Actualidad
Mientras el mundo vive una carrera vertiginosa por el coche eléctrico, Japón va a su propio ritmo: el dilema del innovador
Cuando quiero hacer una fotografía general de cómo está cambiando el sector del automóvil, habitualmente recurro a la crónica de Gabriel Jiménez en Autobild sobre el Salón de París de 2022. En ella explicaba cómo una de las citas más importantes para la automoción europea ya solo destacaba por un maremoto de marcas chinas.
El recorrido por los pasillos del salón parisino debió ser muy diferente a lo que se encontraron los visitantes del Salón de Tokio de 2023. El evento japonés destacó por todo lo contrario. Concretamente, por las propuestas de las firmas locales que se están resistiendo a dejarse llevar por los cambios más drásticos de la industria.
En los espacios de las firmas niponas se vio por primera vez el Mazda Iconic SP, un prototipo de vehículo eléctrico y deportivo que, sin embargo, destaca por no ser un eléctrico al uso. Lo más destacado del espacio de Nissan fue la reinterpretación del GT-R, al que nutrirá de baterías… cuando tenga listos sus acumuladores de estado sólido. Honda ha querido poner racionalidad en los planes de sus lanzamientos de coches eléctricos. Y Toyota, la líder mundial en la producción de vehículos, prefiere andarse con pies de plomo.
Un arma de doble filo
Mientras, en Europa, los fabricantes tradicionales están viendo cómo Tesla es el gran protagonista en el mercado del coche eléctrico. De hecho, el Tesla Model Y ya fue en 2023 el coche más vendido en Europa. Primera vez para un eléctrico peleando contra cualquier otro tipo de tecnología.
El continente también mira con escepticismo y cierto miedo la llegada de competidores chinos. Las marcas tradicionales no han conseguido todavía ofrecer productos que compitan en la relación autonomía/precio ni con Tesla ni con las marcas chinas que empiezan a asomar en nuestro mercado.
Allí donde el coche barato tiene una presencia importante, MG está absorbiendo gran parte de las ventas. En España, el MG ZS alcanzó en agosto de 2023 el primer puesto como coche más vendido. La primera para un fabricante chino. Una tendencia que se ha venido repitiendo, con MG peleando las primeras posiciones a Dacia, según datos de ANFAC, hasta este mismo 2024.
Pero en el coche eléctrico, hacia donde camina la industria, el MG4 Electric también está causando estragos. Si hablamos de relación precio/autonomía, ahora mismo nadie le hace sombra en el mercado. Volkswagen o Stellantis ofrecen productos similares pero tienen precios de salida superiores a los 30.000 euros. Hablamos de una diferencia de unos 10.000 euros que está afectando directamente a sus ventas.
Todo ello ha propiciado que la imposición de aranceles a vehículos llegados desde China. Levantarlos es una jugada de riesgo para sus intereses económicos pero, de momento, vemos cómo las empresas europeas tienen muchos problemas para ofrecer vehículos eléctricos a un precio asequible y cómo las firmas chinas ofrecen automóviles con características similares por decenas de miles de euros menos. Cuanto más caro es el coche, mayor es la brecha.
Y no nos olvidemos que, más allá de lo que vemos en España, el coche eléctrico está registrando buenos números en el resto de Europa, pese al frenazo en el crecimiento de 2024.
La situación japonesa
Todo esto ha llevado a dos corrientes en la industria de la automoción más tradicional. En Europa, la mayor parte de las marcas se están apresurando a la transición del coche eléctrico. Estamos viendo el lanzamiento de plataformas únicas para estos vehículos, inversiones enormes en plantas de baterías y una carrera desenfrenada por llegar a una meta que parece no acercarse nunca: ofrecer el superventas eléctrico esperado.
Las firmas niponas, sin embargo, se siguen moviendo con un perfil mucho más bajo. A pesar de contar con planes para una electrificación completa con el paso de los años, sus dirigentes siguen lanzando mensajes alertando de que no están convencidos de la imposición de la tecnología eléctrica como única alternativa a los modelos de combustión.
El mejor ejemplo es el de Toyota. La compañía ha conseguido elevarse como la automotriz que más produce y vende en el mundo. El rendimiento de sus híbridos y la fiabilidad de los automóviles ha convertido a la firma en una de las referencias del mercado. Y, de momento, se muestra muy contraria a realizar grandes cambios en su oferta.
Cuenta con un plan táctico (que ahora han retrasado) para introducir poco a poco una mayor oferta de vehículos eléctricos pero, sobre todo, para contar a finales de la década con unas baterías de estado sólido que prometen ser diferenciales, con autonomías de 1.200 kilómetros. Nissan hace más tiempo que tiene sus esperanzas puestas en estos acumuladores de energía pero tampoco pasa por su mejor momento económico.
En Mazda tienen una visión parecida, criticando el sobrepeso de los vehículos eléctricos con mayor autonomía como consecuencia de la incorporación de unas baterías enormes. En Honda desechan la idea de lanzar vehículos eléctricos a precios contenidos en los próximos años.
Lo que sí es palpable es que los lanzamientos de vehículos eléctricos japoneses han cosechados resultados muy discretos, cuando no meramente testimoniales. El Toyota bZ4X ha sido un desastre en su llegada al mercado, con malas críticas en cuanto a su autonomía y llamadas a revisión por graves problemas de fabricación.
Nissan, con el Ariya, también ha tenido graves problemas durante su producción. El Honda e resultó demasiado caro para un vehículo puramente urbano. Y algo muy similar ha sucedido con el Mazda MX-30, al que los nipones han dotado de una tecnología de rango extendido para poder atraer a más clientes.
Un arma de doble filo
Si por algo se caracteriza el producto automotriz japonés es por su buen rendimiento y fiabilidad. No es algo exclusivo del automóvil. Sony ofrece productos excepcionales en cámaras o televisiones. Nintendo es un bloque monolítico en el sector de los videojuegos. Honda va mucho más allá de los vehículos. Nikon y Canon también son muy importantes más allá de sus cuerpos de cámara.
Pero todas estas empresas se enfrentan ahora al denominado dilema del innovador. Según Clayton Christensen, quien acuñó este término, las empresas líderes tienen dos opciones ante una tecnología disruptiva, aquella que ofrece un producto más simple y por menos dinero que el establecido hasta ese momento.
La primera vía es la conservadora, seguir refinando el producto ya existente para mantener la posición de liderazgo en el corto plazo. La segunda opción es más arriesgada pero puede ser clave, la de dedicar los recursos necesarios a esa innovación que puede mantener a la empresa en el largo plazo.
En el mercado del automóvil, el coche eléctrico no es precisamente una innovación que haya irrumpido de forma inesperada. Empresas como Nissan llevan años trabajando con ella e, incluso, se puede decir que los Nissan Leaf dominaron su mercado porque llegaron cuando ofrecían un producto que muy pocos tenían en la cartera.
Sin embargo, las ventas de los coches eléctricos empiezan a ganar el peso que se lleva años vaticinando y, pese a todo, a la mayor parte de los fabricantes tradicionales parece que les ha cogido con el pie cambiado. Los europeos han decidido acelerar sus procesos para tener presencia en el mercado y que Tesla y las marcas chinas les coman el menor terreno posible. Pero Japón va a otro ritmo.
El lanzamiento de productos disruptivos en un espacio corto de tiempo parece que se lee está atragantando a las compañías japonesas. Al contrario, la tónica general es el de dar pasos cortos pero muy conservadores, con el objetivo de ofrecer productos que, por calidad, vuelvan a ser diferenciadores.
El problema es que China está apostando muy fuerte por el coche eléctrico, incluyendo un empuje estatal por encima del que vemos en Estados Unidos o Europa (que ya es mucho), lo que les permite competir con precios muy inferiores. Al mismo tiempo, los fabricantes tradicionales están lanzando multitud de productos. Unos funcionarán mejor que otros pero van inundando el mercado de alternativas y posicionando sus marcas como compañías que claramente caminan al coche eléctrico.
Al mismo tiempo, el mercado está cambiando. Tanto que Tesla ha demostrado que puede hacer los coches más rápido que nadie, a un coste muy inferior. El ejemplo lo quiere copiar Foxconn, en un interés que demuestra que el coche, como algo material, está perdiendo valor en favor del software.
La gran duda es si los nipones conseguirán seguir generando ingresos con los motores de combustión e híbridos actuales como para aguantar el empuje del resto de fabricantes y, al mismo tiempo, desarrollar productos completamente eléctricos que, cuando lleguen al mercado, sean tan buenos como los de la competencia.
O, por el contrario, si cuando quieran ponerse al día el resto de marcas ya estén jugando en otra liga. Si la ventaja competitiva que puede conquistar Tesla y el resto de firmas chinas será tal que abra una importante brecha competitiva con los japoneses. De momento, los europeos están intentando seguir el ritmo a estas empresas, mientras que Japón avanza a su propio ritmo.
En Estados Unidos, Toyota ha vuelto a encontrar un filón que creía en retroceso. La inexistencia de una red de recarga fiable en un país de distancias enormes ha vuelto a impulsar al coche híbrido.
Europa y China caminan al coche eléctrico. En Estados Unidos, multitud de marcas también cuentan con planes para sumar a esta tecnología. Los nipones, por el contrario, son más conservadores que nadie.
¿Quién está tomando las mejores decisiones?
Solo queda esperar.
Foto | Toyota
ues de anuncios individuales.
Source link
Actualidad
La industria del PC está dejando de lado al usuario no-gamer. Sobre todo si hablamos de monitores
En la industria de los periféricos de PC hay un sector especialmente mimado: el del gaming. Es a este tipo de usuarios a los que los fabricantes suelen dedicar sus desarrollos más ambiciosos, quizás a sabiendas de que hoy en día dichos usuarios están especialmente dispuestos a invertir en esos periféricos.
El problema es que en muchos casos eso deja un poco huérfanos a los usuarios que no juegan o solo lo hacen de forma ocasional. Hay desde luego categorías de periféricos muy bien cubiertas para entornos gaming y no-gaming, pero hay uno en especial que no: el de los monitores.
Si eres gamer, todo es felicidad
Los amantes de los buenos ratones y teclados, por ejemplo, tienen a su disposición una cantidad espectacular de opciones, tanto si son gamers como si no lo son. La especialización aquí es espectacular, y lo estamos viendo desde luego en el apasionante mundo de los teclados, especialmente animado en los últimos años gracias al auge de los teclados mecánicos y algunos competidores recientes.
Pero las cosas no están igual de animadas en el mundo de los monitores para quienes no son gamers. Si eres gamer la oferta es impresionante, y la calidad, formato, resolución y sobre todo tasa de refresco de estos modelos no para de dar más opciones a los gamers.
Sin embargo para los que sobre todo nos dedicamos a leer (¡y escribir!), la oferta de monitores es menos llamativa de lo que uno esperaría a estas alturas. Hace meses ya hablamos aquí de lo que para mí sigue siendo inexplicable: parece que los fabricantes no tienen ganas de innovar y nos hemos quedado estancados en la resolución 4K como estándar aceptado.
Buscando el monitor perfecto en el que sobre todo leer y escribir
Pero es que hay vida más allá de la resolución 4K. Yo llevo años usando un monitor Dell UP2715K con resolución 5K y precisamente por eso me resulta difícil —imposible— entender cómo esa resolución no se ha masificado. La mayoría de los monitores 5K disponibles adoptan una diagonal de 27 pulgadas, pero precisamente esa diagonal hace que a no ser que uno tenga vista de halcón sea imposible trabajar a resolución nativa. Pero es que eso no importa.
Sobre todo, porque estos monitores están pensados para funcionar a una resolución escalada de forma que en lugar de la resolución nativa (5.120 x 2.880) trabajes con un cuarto de esa resolución (la mitad por dimensión) de resolución efectiva, lo que resulta en un área de trabajo de 2.560 x 1.440 píxeles. Con eso logras dos cosas.
La primera, algo importante: poder leer lo que pone en pantalla :). Lo segundo, que la definición de cada píxel “se cuadruplique” gracias a ese escalado, por lo que la calidad de textos y elementos visuales sea espectacular. Como dije entonces y digo ahora, es como trabajar sobre una pegatina: todo se ve con una calidad superior a la de monitores 1440p nativos, y también a la de monitores 4K, al menos según mi punto de vista.
Pero hay aquí margen de mejora. Lo demostró Apple con su Pro Display XDR de 32 pulgadas con resolución 6K que sería mi gran opción si no fuera porque cuesta 5.499 euros (sin el soporte Pro Stand de 1.099 euros, recordemos).
Dell tiene una propuesta similar con su Dell UltraSharp 32 6k U3224KB, y de hecho es más de dos veces más barata (2.400 euros, soporte incluido), pero la pregunta que me hago es: ¿ya está? ¿Quienes trabajamos con el ordenador 8 o 10 horas al día solo tenemos dos opciones de este tipo, y las dos a estos precios estratosféricos?
Eso parece. Hay desde luego algunas opciones interesantes: los monitores ultrapanorámicos —no necesariamente gamers— permiten disfrutar de espacios de trabajo extendidos muy interesantes para quienes necesitan esas grandes horizontales.
Aquí hay formatos sencillamente arrebatadores como los de los Samsung Odyssey G9 que a mí, la verdad, me parecieron demasiado ultrapanorámicos: trabajar en ellos era como ver un partido de tenis. Prefiero ultrapanorámicos menos ultrapanorámicos (34-40 pulgadas) pero desde luego la propuesta de Samsung es espectacular y seguramente sí tenga sentido para muchos usuarios.
Durante cierto tiempo incluso pareció que los monitores con el singular formato 3:2 iba a despegar. El Huawei Mateview nos quería demostrar que trabajar con una sola ventana en pantalla era perfecto para no distraerse, y aunque ha habido algunos modelos más —los BenQ RD para programadores—, este tipo de decisión de diseño ha tenido una acogida muy modesta.
Usar una televisión OLED como monitor también parecía ser una posibilidad llamativa. Yo mismo me planteé cambiar mi Dell 5K por una tele de mayor formato en la que trabajar en resolución 4K de forma nativa.
La LG C2 de 42 pulgadas parecía perfecta para eso, pero descubrí que los fabricantes de televisores, por muy bien que lo hagan en ese apartado, no preparan sus productos para ser utilizados como monitores. La definición del texto era aquí claramente peor que en mi monitor 5K, pero diría que también era peor que en monitores 4K o 1440p, por ejemplo. A pesar de sus ventajas en otros ámbitos —multimedia, incluso videojuegos—, usar una televisión con panel OLED para trabajar leyendo y escribiendo no me pareció la mejor experiencia.
Hay otra eterna promesa: la de los monitores con pantallas de tinta electrónica. Parecen un producto fantástico para quienes nos pasamos el día leyendo —menos impacto en la visión— y podrían ser unos compañeros fantásticos incluso al escribir también, pero las tasas de refresco y la ausencia de color los hacen demasiado específicos: no poder disfrutar de la riqueza visual de la web, imágenes y vídeos incluidos, es perderse buena parte de la experiencia.
Aun así, plantean una opción interesante en entornos multimonitor: combinar un monitor con pantalla de tinta electrónica con uno “convencional” parece desde luego algo atractivo, como muestra la imagen. Algunos fabricantes exploraron esa opción con valentía, aunque no parece que la idea cuajara. Lo que está claro es que no hay demasiado movimiento en el mercado en este sentido.
Estamos pues ante una situación en la que los fabricantes no parecen querer arriesgar demasiado. Aunque se presentan nuevos modelos, no hay apenas apuestas que planteen monitores de mayor resolución e incluso tasas de refresco, pero pensados sobre todo para leer y escribir.
No existen monitores 5K con tasas de refresco de 120 Hz (que no sean ultrapanorámicos, me refiero), por ejemplo, a pesar de que los estándares HDMI y DisplayPort ya son capaces de soportar tales configuraciones. La tasa de refresco no es tan importante al leer o escribir como al jugar a videojuegos, pero quien usa monitores gaming para trabajar sabe que esas altas tasas de refresco también son bienvenidas al navegar por internet o realizar cualquier tarea. Son más agradables a los ojos, simplemente.
Quizás los fabricantes acaben dándose cuenta de que hay una oportunidad aquí. Una para dar el salto masivo a monitores de 32 pulgadas 6K, pero también para descubrirnos otras posibilidades que permitan hacer lo que hacemos tantas horas del día —leer y escribir—, pero hacerlo aún mejor.
ues de anuncios individuales.
Source link
Actualidad
probar con su perro sus cápsulas de cianuro
‘Der Untergang’ es una película sobre la Segunda Guerra Mundial, una muy diferente. No hay grandes batallas como en ‘Salvar al Soldado Ryan‘. Tampoco operaciones especiales y traiciones como en ‘Valkiria‘. Simplemente, es una cinta en un búnker, pero no uno cualquiera: el búnker en el que Hitler pasó sus últimos diez días con vida, los últimos diez del régimen nazi.
En ella se muestra a un Hitler “humano”, uno que dividió a la opinión pública y en la que se muestran actos atroces. Pero, de entre todos, quizá lo peor fue lo que ocurrió con Blondi, la perra a la que Hitler quería con todo su ser y que se convirtió en el último crimen del líder nazi.
El hundimiento. Gertraud Junge fue, quizá, una de las personas que mejor conoció a Hitler. Fue su secretaria privada entre diciembre de 1942 y abril de 1945. Estuvo con el Führer hasta el final y no sólo se encargó de escribir su testamento, sino de la obra ‘Hasta la hora final’, unas memorias de esos últimos días de Hitler.
Esa última semana en el Führerbunker fue insufrible para los presentes, pero el efecto en Hitler fue devastador. Sus cambios de humor eran constantes, se dio cuenta, por primera vez, de que había perdido la guerra, se enteró de cómo trataron el cadáver de su aliado Mussolini y, además, era uno con la paranoia.
Las cápsulas. Sospechaba que estaba rodeado de traidores, que nadie le contaba la verdad sobre la situación y, al menos al principio, creía que aún podían ganar la guerra. Pero algo de razón tenía en eso de la traición, y el menos esperado entró en acción. Himmler, la segunda persona más poderosa del Tercer Reich, juró lealtad a Hitler el 20 de abril de 1945, sólo diez días antes de la muerte del líder.
En cuanto terminó la reunión, Hitler se mudó al búnker, pero Himmler buscó salvar el cuello reuniéndose con diferentes cargos extranjeros para maquillar la verdad sobre las acciones en los campos de exterminio. Antes y después del suicidio de Hitler, hizo de todo para salvarse, pero terminó suicidándose tras la guerra (algo recogido en un vídeo histórico).
Hitler se enteró de los movimientos de Himmler y lo despojó de todo cargo en la SS. Evidentemente, consideraba que era un traidor y, más allá del golpe anímico para el dictador, suponía que no podía fiarse del plan B si las cosas no salían como quería: las cápsulas de cianuro que le habían proporcionado las SS que Himmler controlaba.
Blondi. Hagamos una pausa. “En medio de toda la traición que me rodea, sólo me siguen siendo fieles la desgracia y mi perro Blondi”. Junge, que admitió estar fascinada por Hitler, comentó que el mayor placer del dictador en esos últimos días era jugar con su perra Blondi. La secretaria comentó que el mayor placer de Hitler en sus últimos momentos era pasear junto a Blondi. “El mayor placer de Hitler era cuando jugaba con Blondi y ésta saltaba un poco más alto que la última vez. Decía que salir con su perra era lo más relajante que podía hacer”, comentó.
Blondi fue el pastor alemán que Hitler recibió como regalo de Martin Bormann en 1941. Lo acompañó desde entonces en muchos viajes e incluso le permitía dormir en su cama en la estancia en el búnker. Unas semanas antes de tener que irse al búnker, Blondi tuvo una camada de cinco cachorros y Hitler bautizó a uno de ellos como Wulf, o ‘Lobo’. Seguramente terminaría convirtiéndose en su favorito. En aquel momento, seguramente Hitler no sabía lo que le esperaba.
Conejillo de indias. Volviendo al búnker y a las cápsulas de cianuro, en la biografía escrita por Junge se cuenta que el dictador no se fiaba de las cápsulas de cianuro. Si Himmler era un traidor, más cargos de las SS podían serlo y las cápsulas podían no ser letales. Si no eran letales, el suicidio no estaba asegurado y podría acabar como el dictador italiano.
Así, y según cuentan, con un hilo de voz, Hitler ordenó al médico de las SS Werner Haase que probara una de las cápsulas con Blondi. La perra murió a los pocos segundos y Hitler quedó desolado. Al día después, él, y Eva Braun, también tomarían una cápsula con veneno. Según los que estaban en el búnker, la muerte de Blondi y de los hijos del matrimonio Goebbels impactó a los presentes más que el suicidio de Eva Braun, a quien pocos soportaban. A Hitler también lo dejó desolado.
El destino funesto de sus cachorros. El destino no fue mejor para los cachorros de Blondi. Según un informe soviético, el adiestrador de perros del Führer tomó a los cachorros, a los dos perros de Eva Braun, al perro de la otra secretaria de Hitler y a su propio perro, los sacó del búnker y les disparó. Fue el mismo día del suicidio del dictador. Fue el último crimen del dictador antes de morder la cápsula de cianuro y abrirse un orificio en la cabeza con su pistola.
En la película ‘El hundimiento’, el motivo que esgrime Hitler para acabar con Blondi es que tenía pulgas, algo poco saludable en un espacio como en el que estaban. Lo más probable es que se tratara de una licencia cinematográfica para no abrir más líneas que no tenían demasiado que ver con la principal, como la consideración de Himmler como un traidor o lo que los soviéticos, o el propio pueblo hambriento, podrían haberle hecho a la perra.
Es una cinta dura y una fuente de memes, pero si no la has visto, es totalmente recomendable.
Imágenes | Bundesarchiv
ues de anuncios individuales.
Source link
Actualidad
un imponente mapa interactivo que nos permite conocer el esqueleto del mundo moderno
El mundo se apoya en un puñado de cables. Submarinos, para ser más concretos. Tenemos tantos cables submarinos que podrían dar una vuelta al Sol y son fundamentales porque la mayoría de países del mundo y sus comunicaciones dependen de estos cables. Son tan importantes que incluso hay países que amenazan con cortarlos para amedrentar a los vecinos.
Y en este genial mapa interactivo podemos ver no sólo todos los cables submarinos, sino ver los puntos de unión, cuándo se construyeron y a quién pertenecen.
La panorámica: un árbol de Navidad. La foto global es una maravilla y nos permiten comprobar lo que comentábamos antes: estamos interconectados gracias a estos cables submarinos. Se trata de cables con grosores diferentes (desde “hilos” como el cable de conexión de un ordenador hasta otros con el diámetro de una manguera de jardín o de un brazo humano) y hay muchos, muchísimos.
El 99% de las comunicaciones dependen de ellos, y ahí entra Internet o algo tan en auge como la mayor densidad de datos que utilizamos actualmente debido a la gran cantidad de aplicaciones que ofrecen contenido en streaming o la inteligencia artificial
El puente transatlántico. Algo que salta a la vista en el mapa es que hay varias autopistas de cables. Una de ellas es la del Atlántico Norte. que une el noreste de Estados Unidos con Europa. Francia, Irlanda, Inglaterra, España y Portugal son los principales puertos de estos cables.
En España, tenemos conexiones fundamentales como Marea, un cable de 6.605 kilómetros que conecta Bilbao con Virginia Beach y es propiedad de compañías como Meta, Telxius y Microsoft. Grace Hopper, de 7.191 kilómetros, llega también a Bilbao, siendo de Google y conectando con Bellport en Estados Unidos y Bude en Inglaterra.
También podemos ver cables en desarrollo, como el Anjana que unirá Santander con Myrtle Beach en Estados Unidos y, propiedad de Meta, medirá 7.121 kilómetros.
El nudo caribeño. El entramado caribeño también es muy interesante, con multitud de cables conectando México, Panamá, Costa Rica, Guatemala, República Dominicana o Venezuela entre ellos. De esos puertos van a Chile, Perú, Bolivia y Argentina.
Uno de los más largos del mundo conectará Chile con la Polinesia Francesa. Su nombre es Humboldt, aún no se sabe qué longitud tendrá, pero sí que su dueña será Google. Y otro realmente enorme que se puso en funcionamiento en 2020 es Curie, un cable de 10.476 kilómetros propiedad de Google que une Valparaíso en Chile, Balboa en Panamá y El Segundo en Estados Unidos.
El entramado asiático. Si en Latinoamérica hay muchos cables, lo de Asia es un berenjenal lo mires por donde lo mires. Uno de los más importantes es el SeaMeWe-5, un cable de 20.000 kilómetros que no tiene un solo dueño, sino muchísimos. Curiosamente, no vemos a los gigantes norteamericanos firmando este cable, sino a operadores tanto chinos como de Oriente Medio, entre otros. Une muchos países, yendo de Francia a Singapur.
Y en India, China, el Mar de China Oriental y Japón vemos multitud de cables que interconectan los países y, a la vez, sirven de puente con Estados Unidos y Latinoamérica. Muchos de esos cables pasan por Hawái, que pilla en medio, y uno de los más largos es el Pacific Crossing-1 de 1999 con 21.000 kilómetros de largo.
Corea del Norte y Cuba. Algo curioso que podemos apreciar en el mapa es la total desconexión de Corea del Norte. Mientras en Corea del Sur, el noreste chino y el este ruso en el mar de Japón tenemos puertos de conexiones, Corea del Norte está totalmente aislada. No es algo que pille por sorpresa teniendo en cuenta el hermetismo del país, pero es curioso que no esté conectada por fibra a ningún otro.
El caso cubano también es curioso, ya que tampoco hay demasiados cables y los que hay son gracias a sus aliados -como el Arimao que conecta con Martinica, pero es cubano, o el Alba-1 con Venezuela-. El tercero en discordia, y el único que une Cuba con Estados Unidos, es el GTMO-1 norteamericano. Sin embargo, este es propiedad del gobierno norteamericano y el puerto cubano está en la bahía de Guantánamo, en una base propiedad del ejército de Estados Unidos.
Lo de Australia. Otro escenario interesante es el de Australia. Aquí no hablamos de una isla, sino de un continente que tiene unas fuertes necesidades de unión al resto del mundo gracias a esta infraestructura, pues se estima que más del 95% de las comunicaciones del país dependen de 15 cables.
Destaca Southern Cross Cable Network, que es una absoluta barbaridad. Entró en funcionamiento en noviembre del año 2000, mide 30.500 kilómetros y une varios puntos de Australia, las Fiji, Nueva Zelanda y Estados Unidos.
Canal de Suez. Hemos hablado de la autopista transatlántica y la asiática. La tercera en discordia la del canal de Suez y el Mediterráneo. Por esta vía es por la que pasan las comunicaciones con Asia y es algo que se nota en la aglomeración de cables submarinos de la zona, siendo Marsella el punto de unión de la mayoría de ellos, así como el destino de algunos de los importantes cables que se construirán de cara a 2026 y 2027.
2Africa. Aunque hay cables impresionantes, mención aparte merece el 2Africa. Es un cafle de 45.000 kilómetros que no sólo bordea todo el continente africano, sino que llega a Barcelona y, en la zona este, se extiende hasta India. Se inauguró este año y tiene multitud de dueños como China Mobile, Orange, Saudi Telecom o Vodafone.
Proyección. Sólo hemos destacado algunos de los cientos de cables que están en el fondo de los mares, pero la proyección es que haya un auge en los próximos años. Sólo entre 2023 y 2025, la estimación es que entren en funcionamiento 78 nuevos sistemas que sumarán una longitud de 300.000 kilómetros.
Se trata del fruto de una inversión de 10.000 millones de dólares que, según los expertos, supondrá un crecimiento no visto en los últimos años, fruto de las necesidades crecientes de la inteligencia artificial, pero también de los sistemas de búsqueda, streaming de vídeo y redes sociales.
Imágenes | Submarinecablemap
ues de anuncios individuales.
Source link
-
Musica17 horas ago
Inteligencia Artificial: Esta es la mejor canción de Bob Dylan, acorde a ChatGPT
-
Actualidad13 horas ago
China está llenando sus mares y embalses de paneles solares, seguida de India
-
Curiosidades2 días ago
Consejos para despedir el 2024 y recibir el 2025 priorizando tu salud mental
-
Actualidad2 días ago
La Generación Z está dejando de usar una habilidad humana con más de 5.500 años de antigüedad: escribir a mano
-
Musica15 horas ago
Así ha sido la evolución de los shows en vivo de Linkin Park
-
Musica21 horas ago
Estos son los mejores vídeos musicales del 2024, según la IA
-
Curiosidades2 días ago
¿Buscas una nueva tablet multiusos? Checa las 5 ventajas de esta
-
Curiosidades2 días ago
Esta es la nueva fecha que dio el SAT para activar tu buzón tributario