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Las calas más paradisíacas de España y con las aguas más cristalinas para conocer este verano

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Las calas son pequeñas joyas escondidas del litoral, auténticos refugios de tranquilidad que en verano se convierten en el destino más deseado para quienes buscan desconectar del bullicio. Estas formaciones naturales, a menudo resguardadas entre acantilados o bosques, ofrecen un entorno íntimo y protegido donde sus aguas poco profundas y calmadas regalan unos tonos turquesa que invitan a disfrutar del baño más relajante.

Aunque no existe un ranking oficial que determine qué país tiene las mejores calas del mundo, quienes vivimos en un país bañado por el Mediterráneo sabemos que aquí se concentran algunas de las más espectaculares y esta lista es una buena prueba de ello.

En efecto, España es un verdadero paraíso para los amantes de estas pequeñas playas escondidas. Desde calas de arena blanca en Baleares hasta rincones volcánicos en Canarias o joyas escondidas en la Costa Brava y la Comunidad Valenciana, nuestro país tiene el privilegio de albergar algunas de las más bellas y menos masificadas de Europa.

Las 20 calas más espectaculares de España

Estas son, según nuestra experiencia personal, rankings internacionales, reseñas en Google Maps y plataformas como TripAdvisor, las 20 calas más espectaculares de España.

1. Cala Macarelleta (Menorca)

Rodeada por altos acantilados y pinares, Macarelleta es un refugio natural que parece sacado del Caribe. Su acceso, a través de un sendero que parte de Cala Macarella, la mantiene alejada del turismo masivo. Sus aguas son increíblemente transparentes y calmadas, perfectas para nadar o practicar snorkel entre peces.

2. Cala Turqueta (Menorca)

Esta cala, protegida por una franja boscosa de pinos que proporciona sombra natural, es un icono de Menorca por su espectacular color turquesa y por el contraste que ofrece con la arena blanca y fina. Tiene servicio de socorrismo y un pequeño aparcamiento, lo que la hace accesible, pero sin perder ese toque salvaje.

3. Cala Pregonda (Menorca)

Lo más característico de Pregonda es su arena rojiza y su paisaje “lunar” debido a la presencia de la pedra vermella. El acceso no es directo se encuentra en una zona protegida, lo que la convierte en una playa poco frecuentada. Sus formaciones rocosas naturales forman piscinas tranquilas donde es habitual ver a familias con niños y aficionados al esnórquel.

4. Cala Trebalúger (Menorca)

El acceso es solo a pie desde Cala Mitjana, o en barco, lo que disminuye mucho su afluencia y la convierte en un oasis de tranquilidad. En ella desemboca un pequeño torrente que aporta un toque único, ideal para desconectar y sentir la isla en estado puro.

5. Cala Tuent (Mallorca)

Ubicada en la Serra de Tramuntana, esta cala de cantos rodados y aguas limpísimas conserva su encanto montañés. No hay grandes servicios turísticos y tampoco llega el transporte publico, lo que ha ayudado a mantener intacto su espíritu virgen.

6. Cala Conta (Ibiza)

Cala Conta combina varias pequeñas calas conectadas entre sí por senderos de roca y desde aquí se divisan islotes como Sa Conillera, que aportan belleza al horizonte. Su éxito la ha dotado de buenos servicios y chiringuitos famosos por su música y cócteles al atardecer.

7. Cala Salada (Ibiza)

Muy próxima a Sant Antoni, esta cala de fácil acceso es popular entre los residentes por sus aguas claras y tranquilas. Tiene arena muy blanca y fina, además está rodeada de pinos, lo que añade muchísimo encanto. Un sendero entre las rocas conecta con Cala Saladeta, aún más recóndita, creando una doble experiencia inolvidable.

8. Playa de Sotavento (Fuerteventura)

Un extenso arenal de cinco kilómetros donde el mar parece una laguna. Dependiendo de la marea, se forman piscinas naturales de aguas cálidas. Es un punto de referencia internacional para la práctica de windsurf y kitesurf, con campeonatos mundiales incluidos.

9. Cala Saona (Formentera)

Esta cala es una de las joyas de la isla, famosa por sus atardeceres de postal. A pesar de su pequeño tamaño, ofrece varios servicios: restaurantes, alquiler de hamacas y accesos cómodos. Sus aguas poco profundas son ideales para baños largos.

10. Cala de Tacorón (El Hierro)

Una de las joyas ocultas de las Canarias. Situada en el sur de la isla, es famosa por sus aguas cálidas y su arena negra de origen volcánico, que le imprime un contraste realmente espectacular.

11. Playa de las Conchas (La Graciosa)

De difícil acceso, esta playa es sinónimo de desconexión total. Desde su orilla se contempla el islote Montaña Clara. Es importante llevar provisiones, ya que no cuenta con servicios, pero a cambio regala paisajes vírgenes y una serenidad incomparable.

12. Cala Estreta (Palamós, Girona)

Palamos Cala Estreta
Palamos Cala Estreta

Un sendero desde la playa de Castell lleva a esta cala virgen de ensueño, rodeada de pinos y acantilados. Allí es posible practicar el  nudismo y ofrece servicio de socorrismo, aunque sólo los  fines de semana de julio y agosto.

13. Cala Futadera (Tossa de Mar, Girona)

Conocida como “la cala de los 300 escalones”, su aislamiento la ha convertido en un pequeño paraíso para parejas y naturistas. Rodeada de frondosos pinares, sus aguas alcanzan tonalidades verde esmeralda en los días soleados.

14. Cala Pola (Tossa de Mar, Girona)

Situada junto a un camping, es perfecta para familias. Es de arena gruesa y tiene servicios, zonas de sombra natural y un entorno rocoso donde es fácil avistar fauna marina. Es ideal para pasar el día.

15. Cala Culip (Cadaqués, Girona)

Situada dentro del Parque Natural del Cap de Creus, fue inspiración de Salvador Dalí. Sus rocas erosionadas por el viento recuerdan esculturas surrealistas, y sus fondos marinos son ideales para el submarinismo. Está a ocho kilómetros de distancia del casco urbano de Cadaqués, aunque para acceder a ella hay que andar un pequeño tramo.

16. Cala Granadella (Xàbia, Alicante)

Una de las más valoradas por Google Maps y TripAdvisor por su belleza y limpieza. Rodeada de acantilados, es ideal para actividades como kayak o snorkel. Tiene chiringuito, aparcamiento (que se llena muy pronto los fines de semana de verano).

17. Cala Portitxol (Xàbia, Alicante)

Portixol
Portixol

También conocida como “Cala Barraca” por las emblemáticas puertas azules de las casitas de pescadores que adornan su orilla, esta cala se ha convertido en una de las más populares en redes sociales. A sus aguas tranquilas y cristalinas se suma un entorno sumamente fotogénico. Como es una playa de piedra, se recomienda llevar escarpines para mayor comodidad.

18. Cala del Moraig (Benitatxell, Alicante)

Esta cala escondida a la que se accede andando desde un estacionamiento que se encuentra en la parte superior de la ladera (y a donde llega también un bus lanzadera). Rodeada de montañas, es uno de los paisajes más impresionantes del litoral valenciano.

19. Cala Racó del Corb (Altea, Alicante)

Esta espectacular cala tiene un accedo muy limitado, ya que se debe ir por la carretera N-332, tomar un desvío y posteriormente tomar un sendero a pie por una pendiente bastante pronunciada, lo que garantiza muy poca afluencia de turistas. Sus acantilados verticales y aguas profundas la convierten en un santuario para el buceo.

20. Cala de Enmedio (Níjar, Almería)

Entre dunas fosilizadas y acantilados blancos, esta cala es uno de los secretos mejor guardados del Cabo de Gata. El acceso es solo a pie desde Agua Amarga, pero el esfuerzo se ve recompensado por la belleza del paisaje

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Si vas a Cantabria, tienes que visitar esta espectacular playa con rocas de más de 90 millones de años

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Hay lugares en donde el paisaje parece tener su propio lenguaje. Sin necesidad de explicaciones, las rocas, la forma de la costa o los colores del mar, te dan pistas sobre una historia antigua que sigue visible, como escrita en piedra.

En la costa occidental de Cantabria, muy cerca de Santander, existe un rincón donde esta sensación es especialmente intensa porque ninguna foto que hayas visto previamente es capaz de hacerle justicia: hablamos de La Playa de la Arnía, un lugar donde la geología y el mar han creado juntos un paisaje que no deja indiferente y que se ha convertido en uno de los sitios más visitados de la costa cántabra.

No en vano, este tramo de litoral ha sido reconocido como Geoparque Mundial de la UNESCO, un reconocimiento internacional que pone en valor no solo su belleza, sino su relevancia científica. Este incluye más de 20 kilómetros de costa con un extraordinario patrimonio geológico que permite estudiar cómo se formó la actual costa cantábrica. En la Arnía, es especialmente evidente la transición entre materiales de distintas eras geológicas, y se pueden ver formaciones que los expertos utilizan como referencia para explicar fenómenos geológicos a nivel mundial.

Playa de la Arnía, o como ser testigo de la historia de la tierra a través de sus rocas

La Playa de la Arnía se encuentra entre Liencres y Soto de la Marina, en el municipio de Piélagos. A pesar de no ser una playa muy grande, sorprende desde el primer momento por su peculiar morfología. Su paisaje está dominado por grandes formaciones rocosas que emergen del mar y los acantilados, en algunos casos con formas tan afiladas o inclinadas que cuesta creer que sean naturales.

Estas estructuras, compuestas principalmente por caliza del Cretácico, tienen más de 90 millones de años y son el resultado de una combinación de fuerzas tectónicas, sedimentación marina y erosión costera.

Una de las características más llamativas del lugar son los llamados pliegues sinclinales y anticlinales visibles a simple vista, que muestran cómo las capas de roca se han deformado por el empuje de las placas tectónicas. También se pueden observar formaciones tipo flysch, donde estratos de roca dura y blanda se alternan, creando un efecto visual muy característico.

Una playa con dos caras

Aunque muchas personas asocian la Arnía con un paisaje rocoso y abrupto, lo cierto es que también cuenta con una zona de arena dorada y fina, especialmente visible durante la bajamar. Esta parte es perfecta para tumbarse al sol, bañarse o dejar que los niños jueguen en la orilla. Las aguas suelen ser limpias y claras, aunque el oleaje puede variar según el viento y la marea, por lo que es recomendable estar atentos al estado del mar.

En los extremos de la playa, hay pequeñas pozas naturales entre las rocas que se forman con la marea baja, ideales para explorar con calma o incluso para el snorkel, ya que la fauna marina es bastante rica.

Por supuesto la diversidad de la zona hace que la Arnía sea un buen punto de partida para rutas senderistas por los acantilados cercanos. Se puede caminar hacia el este en dirección a la Playa de Portío o al oeste hacia el Parque Natural de las Dunas de Liencres, con vistas constantes al mar y formaciones rocosas espectaculares en el camino. Sin embargo, el mejor plan es sentarte a admirar el paisaje, la variedad de matices que ofrece el atardecer y disfrutar del espectáculo con el sonido del mar como banda sonora. No necesitarás nada más.

Imagen | Portal Oficial de Turismo de Cantabria

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una playa con arena blanca y bandera azul

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No hay nada como combatir un día de calor sofocante con un buen chapuzón en agua fresca, tumbarse después al sol sobre la arena y repetir esta rutina veraniega sin prisas. Muchos pensarían que, viviendo en Madrid, disfrutar de un plan así solo es posible escapándose a la costa. Pero nada más lejos de la realidad.

Aunque la capital no tenga mar, eso no significa que tengamos que renunciar al placer de un auténtico día de playa. A poco más de una hora en coche desde el centro, se encuentra San Martín de Valdeiglesias, un rincón natural en plena Sierra Oeste que se ha ganado a pulso el apodo de “la playa de Madrid”.

Este auténtico oasis es el plan perfecto cuando el calor aprieta y no apetece ir muy lejos. Con bandera azul, arena clara y fina, aguas limpias y los servicios básicos para pasar el día con comodidad, San Martín de Valdeiglesias ofrece una escapada refrescante y sorprendente sin salir de la Comunidad de Madrid.

Un rincón natural en medio de Madrid con alma de costa

El gran protagonista de esta escapada es el Embalse de San Juan, un gran depósito de agua rodeado de pinares y colinas, que ofrece aguas limpias y tranquilas. A diferencia de otros pantanos de la Comunidad, el de San Juan cuenta con zonas habilitadas oficialmente para el baño, siendo la Playa Virgen de la Nueva, la única playa interior con bandera azul de Madrid.

Este distintivo, otorgado por la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor, no se consigue fácilmente. Es un reconocimiento que valora la calidad del agua, la seguridad, la accesibilidad y el respeto por el medioambiente. Esta playa lleva luciéndola con orgullo desde 2018, renovándola cada año gracias a su limpieza impecable, la presencia de socorristas, zonas bien señalizadas e información ambiental para quienes la visitan. Encontrar una playa de interior con estas garantías no es habitual, y por eso este rincón se ha ganado a pulso su fama como uno de los grandes tesoros naturales para escaparse sin salir de Madrid.

Las dos playas más populares del embalse son la Playa Virgen de la Nueva, ideal para familias y quienes buscan tranquilidad, y la Playa El Muro, más frecuentada por grupos de jóvenes y amantes de los deportes náuticos como paddle surf, kayak, wakeboard. Incluso es posible alquilar pequeños botes para explorar el embalse desde dentro.

Cómo llegar a la Playa Virgen de la Nueva

Bandera Azul
Bandera Azul

Llegar a San Martín de Valdeiglesias es bastante sencillo, tanto si vas en coche como en transporte público. En coche, solo hay que tomar la carretera M-501, conocida como la carretera de los pantanos. El trayecto desde Madrid capital dura aproximadamente una hora, y hay varios aparcamientos habilitados cerca de las zonas de playa.

En transporte público, se debe tomar el autobús interurbano de la línea 551 desde el intercambiador de Príncipe Pío. El trayecto dura alrededor de una hora y tres cuartos, y una vez en el pueblo, es necesario continuar a pie o en taxi hasta la zona del embalse.

Consejos para disfrutar al máximo un día en la playa de Madrid

Para disfrutar al máximo de un día en el embalse, conviene ir preparado. El sol en verano no da tregua, así que no pueden faltar la protección solar, una gorra y, muy importante, una sombrilla, ya que las zonas de sombra natural son escasas. Aunque durante los meses más calurosos suele haber chiringuitos y algún restaurante cerca, llevar tu propia comida y abundante agua siempre es una buena idea, sobre todo si quieres pasar el día entero sin preocuparte de buscar sitio para comer.

El terreno es algo irregular, así que se agradece llevar calzado cómodo e idealmente unos escarpines, ya que en algunas partes del embalse el acceso al agua es pedregoso. También es recomendable echar un vistazo al estado del agua antes de ir, especialmente si ha llovido recientemente, ya que puede estar más turbia de lo habitual.

Y un último consejo: si vas en coche, intenta llegar temprano. En los fines de semana de verano, el sitio se llena rápido y tanto el aparcamiento como las mejores zonas de la playa se ocupan en un abrir y cerrar de ojos.

Imágenes | Facebook Ayuntamiento San Martín de Valdeiglesias

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este es el mercadillo más antiguo de España, una joya para los amantes de las antiguedades y lo vintage

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Recorrer los mercadillos tradicionales es una de las formas más auténticas de conocer una ciudad. Entre puestos ambulantes, objetos curiosos y el bullicio constante de comerciantes y transeúntes, estos espacios ofrecen una experiencia única para quien quiera captar el pulso real del lugar.

Ya sea para descubrir productos típicos, encontrar una pieza única o llevarse un recuerdo con historia, visitar estos mercados al aire libre es una apuesta segura, especialmente si hablamos de mercadillos que tienen siglos de antigüedad.

Y aunque cuando pensamos en mercadillos en España los primeros que nos vienen a la mente son El Rastro de Madrid o Les Encants en Barcelona, hay uno que ostenta un título singular: el Mercadillo del Jueves, en Sevilla, es el más antiguo del país y uno de los más singulares por la variedad de objetos que se pueden encontrar a través de los puestos que lo conforman.

Un mercadillo con más de siete siglos de historia

Se cree que sus orígenes se remontan al año 1292, cuando el rey Sancho IV de Castilla autorizó oficialmente su celebración. Sin embargo, es probable que ya existiera mucho antes, como herencia de los antiguos zocos árabes que animaban la Sevilla musulmana.

Sin embargo no fue hasta el siglo XIX cuando este mercadillo encontró su emplazamiento definitivo en la calle Feria, en pleno corazón del casco histórico. Desde entonces, cada jueves, como su nombre indica, esta vía se transforma en un escenario vibrante donde se entremezclan antigüedades, rarezas, libros, arte, muebles, juguetes y ropa de segunda mano, creando una atmósfera única que atrapa a todo el que pasea por allí.

Además de ser el mercadillo más antiguo de España, es posiblemente uno de los más antiguos de Europa aún en funcionamiento. Originalmente, fue un mercado generalista, donde se vendía desde comida hasta animales, pero con el tiempo se especializó en objetos de segunda mano y antigüedades. El nombre “El Jueves” no es casual: el permiso original especificaba ese día para su celebración, y así se ha mantenido a lo largo de los siglos, incluso resistiendo guerras y transformaciones urbanas.

Hoy es un testimonio vivo del paso del tiempo, un lugar donde puedes perderte durante horas entre objetos antiguos (muchos tan insólitos que ni siquiera sabrás para qué servían), y donde se cruzan coleccionistas, turistas, curiosos y vecinos del barrio. Visitarlo, sin duda, es una forma única de conectar con la esencia más auténtica de Sevilla, más allá de sus monumentos y sus postales más conocidas.

Cómo planear una visita y aprovecharla al máximo

El mercadillo se celebra todos los jueves por la mañana, desde primera hora (alrededor de las 8:30) hasta las 14:00, aunque conviene llegar temprano si se quiere encontrar los mejores artículos. Se extiende a lo largo de la calle Feria desde la calle Correduría, una zona fácilmente accesible a pie desde el centro de Sevilla. La parada de tranvía más cercana es “Plaza Nueva” y también hay autobuses que te dejarán a pocos minutos.

Una vez allí, es buena idea llevar dinero en efectivo, ya que la mayoría de los vendedores no aceptan tarjeta. También conviene ir con tiempo, calzado cómodo y paciencia, ya que parte del encanto del Jueves está en rebuscar entre montones de libros, revistas, vinilos o fotografías antiguas, y por supuesto, practicar uno de los artes más auténticos de cualquier amante de los mercadillos: el regateo.

Imagen | Anual, Wikipedia

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