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hoy se posiciona como capital de la robótica

La identidad industrial de Odense estuvo marcada por sus astilleros. Durante casi un siglo, sus ingenieros construyeron algunos de los portacontenedores más avanzados del mundo, incluidos los gigantes de la clase Mærsk E, que en su momento fueron los mayores barcos de carga jamás construidos. Pero la industria naval danesa llevaba años perdiendo terreno. Desde finales de 1970, el sector sufrió un repliegue gradual a medida que la construcción naval se trasladaba a Corea del Sur, Japón y China, donde los costes de producción eran significativamente más bajos.
Para contener la crisis, el gobierno danés impulsó subsidios estatales, créditos a la exportación y encargos estratégicos, pero la tendencia era imparable: entre 1977 y 1985, la cuota de mercado de los astilleros europeos cayó del 41 % al 18 %, mientras que la de Asia pasó del 46 % al 70 %, con China emergiendo como un actor clave. Son datos que aparecen en ‘Transforming an Industry in Decline’, un análisis de Thomas Roslyng Olesen sobre la caída de los astilleros daneses.


Odense no fue inmune a este cambio. Hasta finales de la década de 2000, Mærsk había construido muchos de sus barcos en el Odense Steel Shipyard, pero la creciente competencia de los astilleros asiáticos llevó a la compañía a replantear su estrategia. Como recoge Taipei Times, en 2011 Maersk encargó a Daewoo Shipbuilding & Marine Engineering (DSME), en Corea del Sur, la construcción de sus nuevos portacontenedores de la clase Triple-E.
Lo que pudo haber sido el colapso industrial de la ciudad se convirtió en un punto de inflexión. Dinamarca no pudo competir en costes con Asia, pero encontró una alternativa en los nichos tecnológicos de alto valor añadido. En lugar de construir barcos, la industria local comenzó a desarrollar motores marinos más innovadores, software para la automatización portuaria y sistemas térmicos avanzados.
Odense no tardó en seguir ese camino. Su reconversión no ocurrió de un día para otro, ni fue el resultado de un plan maestro perfectamente ejecutado. Fue, más bien, una respuesta a la urgencia. Sin astilleros ni grandes contratos navales, la ciudad tuvo que buscar una alternativa. La inversión pública ayudó, las universidades pusieron de su parte y el ecosistema industrial hizo lo que pudo con las herramientas que tenía. La robótica y la automatización parecían una vía prometedora, una forma de aprovechar el conocimiento técnico heredado de la industria naval para construir algo nuevo.


Oficinas de Universal Robots en Odense
Pero transformar una ciudad no es fácil. No basta con atraer startups o poner incentivos fiscales. Hay que generar talento, convencer a las empresas de que apuesten por quedarse y, sobre todo, demostrar que hay un mercado dispuesto a sostenerlo todo a largo plazo. Odense, precisamente, se encuentra en esta fase. Su antiguo corazón industrial está llenándose de empresas que buscan abrirse camino en la robótica, como Universal Robots y Mobile Industrial Robots (MiR), dos de las firmas más destacadas que han nacido en este ecosistema.
Universal Robots se ha especializado en cobots, robots colaborativos diseñados para trabajar junto a humanos en fábricas, sin necesidad de barreras de seguridad ni programaciones complejas. A diferencia de los robots industriales tradicionales, que suelen estar confinados en celdas y operan con fuerza y velocidad para tareas repetitivas, los cobots están diseñados para la interacción directa con operarios humanos. No hay que confundirlos con los robots humanoides. MiR, por su parte, ha apostado por robots móviles autónomos, máquinas capaces de moverse por almacenes y centros logísticos transportando mercancías.
Un clúster tecnológico en pleno auge
El crecimiento de empresas como Universal Robots no ha ocurrido en el vacío. Una de las claves de la transformación de Odense ha sido el desarrollo de un clúster tecnológico especializado en robótica, que hoy es uno de los más dinámicos de Europa. En toda Dinamarca hay más de 300 compañías dedicadas a la robótica y la automatización, y más de 160 tienen su sede en Odense.
Este ecosistema comenzó a tomar forma entre 1980 y 1990, cuando se empezó a experimentar con tecnología robótica en los astilleros de Odense, pero su consolidación real llegó en las últimas dos décadas. Desde 2015, el número de empresas en el clúster había crecido un 50% en 2020, según el Odense Robotics Insight Report. En el centro de esta red está la Universidad del Sur de Dinamarca (SDU), que no solo aporta talento a las empresas del sector, sino que también lidera investigaciones en automatización e inteligencia artificial.
Si le preguntas a las autoridades locales, no tienen dudas: Odense no solo quiere ser un referente en robótica, sino convertirse en la mejor ciudad del mundo para el desarrollo de robots. “Odense ya es el centro mundial de robots colaborativos, pero soñamos con hacer de Odense la mejor ciudad robótica del mundo”, afirman desde el gobierno local. No es solo un lema: es una estrategia que ya está en marcha.
Uno de los pilares de este plan es desarrollar un campus de robótica, donde startups, grandes empresas y la Universidad del Sur de Dinamarca compartan investigaciones e ideas. Este espacio debería servir como núcleo de innovación, facilitando el contacto directo entre talento emergente y compañías consolidadas. La meta es reforzar la red que ya existe entre las empresas del clúster y hacer que la ciudad sea aún más atractiva para la inversión extranjera.
Odense está apostando fuerte, pero aún falta ver si la jugada funciona
La ciudad ha hecho una apuesta clara: quiere que la robótica sea su nueva industria insignia. Tiene una estrategia bien definida, inversión en marcha y una red de empresas que ya está funcionando. Pero queda la parte más difícil: convertir este ecosistema en un modelo sostenible a largo plazo.


Odense no está compitiendo en solitario. A nivel global, la robótica se ha convertido en una carrera tecnológica en la que solo unos pocos actores podrán consolidarse. China, con su ambición de liderar la automatización mundial, está invirtiendo miles de millones en ciudades como Shenzhen y Hangzhou, donde se están desarrollando robots industriales y de servicio a gran escala, y donde destacan firmas como Unitree, que buscan replicar el éxito que Xiaomi alcanzó en el sector móvil. Su dominio en la fabricación de robots no solo representa una amenaza tecnológica para Estados Unidos, sino que también está generando una batalla por la hegemonía en la industria de la robótica.
Silicon Valley, por su parte, sigue siendo uno de los epicentros de la innovación. Gigantes como Google ya están explorando esta convergencia. Con su proyecto Gemini Robotics, la compañía quiere que la IA deje de estar confinada en pantallas y empiece a actuar en el mundo real, permitiendo que los robots sean más autónomos y adaptables. También en Sunnyvale, California, la startup Figure busca dar el siguiente gran paso con el primer robot humanoide autónomo comercialmente viable. La apuesta es clara: la combinación de IA generativa y hardware avanzado será clave en la nueva era de la automatización.
Silicon Valley sigue siendo uno de los epicentros de la innovación.
Pero la innovación en robótica no se limita a Silicon Valley. En Austin, Texas, Tesla sigue avanzando en automatización e inteligencia artificial aplicada a la movilidad, mientras que en Waltham, Massachusetts, Boston Dynamics continúa experimentando con robots avanzados, dejando atrás sus conceptos del pasado. El futuro de la robótica no solo pasa por mejorar el hardware, sino por integrar inteligencia artificial generativa en robots físicos, un salto que podría cambiar la industria para siempre.
En este contexto, Odense no solo compite contra ciudades chinas, europeas o estadounidenses. La lucha por convertirse en la capital mundial de la robótica es cada vez más global, y la ciudad danesa tendrá que demostrar que su apuesta por la automatización y la colaboración entre universidades y empresas puede sostenerse a largo plazo.
Dinamarca, sin embargo, tiene algo que pocos pueden ofrecer: un modelo de sociedad altamente competitivo y estable. En 2024, el país se posicionó como la tercera economía más competitiva del mundo, solo por detrás de Singapur y Suiza, según el World Competitiveness Ranking del IMD. Este reconocimiento refuerza su capacidad para adaptarse a los cambios globales y consolidarse como un polo de innovación tecnológica.
Por cada empresa consolidada, hay docenas que intentan sobrevivir en un sector altamente competitivo. El desafío sigue siendo enorme: atraer inversores, retener talento local y convencer a gigantes industriales de que Odense puede ser más que un experimento bienintencionado. La ciudad ha logrado sentar las bases, pero aún queda la prueba más difícil: demostrar que realmente puede convertirse en la capital mundial de la robótica.
Imágenes | David Levêque | Odense Robotics | Universal Robots | Mobile Industrial Robots (MiR)
En Xataka | A China le falta tanta gente para cuidar a millones de ancianos que ha tomado una decisión inédita: robots
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La guerra de los chips entre EEUU y China ya está dejando daños colaterales. Aunque en Corea del Sur

Para el Gobierno de Corea del Sur su industria de los semiconductores tiene un rol estratégico, al igual que las de la producción de paneles OLED o la fabricación de baterías. Estos tres sectores tienen un impacto muy profundo en su economía, por lo que es comprensible que la Administración haga todo lo que está en su mano para reforzar su posición en el mercado global e incrementar su competitividad.
A mediados de diciembre de 2023 Yoon Suk Yeol, el expresidente de este país asiático, viajó a Países Bajos con el propósito de consolidar una alianza con ASML en materia de circuitos integrados, entre otros objetivos prioritarios. Durante los últimos meses Corea del Sur se ha “enfrentado” a EEUU para proteger el negocio de sus principales fabricantes de semiconductores en China, entre los que se encuentran Samsung y SK Hynix. Pero su perspectiva a corto plazo es desalentadora.
Las ventas de semiconductores a China han caído en febrero un 31,8%
El mercado chino es fundamental para Corea del Sur. Lo es al menos si nos ceñimos a la industria de los circuitos integrados. A finales de 2024 el país liderado por Xi Jinping representaba aproximadamente dos quintas partes de todas las exportaciones de tecnología de Corea del Sur, pero el flujo de chips está cayendo en picado. Según el Ministerio de Comercio, Industria y Energía de esta última nación en enero de 2025 la venta de chips se contrajo un 22,5% frente al mismo mes del año anterior.
2025 va a ser un mal año para la industria de los semiconductores debido al enfriamiento de la demanda global y al impacto de los aranceles
Y en febrero la caída ha sido aún más abrupta: del 31,8% frente a febrero de 2024. Esta tendencia respalda los augurios que vaticinan desde hace meses que 2025 va a ser un mal año para la industria de los semiconductores debido al enfriamiento de la demanda global y al impacto que los aranceles presumiblemente ya están teniendo en la industria de los circuitos integrados. En cualquier caso, a Corea del Sur esta incipiente crisis parece estarle afectando más que a otros países que también viven en gran medida de los chips, como Taiwán.
Samsung y SK Hynix lideran el mercado de los chips de memoria, y buena parte de sus ingresos procede, precisamente, de estos semiconductores. Las sanciones de EEUU les impiden vender a sus clientes chinos sus chips más avanzados, que, precisamente, son los que suelen convivir con las GPU para inteligencia artificial (IA).
China ha respondido dedicando más recursos al desarrollo de sus propias tecnologías de memoria, lo que está provocando un descenso de los precios que está afectando claramente al negocio de Samsung y SK Hynix. Pese a todo la consultora Gartner ha vaticinado que la IA tirará de la industria de los semiconductores durante 2025, dejando la puerta entreabierta a la posibilidad de que finalmente este año no sea tan malo para los fabricantes de chips como apuntan las primeras cifras.
Imagen | Samsung
Más información | SCMP
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review con características, precio y especificaciones

Xiaomi no quiere descolgarse de Apple, Samsung y Huawei, los principales actores en el mundo del tablet con pretensiones de pseudoportátil, y ya tiene una nueva dupla de tablets potenciados con accesorios y que juegan la baza de su atractivo precio. Tenemos una Xiaomi Pad 7 a partir de 400 euros.
Pero para alcanzar un punto de partida más interesante hay que subir la apuesta hasta los 499 euros, precio por el que ya podemos conseguir uno de los nuevos Xiaomi Pad 7 Pro, modelo donde la pantalla de calidad y la potencia de un gran procesador se combinan para tratar de lograr lo que hasta ahora no ha conseguido otro tablet Android: que nos olvidemos del portátil.
Ficha técnica del Xiaomi Pad 7 Pro
xiaomi pad 7 pro |
|
---|---|
dimensiones |
251,2 x 173,42 x 6,18 mm |
peso |
500 g |
pantalla |
11,2″ LCD Resolución 3.200 x 2.136 px 144 Hz Dolby Vision 800 nit |
procesador |
Snapdragon 8s Gen 3 |
memoria |
8 / 12 GB LPDDR5X |
almacenamiento |
128 / 256 / 512 GB UFS 4.0 |
conectividad |
USB-C WiFi 6 Bluetooth 5.4 HiRes Dolby Atmos |
cámaras |
Trasera de 50 MP (f/1.8) Frontal de 32 MP, (f/2.2) |
sonido |
4 altavoces Dolby Atmos |
batería |
8.850 mAh Carga de 67W |
sistema operativo |
Xiaomi HyperOS 2 |
precio |
Desde 599 euros |
* Algún precio puede haber cambiado desde la última revisión
Diseño, pantalla y sonido: un tablet para disfrutar
Resulta curioso que el mejor punto de partida de un tablet que aspira a ir más allá de producto multimedia, tenga en la combinación de diseño, pantalla y sonido sus grandes argumentos. Nos bastaría que así fuera de no ser porque su precio de partida, aunque atractivo, nos invita a pensar en destinar este equipo a algo más.
El Xiaomi Pad 7 Pro es un tablet compacto y con muy poco peso que luce un diseño llamativo con fabricación en metal, concretamente aleación de aluminio. Lo tenemos disponible en tres colores, algo que ya es tendencia entre muchos fabricantes.


La parte trasera tiene un acabado mate que debería ser de gran ayuda para evitar suciedad y huellas, pero no es así. Menos mal que lo habitual será llevarlo con funda.
El Xiaomi Pad 7 Pro tiene un diseño metálico de alto nivel y su peso y grosor casan muy bien con lo que ofrecen modelos de la competencia de más precio
Este dispositivo tiene un grosor de apenas 6 mm, en línea con los mejores tablets del mercado, y pesa 500 gramos, unos 50 más de lo que marcan en báscula los mejores en este aspecto. Con estas cifras no podemos decir que sea incómodo de manejar pero aunque su pantalla de 11 pulgadas invita en cierta manera a manejarlo con una sola mano, con el tiempo resulta algo cansado.


Qué gusto da usar accesorios creados específicamente para un dispositivo
El Xiaomi Pad 7 Pro me ha resultado algo resbaladizo. Cierta textura en la trasera siempre es bienvenida. En todo caso, en este tipo de equipos de gran tamaño, una funda siempre es una decisión muy acertada.
La que podemos comprar de Xiaomi es una estupenda opción porque además de servir de protección, hace las veces de sistema de soporte para poder colocarla frente a nosotros sobre una mesa.


Aunque la trasera no es muy brillante, las huellas y suciedad la afean bastante
Los controles físicos se limitan a la botonera para subir y bajar el volumen, quizás demasiado corta para ser un solo elemento, y el botón de encendido. Ese control no sobresale apenas del marco y oculta el sensor de huellas dactilares.
Como nos pasa con casi todo los tablets del mercado, no es la mejor opción para desbloquear rápida y cómodamente el dispositivo porque como ocurre con el control de volumen, agarremos como agarremos el tablet, los botones nunca están accesibles de manera rápida y cómoda.


El botón de inicio, que incluye el lector de huellas, apenas sobresale del diseño del marco
Es pues mejor optar por el desbloqueo facial, el cual no da excesivos problemas excepto con muy poca luz.
En la parte trasera encontramos otro módulo de cámara que por diseño nos quiere llevar mentalmente al que encontramos en terminales móviles de la compañía.
Aquí creo que Xiaomi no acierta en tanto que ese importante módulo hace que, reposando sobre una superficie plana, el tablet cojee lo suficiente para que, si queremos dibujar, escribir o simplemente escribir sobre la pantalla, sea algo incómodo.
En su afán por dar relevancia a un elemento, la cámara, que no debería tenerla tanto en un tablet, el gran módulo de cámara penaliza usar el tablet apoyado sobre la mesa, por ejemplo para dibujar
Si pasamos al frontal del Xiaomi Pad 7 Pro, el ratio de cerca del 90% de cuerpo/pantalla ya nos da una idea de que vamos a disfrutar mucho del contenido multimedia que queramos ver con este equipo.


La pantalla tiene una diagonal de 11,2 pulgadas, con tecnología táctil con muestreo de 360 Hz, sistema anti-humedad para los toques y una resolución de 3200×2136 píxeles. Eso nos da una densidad de casi 350 ppp que nos garantiza nitidez tanto para el trabajo como para la visualización de contenido. La relación de aspecto es de 3:2, de nuevo jugando con ir más allá de un tablet de consumo de contenidos.
El panel, de tipo IPS, ofrece una profundidad de color de 12 bits compatible con el espacio de color DCI-P3. Viene calibrado de fábrica y resulta un panel que nos deja una grata experiencia y fidelidad suficiente para incluso tareas más allá del ocio si mantenemos el esquema de colores Pro.


Si lo preferimos, en los ajustes del dispositivo podemos optar por más modos e incluso jugar con las opciones de los espacios de color disponibles o la temperatura de color.
La pantalla del Xiaomi Pad 7 Pro tiene un brillo máximo de 800 nits, el punto más flojo de su ficha técnica si comparamos con la competencia, así como compatibilidad con contenido HDR bajo las especificaciones Dolby Vision y HDR10. No faltan certificaciones TÜV para el cuidado de la visión, con modos entre otros de detección de la temperatura de color de la luz ambiental para ajustar la del panel.


Aunque el fabricante anuncia que existe una versión de este Xiaomi Pad 7 Pro con acabado mate de la pantalla, nosotros hemos probado el estándar. Y aunque no podemos evitar el brillo de la luz solar en exteriores o fuentes potentes en interior, la visualización de contenido es correcta en estas complicadas situaciones gracias al alto brillo del panel.
Nos quedamos de todas formas con las ganas de comprobar si, en el modelo con pantalla mate, la experiencia de escritura es similar a la del papel como promete Xiaomi. Porque en el que tiene acabado estándar brillo, la experiencia de escritura es más estándar.
En un tablet compatible con el dibujo y la escritura, que la pantalla ofrezca una respuesta y tacto similar a la del papel es clave. Y lo echamos en falta en el modelo que no es mate
La buena pantalla del Xiaomi Pad 7 Pro no se queda sola en el apartado multimedia pues disponemos de cuatro altavoces con sonido envolvente y certificación Dolby Atmos que nos ofrece una experiencia sonora muy decente para un tablet de gama media, con sonido equilibrado y muy potente.
Rendimiento, software y autonomía: más atractivo y potente
Aspirar a ser algo más que un tablet de ocio pasa irremisiblemente por disponer de la potencia suficiente. Y en eso el Xiaomi Pad 7 Pro no tiene problema alguno gracias a la inclusión en su ficha técnica del Qualcomm Snapdragon 8s Gen3.
Este procesador se basta para, en combinación con 8 o 12 GB de memoria RAM según la configuración que escojamos, ofrece al usuario una experiencia de uso fluida con el tablet, ya sea para tareas exclusivamente de ocio o en aquellas que requieren de un extra, como la edición de imágenes o vídeo.


Las configuraciones disponibles del Xiaomi Pad 7 Pro admiten como hemos adelantado tanto 8 como 12 GB de memoria RAM LPDDR5X, así como memoria interna que va de los 128 a los 512 GB, todas ellas UFS 4.0.
En nuestros test habituales de rendimiento para tablets Android, el Xiaomi Pad 7 Pro saca buenas notas como era de esperar, pero hay ciertos test importantes, como los de 3DMark o GFXBench que no nos permitió el dispositivo poder ejecutar. Ejem.


En PCMark superó los 15.700 puntos mientras que en GeekBench 6, este Xiaomi Pad 7 Pro con el Snapdragon rozó los 1.900 y 5.500 en las pruebas de un solo núcleo y varios respectivamente.
El rendimiento se mantiene con el tiempo sin excesivos problemas, con una estabilidad de alrededor del 90%. Además no es un equipo que sufra especialmente con el calor pero cierto calentamiento sí que es apreciable en la parte cercana a la cámara.


Un pero que debemos poner a la ficha técnica del Xiaomi Pad 7 Pro la tenemos en la conectividad. Es acertadamente un tablet con Wi-Fi 7 pero no hay versiones con conectividad 5G, algo interesante para trabajar en movilidad si debemos hacerlo a menudo y no queremos recurrir a compartir conexión desde nuestro smartphone. Tampoco incluye GPS por lo que la localización es aproximada y basada en la conectividad Wi-Fi.
Sí que hay un guiño a Xiaomi con la inclusión de un sensor de infrarrojos, aunque no me parece que en un dispositivo de este tamaño tenga sentido para, por ejemplo, controlar un televisor.
El procesador de Qualcomm es de vital importancia para que la capa HiperOS 2 (que funciona sobre Android 15) de Xiaomi pueda parecer realmente fluida. Y más cuando en el equipo hay integración total con Gemini y la promesa, para variar, de que la IA sea relevante en el día a día con el equipo.


El problema es que el grueso de las aplicaciones propia de Xiaomi que recurren a la IA para tareas ya nada novedosas como crear imágenes a partir de bocetos, ayudarnos con la escritura/resumen de un texto o incluso realizar operaciones matemáticas sencillas tras escribir la ecuación u operación en una libreta digital, no están disponibles por ahora en todos los mercados. Y tampoco son relevantes como anuncian todas las marcas.
Sí que tenemos ya activos los fondos dinámicos y las nuevas animaciones y widgets que la verdad es que le sientan muy bien al Xiaomi Pad 7 Pro.


También se ha reformado la integración del tablet con Windows y por supuesto los terminales y otros dispositivos de la marca, pudiendo por ejemplo realizar videollamadas usando la cámara de un teléfono de Xiaomi.
Xiaomi se ha centrado en la apariencia de su capa HiperOS 2 pero se ha dejado en el camino dotar a este dispositivo de aplicaciones propias de nivel. O de cantidad. Ni una cosa ni la otra
Usar esta función ya depende de nosotros porque la cámara web del este Xiaomi Pad 7 Pro es de 32 MP y con una serie de herramientas de ayuda y mejora tanto del sonido como de la imagen, es más que suficiente para un ámbito de trabajo en movilidad o personal.
Lo mismo ocurre con la cámara principal, la trasera, de 50 MP y única pese a que el módulo de cámara invite a pensar en otra cosa. Es capaz de grabar vídeo 4K a 60 fps, es bastante luminosa (f1.8) pero el tamaño del sensor no da para muchas alegrías y es extraño que alguien la vaya a usar para algo teniendo un smartphone a mano.


Por último toca hablar de la batería. Tiene una capacidad máxima de 8.850 mAh, no de las más grandes del sector, pero que nos da perfectamente para entre 7 y 8 horas de tiempo de pantalla activa de manera efectiva, es decir, no ciñéndonos exclusivamente a navegar por Internet o reproducir vídeos en local sino sacando partido al dispositivo y por ejemplo, usando todo el tiempo el teclado con funda y mucha multitarea.
El Xiaomi Pad 7 Pro tiene carga rápida de 67 W pero el cargador compatible de la compañía se debe comprar por separado ya que en la caja solo se cuenta con cable USB-C. Nosotros lo hemos probado con un cargador de 65W y conseguimos completar la carga en menos de una hora y media.
La importancia de los accesorios
Como ya hemos adelantado a lo largo de este análisis del Xiaomi Pad 7 Pro, este tipo de dispositivos se entienden poco sin una serie de accesorios que los potencien. Si no es así, los esfuerzos por la potencia bruta y la multitarea en el sistema operativo quedan en nada.
Xiaomi acompaña el Pad 7 Pro con un nuevo teclado apellidado Focus, de tipo flotante, y mucho más interesante que el básico. También tenemos funda nueva y un stylus acorde con el nivel del nuevo tablet
Xiaomi lo sabe y ha creado un nuevo teclado llamado Focus y que tiene un diseño flotante que nos recuerda a uno muy conocido de una marca referente en el mundo de los tablets productivos.


Buen tacto, respuesta pero echamos de menos un touchpad como en el modelo Focus
El modelo que nosotros hemos analizado no es el teclado Focus sino el más clásico. Ganamos que sea un conjunto más compacto pero por la diferencia de precio entre ellos, 70 euros, merece la pena hacer el esfuerzo por el Focus, que sale por 199 euros.
Este teclado cumple de manera justa y aunque ofrece un buen recorrido y respuesta al tacto, se nos queda algo reducido en tamaño. Y sobre todo, echamos de menos el touchpad, que es la gran diferencia con el modelo Focus, que también admite un ajuste completo de la inclinación y retroiluminación adaptativa.


Otro accesorio interesante es la funda, de tipo origami para adaptarse a diferentes usos del Xiaomi Pad 7 Pro. Cuesta 50 euros y puede ser interesante para dibujar en el tablet, pero no sirve si llevamos puesto el teclado, que en ambas versiones (Pro y Focus), incluye una parte como funda de la trasera del equipo.


Sitio para su carga, conectividad inmediata y muy buen comportamiento. Pero cuesta 100 euros
Por último tenemos el Xiaomi Focus Pen, un stylus no del todo nuevo y que destaca por su reducida latencia (3 ms) y más de 8.000 niveles de presión. En nuestra prueba nos ha resultado muy cómodo, con botones útiles como el de foco que hace las veces de puntero láser y el acierto de que son multifuncionales, sirviendo para abrir la aplicación de dibujo/notas o para realizar capturas de pantalla. Pero anota también su precio para sumar: 99 euros.
Xiaomi Pad 7 Pro, la opinión y nota de Xataka
Por algo más de 650 euros, el Xiaomi Pad 7 Pro junto con el teclado Focus que recomendamos comprar pueden ser nuestros. Es un precio relativamente contenido para un tablet donde la potencia está asegurada así como el nivel de la pantalla, de diagonal algo superior a las 11 pulgadas.
Con ese tamaño de pantalla, el Xiaomi Pad 7 Pro aspira a convencer tanto a usuarios que solo quieren un tablet de consumo como a aquellos que se animarían a dibujar o tomar notas con ayuda de su stylus bien integrado en el equipo y sistema, o a ser algo productivos con ayuda del teclado. Como hemos dicho, mucho mejor optar por el Focus con touchpad integrado.
Pero una nueva vez, y ya van unas cuantas, no podemos obviar el gran talón de Aquiles de este tipo de dispositivos: las aplicaciones de utilidad y calidad. Xiaomi ha conseguido que HiperOS 2 sea útil con ayuda de la multitarea y ventanas flotantes pero viene sin prácticamente aplicaciones propias que refuercen ese rol. Apenas la enfocada en el dibujo, bastante completa pero que no se ve apoyada por todo un ecosistema.
8,3
Diseño
8,75
Pantalla
9,25
Rendimiento
9
Software
6
Autonomía
8,5
A favor
- Sin ser el más ligero del mercado, es cómodo de usar en el día a día
- Tanto sonido como calidad de pantalla nos invitan a usarlo mucho para disfrutar de contenido multimedia
- El Snapdragon hace un gran papel para que nada se nos resista
En contra
- No te debes fijar en el precio de partida del equipo porque sin accesorios tiene poco sentido este tablet
- Qué lástima que el software penalice tanto un hardware de gran nivel
- La autonomía no es para poder exprimirlo al máximo
* Algún precio puede haber cambiado desde la última revisión
La tablet ha sido cedida para la prueba por parte de Xiaomi. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
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son todo un caramelo para los hackers

Usar auriculares con cable como antena de retransmisión. Suena loco, pero es la nueva práctica mediante la cual los atacantes pueden escuchar a distancia todo lo que estás diciendo. Periscope es el nuevo sistema de espionaje mediante radiación electromagnética desarrollado en laboratorio, con el fin de probar que los dispositivos que estén conectados a este tipo de auricular son vulnerables.
Una nueva investigación ha ahondado sobre este método mediante el cual puede interceptarse el sonido que se está retransmitiendo a través de ordenadores portátiles y móviles (tanto Android como iPhone).
Los autores descubrieron que, tanto teléfonos como ordenadores, generan radiación electromagnética cuando procesan las señales de sonido. Lo curioso es que, interceptando esta señal, se puede llegar a recuperar el sonido original.
Los auriculares por cable actúan como antenas, por lo que amplifican esta señal, interceptable hasta 15 metros. Estas señales son imperfectas, pero pueden limpiarse de ruido y distorsión mediante ordenador. Se logró una reconstrucción completa del audio con un 7,44% de error, haciendo que el audio fuese inteligible tanto por humanos como por inteligencia artificial.
¿En qué escenarios puede explotarse esta vulnerabilidad? En cualquiera en la que tu dispositivo esté retransmitiendo audio. Por ejemplo, si estuvieses en una reunión y dieses cualquier dato confidencial, un ordenador portátil situado en un rango de 15 metros podría interceptar la señal y reconstruirla posteriormente.
Los investigadores informaron el problema a Apple, Lenovo, Huawei, Vivo, OPPO y Dell, asegurando que Huawei ha sido una de las primeras en ponerse manos a la obra para desarrollar una solución.
Esta vulnerabilidad ha sido descubierta en laboratorio por lo que, por el momento, no parece haberse puesto a prueba en escenarios reales a manos de hackers.
Imagen | Xataka Móvil
En Xataka | Tengo auriculares inalámbricos de todos los tipos. Ninguno me funciona tan bien como los de cable
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