Connect with us

Actualidad

Dentro de las máquinas de fabricación de chips más avanzadas se produce algo increíble: pequeñas supernovas

Published

on


Identificar una supernova es un acontecimiento que los astrónomos suelen celebrar con entusiasmo. Y no es para menos si tenemos en cuenta que son uno de los sucesos más violentos con los que podemos toparnos en el cosmos. Conocerlas mejor es muy importante porque puede ayudarnos a entender con más precisión cómo son las últimas etapas de la vida de las estrellas masivas, y también los mecanismos que explican cómo el material originado por la síntesis estelar puede dar lugar a nuevos sistemas estelares.

Las herramientas matemáticas que manejan los astrofísicos actualmente describen las supernovas como el resultado inevitable del agotamiento de los procesos de fusión nuclear que tienen lugar en el núcleo de las estrellas masivas. Durante la etapa que se conoce como secuencia principal las estrellas obtienen su energía de la fusión de los núcleos de hidrógeno. A medida que se va consumiendo este elemento químico la estrella comienza a producir núcleos de helio, y, como es lógico, su composición comienza a evolucionar.

Durante este proceso se libera una enorme cantidad de energía y la estrella se ve obligada a reajustarse continuamente para mantener el equilibrio hidrostático, un fenómeno que es el resultado de la coexistencia de dos fuerzas opuestas capaces de compensarse. Una de ellas es la contracción gravitacional, que comprime la materia de la estrella, apretándola sin descanso. Y la otra es la presión de radiación y de los gases, que es el fruto de la ignición del horno nuclear y que intenta que la estrella se expanda.

Las pequeñas supernovas de los equipos de litografía de ultravioleta extremo

Como os hemos anticipado desde el titular, este artículo no va solo de supernovas; también lo protagonizan los semiconductores. A priori podemos intuir que estos eventos cósmicos y los circuitos integrados no tienen nada que ver, pero, curiosamente, sí tienen algo en común. Este es el motivo por el que me ha parecido una buena idea empezar este texto repasando qué es una supernova y por qué se producen. De lo contrario no podríamos entender en toda su extensión la idea en la que estamos a punto de indagar.

El proceso de generación de la radiación ultravioleta que utilizan los equipos de litografía UVE se parece mucho a lo que ocurre durante una supernova

En los equipos de litografía de ultravioleta extremo (UVE) que fabrica la compañía neerlandesa ASML los láseres de alta potencia calientan instantáneamente decenas de miles de diminutas gotas de estaño en un solo segundo hasta que alcanzan una temperatura de medio millón de grados Celsius. Esta interacción produce un plasma extremadamente caliente que emite luz ultravioleta con una longitud de onda de 13,5 nm. Esta luz posteriormente debe ser transportada hasta la oblea gracias a un sistema de espejos y lentes muy preciso con el propósito de plasmar los patrones que definen los circuitos integrados sobre una capa de fotorresina.

Muy a grandes rasgos esta es la estrategia que utilizan las máquinas de fabricación de semiconductores más avanzadas que existen actualmente. Y, como acabamos de ver, los láseres de alta potencia interpretan un papel indiscutiblemente protagonista. Como explica Jayson Stewart, jefe de investigación en ASML, en el interesantísimo artículo que ha publicado en IEEE Spectrum, el proceso de generación de la radiación ultravioleta que utilizan los equipos de litografía UVE para producir chips de vanguardia se parece mucho a lo que ocurre durante una supernova.

Cuando una estrella masiva agota su combustible y se detienen los procesos de fusión nuclear, la presión de radiación y de los gases ya no es capaz de contrarrestar la contracción gravitacional. Este fenómeno provoca que el núcleo de hierro de la estrella se contraiga súbitamente bajo la enorme presión que ejercen sobre él todas las capas de material que tiene por encima. La estrella ha perdido el equilibrio hidrostático. En este instante toda esa materia pierde el soporte que ejercía el núcleo, que ahora es mucho más compacto, y cae sobre él con una velocidad enorme.

Cuando todo ese material de la estrella toca la superficie del núcleo se produce un efecto rebote que provoca que salga despedido con una energía descomunal hacia el medio estelar, quedando diseminado. Acaba de producirse una supernova. Algunas de ellas son tan energéticas que durante unos pocos segundos emiten más luz que toda la galaxia que las contiene. Las diminutas explosiones que tienen lugar en el interior de los equipos de litografía UVE cuando un láser incide sobre una gota de estaño producen una onda de choque similar a la que origina una supernova en el medio estelar, aunque a mucha menor escala.

Sorprendentemente las ecuaciones matemáticas que describen la evolución de estos dos tipos de explosiones son las mismas. Los ingenieros de ASML las utilizan para calcular con mucha precisión cómo va a ser la evolución de la onda de choque que desencadenan las bolas de plasma dentro de los equipos UVE. Y los astrofísicos las emplean para describir los restos de las supernovas y deducir las propiedades de la explosión estelar que las originó. Una supernova tiene 10⁴⁵ veces más energía que una explosión de estaño, pero gracias a este paralelismo los ingenieros de ASML han podido resolver el complejo problema derivado de los residuos de estaño en el interior de sus equipos de litografía más avanzados.

Imagen | ASML

Más información | IEEE Spectrum

En Xataka | ‘Focus: The ASML Way’: el libro que desvela los secretos de la empresa europea más poderosa en la industria de los chips

ues de anuncios individuales.

Source link

Continue Reading

Actualidad

La fiebre por el vino francés llevó a los magnates chinos a comprar castillos en Burdeos. Ahora se deshacen de ellos

Published

on


En 2008 el Château Latour Laguens, una bodega situada en la región vinícola de Entre-Deux-Mers, en el suroeste de Francia, fue noticia dentro y fuera del país. Sobre todo dentro. Su edificio neomedieval y almenado y las 30 hectáreas de viñedos que lo rodean pasaron a manos de un holding chino que lo compró a cambio de una pequeña fortuna. Se hablaba de un millón de euros. En una crónica en la que presentaba la operación como “una primicia para la viticultura gala”, Le Figaro apuntaba incluso al doble: dos millones de euros.

A finales de 2024 el château volvió a ser noticia, aunque por una razón distinta: volvía a estar en venta, aunque el precio de salida, sin contar las vides, era de 150.000 euros. En su día Latour Laguens fue un símbolo del interés chino por el vino de Burdeos. Ahora lo es por lo contrario.

Burdeos con sello chino. La venta del château de Entre-Deux-Mers (allá por 2008) despertó interés, más que por la operación en sí o su importe, por lo que representaba. Había dos buenas razones para ello. Primero, el castillo producía cada año unas 160.000 botellas de vino con la denominación de origen Bordeux-Bordeux Supérieur. Segundo, la compra no fue fruto de un capricho estrafalario de un millonario asiático. Al contrario. Reveló el interés de China por los vinos galos y su deseo de entrar de lleno en el negocio.

e
e

¿A quién no le va a gustar un château? AFP calcula que a la operación de Latour Laguens le siguieron otras muchas. Muchísimas. La agencia francesa habla de más de 200 fincas del sudoeste de Francia, conocida por los viñedos de Burdeos. Durante años los inversores chinos parecieron fascinados por las bodegas y las oportunidades de negocio que les brindaban. Las buenas expectativas atrajeron a nombres como el magnate inmobiliario Edwin Cheung; Richard Shen Dongjun, dueño de una cadena de joyerías; o Jack Ma, fundador de Alibaba.

En agosto de 2016 Financial Times estimaba que los chinos habían adquirido ya un centenar y medio de fincas de Burdeos, protagonizando buena parte de las ventas de viñedos que se cerraban cada año con elegantes castillos. En 2019 South China Morning Post aseguraba que eran ya 175 las bodegas de Burdeos adquiridas por inversores chinos en cuestión de nueve años. Alguna operación (como la de la venta de un château del siglo XII en una de las principales DO de Borgoña) incluso levantó ampollas entre los vinicultores locales.

Pero… ¿Por qué ese boom? ¿Por qué los magantes chinos compraban viñedos, bodegas y castillos de Burdeos? ¿Qué buscaban? Esa misma pregunta se la hacía antes de la pandemia la prensa asiática y su respuesta era clara: diversificación de carteras con activos respaldados por euros y el deseo de sacar tajada de las exportaciones de botellas. Eso sin contar con el prestigio social que daba tener una bodega gala.

“Reconocen que China representa un nuevo y vasto mercado para la demanda de vino”, señalaba el responsable de una firma habituada a mediar en compras de viñedos con inversores asiáticos. Las cifras eran desde luego prometedoras.

En 2016 había estudios que apuntaban que en 2025 unos 300 millones de chinos estarían dispuestos a pagar entre 30 y 50 euros por una botella de Burdeos, lo que no está nada mal si se tiene en cuenta que sumados impuestos y la factura del envío a China el precio de coste era de entre siete y 10 euros. Una agencia explicaba a Financial Times que habría fincas que quedarían amortizadas en dos o tres años.

De los planes a las cifras. La realidad resultó ser algo más compleja. Para empezar por la deriva de la demanda china de vino. Las tablas de Statista muestran que, aunque en 2023 el país consumió 680 millones de litros, lo que lo convierte en uno de los grandes mercados del mundo, sus datos se han ido alejando del pico de consumo de 2017, previo a la pandemia.

En un contexto de caída de consumo de vino a nivel mundial, el de China se contrajo además de forma pronunciada, un 24,7%. Los dos últimos ejercicios tampoco han sido buenos para el sector vinícola francés en lo que a exportaciones se refiere, en parte por la caída en las importaciones de China, que en 2024 anotó un descenso interanual de cerca del 20%.

Fin del “espejismo” chino. En junio Le Monde hablaba directamente del “fin del espejismo chino para los vinos de Burdeos”, un cambio en el mercado que se explica con un dato clave: las importaciones de vinos extranjeros en el gigante asiático se contrajeron más de un 60% entre 2017 y 2023. La caída además ha sido especialmente pronunciada desde 2022.

¿El motivo? China se ha convertido en un país productor con miles de hectáreas y en el que se demanda la uva nacional. En juego entran además algunos factores culturales. “A los chinos no les gusta el vino, no es más complicado que eso”, zanja el dueño de una bodega de Médoc. En su opinión su mercado se inclina más por el alcohol de arroz o cerveza. Sigue siendo inmenso y valioso para los caldos exclusivos, pero el peso del vino en el consumo chino es bajo.

e
e

¿Es el único motivo? No. Para entender lo ocurrido a lo largo de los últimos años en Francia, tras el desembarco de inversores chinos, hay que manejar más claves. En la ecuación entran también los cambios impulsados por Pekín relacionados con las inversiones en el extranjero o un cálculo equivocado de partida sobre los costes que implica gestionar hectáreas de viñedos y una bodega en Francia. Las autoridades del país han confiscado además nueve châteaux vinícolas adquiridos en su día por Naijie Qu tras su condena por blanqueo.

“Los europeos razonan en términos de generaciones. Los inversores chinos piensan en ciclos de cinco años, tras los cuales es bastante normal vender”, apunta el financiero hongkonés Hugo Tian a AFP. Otro experto, Benoit Lechenault, coincide en que hubo inversores que perseguían “un rendimiento inmediato” elaborando vino por menos de cinco euros para venderlo a 20 o 100, en ocasiones “sobreestimando” sus propias posibilidades y “subestimando” los costes.

Otra cifra: 50 châteaux. El resultado es que la realidad tiene hoy poco que ver con la de hace unos años. En Francia sigue habiendo inversores chinos optimistas y con visión a largo plazo, pero el pasado otoño AFP y cadenas francesas como BFMTV o Europe1calculaban que, tras el boom inicial, había empresarios deshaciéndose de sus viñedos. En concreto hablaban de cerca de 50 châteaux de Burdeos a la venta. La misma cifra compartía hace unos días Li Li-juan, comerciante de vinos, con el medio suizo Watson: medio centenar de bodegas de Burdeos “chinas” buscan ahora comprador.

El escenario es complejo, porque como reconocen desde el propio sector, el “espejismo” chino hizo algo más que engordar las expectativas sobre las posibilidades de las exportaciones. Hace unos meses el dueño de Château Branaire-Ducru explicaba que el mercado chino ha “enmascarado” la “sobreproducción” de vino de la región de Burdeos. “Tan pronto como China dejó de importar, Burdeos se vio gravemente afectado por su excedente estructural de vino”, confiesa.

Imágenes | Olive Titus (Flickr) 1 y 2 y Dominique Garcin-Geoffroy (Flickr)

En Xataka | Si la pregunta es cuál es el futuro del vino, cada vez más bodegas de Burdeos lo tienen claro: el vino sin alcohol

ues de anuncios individuales.

Source link

Continue Reading

Actualidad

La fiebre por el vino francés llevó a los magnates chinos a comprar castillos en Burdeos. Ahora se deshacen de ellos

Published

on


En 2008 el Château Latour Laguens, una bodega situada en la región vinícola de Entre-Deux-Mers, en el suroeste de Francia, fue noticia dentro y fuera del país. Sobre todo dentro. Su edificio neomedieval y almenado y las 30 hectáreas de viñedos que lo rodean pasaron a manos de un holding chino que lo compró a cambio de una pequeña fortuna. Se hablaba de un millón de euros. En una crónica en la que presentaba la operación como “una primicia para la viticultura gala”, Le Figaro apuntaba incluso al doble: dos millones de euros.

A finales de 2024 el château volvió a ser noticia, aunque por una razón distinta: volvía a estar en venta, aunque el precio de salida, sin contar las vides, era de 150.000 euros. En su día Latour Laguens fue un símbolo del interés chino por el vino de Burdeos. Ahora lo es por lo contrario.

Burdeos con sello chino. La venta del château de Entre-Deux-Mers (allá por 2008) despertó interés, más que por la operación en sí o su importe, por lo que representaba. Había dos buenas razones para ello. Primero, el castillo producía cada año unas 160.000 botellas de vino con la denominación de origen Bordeux-Bordeux Supérieur. Segundo, la compra no fue fruto de un capricho estrafalario de un millonario asiático. Al contrario. Reveló el interés de China por los vinos galos y su deseo de entrar de lleno en el negocio.

e
e

¿A quién no le va a gustar un château? AFP calcula que a la operación de Latour Laguens le siguieron otras muchas. Muchísimas. La agencia francesa habla de más de 200 fincas del sudoeste de Francia, conocida por los viñedos de Burdeos. Durante años los inversores chinos parecieron fascinados por las bodegas y las oportunidades de negocio que les brindaban. Las buenas expectativas atrajeron a nombres como el magnate inmobiliario Edwin Cheung; Richard Shen Dongjun, dueño de una cadena de joyerías; o Jack Ma, fundador de Alibaba.

En agosto de 2016 Financial Times estimaba que los chinos habían adquirido ya un centenar y medio de fincas de Burdeos, protagonizando buena parte de las ventas de viñedos que se cerraban cada año con elegantes castillos. En 2019 South China Morning Post aseguraba que eran ya 175 las bodegas de Burdeos adquiridas por inversores chinos en cuestión de nueve años. Alguna operación (como la de la venta de un château del siglo XII en una de las principales DO de Borgoña) incluso levantó ampollas entre los vinicultores locales.

Pero… ¿Por qué ese boom? ¿Por qué los magantes chinos compraban viñedos, bodegas y castillos de Burdeos? ¿Qué buscaban? Esa misma pregunta se la hacía antes de la pandemia la prensa asiática y su respuesta era clara: diversificación de carteras con activos respaldados por euros y el deseo de sacar tajada de las exportaciones de botellas. Eso sin contar con el prestigio social que daba tener una bodega gala.

“Reconocen que China representa un nuevo y vasto mercado para la demanda de vino”, señalaba el responsable de una firma habituada a mediar en compras de viñedos con inversores asiáticos. Las cifras eran desde luego prometedoras.

En 2016 había estudios que apuntaban que en 2025 unos 300 millones de chinos estarían dispuestos a pagar entre 30 y 50 euros por una botella de Burdeos, lo que no está nada mal si se tiene en cuenta que sumados impuestos y la factura del envío a China el precio de coste era de entre siete y 10 euros. Una agencia explicaba a Financial Times que habría fincas que quedarían amortizadas en dos o tres años.

De los planes a las cifras. La realidad resultó ser algo más compleja. Para empezar por la deriva de la demanda china de vino. Las tablas de Statista muestran que, aunque en 2023 el país consumió 680 millones de litros, lo que lo convierte en uno de los grandes mercados del mundo, sus datos se han ido alejando del pico de consumo de 2017, previo a la pandemia.

En un contexto de caída de consumo de vino a nivel mundial, el de China se contrajo además de forma pronunciada, un 24,7%. Los dos últimos ejercicios tampoco han sido buenos para el sector vinícola francés en lo que a exportaciones se refiere, en parte por la caída en las importaciones de China, que en 2024 anotó un descenso interanual de cerca del 20%.

Fin del “espejismo” chino. En junio Le Monde hablaba directamente del “fin del espejismo chino para los vinos de Burdeos”, un cambio en el mercado que se explica con un dato clave: las importaciones de vinos extranjeros en el gigante asiático se contrajeron más de un 60% entre 2017 y 2023. La caída además ha sido especialmente pronunciada desde 2022.

¿El motivo? China se ha convertido en un país productor con miles de hectáreas y en el que se demanda la uva nacional. En juego entran además algunos factores culturales. “A los chinos no les gusta el vino, no es más complicado que eso”, zanja el dueño de una bodega de Médoc. En su opinión su mercado se inclina más por el alcohol de arroz o cerveza. Sigue siendo inmenso y valioso para los caldos exclusivos, pero el peso del vino en el consumo chino es bajo.

e
e

¿Es el único motivo? No. Para entender lo ocurrido a lo largo de los últimos años en Francia, tras el desembarco de inversores chinos, hay que manejar más claves. En la ecuación entran también los cambios impulsados por Pekín relacionados con las inversiones en el extranjero o un cálculo equivocado de partida sobre los costes que implica gestionar hectáreas de viñedos y una bodega en Francia. Las autoridades del país han confiscado además nueve châteaux vinícolas adquiridos en su día por Naijie Qu tras su condena por blanqueo.

“Los europeos razonan en términos de generaciones. Los inversores chinos piensan en ciclos de cinco años, tras los cuales es bastante normal vender”, apunta el financiero hongkonés Hugo Tian a AFP. Otro experto, Benoit Lechenault, coincide en que hubo inversores que perseguían “un rendimiento inmediato” elaborando vino por menos de cinco euros para venderlo a 20 o 100, en ocasiones “sobreestimando” sus propias posibilidades y “subestimando” los costes.

Otra cifra: 50 châteaux. El resultado es que la realidad tiene hoy poco que ver con la de hace unos años. En Francia sigue habiendo inversores chinos optimistas y con visión a largo plazo, pero el pasado otoño AFP y cadenas francesas como BFMTV o Europe1calculaban que, tras el boom inicial, había empresarios deshaciéndose de sus viñedos. En concreto hablaban de cerca de 50 châteaux de Burdeos a la venta. La misma cifra compartía hace unos días Li Li-juan, comerciante de vinos, con el medio suizo Watson: medio centenar de bodegas de Burdeos “chinas” buscan ahora comprador.

El escenario es complejo, porque como reconocen desde el propio sector, el “espejismo” chino hizo algo más que engordar las expectativas sobre las posibilidades de las exportaciones. Hace unos meses el dueño de Château Branaire-Ducru explicaba que el mercado chino ha “enmascarado” la “sobreproducción” de vino de la región de Burdeos. “Tan pronto como China dejó de importar, Burdeos se vio gravemente afectado por su excedente estructural de vino”, confiesa.

Imágenes | Olive Titus (Flickr) 1 y 2 y Dominique Garcin-Geoffroy (Flickr)

En Xataka | Si la pregunta es cuál es el futuro del vino, cada vez más bodegas de Burdeos lo tienen claro: el vino sin alcohol

ues de anuncios individuales.

Source link

Continue Reading

Actualidad

El iPhone sin puertos es una utopía. No estamos preparados para un mundo sin cables

Published

on


Sobre el iPhone sin puertos llevamos hablando desde hace más de cinco años. Algunos filtradores aseguraban que el iPhone 13 sería el primer teléfono con Touch ID en pantalla y sin puertos de ningún tipo. El rumor ha envejecido mal, muy mal. Tras años de rumores, este 2025 está empezando a resonar de nuevo.

Según Gurman, el iPhone 17 Air es una herramienta de Apple para ir allanando el camino hacia los móviles ultradelgados… y sin puertos. En esta generación iPhone 17 todo seguiría como hasta ahora, pero el supuesto iPhone sin tipo C sigue sobre la mesa. No deja de ser un anhelo.

Algo busca Apple con este teléfono. El iPhone 17 Air es el teléfono de Apple más rumoreado. Un dispositivo por debajo de las variantes Pro, con tan solo una cámara y una característica que lo haría diferencial: un diseño ultradelgado. Apple querría usar este teléfono como termómetro para medir el interés del consumidor en un producto centrado en la estética, allanando según Gurman el camino hacia una próxima generación sin puertos.

No se espera que este cambio tan radical llegue en algún momento de este año, ni hay siquiera fecha rumoreada para que esto suceda. Pese a ello todos los rumores apuntan en una misma dirección: Apple piensa en un iPhone sin puertos.

Las ventajas del iPhone sin puertos. Prescindir de los puertos en un teléfono puede tener ciertas ventajas. La primera de ella tiene que ver con la resistencia del mismo a agua y polvo ya que, sin puertos, se abren las puertas a un sistema de sellado mucho más eficaz.

También se gana espacio para componentes como la batería, altavoces o sistemas de refrigeración de mayor tamaño, y se elimina uno de los componentes que más fallos da por acumulación de suciedad: el propio puerto.

Más allá de esto, renunciar al puerto es una maniobra bastante arriesgada y con bastantes consecuencias negativas.

Lo que no nos contaron sobre renunciar al puerto. El primer inconveniente de prescindir de un puerto C es claro: completa dependencia de cargadores inalámbricos. Este tipo de cargador, además de no permitir usar el teléfono mientras los cargamos, es por definición más ineficiente a nivel energético y térmico.

La carga inalámbrica genera más calor y hace que el teléfono sufra más, algo que perjudicaría la vida útil de la batería en el medio plazo. Tampoco es tan cómoda como el cable, y requiere de hardware más aparatoso (MagSafe) para cargar el teléfono. La velocidad de carga inalámbrica (aunque ya hay fabricantes que venden cargadores rápidos de este tipo), está también por debajo de la que se logra por cable.

También obligaría a decir adiós a la conectividad CarPlay en todo vehículo que no lo soporte de forma inalámbrica, así como a accesorios tipo C como memorias externas, receptores para micrófonos inalámbricos, auriculares tipo C, etc.

La transferencia de datos, ya de por sí limitada en los iPhone, dependería completamente de AirDrop o WiFi, algo bastante inviable cuando el volumen de archivos es de varios gigas. De hecho, el iPhone es uno de los teléfonos que crea archivos más pesados al ser el único que graba vídeo en formato ProRes, estando particularmente pensado para usarse junto a un disco duro externo USB-3 cuando graban en este formato.

La UE no puede impedirlo. Según cuenta Gurman, la constante presión que la Unión Europea ejerce sobre las tecnológicas estaría retrasando la llegada del iPhone sin puertos. Europa fue la responsable de que Apple introdujese el tipo C y dijese adiós al Lightning, y futuras regulaciones podrían complicarle a Apple este invento.

Pese a ello, al menos a día de hoy, no hay ninguna ley europea que impida a los fabricantes lanzar al mercado un móvil sin puertos. La legislación europea obliga a que si un dispositivo tiene carga por cable, debe usar USB-C. Pero no obliga a que los dispositivos tengan carga por cable en absoluto.

Pese a ello, la reflexión es clara: un móvil sin puertos, al menos con la tecnología actual, es un problema serio de usabilidad y un concepto para el que el mercado no está preparado. Llevamos fantaseando desde hace años con él, viendo conceptos que nunca llegan a salir a la venta y soñando con un mundo sin cables. No es algo que vaya a pasar en el corto plazo.

Imagen | Xataka

En Xataka | USB-C o Tipo C: qué es exactamente y en qué se diferencia del resto

ues de anuncios individuales.

Source link

Continue Reading

Trending