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Farewell Amor: migración, drama familiar y pasos de Kuduro

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Farewell Amor es una película dirigida por Ekwa Msangi, una directora tanzanoamericana que creció en Kenya. Retrata a una familia que se reúne en Nueva York después de 17 años separados por problemas de migración. La historia está contada desde tres perspectivas: la de Sylvia, la hija; Walter, el padre; y Esther, la madre. Se estrenó recientemente en MUBI.

Ekwa tiene experiencia dirigiendo televisión y cortometrajes, incluyendo Farewell Meu Amor, el corto de esta historia que realizó como prueba del concepto. Ekwa admira a cineastas como Bong Joon-ho, Ryan Coogler y Ava DuVernay; lo último que vio que llamó su atención fue la cuarta temporada de The Crown; y su primer largometraje es éste, Farewell Amor. Hablamos con ella sobre la película, el casting de Jayme Lawson (que saldrá en The Batman) y su consejo a cineastas aspirantes.

¿Por qué decidiste tratar los temas de migración y raza por medio de un drama familiar?

Quería concentrarme en el impacto y el lado humano de la historia. Creo que en los últimos cuatro años ha habido mucha discusión sobre inmigrantes, sobre las cosas horribles que hacen, lo que toman, los recursos, el peligro; toda esta retórica. Nunca hay una cara para este grupo de inmigrantes peligrosos, sólo son mezclados y marcados como amenaza. Quería humanizar a la gente de la que se habla. ¿Quiénes son estos migrantes? Realmente darles una historia para humanizar su experiencia. No sólo son africanos los que lo experimentan, sino de todo el mundo. Y no sólo son migrantes tampoco; la separación de la gente que amas, que es el tema de la cinta, puede pasarle a las personas en muchas circunstancias, ya sea por encarcelamiento, servicio militar, etc. Fue un esfuerzo por humanizar la historia.

¿Cómo decidiste que querías que los personajes bailaran Kizomba y Kuduro?

Practico ambos bailes. Kizomba es un baile de pareja hermoso, que es el que Walter practica, pero también requiere un nivel de conectividad entre los bailarines para realizarse, porque no tiene un patrón regular. Me pareció una metáfora muy interesante para una relación: estas dos personas que solían ser compañeros de baile y han perdido el paso, literalmente, y están tratando de encontrarse de nuevo, pero no pueden bailar porque no están conectados todavía, tienen que reencontrar esa conexión. Para el Kuduro, que es el estilo que Sylvia practica, es un estilo de baile de hip-hop juvenil, pero en Angola, Kuduro es una plataforma para que los jóvenes se expresen, en una sociedad donde se les ignora y no tienen espacios para hablar de lo que les preocupa. La forma de comunicarlo es a través de su baile y de la música. Para este personaje, que es una chica africana que no tiene el permiso de hacer un berrinche o responderle a sus padres de la forma en la que los adolescentes americanos lo hacen, este es como un tercer lenguaje para ella, para expresarse.

Hablando de los personajes, me llama la atención lo profundos que son. ¿Cómo fue tu proceso al escribir el guion de Farewell Amor? ¿Qué fue primero, la historia y los temas, o los personajes?

Lo primero fueron los personajes y las circunstancias. Los personajes se están reuniendo después de 17 años de estar separados, y hay que ver qué sucede. Este personaje tiene estas cualidades y éste tiene estas otras, e intenté jugar con eso en mi mente. El proceso en sí de escribir el guion fue algo increíble, porque nunca había escrito una historia desde tres perspectivas. Además de ponerme en los zapatos de cada personaje y tratar de vivir su experiencia, también tuve que hacer muchas gráficas y tablas para seguir qué pasaba en las escenas que se interponían, lo cual fue un poco loco. Pero fue una experiencia muy gratificante.

De hecho fui a un laboratorio en México de guionismo que fue fenomenal, Cine Qua Non. Fue de dos semanas y me ayudó mucho a hacer muchas preguntas sobre los personajes y lo que quería decir. Y luego hice el laboratorio de Sundance, así que los mentores que tuve en ambos me ayudaron mucho a refinar la historia, junto con mis productores y la gente que ayudó a desarrollar la cinta.

Has dicho en entrevistas que el cortometraje de Farewell Meu Amor fue como una prueba de concepto para ver si la idea funcionaba. ¿Qué aprendiste haciendo el cortometraje que pudiste aplicar en Farewell Amor?

Esa fue la primera vez que usé un equipo de producción y un reparto más profesional. Fue un presupuesto muy pequeño, literalmente tuvimos un día, una locación, ocho horas, sin tiempo para reshoots; tenía que ser perfecto. Realmente hizo la diferencia poder trabajar con gente que amaba la historia. Me abrió los ojos de que mis colaboradores podían entender lo que quería comunicar aunque no hubieran tenido la misma experiencia. Y también la calidad de trabajo que aportaron fue increíble y ayudó a empujarlo a que fuera visto. Pude trabajar en la historia y lo que quería decir sin preocuparme por la actuación o la fotografía, porque todo terminó bien. La gente que estaba a cargo de esos departamentos ya lo tenía todo en orden. Fue el corto más profesional que había hecho hasta ese momento y viajó de una forma que los otros no lo habían hecho. Fue muy gratificante.

Esta es la primera película de Jayme Lawson, que después fue elegida para The Batman. ¿Cómo la encontraste? Porque es un papel muy demandante, no sólo dramática sino también físicamente, por el baile.

Vino a las audiciones. Creo que vino a nuestra sesión de audiciones una o dos semanas después de graduarse de Juliard, así que estaba muy fresca. Fue cautivadora, no sólo porque es hermosa, sino como intérprete, su lectura de la escena fue muy inteligente. Leyó el papel y ya había estudiado un poco del acento por su propia cuenta, lo cual era muy importante para nosotros. Y luego tuvo una segunda audición con el coreógrafo para trabajar en el baile y ver si podía capturar los movimientos, y fue genial también con eso. Así que fue un honor.

Mi directora de casting dijo “va a ser una superestrella, es increíble”, y unos meses después ahí está. Fue un placer trabajar con ella.

Te han preguntado muchas veces sobre cómo encaja la cinta en la administración de Trump. Durante la promoción de la película, el clima político ha cambiado a algo un poco más optimista. ¿Has sentido un cambio en la forma en la que la gente ve e interpreta Farewell Amor ahora que la situación está algo mejor?

Creo que la película no es muy explícita en términos de discutir las políticas de migración de este país, pero ciertamente he podido sentir la conexión de la gente de familias de migrantes , y también de personas no inmigrantes. Sienten que esta película abre la puerta para que ellos consideren cosas que no habían considerado sobre las vidas de inmigrantes. Y ahora que las cosas afortunadamente son más esperanzadoras en términos de hacia dónde va el país, ese es un factor. Pero la reacción que más estoy recibiendo es sobre el impacto de COVID-19 y el aislamiento y separación que hemos sentido, sobre extrañar a la familia. Todos estamos separados de los que amamos, contra nuestra voluntad, sin saber cuándo acabará, entonces sentimos que podemos empatizar con la historia de esa forma, con los problemas de separación. Y también la nostalgia de estar en espacios muy cerrados con la gente que amas, piensas “¡yo solía hacer eso!”. Podíamos estar juntos, bailar, tomarnos de las manos sin sanitizarlas cada 15 segundos; ese tipo de cosas. Incluso desde el tema de la logística de producción: filmar algo tan pequeño e íntimo en este clima, quién sabe cuando podamos volver a hacerlo.

Has dicho que la historia está más o menos basada en tus tíos y que no pensaste que un relato tan específico pudiera resonar con tantas personas. ¿Cuál es tu perspectiva sobre crear universalidad basándonos en la especificidad de nuestras experiencias?

Uno de mis maestros de guion me dijo “lo más específica que sea tu historia, más universal es”. Y eso parece algo extraño, pero ciertamente es algo que he experimentado con varias de mis películas. Con esta cinta, la diferencia es que la audiencia es mucho mayor que la de mis cortometrajes. En mis cortos, mi experiencia trasladada a una audiencia africana o afroamericana se sentía normal; claro que la iban a entender, claro que iban a conectar con ella. Pero el poder ser muy específicos sobre esta cultura, con la atención al detalle que le pusimos, y que alguien del otro lado del mundo sienta una conexión con ella ha sido una experiencia mágica. Ha sido muy interesante escuchar las historias de la gente y ver las reacciones, todas las lágrimas –que al principio pensé “¿es en serio?” [Ríe] “¿Te tocó tanto?”. Es muy halagador que la gente sienta eso.

Finalmente, me gusta terminar entrevistas preguntando qué consejo le darías a un artista o cineasta aspirante.

Claro. Sabes, el cine ha sido un arte muy privilegiado, porque necesita muchos recursos y gente para hacerlo. No es un arte solitario, aunque a veces parezca así por las personas que aparecen en las alfombras rojas. Parece que dicen “¡yo lo hice todo solo!”, pero nadie hace nada solo, ciertamente nada que sea significativo. Se necesita a mucha gente muy talentosa y dedicada.

Es un proyecto muy a largo plazo. Enseño cine en varios lugares y suelo decirle a mis estudiantes que necesitan estar en el camino hasta el final, porque toma tiempo. Toma tiempo hacerlo, incluso si tienes el dinero, pero también toma tiempo desarrollar tu voz. Me gustaría decirle a los jóvenes que sean pacientes con ellos mismos, porque su voz cambiará conforme su vida cambie. Espero que sea un compromiso a largo plazo como cineastas, que quieran hacer esto por años. Conforme crezcan –sean influenciados por otras cosas, su vida cambie, la gente muera y nazca, se casen, pasen cosas en sus vidas–, su forma de ver el mundo también cambiará.

Es importante que se den el tiempo de hacer eso, porque el trabajo que hacemos como artistas y específicamente como cineastas es muy importante. Somos la gente que da esperanza a otras personas, que ayuda a otras personas a entender de una forma diferente y a considerar las cosas de formas que no habían considerado. Dado el año que hemos vivido, todos nos debemos cientos de horas de terapia [ríe], y no podremos pagarlo, pero lo que podremos pagar es arte; música, poesía, baile, etc. Realmente se trata de ponernos en forma como artistas para poder ofrecer nuestro trabajo a nuestras comunidades como manera de sanar, porque eso es lo que hace nuestro trabajo. Es caro, es importante tener aliados para hacerlo, pero vale la pena. Es importante, y si puedes encontrar la forma de sostenerte para hacerlo a largo plazo, cambiará no sólo tu vida sino también la de muchos otros. No hay muchos trabajos en el mundo que hagan eso, al menos no de forma positiva. Así que ya saben, peleen la buena pelea.

La entrada Farewell Amor: migración, drama familiar y pasos de Kuduro se publicó primero en Cine PREMIERE.

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