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lleva una fruta que huele a huevos podridos y aguas residuales
China lleva décadas abierta al libre mercado y a las cadenas de comida rápida occidentales, y KFC fue una de las primeras. Durante años, la marca arrastró una imagen no demasiado positiva (incluso utilizando un eslogan como “no es tan mala” en las cajas de sus productos), pero poco a poco se han ido recuperando. KFC pertenece a YumChina, un holding que es la mayor operadora de restaurantes de China y que también posee marcas como Taco Bell, lleva Lavazza o Pizza Hut.
Y el producto estrella del país es una pizza con un ingrediente que desprende olor a huevos podridos: el durian.
La matapollos. Joey Wat es la CEO de YumChina y, recientemente, ha concedido una entrevista al medio Fortune en la que ha contado detalles de lo más interesantes. Uno curioso es que su hijo la llama “matapollos”, un apodo que se ha ganado a pulso teniendo en cuenta que KFC china mata 1.000 millones de pollos cada año.
Más allá de la anécdota, el dato es relevante si tenemos en cuenta que los 1.400 millones de habitantes de China consumen 8.000 millones de pollos al año. El porcentaje que KFC aporta a esa cifra es considerable.
Estudio de mercado. Ese cambio de tendencia para KFC que se ha dado los últimos años tiene mucho que ver con las prácticas que realizan el equipo de estudio de mercado y marketing, pero también a la propia Wat. ¿El motivo? La directiva invierte dos o tres horas cada cierto tiempo sentándose en sus restaurantes observando qué es lo que más consumen los clientes.
“Cuando los niños comen pollo frito, lo acompañan con puré de patatas. La Generación Z moja sus muslos de pollo en la guarnición y, después, en la olla de salsa”. Sabiendo esto, lo que Wat decidió es que había que deshacerse del hueso y, además, lanzaron una hamburguesa de puré de patatas con pollo sin hueso.
Pizza con piña mal. Pero como decimos, no sólo de pollo vive YumChina. Pizza Hut es la otra pata de la mesa del grupo en el país, y aquí es donde entra en juego un ingrediente que, a priori, parece asqueroso. En esa rutina de observación, Wat se dio cuenta de que la pizza que más se estaba vendiendo en ese momento no era la Supremme (que está hasta arriba de pepperoni, cerdo, ternera, champiñones, pimientos y cebollas), sino la de durian con queso.
Se trata de una fruta oriunda del sudeste asiático que está prohibida en algunos espacios públicos, pero que al parecer vuelve locos a los consumidores chinos. No lo he probado, pero parece un kiwi con pinchos (o una castaña grande) y su olor es una mezcla de queso, carne podrida, mofeta, huevos pasados, cebolla y aguas residuales sin tratar. Sin embargo, el sabor parece que es delicioso, algo que parece haber hackeado los sentidos de los consumidores chinos que tanto aman la pizza de durian con queso.
Producto estrella. Pizza Hut vendió 30 millones de pizzas durante el año pasado y lo curioso es que una de cada cuatro fue la de durian. Son muchas, muchísimas pizzas a base de esa maloliente fruta que repugnaría al napoletano más purista. Y que, si da el salto a occidente, puede ser una competencia directa para la pizza con piña.
Al final, ese dominio de la pizza de durian en China es, al igual que en el caso del pollo deshuesado con puré de patatas, fruto de la observación por parte de los altos cargos de la empresa. Y parece que funciona.
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una investigación española ha descubierto cómo los residuos de poda pueden transformar la energía solar
Con la llegada del frío los pellets se convierten en una fuente de calor más. Esta forma de energía que proviene de la biomasa no solo sirve de este modo y un proyecto de España así lo ha demostrado.
I+D Olivoltaica. En el centro tecnológico de Andaltec han desarrollado un recubrimiento para paneles solares a partir de madera transparente, que fue obtenida de los residuos de poda de los olivares.
El proyecto llamado Olivoltaica está financiado por la Diputación Provincial de Jaén y busca sustituir los materiales plásticos de las células solares por biomasa.
¿Cómo puede ayudar a un panel solar? Los recubrimientos ópticos derivados de la madera de olivo mejoran la transmisión y difusión de luz, lo que llega a optimizar la captura de energía solar.
¿Cómo lo hicieron? Los investigadores de Andaltec han extraído componentes de la madera para crear una estructura de microfibras de celulosa y luego infiltran un polímero transparente en la madera tratada. El resultado es un material con alta transmitancia óptica y capacidad de difusión de la luz.
Puesta en práctica. El equipo de investigadores espera tener lista una lámina de madera transparente para probar en módulos fotovoltaicos dentro de un año. El objeto de estudio es sustituir o reducir el uso del cristal en las células solares. Además, añaden que usar madera de olivo podría tener beneficios para reducir la quema controlada y ofrecer nuevas aplicaciones en otros sectores.
La eficiencia de los paneles solares. La eficiencia luminosa que incide sobre la célula fotovoltaica genera la electricidad. En paneles convencionales de silicio cristalino el límite teórico es de 33,7%, mientras que de perovskita en un estudio ha resultado alcanzar el umbral del 40%.
Otros beneficios de la biomasa. El uso de la biomasa puede tener otros usos como el que propone la empresa Graphyte de capturar carbono en ladrillos compuestos de biomateriales. Por su parte en España, desde el cierre de las centrales de carbón, la planta de La Pereda, la más pequeña (50MW), pasará a generar electricidad utilizando biomasa forestal.
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He regalado este cacharro a tres amigos deportistas distintos y todos han flipado
Se acerca una época en la que elegir el regalo acertado puede ser una odisea. Seguro que más de una vez te has preguntado: ¿Qué le regalas a una persona que ya tiene prácticamente de todo? Nuestra compañera Raquel tuvo esta duda en más de una ocasión y pensó en que unos auriculares de conducción ósea son una buena opción de regalo.
Unos auriculares muy cómodos y perfectos tanto para deporte como para teletrabajar
Hace poco nos surgió esa situación: tener que hacer un regalo a dos personas deportistas que ya tienen de todo. El reloj deportivo quedaba descartado, porque tienen ya sus buenos Garmin que funcionan a la perfección; zapatillas también descartadas porque, si quieres regalar bien, implica hacer muchas preguntas y pierde un poco la magia de la sorpresa; ropa tenemos todos a patadas… Y justo caí en la cuenta de los auriculares de conducción ósea: algo novedoso para ellos y que, personalmente, me parece súper útil (yo misma los tengo, en el mismo modelo que regalamos, que fueron los Shokz OpenRun).
En general la primera reacción cuando he regalado los auriculares de conducción ósea, o cuando se los he dejado probar a algún amigo, siempre es de incredulidad: “oye, ¡pero que te escucho!”. La siguiente reacción siempre es la misma: “¿pero esto cómo funciona?” El funcionamiento es relativamente sencillo, pero sigue siendo sorprendente: el sonido se transmite por vibraciones a través del hueso zigomático, dejando así el oído libre para poder seguir escuchando lo que está sucediendo alrededor. Simple y efectivo.
Y, en la era de la cancelación de ruido y de aislarnos todo el rato para estar a nuestro rollo, ¿para qué querría cualquiera unos auriculares con los que puedes seguir escuchando todo lo que pasa a tu alrededor? Pues precisamente para eso: para no aislarte del medio, ya que puede resultar incómodo o incluso peligroso en algunas ocasiones. Personalmente, yo los uso para salir a correr, porque salgo por una zona muy concurrida por viandantes, niños, perros y bicicletas (Madrid Río, para los que seáis de Madrid, que ya sabéis cómo se pone de gente); llevar estos cascos me ha permitido esquivar un par de caídas, seguramente con su consecuente herida o, si nos ponemos a las malas, lesión. En invierno, cuando salgo a correr y ya es de noche, la verdad es que prefiero no aislarme y estar atenta a lo que ocurre a mi alrededor.
Ojo, que también pueden usarse y ser útiles en otros contextos, como por ejemplo para trabajar. De hecho, una de las personas a las que regalamos los cascos los está utilizando a diario para ello: música, videollamadas y más, con la comodidad de llevarlos puestos todo el día casi sin enterarse. Yo para trabajar uso auriculares circumaurales y al cabo de un tiempo necesito quitármelos para estar más cómoda (y en verano porque me dan calor), y los cascos de conducción ósea son bastante más cómodos en este sentido.
* Algún precio puede haber cambiado desde la última revisión
La mejor señal de que un regalo ha triunfado es que la persona que lo ha recibido se haya convertido en pseudo-comercial del cacharro, y eso ha ocurrido, recomendándoselo a todo el mundo.
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Imagen | SHOKZ
En Xataka | Mejores auriculares para dormir. Cuál comprar y cinco modelos recomendados desde 18 euros
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He desinstalado todas las apps de productividad de mi teléfono. Ahora soy mucho más productivo
Me gustaría que hicieras algo. Es muy sencillo: simplemente, mira en tu teléfono, ordenador o tablet la cantidad de aplicaciones que has descargado para sustituir a las aplicaciones nativas que hacen lo mismo de una manera muy similar.
¿Ya? Si tienes apps alternativas al calendario de Google o Apple, aplicaciones de notas que sustituyen a la nativa u otro gestor de correo, seguro que están ahí porque buscas potenciar tu productividad. Hasta hace no mucho tiempo, yo estaba en esa situación, pero me di cuenta de una cosa: era extremadamente productivo rellenando información en apps, pero el trabajo “real” se me hacía bola.
Entonces vi algo curioso: mi pareja estaba haciendo lo mismo que yo hacía en una app específica, pero en la app Notas del iPhone. Empecé a prestar atención a esa forma de utilizar la aplicación y, al tiempo, vi que yo tenía otra app distinta a la anterior para algo muy específico que mi pareja volvía a hacer en… Notas.
Y por casualidad, recordé el meme de cómo usamos las aplicaciones. Es ese que muestra un usuario ingenuo usando una app preinstalada en su móvil, otro avanzado y frustrado porque tiene que rellenar información de 20 aplicaciones y, en el extremo contrario de la gráfica, el usuario experto: el que hace todo lo que el avanzado, pero en la aplicación que ya usaba el usuario ingenuo.
De hecho, hablando con mis compañeros de esto, Javier Lacort me compartió una imagen perfecta que resume lo que me estaba pasando:
Tristemente, me vi muy identificado en la figura de ese usuario frustrado. Y la mitad de las aplicaciones que usa tienen un diseño que me suena bastante. El principal problema es que no te puedes desenganchar de la noche a la mañana.
Trabajando para completar una app
No soy una persona minimalista. Lo he intentado, pero me encanta coleccionar videojuegos y consolas. También me gustan un montón de cosas más, así que aunque veo muchos vídeos de estilos de vida minimalistas, hace tiempo que me bajé del barco de intentar ser lo que no soy.
Sin embargo, creo que hay varios tipos de minimalismo y uno que me está permitiendo ser más productivo es el digital. No es sencillo, ya te digo, y voy a poner como ejemplo mi propio trabajo. Antes de empezar con esto del minimalismo, utilizaba las siguientes aplicaciones:
- Airtable – Gestión de calendario de publicación de artículos.
- Fantastical – Calendario.
- Spark – Gestión del correo.
- Asana – Gestión de proyectos (antes usaba Trello) y fechas límite.
- Todoist – Listas de cosas por hacer.
- Notion – Escribir artículos.
- Hoja de cálculo – Recuento de los artículos escritos.
- Google Keep – Apuntar ideas que se me ocurren fuera de casa gracias a su widget.
- Apps de pomodoro.
Todo eso para el trabajo, ya que en mi vida personal también usaba unas cuantas. Son aplicaciones geniales a las que se puede sacar mucho más partido del que yo hacía. Muchas son tremendamente versátiles, pero yo usaba una sola cosa de cada una de ellas. La primera vez que las abrí, recuerdo pasar horas configurando cada rincón, añadiendo páginas nuevas para potenciar mi productividad y dejándolas preciosas porque, en definitiva, me iban a hacer más productivo.
Lo consiguieron, pero sólo en lo que a “rellenar” esas aplicaciones se refiere. A lo largo de la jornada, pasaba demasiado tiempo completando celdas y tareas de esas aplicaciones, lo que aumentaba mi tiempo laboral frente a la pantalla. En definitiva: trabajaba para la aplicación, no la aplicación para mí.
Y ahí estaba mi error.
La verdadera salud
Si estás en esa situación, seguro que sabes de lo que estoy hablando y, como digo, la transición no fue sencilla, pero mi decisión fue desinstalar todo lo que fuera una alternativa a una app nativa y probar qué tal me iba durante una semana.
Así, me quedé con:
- Notion – Para escribir, organización de proyectos y como hoja de cálculo.
- Mail nativo – No necesita explicación.
- Recordatorios – La app nativa del iPhone por Todoist.
- Calendario – En lugar de Fantastical y como sustituto a Asana.
- Notas – Para apuntar esas ideas rápidas, listas de la compra, etc.
- Modos de concentración del iPhone. Esto es importante.
No sólo son menos apps, sino que ya no tengo aplicaciones repetidas porque he ido desinstalando las demás. Y eso en el móvil, pero en el PC o Mac me ocurre lo mismo y uso las apps nativas o las versiones web de las apps que acabo de comentar. De hecho, la única aplicación que he descargado de la Store es Notion y lo que he hecho es aprovechar más lo que me ofrece cada app.
En lugar de usar una nueva para cada tarea, utilizo las nativas y Notion para más cosas. Puede sonar estúpido por mi parte en un primer momento ir en la otra dirección, pero al final son aplicaciones hechas para eso: tienen diseños muy cuidados y atractivos para que queramos usarlas todas. Todas son todoterreno, pero extremadamente buenas para una cosa concreta y lo que terminamos teniendo es una galaxia de apps multifunción que usamos para una sola cosa.
Como digo, eso estaba matando mi productividad porque pasaba horas completando listas de tareas que debía realizar y, cuando no llegaba a los objetivos, me frustraba, todas las apps me mostraban iconos rojos recordando que no había llegado y eso me hacía pasar más tiempo en esas apps reorganizando las tareas con la esperanza de llegar la próxima semana.
Sin esa “presión”, estoy trabajando mejor. No me hace falta una app de pomodoro si me quiero concentrar en una tarea durante un determinado tiempo porque no tengo mucho que hacer más allá de estar enfocado en esa tarea. No tengo que actualizar una etiqueta con el estado de la misma (si está pendiente, si la he empezado, si me falta maquetar o si la he terminado). Simplemente, está hecha… o no.
Y lo mismo con el resto de apps. En el móvil tengo Mail y en el Mac la misma app, ya instalada, por lo que si por lo que sea tengo que usar otro Mac, esa app ya está y sólo tengo que meter mi cuenta. Y así con todas excepto con Notion. Además, hay aplicaciones interconectadas, como Recordatorios y Calendario, sin necesidad de dar permisos entre aplicaciones de diferentes compañías (y los riesgos a la seguridad que implica).
En definitiva, considero que las aplicaciones de productividad son geniales (y ahora que están integrando diferentes usos de la IA, más). Están ahí y son tan populares por un motivo, pero en lo personal, tras usarlas durante años, he descubierto que lo que mejor me va son las apps que ya tengo. Es, incluso, algo que podría calificar como la ironía de las aplicaciones de productividad.
Y me he centrado en iOS, pero en Android más de lo mismo. De hecho, en el sistema de Google es algo mejor porque podría olvidar Notion, ya que tengo Hoja de Cálculo y Docs listos para usar. Pero bueno, es lo que tiene estar muy dentro del ecosistema de Apple.
Si estás en esa situación que describía al principio, te sientes identificado con la imagen que compartía mi compañero Lacort y has llegado hasta aquí, te animo a que pruebes esa “productividad minimalista”. Al menos durante unos días. Si no te funciona, siempre puedes volver atrás, aunque hay quien lo disfruta. Mi compañero Lacort, sin ir más lejos.
Imagen | Xataka
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