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Fallece Kris Kristofferson a los 88 años, leyenda de la música country y ganador de un Globo de Oro

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Escrito en ENTRETENIMIENTO el

EFE.- Kris Kristofferson, la leyenda de la música country y ganador del Globo de Oro como mejor actor, murió ayer a los 88 años en su casa en Hawaii, informó este domingo la portavoz de la familia. 

El artista tejano falleció en paz rodeado de su familia en su casa de Maui (Hawaii), informó Ebie McFarland portavoz de la estrella.

Kristofferson marcó un hito en la música country y formó parte de los “Highwaymen”, que junto a Waylon Jennings, Willie Nelson y Johnny Cash, reunió en 1985 a los mejores cantantes del country en su momento. 

Nacido como Kristoffer Kristofferson en Brownsville, Texas, el 22 de junio de 1936, el músico “cambió el lenguaje de la música country” al tocar temas socialmente progresistas, destacó su representante.

Leyenda en la música y el cine

El artista marcó una etapa en la música estadounidense, la revista Rolling Stone lo consideró como “uno de los mejores compositores de todos los tiempos” al extender su influencia se extendió la música country más allá de sus límites. 

Se acercó a la música al trabajar en el mantenimiento de “Columbia Récords”, el estudio en el que grababan algunos de sus artistas más admirados como Johnny Cash o Bob Dylan.

Eso fue tras abandonar una prometedora carrera en el ejército, que lo llevó hasta Alemania a principios de los 60, y que le venía de influjo familiar.

Estudió literatura en la Universidad de Oxford, unos conocimientos que a buen seguro le sirvieron para componer sus temas una vez renunció a la vida militar.

Unos temas que, tras saltar a la fama a finales de los 60, habrían interpretado más de 450 artistas al cabo de una década, cuando ya había dado también el salto a la gran pantalla.

Y es que Kristofferson no fue solamente cantautor, sino que también marcó una era en Hollywood, donde participó en más de 70 películas, entre las que figura “Ha nacido una estrella”, de 1976, en la que compartió pantalla con Barbra Streisand y le valió un Globo de Oro como mejor actor. 

También participó en la saga “Blade”y en una serie de importantes títulos, aunque realmente lo que marcó su vida fue la música. 

A su haber se cuentan clásicos como “Sunday Mornin’ Comin’ Down”, “Help Me Make it Through the Night”, “For the Good Times” y “Me and Bobby McGee”. 

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El ser vivo más longevo de la península ibérica vive en un pequeño pueblo de Tarragona

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Si uno sale de Ulldecona con dirección a la Galera, tendrá que recorrer unos cuatro kilómetros antes de encontrar, a mano izquierda, la entrada a la finca. Allí, entre cerezos de Santa Lucía, serbales y algún algarrobo, se alza la Farga de Arión, más 1700 años de historia viva.

Donde los olivos viven más de mil años.


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Miguel Angel Masegosa Martínez

La Taula del Sénia, una veintena de pueblos valencianos, catalanes y aragoneses, reúne la mayor concentración de olivos monumentales del mundo. Hablamos de 4.798 árboles de más de 3,50 metros de perímetro a 1,30 metros del suelo.

Y, entre todos ellos, sobresale la Farga.

En 2015, un equipo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid dirigidos por Antonio Prieto, uno de los mayores expertos en dasometría de España, llegaron a la conclusión de que la Farga tenía 1.701 años de edad. Es decir, que se había plantado en el año 314 después de Cristo, en tiempos del emperador Constantino I.

Un museo vivo

En 1997, la Generalitat de Catalunya declaró el olivo como “Árbol monumental” y, en 2006, fue reconocido como el mejor olivo monumental de España por parte de AEMO (Asociación Española de Municipios del Olivo).

Pero no fue hasta unos años después, cuando (tras llegar a un acuerdo con los propietarios, la familia Porta i Ferré) se puso en marcha el “Museo Natural de Olivos Milenarios del Arión” que permite compatibilizar las visitas turísticas con la conservación del entorno. No sólo eso, ha sido un elemento central para la catalogación y protección de un patrimonio que durante años estuvo en peligro de desaparición.

En 2016, Iciar Bollaín estrenó un película, “El Olivo“, que (entre otras muchas cosas) hablaba sobre el ‘tráfico’ de árboles milenarios en nuestro país. La película está ambienta, de hecho, en Canet lo Roig, en la Taula del Sénia.

Las edades de la Tierra

Pese a los enormes problemas que tienen los árboles urbanos en España, lo cierto es que el país tiene un patrimonio forestal maltratado, pero interesante. El único árbol que puede hacerle la competencia a la Farga es el Patriarca, un enorme cedro canario que tiene, al menos, 1400 ó 1500 años. No es demasiado conocido, porque ni el Parque Nacional del Teide lo había fechado con (mayor o menor) precisión hasta el 2019.

En Canarias, el árbol más icónico siempre fue el drago de Icod de Vinos. Un enorme árbol que, aunque las historias populares han llegado a darle 3.000 años, en realidad tiene poco más de 800.

Algo parecido ocurre con las secuoyas del Palacio Real de la Granja de San Ildefonso en Segovia (o con la secuoya de la Alhambra). Son árboles enormes, pero en este caso su origen americano delata que su antigüedad no puede ser tan grande. Eso no quiere decir que, como ocurre con el parque de Cabezón de la Sal o el aguacatero de Porrúa, no sean una muestra increíble de patrimonio histórico y natural.

No pasa esto con la aragonesa Carrasca de Lecina (la encina más antigua de España con 1100 años) o extremeña La Terrona (la más grande de Europa) o la icónica de Cabra de Santo Cristo. Tampoco ocurre con los tejos de Bermiejo, San Cristóbal de Valdezuela o Rascafría. En estos casos, hay muchas dudas sobre cuándo se plantaron porque es un tema demasiado poco estudiado.

Y eso no es más que el síntoma de un problema: que en España aún nos cuesta mucho entender el valor real de los bosques, los jardines y los árboles. Es un trabajo lento, pero que poco a poco (despropósito a despropósito) va avanzando.

Imagen | Herodotptlomeu

En Xataka | Mientras el aguacate sigue dando problemas en el sur de España, una región se postula como alternativa: Asturias

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La peor sequía en 70 años ha hecho que el precio del café colombiano no haya dejado de subir. 2025 no pinta mejor

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Hablar de café es hablar de Brasil y Colombia. Son dos de los paraísos del café arábica y, aunque hay matices entre ambos y una batalla por ver cuál es el mejor, está claro que el café colombiano es uno de los productos más emblemáticos del país y es algo profundamente arraigado en la cultura tanto local como internacional. Y ese café está experimentando un aumento significativo del precio no por cuestiones de calidad o exclusividad, sino por agentes externos que están afectando tanto a compradores como a productores.

Esta nueva crisis del café se debe en buena parte a una sequía tremenda, pero también a cuestiones geopolíticas. Y lo peor es que el futuro del precio del café brasileño y colombiano no es alentador.

Sequía en Brasil. La producción cafetera de Brasil representa un tercio de la producción mundial. Es un mercado enorme y se ha convertido en el mayor productor de café en América Latina y el Caribe. En 2023, la producción brasileña fue de 55 millones de bolsas de 60 kilos, algo que se espera superar este 2024 con una producción de 59 millones de bolsas.

Veremos finalmente si las previsiones se cumplen, ya que Brasil está afrontando la peor sequía en más de 70 años. Las temperaturas están alcanzando los 44 grados y la media es superior a la de otros años, algo que ya está afectando a las cosechas de 2025. Ya hay productores que afirman que hay plantas que están muriendo antes de florecer y que, de los 120 sacos de grano que esperaban cosechar esta temporada, solo han obtenido 100.

Impacto en Colombia. Esa sequía no solo afecta a Brasil, sino también a las plantaciones colombianas. Alexander Taborda es el representante del comité cafetero de Antioquia y comenta que hay un riesgo de que las cerezas de café no alcancen el peso y la calidad adecuada debido a las condiciones extremadamente calurosas de agosto y septiembre.

Colombia es otro mercado gigantesco de café y este año estaban en un momento dulce gracias a unas exportaciones que habían aumentado un 36% durante la primera mitad del 2024 en comparación con el mismo periodo del año anterior. El problema es que un aumento de las exportaciones no implica más beneficios para los productores: si la calidad o peso del café es inferior, los grandes compradores tienen margen para ajustar los precios, por lo que los productores tendrán menos beneficios.

Inflación cafetera. Esta serie de catástrofes cafeteras ya ha tenido implicaciones en la bolsa. Estos últimos días, la libra del café arábica colombiano alcanzó un precio de 2,70 dólares en la Bolsa de Nueva York. Es un aumento del 43% en lo que va de 2024 y eso implica que el precio para el consumidor final también experimentará un incremento. Giuseppe Lavazza, presidente del grupo Lavazza, ya afirmó hace unas semanas que nunca había visto una escalada de precios como la de ahora, y es algo que afecta al precio internacional del café, pero también al local.

En Colombia, 125 kilos de café pergamino seco costaban 1.360.000 pesos en 2023, unos 302 euros. Ahora, ese mismo cargamento cuesta 2.200.000 pesos, unos 488 euros. Y lo malo es que ahora empieza el segundo semestre de la cosecha, algo que representa el 60% de la producción anual de cara a 2025, y los productores esperan precios de entre 1.800.000 pesos y 2.000.000 de pesos para que sean rentables, entre 400 y 450 euros.

Diferencias entre grandes y pequeños. Vale, la taza de café va a ser más cara, pero ¿qué ocurre con los productores? Si se está pagando más por el café, ganarán más, ¿verdad? Bueno, pues… parece que no es así. Al menos, no para todos. El mercado del café en Colombia está compuesto por un 90% de pequeños caficultores. Estos productores tienen plantaciones de menos de cinco hectáreas y producen el 60% del café del país. El 10% de caficultores restantes tienen plantaciones medianas y grandes, produciendo el 40% del café colombiano.

Es una distribución muy desigual y, a la hora de negociar, no todos los productores se benefician de esa escalada de precios en el café arábica. ¿El motivo? Ese aumento del precio se está produciendo en este momento cuando los grandes ya han cosechado, pero muchos de los pequeños productores aún no han iniciado esa cosecha, por lo que no se han beneficiado del incremento.

Guerra y transporte. Con el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania, además de la escalada de violencia en Oriente Medio, el precio de algunos productos ha aumentado. No es que haya productos que lleguen directamente de esos países, sino que llegar a esos países es ahora más caro. Esto es algo que puede afectar seriamente a la economía y un ejemplo es el de Rusia y Colombia.

Colombia no solo exporta café a Rusia, sino muchos otros productos, y fletar un avión durante los meses más crudos del conflicto ha multiplicado por diez su precio en algunos casos, lo que aporta su grano de arena en esa escalada de precios del café.

La Niña y El Niño. Y por si varias guerras simultáneas y una tremenda sequía fueran poca cosa, lo peor es que hay una tormenta perfecta que está provocando el aumento del precio no ya del café brasileño y colombiano, sino también de otras partes del mundo (el robusta de Vietnam, en la otra parte del mundo, por ejemplo).

El Niño y La Niña son dos efectos climáticos extremos: uno que provoca un calentamiento y enfriamiento anormal en la superficie oceánica, afectando tanto a las temperaturas como a las precipitaciones. Lo grave es que el calentamiento global está provocando que estos fenómenos naturales se vuelvan más impredecibles, lo que afecta directamente a las plantaciones.

Saliéndonos de Colombia y Brasil, en Vietnam se prevé que la sequía que también azota al país provoque una caída del 10% de la producción del café robusta debido a que esta sequía ha entrado en juego justo en la fase de formación de las cerezas. Y todo esto va unido a una demanda mundial de café que, sobre todo gracias a países como China, no para de crecer.

En Xataka | España, país de mate: cómo la bebida más popular de Argentina y Uruguay se abre paso como sustituto del café

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La peor sequía en 70 años ha hecho que el precio del café colombiano no haya dejado de subir. 2025 no pinta mejor

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Hablar de café es hablar de Brasil y Colombia. Son dos de los paraísos del café arábica y, aunque hay matices entre ambos y una batalla por ver cuál es el mejor, está claro que el café colombiano es uno de los productos más emblemáticos del país y es algo profundamente arraigado en la cultura tanto local como internacional. Y ese café está experimentando un aumento significativo del precio no por cuestiones de calidad o exclusividad, sino por agentes externos que están afectando tanto a compradores como a productores.

Esta nueva crisis del café se debe en buena parte a una sequía tremenda, pero también a cuestiones geopolíticas. Y lo peor es que el futuro del precio del café brasileño y colombiano no es alentador.

Sequía en Brasil. La producción cafetera de Brasil representa un tercio de la producción mundial. Es un mercado enorme y se ha convertido en el mayor productor de café en América Latina y el Caribe. En 2023, la producción brasileña fue de 55 millones de bolsas de 60 kilos, algo que se espera superar este 2024 con una producción de 59 millones de bolsas.

Veremos finalmente si las previsiones se cumplen, ya que Brasil está afrontando la peor sequía en más de 70 años. Las temperaturas están alcanzando los 44 grados y la media es superior a la de otros años, algo que ya está afectando a las cosechas de 2025. Ya hay productores que afirman que hay plantas que están muriendo antes de florecer y que, de los 120 sacos de grano que esperaban cosechar esta temporada, solo han obtenido 100.

Impacto en Colombia. Esa sequía no solo afecta a Brasil, sino también a las plantaciones colombianas. Alexander Taborda es el representante del comité cafetero de Antioquia y comenta que hay un riesgo de que las cerezas de café no alcancen el peso y la calidad adecuada debido a las condiciones extremadamente calurosas de agosto y septiembre.

Colombia es otro mercado gigantesco de café y este año estaban en un momento dulce gracias a unas exportaciones que habían aumentado un 36% durante la primera mitad del 2024 en comparación con el mismo periodo del año anterior. El problema es que un aumento de las exportaciones no implica más beneficios para los productores: si la calidad o peso del café es inferior, los grandes compradores tienen margen para ajustar los precios, por lo que los productores tendrán menos beneficios.

Inflación cafetera. Esta serie de catástrofes cafeteras ya ha tenido implicaciones en la bolsa. Estos últimos días, la libra del café arábica colombiano alcanzó un precio de 2,70 dólares en la Bolsa de Nueva York. Es un aumento del 43% en lo que va de 2024 y eso implica que el precio para el consumidor final también experimentará un incremento. Giuseppe Lavazza, presidente del grupo Lavazza, ya afirmó hace unas semanas que nunca había visto una escalada de precios como la de ahora, y es algo que afecta al precio internacional del café, pero también al local.

En Colombia, 125 kilos de café pergamino seco costaban 1.360.000 pesos en 2023, unos 302 euros. Ahora, ese mismo cargamento cuesta 2.200.000 pesos, unos 488 euros. Y lo malo es que ahora empieza el segundo semestre de la cosecha, algo que representa el 60% de la producción anual de cara a 2025, y los productores esperan precios de entre 1.800.000 pesos y 2.000.000 de pesos para que sean rentables, entre 400 y 450 euros.

Diferencias entre grandes y pequeños. Vale, la taza de café va a ser más cara, pero ¿qué ocurre con los productores? Si se está pagando más por el café, ganarán más, ¿verdad? Bueno, pues… parece que no es así. Al menos, no para todos. El mercado del café en Colombia está compuesto por un 90% de pequeños caficultores. Estos productores tienen plantaciones de menos de cinco hectáreas y producen el 60% del café del país. El 10% de caficultores restantes tienen plantaciones medianas y grandes, produciendo el 40% del café colombiano.

Es una distribución muy desigual y, a la hora de negociar, no todos los productores se benefician de esa escalada de precios en el café arábica. ¿El motivo? Ese aumento del precio se está produciendo en este momento cuando los grandes ya han cosechado, pero muchos de los pequeños productores aún no han iniciado esa cosecha, por lo que no se han beneficiado del incremento.

Guerra y transporte. Con el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania, además de la escalada de violencia en Oriente Medio, el precio de algunos productos ha aumentado. No es que haya productos que lleguen directamente de esos países, sino que llegar a esos países es ahora más caro. Esto es algo que puede afectar seriamente a la economía y un ejemplo es el de Rusia y Colombia.

Colombia no solo exporta café a Rusia, sino muchos otros productos, y fletar un avión durante los meses más crudos del conflicto ha multiplicado por diez su precio en algunos casos, lo que aporta su grano de arena en esa escalada de precios del café.

La Niña y El Niño. Y por si varias guerras simultáneas y una tremenda sequía fueran poca cosa, lo peor es que hay una tormenta perfecta que está provocando el aumento del precio no ya del café brasileño y colombiano, sino también de otras partes del mundo (el robusta de Vietnam, en la otra parte del mundo, por ejemplo).

El Niño y La Niña son dos efectos climáticos extremos: uno que provoca un calentamiento y enfriamiento anormal en la superficie oceánica, afectando tanto a las temperaturas como a las precipitaciones. Lo grave es que el calentamiento global está provocando que estos fenómenos naturales se vuelvan más impredecibles, lo que afecta directamente a las plantaciones.

Saliéndonos de Colombia y Brasil, en Vietnam se prevé que la sequía que también azota al país provoque una caída del 10% de la producción del café robusta debido a que esta sequía ha entrado en juego justo en la fase de formación de las cerezas. Y todo esto va unido a una demanda mundial de café que, sobre todo gracias a países como China, no para de crecer.

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