Que Hacer
de lo más moderno a lo más tradicional

Pocos países hay tan fascinantes como Japón, un país donde se mezcla el respeto por lo milenario con el futuro más absoluto. Aprovechando que estamos en plenos JJ.OO. (con un año de retraso) vamos a hacer un repaso a los 35 imprescindibles que ver y hacer en Tokio: de lo más moderno a lo más tradicional.
Porque es un país en donde los robots están presentes pero en el que se lleva orgulloso el kimono por la calle. Donde los onsen conviven con los cafés en los que los camareros son robots… y luego están sus parques y templos. Sin duda Tokio es una ciudad por descubrir.
- El paso de peatones Sibuya, quizás uno de los lugares imprescindibles en Tokio: cruzarlo y alucinar con la cantidad de gente que hay y nadie se tropieza. Además en uno de sus lados está la famosa estatua del perro Hachiko.
Akihabara
- El barrio de Akihabara, el lugar al que ir si uno quiere comprar lo último en tecnología, electrónica y todo lo relacionado con la cultura manga y el otaku.
Sensô-Ji
- El templo Sensô-Ji es el templo más famoso y fotografiado de Tokio, el más antiguo de la capital y junto a su pagoda de cinco plantas y los restos de incienso vivirás un regreso al pasado.
- Para llegar a Sensô-Ji hay que cruzar la Puerta del Trueno (con su enorme farolillo en medio), Kaminarimon, y atravesar Nakamise Street: una calle llena de tiendas de souvenirs y puestos de dulces.
Palacio Imperial, Tokio
- El Kōkyo o Palacio Imperial de Tokio, que sólo está abierto al público dos días al año: el día del cumpleaños del Emperador y el día de año nuevo (23 de diciembre y 2 de enero, respectivamente).
Monte Fuji
- El Monte Fuji, la montaña sagrada más venerada por los japoneses. Se trata de un volcán inactivo desde 1708 que se eleva a más de 2.400 metros de altura y tiene una bonita capa de nieve coronando su cima. Imprescindible hacer una visita de un día.
Yoyogi Park
- El Parque Yoyogi es el más grande de Tokio (junto con los jardines imperiales) y en fin de semana de lo más animado: es donde quedan los rockabillies a bailar. Pero dentro del mismo está el Meiji Jingū, uno de los santuarios sintoístas más visitados del país.
Kamakura Daibutsu
- Visitar Kamakura, una ciudad a 50 km de Tokio, rodeada de montañas y una bahía y llena de templos, como el Templo Kotoku-in, donde está el segundo Buda sedente más grande de Japón, que data de 1252.
- Visitar Yokohama, que es la segunda ciudad más grande de Japón y una de las más modernas, llena de altos rascacielos.
- Visitar los restos del Castillo Edo, que durante 260 años fue el hogar de los shogun Tokugawa y por lo tanto el centro político, y nido de intrigas, de Japón.
- Ir al mercado de pescado de Toyosu, que está en una isla artificial en la bahía de Tokio. Consta de tres enormes edificios donde se pueden ver las subastas de pescado y comer en sus restaurantes.
Tokio SkyTree
- Subir a lo alto del Tokyo SkyTree, la torre de telecomunicaciones de 634 metros de altura. Tiene dos miradores panorámicos de 360 grados a 350 y 450 metros. Desde esa altura, en los días despejados, se llega a ver el Monte Fuji.
Tokio Tower
- Y también la Tokyo Tower, que es una suerte de Torre Eiffel de color rojo en medio de Tokio. Cuando la terminaron en 1958 y fue la más alta de Japón hasta que se terminó la SkyTree.
- También si os encantan las alturas una de las mejores maneras de admirar Tokio es el mirador que hay en la última planta del Ayuntamiento, que además es gratuito.
- Visitar el Shinjuku Gyoen National Garden, que en su momento fue para uso de la Casa Imperial en 1906. En 1949 se abrió al público y en él conviven jardines de estilo francés, británico y japonés.
- Los Jardines Hamarikyu, otro de los pulmones de Tokio, un jardín de estilo tradicional japonés con un estanque de agua de mar salada y una casa de té.
Parque Ueno
- El Parque Ueno: en primavera sus más de 1000 cerezos lo convierten en un espectáculo a la vista, y además es uno de los principales focos culturales de la ciudad.
- Los museos del parque Ueno: el Museo Nacional de Tokio, el Museo Oriental, el Museo Nacional de Ciencias, el Museo Shitamachi, el Museo Nacional de Arte Occidental y la Galería Metropolitana de Arte de Tokio.
Odaiba
- Odaiba, otra isla artificial de la bahía de Tokio, que es el parque de atracciones futurista de la ciudad y en la que está el Robot Gundam Durante el día hace varios cambios de Unicorn Mode a Destroy Mode y por la noche ofrece espectáculo de luces.
- Ir a comer a Omoide Yokocho, el callejón que tienen 70 pequeños establecimientos en los que comes en la barra y que tiene como especialidad las brochetas yakitori, de muchos tipos: pollo, hígado, intestinos…
- El barrio de Harajuku, centro neurálgico de la moda, porque es donde están las mejores boutiques de la ciudad y también el más extravagante, porque es donde se reúnen los amantes del Cosplay.
- Darse un paseo por Ginza, el barrio más elitista y caro de la ciudad, al que comparan con la Quinta Avenida. Aquí está el Teatro Kabuki-Za, que representa funciones de entre 3 y 5 horas.
Nikko
- En las afueras de Tokio está Nikko, declarada Patrimonio de la Humanidad por la belleza arquitectónica de sus templos y santuarios y la naturaleza que los rodea.
- El Museo Nacional de la Ciencia Emergente y la Innovación, si sois amantes de la ciencia y todo lo futurista.
- Museo de la Ciencia de Toshiba, en Kawasaki, un museo interactivo sobre la ciencia y la tecnología que hará las delicias de los más pequeños.
Kanda Myojin
- El Santuario de Kanda Myojin, fundado en el año 730, y que está muy cerca de Akihabara, por lo que venden amuletos para proteger los dispositivos electrónicos.
- Salir por la noche por Golden Gai, un laberinto de callejones llenos de bares.
- Ver la Estación Central de Tokio, a la que sin duda se habrá llegado en uno de los trenes. Es un precioso edificio de ladrillo rojo de inicios del siglo XX.
Hanami en Chirodigafuchi
- Ver el Hanami en primavera en los jardines de Chidorigafuchi.
- Visitar el Templo Zōjō-ji, uno de los más bonitos que ver en Tokio
- Explorar Ryogoku, el barrio del sumo de Tokio, si tienes suerte puedes ver los entrenamientos de la mañana en una heya.
- Visitar el reloj de Ghibli (y ya puestos el museo, aunque esté lejos)
- Monte Takao, un lugar perfecto para hacer una escapada de un día ya que es una de las zonas naturales más cercanas a Tokio. Es un sitio excelente para hacer senderismo, cuenta con sinfín de senderos que atraviesan el monte y llegan a la cima a 599 metros de altura.
- Una visita a Hakone, el lugar más tradicional que podemos encontrar a las afueras de Tokio y además disfrutar de un onsen. Desde aquí está también una de las vistas más privilegiadas del Monte Fuji.
- Déjate llevar por las diversiones más populares para los japoneses, como los karaokes o los pachinkos (las salas de máquinas tragaperras), si aguantas el ruído.
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Que Hacer
estos son los Mercadona más bonitos de España

Una de las cosas que nunca deja de sorprendernos son las infinitas posibilidades que ofrece Mercadona. Desde productos virales que arrasan en redes sociales hasta convertirse en el inesperado escenario de historias de amor al estilo de un nuevo “Tinder”.
Y es que además, en algunas ciudades de España, esta cadena se ha encargado de recuperar algunas joyas del patrimonio arquitectónico local y las ha transformado en verdaderas paradas obligatorias dentro de las rutas turísticas.
En estas tiendas, la cadena valenciana ha ido más allá de la simple eficiencia y ha logrado fusionar la compra diaria con la historia y la arquitectura, dando lugar a algunos de los supermercados más bellos del país. Si eres amante de los viajes y las curiosidades urbanas, te presentamos la lista de los Mercadona más bonitos de España.
Talavera de la Reina: un viaje al siglo XIII

Ubicado en pleno casco histórico de Talavera de la Reina (Toledo), este Mercadona destaca por su emplazamiento en una antigua casa del siglo XIII. La experiencia de compra comienza desde el acceso, donde los clientes atraviesan un patio que conserva elementos originales, como una fuente central y una exuberante vegetación. Lejos de ser un simple supermercado, este establecimiento ofrece un viaje en el tiempo, integrando la arquitectura histórica con la instalaciones que exige un supermercado en la actualidad.
Jerez de la Frontera: el equilibrio entre historia y vanguardia
En Jerez de la Frontera se encuentra otro de los Mercadona más bonitos del país. Está ubicado en un edificio protegido que anteriormente albergaba la antigua bodega San Patricio, un enclave clave en la producción vinícola local desde el siglo XIX. Su reforma ha respetado todos los elementos arquitectónicos originales, logrando una integración armoniosa con el entorno histórico sin renunciar a la modernidad. Gracias a su fachada, que combina detalles tradicionales con un diseño contemporáneo, se ha convertido en un punto de referencia tanto para los jerezanos como para los visitantes que buscan una experiencia de compra única.
Cala d’Or, en Mallorca: el supermercado con las mejores vistas
Aunque los supermercados suelen ser sitios llenos de luz artificial, estanterías y poco más, el Mercadona de esta localidad mallorquina se ha hecho muy popular gracias a las impresionantes vistas que ofrece el ventanal situado en la entrada. Aunque ni su fachada ni su interior presentan detalles especialmente llamativos, este establecimiento se ha asegurado un lugar en nuestra lista gracias a este precioso paisaje, en el que por cierto, no es extraño encontrase a turistas haciéndose fotos con ese telón de fondo.
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Que Hacer
cinco escapadas en España perfectas para celebrar el Día del Padre

No es ningún secreto que celebraciones como el Día del Padre han adquirido un fuerte carácter comercial. Y aunque no deberíamos necesitar una fecha especial para agradecer todo lo que nuestro padre ha hecho por nosotros, esta es una gran oportunidad para sorprenderlo y demostrarle cuánto lo valoramos.
Si algo tengo claro, es que el mejor regalo no se compra: compartir tiempo juntos y vivir experiencias únicas a su lado es lo más valioso tanto para él como para nosotros. Porque más allá de un simple detalle, son esos momentos los que se convierten en recuerdos imborrables.
Por eso, hoy apostamos por una escapada diseñada especialmente para él, con planes para todos los gustos: desde aventuras emocionantes hasta experiencias gastronómicas, sin necesidad de salir de España.
1. Ruta del vino en La Rioja: un viaje entre viñedos y copas
Si papá es un amante del buen vino, una escapada a La Rioja es el plan perfecto. Disfrutar de una de las cunas del vino español es una experiencia enológica inigualable que debe empezar siempre con una visita guiada a alguna bodega centenaria. Allí encontramos, por ejemplo, la de Marqués de Riscal, donde su espectacular arquitectura firmada por Frank Gehry es una atracción en sí misma, o López de Heredia, famosa por su tradición vinícola.
Este tipo de recorridos ofrecen la posibilidad de disfrutar de catas exclusivas con maridaje, donde se puede degustar algunos de los mejores vinos del mundo acompañados de productos locales. Para completar la experiencia, podemos reservar una cena en cualquiera de los restaurantes de la zona y pernoctar en un entorno vinícola de ensueño, como el Hotel Viura o el propio Marqués de Riscal, donde la estancia se convierte en una experiencia de lujo.
2. Aventura en los Picos de Europa: adrenalina y paisajes de ensueño
Si tu padre es un amante de la aventura, una escapada a los Picos de Europa es una opción ideal. Con paisajes impresionantes y rutas para todos los niveles, incluidas algunas perfectas para disfrutar con niños, es un destino que combina emoción y naturaleza en su máximo esplendor.
Empezar la experiencia con un ascenso en el teleférico de Fuente Dé en Camaleño es una gran idea, ya que ofrece una vista panorámica espectacular de las montañas. Luego, se puede hacer una ruta de senderismo por la mítica Ruta del Cares o los Lagos de Covadonga para conectar con la naturaleza en estado puro.
En caso de querer una buena dosis de adrenalina, podemos paracticar espeleología en la cueva de Valporquero, cuyas impresionantes formaciones geológicas ofrecen una experiencia muy recomendable. Y para descansar, nada mejor que pasar la noche en alguna de las casa rurales con encanto que existen en Cangas de Onís, que ofrecen la combinación perfecta entre confort y entorno natural.
3. Escapada gastronómica a San Sebastián: un festín para el paladar

Para los padres más foodies, San Sebastián es el destino ideal. Famosa por su gastronomía de vanguardia, esta ciudad es un paraíso para los amantes de la buena mesa. Un recorrido de pintxos por la Parte Vieja es imprescindible, con paradas en bares emblemáticos como La Cuchara de San Telmo o Borda Berri, donde se pueden degustar delicias en miniatura con un maridaje perfecto de txakolí o sidra local.
Para una experiencia aún más exclusiva, se puede reservar una cena en uno de los muchos restaurantes con estrella Michelin que se encuentran en la ciudad. Para completar el viaje, un paseo por la Playa de La Concha y una visita al Peine del Viento de Eduardo Chillida brindarán un toque cultural a la escapada.
4. Ruta en moto por la Sierra de Grazalema: curvas, paisajes y libertad
Para los padres moteros, o aquellos a los que les gusta la velocidad, pocas experiencias son tan emocionantes como recorrer las sinuosas carreteras de la Sierra de Grazalema. Este paraíso para los amantes de las dos ruedas ofrece una combinación perfecta de paisajes impresionantes y pueblos blancos llenos de encanto. La ruta ideal debe incluir paradas en Ronda, con su icónico Puente Nuevo y sus calles empedradas llenas de historia; Zahara de la Sierra, un pueblo de postal con un embalse de aguas turquesas; y Grazalema, famoso por su entorno natural.
Durante el trayecto, es imprescindible detenerse en los miradores naturales y disfrutar de las vistas de la impresionante Garganta Verde. Para recuperar energías, nada mejor que un almuerzo en un mesón típico de la zona, donde el queso payoyo, un producto local de sabor inigualable, se convierte en el protagonista.
5. Pesca y naturaleza en Extremadura: una conexión con el entorno
Si tu padre disfruta del contacto con la naturaleza, Extremadura es el destino perfecto. En plena dehesa extremeña puede disfrutar de una jornada de pesca en el embalse de Alcántara, uno de los mejores puntos de pesca deportiva en España. Y para los amantes de la observación de aves, el Parque Nacional de Monfragüe es un paraíso donde pueden avistarse especies como el águila imperial o el buitre negro. Además podemos realizar un total de 7 rutas autoguiadas perfectamente señalizadas que podemos rematar con una estancia en alguno de los hoteles que se encuentran en la zona, ofreciendo una combinación perfecta entre naturaleza y confort.
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Que Hacer
No es IA. Este precioso pueblo de España se ha construido sobre un puente natural esculpido por el agua

A lo largo y ancho del planeta, existen rincones extraordinarios que son resultado de la interacción entre tres fuerzas implacables: la naturaleza, el tiempo y la mano del hombre. Algunos de estos lugares han sido esculpidos por fenómenos naturales a lo largo de milenios, mientras que otros han sido moldeados por civilizaciones que, con recursos limitados, lograron erigir verdaderas obras maestras. En ocasiones, estas maravillas son tan sorprendentes que parecen desafiar la realidad, hasta el punto de ser confundidas con creaciones hechas con Inteligencia Artificial.
Uno de estos tesoros ocultos se encuentra en el corazón de la provincia de Burgos, en un escenario donde historia, leyenda y belleza natural convergen de manera fascinante. Se trata de Puentedey, un pequeño municipio que, gracias a su singular encanto, ha sido reconocido recientemente como uno de los pueblos más bonitos de España.
A pesar de su tamaño modesto, este lugar encierra siglos de historia y tradiciones que se reflejan en sus calles empedradas, sus casas de arquitectura tradicional y, sobre todo, en la espectacular formación geológica que le da su nombre.
Puentedey: una obra maestra geológica coronada por arquitectura montañesa

Imagen: Turismo Burgos
El puente natural que da nombre al pueblo es una formación geológica resultante de la erosión causada por la fuerza del río Nela a lo largo de millones de años. Con una altura de más de 15 metros y una longitud de aproximadamente 35 metros, esta estructura rocosa ha despertado la admiración de geólogos y viajeros por igual. Existen teorías que sugieren que, durante siglos, este puente pudo haber servido como paso natural para antiguos pobladores e incluso como punto estratégico de vigilancia.
Por supuesto la imagen más famosa de Puentedey es el de la parte de la villa que se alza sobre el puente. Un sorprendente casco histórico que invita a recorrer sus estrechas calles empedradas y a descubrir sus casas de arquitectura tradicional. Una de las construcciones más famosas, la iglesia de San Pelayo, de origen románico, se alza sobre una loma y ofrece unas vistas privilegiadas del pueblo y el valle circundante. A pocos pasos, se encuentra el Palacio de los Brizuela (conocido popularmente con el nombre de Palacio de los Porras), una construcción señorial del siglo XV que recuerda el pasado noble de la villa y que fue declarado Bien de Interés Cultural en 1949.
Las leyendas locales, siempre dispuestas a añadir un toque de misticismo, cuentan que el puente fue construido por la mano de Dios, lo que daría sentido a su nombre: “Ponte Dei” o “Puente de Dios”. Si bien la ciencia nos da una explicación más terrenal, la magia del lugar sigue envolviendo a quienes lo visitan.
Qué hacer en Puentedey: un destino para todos

Imagen: Turismo Burgos
Por supuesto, el plan imprescindible para todo el que visite este pueblo es recorrer sus calles y hacer fotos desde todas las perspectivas que deja una estampa tan sorprendente.
Para los amantes del turismo activo, los alrededores del pueblo ofrecen diversas rutas de senderismo y bicicleta que recorren el Parque Natural de los Montes Obarenes-San Zadornil y la comarca de Las Merindades. Uno de los itinerarios más recomendados es la senda del río Nela, que permite admirar la flora y fauna autóctonas mientras se sigue el cauce del río.
También es recomendable acercarse a la cascada de Puentedey. Aunque requiere regresar por el mismo camino, en época de deshielo se puede apreciar una caída de agua de 30 metros formada por el arroyo de La Mea, un espectáculo natural que vale la pena observar.
Por supuesto, la gastronomía también es un atractivo en la visita. En los restaurantes de la zona se pueden degustar especialidades burgalesas como la morcilla de Burgos, el queso fresco con miel y el lechazo asado, una delicia que no deja indiferente a ningún paladar.
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