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Dos quiebras, un espía de Corea del Norte en plantilla y blanqueo de dinero. La historia de una Fisker que quería el trono de Tesla

Si la historia de Fisker no es llevada al cine, no será porque la empresa no esté haciendo méritos. Hay muchos biopics de éxitos empresariales, como los de Mark Zuckerberg o los numerosos de Steve Jobs, pero si se hace alguna vez una película de Fisker, será un thriller de misterio y espionaje. El motivo es que la empresa llegó hace más de una década con la promesa de revolucionar el coche eléctrico, pero lo único que ha conseguido es caer en bancarrota —dos veces—, lanzar solo un coche, que fue un desastre, y ganarse denuncias por los cuatro costados.
Ah, y como guinda del pastel, contratar a un espía de Corea del Norte y estar siendo investigados por, entre otras cosas, blanqueo de dinero. Y no son rumores o fuentes de medios: todo viene de un informe de la investigación que está llevando a cabo el FBI. Pero vamos por partes y veamos qué ha pasado con Fisker.
Promesas y problemas. Vamos a dar algo de contexto. Henrik Fisker es un diseñador y empresario danés que trabajó en BMW y Aston Martin. En su época en estas empresas, realizó diseños que se terminarían materializando en los icónicos BMW Z8 y Aston Martin V8 Vantage, pero Fisker quería algo más y, en 2007, fundó Fisker Automotive. Inversores privados (como el actor Leonardo DiCaprio) ayudaron a que la empresa recaudara más de 1.000 millones de dólares y, como iban a hacer coches híbridos y eléctricos, también recibieron una garantía de préstamo de 528 millones del Departamento de Energía de Estados Unidos.


Así iba a ser el Fisker Karma
Todo esto para desarrollar el Fisker Karma, un deportivo híbrido que lucía espectacular. Pero los planes no salieron bien y llegó la quiebra. La primera de las dos. ¿El resultado? La empresa china Wanxiang compró activos de Fisker (reviviendo la marca Karma en forma de coche deportivo) y, en 2016, Fisker volvió a la carga con Fisker Inc. Por el tono de este artículo, creo que ya sabes por dónde van a ir los tiros.
Un coche desastroso. Tras un inicio prometedor que parecía dejar en el pasado los errores que llevaron a la quiebra, Fisker presentó el EMotion, un prototipo de deportivo eléctrico de lujo que se podía reservar. Sin embargo, no llegó a buen puerto —tampoco— y fue en 2020 cuando parecía que, por fin, iban a lanzar algo. Así, conocimos el Fisker Ocean, un SUV que llegaba para competir contra Tesla y que tenía un diseño interesante, una autonomía de hasta 483 kilómetros y un techo solar para dar más de 1.600 kilómetros adicionales al año.
Fue en 2023, tres años después de la presentación y una década más tarde respecto a los planes iniciales, cuando la startup entregó el primer Ocean. Fue el mismo Fisker el que dio las llaves a su propietario, pero ahí empezaría el segundo calvario de la compañía. El Ocean era un desastre con problemas de todo tipo, potencia capada y algo inexplicable: solo 500 aceleraciones “a tope” son las que tenían los vehículos a lo largo de la vida útil de la batería. En el podcast de PowerArt explican todo esto, como fugas de líquido que caían sobre la batería y una serie de fallos inexplicables para cualquier otra marca.
A la desesperada. Los fallos del Ocean eran tan graves que la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras tuvo que entrar a investigar, hasta en tres ocasiones, los problemas que reportaban los propietarios, retirando el vehículo en varias ocasiones. En 2024, la silueta de una segunda quiebra estaba en el horizonte, algo que obligó a Fisker a despedir trabajadores y pedir rescates a otras compañías. En 2023, perdieron más de 460 millones de dólares netos y, simplemente, no tenían fondos para continuar.
Se encontraban vendiendo coches a precios ridículos (de los casi 40.000 dólares, bajaron a apenas 14.000) para pagar a empleados y acreedores, tenían deudas con todo el mundo y los empleados ya habían acudido a la prensa para denunciar la situación. Y esto, aunque parezca catastrófico, no era lo peor que le podía ocurrir a Fisker.


El Fisker Ocean
Espías norcoreanos. 21 de octubre de este año 2024. Fisker está siendo más que investigada, pero entre los organismos que están husmeando en la empresa, se encuentra uno que, seguramente, nunca habrían imaginado: el FBI. El medio danés Ingeniøren afirma haber tenido acceso a los documentos de una investigación motivada por la supuesta contratación de un espía norcoreano por parte de Fisker.
Parece que, en octubre de 2022, Fisker contrató a un empleado de tecnología de información. Era externo y se llamaba Kou Thao, o eso decía él. ¿Su residencia? Estados Unidos, concretamente en el 12607 W Vista Paseo Dr., Litchfield Park, Arizona. El problema es que en esa dirección no vive ningún Kou Thao, sino una tal Christina Marie Chapman, quien está acusada de dirigir una granja de portátiles. Ella daba servicio a empleados norcoreanos que utilizaban la dirección IP de Arizona para ocultar su identidad y conseguir trabajo en empresas occidentales.
Y blanqueo de dinero. Según el FBI, a tenor de los documentos en posesión del medio danés, utilizando los sistemas de Chapman, los espías norcoreanos han generado casi siete millones de dólares. Y este dinero era “lícito”, ya que los supuestos espías realizaban los trabajos por los que habían sido contratados dentro de las empresas y recibían un sueldo. Es decir, Thao estaba trabajando para Fisker, pero el dinero que recibía (y la información) no se lo quedaba Thao, sino el gobierno de Corea del Norte.
El medio Ingeniøren contactó con Fisker, pero no les han comentado nada al respecto debido a que se está llevando a cabo la investigación, aunque sí aseguraron que el empleado había sido despedido en 2023 y que no habían identificado ninguna amenaza significativa en su sistema de ciberseguridad.
A favor de Fisker: no han sido los únicos. Fisker está en un lío no solo por la segunda quiebra, sino por todo el asunto con el supuesto espía norcoreano, pero a favor de la empresa hay que decir que ni son los primeros… ni serán los últimos que contratan, sin saberlo, a un espía. Cada vez hay más infiltrados y Christina Marie Chapman es una vieja conocida. También se han infiltrado en la creación de series de potencias como HBO o Amazon y el objetivo es el comentado: trabajar como cualquier otro empleado, recibir un sueldo y que el mismo vaya a parar a las manos del estado para financiar su programa nuclear.
Y China no se queda atrás, con detenciones que se han vuelto recurrentes en empresas europeas, robo de tecnologías para poder usarlas en las empresas patrias y continuas sospechas, incluso con estudiantes que aspiran a trabajar en compañías tan vitales como ASML.
Con todo esto, y con una credibilidad por los suelos, veremos si Fisker vuelve a la carga con una nueva compañía… o si se da por vencido.
Imágenes | Fisker
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ver a través de los bosques

La Agencia Espacial Europea acaba de poner en órbita una nueva misión de observación terrestre. Equipada con el primer radar de apertura sintética en banda P que viaja al espacio, BIOMASS hará las mediciones más precisas hasta ahora de los bosques del mundo.
Lanzamiento exitoso. El satélite despegó el 29 de abril a las 11:15 CEST desde el Puerto Espacial Europeo de Kourou, en la Guayana Francesa. Lo hizo a bordo de un cohete Vega-C, que con este cuarto lanzamiento ha retomado definitivamente su actividad después de dos años de retrasos por un fallo en su segundo vuelo.
Menos de una hora después, BIOMASS se separaba correctamente del cohete, enviando su primera señal para confirmar que todo funciona según lo previsto. La misión se ha unido oficialmente a los Earth Explorers de la ESA, misiones diseñadas para hacer ciencia sobre el planeta Tierra.
No conocemos bien los bosques. Los bosques cubren casi un tercio de la superficie terrestre. La razón por la que los llamamos “los pulmones verdes del planeta” es que juegan un papel vital absorbiendo y almacenando gigantescas cantidades de dióxido de carbono: unas 8.000 millones de toneladas netas al año, que ayudan a regular la temperatura global.
La deforestación, la degradación forestal y los cambios en el uso del suelo, especialmente en zonas tropicales (que albergan el 70% de la biomasa terrestre), devuelven el carbono almacenado a la atmósfera, agravando el calentamiento global. El problema es que no sabemos cuánto carbono almacenan realmente los bosques y cómo están respondiendo a factores como el aumento de temperaturas, el CO2 atmosférico y la actividad humana.
Aquí es donde entra en juego BIOMASS. El satélite medirá con una precisión sin precedentes la cantidad de biomasa (y por tanto, de carbono) almacenada en los bosques de nuestro planeta, así como su evolución a lo largo del tiempo, para entender mejor el ciclo del carbono y el sistema climático de la Tierra.
La mayor parte del carbono (se estima que un 50% del peso de un árbol) se almacena en la madera: tronco, ramas y tallos. La capacidad única del radar en banda P de BIOMASS le permite medir directamente la cantidad de biomasa leñosa (la madera bajo el follaje de los bosques, el principal almacén de carbono forestal) a escala global y con una precisión insólita desde el espacio.
El secreto está en el radar. La gran innovación de BIOMASS es su instrumento principal, construido por Airbus: el primer radar de apertura sintética (SAR) en banda P que viaja al espacio. Los radares funcionan enviando microondas y analizando el eco que rebota en la superficie. La clave está en la longitud de onda. Las ondas de la banda P son largas, mucho más que las usadas por otros satélites radar como los Sentinel-1 (banda C) o el futuro NISAR (banda L).
Esta longitud de onda le permite penetrar la densa cubierta de hojas de los bosques (el dosel forestal) e incluso atravesar las nubes o la lluvia, interactuando directamente con las partes leñosas de los árboles (troncos y ramas gruesas) y el suelo del bosque. Al medir cómo se dispersa la señal del radar cuando choca con estos elementos, los científicos pueden obtener información detallada sobre la estructura del bosque, estimar su altura y, lo más importante, calcular la cantidad de materia orgánica leñosa por encima del suelo.
Queda un despliegue delicado. Para poder proyectar esta señal de radar de forma efectiva, el satélite desplegará en los próximos días una impresionante antena reflectora de 12 metros de diámetro, sostenida por un brazo de 7,5 metros. Una maniobra compleja, pero esencial para el éxito de la misión.
BIOMASS operará en dos fases principales durante sus 5 años y medio de vida útil: una fase tomográfica de 18 meses, en la que realizará múltiples pasadas sobre las mismas zonas desde ángulos ligeramente diferentes para crear un mapa 3D de la estructura forestal. Y una fase interferométrica de 4 años en la que utilizará la diferencia entre señales para medir cambios en la altura y densidad del bosque, estimando la variación de la biomasa a lo largo del tiempo.
Como sabemos que aproximadamente la mitad de esa biomasa es carbono, la misión permitirá mapear de forma indirecta, pero muy precisa, dónde y cuánto carbono hay almacenado en los bosques, y a qué ritmo se está emitiendo.
Imagen | ESA-SJM Photography
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Temu ya muestra el coste extra de los productos en EEUU por los aranceles y no, no los está pagando China como decía Trump

Donald Trump defendió su plan arancelario durante la campaña presidencial con frases contundentes que calaron entre sus seguidores: “No es un impuesto a la clase media. Es un impuesto a otro país” o “No te va a costar a ti, le va a costar a otro país”. El mensaje era claro: los estadounidenses no pagarían el precio de su guerra comercial. Y tras su victoria y llegada a la Casa Blanca, ese discurso se mantuvo. La realidad, sin embargo, está siendo bastante diferente.
La guerra arancelaria ya empieza a trasladarse directamente a los precios que pagan los estadounidenses. Y uno de los casos más visibles es el de Temu. La plataforma china de comercio electrónico, que se había ganado un hueco entre las aplicaciones más populares del país por sus precios bajísimos, ha empezado a aplicar “cargos de importación” que superan en algunos casos el 100% del valor original del producto.
Pagar más por lo mismo. Un ejemplo concreto ayuda a entender hasta qué punto ha cambiado la situación. Según datos de NBC, un pack de tres pantalones cortos deportivos para hombre, que se ofrecía por 23,61 dólares con envío gratuito desde China, termina costando 56,36 dólares una vez aplicados los 32,75 dólares de recargo por importación.
Es decir, el cliente paga más en aranceles que por el propio producto. Bloomberg fue un paso más allá y analizó los 14 artículos más populares enviados desde China. El resultado fue claro: en todos los casos, los impuestos de importación aplicados en Estados Unidos eran más elevados que el precio original de los productos.
Temu empieza a avisar. Ante esta nueva realidad, la plataforma ha incorporado mensajes informativos para alertar a los usuarios antes de finalizar sus compras. “Los artículos importados a Estados Unidos pueden estar sujetos a cargos por importación. Estos cargos cubren todos los procesos y costes aduaneros, incluidos los aranceles pagados a las autoridades en tu nombre”, se puede leer en su página web.


La etiqueta ‘Almacén local’ gana protagonismo. En respuesta a la subida de precios, Temu ha empezado a impulsar con más fuerza los productos que ya están almacenados dentro del territorio estadounidense. La compañía los agrupa bajo una categoría específica: “Almacén local”.
Aunque muchos de estos artículos también se fabrican en China, el hecho de que se encuentren físicamente en Estados Unidos los exime de los nuevos cargos aduaneros. Eso sí, esta ventaja tiene sus matices.
Según ha constatado la propia NBC, algunos de estos productos marcados como locales tienen precios más elevados que antes, a pesar de no estar sujetos a los recargos. En otras palabras, esquivar el arancel no garantiza encontrar una ganga. El contexto ha cambiado, y eso se empieza a notar también en el stock local.
El efecto dominó de los aranceles. La subida de precios llega tras una serie de decisiones que han cambiado por completo las reglas del juego. A principios de mes, la administración Trump elevó hasta el 145% los aranceles a determinadas importaciones procedentes de China. Además, ha anunciado que a partir del 2 de mayo eliminará la exención conocida como “de minimis”, que permitía que la mayoría de los paquetes con un valor inferior a 800 dólares entraran en Estados Unidos sin pagar impuestos.


Temu, entre el éxito y la incertidumbre. Desde su llegada a Estados Unidos en 2022, Temu ha conquistado a millones de usuarios con una fórmula simple: precios irrisorios en ropa, tecnología y artículos para el hogar. Aunque los tiempos de envío eran largos, muchos consumidores estaban dispuestos a esperar si eso significaba pagar menos. Esa estrategia, sin embargo, tambalea ahora que los costes están subiendo y la ventaja fiscal desaparece.
Las quejas inundan los foros. Reddit se ha convertido en uno de los termómetros del descontento. Usuarios de Temu comparten capturas de pantalla de sus cestas de la compra para mostrar los nuevos precios, visiblemente inflados por los cargos de importación. Muchos expresan su frustración y cuestionan si seguirá mereciendo la pena comprar en la plataforma. El cambio parece estar pillando a muchos por sorpresa.


Una de las capturas compartidas en Reddit
Un futuro comercial cada vez más incierto. A día de hoy no está claro cuánto tiempo se mantendrán las actuales barreras arancelarias. China ha respondido elevando sus propios aranceles sobre ciertos productos estadounidenses hasta el 125%, y ha calificado de “broma” la posibilidad de seguir escalando. La tensión no solo afecta a empresas, sino también a consumidores que, poco a poco, ven cómo se agotan las opciones más baratas.
Por ahora, los productos almacenados localmente estarían ofreciendo algo de respiro. Pero si la situación se prolonga, las existencias podrían agotarse y los consumidores acabarían teniendo que recurrir a artículos más caros, directamente afectados por los nuevos aranceles.
La Casa Blanca señala a Amazon. En medio de este clima de presión, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, acusó al gigante del comercio electrónico de ser “hostil y político”. ¿El motivo? Un artículo de Punchbowl News sugería que Amazon estaba explorando la posibilidad de mostrar el coste exacto de los aranceles en el precio de sus productos. La respuesta no tardó en llegar: Amazon aclaró que esa idea solo se barajó para una sección concreta de su sitio web, Amazon Haul, que compite directamente con Temu, y que nunca se contempló para la página principal.
Mostrar los aranceles puede ser visto como un desafío. La idea de detallar esos costes no es menor: permitiría a los usuarios ver con claridad que, en contra de lo que afirmaba Trump, el impacto económico está recayendo sobre ellos.
Una advertencia para todos los jugadores del sector. El mensaje hacia Amazon puede entenderse también como una señal a otras compañías del comercio electrónico. Exponer de forma explícita el impacto de las políticas arancelarias podría interpretarse como una postura política incómoda para la Casa Blanca.
Imágenes | Freepik | Temu | The White House
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Sin luz en casa, muchos españoles recurrieron a otro “refugio” para cenar caliente o cargar el móvil: su coche

España se vino abajo. En cinco segundos, nos dice el Gobierno, se perdió el 60% de la electricidad consumida en ese momento y todo tipo de aparatos electrónicos se fueron a negro. Entonces comprendimos hasta qué punto dependemos de la energía eléctrica.
Sin posibilidad de enchufarnos a la red, las baterías empezaron a cotizarse y, sobre todo, nos demostraron la importancia de tener un pequeño kit de supervivencia eléctrico. Porque, ¿cómo podemos cargar el móvil cuando no tenemos electricidad?
La pregunta también resonó en casa de un servidor. Primero vino la decepción con la ya conocida respuesta a la pregunta “¿tú no tenías unas powerbanks?”. Después, se encendió una bombilla (je): “siempre tenemos el coche”.
Un refugio
Por suerte, no tuvimos que bajar al garaje pero utilizar el coche como una gigantesca batería externa no hubiera sido mala idea. De hecho, no es necesario tener un coche eléctrico aunque esta tecnología nos permite incluso ser más flexibles todavía.
Las tomas USB de los coches con motores de combustión nos sirven, generalmente, para enchufar pequeños aparatos eléctricos y nos pueden sacar de un apuro llegado el momento. Basta con arrancar el coche y conectarnos a uno de sus puertos o a la toma del mechero.
En este caso, la opción más básica y evidente llegada una situación como la que hemos vivido en España el 28 de abril de 2025 es la de cargar el teléfono móvil o una batería externa que ya en casa nos ayude a mantener los aparatos eléctricos con vida.
Generalmente, las tomas USB de los coches no son especialmente potentes por lo que necesitaremos dedicar más tiempo a cargar el teléfono móvil que en casa y seguramente tendremos que olvidarnos de la carga rápida. Como veremos, hay algunas excepciones a esto.
Si tu coche tiene ya unos pocos años, lo normal es que utilice un USB 1.0 o 2.0. Esto limita la carga a 500 mA. Con los teléfonos actuales, la carga será extremadamente lenta o, sencillamente, ralentizará su descarga si estamos utilizando el teléfono móvil en ese momento. Si el coche es más moderno, es fácil que las tomas USB-C entreguen de 5W de potencia en adelante, lo que es más que suficiente para cargar un teléfono móvil actual.
Otra solución si, como decíamos, el coche tiene unos años encima es el de utilizar un adaptador para la toma del mechero. En este caso, tiene una tensión de 12 voltios en corriente continua y su amperaje es de 10 A. La potencia máxima en este caso suele llegar hasta 120W por lo que la potencia máxima a la que podamos cargar el coche dependerá del adaptador utilizado.
En tiendas como Amazon es fácil encontrar productos por poco dinero con salidas de hasta 30W por lo que podremos cargar un teléfono móvil relativamente rápido o, llegado el caso, hasta un portátil si es necesario. Es decir, no es mala idea llevar un adaptador de estos en el coche. No sólo es cuestión de que en caso de apagón podamos cargar el teléfono, también es interesante si, por ejemplo, hemos sufrido una avería y tenemos que esperar durante horas hasta que nos llegue una asistencia.
Las posibilidades se multiplican con un coche eléctrico. Actualmente, la mayor parte de los que se venden en el mercado llegan con tecnología V2L (Vehicle to Load), un estándar de carga bidireccional que permite cargar la mayoría de los aparatos electrónicos que tenemos en casa porque, sencillamente, convierte a nuestro coche en un enchufe doméstico.
Para hacernos una idea, el coche se convierte en una enorme batería con ruedas que puede suministrarnos electricidad a 3,4 kW. Es decir, podemos enchufar fácilmente un microondas y, por ejemplo, cenar caliente pese a estar en mitad de un apagón. De nuevo, es una solución interesante si queremos pasar un noche fuera de casa y queremos hacer un uso puntual de un aparato de alto consumo como este.
Hay que tener en cuenta que un aparato como un microondas puede superar fácilmente 1 kW de potencia para poder funcionar. Por lo tanto, no podríamos ponerlo en marcha sin este tipo de tecnología V2L. De nuevo, es una opción interesante sin necesidad de enfrentarnos a un apagón. Si queremos pasar una tarde en el campo y disfrutar de un café después de comer, una cafetera de cápsulas puede ser la solución. Y más útil, podemos aprovechar para tener un colchón hinchable allí donde vayamos.
Los dos casos anteriores no son aislados. Hablando con otros compañeros de profesión que tienen coche eléctrico, algunos de ellos sí nos han confirmado que aprovecharon las baterías del coche para dar servicio a diversas herramientas del hogar y, de hecho, se lamentaban de que en España no esté permitida la tecnología V2H (Vehicle to Home) o V2G (Vehicle to Grid).
Con la tecnología V2H se puede volcar la batería de un coche eléctrico a una casa. Aunque en la mayor parte de los casos el propio coche reserva un porcentaje mínimo que suele estar en el 20%, esta carga bidireccional podría suministrar decenas de kWh a una casa, lo que puede servir para mantener con servicios mínimos una vivienda durante varios días.
La tecnología V2G permite, incluso, lanzar electricidad acumulada en el coche a la red eléctrica general y, por tanto, los coches eléctricos podrían actuar como almacenes de energía eléctrica que puede ser utilizada en casos de emergencia.
Foto | Hyundai
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