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los planes de suscripción de la plataforma acaban de subir hasta un 17% en España

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Lejos quedaron los tiempos en los que Disney+ nos daba la oportunidad de disfrutar del servicio por 6,99 euros al mes o 69,99 euros al año. Desde su desembarco en España en 2020, la oferta de suscripción ha cambiado, añadiendo nuevos planes y aumentando de precio. El incremento anterior se produjo en febrero de 2024, pero el imperio del entretenimiento ha decido realizar una nueva actualización para terminar el año.

Disney+ ha anunciado que los usuarios que se suscriban al servicio a partir del 17 de octubre (ayer jueves) pagarán la nueva tarifa, que comprende un incremento de hasta un 17%. Las cosas son un poco diferentes para aquellos que tienen una membresía activa. En este caso, el cambio impactará en el ciclo de facturación desde el 21 de octubre de 2024. Veamos detenidamente cuánto habrá que pagar tarde o temprano por el servicio.

Disney+ ahora es más caro en España: así quedan las tarifas

Plan Estándar. Esta propuesta, que nos ofrece una calidad de vídeo de 1080p Full HD y un máximo de 2 dispositivos en reproducción simultánea, seguirá costando 5,99 euros al mes. Recordemos que no tenemos la posibilidad de suscribirnos de manera anual, y este plan tiene varias limitaciones, como la ausencia de descargas para ver contenidos sin conexión y compatibilidad con Dolby Atmos para una mejor experiencia.

Plan Estándar. Aquí nos encontramos con una actualización de precio. El plan tenía un precio mensual de 8,99 euros y ahora cuesta 9,99 euros. De esta forma, tendremos que pagar un 11% mas al mes si queremos disfrutar de la misma calidad de vídeo del plan anterior, pero con la posibilidad de descargar contenidos para ver sin conexión. La opción anual también se actualiza, de 89,90 euros a 99,90 euros, un aumento también del 11%.

Plan Premium. La propuesta más ambiciosa de Disney+ también es la más cara. Cuando antes pagábamos 11,99 euros al mes, ahora pagaremos 13,99 euros al mes, es decir, casi un 17% más. El aumento también aterriza en la modalidad anual, que pasa de 119,90 euros a 139,90 euros, también alrededor de un 17% más caro. Este será el precio para ver contenidos en 4K UHD y HDR, tener Dolby Atmos, descargas offline y otras ventajas.

¿Qué pasa si comparto mi cuenta de Disney+?

Disney+, al igual que Netflix y otras plataformas, ha iniciado una ‘guerra’ contra las cuentas compartidas. Si un miembro de nuestra familia o amigos quiere utilizar nuestra cuenta, habrá que pagar más. Aquí entra en juego lo que han denominado “Acceso extra”, que permite añadir usuarios adicionales que podrán obtener acceso al mismo contenido de la suscripción adicional. Veamos cuánto habrá que pagar en cada uno de los casos.

  • Disney+ Estándar con anuncios: 4,99 euros al mes.
  • Disney+ Estándar: 5,99 euros al mes.
  • Disney+ Premium: 5,99 euros al mes.

Los mencionados valores, recordemos, se añaden al precio de suscripción de la cuenta original. Cabe señalar que no han aumentado, es decir, siguen como hasta ahora. Como usuario puedes gestionar estas cuentas adicionales, añadiendo o quitando, según necesites.

Imágenes | Disney

En Xataka | Ya se ha calculado cuánto le va a costar a Warner el tropiezo de Joker 2. Las cifras son casi tan altas como su presupuesto

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En un giro inesperado ahora es China la que acusa a Intel de introducir ‘puertas traseras’ en sus chips

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La desconfianza entre los Gobiernos de China y EEUU es absoluta. Su tira y afloja en el ámbito de la industria de los semiconductores perdura ya desde hace más de siete años, y nada parece indicarnos que los ánimos se vayan a calmar. Ni siquiera un poco. Todo comenzó, en realidad, en 2010. Aquel año el Gobierno de EEUU comenzó a investigar a una ZTE sospechosa de mantener acuerdos comerciales con Irán y Corea del Norte.

Los productos de esta empresa contenían componentes de origen estadounidense, lo que facultó a la Administración de Donald Trump en marzo de 2017 a imponerle una sanción ejemplar de nada menos que 1.200 millones de dólares. La odisea de ZTE y Huawei acababa de empezar. Poco después, en febrero de 2018, el Gobierno de EEUU acusó a estas dos empresas sosteniendo que sus productos no eran seguros para el público estadounidense.

Sus posibles vínculos con el Gobierno chino habían disparado las alarmas no solo en EEUU, sino también en Europa y Australia. El resto es historia. Las sanciones de EEUU y algunos de sus aliados continúan arreciando, aunque el Gobierno chino no se ha quedado de brazos cruzados. Y es que el 31 de marzo de 2023 la Administración del Ciberespacio de China (CAC por su sigla en inglés), que es el regulador chino de internet, inició una investigación con el propósito de auditar a Micron Technology, el principal fabricante de chips de memoria estadounidense.

Ahora ha llegado el turno de Intel

El movimiento de CAC consolidó en su momento la reacción de China a la presión que la alianza liderada por EEUU está ejerciendo sobre su industria de los semiconductores. Su resolución no tardó en llegar, y finalmente este organismo regulador concluyó que sus sospechas acerca de los chips de Micron estaban bien fundadas. Según el regulador chino de internet los productos de esta empresa estadounidense comprometen la seguridad de sus redes y la información crítica vinculada a la cadena de suministro de China.

CSAC ha acusado a Intel de introducir deliberadamente puertas traseras en sus chips con el propósito de permitir el acceso no autorizado a un sistema, aplicación o red

Ahora le ha llegado el turno a Intel, y su situación es parecida a la de Micron. En esta ocasión la acusación procede de la Asociación de Ciberseguridad de China (CSAC por su denominación en inglés), que es una organización con una gran influencia en el país liderado por Xi Jinping. CSAC ha acusado a Intel de introducir deliberadamente puertas traseras en sus chips con el propósito de permitir el acceso no autorizado a un sistema, aplicación o red, vulnerando de esta forma las medidas de seguridad convencionales.

La filial china de Intel no ha tardado en responder. Como cabe esperar, ha negado las acusaciones de CSAC asegurando que siempre ha dado prioridad a la seguridad y la calidad de sus productos. “Seguiremos manteniendo la comunicación con las autoridades pertinentes, aclarando así cualquier inquietud y reafirmando nuestro compromiso con la seguridad y la calidad de nuestros productos”, declaró un responsable de Intel en China en un comunicado publicado en su cuenta oficial de WeChat. Veremos qué sucede finalmente, pero ahora mismo el panorama para Intel en este gigantesco país asiático no pinta bien. Os seguiremos contando más cuando se produzca alguna novedad.

Imagen | Intel

Más información | Reuters

En Xataka | Intel ha encontrado la causa de la inestabilidad de sus chips Core de 13ª y 14ª generación. Esta es la solución que nos propone

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La NASA ha cancelado el vuelo de la nave Starliner que había contratado para 2025. SpaceX sustituirá a Boeing

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La NASA ha anunciado que usará una nave Crew Dragon de SpaceX para sus dos rotaciones de astronautas de 2025. Pero SpaceX ha estado encargándose de estos vuelos desde 2020, ¿cuál es la noticia? Pues que uno de ellos estaba asignado originalmente a la Starliner de Boeing.

El problema. La NASA esperaba que la nave CST-100 Starliner de Boeing estuviera certificada a tiempo para una misión rutinaria en febrero de 2025. Sin embargo, los problemas técnicos que surgieron durante su primer vuelo tripulado a la Estación Espacial Internacional han vuelto a retrasar su certificación.

La solución. La NASA ha adelantado la misión Crew-10 de SpaceX a febrero de 2025 para cubrir el primer vuelo operacional con astronautas de Boeing, denominado Starliner-1.

Si bien Starliner-1 está ahora virtualmente programado para agosto de 2025, la agencia espacial no confía en que la nave de Boeing esté lista para transportar astronautas en verano, así que, por otro lado, ha adelantado la misión Crew-11 de SpaceX a julio de 2025.

Crew-10 y Crew-11. Crew-10 será una misión rutinaria de seis meses a la Estación Espacial Internacional con dos astronautas estadounidenses (Anne McClain, comandante, y Nichole Ayers, piloto), un astronauta japonés (Takuya Onishi) y un cosmonauta ruso (Kirill Peskov).

Crew-11 será la segunda misión rutinaria de seis meses de 2025, compensando la que Boeing no podrá cubrir. Pero se esperaba para 2026, así que su tripulación todavía no ha sido anunciada oficialmente.

Suni y Butch. Los astronautas Butch Wilmore y Suni Williams, que subieron a la Estación Espacial Internacional en una nave Starliner como parte de una misión de prueba de 10 días, siguen en el espacio cuatro meses después.

Su Starliner volvió vacía a la Tierra por los problemas en los propulsores de maniobra de la nave de Boeing, así que Suni y Butch ahora forman parte de la tripulación principal de la ISS. Regresarán a la Tierra en febrero de 2025 a bordo de la nave Crew Dragon de la misión Crew-9, que se lanzó con dos asientos libres para ellos.

Qué hay de Boeing. La NASA todavía tiene que decidir si la nave Starliner requerirá otro vuelo de prueba antes de ser certificada para misiones operacionales. Los vuelos de Starliner se han retrasado indefinidamente a le espera de esta decisión.

Boeing no ha emitido declaraciones, pero está revisando con la NASA los datos de la misión de prueba para entender el problema de los propulsores y las fugas de helio de la nave. No es tarea fácil, ya que solo se ha recuperado la cápsula: el módulo de servicio, donde se encontraba el sistema RCS de la polémica, estaba diseñado para quemarse en la atmósfera como ocurre con el maletero de la Crew Dragon.

Dos naves son mejor que una. El acuerdo de intercambio de asientos entre la NASA y la agencia rusa Roscosmos no se ha renovado aún y podría terminar en marzo de 2025 con el lanzamiento del astronauta Jonny Kim en una cápsula Soyuz.

A partir de ahí, la nave Crew Dragon de SpaceX será la única opción de Estados Unidos para llegar a la órbita baja terrestre hasta que la Starliner esté lista. Tener dos naves disponibles es mejor que tener una, pero Boeing está perdiendo mucho dinero en su desarrollo, y no le queda margen para recuperarlo en los cinco años que le quedan de vida a la Estación Espacial Internacional, sobre todo si la NASA sigue sin tolerar ningún riesgo. El futuro del programa es una incógnita.

Imagen | SpaceX

En Xataka | Nuevo récord en el espacio: nunca habíamos tenido tantos humanos en órbita terrestre al mismo tiempo

En Xataka | La nave Starliner no solo es una humillación para Boeing: es un pozo sin fondo de dinero que ya no va a poder recuperar

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El no-idilio entre OpenAI y Microsoft empieza a enseñar las costuras. Cada una empieza a cansarse de la otra

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Todo era de color de rosa en el singular romance entre OpenAI y Microsoft. La cosa parecía tener mucho sentido: una ofrecía sus avances en IA, la otra sus recursos de computación y una cartera repleta de billetes. Ambas se beneficiaron de esa particular simbiosis, pero esa relación de conveniencia empieza a resquebrajarse.

OpenAI no para de pedir. Así lo indican 19 fuentes en The New York Times que señalan que tanto por una como por otra parte las suspicacias y las quejas comienzan a acrecentarse. La inversión de 13.000 millones de dólares que Microsoft hizo en OpenAI no era suficiente para Sam Altman, que siguió pidiendo más dinero y mejores condiciones a la hora de usar la nube de computación de Microsoft.

Dependencia mutua. OpenAI, como otras startups, dependen de gigantes como Microsoft para poder utilizar sus gigantescas infraestructuras con miles de CPUs y GPUs. Y Microsoft dependía de OpenAI para integrar (y vender) sus soluciones de IA: los copilotos de Microsoft no son más que ChatGPT con la pegatina de los de Redmond.

Quiero mejores condiciones. Como señala el NYT, OpenAI lleva todo este año intentando renegociar las condiciones del acuerdo. El objetivo: conseguir aún más capacidad de cómputo a menor precio. Satya Nadella, CEO de Microsoft, no parecía muy dispuesto, sobre todo tras el caos que provocó el despido (y posterior vuelta) de Altman en noviembre de 2023. Nadella se enteró de todo aquello por terceras partes, lo que le sorprendió y le puso furioso según diversas fuentes.

Microsoft tiene plan B. Probablemente aquello fuera uno de los motivos que llevó a Microsoft a buscar un plan B claro: crear sus propios modelos de IA para no depender de OpenAI. Para poder lograrlo, Nadella y su equipo dieron un paso importante: adquirieron Inflection por 650 millones de dólares y pusieron a su cofundador, Mustafa Suleyman, como máximo responsable de IA. Varios directivos de OpenAI incluido Altman están enfadados por ese movimiento, según el diario norteamericano.

Pero OpenAI también. Por su parte OpenAI se ha empezado a buscar las castañas. Microsoft permitió en junio que OpenAI usara otras infraestructuras en la nube. Eso hizo que OpenAI firmara un acuerdo por valor de 10.000 millones de dólares con Oracle, que proporcionará la capacidad de cómputo de sus centros de datos mientras Microsoft proporciona el software para aprovecharlos.

Inversores, venid. Eso no era suficiente para Altman y los suyos, que iniciaron una nueva y colosal ronda de inversión para captar nuevos socios. El objetivo era desde luego conseguir fondos para sus costosísimas operaciones, pero también aprovechar en el futuro a esos socios para sus operaciones. Entre los inversores están NVIDIA y MGX, una firma de inversión controlada por Emiratos Árabes Unidos. Esta última forma parte de un proyecto de OpenAI para crear centros de datos en todo el mundo.

Peleas de enamorados. Según algunas de esas fuentes, varios empleados de OpenAI se quejaron recientemente de cómo Suleyman había gritado a un empleado de OpenAI durante una videollamada. Según él la startup no estaba ofreciendo su nueva tecnología a Microsoft lo suficientemente rápido. En OpenAI se enfadaron porque ingenieros de Microsoft habían descargado software importante de OpenAI sin seguir los protocolos acordados entre ambas empresas. La alianza, efectivamente, se resquebraja.

No me das suficiente potencia. Algunos empleados de OpenAI se quejan de que Microsoft no está proporcionando suficiente capacidad de cómputo. De hecho, creen que Microsoft tendrá la culpa de que OpenAI no sea la primera en crear una AGI.

De AGI nada, Microsoft. Según el NYT, en ese acuerdo entre OpenAI y Microsoft hay una cláusula llamativa: si la primera logra finalmente crear una AGI, Microsoft perderá el acceso a la tecnología de OpenAI, algo orientado a que no haga un mal uso de dicha capacidad.

Imagen | Microsoft

En Xataka | Lo últimos pasos de Microsoft confirman lo que veníamos sospechando. No solo es un socio de OpenAI, también es su rival

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