Que Hacer
sería lo ideal, pero pocas veces se cumple
¿Qué tiene algo que se planteó en 2016 para que ahora estemos todos hablando de eso sin parar? Ese concepto creado por un catedr´atico, de manera quizás utópica, está volviendo muy fuerte. Se ha vuelto a hablar mucho de la ciudad de los 15 minutos: sería lo ideal, pero pocas veces se puede cumplir.
Un catedrático en la Universidad de París, Carlos Moreno creó en 2016 e impulsó un nuevo concepto llamado “la ciudad de 15 minutos” y se conoció gracias a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo. El plan de urbanismo se basa principalmente en facilitar que el coche se pueda quedar en casa y que los ciudadanos puedan moverse a pie y cubrir los servicios básicos.
Los “experimentos” de París
Carlos Moreno, catedrático de la Universidad de París, ha sido asesor de la alcaldía de París para desarrollar esa “ciudad de 15 minutos”, con el objetivo de acercar a los habitantes de esa ciudad todos los servicios básicos a 15 minutos a pie o en bicicleta. Y eso iría unido a peatonalizaciones y creaciones de zonas verdes, derivando en una mejora de vida de los ciudadanos.
En ese París utópico tenemos el ejemplo de la Rue Rivoli, que hoy en día sólo recibe peatones y ciclistas y es la imagen de la ciudad de 15 minutos con esos colegios, supermercados, hospitales, centros culturales y centros de trabajo en un cuarto de hora.
¿Utopía o realidad?
La ciudad de 15 minutos sería el plan urbanístico perfecto que, principalmente, consiste en reducir los desplazamientos y potenciar una vida que gire en torno a la hiperproximidad: que a 15 minutos andando tengas acceso a zonas verdes, colegios, servicios sanitarios, ocio y, aquí viene la mayor complicación, el lugar de trabajo.
Viéndolo así, es perfecto: ciudades accesibles, con servicios de proximidad, en las que no sea necesario coger el coche, llenas de zonas verdes y con todo lo necesario para tener una vida plena a la distancia de un ligero paseo. Ciudades saludables y con reducción de emisiones por no utilizar el coche… pero quizás todas cojean de lo mismo: trabajar a 15 minutos andando es realmente una utopía.
Pontevedra sería un gran ejemplo
Pontevedra, la Boa Vila, es un claro ejemplo de lo que podría ser una de esas ciudades de 15 minutos: todo el centro urbano es un oasis peatonalizado desde hace muchos años, ejemplo mundial de recuperación de ciudad para el ciudadano de a pie, con zonas verdes, colegios, regeneración urbanística histórica y una reducción de las emisiones de gases muy notable. Es una ciudad con una gran calidad de vida para sus ciudadanos y en la que la gentrificación, de momento, no está golpeando demasiado.
Vamos con un ejemplo de primera mano. Tan de primera mano que es el mío propio: vivo en una capital de provincia de Galicia con todo lo necesario a 15 minutos andando. Tengo todo lo necesario a esa distancia de mi residencia: zonas verdes (varias a elegir), playas, colegios, alimentación, hostelería a elegir, teatros y cines, asistencia médica y, ahí va lo más importante, llego andando a mi trabajo en escasos 10 minutos de paseo de lo más agradable. Pero no todos en mi ciudad pueden decir lo mismo y por más que se quiera intentar, conseguir una vivienda asequible en una zona céntrica de la ciudad no es cosa trivial, por no decir imposible.
Cada vez más lo van a intentar, pero el trabajo a 15 minutos seguirá siendo la utopía
Ese intento de Anne Hidalgo en París, que sigue con intenciones de seguir desarrollando, también está ya en marcha en otras ciudades, como en Barcelona, donde desde 2016 están cerrando al tráfico zonas para reducir el espacio ocupado por vehículos a motor y promover los traslados a pie o en bici.
Otros lugares que están poniendo en marcha esas ciudades de 15 minutos son Buenos Aires, Milán, Edmontón (Canadá) o Busán (Corea del Sur) o ciudades de Australia, donde aumentan el margen a 20 minutos.
No obstante, les costará mucho quitarse de encima la espada de Damocles de no conseguir ese desplazamiento sin vehículo a motor al trabajo y la convicción de que esa ciudad 15 minutos sólo puede estar, en muchas ocasiones al alcance de los ricos, que son los que pueden vivir en el centro de las ciudades hoy en día.
Ojalá pudiera ser realizada más pronto que tarde, vivir en una ciudad pero con sensación de vida tranquila y llena de calidad de vida.
Que Hacer
este es el barrio de Madrid donde se comen las mejores tapas
Uno de los principales atractivos gastronómicos que cualquier turista busca al llegar a España son las tapas. Aunque ciudades como San Sebastián o Bilbao destacan a nivel nacional por su tradición en pintxos y tapas, la gastronomía española en esta área se extiende por todo el país, con bares y tabernas que ofrecen este sencillo pero emblemático aperitivo.
En Madrid, barrios icónicos como La Latina y Malasaña han sido durante años el destino preferido para los amantes de las tapas, famosos por su encanto castizo y su oferta diversa. Sin embargo, un nuevo actor está ganando protagonismo en la escena gastronómica: Chamberí.
Este barrio, con su ambiente sofisticado y tradicional a la vez, ha desarrollado una oferta de tapas que combina tradición y modernidad, atrayendo a locales y turistas por igual y que ya muchos consideran como el nuevo corazón gastronómico de Madrid. Un nuevo destino imprescindible para quienes deseen sumergirse en lo mejor de la cocina española.
Chamberí: el nuevo epicentro de las tapas en Madrid
El barrio de Chamberí, en el corazón de Madrid, es un lugar lleno de historia y autenticidad, con una vibrante oferta gastronómica que atrae a locales y turistas por igual. Gran parte de su encanto se debe a que el barrio sigue mantieniendo su encanto señorial, que destaca por su arquitectura clásica y una atmósfera tranquila que convive con la vida moderna.
Pasear por sus calles permite descubrir tanto pequeñas tabernas tradicionales como innovadores espacios culinarios. Su ubicación central facilita el acceso y esto lo ha convertido en un lugar de referencia para aquellos que desean disfrutar de una experiencia culinaria genuinamente madrileña.
Aunque se ha vuelto popular por su oferta de tapas, especialmente en la popular calle Ponzano, que se ha ganado el apodo de “la Milla de Oro gastronómica” de Madrid, lo cierto es que posee una amplia variedad de restaurantes, incluyendo algunos con estrella Michelin. Por supuesto esta combinación de locales con ambiente relajado y otros de vanguardia atrae a un público diverso, creando un ambiente animado e ideal para disfrutar a cualquier hora del día y de la noche.
Algunas direcciones imprescindibles
- Sala de Despiece – Calle Ponzano, 11: Con una estética inspirada en carnicerías, este lugar sorprende con tapas modernas, desde alcachofas hasta el famoso “Rolex”.
- Hermanos Vinagre – Cardenal Cisneros, 26: Ideal para los amantes de las encurtidos de calidad y tapas clásicas como las croquetas de jamón.
- Desde la Barrera 1932 – Calle de Fernando el Católico, 28: bar con mucho encanto y tapas tradicionales muy bien elaboradas, como su ensaladilla rusa.
- Gandario: Calle de Gaztambide, 28: local pequeño con una excelente relación calidad-precio. Imprescindible probar sus tablas.
- Arima: Calle de Ponzano, 51: ofrece tapas de autor que combina la cocina tradicional vasca con toques modernos.
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Que Hacer
Seguro que ya conoces este pueblo, pero “The Walking Dead” le ha dado un lavado de cara y lo ha puesto de nuevo en el mapa turístico de España
Ocurrió con La Casa del Dragón y ya se vislumbra el mismo fenómeno para el pueblo que actualmente sirve de escenario a The Walking Dead: Daryl Dixon. Desde la llegada de los primeros técnicos de producción, las visitas guiadas por las áreas de rodaje se han disparado, y la ocupación hotelera ha registrado un notable aumento. Además, el entusiasmo local sigue creciendo, ya que los actores principales se sumarán al set en breve, generando aún más expectación entre los residentes y visitantes curiosos.
En Sepúlveda no se habla de otra cosa: la serie ha revolucionado la rutina diaria de sus habitantes, muchos de los cuales tendrán la oportunidad de participar como extras. Con un equipo de producción que ha optado por contar con talento local, no es raro ver a algunos vecinos preparándose para sus apariciones en las escenas, aportando autenticidad y una calidez muy propia al rodaje.
Para ambientar la zona en el estilo posapocalíptico de la serie, se han añadido detalles arquitectónicos que han transformado algunos rincones del pueblo. Entre ellos destacan un nuevo arco medieval y varias almenas, integradas de forma estratégica para crear un ambiente único y acorde con el tono oscuro de la serie.
El pueblo que conquistó a la producción gracias a su arquitectura histórica y su espectacular entorno natural
Con su entorno privilegiado en pleno corazón del Parque Natural de las Hoces del Río Duratón, Sepúlveda se destaca como un destino que combina de forma única historia y naturaleza. Sus estrechas calles empedradas y casonas de piedra, cuidadosamente conservadas, reflejan el encanto de la arquitectura tradicional española, creando escenarios que evocan la esencia de cualquier paisaje europeo.
Esta riqueza escénica convierte al pueblo en un marco ideal para ambientar nuevas historias: “La idea es que los personajes sigan moviéndose, enfrentando situaciones difíciles y viendo cómo el apocalipsis ha afectado cada rincón del mundo”, señaló el productor Zabel en una entrevista para The Hollywood Reporter.
Sepúlveda no solo proporciona el escenario perfecto para retratar una ciudad post-apocalíptica, sino también un entorno natural que añade dramatismo y profundidad a cada escena. Los senderos serpenteantes junto al río Duratón, con sus impresionantes hoces y altos acantilados, ofrecerán un telón de fondo incomparable para las tensas persecuciones de zombies que esperamos ver. Este paisaje único, seguramente se convertirá en un personaje más dentro de la narrativa de la serie, donde la naturaleza intensificará el sentido de aislamiento y peligro que viven los protagonistas.
Sin habitaciones y con el pueblo “patas arriba”
Como suele suceder cuando una súper producción llega a una ciudad o pueblo pequeño, sus efectos se notan de inmediato y con la misma rapidez gana fans y detractores. Por un lado, los comerciantes que ven como las zonas más turísticas se ven afectadas por cortes de tráfico, montaje de carpas y el ir y venir de equipos de cámara que buscan captar las mejores tomas.
Por el otro, vecinos y turistas, impulsados por la curiosidad, acuden a las zonas de rodaje para ver de cerca el desarrollo de la serie. Lo más interesante (¿o caótico?) es que esto acaba de empezar: en los próximos días se espera la llegada del grueso del equipo, alrededor de 150 personas entre actores y figurantes, lo que promete más actividad y expectativa en cada rincón del pueblo.
Aunque el campamento principal se ha establecido en la zona de las piscinas, encontrar una habitación libre es casi imposible, y todo apunta a que la alta ocupación hotelera continuará incluso después de finalizado el rodaje, como ha sucedido en otras localizaciones de series internacionales.
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Que Hacer
solo se puede llegar a pie o en funicular
Cualquier momento es ideal para escapar de la rutina y sumergirse en una ruta que nos reconecte con la naturaleza. En España, tenemos el privilegio de contar con vastos territorios cubiertos de verde y paisajes que parecen sacados de un cuento, como es el caso de. Ejemplo de ello es Asturias, un “paraíso natural” que ofrece montañas imponentes, valles profundos y ríos cristalinos, perfectos para un reseteo tanto físico como mental, en un entorno espectacular.
Y si hablamos de desconectar, Bulnes es uno de los mejores sitios para conseguirlo. Este pintoresco pueblo asturiano, oculto entre las montañas de los Picos de Europa, ha permanecido aislado durante siglos y conserva su esencia intacta, lejos del bullicio y las prisas de la vida moderna.
Este es un lugar único en muchos sentidos. Hasta la construcción del funicular en 2001, el pueblo era accesible únicamente a pie, lo que suponía un desafío para los habitantes que debían recorrer una distancia de unos 4 kilómetros hasta el pueblo más cercano para adquirir suministros o buscar atención médica. Hoy en día, sigue siendo un pueblo sin coches, lo que lo convierte en uno de los lugares más tranquilos y menos contaminados de España.
El pueblo sin coches que está lleno de encanto
Bulnes está dividido en dos barrios, Bulnes de Arriba y Bulnes de Abajo, unidos por un pequeño camino que cruza el río. Este es uno de los pocos pueblos en España que ha mantenido intacta su esencia gracias a la ausencia de carreteras y coches, característica que lo ha convertido en un lugar tranquilo como pocos.
A pesar de que el funicular facilitó el acceso y que esta es toda una obra de ingeniería, pues atraviesa la montaña en un túnel inclinado, y es uno de los pocos en el mundo que opera casi en su totalidad bajo tierra, Bulnes sigue siendo un sitio cuyo aspecto se mantiene intacto, con construcciones de piedra y tejados de pizarra que mantienen el estilo arquitectónico tradicional.
Para quienes llegan en coche, el sitio más recomendable para dejarlo es en el aparcamiento en la entrada al funicular, junto al puente de Poncebos, aunque es recomendable llegar muy temprano en la mañana porque las plazas son limitadas.
Qué hacer en Bulnes
A pesar de su tamaño, Bulnes ofrece una variedad muy interesante de actividades, como subir al mirador del Naranjo de Bulnes, desde el cual se puede contemplar esta montaña emblemática en todo su esplendor. El camino hasta allí es sencillo, con una caminata de unos 20 minutos desde el centro del pueblo. Las vistas de los Picos de Europa desde aquí son incomparables y el mirador es perfecto para sacar fotos de postal.
Otro lugar interesante es la Capilla Nuestra Señora de las Nieves, un pequeño templo restaurado que destaca entre los pocos edificios históricos de Bulnes. Su arquitectura es modesta, pero representa la herencia cultural y espiritual del pueblo, por lo que resulta una parada ideal para conectar con la historia local y disfrutar de un momento de tranquilidad en un entorno impresionante.
Por supuesto ese mismo entorno es una joya en bruto para los amantes del senderismo. Aquí encontrarán el punto de partida ideal para realizar la famosa Ruta del Cares, que va desde Poncebos hasta Caín, y que es conocida por sus desfiladeros, aguas cristalinas y paisajes montañosos. Aunque es una caminata más extensa, es una opción ideal para explorar la región a fondo.
Además, el Naranjo de Bulnes es uno de los picos más icónicos de España y es considerado un reto tanto para escaladores como para turistas, ya que fue escalado por primera vez en 1904 y se ha convertido en uno de los principales destinos de alpinismo en el país.
Por último, una visita a Bulnes no estaría completa sin disfrutar de la auténtica gastronomía asturiana. Allí se encuentran bares y restaurantes que sirven especialidades locales como el cabrito guisado, el pote asturiano y el famoso queso de Cabrales, que proviene de esta región. Saborear estos platos en una terraza al aire libre, rodeado de naturaleza, es una experiencia que convierte la visita en un recuerdo inolvidable.
Imagen de Carlos Urteaga Pintado en Pixabay
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