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Cien años de soledad, la novela inadaptable de Gabriel García Márquez

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Un pasaje de la magna novela Cien años de soledad narra cómo los habitantes de Macondo protagonizaron acaloradas rabietas a causa del primer cine del pueblo. Se sentían engañados, pues el sujeto que veían morir en la pantalla grande (a quien lloraban desconsoladamente) reaparecía tiempo después en una película distinta, vivito y coleando, y aparte «convertido en árabe». Aquel público primerizo no tenía noción de lo que era un actor ni de la ilusión cinematográfica, por lo cual un personaje dotado de un rostro específico –el cual posteriormente sería visto en otros filmes y papeles– resultaba problemático. Tan problemático como seguro lo era para Gabriel García Márquez en el plano de lo real, aunque debido a otras razones.

Cien años de soledad, perteneciente a la corriente del realismo mágico, sigue la historia de la familia Buendía en el pueblo ficticio de Macondo.

Durante décadas, el Nobel colombiano se opuso a que Úrsula Iguarán y José Arcadio Buendía exhibieran los rasgos faciales definitivos que otorgan el cine y la televisión. Es por ello que, desde su publicación en 1967, no ha podido concretarse ninguna adaptación audiovisual (oficial) de Cien años de soledad. Sin embargo, hace dos años Netflix consiguió los derechos de la novela para convertirla en una ambiciosa serie; queda la duda sobre si su autor –fallecido en 2014– hubiera aprobado el proyecto en el contexto actual y si el público estará satisfecho con el producto final… o se amotinará como casi hicieron los pobladores de Macondo, iracundos por lo que veían en pantalla.

La postura de Gabo

«La razón por la cual no quiero que Cien años de soledad se haga en cine es porque la novela, a diferencia del cine, deja al lector un margen de creación que le permite imaginarse a los personajes, a los ambientes y a las situaciones como ellos creen que son», expresó Gabriel García Márquez en alguna ocasión. Él descubrió que los lectores ponían el rostro de una abuela, un tío o un amigo en los personajes de su obra cumbre; por ello no tenía intención de –mediante una adaptación fílmica o televisiva– arruinar esa lectura tan íntima y personal que sólo la palabra escrita podía brindar.

«En cine no se puede», sentenció el escritor en una entrevista publicada en 1989. «En cine [los personajes] tienen la cara de Anthony Quinn, tienen la cara de Sophia Loren, tienen la cara de Robert Redford. Eso es inevitable y es muy difícil que un abuelito de nosotros se parezca a Robert Redford».

En aquella misma entrevista, Gabo destacó que Cien años de soledad fue escrita durante un pleito suyo con el cine. Originalmente redactó varios argumentos que intentó vender a distintos productores cinematográficos, pero siempre se los rechazaban bajo la excusa de que no conectarían con la gente. El colombiano tomó entonces esas ideas desestimadas, las juntó y con ellas erigió el mito literario de los Buendía. De acuerdo con el historiador Nicolás Pernett, incluso se esforzó por «hacer una novela que [más adelante] fuera difícil convertir en una película».

Ilustración de la dibujante chilena Luisa Rivera para la edición conmemorativa (por su cincuenta aniversario) de Cien años de soledad.

Cien años de soledad cuenta una historia descomunal que desmenuza un árbol genealógico de siete generaciones, desde la fundación del pueblo ficticio de Macondo hasta su declive. Por más horas que durara, un largometraje jamás habría sido un puente eficaz entre el libro y la pantalla. El novelista latinoamericano lo sabía a partir de su propia experiencia con guiones adaptados: su pluma recibe crédito por las películas El gallo de oro (Roberto Gavaldón, 1964) y Tiempo de morir (Arturo Ripstein, 1966), entre otras.

En los años 80, el actor y realizador mexicano Anthony Quinn –quien quiso tentar a Gabo con un millón de dólares para hacerse de los derechos del codiciado texto– declaró que éste funcionaría como un «serial televisivo de cincuenta horas». Entrados en el siglo XXI, veinte horas de duración bastarían para los planes de cierta plataforma de streaming

La apuesta de Netflix

El 6 de marzo de 2019, con motivo del 92 aniversario del nacimiento del ganador del Premio Nobel de Literatura, la empresa de la «N» roja anunció que una adaptación seriada de Cien años de soledad estaba en camino. Según los reportes iniciales, herederos de Gabriel García Márquez habían otorgado los permisos necesarios para levantar el proyecto con dos condiciones de por medio: la serie debía estar hablada en español y ser rodada principalmente en Colombia.

Tomando en cuenta el éxito internacional de producciones como Narcos, el cineasta Rodrigo García –hijo mayor de Gabo– comentó a The New York Times que «Netflix fue de los primeros en comprobar que la gente está más dispuesta que nunca a ver series producidas en otros idiomas [no inglés] con subtítulos».

Como productores ejecutivos del venidero show, justamente destacan los dos hijos del célebre literato. Rodrigo García es un director nominado al Emmy (Big Love, 2006) y ganador en Cannes (Things You Can Tell Just by Looking at Her, 2000), además de haber creado y producido series como In Treatment de HBO. Su hermano Gonzalo García es un diseñador gráfico con experiencia en títulos y créditos fílmicos, como los realizados para Gravedad de Alfonso Cuarón y Sonora de Alejandro Springall.

Últimas actualizaciones en torno al proyecto, emitidas en diciembre de 2020, aseveraban que Cien años de soledad podría englobarse en tres temporadas, cada una de entre seis y ocho horas de duración. Se reveló además que el puertorriqueño José Rivera (nominado al Óscar por Diarios de motocicleta) era quien trabajaba los guiones de la serie e incluso ya había escrito los primeros episodios, habiendo efectuado modificaciones que cabría esperar de cualquier adaptación.

“[Rivera] ha hecho un par de cambios que no están reinventando nada. Se parece mucho a la novela. Pero sí ha hecho un par de cosas estructurales, muy astutas, que no van a ser alarmantes. Es muy fiel al libro», afirmó Rodrigo García durante la octava edición del Festival Gabo en Colombia. «Gabo, en sus novelas, tiene muy poco diálogo. Y cuando hablan sus personajes, lo hacen de forma muy contundente, lapidaria y poética. Y el cine no aguanta eso. No pueden estar todos hablando como si fueran dioses».

Respecto al elenco, ningún fichaje ha sido resuelto todavía. ¿Serán rostros que, como hubiera querido Gabriel García Márquez, seguirán asociándose a la abuela o al tío a partir de quienes los lectores en Hispanoamérica originalmente imaginaron a los Buendía?

Gabriel García Márquez, en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara 2009.

«Más que la fama de un libro, el desafío con Gabo es la grandeza del universo verbal, que es parte importantísima del valor de la novela. Traspasarlo a la imagen de forma literal es muy complejo porque tiene muchos subtextos», llegó a declarar el cineasta chileno Andrés Wood, quien por su parte dirigirá una adaptación seriada de Noticia de un secuestro para Amazon Prime Video.

Del exponente del realismo mágico, otras obras que –en el transcurso del nuevo siglo– han sido llevadas al ámbito audiovisual incluyen El amor en los tiempos del cólera; Del amor y otros demonios y Memorias de mis putas tristes.

La entrada Cien años de soledad, la novela inadaptable de Gabriel García Márquez se publicó primero en Cine PREMIERE.



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