Después de conservar la hoja de ruta durante cuatro años y a falta de 20 días para la entrada de 2025, el Ayuntamiento de Madrid ha cambiado de opinión: se podrá seguir circulando con un coche sin etiqueta medioambiental de la DGT siempre y cuando el vehículo esté empadronado en Madrid. Y, además, abre la mano a la entrada de automóviles que tenían prohibida la circulación por la ciudad.

Esta misma mañana, el delegado de Movilidad, Borja Carabante, ha confirmado que el consistorio cambiaba sus planes alegando que “hemos comprobado a lo largo de los anteriores años que los plazos no eran suficientes para que todo el mundo contara con la información (sobre la entrada de nuevas restricciones”, en palabras recogidas por El País.

Posteriormente, la página web del Ayuntamiento de Madrid también recogía el cambio en las restricciones de circulación que se aplicarán a partir del próximo año.

El calendario

Como decíamos, el Ayuntamiento de Madrid lleva años aplicando una serie de restricciones que se retrotraen más de un lustro.

Primero, la activación de Madrid Central llegó bajo el conocido como Plan A (2017), un proyecto de mejora de la calidad del aire transversal que iba más allá de la movilidad. Pese a ello, ese proyecto contemplaba la introducción de restricciones a la circulación que se iban endureciendo con los años.

En primer lugar, la entrada a Madrid Central (coincidente con Distrito Centro) se reservó a vehículos con etiqueta medioambiental de la DGT. Los automóviles B y C, además, tenían que estacionar obligatoriamente en un aparcamiento público o privado y los ECO y Cero emisiones sí podían aparcar en la calle.

Posteriormente, Madrid Central se desactivó para reconvertirse con el tiempo en Madrid360. Este nuevo proyecto, nacido del cambio de Gobierno de Manuela Carmena a José Luís Martínez-Almeida, pasó a llamar Zona de Bajas Emisiones de Especial Protección Distrito Centro el área antes acotada por Madrid Central. Las restricciones, sin embargo, se mantuvieron y se extendieron a Zona de Bajas Emisiones de Especial Protección Plaza Elíptica, el barrio con peor calidad del aire de Madrid.

Pese a la entrada de Madrid360, las restricciones contempladas para los próximos años se mantuvieron. Así, se fueron dando los siguientes episodios:

• 2022: se prohibió circular a todos los coches sin etiqueta que no estuvieran empadronados en Madrid por el interior de la M-30.
• 2023: se prohibió circular a todos los coches sin etiqueta que no estuvieran empadronados en Madrid por el interior de la M-30 y la propia M-30.
• 2024: se prohibió circular a todos los coches sin etiqueta que no estuvieran empadronados en Madrid por todo el municipio de la capital.

Los coches sin etiqueta de la DGT podrán seguir circulando

Y, por último, le llegaba el turno a 2025. El año en el que todos los coches sin etiqueta de la DGT (sin excepciones) iban a desaparecer de la ciudad de Madrid. Ese era el plan del Ayuntamiento de Madrid hasta que hoy, 12 de diciembre de 2024, ha confirmado que no será así.

El año que viene, los coches sin etiqueta de la DGT que estén empadronados en Madrid podrán seguir circulando por la capital. El consistorio ha extendido su periodo de gracia sin recibir una multa todo un año. La idea es aplicar la expulsión definitiva de estos vehículos en 2026. Al menos, de momento.

Se calculaba que la medida implicaba que unos 246.000 turismos (se llegó a hablar de 1,2 millones de vehículos) quedarían fuera de la circulación diaria. De ellos sólo podrían moverse los registrados como históricos en un procedimiento que está en pleno proceso de cambio y que prevé la utilización del coche un máximo de 96 días al año.

Pero, además, Madrid también abre la mano a que vehículos que antes tenían prohibido circular por las calles de la capital ahora puedan hacerlo.

El Ayuntamiento de Madrid ha confirmado que podrán moverse por la capital coches sin etiqueta de la DGT que no estén empadronados en Madrid siempre y cuando lo haga un autónomo (o que posea una sociedad unipersonal) que tenga 59 años o más (cumplidos en 2025) y cuya flota sea, al menos, un 50% vehículos sin etiqueta de más de 3,5 toneladas.

A este caso hay que añadir que podrán entrar los vehículos sin etiqueta y sin padrón en Madrid si son utilizados para acceder a un centro médico o un hospital para someter a sus pasajeros a un tratamiento hospitalario (el Ayuntamiento asegura que creará un procedimiento para este caso) y también quienes han comprado un vehículo con etiqueta de la DGT pero no lo han recibido todavía por cuestiones de fabricación (no se especifica como se controlará esto).

Y Madrid360 sigue en el aire

Todas estas restricciones se mantendrán a lo largo del año que viene… siempre y cuando la Justicia no diga lo contrario.

El pasado 17 de septiembre, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid puso en cuarentena la aplicación de estas políticas. A raíz de un recurso presentado por el Grupo Municipal de Vox, el tribunal madrileño decretó la suspensión de la zona de bajas emisiones esgrimiendo que los informes en materia económica en relación al impacto sobre la ciudadanía que tendrían estas medidas cuando se puso en marcha el nuevo proyecto eran insuficientes.

Desde entonces, las restricciones de Madrid han continuado con normalidad a raíz de un recurso presentado por el Ayuntamiento de Madrid. Sin embargo, queda por ver cuál es la decisión final de la Justicia madrileña y qué implicación puede tener la misma sobre las sanciones que se han impuesto en estos últimos meses.

Puedes consultar todas las restricciones que se están aplicando en este enlace.

Foto | NuKi Chikhladze

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Durante 2023, y, presumiblemente, lo que llevamos de 2024, el ejército chino, los centros de investigación especializados en inteligencia artificial (IA) controlados por el Estado chino y las universidades han comprado semiconductores de vanguardia cuya exportación a China estaba expresamente prohibida por las sanciones aprobadas por el Gobierno estadounidense.

Para EEUU y sus aliados es materialmente imposible garantizar que los semiconductores de vanguardia controlados por las prohibiciones no llegarán al país liderado por Xi Jinping. De hecho, como acabamos de comprobar, están llegando. Sin embargo, los datos que tenemos reflejan que están aterrizando con dificultad y en cantidades inferiores a las que presumiblemente necesita China para sostener el desarrollo tanto de su investigación científica en el ámbito de la IA como para garantizar la innovación en el terreno de su capacidad militar.

Los intermediarios son los mejores aliados de China

Las sanciones son eficaces en la medida en que son un instrumento que permite a la Administración estadounidense controlar la exportación de los bienes cuya distribución necesita supervisar, pero el Gobierno chino y las empresas de este gigantesco país asiático pueden recurrir a las vías de importación paralelas para conseguir lo que necesitan. Es precisamente lo que están haciendo. A priori India parecía ser la principal puerta de entrada hacia China de los circuitos integrados prohibidos por EEUU, pero ahora sabemos que los responsables son varios países del sudeste asiático.

Esto es, al menos, lo que sospecha el Departamento de Comercio estadounidense, que es el encargado, entre otros cometidos, de velar por el cumplimiento de las prohibiciones. Según SCMP, Singapur y Malasia son los principales centros de contrabando de chips para IA hacia China. Esto es, precisamente, lo que preocupa a EEUU, y va a tomar medidas para remediarlo. Gina Raimondo, la secretaria de Comercio de EEUU, y Jake Sullivan, el asesor de Seguridad Nacional, están liderando la preparación de un nuevo paquete de sanciones dirigido expresamente a los países que he mencionado en este párrafo, y quizá a alguno más.

El objetivo de estas prohibiciones es impedir que los países que actúan como intermediarios y facilitan la llegada a China de las GPU de vanguardia para IA continúen respaldando al país liderado por Xi Jinping. Además, presumiblemente estas sanciones van a entrar en vigor enseguida. Antes de que acabe diciembre.

De ser así EEUU habrá desplegado en el plazo de un mes dos paquetes de prohibiciones extraordinariamente ambiciosos, si tenemos presente que el pasado 2 de diciembre entró en vigor la que, erróneamente, en ese momento consideramos la “traca final” de la Administración de Joe Biden. China respondió poco después, y con toda seguridad volverá a hacerlo cuando lleguen las próximas prohibiciones.

Imagen | ASML

Más información | SCMP

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Del hambre nace el ingenio. Y de la cáscara de arroz, una alternativa más barata, más eficiente y, sobre todo, menos controlada por China al grafito.

En corto. Un equipo de investigadores de la Universidad de Michigan ha descubierto que la ceniza resultante de quemar cascarilla de arroz contiene una forma de carbono duro que puede reemplazar al grafito en las baterías de iones de litio o sodio. No como una alternativa peor al grafito, sino incrementando su capacidad de almacenamiento casi al doble.

Contexto. El grafito se usa para fabricar el ánodo de las baterías. Su estructura en capas le permite alojar y liberar iones de litio de manera eficiente. Además, su conductividad eléctrica es elevada, lo que ayuda a mantener una transferencia de carga estable, imprescindible en los coches eléctricos.

China es uno de los principales productores de grafito natural y domina el 90% de la cadena de suministro. Especialmente de grafito esferoidal, que se emplea como material del ánodo en baterías de iones de litio. El año pasado, en una escalada de su guerra comercial con Estados Unidos, China restringió las exportaciones de grafito. Países como Corea del Sur tuvieron que recurrir al grafito de otros productores como México, Mozambique y Tanzania.

La cáscara de arroz. Lo que no esperaba Estados Unidos era descubrir una alternativa barata que casi duplica al grafito en densidad energética. El carbono duro extraído de la ceniza de cáscara de arroz puede almacenar más de 700 mAh por gramo. En comparación, el grafito almacena 370 mAh.

El arroz no solo se cultiva en China, por supuesto. La cascarilla de arroz es un residuo agrícola abundante en Estados Unidos, y por lo tanto una alternativa doméstica, sostenible y barata al grafito controlado por China. El equipo que lo ha descubierto ya ha solicitado la patente sobre la tecnología.

Todo ventajas. A diferencia de los métodos tradicionales para obtener carbono duro, que requieren calentar biomasa a más de 1200 °C sin oxígeno, el proceso con cáscara de arroz aprovecha una materia prima casi sin valor y evita las enormes emisiones asociadas a la producción convencional de grafito.

El proceso aprovecha un residuo que de otro modo acabaría en vertederos, lo que virtualmente lo convierte en un proceso neutro en carbono. Es más, del 90% de sílice presente en la ceniza también puede extraerse silicio de alta pureza para semiconductores y paneles solares. Con nueve millones de toneladas de arroz producidas anualmente en Estados Unidos, hay material de sobra sin aprovechar.

Imagen | RawPixel, Yu et al.

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