Cine y Tv
La hora marcada: El clásico de terror de la televisión mexicana

Si un género ha tenido gran conexión con el público mexicano, ése es el terror. Experimentar lo desconocido, sentir pánico ante presencias de otro mundo, o descubrir todo tipo de criaturas es algo que los mexicanos disfrutan, al menos en la pantalla. Sin importar los actores que participen, de dónde provenga su historia, o incluso la calidad de las mismas, es común que las producciones de terror se coloquen entre lo más visto en taquilla o streaming. Pero ese éxito no es algo reciente. A finales de los años 80, el terror tenía a México en vilo gracias a La hora marcada, serie que no sólo fascinó y aterró a millones de espectadores, también catapultó el talento de mexicanos como Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón, que hoy tienen más de un Óscar en su haber.
El fenómeno
La hora marcada fue una creación de la productora Carmen Armendáriz (María Félix: La Doña). Su intención era traer el terror al público mexicano, justo de la forma en que proyectos como La dimensión desconocida marcaron un antes y un después en Norteamérica. Se trató de una producción pionera para la televisión mexicana, ya que el terror era un género destinado al cine. Como explotarlo de la manera correcta resultaba caro, ningún productor o creativo se atrevía a llevarlo para la pantalla chica. En un país donde el melodrama era el género predilecto de los espectadores, apostar por el terror resultaba arriesgado.
El equipo de La hora marcada decidió que, si iban a realizar un género “complicado” para la televisión, entonces lo harían bien. Carmen Armendáriz se reunió con un equipo que involucró a importantes directores y guionistas de la época, como Gilberto de Anda, José Luis García Agraz , Jorge Prior, Alejandro Licona y Juan Mora Catlett, entre otros. La premisa del proyecto era sencilla: en vez de contar una sólo historia a lo largo de todos sus capítulos, La hora marcada se enfocó en el formato antológico. Es decir, cada capítulo abría y cerraba una trama diferente con el miedo, lo desconocido y la fantasía como factores en común.
“Normalmente, yo hago lo que a mí me gustaría ver en la televisión y así nació La hora marcada”, rememoró Armendáriz en entrevista con Javier Poza en Fórmula en 2022. “Lo hicimos desde el corazón. Pero no teníamos idea de que estos muchachos iban a llegar tan lejos y tan arriba, desde ‘El Chivo’ hasta Cuarón y el ‘Gordo’ Del Toro. Se hizo un gran proyecto y yo estoy muy orgullosa de él”.

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Otro aspecto que compartían los capítulos era la aparición de la “Mujer de negro”. Dicha representación de “la muerte” se encargaba de hilar los capítulos, y fue el único personaje que apareció en todos. Su atuendo, compuesto de vestido largo y sombrero negro ponía tensos a los espectadores, y es que ella sólo se paraba y observaba a las víctimas de los fenómenos paranormales. Así recuerda Frances Ondiviela, una de las actrices que le dio vida al peculiar personaje, cómo eran las filmaciones en entrevista con El heraldo de México:
“Era muy divertido hacer el programa, a veces teníamos llamados nocturnos en los que me recogían a la una de la madrugada para ir al set. Muchas veces hacía un frío intenso que sólo aguantábamos con una taza de chocolate caliente y pan. De inmediato empezaba la charla, y las historias de panteones no faltaban, pero era un ambiente increíble”.
La actriz de origen español considera que gran parte del éxito de La hora marcada se debió a los temas que tocaron. Había historias de aparecidos, algunas criaturas fantásticas, maldiciones familiares, e incluso la búsqueda de la juventud eterna. Sin importar qué aspecto del terror se disfrutara más, siempre había algo atractivo para el público. La hora marcada se transmitió de 1988 a 1990, Televisa apostó por hacerlo en su canal principal, el llamado Canal de las Estrellas, todos los martes en punto de las 10 p.m., justo después de la telenovela de más éxito.
El experimento resultó. Se produjeron más de 100 episodios, y poco a poco más figuras de renombre participaron en el elenco. Una vez que terminó la serie, actores de cine, televisión y teatro ya habían formado parte de ella. Patricia Reyes Spíndola, Jacqueline Andere, Humberto Zurita, Margarita Isabel, María Rojo, Gonzalo Vega, Angélica María, Marga López, Ofelia Guilmáin, Claudia Islas, Evita Múñoz “Chachita”, Roberto Sosa, Daniel Giménez Cacho, Carmen Salinas, Arcelia Ramírez, Eduardo Palomo, Enrique Rocha, Erika Buenfil y Pedro Armendáriz Jr. fueron algunos de los actores que estelarizaron capítulos.
En años posteriores, otros proyectos intentaron copiar la fórmula de La hora marcada. TV Azteca produjo el unitario Lo que la gente cuenta, mientras que Televisa hizo lo mismo con 13 miedos. Se podría decir que éste último proyecto fue el que más bebió de la obra de Carmen Armendáriz. Además de adoptar el formato de media hora, la serie producida por Lemon Films utilizó la figura de un hombre vestido de negro para hablar sobre los “miedos” explorados en cada capítulo. Si en La hora marcada se hablaba de “la muerte”, en 13 miedos se representaba al diablo. Evidentemente, ninguno llegó al mismo nivel de éxito.

Un semillero de talento
A 35 años de que debutara en televisión, La hora marcada sigue en la mente de muchos espectadores. Pero también en la de quienes trabajaron para ella. Actualmente, no podríamos hablar de cine mexicano sin mencionar los nombres de Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón y Emmanuel Lubezki. Los tres cineastas han puesto el nombre de México en alto gracias a su trabajo en cintas como La forma del agua, Gravedad y El renacido, respectivamente, pero no sólo tienen en común su origen mexicano. En algún momento, los tres formaron parte de La hora marcada.
La primera participación importante de Cuarón se dio en el episodio 22, titulado “No estoy jugando”. Éste narraba la historia de un joven enamorado de una mujer que no le correspondía. Harto de la situación, decide hacer un pacto para poseer el cuerpo del hombre al que ella sí ama. Dirigió a Rafael Sánchez Navarro, Mariagna Prats y Guillermo García Cantú. En aquellos tiempos, Del Toro aún no recibía una oportunidad de dirigir, pero sí formaba parte del equipo técnico: se encargaba de aspectos como el maquillaje de los personajes.
“Alfonso y yo nos conocimos en los 80s”, mencionó Del Toro para Deadline. “Habíamos escuchado el trabajo del otro por amigos en común. Y recuerdo pensar: ‘¿Quién es este tipo que a todos les cae bien? ¿Por qué a todos les agrada?’ Nos conocimos en la sala de espera de La hora marcada, un programa en el que yo iba a realizar los efectos de maquillaje y Alfonso escribía y dirigía. Recuerdo haberle dicho: ´Mira, haré el maquillaje si me dejas dirigir y escribir algunos episodios´”.
Afortunadamente, las intenciones de Del Toro se convirtieron en realidad. Ambos se unieron para “De ogros”, uno de los episodios más recordados del proyecto. Cuarón dirigió una historia escrita por el tapatío, y Emmanuel Lubezki se encargó de la fotografía. Lejos estaban de imaginar que, años después, sus nombres serían reconocidos en ceremonias tan importantes como los premios Óscar. Para muchos seguidores, “De ogros” funcionó como un breve pero contundente adelanto del estilo que Del Toro derrocharía en futuros proyectos.

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El primer episodio que dirigió fue “Con todo para llevar”. En él, un joven disfruta de una hamburguesa en un restaurante, pero la actitud de los empleados le hace pensar que la carne de su platillo quizá no provenga de un animal. Posteriormente, coqueteó con la ciencia ficción en “La cosa”, donde una criatura amenaza a un hombre que presenció un incidente de tránsito.
Irónicamente, La hora marcada no sólo permitió que estos tres talentosos mexicanos trabajaran juntos, también fortaleció una amistad duradera hasta nuestros días. Sin embargo, no todo fue miel sobre hojuelas. Para tener el honor de dirigir un episodio en la serie del momento, Cuarón inició como asistente de dirección. Ahí aprendió todo lo necesario para después hacerse cargo de sus propias historias. Del Toro participó en el maquillaje y los efectos especiales, e incluso hubo ciertos roces entre ambos. Cuarón dirigió un episodio inspirado en un relato de Stephen King, y Del Toro lo cuestionó por el resultado, que no fue de su agrado.
Así recordó Guillermo del Toro su paso por La hora marcada en entrevista para Cine PREMIERE en 2018:
“A mí me encanta haberlo hecho. Carmen Armendáriz fue una santa patrona de mi generación —y otras— del quehacer cinematográfico en México. Era un momento bien difícil para el cine aquí. Tras la generación de [Arturo] Ripstein, [Felipe] Cazals y [Jorge] Fons, vino un silencio muy denso. Y luego vino la siguiente generación que entró completamente en La hora marcada y nos permitió ejercer a nosotros ahí. Primero como maquillistas, como diseñadores de monstruos, como actores, guionistas y directores. Yo hice veintitantos capítulos de La hora marcada. Era padrísimo. Fue un momento bien bonito”.
En total, Alfonso Cuarón dirigió 7 episodios, mientras que Guillermo del Toro escribió 5 y dirigió 6, pero colaboró en más de 20.
Sin embargo, no fueron los únicos grandes cineastas que iniciaron en esta producción de Televisa. El cineasta Luis Estrada (El infierno), y los directores de fotografía Guillermo Navarro (El laberinto del fauno) y Rodrigo Prieto (Los asesinos de la luna) también aterrorizaron al público en sus primeros años de carrera. Si alguna vez dudaron del impacto de La hora marcada, sólo hace falta ver hasta dónde llegaron todos ellos. No sólo se trató de un proyecto exitoso, también fue un semillero de talentos. Y demostró lo que la televisión abierta mexicana podía lograr con talento, esfuerzo, respeto por el público… y por las fuerzas del más allá.
Si quieren conocer este clásico por primera vez, o recordar esas aterradoras noches de martes frente a la pantalla del Canal 2, varios capítulos de La hora marcada se encuentran disponibles en el catálogo de ViX. ¿Listos para ser víctimas de la “Mujer de negro”?
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Se apropian el gran cine de acción: Viola Davis y la mexicana Patricia Riggen unen fuerzas para salvar el mundo a lo grande

En la película G20, su nuevo trabajo como protagonista y productora, el personaje al que da vida Viola Davis afirma: “Ser fuertes es lo que nos trajo aquí”.
En la pantalla estas palabras van dirigidas a una colega de las altas esferas de la política, pero en la vida real bien se lo podría decir a la cineasta mexicana Patricia Riggen, a quien confió este proyecto en el que ambas desafían límites y expectativas a través de una cinta de acción. Se trata de un reto profesional al que han llegado después de trayectorias prolíficas y exitosas en las que han tenido que probar una y otra vez lo capaces que son.
“A partir de cierta edad pareciera que las actrices no pueden hacer ciertos roles. Y no es cierto», comenta la tapatía Patricia Riggen, que lleva dos décadas abriéndose paso Hollywood. «Y yo creo que eso es lo que está detrás de la decisión de Viola de generar sus propios proyectos. No sé si a alguien se le hubiera ocurrido darle una película de acción, pero a ella se le ocurrió y ahora no hay ninguna duda de que es tan capaz para la acción como Liam Neeson”.

Viola Davis ya había interpretado a la líder de un grupo de guerreras en La mujer rey y a la primera dama Michelle Obama en la serie The First Lady. Sin embargo, es hasta ahora, a sus 59 años, cuando al fin puede ponerse en los zapatos de una figura que ha estado reservada principalmente para actores como Morgan Freeman o Harrison Ford, o para actrices blancas como Julia Louis-Dreyfus o Sela Ward: la del titular de la Casa Blanca.
A diferencia también de muchos de esos papeles, la presidenta encarnada por Davis no es una que se sienta a decidir el destino del mundo desde una silla o una oficina, sino que corre, dispara, y salta de un helicóptero al tiempo que toma resoluciones de relevancia global. Y la posibilidad de hacer esto fue lo que la llevó a impulsar el proyecto desde la producción: “La pasión que sentí por este proyecto fue la de verme en un papel que las mujeres tradicionalmente no tenemos. Como actrices incursionamos en la producción no porque nos es necesario, sino porque nos es esencial. Y como productora puedes tener la autonomía de salir y buscar a los actores y a la directora que, tradicionalmente, tampoco elegirían. Esa es la mejor parte, que hay personas en la periferia que son perfectamente capaces, y tú los ves y te conviertes en su defensora”, expresó Viola sobre su rol de productora, que se consolidó en 2011 con JuVee Productions, la compañía de producción que fundó junto con su esposo, Julius Tennon, y que ha impulsado historias para cine y TV centradas en la comunidad afroamericana y las mujeres.
«Tras el estreno de Historias cruzadas, cuando empezamos la compañía, esos artistas de la periferia eran los que estaban escribiendo historias para mujeres como yo», dijo Viola recientemente durante la premiere de G20. «Así que había que sacarlos de la oscuridad».

Patricia Riggen es la comandante en jefa
G20 acompaña a la presidenta Danielle Sutton (Viola Davis) a una cumbre mundial realizada en Sudáfrica justo en el momento en que vive una crisis como madre de dos adolescentes. Cuando un grupo terrorista asalta la cumbre para crear videos deep fake que generen desconfianza en los mandatarios de los países más poderosos y caos financiero, la presidenta pone en práctica sus habilidades de combate para sobrevivir con sus colegas, pero también su instinto más protector para defender a su familia.
En una entrevista que se hizo viral, realizada en el evento Women of the World de 2028, Viola Davis mencionó que, a pesar de tener una carrera como la de Meryl Streep, Julianne Moore o Sigourney Weaver, las oportunidades para ella como actriz de color no eran para nada cercanas, ni en términos de dinero, ni de papeles. Con G20, le interesaba representar a una mujer ágil e inteligente, y demostrar que a su edad es perfectamente capaz de crear al personaje que le hubiera gustado ver en pantalla cuando era niña. Y en lugar de elegir para la dirección del proyecto a directores con trayectoria en el cine de acción, optó por una directora que pudiera ponerle corazón a la historia.
“La aportación de la mirada femenina en mi caso comienza desde el desarrollo del guion, en el que me aseguro de meter elementos desde el punto de vista femenino. Por ejemplo, para mí era muy importante la familia, la relación con la hija, decidir que esa relación fuera el eje central de la película para que hubiera un lado humano y que no fuera pura pelea”, aporta Patricia Riggen.

Originaria de Jalisco, la cineasta decidió mudarse a Estados Unidos para hacerse un camino en la industria. Desde el estreno de su primer largometraje en 2007, La misma luna, llamó su atención por hacer una cinta que fue muy elogiada a nivel internacional y que además tuvo éxito comercial, con la participación de Eugenio Derbez, Kate del Castillo y America Ferrera. Posteriormente hizo Educando a mamá (2012) con Eva Mendes; Los 33 (2015), con Antonio Banderas; y Milagros del cielo (2016) con Jennifer Garner y Queen Latifah. Pero fue su experiencia dirigiendo episodios de la serie de acción Jack Ryan (2018) lo que la puso en la mira de Davis, quien quedó convencida de que era la indicada al escuchar sus propuestas y ver cómo las defendía desde la primera vez que dio su opinión sobre las mejoras que haría en el guion.
“Es una artista por excelencia; tiene visión, tiene pasión y tiene la habilidad para ejecutar. Y, sobre todo, tiene la valentía de no abandonar su idea. Lo que pasa con las mujeres, nuestro poder y la forma en que le agradamos a las personas siempre tiene que ver con qué tanto servimos al otro, más que a nosotras mismas. Y lo que vi y aún veo en Patricia es alguien que no estaba dispuesta a ceder en su visión de esta película. Ella era mi primera opción, y creí en ella y creo que el mundo también verá lo mismo”, sostuvo en entrevista la intérprete.
Con G20, Riggen se convierte en la primera mexicana y la primera directora latina en dirigir una película de acción de alto presupuesto, con lo que entra a una reducida lista de mujeres que han tenido la misma oportunidad, como Kathryn Bigelow (The Hurt Locker) y Patty Jenkins (Wonder Woman). Desde que el proyecto le fue encomendado, tenía claro que la presión era doble, pues, como latina y como mujer, tenía que hacer las cosas bien, para que las puertas en este género —usualmente reservado a los hombres— continúen abiertas para futuras directoras que quieran incursionar en el cine de entretenimiento en las grandes ligas.

“Nadie dirá nunca ‘Esta película la dirigió un hombre y quedó mal, ya no hay que contratar hombres’ ¡Jamás! Pero si es una mujer sí les entra la sospecha. Entonces sí, la responsabilidad es enorme y la tengo muy clara y por eso no puedo fallarle a todas las chicas que vienen detrás”, dijo la directora, que ahora disfruta el estreno mundial de la película a través de la plataforma Prime Video.
Riggen coincide con el personaje de Viola y afirma que ha sido criticada por ser fuerte, pero “si una no fuera fuerte no estaría aquí”. En este proyecto, tanto la actriz como la cineasta son prueba de que la fuerza en las mujeres viene en muchas formas, ya sea pateando a los villanos, o tomando las riendas de sus trayectorias. “Llevo 20 años en esto, abriendo camino. Y he sufrido, me ha costado mucho. Pero estoy muy contenta de haber podido acceder a una película como esta, de haber dirigido a Viola Davis y de haber tenido un presupuesto para realmente hacer muchísima acción. Me siento muy afortunada”.
G20 ya se puede ver en la plataforma de Prime Video México.

Fabiola Santiago Periodista y crítica de cine. Le interesa la diversidad de miradas en películas y series. Habla y escribe sobre cine hecho por mujeres, por cineastas indígenas y latinoamericanos.
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Cine y Tv
¡Hogwarts cobra vida de nuevo! HBO revela el elenco de seis miembros del personal para la nueva serie de Harry Potter

La magia regresa con fuerza a la pantalla: HBO ha confirmado oficialmente a seis actores que darán vida a los icónicos personajes del personal de Hogwarts en la esperada serie original de Harry Potter. El reparto está encabezado por el aclamado actor John Lithgow como Albus Dumbledore, director de Hogwarts y mentor de Harry. Lithgow, ganador de seis premios Emmy y dos Tony, recientemente fue galardonado con el Olivier Award 2025 como Mejor Actor por su papel en Giant.
La multipremiada Janet McTeer interpretará a la estricta pero entrañable Minerva McGonagall, subdirectora y jefa de la casa Gryffindor. El talentoso Paapa Essiedu, nominado al Emmy y al BAFTA por I May Destroy You, será el complejo y misterioso Severus Snape.
La ternura y la fuerza del medio gigante Rubeus Hagrid estarán en manos de Nick Frost, conocido por su trayectoria en cine y televisión británica.
El profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras en el primer año de Harry, Quirinus Quirrell, será interpretado por Luke Thallon, destacado actor de teatro.
Finalmente, Paul Whitehouse, cinco veces ganador del BAFTA, asumirá el papel del malhumorado conserje Argus Filch.
Francesca Gardiner, showrunner y productora ejecutiva, junto con el director Mark Mylod, expresaron su entusiasmo:
Estamos felices de anunciar el casting de estos seis actores. Nos emociona contar con tanto talento para dar nueva vida a estos personajes tan queridos.
La producción comenzará en verano de 2025 y la serie se estrenará exclusivamente en Max, llegando a públicos de todo el mundo, incluidos nuevos mercados como Turquía, Reino Unido, Alemania e Italia.
Esta adaptación televisiva será fiel a la saga original escrita por J.K. Rowling, quien también funge como productora ejecutiva junto a Neil Blair, Ruth Kenley-Letts y David Heyman, productor de las películas originales.
Con una narrativa más profunda y visualmente impactante, la serie promete redescubrir el mundo mágico y enamorar tanto a los fans veteranos como a una nueva generación.
¡Prepárate para volver a Hogwarts!
Cine y Tv
Un periplo por Asia donde realidad y ficción se entremezclan

Para el cineasta portugués Miguel Gomes, todas sus películas «son remakes de El mago de Oz«. Así lo dijo en una entrevista que concedió en el marco del Festival Internacional de Cine de Cannes 2024, donde presentó Grand Tour, su sexto largometraje como director y el primero que lo vuelve partícipe de aquel prestigioso encuentro cinematográfico, aparte de ahí mismo hacerlo acreedor del premio a la Mejor dirección; una película cuyo vínculo con las aventuras de Dorothy y Toto lo percibe el director no en la historia ni en los personajes, sino en la coexistencia de un mundo real y un mundo ficticio.
En este drama de época, Kansas viene a ser esa realidad que Gomes registra con avidez documentalista: el recorrido que él y un pequeño equipo de producción realizó hace cinco años, inspirado en el tour por Asia que solían hacer los exploradores británicos hasta principios del siglo XX. Y en cambio, la fantástica Tierra de Oz encuentra su equivalente en todo aquello que el quincuagenario realizador rodó en estudio: una historia ficcional que bebe de las comedias screwball y donde si bien no figura un León Cobarde ni una Bruja Mala del Oeste, sí hay un hombre temeroso que huye por varios países asiáticos, y una mujer testaruda que lo acecha sin descanso.

¿De qué se trata Grand Tour?
Ambientada en 1918, Grand Tour sigue a un funcionario británico llamado Edward (Gonçalo Waddington) y a su prometida Molly (Crista Alfaiate), inmersos en un juego del gato y el ratón. Al comienzo de la historia, Edward abandona su hogar en Myanmar y escapa a Singapur con tal de eludir la boda. Sin embargo, una persistente Molly empieza a seguir sus huellas, y el viaje deviene una persecución entre cómica y reflexiva que les hace a ambos aventurarse por varios países y ciudades de la región, como Bangkok, Saigón, Osaka y Shanghái.
Las poblaciones que Edward y Molly visitan en la ficción son donde Miguel Gomes encomendó el levantamiento de material audiovisual que retratara la vida cotidiana y las distintas manifestaciones culturales que dan identidad a cada territorio. Así que, por un lado, Grand Tour ahonda en las aventuras y desventuras de sus protagonistas en una versión de Asia de inicios del siglo XX —recreada en un set— y por otra parte, intercala imágenes de cada ciudad en la actualidad. Esto ocasiona un diálogo entre realidad y ficción que reafirma en el estilo de Gomes los atributos de dualidad y experimentación que ya se veían, por ejemplo, en Tabú (2012), que ultimadamente es también una película «romántica» que juega con temporalidades.
«Me obsesiona averiguar cómo puedo establecer el diálogo entre estas dos cosas tan diferentes y qué es lo que pueden aportarse mutuamente», comenta el cineasta en una reciente charla con Cine PREMIERE. «Creo que esto es algo que planteo en cada película. Esta pregunta: ¿Cómo puedo aprovechar esa capacidad [del cine] de captar la realidad y también de inventar un mundo con nuevas reglas? ¿Y cómo puedo juntarlas para que se enriquezcan entre ellas?»
Para Grand Tour, el director no descartaba que el material filmado en locación tuviera el potencial de expresar algo acerca del mundo interno de los personajes. Quizás la imagen de una rueda de la fortuna pudiera de algún modo representar la falta de rumbo que aqueja a Edward. Pero Gomes jamás preconcibió esa clase de asociaciones. Simplemente quería que lo documental y lo ficcional convivieran, sin la menor idea de qué efecto producirían en conjunto. Tal vez, si acaso, que a ojos de la audiencia, uno «contaminaría» al otro.
«Al principio no tenía la respuesta. Incluso ahora, no sé si tengo la respuesta. Pero sabía que producirían algo», agrega. «Este choque continuo entre dos cosas muy diferentes —estudio de filmación y mundo real; pasado y presente— debía ofrecer algo. Y mi esperanza era que las escenas de estudio se ‘contaminaran’ con las secuencias rodadas en Asia. Y que lo que se ve en el diario de viaje pudiera ‘contaminarse’ también por lo que se ve en el estudio».

Perdidos en el sudeste asiático
Para concebir la historia anti-romántica de Edward y Molly, Miguel Gomes tomó de inspiración una simple broma expuesta en el libro The Gentleman in the Parlour, donde el inglés W. Somerset Maugham vertió sus experiencias de viaje por el sudeste asiático en la primera mitad del siglo pasado. «Era un chiste sobre que los hombres son cobardes y las mujeres, testarudas [a la hora de casarse]», nos explica el director.
Sin embargo, el oriundo de Lisboa acertó en no elaborar una mera caricatura de sus personajes. Claro que éstos gozan de sus propias excentricidades, como que a Edward lo conozcamos aferrado a un ramo de flores —las cuales reparte entre extraños una vez que decide huir de Myanmar— o que Molly posea una risa peculiar que sale a presión, cual globo desinflándose. Pero el director de Grand Tour anhelaba profundidad y sobre todo transformación en sus protagonistas.
“Edward y Molly no son los mismos al inicio y al final de la película”, explica el portugués. “Creo que el Edward aterrado de la primera escena no es el Edward [del final] que se siente perdido de una forma más melancólica. Algo le sucedió durante su viaje. Y con Molly, es aún más evidente que ella al principio estaba alegre, llena de vida y abierta a todo el mundo. Pero al final, ella sólo piensa en Edward y se torna más y más oscura”.
Para Gomes, es obligado que el punto de partida —en este caso, una burla basada en clichés de género acerca del matrimonio— se convierta en algo diferente para que valga la pena llevarlo a la pantalla. A su parecer: “Las cosas deben cambiar, los personajes deben cambiar, pero sobre todo, una película debe cambiar, como también la relación que existe entre ésta y el espectador”.
En lo que concierne al público, el quincuagenario cineasta quería adrede confundir a los espectadores (“al espectador occidental, al menos”) al no poner subtítulos cuando hubiera diálogos de personas locales con las que Edward y Molly se cruzan durante su travesía por Oriente. Así la audiencia podía compartir la perspectiva foránea con la que Gomes reconoce haber hecho Grand Tour y que evidentemente es también la de sus protagonistas británicos.
“La película trata sobre desencuentros”, enfatiza el realizador. “De algún modo, nos queda la sensación de que todos estos personajes de Occidente están un poco fuera de lugar, al no entender demasiado lo que está sucediendo [a su alrededor]”.

Captar la realidad y crear un mundo nuevo
A principios de 2020, Miguel Gomes emprendió su periplo por Asia. Había planeado seguir la misma ruta trazada por W. Somerset Maugham décadas antes que él y capturar en 16mm las imágenes que le parecieran más interesantes. En cada urbe que visitó, contó con el apoyo de productores locales con quienes la relación variaba según el territorio. El director rememora que, por ejemplo, le resultó difícil rodar en Japón porque ahí se cruzó con gente que no aprobaba del todo sus constantes cambios de parecer sobre dónde poner la cámara. Y al contrario, en Filipinas le ayudó un productor a quien poco le preocupaba que no tuvieran los permisos de filmación necesarios.
En cuestión de semanas, Gomes visitó Myanmar, Singapur, Tailandia, Vietnam, Filipinas y Japón, exactamente en ese orden, que es el que siguen Edward y Molly en la ficción. En Grand Tour, China es el último destino de los personajes y originalmente ésa iba a ser también el de Gomes. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 ocasionó que el realizador no pudiera concluir su recorrido y tuvo que esperar hasta 2022 para obtener el material documental que le faltaba.
«Teníamos la intención de ir a China, pero eran los comienzos del COVID, así que no nos dejaron entrar», nos platica el galardonado en Cannes. «Dos años más tarde, pudimos rodar en China pero a distancia. Yo estaba en Lisboa, sin poder entrar [al país asiático]. Así que [dirigí a distancia] a un equipo de producción chino que se encargó de las dos últimas semanas de rodaje».
Aquello que no deja de asombrar a Gomes es la capacidad que tiene el cine de, por un lado, “captar la realidad y nuestras vidas”, y por otra parte, crear un mundo completamente nuevo. Y si bien el director disfruta más filmar en locación, es consciente de las bondades de un foro como aquél en el que rodó la parte ficcional de Grand Tour. Ahí fue capaz de “inventar” su propio sol, a través de lo que él describe como “el gran poder de la iluminación de estudio”; un poder que en la escena final (ya lo descubrirán al ver la película) se manifiesta como una auténtica fuerza divina.
«La idea [para esa escena final] surgió como dos semanas antes de rodar [los segmentos de Edward y Molly]», comparte con Cine PREMIERE. «Originalmente no estaba en el guion. Pero entonces un día, mientras instalaban las luces en el techo del estudio, se me ocurrió que en la escena final hubiera esta gran intervención, [la manifestación] de este gran poder de la iluminación de estudio».

¿Dónde ver la película Grand Tour?
En México, Grand Tour se exhibe actualmente en salas del circuito alternativo. Llegará en exclusiva a la plataforma de streaming Mubi el 18 de abril de 2025.

Antonio G. Spíndola Tengo muy mala memoria. Por solidaridad con mis recuerdos, opto por perderme también. De preferencia, en una sala de cine.
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