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la directiva de los tapones

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Cuando el 5 de junio de 2019, Antonio Tajani firmó la directiva 2019/904 no podía imaginarse que tenía entre manos uno de los temas más polémicos de la última década: el dichoso tapón de plástico.

Sobre el papel era una medida sencilla. Es más, era una medida de sentido común: según las estimaciones de la Comisión Europea, solo 10 productos representaban el 70% de toda la basura marina del mundo y, uno de ellos, eran los tapones de plástico (de los envases desechables).

Bastaban un puñado de medidas de fácil implementación para “reducir a la mitad esos desperdicios y evitar daños en el medio ambiente valorados en 230.000 millones de euros”.

Pero la gente (mucha gente) no se tomó bien lo de los tapones.

El problema es que la cosa no se quedaba ahí. La idea básica del proyecto era que, una vez entre en vigor la nueva normativa, “hasta una decena de productos deberán fabricarse ‘exclusivamente’ con materiales sostenibles o, en caso de ser inviable, se deberá cambiar el diseño para garantizar una recogida de hasta el 90% (y, en el caso de productos especialmente sensibles, una serie de campañas para reducir su al mínimo posible)”.

Se buscaba impulsar un enorme programa de innovación y desarrollo destinado “a impulsar nuevos diseños industriales, nuevos materiales y nuevos usos”; pero la Comisión se topó con una sociedad que no entendía muy bien lo que pretendían hacer y lo que aún queda por hacer.

Otro cambio más. Porque a partir de 2025, las botellas PET debían contener al menos un 25% de plástico reciclado y eso ha generado una enorme cantidad de problemas: durante el año pasado, el precio del PET reciclado se duplicó siendo más caro que el plástico nuevo. Las hojuelas de Tereftalato de Polietileno (PET) postconsumo en Europa se vendían hasta en 1.690 euros por tonelada en febrero de 2024.

El motivo es sencillo: no se reciclaba tanto PET como era necesario para suplir ese 25% y la demanda empujó a los precios hasta un punto que, como explicaba Tatiana ROjas, el impacto en las múltiples industrias que dependen de este material para la fabricación de productos ha sido muy considerable.

2024 fue el gran año de transición. Al fin y al cabo, nadie quería llegar a 2025 con los deberes sin hacer. Pero esto no significa que la vida de la directiva ya se haya acabado: al contrario, la industria tiene cinco años para llegar al 30%.

Y la pregunta de si merece la pena sigue encima de la mesa. No ambientalmente, claro. En el mundo se reciclan menos del 10% de los plásticos que se desechan y la industria lleva décadas fomentando el reciclaje a sabiendas de que tiene poca aplicación práctica. Aunque el impacto europeo es pequeño, medidas como estas demuestran que la aplicación práctica es una cuestión de voluntad.

El “merecer la pena” se refiere, sobre todo, al costo político. El año pasado, la Unión Europea perdió una de sus batallas clave en mitad de una guerra abierta con el campo y ha empezado muy tocada en un contexto global cada vez más complejo.

Como decía Juncker, “los líderes europeos sabemos perfectamente lo que hay que hacer, lo que no sabemos es cómo ser reelegidos después de hacerlo”. Y este parecer ser un caso muy claro de ello.

Imagen | Jonathan Chng / Waldemar

En Xataka | Llevamos décadas pensando que el reciclado de plásticos valía para algo. Quizá nos equivocáramos

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Los resultados de la Lotería tenían un problema de audiencia. ‘La Revuelta’ ha encontrado la forma de arreglarlo

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Por encima de otras consideraciones acerca de la calidad de los invitados o la peculiaridad de sus respectivos sentidos del humor, hay una cuestión en la que, programa a programa, ‘La Revuelta‘ demuestra mucha más cintura y sofisticación que ‘El Hormiguero‘: su habilidad para capear, con los medios que estrictamente tiene a mano, los obstáculos que van surgiendo en el devenir lógico de un programa diario.

Obligación lotera. Hace unas semanas tuvimos ocasión de comprobar cómo gestionaron una crisis con el piloto de Moto GP Jorge Martín, que canceló su asistencia a ‘La Revuelta’ a última hora por un compromiso previo con ‘El Hormiguero’, dejando a Broncano sin invitado en el último minuto. Solución: varios minutos de imágenes de la berrea del ciervo. Una estrategia similar (jugar a la sorpresa y al humor esquinado) ha llevado a cabo el programa de La1 cuando se han tenido que enfrentar a una obligación impuesta por RTVE: retransmitir cada día los resultados de los sorteos de la lotería.

Dónde van las loterías. Durante un tiempo, desde el mismo momento del estreno del programa de Broncano, RTVE estupo experimentando con distintas fórmulas para ubicar el microespacio lotero. Primero lo emitía inmediatamente después de Telediario. Después lo ubicó tras el final de ‘La Revuelta’, pero las audiencias caían en picado. El 25 de septiembre, por ejemplo, lo relegó a medianoche, evitando así que la audiencia bajara. Esto hizo, por ejemplo, que la serie ‘Las abogadas’ obtuviera una estupenda audiencia, pero era una solución provisional: tal y como RTVE avisó a Broncano, llegaría un momento en el que los resultados de la lotería se emitirian en el transcurso de ‘La Revuelta’.

Desde diciembre, interrupción. El 9 de diciembre se produjo este cambio: las loterías comenzaron durante ‘La Revuelta’, que Jorge Ponce y David Broncano se tomaron con humor, hablando de disrupciones en el espacio-tiempo (el programa no es en directo, como ‘El hormiguero’, sino que se graba por las tardes) y aprovechando para lanzar unos cuantos dardos a la competencia, resumiendo lo que los espectadores se podían encontrar si cambiaban de canal. La cadena acompañaba estos 75 segundos fuera de ‘La revuelta’ con una cuenta atrás. Pese a los temores, las audiencias no se vieron, en términos generales, afectadas por el cambio, y por ejemplo este primer día, Broncano obtuvo mejores cifras que Motos.

La navaja como giro en la estrategia. Pero el auténtico giro llegó el 17 de diciembre, cuando acompañaron el anuncio de los resultados de las loterías con una ventana en la que Jorge Ponce amenazaba, sin sonido, a los espectadores, con una navahja en mano. Un gag que aporta un valor añadido a una interrupción obligada y que demuestra hasta qué punto el gran valor del programa de Broncano está en crecerse ante el caos.

Peliculitas durante el sorteo. Tras las vacaciones navideñas, la idea ha vuelto con inusitada fuerza, y alcanzó cierta cima en la emisión de ayer, en la que durante la interrupción se simuló una discusión de Jorge Ponce con el equipo, que se veía en una pequeña ventana y sin sonido. La presentadora de loterías, Blanca Benlloch, llegó incluso a comentar las imágenes que se veían simultáneamente en la ventana, en un gag simultáneo que ha conseguido lo imposible: que los espectadores de ‘La Revuelta’ esperen a diario el sorteo en busca de una nueva sorpresa… que no tiene nada que ver con el premio.

Cabecera | RTVE

En Xataka | Llevábamos años convencidos de que “los jóvenes no ven la televisión”. Broncano y ‘La revuelta’ están demostrando lo contrario

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Los mayores aliados de Tesla en 2025 serán Stellantis y Toyota. Ante multas históricas, hay 1.000 millones de euros en juego

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Por primera vez en su historia, Tesla despachó menos coches al final todo un año que en el ejercicio anual anterior. Pese a meter un coche más en su catálogo (Cybertruck) y hacer todo lo posible por entregar vehículos en el último trimestre del año (lo que puede haberle costado otro disgusto), las entregas de Tesla se redujeron en un 1,1%.

La caída es mínima. Podríamos decir que Tesla consiguió un empate técnico consigo misma al entregar 200.000 vehículos menos que en el año anterior pero sí da síntomas de que la empresa pasa por sus primeras dificultades para colocar su producto.

En Estados Unidos, sus ventas siguen siendo aplastantes pero en Europa los rivales empiezan a apretar. Quien busque únicamente la mejor relación autonomía/precio seguirá decantándose por Tesla pero otras compañías más tradicionales empiezan a situar productos a la misma altura ofreciendo otro tipo de ventajas, como un interior menos disruptivo o, sencillamente, una imagen que encaja mejor con sus preferencias.

Pero es China la que acusa el mayor problema para la compañía. Los clientes se han lanzado a premiar a los fabricantes locales, en detrimento de las compañías occidentales. Esto ha obligado a Tesla ha llevar a cabo importantes descuentos para mantener el ritmo en las ventas. Y pese a que su 2024 ha sido de récord en el país, su cuota de mercado se ha reducido sensiblemente, pasando del 7,8% del mercado al 6% en 2024, según recogen en CNBC.

Señalan en este medio que Tesla rebajó los precios del Model Y en 10.000 yuanes chinos en diciembre de 2024 para reimpulsar las ventas (crecieron un 12,8% ese mes respecto al mismo periodo de 2023). El problema para la compañía es que ya en abril de 2024 también habían rebajado el precio del coche en otros 14.000 yuanes chinos. Es decir, en un año su precio ha caído cerca de un 10%, teniendo en cuenta que ahora se vende por 239.900 yuanes.

La jugada de bajar precios es algo que también ha aplicado en el mercado europeo. En España bajaron el precio del Tesla Model Y en 2.000 euros en mayo de 2024.  Y situar a la versión con mayor autonomía del Tesla Model 3 (700 km según ciclo WLTP) en 44.990 euros era otro golpe encima de la mesa.

Y si la compañía está peleando por precio es porque sabe que tiene un colchón bien mullido. Ese colchón ya lo cifran en 1.000 millones de euros.

1.000 millones de euros gracias a los rivales

El año 2025 representa en Europa un importante desafío para los fabricantes tradicionales de vehículos. Las normativas europeas de emisiones obligan a reducir sensiblemente la contaminación generada por los tubos de escape de cada compañía.

La conocida como normativa CAFE está diseñada para que las emisiones medias de una flota de vehículos de un fabricante no superen los 93,6 gr/km de CO2. En caso de que se supere esta cifra, la empresa será sancionada por 95 euros por cada gramo superado y coche vendido. Es decir, si una empresa ha vendido un millón de coches y se ha situado en 103,6 gr/km de CO2, la multa será de 950 millones de euros.

Parece mucho pero las cifras podrían ser mucho mayores. Según ACEA, la patronal del automóvil en Europa, hay en juego alrededor de 15.000 millones de euros en multas. Para hacernos una mejor idea, en El Español calculaban que con las cifras de ventas y de emisiones de 2023, el Grupo Volkswagen se enfrentaría a una multa de más de 8.000 millones de euros.

Con las cifras de 2023, el grupo Volkswagen se enfrenta a más de 8.000 millones de euros en multas

Es aquí donde entra en juego el valor de negociación de cada compañía. Por ejemplo, dentro de Stellantis, Leapmotor sirve al grupo para reducir las emisiones contaminantes ya que solo venden coches eléctricos. Es decir, tienen coches que diluyen las emisiones medias de los automóviles.

Pero esto mismo también lo permite la Unión Europea entre compañías que no tienen ninguna relación entre ellas. La intención es que dos o más empresas se puedan presentar bajo un mismo grupo, lo que se conoce como pool, para reducir las emisiones medias de sus coches.

Las compañías más contaminantes pagan a una empresa que solo fabrica coches eléctricos para comparecer con ella ante Bruselas. Así, las empresas excedidas evitan las multas y el daño económico es menor. A cambio, las empresas de coches eléctricos suman sus vehículos para ser contabilizados a final de año, reciben dinero de los rivales y pueden negociar un precio por sus créditos que, evidentemente, tiene que ser inferior a los 95 euros gr/km de CO2 que marca la sanción.

Esto ha llevado, explican en Cinco Días, a que Stellantis, Toyota, Ford, Mazda y Subaru ya hayan avanzado a Bruselas que su intención es rendir cuentas a final de año bajo un mismo grupo liderado por Tesla. La compañía de Elon Musk es la más codiciada ya que es el mayor vendedor de coches eléctricos de Europa y, por tanto, puede diluir las emisiones de un mayor número de rivales.

Con este valor, aseguran en el diario económico, podrían entrar en las arcas de Tesla alrededor de 1.000 millones de euros en ingresos. La estimación la ha realizado UBS y también ha sido recogida por Bloomberg. La cifra estaría muy alejada de los 300 millones de euros que, se estima, podría alcanzar Volvo en una alianza con Mercedes.

La situación tampoco es nueva para Tesla. La compañía de coches eléctricos ha utilizado estos créditos de emisiones como una entrada regular de dinero cuando sus ventas no generaban los ingresos suficientes como para rentabilizar los coches vendidos. En Bloomberg estiman que desde 2009 la empresa ha ingresado unos 11.000 millones de dólares aprovechándose de este tipo de regulaciones.

La duda de los analistas de UBS está en la capacidad que le queda a Tesla para maniobrar antes de llenar su saco de CO2. De momento, las compañías tienen hasta el 7 de febrero de este año para presentarse ante Europa en un mismo grupo. Antes tiene que enviar los datos de estimaciones de CO2 a la empresa de Elon Musk. Ésta decidirá entonces si hay hueco para el ingreso de las compañías que se quieran sumar o, por el contrario, el riesgo de sobrepasar los límites es demasiado alto y no merece la pena.

Así mismo, es interesante comprobar qué tipos de alianzas se tejen. En UBS consideran que si Volkswagen y Renault (dos de las compañías más sobrepasadas y con multas de miles de millones de euros sobre sus cabezas) no llegan a un acuerdo con fabricantes de vehículos puramente eléctricos tendrán un verdadero problema. De hecho, Luca de Meo, el máximo responsable de Renault ha sido la voz más crítica contra las multas europeas en el último año, tanto como CEO de Renault como presidente de ACEA.

Foto | Stephen Mease

En Xataka | Frente a multas de récord y un coche eléctrico que no despega, la industria busca salvador en 2025. Se llama híbrido enchufable

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En Groenlandia nadie entiende la disputa entre EEUU y Dinamarca. Solo quieren una cosa: que les dejen solos

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Tras las recientes declaraciones de Donald Trump sobre su disposición a usar sanciones económicas o incluso fuerza militar para que Estados Unidos tome el control de Groenlandia, se han sucedido todo tipo de comunicados donde la sorpresa es el común denominador. A Dinamarca, por motivos obvios, se han sumado las advertencias de naciones como Alemania o Francia en defensa de la integridad territorial. Curiosamente, parece que nadie quiere escuchar a los locales, quienes llevan mucho tiempo pidiendo lo mismo: que les dejen en paz.

Me interesa mucho Groenlandia. En realidad, es la quinta vez que Estados Unidos plantea a Dinamarca (el país europeo que administra el territorio) comprar Groenlandia. Primero ocurrió en 1867 y en 1940, y no salió muy bien. Luego tras la Segunda Guerra Mundial, y tampoco salió. Y en 2019, durante el primer mandato como presidente de Trump, cuando sorprendió por primera vez al sugerir que Estados Unidos debería comprar Groenlandia. La idea fue inicialmente tomada a la ligera tanto por los groenlandeses como por Dinamarca.

Sin embargo, las últimas palabras de Trump, ahora argumentando que el control de Groenlandia es una “necesidad absoluta” para la seguridad nacional de Estados Unidos, se ve desde otro prisma. De hecho, esta insistencia ha generado inquietud entre los groenlandeses, quienes ven en esta propuesta una amenaza a su identidad y autonomía. Porque los groenlandeses, o su mayoría, solo han querido una cosa desde hace bastante tiempo.

La resistencia de un pueblo. Contaba el New York Times que la reacción a las palabras del magnate en Groenlandia han sido de rechazo casi unánime. Casos como el de Christian Ulloriaq Jeppesen, un productor de radio y residente local, quien expresó al diario la preocupación generalizada al calificar la situación como “aterradora”. Muchos groenlandeses consideran que su isla no es una simple propiedad que pueda venderse, sino una nación con identidad propia.

Mientras tanto y como decíamos al inicio, líderes internacionales como Olaf Scholz, canciller de Alemania, y Jean-Noël Barrot, ministro de Relaciones Exteriores de Francia, han defendido la integridad territorial de Groenlandia, condenando cualquier amenaza de anexión, incluso militar, como insinuó Trump.

Un “lingote” de oro. Por supuesto, detrás de la insinuación estadounidense se esconde un tesoro. Hablamos de la isla más grande del mundo, rica en recursos minerales como cobalto, cobre y níquel. Como contamos ayer, su posición estratégica en el Ártico la convierte en un punto clave para la seguridad y el comercio global, especialmente ahora que el cambio climático abre nuevas rutas marítimas.

Además, la isla alberga una importante base militar estadounidense, lo que refuerza su valor en clave geopolítica. Para Trump, el control de esta isla no solo sería un activo estratégico, sino también una ventaja en la creciente competencia por los recursos del Ártico, con China y Rusia mirando de fondo.

Queremos la independencia. Sin embargo, no solo Estados Unidos, en realidad la mayoría de los habitantes de la isla no quieren “pertenecer” a nadie. El interés de Trump por la isla, de hecho, llega en un momento ciertamente delicado, ya que muchos groenlandeses expresan un creciente descontento hacia Dinamarca, el país que ha administrado la isla desde el siglo XVIII.

Aunque es cierto que Groenlandia obtuvo autonomía limitada en 1979 y un autogobierno ampliado en 2009, aún depende en gran medida del país europeo para servicios esenciales. No solo eso. También recibe anualmente alrededor de 500 millones de dólares en subsidios. En cualquier caso, el descontento se ha intensificado tras las revelaciones de que médicos daneses implantaron dispositivos anticonceptivos en miles de mujeres indígenas en las décadas de 1960 y 1970, en la mayoría de las ocasiones sin su consentimiento.

Identidad cultural, pero beneficio danés. Así todo y a pesar de la relación tensa con Dinamarca, muchos groenlandeses valoran los beneficios del sistema de bienestar danés, el mismo que incluye educación gratuita, atención médica universal o subsidios.

Casos como el de Aviaaja Sandgren que contaba el New York Times, una enfermera de Qaqortoq que contaba que estos servicios esenciales se perderían si Groenlandia se convirtiera en parte de Estados Unidos. A este respecto, Aaja Chemnitz, representante groenlandesa en el Parlamento danés, advertía que Trump podría estar utilizando el movimiento independentista de Groenlandia para sus propios fines, poniendo en riesgo a la isla como peón en un juego geopolítico entre Dinamarca y Estados Unidos.

La lucha por la autodeterminación. Echando la vista atrás al pasado de la isla, Groenlandia tiene una larga historia de colonización y asimilación cultural bajo el dominio danés. Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos estableció bases militares en la isla para evitar que cayera en manos de los nazis.

¿Qué ocurrió? Que tras el final de la guerra intentó comprarla otra vez, pero Dinamarca se negó. Es verdad que el autogobierno de Groenlandia ha mejorado, pero la isla sigue enfrentando los desafíos por lograr una independencia total debido a su pequeña población de unos 56.000 habitantes y su economía dependiente. Por cierto, Estados Unidos mantiene la base militar crucial en Pituffik, establecida en 1941, que monitorea actividades rusas en la región.

El futuro. Eliminando de la ecuación cualquier intento de “entrar” en la isla de Estados Unidos por sentido común, el futuro de la isla se presenta de lo más incierto. La dependencia económica de la que hablamos y la limitada capacidad militar de Dinamarca en la región hacen que la independencia total sea un proceso, cuanto menos, complejo.

Mientras, su primer ministro, Múte B. Egede, afirmó hace poco que están listos para dar pasos significativos hacia esa autodeterminación histórica. Un proceso donde las próximas elecciones locales en abril podrían convertirse en una especie de referéndum implícito sobre el futuro constitucional de la isla.

Imagen | Goodfon

En Xataka | Trump tiene ganas de quedarse con Groenlandia. Hay dos países para los que supondría un grave problema: China y Rusia

En Xataka | La obsesión de Donald Trump por Groenlandia tiene a una inesperada víctima en el horizonte: Ozempic

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