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BYD rompió la barrera de los 100.000 millones de dólares de ingresos en 2024. Es un hito desconocido para Tesla

El año 2024 estuvo marcado por una enorme pelea entre los dos grandes gigantes de los coches eléctricos. BYD y Tesla se disputaron el mercado con suerte dispar hasta cerrar con un empate técnico. El último capítulo lo firman sus resultados financieros.
Las ventas. BYD puso en el mercado 4,27 millones de coches en 2024. La cifra está muy lejos de los 1,79 millones de coches entregados por Tesla. La compañía de Elon Musk no consiguió superar la cifra del año anterior (1,81 millones de unidades) por primera vez en los últimos diez años.
Sin embargo, Tesla vendió más coches eléctricos que BYD. Aunque la compañía china es famosa por sus coches eléctricos, lo cierto es que en 2024 vendió 1,76 millones de coches, según Financial Times. La cifra ha sido ratificada en la presentación de resultados que la compañía china ha llevado a cabo la semana pasada.
No solo EV. Es decir, BYD ha vendido casi 2,5 millones más de coches que Tesla pero lo ha conseguido matriculando híbridos enchufables. En China, híbridos enchufables y eléctricos suman en la misma categoría (vehículos de nueva energía) pero no son lo mismo.
En China, las ayudas para la compra de coches eléctricos también suman para lso vehículos de nueva energía. Por eso en BYD se enfocaron hace ya 15 años. Recientemente, la compañía ha celebrado romper la barrera de las 10 millones de unidades de coches de nueva energía fabricadas. Para alcanzar los cinco primeros millones tardaron 15 años pero para los cinco millones posteriores solo han tardado quince meses.
Un sorpasso. Si hablamos de coches eléctricos, a BYD le ha faltado muy poco para superar a la compañía de Elon Musk el año pasado. Todo indica que cumplirá con los objetivos este mismo año aunque las previsiones apuntan a vender 5,5 millones de unidades de coches de nueva energía en 2025. No se ha especificado cuántos serían eléctricos.
Si estas cifras se cumplen, BYD peleará con Stellantis por ser el quinto mayor fabricante de coches del mundo. Alcanzaría la cifra vendiendo únicamente modelos híbridos enchufables y coches eléctricos, lo que no hace ninguno de los rivales que en 2024 tuvo por encima (Stellantis, General Motors, Hyundai/Kia, Volkswagen y Toyota).
Y otro ya confirmado. Si tenemos en cuenta cómo ha empezado el año 2025 para Tesla, podemos esperar que BYD supere a los de Elon Musk en eléctricos. Sin embargo, en 2024 ya le adelantó en otro parámetro igual de importante: los ingresos. La semana pasada confirmó que éstos se dispararon por encima de los 107.000 millones de dólares.
La compañía china rompió así una barrera que Tesla no ha superado hasta ahora. La compañía estadounidense se quedó el año pasado en 97.700 millones de dólares en sus ingresos. Las perspectivas para la compañía china son todavía más ambiciosas para 2025, tiendo en cuenta el lanzamiento de sus nuevos productos.
Sin aflojar. En 2025, BYD no tiene pensado levantar el pie del acelerador. La empresa ha empezado a desplegar los cargadores que prometen recargas de 400 kilómetros en cinco minutos. De momento, solo dos de sus coches pueden cargar a esta potencia pero es de esperar que vayan sumando nuevos modelos, especialmente los de mayor coste.
Y a esto hay que sumar que recientemente también confirmó que pondría en la calle su Ojo de Dios (las funciones de ayuda a la conducción más avanzadas) en todos sus coches, independientemente de su precio. Es un misil a la línea de flotación de la compañía que quiere sacar un rendimiento económico de ello y ve cómo la competencia lo regala.
Nuevos horizontes. Además de lo anterior, BYD también tiene mucho que ganar porque tiene nuevos mercados por abril. Frente a Tesla, que cuenta con cuatro modelos (y uno de ellos solo se vende en Estados Unidos), BYD sigue encontrando un hueco para sus híbridos enchufables y sus eléctricos.
Contar con motores de combustión en su cartera les permite abrirse paso en Europa y, sobre todo, en países donde el coche eléctrico está menos desarrollado. Pese a no venderse en Estados Unidos, esperan en 2025 vender 800.000 unidades fuera de China, lo que supone duplicar los números de 2024.
Y la batalla por China. A todo lo anterior hay que sumar que el desempeño de Tesla en China está siendo muy malo en estos primeros meses de 2025. BYD ha llegado a un punto en el que acumula un 15% de cuota de mercado en las ventas. Del total de ventas, no únicamente de los modelos de nueva energía.
Tesla, sin embargo, está en caída libre en el mercado. Hasta el punto de que en febrero de 2024 matriculó poco más de 30.000 unidades. No reflejaba una cifra tan baja desde julio de 2022, según CNEV Post. China, el mayor mercado del coche eléctrico del mundo, no parece el lugar ideal para sufrir con las ventas si vendes exclusivamente coches eléctricos.
Foto | BYD y Tesla
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Occidente creía que las minas y la artillería convencional eran el pasado. Ucrania ha demostrado que estaban equivocados

Han sido varias las ocasiones en que el conflicto tras la invasión rusa en Ucrania parecía retroceder al pasado, a una época donde la tecnología no dominaba el campo de batalla, sino el humano a través de ella. El efecto de lo que ha ocurrido al este de Europa comienza a tener sus ecos en varias naciones del viejo continente. La artillería convencional y las minas, durante décadas consideradas obsoletas, han visto un resurgir que nadie pareció atisbar, y ahora todo el mundo quiere rearmarse.
Una vuelta al pasado. Como decíamos, el conflicto en Ucrania ha reconfigurado radicalmente la comprensión occidental sobre la guerra moderna, revelando la vigencia de armas que durante mucho tiempo fueron olvidadas como vestigios del pasado. Minas antipersonales, artillería pesada y municiones no guiadas han reaparecido como elementos clave en un tipo de guerra que la OTAN y los ejércitos europeos habían dejado de planificar: la guerra terrestre de gran escala.
Durante años, las potencias occidentales imaginaron los conflictos del siglo XXI como enfrentamientos tecnológicos, rápidos y quirúrgicos, protagonizados por unidades reducidas y sistemas de armas de alta precisión. Ocurre que la realidad ucraniana, con sus frentes estancados y combates prolongados por el control territorial, ha desmentido esas suposiciones de forma tajante.
El Tratado de Ottawa y las minas. De hecho, uno de los efectos más visibles de este giro doctrinal ha sido la decisión de varios países europeos de abandonar el Tratado de Ottawa de 1997, el mismo que prohibía el uso, producción y venta de minas antipersonales. ¿Quiénes? Finlandia fue el último en revertir su adhesión, sumándose a Polonia, Lituania, Letonia y Estonia, que ya habían anunciado su salida.
Estas naciones, todas vecinas de Rusia o en su área de influencia geopolítica, se están preparando activamente para minar sus fronteras, en un intento por contener una posible ofensiva militar de Moscú. Las razones son meridianamente claras: el uso de minas en Ucrania ha demostrado su efectividad no solo para frenar avances, sino para canalizar a las tropas enemigas hacia zonas donde puedan ser enfrentadas con mayores garantías de éxito. Es una táctica de defensa territorial que resurge en un contexto de guerra convencional, precisamente cuando se creía superada.


Artillería y municiones no guiadas, el resurgir. Mientras los sistemas de misiles guiados suministrados por la OTAN enfrentan problemas ante las capacidades rusas de interferencia electrónica, la artillería tradicional, con proyectiles simples y baratos, ha cobrado nuevo protagonismo. Estas municiones, al no depender de señales electrónicas, son inmunes a los bloqueos o sabotajes tecnológicos.
Además, combinadas con herramientas de vigilancia modernas (como drones que identifican objetivos en tiempo real), se han vuelto extraordinariamente letales. Ucrania, de hecho, ha sabido aprovechar esta sinergia, adaptando tecnologías antiguas al nuevo campo de batalla. El resultado ha sido una guerra que avanza muy poco en términos de territorio, pero que consume enormes cantidades de proyectiles y requiere una producción sostenida que Europa no estaba preparada para asumir.
Europa y la carrera industrial. En la otra acera, el cambio de paradigma ha dejado al descubierto la fragilidad de las capacidades de producción bélica en Europa, aunque eso no es del todo noticia cuando el viejo continente ya ha hablado de rearmarse. Un informe del Royal United Services Institute criticaba a los gobiernos europeos por confiar ciegamente en que el sector privado resolvería las necesidades de fabricación de municiones sin haberles ofrecido incentivos ni regulaciones favorables.
Esta omisión ha tenido consecuencias graves: según el general Christopher Cavoli, comandante supremo aliado de la OTAN en Europa, Rusia se encuentra en camino de acumular reservas de proyectiles tres veces superiores a las de Estados Unidos y Europa juntos. El desequilibrio es alarmante, especialmente considerando que el conflicto ucraniano no muestra signos de resolución a corto plazo y que los niveles actuales de consumo de munición son insostenibles sin una reestructuración industrial.
El espejo de Rusia. A este respecto y según Cavoli, Rusia produce actualmente 250.000 proyectiles de artillería al mes, lo que la encamina a construir ese arsenal tres veces mayor que el conjunto de Estados Unidos y Europa. No solo eso. El testimonio de Cavoli subraya un punto crucial: mientras que en Occidente se percibe a Rusia como una potencia empantanada en una guerra de desgaste, su maquinaria de defensa ha logrado adaptarse, crecer y, en algunos aspectos, fortalecerse en pleno conflicto.
Moscú ha estado reponiendo sus arsenales en todos los frentes (desde municiones hasta vehículos blindados y tropas), lo que contrasta fuertemente con las dificultades logísticas y de producción que enfrentan sus adversarios. La estimación de Cavoli apunta a una fabricación anual de 1.500 tanques por parte de Rusia, frente a los 135 que produce Estados Unidos. En el último año, las tropas rusas habrían perdido aproximadamente 3.000 tanques, 9.000 vehículos blindados, 13.000 sistemas de artillería y más de 400 sistemas de defensa aérea, pero estarían en camino de sustituirlos por completo, manteniendo intacta su capacidad de proyección terrestre.
Errores de planificación. Expertos como Paul van Hooft, del think tank RAND Europe, explicaban a Insider que este desfase es consecuencia directa de tres décadas de planificación estratégica centrada en guerras asimétricas. Desde los atentados del 11 de septiembre, la OTAN diseñó sus operaciones militares pensando en insurgencias, terrorismo y fuerzas irregulares, donde ni la artillería pesada ni las minas parecían tener utilidad práctica.
Esa visión condujo, según el analista, al desmantelamiento de arsenales tradicionales y al abandono de doctrinas de guerra terrestre, especialmente en Europa Occidental. Sin embargo, el conflicto actual exige precisamente lo contrario: defensa territorial, ocupación sostenida de zonas amplias y capacidad de disuasión clásica.
El equilibrio entre el futuro y el pasado. Mark Cancian, del Center for Strategic and International Studies, subrayaba que las guerras prolongadas, una vez estabilizadas las líneas de frente, hacen que armas como la artillería y las minas no solo sean útiles, sino dominantes. Si bien los drones, la inteligencia artificial y otras innovaciones siguen desempeñando un rol importante, no sustituyen el volumen de fuego ni la resistencia logística que permiten sostener una ofensiva o defender una posición durante meses.
A este respecto, Cancian advierte contra el exceso de confianza en las visiones futuristas de guerra, muchas de ellas promovidas por startups tecnológicas que compiten por atraer fondos de los nuevos presupuestos de defensa. Frente a ello, la evidencia parece mostrar que, al menos por ahora, la guerra sigue siendo una cuestión de volumen, de recursos físicos y de capacidades convencionales bien gestionadas. Irónicamente, si Europa quiere estar preparada para los desafíos del siglo XXI, parece que tendrá que aceptar que el futuro de la guerra también se libra con herramientas del pasado.
Imagen | U.S. Department
En Xataka | Para cazar drones rusos, Ucrania está recurriendo a una técnica revolucionaria… de la Primera Guerra Mundial
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el K-pop comienza a dar signos de agotamiento

Hace unos años, hablábamos de cómo el K-pop, los grupos de pop sintético coreanos manifiestamente prefabricados y cuyo trasfondo es tan fascinante o más que su música, estaban arrasando en el panorama internacional, después de décadas amasando millones en su país de origen. Actualmente, sin embargo, se detectan señales de agotamiento tanto en lo financiero como en lo creativo. ¿Estamos viendo el principio de la decadencia del género o solo es un bache ocasional?
2020, punto de inflexión. Fue en ese año, como recuerda The Guardian, cuando BTS, quizás el grupo de K-pop más popular del mundo, coló su tema ‘Dynamite‘ en las listas de lo más vendido en Estados Unidos. Fue una primera vez para el K-Pop que pareció consolidarse en 2023, cuando las Blackpink fueron cabeza de cartel en Coachella. Desde entonces, solistas como Jennie y Lisa (salidas de Blackpink), la nueva sensación del género Tomorrow X Together, Ateez o Twice han entrado en la lista norteamericana: siete de los 10 CDs más vendidos en EE.UU en 2024 fueron de K-pop. Y esta presencia en las listas americanas es quizás lo que está precipitando cierta crisis… en Corea.
Internacionalización del sonido. Cuando las bandas coreanas han detectado la posibilidad de ampliar su ya enorme mercado, han aplicado un rodillo internacionalizador a muchos de sus éxitos, sin duda derivado del éxito de ‘Dynamite’, cantada íntegramente en inglés, requisito quizás imprescindible para triunfar en una lista tan anglocéntrica como la de los éxitos estadounidenses. Esto no ha gustado, cuenta The Guardian, a los fans de toda la vida, que además están viendo cómo entra un fandom de más edad: el K-pop ha dejado de ser un fenómeno estrictamente juvenil (como demuestran fenómenos como la gira ‘Forever Young’ de Day6 este mismo año, dirigida a un público maduro), y más que integrar, eso aliena a los fans de siempre.
Canciones en inglés, sonido poco coreano. Esa internacionalización pasa por una serie de elementos que no son bien vistos en Corea. Por ejemplo, cantar en inglés: ‘Dynamite’ ha sido un éxito en Estados Unidos, como decíamos, precisamente gracias a que está cantada íntegramente en ese idioma, una absoluta primera vez para el género. Pero no solo eso: el último éxito viral en redes como TikTok del K-pop, ‘APT‘, de Rosé (otra miembro de Blackpink) no solo está cantada en inglés y es un dueto con Bruno Mars, sino que su sonido está absolutamente producido al estilo norteamericano, como una especie de Lady Gaga acelerada y punk-pop.
Corea mira al J-pop. Y no hablamos de éxito estrictamente de Estados Unidos: en España, sin ir más lejos, han tocado Colde, Aespa, Kiss of Life y TXT y en el resto de este año están previstas las visitas de Lun8, KISU, Wave to Earth, Stray Kids o Blackpink. Cada vez más internacionales, cada vez más afines a los gustos internacionales, es lógico que los propios fans coreanos les den la espalda: actualmente las listas de éxitos de Corea del Sur están llenas de música coreana más orientada al rap (quizás la próxima fiebre en internacionalizarse, como demuestran Blackpink), J-pop (pop japonés) y la inevitable llegada de bandas de idols generados de forma sintética.
Y mientras, la industria se atomiza. Tradicionalmente, los grupos de K-pop han sido creados por los sellos mediante castings, y han controlado absolutamente todos los aspectos de su carrera: su imagen pública, sus relaciones personales, etc. En 2022, un grupo de los más elogiados en la escena, NewJeans, intentó desvincularse de su sello, Hybe, como protesta por el trato que les habían dado y por el despido de su productor y responsable de su sonido, una inclasificable mezcla de jazz, pop y electrónica avanzada. Hablaron con sus fans en directos en internet y desataron una discusión pública acerca de los derechos laborales de los artistas de K-pop.
Un negocio en crisis. La acción de NewJeans sirvió de cuña para que la industria, que cada vez se muestra más rígida, dé síntomas de crisis, o al menos, exhiba ciertas grietas en su estructura. Como prueba, las ventas: la Korea Music Content Association ha observado que después de nueve años consecutivos de crcecimiento, en 2024 las ventas de discos cayeron un 19% en Corea.
Una crisis también de imagen. Un detalle revelador tanto acerca de la crisis en la industria en Corea como de la caída en las ventas está en que dos de los grupos que traccionaban la industria (en palabras del ‘Korea Times’), BTS y Blackpink (unos haciendo el servicio militar, las otras centradas en sus carreras internacionales) han paralizado su actividad en el país. Hybe, el sello con el que chocó NewJeans, y el más importante de la industria coreana, lleva un tiempo reportando pérdidas y está inmersa en una crisis de imagen que le ha llevado a pedir disculpas a sellos rivales, artistas y al público. Todo apunta a un signo de los tiempos que quizás sea el principio de un cambio inevitable.
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esta es mi experiencia con el iPhone más económico

El iPhone más barato que puedes comprar ahora mismo (si lo quieres nuevo) es el iPhone 16e. Apple ha decidido acabar con el iPhone SE por una buena razón: dotar de Apple Intelligence a su modelo más económico. Esto requería mucha RAM (8 GB) y un hardware bastante potente, algo que no iba demasiado en la línea con el modelo anterior.
Así que Apple ha decidido que el iPhone 13 y el iPhone 16 pasen una noche loca, para crear el iPhone 16e. Hemos grabado nuestro 24/7 para contarte la experiencia que hemos tenido con este teléfono, y cómo se comporta en el día a día.
Lo primero que nos ha sorprendido de este teléfono es su batería, una de las más duraderas en un iPhone pequeño. Hemos llegado a las diez horas uso, llegando a la cama con un 4%. Y no en jornadas cortas, jornadas de 6:33h de la mañana a 0:43h de la noche. Eso sí, en el vídeo verás que esto tiene un pequeño truco.
Lo segundo a destacar es… que este teléfono tiene una sola cámara. Ni telefoto ni ultra gran angular. Los resultados nos han gustado, y no hemos notado grandes diferencias frente a sus hermanos mayores. También me ha gustado el vídeo, que graba hasta 4K 60fps en Dolby Vision. Eso sí, no hay modo cinde, algo que he echado en falta.
Rendimiento, pantalla, experiencia de usuario y más, lo guardamos para que puedas enterarte de todo del vídeo. Ya te adelantamos que, si no estás dispuesto a dejarte mil euros por un iPhone, esta compra tiene bastante sentido.
En Xataka | iPhone 16 Pro, análisis: es uno de los mejores móviles de 2024, también el que menos me emociona
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