Por: Mafer Olvera y Paola Palazón
Cada cabeza es un mundo. Cada una de las casi 8 mil millones de personas que habitamos este planeta tenemos un pensamiento, capacidades y habilidades cerebrales diferentes, en ello radica el encanto del mundo en el que vivimos: en la diversidad de cabezas y cerebros que en conjunto son llamadas neurodiversidades.
La neurodivergencia o neurodiversidades se relacionan comúnmente con aquellas personas diagnosticadas o identificadas con dislexia, dispraxia, déficit de atención, hiperactividad o autismo, al cual le vamos a dedicar este espacio. Por supuesto, existirán otras formas de comportamiento cerebral que aún falta mucho por estudiar. El cerebro es y seguirá siendo un enigma, pero cada día se avanza más en su comprensión desde el punto de vista clínico, orgánico y del comportamiento humano.
Uno de los avances que nos gustaría compartir es que hoy podemos hablar de neurodiversidades, lo cual nos parece importantísimo ya que refleja el espíritu con el que hoy presentamos este texto: las diferencias cerebrales son normales y no son deficiencias. Cuando hablamos de neurodiversidades incluimos sin estigmas a aquellas personas que aprenden, se comportan o piensan diferente.
Por ello aprovechamos este mes azul, dedicado al autismo, para que abracemos, valoremos la riqueza que nos ofrecen las diferencias y dejemos de tratarlas como anormalidades.
Desde 2008, la Asamblea General de Naciones Unidas declaró el 2 de abril como el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo. Activistas, padres y madres, organizaciones y asociaciones, han ido más allá de ese único día y han bautizado a todo abril como el mes azul. El color azul es asociado al autismo o TEA (Trastornos del Espectro Autista) porque el azul es el color del mar, que a veces puede estar en calma, pero a veces puede ser turbulento. Las personas que viven con autismo así como sus familias experimentan estos mismos cambios.
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De acuerdo con la Fundación ADANA, dedicada a mejorar la calidad de vida de personas que viven con trastornos del neurodesarrollo, “los Trastornos del Espectro Autista se definen como una disfunción neurológica crónica con fuerte base genética que desde edades tempranas se manifiesta en una serie de síntomas relacionados con la interacción social, la comunicación y la falta de flexibilidad en el razonamiento y comportamientos. El grado de gravedad, forma y edad de aparición de cada uno de los criterios va a variar de un individuo a otro, definiendo cada una de las categorías diagnósticas. A pesar de las clasificaciones, ninguna persona que presenta un TEA es igual a otro en cuanto a características observables”.
Para esta entrega, conversamos con Roxana Saravia, terapeuta especialista en Autismo y aprendizaje y Cofundadora de Programa Meta.
– ¿Qué es el autismo o TEA y cuáles son las señales más claras de su presencia?
El autismo es una diferencia neurológica que se ve reflejada en varias áreas de la vida como la de la comunicación, la social y la neurológica. Las señales no siempre son claras. Desde muy chicos, y dependiendo del grado de afectación, muchas veces las podemos observar en: el juego, la relación con los padres y personas cercanas, la comunicación, el lenguaje, conductas rutinarias, rigidez, conductas estereotipadas, entre otras.
– ¿Qué rol juega la sociedad en el desarrollo de las infancias con autismo?
Por lo general es un área que se ve afectada ya que su cerebro comprende de manera diferente los roles de la sociedad, lo cual no quiere decir que no les guste pertenecer y ser parte de una comunidad, pero la comunidad debe comprender que las personas con autismo entienden a la sociedad de diferente forma. Por ello deben aceptarlos e incluirlos en todo momento.
– ¿Cómo es la vida de un paciente diagnosticado con autismo?
Pueden tener una vida como ellos quieran, es importante comprender las necesidades de cada uno y recalcar que todo cerebro puede aprender nuevas cosas día con día, es un músculo que si lo pones en práctica puede lograr cualquier meta. No siempre es fácil, pero qué es fácil en esta vida.
– ¿Por qué es importante tener un día y un mes para visibilizar y fomentar la conciencia en torno al autismo y las neurodiversidades?
Es importante hacer conciencia de esta diferencia neurológica, para poder lograr tener un mundo más inclusivo. Si logramos esparcir la información y que día con día más personas comprendan que todos somos diferentes y nos aceptemos como somos podremos lograr un entorno mucho más armonioso.
Anthony Hopkins fue diagnosticado a los 70 años con Asperger. Greta Thunberg también tiene Asperger, y en un TED en el que participó en 2018 habla de una manera muy ocurrente sobre su trastorno. Algunos investigadores de las universidades de Oxford y Cambridge aseguran que Einstein también tenía Asperger. Lionel Messi, el ídolo de millones y una de las mayores estrellas del fútbol tiene un TEA.
Todos ellos han sido y son personas extraordinarias, que han dejado al mundo cosas inigualables. El valorar lo extraordinarias de nuestras divergencias y lo que éstas aportan al mundo es un trabajo de todos, de nuestra sociedad, por eso es tan importante visibilizarlas y fomentar su comprensión. Hoy celebramos no sólo que haya un 2 de abril, que haya un mes azul, sino que cada cabeza que habita este planeta sea diferente.
Mafer Olvera y Paola Palazón Seguel son creadoras de SIKI y Ser Mamá Hoy, plataformas de bienestar emocional y promoción de la salud mental. Mafer es creadora del modelo Hospital de las Emociones, consultora en juventudes y salud mental, y Paola es autora, emprendedora y creadora de proyectos de bienestar emocional y espiritual.
La entrada Mes azul: Hablemos del impacto del autismo y las neurodiversidades en la sociedad se publicó primero en Sopitas.com.
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