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Japón busca soluciones para plantar cara a China y sus coches eléctricos. Y ya han dado el primer paso
“La industria automotriz de Japón fue una vez un líder mundial, pero la nueva tecnología y la inestabilidad geopolítica han debilitado su ventaja competitiva”. Las palabras fueron pronunciadas por representantes de Japan Automobile Manufacturers Association (JAMA) el pasado martes y fueron recogidas por medios como Bloomberg.
Con ellas se verbalizaba el acuerdo al que los principales fabricantes de automóviles del país han llegado para trabajar conjuntamente para responder al crecimiento chino en el mercado del automóvil. Un crecimiento que ya provocó que, en 2023, China se consolidara como el mayor exportador de coches de todo el mundo.
Hasta entonces, Japón había destacado por su capacidad para colocar vehículos fuera de sus fronteras. Liderados por Toyota y gigantes como Honda y Nissan (que ahora buscan un acuerdo para su fusión), la industria del automóvil japonesa se había consolidado como una de las más importantes del mundo. Pero su falta de respuestas ante el coche eléctrico les está pasando por encima.
Remando en la misma dirección
La industria japonesa no pasa por su mejor momento. Aunque Toyota sigue siendo el mayor fabricante de coches del mundo, Honda y Nissan están viéndose forzadas a buscar un acuerdo de fusión para salvar a esta última. Nissan, antaño un gigante en el país, ha tenido que reducir las perspectivas de ganancias en un 70% y anunciar el despido de 9.000 empleados.
La asociación, explican en Bloomberg, trabaja para que los fabricantes japoneses “colaboren en áreas como la inteligencia artificial y los vehículos eléctricos para ponerse al día con los coches tecnológicamente sofisticados disponibles en otros mercados”. Mercados, desde luego, como el chino.
En el diario económico destacan que su buena reputación como vehículos fiables está siendo acosada por un mercado que gira hacia el coche eléctrico y empieza a dar a un gran valor a las pantallas de los vehículos y todo tipo de servicios en el coche. Valores que sus empresas no han estudiado lo suficiente.
Para hacernos una idea, en mayo de 2024, Japan Times explicaba que la cuota de mercado de los fabricantes japoneses en China se había reducido hasta un 15% cuando cinco años antes superaban el 21% de cuota. Al mismo tiempo, el favor de los clientes ante las marcas locales ha crecido tanto que la mitad de los coches que se venden en el país son de empresas chinas. Un cambio en la tendencia que ha arrasado a los fabricantes europeos.
En su búsqueda de soluciones, Toyota parece haber encontrado un filón con Lexus en su país vecino y ya plantea la construcción de una planta de producción de vehículos en China. Eso sí, espera alcanzar los beneficios que Tesla tiene en el país y no tener que asociarse con compañías locales aunque su alianza con BYD parece estar dando buenos resultados.
Eso sí, ya el pasado mayo, Yoichi Miyazaki director financiero de Toyota, avisaba de que tendrán que “seguir aguantando durante varios años hasta que tengamos más vehículos eléctricos de batería para ofrecer”. Al mismo tiempo anunciaba que la compañía invertiría más dinero en la inteligencia artificial y los vehículos definidos por software.
En un camino parecido se encuentra Honda. El otro gran fabricante japonés ha presentado en el CES su Serie 0 con la que quieren convertirse en la primera compañía del mundo en ofrecer una conducción total sin supervisión visual. Esto mismo ya lo ofrece Mercedes en situaciones muy concretas pero Honda quiere ampliarlo a todo tipo de contextos.
Al mismo tiempo, Honda está asociada con Sony para dar salida a Afeela, una marca de coches para poner en el mercado vehículos construidos de forma conjunta que se basarán en el software y que tienen la clara intención de pelear con Tesla en el mercado de vehículos eléctricos de lujo.
Nissan, que fue la compañía que más apostó por el coche eléctrico, se encuentra en mitad de una enorme crisis que hace peligrar, incluso, su supervivencia. Todo indica que los políticos japoneses están presionando para que ambas compañías lleguen a un acuerdo, a sabiendas de que partiría su propia industria en dos. Honda y Nissan a un lado y Toyota y sus diversos acuerdos de colaboración con Subaru o Mazda por otro.
Sin embargo, los nipones han chocado de bruces con el dilema del innovador. Durante décadas han construido una industria del coche híbrido que sigue teniendo un tirón inusual dentro de su propio país y que ha revivido en los últimos tiempos en Estados Unidos. Sin embargo, se han quedado atrás en el coche eléctrico que amenaza con ser una tecnología clave en gran parte del mundo.
En estos momentos, China es el mayor mercado de automóviles del globo y el coche eléctrico es, con diferencia, la opción más comprada. Europa camina hacia el mismo camino con unas normativas de emisiones que castigan con mucha dureza a quienes se pasen de la raya a partir de este mismo año. Decisiones que favorecen a una industria china que ya fabrica el 76% de los vehículos eléctricos de todo el mundo.
Los japoneses han construido una industria que se basa en la calidad de sus vehículos y, sobre todo, en su fiabilidad. Sin embargo, los gustos de los consumidores parecen estar cambiando y no dejan de perder paso en el país asiático. Sólo Volkswagen ha perdido más cuota de mercado en el país que Honda, Nissan y Toyota, los más afectados por las nuevas tendencias de compra, según Bloomberg.
También a la industria europea se le ha alertado de esto mismo. De hecho, consultorías contratadas por Porsche aseguran que los vehículos chinos son “indistingibles” de los europeos cuando hablamos de calidad. Y, al mismo tiempo, parecen captar mejor a la Generación Z, futuros compradores incomprendidos para los grandes fabricantes tradicionales.
Foto | Toyota
En Xataka | En Japón muchos coches nuevos terminan en chatarra a los pocos años. Hay una palabra que lo explica: Shaken
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Fallece el artista Tony Méndez, miembro de “Kerigma” y socio del foro musical “Rockotitlán”
Tony Méndez, integrante de la banda “Kerigma” y socio del extinto foro “Rockotitlán”, murió el pasado domingo 7 de diciembre debido a complicaciones de salud.
De acuerdo con una publicación que compartió la banda, Méndez partió de este mundo “rodeado del amor de sus amigos y familia”. En esta misma, los músicos lo reconocieron como un pilar fundamental que unió sus caminos desde hace 44 años.
“Agradecemos las muestras de solidaridad recibidas por la comunidad musical en esta etapa de su vida”, se lee el mensaje.
Diversas figuras del rock mexicano lamentaron su partida. Los integrantes de Panteón Rococó publicaron: “Lamentamos el fallecimiento de nuestro compañero musical Tony Méndez, con quien tuvimos la fortuna de coincidir cuando dirigía Rockotitlán”.
El bajista Alonso Arreola publicó en Facebook un mensaje de despedida junto con un dibujo a lápiz: “Fue un gusto conocerte y vivir tu entusiasmo como colegota del bajo e invitándonos a tocar en tu Rockotitlán”.
La página del Multiforo Alicia, que pudiera considerarse un sucesor de Rockotitlán, compartió una fotografía del músico frente al penacho de Moctezuma. El mensaje fue breve: “Que la tierra te sea leve. Buen viaje”.
La banda “La Castañeda” escribió en un mensaje en el que le expresan su respeto y reconocimiento. “El Rock Mexicano está de Luto. Van nuestros recuerdos, innumerables anécdotas, y agradecimiento, acompañándolo en su ascenso. Puedes ir satisfecho querido Tony”.
Cabe mencionar que, de acuerdo a reportes, el socio de “Rockotitlán”, tuvo que ser hospitalizado debido a que comenzó a sentirse mal y posteriormente fue sometido a una cirugía.
Su familia abrió una campaña en GoFundMe el pasado 23 de noviembre, en donde solicitaron el apoyo de sus fanáticos para recaudar una suma de dinero y así continuar con sus tratamientos.
Su condición médica se complicó y falleció la tarde del domingo. Las causas de su deceso no han sido reveladas.
El inicio
Tony Méndez comenzó su trayectoria en 1984 con el grupo “Kerigma” y saltó a la fama con la canción “Tres lunares” en 1993.
De acuerdo con medios especializados, a finales de la década de 1980 y durante la de 1990 fue socio del foro “Rockotitlán” —fundado por los hermanos Fernando y Sergio Arau, guitarrista de Botellita de Jerez—, un espacio recordado como el impulsor del rock mexicano en un contexto en el que el rock mexicano cobraba fuerza tras años de persecución por parte de las autoridades luego del festival de Rock y Ruedas en Avándaro, Estado de México.
Este espacio abrió camino a bandas como Café Tacvba, Panteón Rococó, Caifanes, Fobia, Maldita Vecindad, Santa Sabina, Tijuana No!, Cuca, La Lupita, La Castañeda y Molotov, por mencionar algunas.
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Cazas chinos han apuntado a cazas japoneses sobre Okinawa. La respuesta de Japón ha sido contundente: un archipiélago de misiles
La tensión entre China y Japón ha entrado en un ciclo de deterioro acelerado que ya no se limita a intercambios diplomáticos ni a protestas formales. En las últimas semanas, el Pacífico occidental ha sido escenario de maniobras cada vez más agresivas en las que los límites entre disuasión, advertencia y provocación se desdibujan peligrosamente.
En las últimas horas ha tenido lugar el episodio más grave hasta la fecha.
Una rivalidad estratégica. Todo comenzó el fin de semana, con la iluminación con radar de control de tiro de cazas japoneses por parte de aviones J-15 del portaaviones chino Liaoning cerca de Okinawa, una situación que ha encendido todas las alarmas en Tokio.
El gesto (un acto inequívocamente hostil en el lenguaje militar) se produce en un momento en el que Japón se ha comprometido a reforzar su presencia en el entorno de Taiwán y la cadena de islas Ryukyu, una decisión que Pekín percibe como un desafío frontal a sus ambiciones regionales. La espiral se agrava por las declaraciones de la primera ministra Sanae Takaichi, señalando que un ataque al estrecho podría activar la defensa colectiva japonesa, una frase que China ha elevado al rango de provocación estratégica.
Radar, portaaviones y un riesgo. La interacción aérea cerca de Okinawa fue mucho más que un incidente aislado: supuso la primera vez que Japón divulgó oficialmente un radar lock chino sobre sus cazas. El Ministerio de Defensa japonés registró cerca de un centenar de operaciones de despegue y aterrizaje de aeronaves del Liaoning, en paralelo a dos episodios en los que los J-15 fijaron sus sensores de tiro sobre F-15 nipones, obligando a este último país a desplegar de inmediato a sus propias patrullas aéreas de combate.
China respondió acusando a Japón de interferir en sus ejercicios, alegando que había delimitado previamente la zona de maniobras. Los portaaviones y destructores chinos se movieron a través del estrecho de Miyako, uno de los corredores marítimos que conectan al Pacífico con el mar de China Oriental, mientras medios oficiales chinos ridiculizaban las capacidades defensivas japonesas y advertían que cualquier paso hacia un rol militar más activo “conduciría a su propia destrucción”. El lenguaje, acompañado por maniobras reales que combinan presencia naval, patrullas aéreas y presión psicológica, define un entorno donde cualquier error táctico podría desembocar en una crisis.

Liaoning
Ryukyu como escudo avanzado. Frente a esta escalada, contaba Bloomberg que Japón ha emprendido la mayor reconfiguración militar desde la Guerra Fría, articulada en torno a un concepto que los analistas han bautizado como el “archipiélago misilístico”. Yonaguni, la isla más occidental del país, se ha convertido en un puesto avanzado de vigilancia y guerra electrónica a apenas 110 kilómetros de Taiwán.
Desde 2022, tras la salva de misiles chinos que cayó cerca de sus costas, Tokio ha multiplicado la instalación de baterías antiaéreas, radares de largo alcance y unidades de respuesta anfibia distribuidas a lo largo de la cadena Ryukyu. La presencia militar en Kyushu también aumenta, con despliegues de F-35 y misiles de gran alcance. Al mismo tiempo, el gobierno ha comenzado a preparar a la población local con reuniones informativas que revelan tanto la magnitud del desafío como la inquietud creciente entre ciudadanos que recuerdan vívidamente el trauma de la batalla de Okinawa. La militarización de la región, aunque apoyada por una mayoría de jóvenes japoneses, sigue despertando recelos entre sectores que temen que un conflicto en el estrecho convierta a sus islas en la primera línea de fuego.

Militares japoneses en Okinawa
Lucha por la legitimidad histórica. Lo hemos ido contando. La tensión operativa se suma un frente igual de volátil: la disputa histórica. Los medios estatales chinos han reactivado narrativas que cuestionan la soberanía japonesa sobre los Ryukyu, reinterpretando la posguerra y citando selectivamente declaraciones de 1945 para presentar a Japón como una nación cuya soberanía “está por determinar”.
Pekín aprovecha estas referencias para reforzar su reclamación sobre las Senkaku y para argumentar que su visión sobre Taiwán tiene una legitimidad histórica que Japón no puede contradecir. Tokio responde apelando al Tratado de San Francisco y al marco legal internacional existente, pero su esfuerzo por mantener la estabilidad choca con la presión china, que combina diplomacia represiva con operaciones psicológicas dirigidas a las comunidades locales. Dicho de otra forma, la disputa histórica no es retórica: alimenta la percepción en Japón de que el conflicto con China no es coyuntural, sino profundamente estructural.
Taiwán en la sombra. El vínculo entre la seguridad japonesa y el destino de Taiwán es hoy explícito. La doctrina de defensa colectiva revisada en 2015 permite al país intervenir si la supervivencia de Japón pudiera verse comprometida, y analistas de seguridad señalan que una hipotética operación estadounidense para defender la isla requeriría el uso de bases japonesas. La negativa de Tokio a cooperar con Washington, en tal escenario, pondría en riesgo la propia alianza, lo que convierte la participación japonesa en un elemento casi inevitable.
China es plenamente consciente de ello y concentra sus esfuerzos en fracturar la percepción de inevitabilidad, presionando política, militar y psicológicamente para erosionar el margen de decisión japonés. En ese tablero, las nuevas unidades de guerra electrónica en Yonaguni y las baterías de misiles distribuidas por el archipiélago pueden convertirse, llegado el caso, en nodos clave de una cadena de ataque integrada entre Japón y Estados Unidos, lo que las haría objetivos prioritarios para una ofensiva china en fase inicial.
Incertidumbre. El resultado de estas dinámicas es un Pacífico occidental que avanza hacia una zona de fricción permanente, donde cada movimiento se interpreta como un ensayo general y cada declaración política se magnifica como un aviso estratégico. Las incursiones aéreas, los ejercicios navales, la militarización de las islas y la disputa histórica entre grandes potencias convergen en un espacio geopolítico reducido, densamente poblado y altamente simbólico.
Para Japón, la encrucijada es compleja: reforzar su defensa sin reavivar temores internos sobre el militarismo, coordinarse con Estados Unidos sin convertirse en un objetivo automático, y responder a China sin incendiar la región. Para Pekín, la clave está en mantener la presión, ampliar su margen de acción futura en el estrecho de Taiwán y fragmentar la unidad estratégica de sus adversarios.
Imagen | U.S. Indo-Pacific Command, GoodFon, rhk111, RawPixel
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Patrimonio artístico de Gene Hackman recauda tres millones de dólares en subastas a casi un año de su muerte
EFE.- Bonhams divulgó este lunes que recaudó unos tres millones de dólares en las subastas del patrimonio artístico personal del actor estadounidense Gene Hackman, fallecido este 2025, con diversas pinturas vendidas por cientos de miles de dólares.
Entre los 268 elementos a subasta que ofrecía Bonhams, en una venta presencial en Nueva York, destacó la obra “Figure on the Jetty” (1957), del pintor modernista estadounidense Milton Avery, que fue la pieza más cara con un precio final de 508 mil dólares.
Como segunda espada de las pujas, la pintura “Green” (1986), del artista Richard Diebenkorn, se vendió por 419 mil dólares y no alcanzó el medio millón esperado, pero se convirtió en la segunda obra más cotizada.
Las subastas, celebradas entre noviembre y diciembre, incluyeron pinturas y también esculturas de su colección de arte privada.
Por ejemplo, dos esculturas del francés Auguste Rodin se vendieron por alrededor de 200 mil dólares en total, por debajo de las expectativas de la casa de subastas especializada en bellas artes y objetos coleccionables.
Las dos subastas por internet, con todo tipo de libros anotados de su biblioteca, guiones, carteles y objetos cinematográficos, también ofrecían tres de los cuatro Globos de Oro de Hackman.
Los tres Globos de Oro se vendieron por más de 120 mil dólares, unas 15 veces más del valor real que calificó Bonhams.
Hackman (1930-2025), ganador de dos Premios Óscar, murió el pasado febrero en su domicilio de Santa Fe, Nuevo México, sólo una semana después de que lo hiciera su esposa, ambos por enfermedades, según confirmaron las autopsias.
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