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Los grandes millonarios están poniendo sus ojos en la captura del CO2 del aire. Y Bill Gates tiene un favorito
Bill Gates lleva décadas comprometido en inversiones que contribuyan a frenar el cambio climático y los efectos del calentamiento global. Ahora, además de reforzar su apoyo a esa lucha climática, las grandes fortunas han encontrado la forma de hacerse todavía más ricos: limpiar el CO2 de la atmósfera separándolo del aire para almacenarlo bajo tierra.
Un nuevo mercado para ganar dinero. Según publicaba The New York Times, el grupo de inversión climática conocido como Breakthrough Energy Ventures, respaldado por el capital de grandes fortunas como Bill Gates, Jeff Bezos, el fundador de SoftBank, Masayoshi Son o el príncipe al-Waleed bin Talal de Arabia Saudita, acaba de invertir 40 millones de dólares en una startup llamada Deep Sky.
Su modelo de negocio se basa en extraer el dióxido de carbono de la atmósfera mediante un proceso químico, separándolo del aire. No es la primera empresa que desarrolla un sistema similar, y todavía está lejos de poder considerarse una solución climática a tener en cuenta, pero abre la puerta a un mercado que moverá millones de dólares en las próximas décadas.
El proyecto de Deep Sky. La propuesta de Deep Sky consiste en construir la planta Deep Sky Alpha en Alberta (Canadá), desde la que comenzará a desarrollar y escalar su tecnología de extracción de CO2 de la atmósfera utilizando distintas tecnologías de extracción.
De acuerdo con lo publicado por Forbes, Deep Sky utiliza un sistema formado por grandes ventiladores y extractores para aplicar una técnica llamada Captura Directa de Aire (DAC). Durante este proceso, se aspira el aire de la atmosfera y se filtra a través de distintos compuestos químicos que atrapan el CO2. Una vez capturado, el CO2 se separa del material que lo atrapó y se puede almacenar en formaciones geológicas profundas (minas fuera de servicio, campos petrolíferos, depósitos salinos, etc.), o usarse para aplicaciones industriales como la fabricación de materiales de construcción o combustibles sintéticos.
Un negocio de miles de millones. Breakthrough Energy Ventures respalda a más de 800 pequeñas empresas de eliminación de carbono, tomando posiciones para lo que los inversores califican como una previsión de crecimiento explosivo. Se calcula que este sector podría alcanzar un volumen de mercado de 1,2 billones de dólares en 2050
Según un informe de la consultora Mckinsey, se estima que solo durante el próximo año las empresas podrían gastar hasta 10.000 millones de dólares en tecnologías para reducir las emisiones de sus procesos productivos. Según datos de The New York Times, un grupo de empresas formado por Stripe, H&M, JP Morgan y Meta han comprometido ya más de 1.000 millones de dólares para la eliminación de CO2 de la atmósfera. Otras como Airbus, Equinor y Boeing también han asegurado partidas presupuestarias para compensar sus emisiones de CO2, aunque no han especificado una cifra.
Los ambientalistas desconfían de su impacto. Pese a las enormes inversiones que se llevarán a cabo durante las próximas décadas, los ambientalistas son escépticos sobre el impacto real de esta medida, tal y como refleja un informe de Naciones Unidas. “Las actividades de eliminación basadas en ingeniería no están probadas tecnológicamente ni económicamente, especialmente a gran escala, y plantean riesgos ambientales y sociales desconocidos”, recordaban en su informe desde el organismo mundial.
El ex vicepresidente de los Estados Unidos Al Gore y fundador de la organización Climate Trace que monitoriza las emisiones globales de gases de efecto invernadero, declaraba en el NYT: “No pretendamos que estará disponible dentro del plazo que necesitamos para reducir las emisiones. Tenemos que obedecer la primera ley de los agujeros: cuando estés en uno, deja de cavar”, aseguraba Gore, señalando que la mejor opción para frenar la deriva climática es detener de forma drástica el consumo de combustibles fósiles.
Las emisiones no se detienen. Las previsiones de crecimiento en el desarrollo de tecnologías de captura de CO2 se producen en un contexto global en el que, en lugar de contener la emisión de más contaminantes, como señalaba Gore, se están incrementando.
Las empresas están utilizando la compra de créditos climáticos para compensar sus cuotas de emisiones, por lo que, lejos de contener sus emisiones, las incrementan pagando más por ellas.
La falsa seguridad de los créditos de carbono. Uno de los mejores ejemplos de esta práctica la encontramos en el sector de los jets privados. Pese a ser uno de los medios de transporte más contaminantes, se ha incrementado su usoen los últimos años.
De media, un jet privado emite dos toneladas de CO2 a la atmósfera por cada hora de vuelo. Capturar una tonelada de CO2 del aire con sistemas como el que propone Deep Sky cuesta en la actualidad unos 1.000 dólares por tonelada, según publicaba el New York Times en su artículo.
Como medio alternativo, las empresas que operan estos vuelos compran créditos climáticos con los que “compensan” estas emisiones. Por poner un ejemplo, Taylor Swift emitió más de 1.216 toneladas de CO2 con los desplazamientos en sus jets privados durante su gira The Eras Tour, que compensó comprando 2.433 créditos de carbono que se pueden adquirir por una media de 9,87 dólares por crédito.
En Xataka | El África subsahariana tiene algo que todos los países desarrollados anhelan: créditos de carbono
Imagen | Unsplash (Yzy Pop), Wikimedia Commons (Jennifer Jacquemart)
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Una empresa de Japón probó con los insectos comestibles convencida de que son el futuro de la alimentación. Acaba de quebrar
El 1 de junio de 2021 fue un día importante: se aprobó un nuevo alimento. Aunque llevamos milenios comiendo insectos, ese día la Unión Europea dio a los insectos la etiqueta de “alimento seguro”. Realmente, los insectos son un ingrediente habitual en muchos alimentos que consumimos diariamente, y una empresa japonesa se atrevió en 2019 a ir con todo, convirtiendo el polvo de grillo en su ingrediente principal.
Acaba de quebrar.
Insectos > ganado. Realmente, la UE no hacía nada nuevo. Llevamos miles de años comiendo insectos y es algo totalmente normal en países asiáticos, americanos y en algunos africanos. La Unión Europea consideró que los insectos eran el alimento del futuro al ser ricos en proteínas y otros nutrientes, peor lo fundamental es que su huella de carbono es mínima comparada con la del ganado.
Se estima que una vaca necesita 8 kg de comida para engordar un kilo y, después, aprovechamos el 40% de su carne. Producir 1 kg de carne de grillo requiere únicamente 1,7 kg de comida y se aprovecha el 80% del insecto. Antes del anuncio de la UE, ya había países europeos lanzando su regulación en materia de comestibles a base de insectos, y algo que destaca es que el grillo casi siempre estaba en el menú.
Polvo de bicho. Los grillos, que son extremadamente comunes y se han postulado como una solución de alimentacióndurante los primeros años de la colonización de Marte, son el corazón de Gryllus INC., una empresa japonesa que arrancó en 2019 con la idea de hacer aperitivos. La clave es que no hay que pensar en estos snacks como grillos tostados, conservando su forma de insecto, sino como un ingrediente más.
Así, el proceso consistía en reducir los grillos a polvo y utilizarlo para crear un snack con forma de bolita que venía en dos sabores: salado ‘umami’ y ‘takoyaki’ (bolitas de pulpo). En la promoción, la compañía desplegó una food truck en la que sirvió patatas fritas condimentadas con polvo de grillo y también lanzaron harina de polvo de grillo, galletas y otros productos.
Bichoburger. No parecía ir mal la cosa, ya que en 2022 la aerolínea japonesa Zipair Tokyo llegó a un acuerdo con ellos para distribuir dos platos con el polvo de grillo como ingrediente. Uno era un plato de pasta con marisco en el que el grillo es parte de la mezcla de la salsa de tomate. El otro era una hamburguesa con el polvo de grillo mezclado entre el resto de ingredientes.
El precio de cada uno de los platos era de 1.500 yenes (unos 11 euros) y, como leemos en South China Morning Post, la aerolínea informó de 60 pedidos de los platos durante los dos primeros meses en el menú.
Todo mal. La suerte de la compañía se torció ese mismo año cuando a Gryllus se le ocurrió introducir el ingrediente en una escuela de secundaria. Las críticas no tardaron en aparecer, esparcidas por redes sociales con padres preocupados sobre el aporte nutricional de la comida escolar, argumentando que eran incompatibles con restricciones dietéticas y aludiendo a posibles alergias.
Desde la compañía se afirmó que era una campaña impulsada por la desinformación. Takahito Watanabe, fundador de la empresa, comentó que era “posible que los informes falsos y las teorías de la conspiración que se difundieron en redes sociales fueran aceptadas por quienes las leyeron”. El daño ya estaba hecho.
La quiebra. Como apuntan desde SCMP, las ventas de la compañía cayeron en picado y se encontraron con un exceso de inventario que no pudieron manejar. Intentaron pedir subsidios gubernamentales para dar un giro al negocio y enfocarse en la producción de grillos como alimento para el ganado y la acuicultura, pero el rechazo de las autoridades provocó la caída del castillo de naipes.
Incapaces de remontar, el 7 de noviembre de este año, Gryllus INC. declaró su insolvencia, con una deuda que suma aproximadamente 153 millones de yenes, unos 945.000 euros.
Potencial. Watanabe, que además del fundador de la empresa es profesor de biología del desarrollo en la Universidad de Tokushima, al sur de Japón, comentó que iniciaron la aventura debido a la crisis de proteínas que atravesará el mundo con los aumentos de población. “Creíamos que existía suficiente potencial para que tuviera éxito en Japón”, afirma.
La realidad ha sido otra, pero pese al revés, está convencido de que los insectos son el futuro de la cocina. “No sé cuánto tiempo llevará, pero creo que los insectos se convertirán en una parte clave de nuestra dieta. Durante gran parte de la historia humana, los insectos han sido una fuente fundamental de proteínas, por lo que creo que existe una buena posibilidad de que vuelvan a ser aceptados como fuente de alimento, cuando puedan mejorarse con nuevas tecnologías”, afirma Watanabe.
Alternativas. El investigador escogió los grillos por su facilidad de crianza, la rapidez de maduración y su aporte de calcio, magnesio, zinc, hierro, vitaminas y fibra, pero aunque hay otros que los consideran como uno de los grandes alimentos del futuro —y del presente, incluso en forma de barritas proteicas—, no son los únicos.
Uno aprobado por la propia Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria es el gusano de la harina. Otros, como la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición detallan en su web, son las langostas migratorias o las larvas de escarabajo del estiércol. Y las preparaciones son variadas: congelados, desecados, en polvo, en pasta y hasta en forma de polvo light.
Hay muchos que tienen claro que los insectos serán parte de la dieta occidental del futuro. Sólo habrá que superar el yuck factor, o el factor de repugnancia.
Imágenes | Fracta, Gryllus INC.
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Una empresa de Japón probó con los insectos comestibles convencida de que son el futuro de la alimentación. Acaba de quebrar
El 1 de junio de 2021 fue un día importante: se aprobó un nuevo alimento. Aunque llevamos milenios comiendo insectos, ese día la Unión Europea dio a los insectos la etiqueta de “alimento seguro”. Realmente, los insectos son un ingrediente habitual en muchos alimentos que consumimos diariamente, y una empresa japonesa se atrevió en 2019 a ir con todo, convirtiendo el polvo de grillo en su ingrediente principal.
Acaba de quebrar.
Insectos > ganado. Realmente, la UE no hacía nada nuevo. Llevamos miles de años comiendo insectos y es algo totalmente normal en países asiáticos, americanos y en algunos africanos. La Unión Europea consideró que los insectos eran el alimento del futuro al ser ricos en proteínas y otros nutrientes, peor lo fundamental es que su huella de carbono es mínima comparada con la del ganado.
Se estima que una vaca necesita 8 kg de comida para engordar un kilo y, después, aprovechamos el 40% de su carne. Producir 1 kg de carne de grillo requiere únicamente 1,7 kg de comida y se aprovecha el 80% del insecto. Antes del anuncio de la UE, ya había países europeos lanzando su regulación en materia de comestibles a base de insectos, y algo que destaca es que el grillo casi siempre estaba en el menú.
Polvo de bicho. Los grillos, que son extremadamente comunes y se han postulado como una solución de alimentacióndurante los primeros años de la colonización de Marte, son el corazón de Gryllus INC., una empresa japonesa que arrancó en 2019 con la idea de hacer aperitivos. La clave es que no hay que pensar en estos snacks como grillos tostados, conservando su forma de insecto, sino como un ingrediente más.
Así, el proceso consistía en reducir los grillos a polvo y utilizarlo para crear un snack con forma de bolita que venía en dos sabores: salado ‘umami’ y ‘takoyaki’ (bolitas de pulpo). En la promoción, la compañía desplegó una food truck en la que sirvió patatas fritas condimentadas con polvo de grillo y también lanzaron harina de polvo de grillo, galletas y otros productos.
Bichoburger. No parecía ir mal la cosa, ya que en 2022 la aerolínea japonesa Zipair Tokyo llegó a un acuerdo con ellos para distribuir dos platos con el polvo de grillo como ingrediente. Uno era un plato de pasta con marisco en el que el grillo es parte de la mezcla de la salsa de tomate. El otro era una hamburguesa con el polvo de grillo mezclado entre el resto de ingredientes.
El precio de cada uno de los platos era de 1.500 yenes (unos 11 euros) y, como leemos en South China Morning Post, la aerolínea informó de 60 pedidos de los platos durante los dos primeros meses en el menú.
Todo mal. La suerte de la compañía se torció ese mismo año cuando a Gryllus se le ocurrió introducir el ingrediente en una escuela de secundaria. Las críticas no tardaron en aparecer, esparcidas por redes sociales con padres preocupados sobre el aporte nutricional de la comida escolar, argumentando que eran incompatibles con restricciones dietéticas y aludiendo a posibles alergias.
Desde la compañía se afirmó que era una campaña impulsada por la desinformación. Takahito Watanabe, fundador de la empresa, comentó que era “posible que los informes falsos y las teorías de la conspiración que se difundieron en redes sociales fueran aceptadas por quienes las leyeron”. El daño ya estaba hecho.
La quiebra. Como apuntan desde SCMP, las ventas de la compañía cayeron en picado y se encontraron con un exceso de inventario que no pudieron manejar. Intentaron pedir subsidios gubernamentales para dar un giro al negocio y enfocarse en la producción de grillos como alimento para el ganado y la acuicultura, pero el rechazo de las autoridades provocó la caída del castillo de naipes.
Incapaces de remontar, el 7 de noviembre de este año, Gryllus INC. declaró su insolvencia, con una deuda que suma aproximadamente 153 millones de yenes, unos 945.000 euros.
Potencial. Watanabe, que además del fundador de la empresa es profesor de biología del desarrollo en la Universidad de Tokushima, al sur de Japón, comentó que iniciaron la aventura debido a la crisis de proteínas que atravesará el mundo con los aumentos de población. “Creíamos que existía suficiente potencial para que tuviera éxito en Japón”, afirma.
La realidad ha sido otra, pero pese al revés, está convencido de que los insectos son el futuro de la cocina. “No sé cuánto tiempo llevará, pero creo que los insectos se convertirán en una parte clave de nuestra dieta. Durante gran parte de la historia humana, los insectos han sido una fuente fundamental de proteínas, por lo que creo que existe una buena posibilidad de que vuelvan a ser aceptados como fuente de alimento, cuando puedan mejorarse con nuevas tecnologías”, afirma Watanabe.
Alternativas. El investigador escogió los grillos por su facilidad de crianza, la rapidez de maduración y su aporte de calcio, magnesio, zinc, hierro, vitaminas y fibra, pero aunque hay otros que los consideran como uno de los grandes alimentos del futuro —y del presente, incluso en forma de barritas proteicas—, no son los únicos.
Uno aprobado por la propia Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria es el gusano de la harina. Otros, como la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición detallan en su web, son las langostas migratorias o las larvas de escarabajo del estiércol. Y las preparaciones son variadas: congelados, desecados, en polvo, en pasta y hasta en forma de polvo light.
Hay muchos que tienen claro que los insectos serán parte de la dieta occidental del futuro. Sólo habrá que superar el yuck factor, o el factor de repugnancia.
Imágenes | Fracta, Gryllus INC.
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la fiebre global mueve ya casi tanto como su industria del acero
Todos hemos visto anime. Todos, sin excepción. “No, yo es que tengo 60 años, eso me ha pillado viejo”, no, Jose Miguel, no es así. Tú también has visto anime. Seguramente hayas visto ‘Arupusu no Shōjo Haiji’, ‘Haha o Tazunete Sanzenri’ o ‘Majingā Zetto’. ¿Cómo? ¿No te suenan? Espera, quizá si te digo que has visto ‘Heidi‘, ‘Marco‘ o ‘Mazinger Z‘ la cosa sea diferente.
La animación japonesa es mucho más influyente de lo que pensamos. Es, de hecho, una industria multimillonaria. La industria del entretenimiento japonesa (videojuegos, anime y manga) exporta anualmente contenido por valor de 4,7 billones de yenes, unos 27.734 millones de euros. Estamos hablando de una industria que se queda poco por debajo de la de los semiconductores (5,7 billones de yenes) y la del acero (5,1 billones). ¿Los motivos? Varios.
PD: La serie sobre estas líneas es ‘Sakamoto Days’ y se estrena el año que viene. El manga ya está en serialización y merece muchísimo la pena.
El crecimiento post-pandemia. La COVID-19 nos encerró a todos y no fuimos pocos los que nos refugiamos en el anime. De hecho, si se ha notado un crecimiento importante desde 2020 hasta ahora y, más concretamente, desde 2021-2022 hasta hoy, no es cosa nuestra. Los datos están ahí.
Según detalla el Anime Industry Report 2023 de la Association of Japanese Animation (AJA), “el mercado de la industria del anime en 2022 alcanzó el 106,8% del año anterior, que había sido entonces el más alto registrado, con un aumento de 185.500 millones de yenes”. Entre 2013 y 2022, la industria creció un 198%, que se dice pronto. En 2023, la industria había crecido hasta alcanzar los tres billones (billones, sí) de yenes.
Salir fuera. El mercado internacional ha sido capital para este crecimiento. La AJA lo califica como “el motor de esta evolución”, y no es para menos. Además, las plataformas de streaming se han lanzado a emitir anime, desde Netflix a HBO, pasando por Prime Video y hasta Disney+. Sí, ya existía Crunchyroll, la meca para los que disfrutamos de este género, pero la realidad es que Crunchy, AnimeBox y compañía no son tan populares y masivas como… Netflix, sin ir más lejos.
Para hacernos una idea de lo importante que ha sido el mercado internacional para la industria del anime, un par de datos. En 2013, el mercado internacional generó 283.300 millones de yenes. En 2019, año de la pandemia, la cifra fue de 1,2 billones. En 2023, ha sido de casi 1,5 billones. Si sumamos el resto del entretenimiento, a saber manga y videojuegos, la cifra se coloca en los 4,7 billones de yenes que mencionábamos anteriormente.
¿Eso qué significa? Que el mercado internacional es tan, pero tan importante para la industria del anime que solo 9.300 millones de yenes, un 0,6%, lo separa del mercado nacional. El culpable de que los locales ganen, por cierto, es el entretenimiento en vivo, una industria que Japón tiene intención de explotar pero cuyos planes se vieron frustrados por, efectivamente, la COVID-19, según el ya mencionado informe.
El futuro. Japón es una de las diez economías más importantes del mundo, pero también es uno de los países con más deuda. Concretamente, 1.300 billones de yenes. 7.836.751.000.000 euros o 130,6 veces lo que Microsoft pagó por Activision Blizzard, por si nos ayuda a tener una mejor idea. ¿Qué industria está creciendo a pasos agigantados y tiene potencial para ayudar a reducir esa cifra? Efectivamente, el anime.
Bajo la estrategia Cool Japan, el país nipón tiene intención de convertir su industria del entretenimiento en el motor de su economía. El gobierno pretende ampliar el mercado hasta los 20 billones de yenes (118.000 millones de euros), superando así a los 13 billones que genera la industria del motor. Esta estrategia también contempla todo lo relacionado con la cultura japonesa, como la gastronomía, la moda o el turismo. En general, Cool Japan aspira a generar 50 billones de yenes, casi 300.000 millones de euros, para el año 2033.
Un win-win. Que las plataformas de streaming se hayan lanzado a publicar anime no es casualidad. El público lo demanda y trae suscriptores. El anime llega más lejos, las plataformas se benefician, win-win.
Netflix, es, sin duda, la plataforma mainstream que más fuerte está apostando por el género con títulos como ‘Cyberpunk: Edgerunners‘, ‘Hunter x Hunter‘, ‘DanDaDan‘, ‘Baki Hanma‘, ‘Naruto‘, ‘Ranma 1/2‘, ‘One Piece‘ a partir de Egghead, ‘Haikyiuu!‘, ‘Blue Eye Samurai‘, ‘Pluto‘ y ‘Jujutsu Kaisen‘, entre otros títulos. También tiene el live action de ‘One Piece’ que, de alguna forma, ha ayudado a evangelizar la obra de Oda a los no iniciados.
Prime Video también tiene cositas, como ‘Spy x Family‘, ‘Kimetsu no Yaiba‘, ‘My Hero Academia‘, ‘Dragon Ball Super‘ y ‘Attack on Titan‘. En el catálogo de Disney+ hay algunos títulos interesantes, como ‘Bleach‘, ‘Tokyo Revengers‘, la serie de ‘Sand Land‘ y ‘Summer Time Render‘. Max, por su parte, se ha quedado algo atrás y lo más potente, que es la reciente adaptación anime de ‘Uzumaki‘, empezó muy fuerte (y tanto, vaya barbaridad), pero tras el primer episodio, todo un ejercicio de cómo animar un manga, la serie ha ido cuesta abajo y sin frenos.
No todo es rosa. Aunque la industria del anime vive una suerte de época dorada, la realidad entre bambalinas es compleja. El anime es como la ciencia: no se hace, hay que hacerla. Hay que dibujar, animar, y eso no es algo que todo el mundo sepa hacer. Hay escasez de trabajadores cualificados, algo que tiene sentido si pensamos en que los salarios son bajos.
Un animador novel comienza como “genga man”, es decir, el que dibuja los fotogramas intermedios, las conexiones entre los fotogramas clave. Su salario en 2019 era equivalente a 12.000 dólares anuales, según detalla New York Times citando un informe de la AJA. Esa cifra no tiene en cuenta los freelance, que pueden cobrar incluso menos. Para algunos, el salario es de apenas 200 dólares al mes. Un animador bien pagado cobra una media de 40.000 dólares anuales, nada que ver con los 65-75.000 que cobra un animador de renombre estadounidense, por ejemplo.
Según explica The Asashi Shimbun, en Japón solo hay 6.000 animadores y muchos de ellos “se marchan debido a las malas condiciones de trabajo”. “El salario medio de los animadores es de alrededor de 1.300 yenes por hora, muy por debajo del promedio de 2.400 yenes de todas las industrias”, afirma el medio. En otras palabras, un animador japonés apenas cobra ocho euros la hora.
Un problema estructural. El origen de este problema es la propia industria, que impide que el dinero llegue a los estudios. Tal y como explican desde The Asashi Shimbun citando información del Japanese Research Institute (JRI), “las productoras (de anime) recibieron sólo el 18% de las ventas nacionales de anime en 2022 y sólo el 6% de las ventas en el extranjero”. La mayor parte de los ingresos van a parar a empresas dedicadas a la planificación, la creación de contenidos originales, el marketing, la emisión y el streaming, afirman desde el medio.
En palabras de Yosuke Yasui, investigador principal del JRI, “muchas empresas están operando a duras penas, lo que las lleva a aceptar condiciones contractuales desfavorables y las atrapa en un ciclo de bajos beneficios”. Además, la cantidad de personas jóvenes deseando trabajar en la industria es tan alta que los estudios pueden mantenerse a flote sin tener que subir los salarios.
Karoshi. Es un término que significa “muerte por exceso de trabajo” y es algo relativamente común en el mundo del anime y del manga. Es una industria en la que el crunch y las jornadas maratonianas están a la orden del día. Casos hay muchos, pero uno de los más recientes es el de Kentaro Miura, autor de ‘Berserk’. Falleció a sus 54 años debido a una disección aórtica aguda causada por el estrés y el exceso de trabajo.
Eiichiro Oda, autor de ‘One Piece’, pasó por un 2023 complicado. ‘One Piece’ tiene 1.130 episodios, es una obra a la que el autor ha dedicado su vida y eso pasa factura. En 2023, Oda reconoció que estaba en contacto permanente con su médico, al cual le enviaba todos los días sus datos de presión arterial. De acuerdo a su médico, era demasiado alta. En marzo de 2024, con el arco de Egghead en su punto álgido, Oda acabó tomándose un extraño descanso de tres semanas.
La mayoría de manga y episodios de anime se estrenan con una cadencia semanal, de ahí los plazos de entrega tan brutales
Son solo un par de ejemplos, pero si algo caracteriza a la industria del manga y el anime son los cortos plazos de entrega. No nos olvidemos de que la mayoría de capítulos de manga, con unas 15-20 páginas cada uno, se estrenan con una cadencia semanal, igual que los episodios de anime.
Unas 10.000 personas mueren al año por este Karoshi que, además, supone un tercio de los suicidios anuales en Japón.
IA. Ante esta situación (ansias de crecimiento, aumentos de volumen de producción, falta de mano de obra, salarios bajos y plazos absurdos), la industria está mirando con cierto interés a la inteligencia artificial generativa, una tecnología que podría relajar ciertos aspectos de la animación. No sin polémica, evidentemente.
K&K Design, un estudio de Nagoya, ha integrado la IA en su flujo de trabajo y, según la empresa, ha conseguido que procesos que antes tardaban una semana ahora lleven solo cinco minutos. Orange, otra empresa japonesa de Tokio, está usando IA para acelerar la traducción. De acuerdo a KrAsia, solo 14.000 de los 700.000 manga que existen se han traducido al inglés, no hablemos ya al español. El propio gobierno nipón está instando a los estudios a implementar IA en la industria en tanto que “la IA generativa puede contribuir a la creatividad en muchos aspectos de la producción de contenidos”.
Y para concluir, una recomendación:
Tienes que ver ‘One Piece’.
Imagen de portada | Toei Animation
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