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ahora sí, este software es la nueva referencia en Android
El Samsung Galaxy S25 Ultra ya está en nuestra mesa de análisis y, mientras se cuece la review, quiero contarte lo que me estoy encontrando al probar One UI 7. Esta es, con diferencia, una de las actualizaciones más importantes en la historia de Samsung y, en mi opinión, la mejor hasta la fecha.
La inspiración en iOS es clara, pero cuando las novedades están bien ejecutadas, no hay reproche alguno. One UI 7 es más rico en funciones, está más optimizado y es más agradable a nivel visual que nunca.
Notificaciones a lo iOS. Si algo ha distanciado a iOS y Android históricamente, ese algo ha sido el panel de notificaciones unificado. En Android teníamos los toggles arriba y las notificaciones abajo, mientras en iOS se apostaba por el centro de control en el lado derecho y las notificaciones en el izquierdo. Con el paso del tiempo, los fabricantes fueron inspirándose en iOS, adaptando esta distinción.
Samsung con One UI 7, por defecto, bebe de esta separación, con su propio “centro de control” y las notificaciones por otro lado. Por suerte, esto se puede revertir, para todos aquellos que preferimos Android por su estilo clásico.
Mucha, mucha inteligencia artificial. Samsung ha mejorado, y mucho, la IA en su nueva ROM. Tenemos opciones interesantes como el Now Brief, que nos ofrece un resumen del día con información sobre el tiempo, y recomendaciones interesantes en base a lo que, por ejemplo, escuchamos en apps como Spotify.
La generación de imágenes ha mejorado mucho, y con el S-Pen del modelo Ultra es aún más fácil lograr buenos resultados. En futuras actualizaciones, Gemini y Bixby actuarán junto a las apps para ofrecer resultados de forma mucho más natural. Tanto, que pediremos información y nos la dará, sin necesidad de que sepamos siquiera qué apps ha usado.
No hay ninguna función especialmente revolucionaria, pero todo lo que hacía ahora se logra de forma mucho más optimizada. De hecho, funciones como las de traducción ahora se ejecutan de forma local, por lo que es mucho más seguro.
Actividades en vivo. Una novedad curiosa y heredada del iPhone tiene que ver con cómo muestra ahora las actividades en vivo, la “Now Bar”. Esto es, a efectos prácticos, la versión de One UI de las Live Activities de iOS. Apps como Google Maps o Spotify pueden mostrar en tiempo real y en la pantalla de bloqueo lo que están haciendo, en una pequeña barra inferior.
Un gran lavado de cara. El icono de batería, las animaciones de carga, iconos del sistema, nuevos widgets… Todo ha sufrido un importante lavado de cara. En lo personal, me agrada y mucho el toque estético que le ha dado Samsung a su ROM, mucho más moderna y manteniendo la esencia del año pasado. Si le sumamos que el soporte es de siete años, este software es (junto a la Pixel Experience ROM), una de las principales referencias en Android.
Imagen | Xataka
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La vida adulta ha hecho que sentarme a jugar sea cada vez más complicado. Hasta que me he comprado una consola portátil
Me encanta jugar. Siempre que puedo, me gusta sentarme delante del PC a echar el rato pegando unos tiros en ‘Delta Force‘, grindeando equipo en ‘Diablo IV‘ o en ‘Palworld‘, ‘New World: Aeternum‘ o lo que se ponga por delante en ese momento. El problema es que el tiempo no perdona y la vida adulta, menos. Cada vez es más difícil encontrar tiempo para jugar, ya sea por un motivo u otro, y en mi caso la solución ha llegado en forma de consola portátil.
Era una categoría de dispositivo que pensaba que no era para mí. Visto lo visto, ahora me preguntó por qué he tardado en hacerme con una.
Mi caso particular. Para que se entienda mejor la situación, os pongo en contexto. Yo teletrabajo y para ello uso mi PC, un PC que está en un despacho y que fue montado por un servidor para jugar en condiciones. Además, tengo un pequeño emprendimiento al que le dedico gran parte del tiempo libre que tengo por las tardes, a lo que hay que sumarle las cosas propias de la vida: compras, médicos, veterinarios, compromisos, imprevistos, etc. Qué voy a decir que no se sepa.
Total, que al final del día paso más horas que un reloj en este despacho mirando a este monitor. Así pues, cuando tengo un rato para jugar es comprensible que no me apetezca pasarlo aquí. Pero claro, ¿qué opciones hay? La consola de sobremesa es una, pero ocupar la tele no siempre es posible y no todos mis juegos de PC están en consola (ni los voy a comprar otra vez). La nube es otra, pero tampoco se puede depender siempre de que la red sea estable y todo vaya como la seda.
Esto no es para mí. La tercera vía era una consola portátil, pero había algo que me echaba para atrás: la calidad gráfica y los FPS. Estoy acostumbrado a jugar en mi PC, que monta una RTX 4070, así que para servidor es normal jugar a, como mínimo, 60 FPS con todo al máximo (cortesía de DLSS). ‘Diablo IV’, que es mi pasión y mi castigo, se mueve a 120 FPS robustos como una roca en la mejor calidad gráfica y cuando uno prueba lo bueno, volver a algo peor es complicado.
En este momento, la balanza se inclinaba más hacia lo gráfico que hacia la comodidad y versatilidad. Pero solo había una forma de salir de dudas y ver si una consola portátil podría ser la solución a mi problema del primer mundo sin lugar a dudas: probarlo por un mismo.
El proceso. Tenía claro que no quería una Steam Deck. “Pues es que SteamOS va muy bien y siempre puedes ponerle Windows e instalar…”, vale, gracias Jose Miguel. Una pantalla de 1.280 x 800 píxeles de resolución a 60 o 90 Hz se me antoja escasa. Quería versatilidad y comodidad, pero tampoco estaba dispuesto a que el sacrificio fuese tan pronunciado. Mínimo tenía que ser FullHD y 120 Hz, por eso de aprovechar el plan Ultimate de GeForce Now en algunos casos.
Tampoco se podía ir de precio. La Steam Deck, realmente, es una ganga porque ya se encargará Valve de generar ingresos por otro lado (spoiler: por Steam), pero las demás alternativas son bastante más caras. 848 euros la Lenovo Legion Go, 699 euros la MSI Claw… Pero entonces me topé con la ASUS ROG Ally Z1 Extreme por 499 euros y ah, la cosa cambia.
Ese es un precio que sí estaba dispuesto a pagar por un dispositivo que, teniendo una autonomía más que mejorable (hora y media / dos horas en modo 25W, con suerte), marcaba todas las casillas. Porque también está la ROG Ally X, que tiene mejor batería, pero la idea es usarla para jugar mayormente en casa, así que tenerla enchufada me importa cero.
Pues decidido, sea la ASUS ROG Ally.
Bendito el momento. No voy a entrar a analizar el dispositivo porque eso ya lo hicimos en su momento, pero sí puedo decir que ha sido la mejor compra que he hecho en muchísimo tiempo. Tanto que ahora no solo puedo jugar, sino que lo hago más y mejor. Mejor no en el sentido de calidad gráfica, eso es evidente que no, sino en el sentido de disfrutar jugando.
Me parece tan, pero tan cómodo encender la consola, lanzar un juego de PC y echarlo a andar sin tener que preocuparme de estar otra vez en el despacho donde trabajo, de que la nube vaya bien, etc., que ha llegado un punto en que me dan igual la calidad gráfica y los FPS. Que sí, que ‘Diablo IV’ se ve de escándalo con todo al máximo, pero poder jugarlo en cualquier momento tirado en el sofá, aunque sea a 50 FPS en calidad media, media/baja, lo compensa todo.
Poder jugar a los juegos de PC sin estar delante del PC es, sencillamente, maravilloso
Es un dispositivo, no este, sino el formato en sí, que me parece ideal para las personas que queremos jugar, que disfrutamos jugando, pero solo podemos hacerlo de vez en cuando. El precio a pagar es alto (prácticamente el de una consola de sobremesa o un portátil de gama media), pero lo que se gana en comodidad y versatilidad lo compensa, al menos en mi caso.
Y si quiero jugar al máximo pongo la consola en modo silencioso, abro GeForce Now y dejo que la nube se encargue de la parte dura.
Otra forma de ver las cosas. Llevo usando la consola dos semanas y no he necesitado más para darme cuenta de que mi forma de entender el “sentarme a jugar” ha cambiado por completo. Y eso que vengo de probar la RTX 5090 en Las Vegas y de jugar a ‘Cyberpunk 2077’ con todo al máximo a 300 FPS. Sin embargo, estoy en ese punto de la vida en que el tiempo es el que es.
Y sí, cierto es que a veces apetece irse al despacho a jugar en tu setup con tu monitor, tu teclado, tu ratón, tu experiencia de gama alta en general. Si sé que voy a tener dos o tres horas para hacerlo, no me lo pienso. Ahora bien, poder jugar en tu salón al lado de tu pareja, o tirado en el sofá, o echarte la última mazmorrita desde la cama también es una experiencia buenísima.
Ahora juego más y mejor. Es curioso como un dispositivo que pensaba que no era para mí ha conseguido salvar mi relación con los videojuegos. Ahora juego mucho más que antes al no estar atado a mi lugar de trabajo para disfrutar de esos títulos que me encantan. Si en algún momento quiero pantallón y ‘Diablo IV’ a 120 FPS, siempre tengo la opción de retomar mi partida en el PC de sobremesa, pero mientras tanto, si alguien me busca, que sepa que podrá encontrarme sacándole brillo a la ROG Ally.
Imágenes | Xataka
En Xataka | He probado la Lenovo Legion Go S con SteamOS: alma de Steam Deck, corazón de consola portátil
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Pese a que hay científicos diciendo lo contrario, es hora de reconocerlo: los continentes no existen
Desde hace unos días, un grupo de investigadores de la Universidad de Derby no para de decir que ha encontrado un nuevo (micro)continente en el Estrecho de Davis. Es decir, entre Groenlandia y Norteamérica.
Y sí, suena un poco marciano. ¿Cómo se nos va a haber perdido un continente entero en los 1.143 kilómetros que mide ese estrecho?
¿Qué diablos es un continente? La respuesta más intuitiva es “una gran superficie de tierra rodeada por agua”; pero lo cierto es que solo funciona en teoría y, cuando aterrizamos el problema, todo se complica. Por ello, si la pregunta es “¿cuántos continentes hay en el mundo?”, la única respuesta lógica es esta: “depende”.
¿Cómo que “depende”? Las razones que hay detrás de muchas de las divisiones que manejamos son “puramente históricas y culturales”. De hecho, como explica Miguel García, “los sistemas educativos de distintos países establecen diferentes divisiones continentales”:
- En los países anglosajones, lo más habituales decir que hay siete continentes (Europa, África, América del Norte, América del Sur, Asia, Antártida y Oceanía);
- En cambio, en los países de lenguas romances, la respuesta más común es que son seis continentes (uniendo las Américas en uno);
- Seis continentes son también los que se explican en los países de la órbita exsoviética (aunque mantienen separado América y lo que unen es Europa y Asia).
Hay más opciones, claro. Por ejemplo, podríamos unir Asia, África y Europa en un solo continente y, junto a América, Australia y la Antártida, serían cuatro. Por poder, podríamos incluso sacar a la Antártida porque, en fin, sin su capa de nieve se convertiría en un archipiélago (cuya isla mayor sería más pequeña que Australia).
Es hora de admitir que los continentes no existen. Son constructos sociales, como los municipios o las provincias. De ahí que, como explica García, desde un punto de vista geológico, se puede concluir que los continentes no constituyen un concepto científico. En todo caso, podemos hablar de placas tectónicas (y, aunque definir su número también es un lío, no hablaríamos de menos de 15).
¿Entonces de qué están hablando los investigadores de Derby? Ya toca entrar en materia: lo que los investigadores han usado es otra cosa, el grosor de la corteza terrestre. En general, hay dos tipos de cortezas terrestres: la continental (de unos 35 kilómetros de grosor) y la oceánica (de entre 8 a 10).
De lo que se han dado cuenta es que a medida que las placas tectónicas entre Canadá y Groenlandia han ido desplazándose, la corteza terrestre se ha reconfigurado. El resultado ha sido una corteza protocontinental (es decir, extremadamente gruesa) en lo que debería ser una corteza oceánica.
¿Y para qué sirve todo esto? Hay que reconocer que, una vez que aterrizamos el asunto, todo parece más aburrido. Sin embargo, el hallazgo es muy interesante: en realidad no sabemos muy bien cómo funcionan las dinámicas tectónicas. Tenemos ideas y modelos muy desarrollados, sí; pero a la hora de la verdad, hay más preguntas que respuestas.
Poder estudiar con detalle la formación de un protomicrocontinente es una oportunidad única para entender fenómenos como el que está dividiendo África en dos. Y ya hemos visto que, a diferencia de lo que tendemos a creer, esto tiene una incidencia real en la vida diaria de millones de personas.
Imagen | Kate Ter Haar
En Xataka | Una enorme grieta se ha abierto en el Valle del Rift de Kenia y parece que es solo el principio
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Ventilar la casa en invierno es más complicado. Esto es lo que dice la ciencia sobre cuánto y cómo hacerlo
Ventilar la casa en invierno es difícil pero muy necesario. Mantener el equilibrio entre confort térmico, atmósfera saneada y ahorro energético exige prestar atención a un delicado equilibrio entre factores. Estos son algunos de los que debemos tener en cuenta.
Bueno y breve. No existe una respuesta genérica a la pregunta de cuánto tiempo debemos ventilar nuestro hogar en invierno. El motivo es que cada casa es distinta. Sí podemos decir, de forma genérica, que con 10 minutos o menos, nuestro hogar puede quedar ventilado de forma apropiada.
Existen algunos estudios científicos que pueden respaldar esta noción. Por ejemplo, un análisis publicado en la revista Procedia Engineering en 2017 y realizado en apartamentos con cocinas abiertas estimó que una ventilación de entre dos y seis minutos podía ser suficiente para limpiar el aire tras cocinar.
Para maximizar la reposición del aire y minimizar el tiempo de ventilación (y con ello la pérdida de calor) podemos seguir algunas recomendaciones básicas. Por ejemplo, resulta conveniente abrir las ventanas de habitaciones opuestas, dos en cada momento. Así lograremos por un lado un mayor diferencial de presiones y con ello más corriente, y por otro lograr que esta corriente recorra más espacio en nuestra casa.
La hora influye. La hora a la que ventilemos puede influir en el resultado de la ventilación. Normalmente pasamos las horas de la tarde y sobre todo de la noche cerrados en nuestros hogares. Es por eso que por las mañanas sea cuando más se note la acumulación de humedad y olores en nuestras casas y cuando más importante es ventilar.
Eso sí, si vivimos en ciudades debemos evitar las “horas punta” de la mañana ya que suele ser a estas horas cuando la contaminación ambiental alcanza su pico. Si somos alérgicos al polen, también debemos atender a las horas de mayor concentración de este en el aire, que puede variar en función del tipo de polen que cause nuestra reacción alérgica.
La importancia de ventilar. La ventilación del hogar es importante a lo largo del año. Nos sirve, por ejemplo, para mantener bajo control los niveles de humedad, reduciendo así la potencial proliferación de esporas de moho, lo que protege nuestro hogar y nuestra salud. Si cocinamos con gas o si utilizamos otros aparatos de combustión en el hogar como estufas también debemos ventilar apropiadamente la casa para evitar la acumulación de compuestos volátiles y gases asociados a la combustión.
En invierno también suele aumentar la circulación de virus respiratorios. Es por eso que la ventilación también es clave en los meses fríos del año. Ventilar permitirá reducir la concentración de posibles patógenos en el ambiente doméstico, lo que reduce la probabilidad de que se den contagios en nuestro entorno.
Mantenernos al resguardo. Ventilar sin perder parte del calor acumulado en nuestro hogar es imposible. Evidentemente, si queremos evitar que esto afecte a nuestro confort térmico lo primero que debemos hacer es abrigarnos, pero también podemos prestar atención a otro aspecto importante: el aislamiento térmico.
Así como la ventilación es importante, no tener más corrientes que aquellas que queramos generar nosotros mismos también es clave a la hora de garantizar el confort térmico, el ahorro y la salubridad de nuestro hogar. Existen diversos trucos y técnicas a las que podemos recurrir, sin necesidad de entrar en reformas de nuestro hogar (que, eso sí, a veces sí son necesarias).
En Xataka | Cuál es la temperatura mínima en casa para tener buena salud y la ideal para ahorrar durante el invierno
Imagen | Umberto
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