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Si EEUU compra o entra por la fuerza en Groenlandia trastocaría los planes avanzados de dos naciones: China y Rusia
Al margen de recordar lo que le espera a la política internacional en los próximos cuatro años, la conferencia de Donald Trump en Mar-a-Lago dejó un titular que a buen seguro estaba marcado en la agenda de su administración: Groenlandia es un “lingote” demasiado goloso como para dejarlo pasar. Si nos ceñimos a las palabras del magnate, la nación quiere (otra vez) el pedazo de tierra sea como sea. En clave geopolítica, la amenaza tiene varias aristas.
Queremos Groenlandia. Trump dijo no descartar el uso de la fuerza militar o económica para retomar el control del Canal de Panamá y adquirir Groenlandia. El próximo presidente de Estados Unidos afirmó que ambas zonas son esenciales para la seguridad económica estadounidense, destacando que el canal, transferido a Panamá en 1999, ahora estaría “operado por China”. Además, advirtió sobre posibles represalias económicas contra Dinamarca si se opone a sus aspiraciones territoriales sobre Groenlandia, amenazando con imponer aranceles elevados.
No solo eso. Trump aseguró en redes sociales que Groenlandia se beneficiaría “si, y cuando” se convierta en parte de Estados Unidos, mientras su hijo, Donald Trump Jr., visitaba Nuuk, la capital de la isla, en un viaje que generó especulaciones sobre las intenciones políticas detrás de la visita. Mientras, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, reafirmó que “Groenlandia pertenece a los groenlandeses” y no está en venta.
El Ártico es geopolítica. Elizabeth Buchanan, experta en geopolítica e investigadora principal del Instituto Australiano de Política Estratégica, señalaba en Nikkei que el Ártico es crucial para las rutas globales de transporte, y que un mayor control occidental de Groenlandia podría alterar las estrategias de dos grande potencias: China y Rusia, quienes buscan aprovechar las rutas marítimas árticas, como la Ruta del Mar del Norte y el Paso del Noroeste.
Qué duda cabe, estos cambios podrían aumentar los costes, como las primas de seguros para la industria naviera, especialmente si se intensifica una carrera armamentista en la región.
El papel chino y ruso. Por su parte, China, aunque no es un estado ártico, ha incrementado su influencia en la región en los últimos tiempos mediante su asociación con Rusia, lo que le ha permitido un acceso estratégico al Ártico. De hecho, un informe de la Agencia de Inteligencia de Defensa de Dinamarca advirtió que Beijing probablemente utilizará este acceso para fortalecer su presencia militar y estratégica, aprovechando el debilitamiento de Rusia debido a su dependencia de China en el contexto de la guerra en Ucrania.
Las razones de Trump. Aunque Trump parece considerar el control de Groenlandia una “necesidad absoluta” y ha sugerido que podrían recurrir a la fuerza militar para asegurar tanto Groenlandia como el Canal de Panamá, los analistas sostienen que, en realidad, Estados Unidos podría influir indirectamente en Groenlandia promoviendo su independencia de Dinamarca, un movimiento que, entonces sí, podría facilitar su integración en la esfera de influencia estadounidense.
Dicho enfoque sería coherente con las aspiraciones históricas de Groenlandia, cuya población mayoritariamente respalda la independencia, lo que muy posiblemente se reflejará en las elecciones parlamentarias previstas para abril de 2025.
La importancia estratégica del Pacífico en el Ártico. Los analistas como Buchanan subrayan que Trump no debe limitarse a la región europea del Ártico, sino también enfocarse en el Pacífico, especialmente en Alaska y las islas Aleutianas, que ofrecen oportunidades clave para fortalecer la defensa estadounidense en el teatro del Pacífico.
A este respecto, la construcción de un puerto de aguas profundas en Nome y el uso estratégico de Wrangel Island, cuya soberanía es disputada entre Rusia y Estados Unidos, podrían ampliar la capacidad ofensiva y defensiva de la nación frente a la expansión naval china o rusa.
Riquezas minerales y oportunidades. Es la otra pata de la ecuación para hacerse con tan valioso tesoro. El calentamiento global ha acelerado el deshielo en Groenlandia, revelando vastas reservas de minerales esenciales como cobre, litio, níquel y cobalto, todos necesarios para la transición hacia tecnologías limpias como turbinas eólicas, baterías y vehículos eléctricos.
De hecho, y según un informe del gobierno danés en 2023, Groenlandia posee condiciones extremadamente favorables para la extracción de estos minerales críticos. La pérdida de hielo en los últimos 30 años, equivalente a miles de kilómetros cuadrados, ha ampliado el acceso a estos recursos, atrayendo el interés de potencias globales.
Nuevas rutas. Además de los recursos naturales, Groenlandia ofrece una ventaja estratégica con la apertura de rutas marítimas más cortas y eficientes debido al propio derretimiento del Ártico. Por ejemplo, navegar desde Europa Occidental hasta Asia Oriental a través del Ártico reduce en un 40% la distancia en comparación con el uso del Canal de Suez.
Es más: el tráfico marítimo en la región ha aumentado un 37% en la última década, y como decíamos, tanto China como Rusia estaban colaborando para desarrollar dichas rutas. Trump, por tanto, considera que Groenlandia será un activo clave en la futura competencia geopolítica por el control del Ártico, un área que se perfila como el “campo de batalla crítico del futuro”.
Una disputa que se prevé larga. Así las cosas, el renovado interés de Trump en Groenlandia refleja un enfoque geopolítico centrado en el control de recursos estratégicos y rutas marítimas en el Ártico, una región cada vez más vital en la competencia global.
Aunque su adquisición parece improbable de momento debido a la resistencia de Dinamarca y Groenlandia y lo que podría desembocar un simple “intento”, la insistencia del próximo presidente de Estados Unidos subraya la importancia del enclave, el Ártico, en el equilibrio de poder del siglo XXI, posicionándolo como un punto focal en la rivalidad entre grandes potencias.
De fondo y con la ceja fruncida, China y Rusia, y sus aspiraciones y estrategias avanzadas en los últimos tiempos buscando capitalizar las rutas marítimas emergentes y los recursos naturales.
Imagen | Gary Stock
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el motivo se debe a Rusia y a un nuevo corredor militar
Durante años, el círculo polar ártico finlandés se ha reinventado como un parque temático permanente de invierno, renos y auroras boreales, convertido en destino global para quienes buscan una Navidad eterna y una experiencia cuidadosamente diseñada alrededor del mito de Santa Claus. Pero en la casa de Santa siempre caben más sorpresas, y a la Laponia finlandesa acaba de llegar un elemento que nadie esperaba y que lo cambia todo: Europa rearmándose.
Santa y la guerra. Rovaniemi, promocionada internacionalmente como el hogar oficial de Santa Claus, es desde hace años uno de los grandes iconos del turismo ártico europeo, un lugar donde la Navidad se ha convertido en industria permanente y donde la experiencia está cuidadosamente diseñada para visitantes de todo el mundo.
Sin embargo, esta temporada invernal la ciudad vive una transformación silenciosa pero profunda: junto a los trineos, los safaris de renos y las luces festivas, la capital de la Laponia finlandesa se ha llenado de soldados de la OTAN que entrenan para un escenario que hasta hace poco parecía impensable. Miles de militares aliados han pasado recientemente por la zona para maniobras en Rovajärvi, el mayor campo de entrenamiento de Europa occidental, situado a apenas 88 km de la frontera rusa, convirtiendo a Rovaniemi en un punto clave de la nueva arquitectura de seguridad del norte europeo.
La frontera más larga y sensible. La razón de este despliegue es geográfica y estratégica. Finlandia comparte casi 1.500 km de frontera con Rusia, una de las más extensas y complejas de toda la Alianza Atlántica, y más de una cuarta parte de ella discurre por la escasamente poblada Laponia.
Tras la invasión rusa de Ucrania, los servicios de inteligencia y los mandos militares finlandeses han advertido de que Moscú está reforzando su infraestructura y su presencia al otro lado de la frontera, especialmente en torno a la península de Kola, un enclave clave por su enorme concentración de capacidades nucleares. La previsión en Helsinki es que, una vez termine la guerra en Ucrania, Rusia pueda redistribuir tropas hacia el norte y adoptar una postura mucho más robusta frente a Finlandia, elevando de forma estructural el nivel de tensión en la región.


Paraguas de la OTAN. Finlandia no parte de cero en esta lógica defensiva. Su historia y su relación con Rusia han marcado durante décadas una cultura de preparación constante, con la defensa nacional integrada en la propia Constitución y un sistema de conscripción ampliamente aceptado por la sociedad. No obstante, la entrada en la OTAN en 2023 ha supuesto un cambio cualitativo: el país ha pasado de una defensa pensada en clave nacional a formar parte de un sistema colectivo que exige interoperabilidad, presencia aliada y planificación conjunta.
Este giro se ha traducido en una cooperación internacional mucho más intensa, la apertura de un nuevo mando aliado en Mikkeli y la designación de Rovaniemi como futura base de las Forward Land Forces, el grupo de combate liderado por Suecia destinado a reforzar el flanco oriental de la Alianza.


Ejercicios militares en el Ártico. Lo hemos contado antes. Mientras los turistas llenan la Santa Claus Village y las cámaras captan escenas idílicas de nieve y luces, a pocos kilómetros de distancia se desarrollan ejercicios militares de gran complejidad técnica y logística. Maniobras como Lapland Steel 25, celebradas tras otros grandes ejercicios multinacionales, reúnen a tropas finlandesas, suecas y británicas que entrenan en condiciones extremas, combinando blindados, helicópteros, infantería y desplazamientos sobre esquís en bosques helados y nieve profunda.
Aunque oficialmente no se ensaya un escenario concreto, los mapas y la orientación de los ejercicios reflejan con claridad el tipo de amenaza que se tiene en mente, haciendo visible la conexión directa entre el entorno aparentemente remoto del Ártico y la guerra convencional de alta intensidad.
Una población mentalizada. Para muchos jóvenes finlandeses que cumplen el servicio militar, en numerosos casos de forma voluntaria, la posibilidad de un conflicto ya no es una abstracción lejana. Contaba en un reportaje el Guardian que los soldados y conscriptos asumen el esfuerzo físico extremo, las marchas interminables y el peso del equipo como parte de una responsabilidad colectiva, convencidos de que la preparación es la mejor garantía frente a la incertidumbre.
Los mandos describen la situación actual como una nueva guerra fría, marcada por el deshielo del Ártico, la apertura de nuevas rutas y recursos naturales y el renovado interés de Rusia por asegurar tanto su disuasión estratégica como sus activos económicos en el norte, en un contexto de competencia prolongada y estructural.
Disuasión como mensaje político. La intensificación de los ejercicios conjuntos y la coordinación entre Finlandia, Suecia y Noruega persigue algo más que mejorar capacidades militares: busca enviar una señal política clara de cohesión, compromiso y capacidad de respuesta. La apuesta es evitar el conflicto precisamente demostrando que cualquier agresión tendría un coste elevado y una respuesta colectiva.
En ese equilibrio delicado, Rovaniemi se ha convertido en un símbolo poderoso de la Europa actual: un lugar donde el imaginario de la paz, la infancia y la Navidad convive ahora con búnkeres, aviones militares y planificación estratégica, recordando que incluso en el extremo norte del continente la seguridad ha dejado de ser un telón de fondo para convertirse en una prioridad central.
Imagen | Matías Callone, RawPixel, Tom Corser, NATO
En Xataka | En pleno rearme, Europa se ha dado cuenta de un detalle sin importancia: no tiene suficientes balas
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cerrar una fábrica en Alemania
La historia de Volkswagen da para mucho. Tanto como para que sus orígenes haya que buscarlos en la Alemania nazi cuando el Estado encarga a Ferdinand Porsche la creación de un Volkswagen. Es decir, un coche para el pueblo. Era 1934 pero con toda la maquinaria estatal trabajando a destajo, en 1938 ya se estaba poniendo la primera piedra de la fábrica de Wolfsburgo, tomando como ejemplo la factoría de Ford en Dearborn, Estados Unidos.
Desde entonces Volkswagen no ha dejado de crecer. Con sus momentos buenos y también sus momentos malos, lo cierto es que la compañía se ha asentado como el segundo mayor productor de coches del mundo, solo superado por Toyota y en una cómoda posición frente a Hyundai-Kia, que se mantienen en la tercera posición.
En esas ideas y venidas, la compañía ha mantenido una receta: la industria alemana no se toca. Hasta ahora. En plena reconversión de la automoción Europea, Volkswagen parece haber superado una línea roja.
¿Por qué un coche eléctrico tiene menos autonomía que la que anuncian
Por primera vez
Era 2018 cuando en Xataka acudíamos por primera vez a la planta de cristal de Volkswagen en Dresde. Allí, la compañía había estado produciendo sus Volkswagen Phaeton, una berlina de lujo que terminó por ser un agujero de millones y, sobre todo, un rotundo fracaso de ventas.
La compañía había reconvertido el espacio en un laboratorio para producir allí los primeros e-Golf, uno de los primeros pasos que la compañía daba en el mercado del coche puramente eléctrico. Su volumen productivo era casi ridículo si lo comparamos con cualquier planta actual: 72 coches al día.
En 2022, tuvimos la oportunidad de volver. La fábrica había cambiado por completo. Al menos en su espíritu. Seguía produciendo Golf eléctricos… más o menos. Y es que de allí salían sus ID.3, la primera gran apuesta de Volkswagen que había nacido con el espíritu para ser su primer superventas y posicionarse como el nuevo Golf eléctrico. La producción ya entonces había caído a la mitad, a unos 35 coches al día.
Ahora, Volkswagen ha dado carpetazo a la planta. El espacio de cristal se reconvierte en un centro universitario. El movimiento tiene mucho más que decir en el terreno simbólico que en el práctico. Los 230 trabajadores tienen encima de la mesa tres opciones: el despido con una indemnización negociada, la jubilación o el traslado a otra fábrica.
Pero el cierre de la planta germana va mucho más allá. Por primera vez, Volkswagen tiene que cesar su producción en una planta de Alemania. Su producción como hemos visto era muy baja y el centro estaba destinado más al desarrollo y la innovación que a nutrir la flota de los germanos. Sin embargo, el movimiento es importante porque demuestra hasta qué punto la compañía atraviesa dificultades.
Dresde no solo era una planta de coches, era estatus. Era una declaración de intenciones, la constatación abierta al mundo de que Volkswagen invertía en coches que no eran rentables en el corto plazo pero de los que podían extraer conocimiento a futuro. Thomas Schäfer, CEO de Volkswagen, ha señalado que el cierre de la fábrica “era esencial desde la perspectiva económica”.
Hace poco más de un año, Volkswagen ya anunció que tenía intención de recortar su producción en Alemania, hasta el punto de que aseguró que “todas las fábricas de Alemania están en peligro”. Eran los primeros coletazos de un plan de ahorro de 10.000 millones de euros a tres años vista.
La compañía había decidido apostar con fuerza al coche eléctrico pero la demanda europea no parece haber sido suficiente hasta crecer de forma muy reciente. En Europa, Tesla ha arrasado con fuerza hasta el pasado año pero, sobre todo, los clientes no parecían estar interesados en los coches eléctricos de Volkswagen más asequibles como el ID.3. Tampoco en los más costosos, como el Audi e-tron que terminó con el cierre de una plana en Bruselas. Porsche ya está desandando el camino de las inversiones de coches eléctricos.
Volkswagen se ha encontrado con una tormenta perfecta con tres frentes abiertos. En Europa, como decíamos, el cliente no está comprando los coches eléctricos esperados lo que pone en grave riesgo la amortización de las inversiones. En Estados Unidos, los aranceles aplicados por el Gobierno de Donald Trump le han causado pérdidas de 1.500 millones de dólares solo en el último trimestre, recogía The New York Times. Y en China el cliente ha dado la espalda al producto europeo.
Eso ha puesto una presión sobre el flujo de caja demasiado alto, obligando a Volkswagen a deshacerse de un espacio que iba mucho más allá de una planta de coches, alquilándolo a la universidad local. El problema es que cuando los aprietos financieros obligan a pensar en reajustes en el corto plazo, lo que se resienten son las inversiones a largo plazo (justo lo que se estudiaba en Dresde), lo que implica una menor competitividad a futuro.
Una rueda de la que solo es posible salir si, de nuevo, se consigue vender lo que el público pide, con los márgenes de beneficios suficientes para volver a reinvertir en el futuro. Y eso, creen en Alemania, implica dar pasos atrás en la electrificación.
Foto | Volkswagen
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Esta consola que nadie conoce y está llena de juegos raros con control de movimiento ha vendido más que Xbox
El juguete que nadie vio venir acabó convirtiéndose en el fenómeno inesperado del Black Friday de 2025. A finales de noviembre y de cara a la campaña navideña, una consola prácticamente desconocida superó en ventas a Xbox y se posicionó como el tercer hardware más vendido del país, solo por detrás de PlayStation 5 y Nintendo Switch 2.
Qué es. Se llama Nex Playground, una consola de juegos con control por movimiento fabricada por una startup de Silicon Valley que, hasta hace poco, se dedicaba a desarrollar aplicaciones de inteligencia artificial para extraer estadísticas de puntuaciones en baloncesto. El producto ni siquiera aparecía en los radares de la industria hasta que la firma de análisis de datos Circana reveló, tras el estudio de las cifras de ventas de consolas en las últimas semanas, que había acumulado el 14% de las ventas totales de hardware durante el periodo más competido del año comercial estadounidense.
Cómo funciona. Su interior alberga un procesador ARM de 8 núcleos, 64 GB de almacenamiento y una cámara gran angular que constituye el corazón del sistema. La tecnología de seguimiento detecta 18 puntos del cuerpo humano en tiempo real mediante algoritmos de inteligencia artificial que procesan todo localmente, sin enviar datos a la nube. Algunos críticos han elogiado su diseño y la capacidad de seguimiento de movimiento, pero cuestionado la biblioteca limitada de juegos y el esquema de precios por suscripción bajo el que funciona.
Cuánto cuesta. Su precio de entrada es de 249 dólares, e incluye cinco juegos preinstalados, como ‘Fruit Ninja’. El acceso completo al catálogo requiere contratar el Play Pass, a 89 dólares anuales o 49 trimestrales. Aún así, el coste total de 338 dólares seguiría significativamente por debajo de las consolas tradicionales. La consola apunta deliberadamente a un público distinto del gamer tradicional: familias con niños pequeños que buscan actividad física disfrazada de entretenimiento digital.
La curva de ventas. PlayStation 5 lideró el mercado en el pasado Black Friday y fechas limítrofes, con un 47% de cuota de mercado. Switch 2 obtuvo el 24%, relegando a Xbox a una cuarta posición con menos del 14% restante, según datos oficiales de Circana Retail Tracking Service. La trayectoria de ventas de Nex dibuja una curva que desafía cualquier predicción algorítmica: en 2022, la compañía apenas colocó 5.000 unidades de su consola. Al año siguiente, esa cifra se multiplicó por treinta hasta alcanzar las 150.000 unidades. Para 2024, la proyección apunta a 600.000 sistemas vendidos.
La evolución de Nex. La transformación más radical de Nex, la empresa tras Nex Playground, no fue solo tecnológica, sino identitaria. La compañía nació en 2017 fundada por un grupo de ex-ingenieros de Apple, Google y Facebook liderados por David Lee. Su primera app, ‘HomeCourt’, de julio de 2018, presentaba tecnología de vanguardia aplicada a un mercado muy específico: jugadores de baloncesto, aficionados o no, que deseaban analizar métricas de rendimiento. En julio de 2019 firmaron una participación accionarial con NBA y empezaron a crecer y a recibir reconocimiento.
La pandemia y el cierre de gimnasios les reveló un dato que había pasado desapercibido: la gente descargaba la app para acceder a minijuegos que estaban prácticamente escondidos. En 2021, Nex lanzó ‘Active Arcade’, una app gratuita con 13 minijuegos de movimiento corporal, y obtuvieron más descargas en su primer mes que ‘HomeCourt’ en toda su historia. En diciembre de 2023 lanzaban esta Nex Playground, que materializaba físicamente todo lo aprendido hasta ese momento, buscando la audiencia familiar más que los expertos deportistas. Los acuerdos han pasado a firmarse con marcas como Bluey, Peppa Pig, Barbie y las Tortugas Ninja, y proyectan más de 150 millones de dólares en ventas este año.
En Xataka | Microsoft está matando a Xbox por un Excel
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