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no será un buen 2025 para el café mañanero

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2025 será un año de malas noticias para los amantes del café. Se trata de la segunda bebida más consumida del mundo por detrás del agua y el mercado lleva unos meses avisando: el café seguirá los pasos de la crisis inflacionaria del cacao. Esta escalada del precio del cacao ya se está notando en los turrones y chocolates, y muy pronto el café también experimentará un aumento de precios.

Los mayores vendedores afirman que han intentado que el aumento de los costos no recaiga sobre los consumidores, pero se han dado por vencidos: el aumento desorbitado los ha obligado a tomar medidas, y eso significa un aumento de precio.

Problemas en los cuatro costados. La industria lleva meses avisando: había una tormenta perfecta que estaba obligando a los vendedores a comprar café a un precio superior. Uno de los responsables es El Niño, un fenómeno climático relacionado con el calentamiento del océano Pacífico que se asocia a fuertes lluvias en Brasil (mayor productor de café arábica) y sequías en India. También tiene influencias en áreas como Vietnam, que es el mayor productor de café de la variedad robusta.

Las sequías (Brasil está sufriendo la mayor sequía en 70 años) han ocasionado una merma en la producción de los cafetos, pero el clima no es lo único que está influyendo en el precio del café. La crisis del mar Rojo obligó a los barcos que venían de India o Vietnam a tomar una ruta más larga, lo que también aumentaba los costos. Y también entra en juego la nueva normativa de la Unión Europea por la que se combatirá la importación de productos procedentes de zonas deforestadas (aunque esto se ha aplazado unos meses)

Subida del 80% este año. La suma de todos esos factores ha provocado que, como leemos en BBC, recientemente el precio de la libra de café arábica (unos 450 gramos) llegara hasta los 3,44 dólares. Los granos de robusta ya alcanzaron su máximo en septiembre, pero el aumento de precio del arábica implica un aumento de más del 80% este año. ¿Lo peor? Que la situación no está cerca de mejorar, ya que aún no hemos visto los frutos de las cosechas de las últimas semanas.

Inventarios bajo mínimos. Los comerciantes esperan que las cosechas tanto de Brasil como de Vietnam se reduzcan, lo que implicará otro aumento de precio del café de cara a 2025. En declaraciones a BBC, la analista de precios del café Fernanda Okada afirma que “la demanda de materia prima sigue siendo alta, mientras que los productores y tostadores informan de que el stock en sus inventarios es bajo”. Esa demanda al alza viene por la popularización del café de especialidad, pero también por el gusto que un gigante como China está adquiriendo por la bebida.

No pueden encajar más golpes. Tuan Loc Commodities es una empresa vietnamita que se dedica a la exportación del café y Vinh Nguyen, su director ejecutivo, comenta que, hasta ahora, las grandes marcas estaban absorbiendo el golpe para mantener felices a los clientes y conservar su participación en el mercado, pero que eso “está a punto de cambiar”. Termina comentando que “están en un punto crítico y muchas de ellas están considerando un aumento de precios en los supermercados para el primer trimestre de 2025”.

Medidas. Lavazza ya se mostró alarmado por el precio del grano, pero ahora enfrenta una situación en la que tendrán que subir el precio. En declaraciones al medio británico, comentan que “la calidad es primordial para nosotros y siempre ha sido la piedra angular de nuestro contrato de confianza con los consumidores. Eso significa continuar enfrentando costos muy altos y, por lo tanto, nos hemos visto obligados a ajustar los precios”.

Mismo discurso tienen desde Nestlé. David Rennie es el jefe de marcas de café de la compañía y ha comentado que no son inmunes al precio del café: “ni mucho menos”.

No va a ser cosa de unos días. Lo malo es que, como decimos, esa tendencia alcista está lejos de terminar, puesto que debemos esperar a ver las consecuencias de las cosechas de esta segunda mitad de 2024. Okada considera que “la tendencia alcista en los precios del café persistirá durante algún tiempo” y sólo es cuestión de tiempo ver qué ocurre ya no con las cosechas de este año, sino con las del año que viene.

Al final, todo este cúmulo de situaciones implicaba un salto en el precio del café de especialidad, pero que marcas como Lavazza o Nestlé se hayan pronunciado sobre el aumento de los precios sólo lleva a un escenario en el que 2025 no será un buen año para el bolsillo del consumidor.

Imagen | The Cockroach

En Xataka | El primer paso para mejorar el café que bebes es molerlo tú mismo. La ciencia tiene la explicación

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de tradición medieval a herramienta de propaganda nazi y fenómeno global

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Cuando pensamos en “mercadillo navideño”, la imagen que viene a la cabeza es la de luces, dulces, objetos varios, juguetes de madera, puestos de pan, queso y gofres, todo mezclado con un aroma reconfortante. Esos mercadillos son un reclamo turístico y un incentivo para salir a la calle, incluso en la época más fría, y todo comenzó hace unos 700 años.

En ese tiempo, los mercadillos navideños han surcado un camino con subidas, bajadas, una resurrección a manos de los nazis y la eclosión actual a nivel mundial.

Tradición. Uno de los primeros es el Dezembermarkt de Viena, en Austria, que data de finales del siglo XIII y no era nada “navideño”, sino práctico. Poco a poco, estos mercadillos fueron abriendo la mano, con productos más enfocados a la festividad, pero sin perder el norte: había que vender productos contundentes, como carnes. A finales del siglo XIV, en Alemania, ya se podían ver los protomercados navideños que desembocarían en el fenómeno actual.

Guerra. Algunos de los más famosos son los de Dresde y Núremberg, de los siglos XV y XVI, respectivamente, y en ellos ya había un ambiente muy diferente al original vienés. No se sabe mucho sobre el ambiente de esos mercados, pero sí que eran un espacio para los ricos, con el populacho mirando desde la barrera. En el siglo XIX, estos mercados eclosionaron. El de Berlín, por ejemplo, pasó de 303 puestos en 1805 a unos 600 en apenas 35 años.

Los ricos, viendo que cada vez más gente de todas las clases sociales acudía a estos mercados, se fueron alejando de ellos y hubo una auténtica guerra civil entre los comerciantes de los grandes almacenes que aparecieron a finales del XIX en las grandes ciudades y los mercadillos.

Christmarktberlin1796
Christmarktberlin1796

Grabado de 1796 del mercado navideño de Berlín

Nazis de mercadillo. Con la llegada del Partido Nazi, los mercadillos que habían pasado a un segundo plano en Alemania, regresaron por todo lo alto. Cuando Hitler llegó al poder, convirtió la Navidad en una fiesta, y utilizó estos mercadillos con fines propagandísticos, como una celebración de la historia alemana. Los alcaldes nazis reabrieron los mercadillos y se empezaron a decorar los puestos con luces o juguetes.

Con la guerra, evidentemente, pasaron a un lugar muy secundario, pero tras la misma, y con el auge de las compras navideñas, los mercadillos volvieron a ser protagonistas. Ya no tenían aquel propósito primigenio: se habían convertido en una atracción turística. Y, claro, se intentó borrar el papel de los nazis en el auge de los mercadillos, por aquello de que no era la imagen más adecuada.

Bundesarchiv Bild 102 17313 Berlin Weihnachtspakete Fur Das Winterhilfswerk
Bundesarchiv Bild 102 17313 Berlin Weihnachtspakete Fur Das Winterhilfswerk

Reparto de regalos para los pobres por parte de los nazis en las navidades de 1935. No dejaba de ser una forma más de propaganda

Negocio. En los 90, los mercados navideños alemanes eran la envidia de todo el mundo, tanto que el resto de países importó la fórmula. Estados Unidos lo hizo, Reino Unido por descontado y hasta Japón. Como no puede ser de otra forma, España no se quedó atrás. A las ya tradicionales cabalgatas (con tiburones de los negocios que alquilan balcones para seguirlas por 1.000 euros), España ha ido sumando poco a poco una buena oferta de mercadillos medievales.

Ciudades como Madrid, Zaragoza, Sevilla, Valencia, Santiago de Compostela, Barcelona, Málaga, Bilbao o Alcalá de Henares tienen su mercadillo. No hay que irse a una gran ciudad, en localidades más pequeñas también vemos decenas de casetas en las zonas céntricas. En todas se encuentran los mismos productos, en muchas hay pistas de patinaje y algunas ofrecen artesanía y gastronomía de la zona. Pero el resumen es que es otra ocasión más para fomentar el turismo de interior.

Un “no tienes que irte a Amberes o Colonia para ver un mercadillo navideño. Lo tienes en casa”.

Christkindlesmarkt Nuernberg
Christkindlesmarkt Nuernberg

El Christkindlesmarkt de Núremberg

Y tradición. Eso sí, aunque los mercados navideños comenzaran en la zona alemana, hay otros mercados que fueron mutando con el tiempo para convertirse en una especie de mercadillo navideño. Un ejemplo lo tenemos en Barcelona, que desde 1786 celebra la fira de Santa Llúcia. Comenzó siendo una festividad del 13 de diciembre en la que los artesanos vendían figuras de barro, imágenes de santos, pastores, animales y una serie de objetos relacionados con el mundo del belén. También había otra serie de comerciantes.

La feria fue creciendo y se sigue celebrando, pero mantiene ese espíritu alrededor del belén, los pesebres y las actividades navideñas regionales, más alejado del comercio más general que podemos ver en otros mercados navideños.

Guerra de luces. Pero todo esto de los mercadillos tiene una razón de ser: hay que arañar turistas como sea. Con el frío dan menos ganas de salir a la calle, pero si vas a la plaza, ves las luces mientras te sirven un vino caliente, unas castañitas y te comes unos churros, ya estás consumiendo y saliendo de casa. Y ahí la guerra de las luces cada vez está teniendo más importancia.

No en vano hay ciudades -Vigo- que empiezan a hablar de sus luces en junio. Muchas ciudades españolas, grandes o pequeñas, han convertido el encendido de luces navideñas en un espectáculo con masas de gente en las calles, esperando el momento en el que la cuenta atrás que se muestra en una pantalla gigante llega a fin y se encienden las luces. Antes, de pronto un día ibas paseando por la calle y resulta que estaban encendidas. Ahora hay preámbulos.

Competencia por la mejor Navidad. Esa “guerra de las luces” lleva años con nosotros, pero es lógico: es una manera, como decíamos, de activar el turismo y mover dinero en la localidad. El objetivo es el de celebrar la mejor navidad y Bruno García, alcalde de Cádiz que tomó el mando hace unos meses, ya comentó que este tipo de actos no son sólo un tema estético, sino también “de empleo, de ilusión, movimiento comercial y de familias en la calle”.

Y lo mismo está pasando ya con los mercadillos navideños. Tenemos listas europeas en las que se ordenan los mejores mercadillos entre los que, este año, se encuentra el de Marbella. También multitud de listas en las que ya no se recomiendan mercadillos europeos exclusivamente, sino nacionales.

Asfixia. Si has estado en una ciudad grande -Madrid, por ejemplo- durante la época navideña y has paseado por Callao o Sol, te habrás sentido como una sardina en lata. Todo el mundo va a algún sitio, pero el atasco es monumental porque hay muchísimos locales y turistas que se paran a ver las luces o los escaparates decorados. Hay mercadillos navideños en los que ya se siente, precisamente, eso.

Aquí va una experiencia personal de hace unos días. Estuve en Zaragoza y la noche del viernes 6 de diciembre, pasear por la Plaza del Pilar era asfixiante. Estaba el mercadillo navideño con sus típicos puestos de piedras milagrosas, bisutería y comida (riquísimos churros, la verdad) a reventar, pero también todos los locales de comida de los alrededores que, sin la presencia del mercadillo, puede que no hubieran estado así de llenos.

Churro
Churro

Aquí, levantando la economía. Toda esta gente seguramente no estaría en la calle si no estuviera el mercadillo. Yo tampoco

Lógico. Al final, los mercadillos navideños han pasado de ser algo que cubría una necesidad práctica a convertirse en un fenómeno cultural y turístico que refleja cómo hemos reinventado la Navidad.

Desde la competencia entre ciudades por tener la iluminación más espectacular hasta la masificación en las plazas, estos mercadillos son, más que nunca, un reflejo de nuestro tiempo: tradición, comercio y consumo. Todo envuelto con el calorcito del espíritu navideño.

Imágenes | Xataka, Bundesarchiv, Bild, Roland Berger, LH DD/Dittrich

En Xataka | Sin saberlo, todos honramos a Thor durante las Navidades gracias a un ritual pagano: el árbol de Navidad

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En plena fiebre de la reinvención del turrón, me ha dado por hacer turrón casero. Y pienso repetir

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Me encanta el turrón. No estoy solo en esto ni en la redacción ni en el país, pero lo que me gusta es el turrón clásico. Que se quiten las moderneces de sabores exóticos, los turrones de jamón, de piruleta o de patatas fritas. Lo que quiero es turrón de almendra o, sobre todo, el de chocolate con frutos secos o arroz inflado.

El problema es que cada año me pasa lo mismo: compro varios y, como mucho, como una tableta, por lo que el resto queda para el año que viene… y ya no está igual. Este año he decidido que iba a hacer mi propio turrón por dos motivos: seleccionar los ingredientes y que, si tengo que comerme un turrón, que sea el mío.

He encontrado (y preparado) la receta perfecta para el turrón tipo Suchard. Te la voy a contar, pero tienes que tener algo claro: este turrón está riquísimo, pero cuesta un riñón.

Ingredientes simples. Estaba el otro día navegando en busca de la receta navideña perfecta cuando me encontré un vídeo de Fuego Loco. Es un canal que tiene recetas fáciles muy interesantes y una es la del turrón que me gusta: chocolate con arroz inflado. “Perfecto, me dije”, por lo que fui a comprar los ingredientes:

  • 200 gramos de chocolate negro.
  • 200 gramos de chocolate con leche.
  • 100 gramos de manteca, mantequilla o manteca de cacao.
  • 100 gramos de arroz inflado.
Turron 6
Turron 6

Proceso más simple aún. En el vídeo, Santi lo explica de forma muy sencilla, y la elaboración no podría ser más simple:

  • Viertes agua en una olla y, sobre ésta, colocas un cuenco. En él, ponemos tanto los 400 gramos de chocolate como la mantequilla (en mi caso, margarina). Encendemos el fuego y empezamos a remover hasta que se derrita la mezcla.
Turron 7
Turron 7

Turron 4
Turron 4

  • En cuanto se haya derretido, apartamos el cuenco de la fuente de calor y añadimos el arroz inflado. Fuego Loco utiliza arroz inflado de chocolate, pero para intentar eliminar ese extra de azúcar, compré arroz inflado a secas, sin añadidos. Remueves un poco para mezclarlo todo y casi estaría.
Turron 1
Turron 1

  • Pillamos un molde (el que sea, aquí sólo influye en la forma), forramos el molde con papel film con el objetivo de que el chocolate no se pegue a las paredes y sea más fácil desmoldar y lo llevamos al frigo.
  • En unas tres horas lo sacamos, desmoldamos y podemos comerlo o guardarlo.
Turron 2
Turron 2

No es turrón para ahorrar. Está buenísimo. Esto es así y no me lo puede negar nadie. Además, es facilísimo y teniendo en cuenta los atascos en grandes ciudades, es más rápido que hagas este turrón en casa que ir a comprar uno al supermercado. Ahora bien, madre mía lo que cuesta hacer estas cosas.

La ventaja es que puedo elegir los ingredientes, pero en esta ocasión tampoco quería liarme la manta a la cabeza y comprar materia prima extravagante con cacao de orígenes concretos ni nada de esto: chocolate con azúcar y listo. El problema es que estamos metidos de lleno en una espiral inflacionaria del cacao y eso se está notando en el mercado. Mis ingredientes eran:

  • Tableta Valor de chocolate negro de 200 gramos – 3,35 euros.
  • Dos tabletas Valor de chocolate con leche de 100 gramos cada una – 5,58 euros.
  • Arroz inflado – 1,99 euros la bolsa de 125 gramos.

¿Mi turrón? 10,82 (y eso que tenía la margarina ya en casa y que el chocolate negro es eso que venden con un 52% de cacao). ¿El precio de una tableta de Suchard? Apenas 3,99 euros. En mi defensa diré que la tableta de Suchard clásico es de 260 gramos y con la receta de Fuego Loco sale medio kilo de turrón, pero está claro que por precio no compensa. No es el chocolate de Dubai, pero casi.

La cata. Sobre el turrón casero, tengo que decir un par de cosas. La primera es que está espectacular. No es que sea un gran cocinero, es que el chocolate está bueno y el arroz inflado le da un punto. La segunda es que quizá es demasiada cantidad. Puedes reducir proporciones (sobre todo de arroz inflado) para que quede algo más ligero.

Es muy parecido al de Suchard o a cualquiera de este tipo, pero también algo más mazacote. No es empalagoso (o no me lo parece), pero el turrón comercial me parece, si bien más dulce, también más ligero a la hora de masticarlo. Y el crujiente de esos turrones comerciales también es algo más acentuado que el del mío. Ahí puede ser por mi arroz, pero no afecta al sabor en absoluto.

Que no se pase el arroz. Aunque el mío estaba rico, en el proceso me di cuenta de algo: el arroz inflado que compré no estaba tan crujiente como opciones más comerciales (las de cereales azucarados de arroz inflado, vaya). No me molesta porque el sabor me gusta, pero si quieres esa mordida crujiente, mejor con arroz inflado crujiente o azucarado.

Prioridades. Lo bueno de esto es que puedes ponerte lo exquisito que quieras. Mis chocolates, como era para hacer la prueba, no son nada del otro mundo y no son ni los más caros ni los más baratos. El chocolate con leche tiene más ingredientes de lo que me gustaría, pero así estás controlando perfectamente lo que te metes al cuerpo y evitas ingredientes que no desees.

Seguramente incumpliré eso de comer sólo una tableta porque, viendo el resultado con chocolates buenos, pero normalitos, en una semana me gustaría repetir el proceso con chocolates más selectos. Ahora bien, ahí sé que mi cartera va a llorar, pero Navidad es una vez al año.

Imágenes | Xataka

En Xataka | Una fiebre de 500 millones de euros: el plan de la industria del turrón para desestacionalizar su consumo

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Esta película española de zombis ha batido un récord apabullante en Prime Video y ya anuncia su segunda parte

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Estaba claro que ‘Apocalipsis Z: El principio del fin‘ iba a ser un éxito en Prime Video. Partía de una novela de gran éxito de Manel Loureiro, que arrancó como idea en un blog y pronto generó un par de secuelas. Son hitos incontestables de la ficción zombi en español, pero sobre todo han demostrado ser capaces de enganchar a millones de lectores con un argumento único y adictivo

Y es lo que ha pasado con la primera de sus adaptaciones, una película para la plataforma de Amazon que se ha convertido en la película original internacional más vista en la historia de Prime Video. Ya en su primer fin de semana fue número 1 del Top 10 de países como EE.UU., Reino Unido, Alemania o Francia. Todo ello ha llevado al anuncio de una secuela que continuará explotando el universo de Manel Loureiro, cabe pensar que afrontando la segunda novela de la serie, ‘Los días oscuros’.

‘El principio del fin’ cuenta cómo una extraña enfermedad similar a la rabia se extiende por todo el planeta, transformando a la gente en criaturas extremadamente agresivas. Nuestro protagonista aún no ha superado la pérdida de su mujer en un accidente, y lleva un año deprimido y aislado, con su gato como única compañía. Cuando la plaga cobra fuerza, su hermana le pide que se reúna con ella en Canarias, lo que le llevará a emprender un viaje lleno de peligros y con compañeros de viaje insospechados.

La película arranca como una especie de retrato de la cotidianeidad durante el apocalipsis, al estilo ‘Soy leyenda’, y luego toma una estructura episódica que hace pensar que le habría venido bien una estructura serial, más que esta apuesta final por el largometraje. Nada de ello impide que estemos ante una interesante apuesta por el fantástico en España, y cuyo merecido reconocimiento internacional demuestra que el género hecho aquí sigue interesando mucho más allá de nuestras fronteras.

Cabecera | Prime Video

En Xataka | Esta serie de solo 16 episodios propone un acercamiento a los zombis absolutamente único y la tienes en Prime Video

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