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El plan B de EEUU en el Ártico es una cueva submarina de Noruega. El único inconveniente es que no está en venta
Que Trump dijera lo que dijo sobre Groenlandia no es nuevo. En realidad, y como contamos, es la quinta vez que Estados Unidos “pregunta” por la isla más grande del mundo. Detrás de la idea está el Ártico y, por supuesto, geopolítica. El Ártico es crucial para las rutas globales de transporte, rica en recursos naturales, está frente al “amigo comunista” y un mayor control en general podría alterar las estrategias de dos grandes potencias: China y Rusia. Y si el plan A no sale, hay plan B.
Queremos esa cueva. Al parecer, la Marina de Estados Unidos busca reanudar operaciones en el complejo Olavsvern, una base submarina construida durante la Guerra Fría por la Marina Real Noruega. El enclave, situado en los fiordos noruegos cerca del Mar de Noruega y protegido por 270 metros de roca, ofreció en su momento un puerto estratégico para submarinos y embarcaciones de patrulla.
Qué duda cabe, aunque fuera de circulación desde 2009, Olavsvern sigue siendo un activo de alto valor, especialmente en un contexto de creciente actividad rusa en el Ártico. Sea como fuere, no será una negociación sencilla. A pesar de los avances iniciales en 2020 para un posible acuerdo de arrendamiento, hasta ahora no se ha concretado nada, y el futuro de la base sigue siendo incierto para los intereses estadounidenses.
Infraestructura y capacidad. El complejo Olavsvern cuenta con unos 25.000 metros cuadrados de instalaciones subterráneas que incluyen muelles en aguas profundas, un túnel de entrada de un kilómetro, áreas de almacenamiento fortificadas y espacios de mantenimiento. No solo eso. Construido con un coste de 450 millones de dólares, financiados en gran parte por la OTAN, también dispone de barracones, suministro de agua potable y una planta de energía.
Durante la Guerra Fría, el enclave fue utilizado por submarinos aliados para mantenimiento y reparaciones, y se convirtió en un centro para ejercicios militares y entrenamiento invernal. Su capacidad para proteger submarinos y su ubicación estratégica lo convierten en una pieza valiosa en operaciones árticas, particularmente en el Mar de Barents, una ruta crucial para la flota rusa.
Una cueva frente a la expansión rusa. Lo contamos el otro día, y el renovado interés en Olavsvern sigue la misma senda y se produce en un contexto de intensificación de las operaciones del Kremlin en el Ártico. Moscú ha expandido sus bases militares en la región y aumentado la actividad de sus submarinos, los mismos que utilizan el Mar de Barents y el paso GIUK (Groenlandia, Islandia, Reino Unido) para acceder al Atlántico.
¿Qué ocurre? Que como estas rutas son críticas para las operaciones navales rusas, la OTAN y a la Marina de Estados Unidos tratan de reforzar su presencia en la región. De ahí que submarinos estadounidenses, como el USS New Mexico o el USS Florida, hayan realizado visitas a puertos cercanos, como el de Grøtsund, al norte de Tromsø, que actualmente sirve como punto de apoyo para operaciones en el Alto Norte. Por supuesto, de ahí también “las palabras” de Trump.
El único “pero”. Ocurre que hay un escollo y ahora mismo parece insalvable. A pesar de sus ventajas estratégicas, la reactivación de Olavsvern enfrenta desafíos significativos. El principal: vendida a una empresa privada, WilNor Governmental Services, en 2013, la base se utiliza principalmente para entrenamientos anuales del Cuerpo de Marines holandés. Dicho de otra forma, en estos momentos no parece estar “en venta”.
A este respecto, WilNor ha manifestado su interés en convertir nuevamente a Olavsvern en un centro logístico y operativo, o sea, que se abre a la idea estadounidense, pero cualquier plan para recibir, digamos submarinos nucleares con la barra y estrellas, requiere la aprobación de las autoridades noruegas de seguridad radiológica, un proceso lento y sin claridad en cuanto a plazos.
Impacto geopolítico. Es la última de las patas a tratar sobre el escenario planteado. El uso potencial de Olavsvern por parte de la Marina de Estados Unidos ha generado inquietudes en las comunidades locales debido a los riesgos asociados con submarinos nucleares.
Dichas preocupaciones son las que precisamente han retrasado las decisiones del Ministerio de Defensa de Noruega, que hasta ahora no ha dado señales claras sobre la expansión del uso militar de la base. Con todo, la creciente presión de la OTAN y el aumento en el gasto de defensa europeo tras la invasión rusa de Ucrania podrían acelerar estos planes.
De fondo: “conquistar” el Ártico. Qué duda cabe, el complejo Olavsvern representa un activo estratégico de gran valor en la región ártica para los estadounidenses, especialmente ante ese incremento de las tensiones con Rusia. Ahora mismo el principal escollo es de tipo burocrático, pero si pensamos que la reactivación fortalecería las capacidades de la OTAN y permitiría a la Marina de Estados Unidos operar más eficazmente en el Alto Norte, esa barrera no parece tan insalvable.
Una idea o plan que, como Groenlandia, subraya la importancia del enclave y la zona, el Ártico, en el equilibrio de poder del siglo XXI, posicionándolo en estos momentos como un punto focal en la rivalidad entre grandes potencias.
Imagen | WilNor Governmental Services
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China lleva 12 años tirando toneladas de arena al océano. Y ahora estamos viendo cómo emergen islas en mitad de la nada
Ha pasado más de una década desde que China comenzara con una llamativa estrategia de expansión territorial: tirar toneladas de arena al mar de China Meridional. Esto no es exclusivo de China y, de hecho, Japón construyó así un aeropuerto que pronto será un aeropuerto submarino, pero China lo está haciendo de forma masiva y con un objetivo: reclamar lo que es suyo.
Y ver cómo levantan estas islas artificiales es… hipnótico.
Contexto. Finales de 2013 marcó un punto de inflexión en China: el país empezó a rellenar de forma masiva siete de los arrecifes de los archipiélagos de Nansha y Xisha (Spratly y Paracels, respectivamente). En un tiempo récord entre diciembre de ese año y junio de 2015, China llevó a cabo la primera fase de la operación: la de relleno.
Desde 2015 en adelante, se han dedicado a consolidar ese territorio mediante la construcción de infraestructuras como pistas de aterrizaje, hangares, puertos, radares y estructuras de apoyo. Según la U.S.-China Economic and Secutiry Review Commission, entre diciembre de 2015 y octubre de 2015, China había construido de forma artificial unos 12 km² de tierra sobre los arrecifes de Nansha. Mientras Estados Unidos lo decía con preocupación, los medios chinos confirmaban el dato con orgullo.

Antes

Y después
Cómo lo hacen. No echaron mano de métodos demasiado complejos para hacerlo. Por un lado, cortaron el fondo coralino y bombearon sedimentos a zonas someras. La tierra se fue depositando como relleno para, posteriormente, construir diques y muros de contención alrededor del arrecife. El siguiente paso fue depositar más relleno y, por último, grandes apisonadoras y palas iban compactando esa tierra para dar consistencia al conjunto.
Lo último era crear la pavimentación, pistas de aterrizaje, carreteras y demás infraestructura. El resultado son esos más de 12 km², y puestos en contexto suponen “17 veces más tierra reclamada en 20 meses que todo lo que los demás reclamantes internacionales han conseguido durante los últimos 40 años”.
En acción. Ver las fotos satelitales que muestran el antes y el después, algo fácil de hacer mediante la función de histórico de Google Earth, es interesante, pero ver un timelapse de cómo se ha levantado uno de estos nuevos territorios es, como decía, algo hipnótico. Un ejemplo, el vídeo del siguiente ‘tweet’ (si no lo puedes ver, pincha en él):


Narrativa. ¿Qué motivación tiene China para semejante despliegue de medios y dinero? Depende a quién preguntes. Por un lado, el gobierno chino ha defendido que la creación de estas islas sirve al apoyo en misiones de rescate en alta mar, también a la pesca, la investigación científica, puntos de apoyo a la navegación gracias a esos radares y a la recopilación de datos para su servicio meteorológico. Por último, también sirve para la defensa en caso de ser necesario.
Los vecinos no están convencidos con la explicación y, de hecho, piensan que es una estrategia que responde a un único interés: reclamar territorios que China considera de su propiedad. El Ministerio de Defensa de Japón asegura que estas infraestructuras permiten una presencia china permanente en aguas que no le pertenecen, con capacidad ofensiva prácticamente en todo el mar de China Meridional.
Militar. Recientes informes, como el del CSIS de este 2025, subraya que la reciente actividad casi perenne de China en el mar de China Meridional únicamente ha sido posible gracias a esos trabajos de construcción de hace una década. Los análisis occidentales apuntan que las pistas para aviones están preparadas para aviones de combate y transporte de tierras, así como la presencia de puertos para buques de guerra, instalaciones subterráneas y hasta plataformas de misiles.
La tensión es evidente porque Pekín reclama la soberanía sobre unos territorios que sus vecinos niegan. Esos vecinos son Vietnam, Taiwán, Japón o Filipinas. Y Vietnam, de hecho, está haciendo lo mismo que China en 2013: tirar tierra al mar. Sus avances también han sido considerables en poco tiempo en una zona que se ha convertido en un auténtico hervidero.
El impacto ecológico. Pero más allá de las intenciones de unos y otros, algo innegable que no puede esconderse bajo ninguna narrativa es el daño medioambiental que estas islas artificiales causan a su entorno. En algunos artículos se ha señalado que ese afán ‘isleño’ ha provocado la pérdida de unos 12 a 18 km² de arrecife, dañando algunos de los arrecifes mejor conservados de la región de forma directa, pero también afectando sistemas lejanos debido a las ‘nubes’ de sedimento formadas durante el vertido de sedimentos.
Artículos científicos chinos también han mostrado que estas prácticas eliminan completamente el ecosistema del área ocupada y afecta de forma negativa a las corrientes y los patrones de sedimento, provocando esa mencionada degradación de zonas vecinas. Sin embargo, desde la Administración Estatal Oceánica de China se defiende que todos los proyectos se evaluaron a conciencia y que no dañan los corales. ¿La culpa de ello? Tendencias globales como la acidificación de los mares o el cambio climático.
Imágenes | Ma Wukong
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Ferdinand Porsche ideó el primer coche con un motor eléctrico en cada rueda. Hoy un fabricante chino va a hacerlo posible
Hace justo unos días hablábamos de Dongfeng en la planta de Santana, ya que serán los Dongfeng Z9, traídos por piezas desde China, los que acaben ensamblándose en Linares para acabar recorriendo las carreteras españolas con otro nombre: los Santana 400. Sin embargo, la marca también tiene presencia en España con el Box, un vehículo urbano que llevamos conociendo desde finales del año pasado.
Dongfeng en China es otro mundo, pues la marca cuenta con vehículos mucho más impresionantes e innovadores. Uno de ellos es el eπ 007, el cual ha llevado a la marca a convertirse en el primer fabricante establecido del mundo en llevar a producción en masa un sedán con cuatro motores integrados en las ruedas.

El motor eléctrico que va acoplado a cada rueda
Qué tiene de especial. Los motores en las ruedas, eliminan componentes tradicionales como el diferencial, el árbol de transmisión y las semitransmisiones. El eπ 007 equipa cuatro unidades independientes de 100 kW cada una, fabricadas por Shanghai Automobile Electric Drive, que suman una potencia combinada de 400 kW (536 CV). Esta arquitectura promete reducir las pérdidas mecánicas aproximadamente un 30% y desde la firma aseguran que permite un control individual de cada rueda con respuestas de par en milisegundos.
Las ventajas. Según la documentación oficial, el sistema aporta mejoras como un radio de giro entre un 10% y un 15% más reducido, eficiencia en la regeneración de energía un 25% superior gracias a un mejor control del frenado en las cuatro ruedas, y costes de mantenimiento entre un 20% y un 30% inferiores. Además, al prescindir del túnel de transmisión, el habitáculo gana espacio interior con un suelo completamente plano y mayor flexibilidad para ubicar las baterías.
No es el primer intento. Aunque otros fabricantes han intentado comercializar vehículos con motores en las ruedas, como el Lightyear 0 o el Lordstown Endurance, todos procedían de startups que posteriormente quebraron. Dongfeng es una de las principales empresas automovilísticas de China, respaldada por el Estado, lo que convierte al eπ 007 en el único modelo que entrará en producción en masa con esta tecnología.
El vehículo será la prueba de fuego para conocer si el invento, ideado por primera vez por Ferdinand Porsche en 1900, puede acabar teniendo cabida comercial, más allá de conceptos. Lo bueno es que la miniaturización de la electrónica a lo largo de las últimas décadas han permitido a los fabricantes apostar por ideas tan revolucionarias y tan antiguas como la de incluir un motor eléctrico a cada rueda del coche. Antaño, el problema de este sistema era el exceso de peso que acarreaba al vehículo. Hoy por hoy, Dongfeng quiere demostrar que esta idea puede llegar a ser viable. Falta saber si será tan atractivo como para que el público general apueste por ello.
Versiones más tradicionales. Paralelamente, Dongfeng lanzó también recientemente el eπ 007+ actualizado, con tres acabados que combinan mecánicas 100% eléctricas y de autonomía extendida. El precio arrancaba por unos 139.900 yuanes (unos 16.788 euros).
La variante eléctrica pura se ofrece con motor trasero de 200 kW y 650 km de autonomía CLTC, o con doble motor de 400 kW y 565 km. Ambas usan baterías de litio-ferrofosfato. La versión con extensor de autonomía combina un generador de 1,5 litros con motor eléctrico trasero de 160 kW, logrando 308 km en modo eléctrico y hasta 1.308 km en total.
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tres ingredientes que lo hacen posible
Últimamente me he vuelto muy comodón para según qué cosas. También tengo mucho cacharro por casa, así que cuando tengo algo de tiempo no dudo en sacarles provecho de alguna manera. Llevo años experimentando con el juego en streaming y, aunque todavía dista mucho de la experiencia que puede ofrecer el disfrutar de forma nativa a cualquier título a través de un PC, consola o móvil, hoy día encontramos sistemas muy interesantes a los que sacarles partido.
Mi compañero Javier Pastor ya habló hace un tiempo de una combinación mágica para nuestro hogar: Moonlight y Sunshine. Sunshine hace de servidor en nuestro PC y Moonlight es el cliente con el que se comunica y que se puede instalar en cualquier dispositivo. El resultado: siempre que se tenga una conexión rápida y estable es maravilloso. En este artículo quería aprovechar para contar cómo les he sacado partido a estas aplicaciones para encender y acceder a mi PC desde cualquier parte del mundo. Así que sin más dilación, vamos al lío.
Tres ingredientes

Así se ve Dragon Ball: Sparking Zero con Moonlight y Apollo
Para conseguir esto, vamos a utilizar aplicaciones de código abierto que hacen un trabajo sensacional: un servidor de streaming en tu PC (Sunshine o Apollo), un cliente para conectarte desde cualquier dispositivo (Moonlight o Artemis) y un sistema para encender el ordenador de forma remota (enchufe inteligente o Wake on LAN). Con estos tres elementos bien configurados, tendrás tu propio servicio de juego en streaming casero.
Debo pedir perdón de antemano, ya que el proceso se centra sobre todo en Windows. Sin embargo, las herramientas que menciono también son compatibles con el resto de sistemas operativos.
Primer paso: convertir tu PC en un servidor de streaming

Web UI de Apollo/Sunshine, donde podrás modificar los parámetros del servidor
Lo primero que necesitas es instalar Apollo en tu ordenador. Digo Apollo porque después de tanto tiempo usando Sunshine, me ha convencido sobre este último, aunque puedes utilizar cualquiera de los dos. Ambos permiten convertir tu PC en un servidor de streaming. ¿Por qué recomiendo Apollo y no Sunshine directamente? Por una razón práctica: gestiona mucho mejor lo que se muestra en pantalla desde el primer momento, sin necesidad de complicarte con dongles HDMI falsos ni software de terceros como Virtual Display Driver.
Una vez instalado, Apollo funciona de manera inmediata. Desde su interfaz web puedes elegir qué monitores quieres transmitir o crear scripts personalizados para automatizar la experiencia a tu gusto. La instalación es sencilla y en pocos minutos ya tendrás el servidor funcionando.

Seguramente te aparezca un error parecido en tu navegador cuando entres a localhost:47990. No te preocupes, es completamente normal y puedes aceptar y continuar
Es muy posible que tu navegador te advierta de que estás intentando acceder a una web sospechosa, pero nada más lejos de la realidad. El aviso viene precisamente porque estás generando una interfaz web en una dirección local de tu propio ordenador, en este caso ‘localhost:47990’. Pero esta interfaz será la que necesitarás para gestionar el funcionamiento de Sunshine/Apollo, por lo que siempre que solamente tú tengas acceso a ella, no tendrás ningún problema. Y para ello, el servidor tiene sus medidas de seguridad. Por ejemplo, para acceder a ella necesitas un usuario y contraseña, al igual que la pagina de configuración de tu router.
Segundo paso: conectarte desde cualquier dispositivo con Moonlight
Ahora toca el cliente. Moonlight es una aplicación disponible para una barbaridad de plataformas: móviles Android e iOS, tablets, televisores, consolas y Raspberry Pi… En fin, casi en la que quieras. Yo lo tengo instalado en mi móvil y en una Xbox Series S conectada al televisor del salón.
La experiencia variará según el hardware de nuestro PC y, sobre todo, según tu conexión. Si tanto el PC como el dispositivo cliente están conectados por cable Ethernet, la experiencia roza lo perfecto: latencia mínima y estabilidad total. Si solo el servidor va por cable, la cosa también funciona bastante bien.

Debemos activar Wake-on-LAN desde la BIOS/UEFI. También debemos desactivar ‘ErP’, una opción que entra en conflicto con WOL. Si quieres usar un enchufe inteligente, no te olvides de dejar la opción AC BACK siempre activada para que el PC se encienda cuando detecte corriente
Wake on LAN. Se trata de una tecnología que permite encender un ordenador de forma remota enviándole un “paquete mágico” a través de la red. Para usarlo, necesitas activarlo tanto en la BIOS de tu placa base como en Windows. El problema es la compatibilidad: algunas placas solo permiten WOL desde suspensión, otras desde apagado completo. Además, WOL funciona únicamente dentro de tu red local.

Para WOL también tienes que desactivar el inicio rápido de Windows
Para activar Wake on LAN, busca la opción en la BIOS/UEFI de tu equipo. Además de ello, hay otra opción que crea conflicto con Wake on LAN y que deberías desactivar de tu BIOS. Ésta es ‘ErP’. No te olvides tampoco de activar la función desde las opciones avanzadas de energía de Windows. Y también debes cerciorarte de que desactivas el inicio rápido en Windows.
Una vez tengas WOL activo, basta con bajarte cualquier app para tu móvil de Wake-on-LAN en la que, al introducir tu dirección IP local y tu dirección física, puedas encender el PC de forma remota. Moonlight también permite despertar el equipo desde su interfaz.

En las propiedades avanzadas de tu adaptador de red deberías encontrar la opción de Wake-on-LAN (WOL), en este caso ‘Activar en Magic Packet’

Desde las mismas opciones avanzadas de tu adaptador de red también debes dejar marcadas estas opciones
En el caso de que quieras encender tu equipo desde fuera de tu red local necesitarías montar una VPN con herramientas como Tailscale o tener un NAS u otro dispositivo siempre encendido que haga de intermediario. Demasiadas complicaciones si lo que buscas es simplicidad. Si solamente planeas controlar tu PC desde casa, WOL es tu mejor baza, si lo quieres hacer desde fuera, tienes una opción mucho más sencilla que te cuento abajo.


La solución más sencilla: un enchufe inteligente. Para encender el PC desde fuera del hogar, mi opción fue mucho más directa: un enchufe inteligente con conexión a la nube. En mi caso utilicé un TAPO P100 de TP-Link, pero cualquier modelo similar sirve. De esta manera conectas el cable de alimentación del PC al enchufe inteligente y, desde la app del fabricante, puedes darle o quitarle corriente desde cualquier lugar del mundo. Ahora, para cortar la corriente no vayas a lo loco: una vez tomado el control del PC desde Moonlight, apágalo siempre desde el sistema operativo, y ya si eso corta la corriente desde la app del enchufe inteligente.
Eso sí, hay un paso adicional importante: debes configurar la BIOS de tu placa base para que el ordenador se encienda automáticamente cuando se restaura la corriente. Esta opción suele estar en el apartado de gestión de energía de la BIOS. Una vez activada, cada vez que des corriente desde la app del enchufe, el PC arrancará solo.
Configuración para acceder desde fuera de casa
Si solo quieres usar esto dentro de tu red local, la configuración anterior ya es suficiente. Pero si quieres acceder desde cualquier parte, necesitas ajustar algunos parámetros de red.
Abrir puertos en el router
Moonlight necesita que abras ciertos puertos en tu router para funcionar desde fuera. Apollo y Sunshine te indican exactamente cuáles en su interfaz de configuración de red. Puedes hacerlo manualmente (más seguro) o activar UPnP en el router y en la interfaz web de Apollo o Sunshine para que los abra automáticamente.

En la WebUI de Sunshine / Apollo podrás ver qué puertos tienes que abrir. Si lo deseas, también puedes activar UPnP desde aquí y desde la página de configuración de tu router y así no tienes que abrir puertos manualmente, aunque es una opción menos segura

Los puertos los tendremos que abrir desde la página de configuración de nuestro router
PD: si eres de DIGI, mucho me temo que no podrás abrir puertos correctamente ni contar con una IP pública única a no ser que pases por el aro de pagar un euro extra al mes para añadir a tu tarifa el servicio ‘Conexión Plus’. Es la única manera de eliminar el CG-NAT, una técnica que utilizan muchos proveedores de Internet para que varios de sus clientes compartan una misma dirección pública. Puedes añadir este servicio llamando gratis al 1200 desde un número con SIM de DIGI, o al 919 120 120. También puedes añadir el servicio desde el portal Mi DIGI si ya cuentas con usuario y contraseña.
Fijar tu IP local

Así es como podemos asignar una IP local a una dirección física para que nunca cambie
También es crucial que la dirección IP local de tu PC no cambie nunca. Esto se hace desde la configuración del router, en un apartado que suele llamarse “Reserva DHCP”, “Enlace DHCP” o “Reserva de IP”. Ahí vinculas la dirección MAC de tu PC a una IP local fija.
Solucionar el problema de la IP pública
La mayoría de conexiones domésticas tienen IP pública dinámica, es decir, cambia cada cierto tiempo. Para evitar tener que actualizar constantemente la dirección en Moonlight, lo mejor es usar un servicio DDNS gratuito como No-IP. Te registras, creas un dominio (por ejemplo, tupc.ddns.net) y lo vinculas a tu IP pública actual.

Si tu router es compatible con DDNS, podrás añadir un dominio que vaya actualizando automáticamente tu IP pública
Muchos routers tienen compatibilidad integrada con estos servicios. Solo tienes que introducir tu usuario y contraseña de No-IP en la configuración del router y activar la función DDNS. A partir de ahí, aunque tu IP pública cambie, el dominio seguirá apuntando a tu casa y podrás conectarte siempre con la misma dirección en Moonlight.
Si tu router no es compatible con DDNS, tendrás que descargarte el cliente de DUC (No-IP). Éste verificará si tu IP pública ha cambiado y, si lo ha hecho, la actualiza al dominio. Lo malo es que de esta manera no podrás hacer nada si la IP ha cambiado y tienes el PC apagado, ya que no tendrás ninguna manera de comprobarlo. De ahí que la solución de vincular tu cuenta de No-IP a la configuración del router sea mejor.
Inicio automático de servicios

Así puedes configurar Apollo para que se inicie con Windows
Para que todo funcione de verdad y sin intervención manual necesitas configurar Apollo (o Sunshine) para que se inicie automáticamente cuando arranque Windows. Lo mismo aplica si usas otros servicios como Plex para tu biblioteca multimedia. En el caso de Apollo puedes hacerlo fácilmente arrastrando el acceso directo de la aplicación a la ruta de aplicaciones de inicio de Windows. Para ello presiona Windows + R y escribe ‘shell:startup’ (sin las comillas). Aquí arrastra el acceso directo y la próxima vez que enciendas el sistema, Sunshine/Apollo se iniciará también. Otras apps como Plex tienen una opción que puedes marcar cómodamente, así que no hace falta tanto lío.
Una vez configurado el inicio automático de estos programas, los pasos siempre serán los mismos: enciendes el PC de forma remota con el enchufe inteligente o Wake on LAN, Windows arranca, y todos tus servidores quedan operativos sin que tengas que tocar nada. Después abres Moonlight y accedes a tu PC fácilmente.
¿Qué calidad puedo esperar?
Con una conexión decente y todo bien configurado, la experiencia es realmente buena. Dentro de casa, conectado por cable, la calidad es prácticamente indistinguible de jugar directamente en el PC. Desde fuera dependerá de tu conexión de subida en casa y de la conexión del lugar donde estés, pero en general la latencia se mantiene en niveles jugables.

Aquí podemos ver otro juego, Heroes of Anirea, esta vez de estrategia por turnos, un género en el que menos aún vamos a notar la diferencia de calidad respecto al título en nativo al ser más pausado
Como he mencionado antes, Moonlight permite ajustar resolución, bitrate, tasa de fotogramas y códecs según tu GPU. Esta será la clave de que nuestra experiencia sea mejor o peor, así que antes de desistir si no te encuentras cómodo con la experiencia, trastea con estos parámetros. En cuanto al códec, si tienes una GPU moderna compatible con HEVC, siempre será la mejor opción.
Este sistema me ha permitido todo este tiempo jugar a mis títulos favoritos de PC sin moverme del sofá o de la cama, para esos ratos de vagueza extrema en los que ni quieres levantarte para irte al escritorio. Para aquellos que teletrabajamos y nos pasamos muchas horas en ese mismo escritorio, es una buena opción de dividir el ocio con nuestra área de trabajo. Además, si encima puedes encender tu PC y acceder a él desde cualquier parte del mundo (siempre y cuando esté enchufado), mola más, ya que podrás tener el control total de él desde tu bolsillo y en cualquier lugar.
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