Si viven en CDMX y quieren conocer lugares bastante chidos para echar el relax y, además de todo, descubrir parte de los tesoros de nuestro país, les presentamos a la zona arqueológica de Tlapacoya, que está a una hora de la ciudad, en Ixtapaluca, Edomex.

Se trata de uno de los primeros centros prehispánicos en la gran Mesoamérica, donde también se han descubierto restos de, chequen nada más, los primeros habitantes de la cuenca de México. Entonces, ya se imaginarán la historia que este sitio trae.

Tlapacoya, lugar donde se lava

En náhuatl, Tlapacoya significa “lugar donde se lava“. El INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) nos ha contado que este sitio se ubicó en la ribera del Lago de Chalco —actualmente desecado.

De agua dulce, el Lago de Chalco fue una de las principales fuentes para el desarrollo de las distintas civilizaciones que se establecieron en la cuenca de México —no hay que olvidar la red de lagos que permitieron que estas florecieran. Estamos hablando de los lagos de Texcoco, Zumpango, Xaltocan y, claro, Xochimilco.

¿Seguimos con la lista de cosas sorprendentes de Tlapacoya? Un dato destacado es que en este sitio se han encontrado vestigios humanos, ¡de hace 25 mil años!

De hecho, en el Cerro del Elefante —donde se levantó una base piramidal— se han identificado restos que datan del año 7 mil antes de Cristo. Y en las inmediaciones se han descubierto restos que corresponden al periodo arqueolítico, del año 3000 al 2000 a.C. El INAH dice que se trata de los primerísimos habitantes de la cuenca de México.

Una cultura que precedió a Teotihuacán

Tal vez el veinte para imaginar el poderío de esta cultura nos puede caer sabiendo que durante el periodo del 2000 a.C al 200 después de Cristo —ya en “nuestra era”— comenzaron a establecerse comunidades agrícolas que permitieron el desarrollo de Tlapacoya.

Su época de florecimiento fue entre los años 400 a.C y 200 d.C, cuando ya había avances bien importantes o que servirían como referente de la organización comunitaria de otras culturas con la división de castas, la importancia de sacerdotes y gobernantes para la comunidad o el comercio.

(Todo esto, tomando en cuenta que Tlacopaya se vio influenciado por la civilización Olmeca y, a su vez, esta comunidad logró abrir las puertas para el desarrollo de… Teotihuacán).

Tlacopaya no se encerró en su desarrollo social, económico y cultural. Los gobiernos llegaron a relacionarse con comunidades de otros estados como Morelos, Guerrero, Oaxaca y Chiapas. Ya saben, su contacto con los centros prehispánicos de Monte Albán y Kaminaljuyú por el comercio.

Y eso no es todo. Viene esa especie de estafeta o redes que se tejieron para el nacimiento de otra civilización.

Sí, desde el año 100 a.C comenzaron las migraciones de Tlacopaya a Teotihuacán, lo que provocó que este centro ceremonial perdiera un poco de su influencia en la cuenca, aunque las actividades por aquellos lares siguieron.

Ya en la década de los 50 —entre 1954 y 1955— la arqueóloga Beatriz Barba y Román Piña Chan le echaron un buen ojo a la zona. Investigaron su construcción y sus investigaciones dieron pie al descubrimiento de tres tumbas, donde se hallaron restos humanos con ofrendas que tenían ornamentos de piedra, conchas y vasijas.

Lo que es una prueba de las relaciones comerciales entre la cuenca y el Sur de México.

Si les interesa darse una vuelta por esta zona arqueológica, pueden llegar por la carretera México-Puebla, en el Km 28 y en la calle del Silencio topar con la entrada.

La dirección es calle Cda. del Silencio S/N en el barrio de Ahuehuetes,  Santa Cruz Tlapacoya, Ixtapaluca Edomex. Y, el horario de visita es de martes a domingo, de 10 am a 5 de la tarde.

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