardo Derbez consiguió su primer protagónico. Fiona Palomo y Alfonso Dosal nos estremecieron con Un actor malo, Osvaldo Benavides (sí, Nandito de María la del barrio) debutó como director con Noche de bodas, mientras que Rodrigo Prieto hizo lo mismo, pero con un clásico como Pedro Páramo. Firma aquí nos enseñó que el amor no debe ser perfecto, y Casi el paraíso convirtió al primer best seller mexicano en una película muy interesante. La querida Ana Serradilla también volvió, esta vez con una comedia sobre dos inseminaciones mal realizadas (Una pequeña confusión).
Isaac Ezban volvió a mezclar la fantasía, el horror y el drama familiar con Párvulos: Hijos del apocalipsis. Sujo, de Astrid Rondero y Fernanda Valadez emprendió el camino rumbo al Óscar, y Alonso Ruizpalacios impactó al público con La cocina, que lo llevó a conseguir una nominación en los Independent Spirit Awards. El ganador, al menos en cuanto a taquilla se refiere, fue Adrián Uribe con El candidato honesto. Esta es apenas la tercera película mexicana que supera los $100 millones de pesos (MDP) desde 2020.
Muchos podrán quejarse de Televisa a través de todos los medios posibles. Pero eso no evitó que La casa de los famosos México llegara a la conversación cinematográfica. A alguien se le ocurrió que la final de la segunda temporada se transmitiera en el cine, y los resultados fueron inquietantes: $1.97 MDP. Quizá a algunos no les parezca mucho, pero es más de lo que recaudaron 60 estrenos nacionales en todo el año. Muchos actores, analistas de la industria y directores sintieron más miedo con dicho dato que con Longlegs: Coleccionista de almas, Sonríe 2, o el acento de Selena Gomez en Emilia Pérez.
El año también será recordado por hacernos llorar… y mucho. Fue demoledor ver cómo Zac Efron perdió a casi toda su familia en Garra de hierro. Blake Lively y Justin Baldoni por poco y se avientan hasta los floreros en la filmación de Romper el círculo, pero vaya que conmovieron a millones de espectadores con la relación tóxica de sus personajes.
Muchos se identificaron con Demi Moore en La sustancia y su crisis frente al espejo. Otros tantos lloraron como bebés con la viudez de Andrew Garfield en El tiempo que tenemos. Pero si de “lágrimas sabrosas” hablamos, nada como el primer vuelo de Brillo en Robot salvaje o el primer abrazo de Elphaba y Glinda en Wicked. ¿Acaso no se siente bien dejar fluir nuestras emociones con un buen puño de palomitas como acompañamiento?
Ha llegado el momento de despedir el 2024, pero no podemos hacerlo sin mencionar todas esas propuestas que, sin esperarlo, se ganaron un lugar destacado. Ahí rondan un sanguinario payaso que rompió récords sin un gran distribuidor, Demi Moore con la actuación de su vida, Longlegs y su brillante marketing, Sydney Sweeney y Glen Powell derramando miel en Con todos menos contigo, y hasta Hugh Grant como un hereje perturbador.
¡Adiós, 2024! Y como dijeran en esa película que tiene tan en boga a Eugenio Derbez: ¡Hasta nos duele esa p*nche parte del cuerpo nada más de acordarnos de ti!
Juan José Cruz. Soy de los que siempre defendió a Robert Pattinson como Batman y puede ver la misma película en el cine hasta 7 veces. ¿Mi gusto culposo? El cine de terror de bajo presupuesto.
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Wicked deslumbra México: Ariana Grande, Cynthia Erivo y un mágico estreno en el Auditorio Nacional
La magia del mundo de Oz llegó a México con la espectacular premiere de la película Wicked en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México. El evento, que se llevó a cabo el 11 de noviembre de 2024, reunió a fanáticos del musical y a destacadas personalidades del espectáculo, convirtiendo la alfombra amarilla en un desfile de talento y glamour.
Una alfombra amarilla llena de estrellas
La alfombra amarilla, decorada con elementos inspirados en el mágico mundo de Oz, recibió a las estrellas principales de la película. Ariana Grande, quien interpreta a Glinda, deslumbró con un vestido blanco que evocaba la elegancia de su personaje. Por su parte, Cynthia Erivo, en el papel de Elphaba, conquistó a los presentes con su energía y cercanía, firmando autógrafos y compartiendo momentos con los asistentes.
Jonathan Bailey, quien interpreta a Fiyero, también estuvo presente, añadiendo un toque de encanto británico al evento. Los actores se mostraron emocionados por la calurosa recepción del público mexicano, quienes abarrotaron el Auditorio Nacional desde tempranas horas.
Celebridades mexicanas y un toque de nostalgia
El evento contó con la presencia de Danna Paola y Ceci de la Cueva, quienes dejaron su huella en la versión teatral de Wicked en México. Ambas actrices expresaron su orgullo por formar parte de este proyecto, con Danna Paola prestando su voz para la versión en español de Elphaba. La cantante tuvo un emotivo encuentro con Ariana Grande, quien elogió su interpretación con las palabras: “Suenas hermoso”.
Un evento para la historia
La premiere no estuvo exenta de momentos de emoción. La multitudinaria asistencia generó momentos de caos cuando algunos fanáticos cruzaron las vallas de seguridad en su afán por acercarse a las estrellas. A pesar de ello, el evento se desarrolló con éxito, dejando a los asistentes con la promesa de una película que estará a la altura de las expectativas.
El impacto cultural de Wicked en México
Wicked no solo ha sido un fenómeno en Broadway, sino que ha dejado una profunda huella en México a través de sus adaptaciones teatrales. Ahora, con su salto al cine, la historia de Elphaba y Glinda promete conquistar una nueva generación de fanáticos.
Con una dirección magistral de Jon M. Chu y actuaciones memorables, Wicked se perfila como uno de los estrenos más importantes del año, y México tuvo el privilegio de ser parte de este mágico viaje.
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