Musica
rock intenso y baile en una noche memorable
Lo que necesitas saber:
Yard Act se presentó por primera vez como acto principal en un show en la CDMX que nos dejó fascinados con lo que hace la banda de Leeds en vivo. Te contamos cómo estuvo su presentación.
En unos años recordaremos lo sucedido en el Foro Puebla como una oportunidad de ver a una bandota como Yard Act en un lugar íntimo, y en el que pudimos apreciar cada momento de un show corto, pero intensísimo.
La banda de Leeds crece muchísimo en vivo, y tienen grandes aciertos en vivo que hacen que suenen distinto a sus trabajos de estudio y eso valió el boleto. Salieron con un par de vocalistas de apoyo que no traían en el Corona Capital, que le dan a la voz de James más protagonismo, y también nos contagiaron su energía y un baile desenfrenado en todo el show.
Un punk refinado y hasta bailable que no te suelta durante todo el show
Yard Act mejora sus rolas para presentarlas en vivo con partes sorpresa y más instrumentos
El cuarteto salió en punto de las 9 de la noche ante un Foro Puebla que estuvo repleto de fans que traían mercancía de la banda y regalos que ya son un clásico en los shows de la CDMX. Sorprendió ver tres integrantes más que en el Corona Capital, algo que se justificó durante la noche.
La banda es una locura con muchísimos recursos, y en vivo traen teclados y hasta saxofón con solos improvisados en rolas que originalmente no los tienen. Estos cambios para hacer las rolas más intensas se notaron en “Petroleum”, que tuvo un final con un puente de lujo a pura guitarra y bajo, y “Dead Horse”, en la que la gente colaboró con los gritos de apoyo.
El cuarteto en vivo también integra a un miembro extra en teclados, samplers y hasta saxofón, que lo hace de manera increíble y está todo el tiempo movido haciendo algo para nutrir aún más las rolas. Sus coristas son un par que está todo el tiempo bailando y tienen hasta coreografías especiales en “Trench Coat Museum”.
James Smith es un frontman atípico y genial que hay que ver en vivo
Las letras ingeniosas no son el único talento de James Smith, quien además es una absoluta locura en vivo, desborda energía, brinca, se avienta al piso y tiene momentos de genialidad pura.
Como frontman y maestro de ceremonias, no se cansó de decir –“Muchas gracias, Mexico City”-, se disculpó por no hablar español, pero nos sorprendió con un repetido –“¡A huevo!”– entre canción y canción.
Smith lanzó versos llenos de humor negro y observaciones ácidas sobre la realidad británica, y en algunas rolas llegaba a enrojecerse por la velocidad de las palabras y la intensidad con la que canta, como en la rapidísima “The Overload”, una de las más celebradas de la noche por sus fans.
James enloquece hasta con un controlador que tiene en el piso en “Trench Coat Museum”, una de las rolas más enérgicas, una exageradísima fiesta de diez minutos en vivo con coreografía y participación del público gritando “TRENCH COAT TRENCH COAT” a más no poder.
Una banda contemporánea con una sorpresiva conexión con el público en pocos años de existencia
El setlist recorrió temas de su aclamado álbum debut The Overload y su más reciente trabajo Where Is My Utopia?, por supuesto que incluyendo himnos instantáneos como “The Overload”, “Dream Job” y “100% Endurance”. La banda demostró una cohesión impecable, con un concentrado Ryan Needham en el bajo, mientras que Sam Shipstone le da muchísima intensidad y movimiento a su Fender Telecaster.
Es increíble cómo la gente se sabe las rolas, considerando tiene menos de cinco años como discografía. Pidieron rolas, y cantaron cada canción, inclusive dándole una moneda a James en “Dead Horse” para que cantara el puente, metiéndose al saco el dinero.
Aunque su nuevo disco tiene muchas rolas que traen loops de batería digital, Jay se rifó como los grandes y se aventó todas las rolas en su batería, una verdadera máquina en las percusiones que no descansó en momento alguno.
Las nuevas rolas suenan increíble, con todos los elementos ejecutados a la perfección. “We Make Hits” y “Dream Job” nos pusieron a bailar y cantar con James, mientras que “Petroleum” y “Fizzy Fish” cayeron perfecto con su sonido tétrico y acidez sobre el mundo actual, y en las que destacó siempre el bajo preciso de Ryan.
Yard Act convirtió un concierto en una experiencia catártica con la cerradora antes del encore, “100% Endurance”, que es una rola filosófica sobre la vida y la más coreada de la noche. Eso sí, el show apenas pasó la hora de duración y nos quedaron a deber algunas rolitas, algo que pueden mejorar para presentaciones futuras.
James Smith estaba asombrado con la respuesta de la gente: –“No nos queremos ir, queremos quedarnos para siempre y tocar diario para ustedes”-. Después de un breve descanso tras “100% Endurance”, la banda regresó para cerrar con “The Trapper’s Pelts”, un regalo para los más fans, de su Dark Days EP.
Yard Act es una banda impresionante en vivo, y esperamos verles pronto de regreso, ya que con apenas dos años de diferencia entre sus discos, y la energía que desbordan en sus shows, confirman que la banda está destinada a grandes cosas.
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¡My Bloody Valentine anuncia su regreso para 2025!
Lo que necesitas saber:
My Bloody Valentine es considerada una de las bandas que fundaron el shoegaze… gran inspiración de muchas bandas actuales.
Con un e-mail y de una forma nada esperada, My Bloody Valentine anunció su regreso a los escenarios. Bueno, por ahora sólo hay un concierto confirmado.
La banda se presentará en su natal Irlanda
“Live” era el asunto que enmarcaba el mensaje que esta mañana My Bloody Valentine hizo llegar a sus fans suscriptores. Y ya, así de simple la banda liderada por Kevin Shields anunció el concierto que romperá con una ausencia de varios años.
My Bloody Valentine se presentará el próximo 22 de noviembre de 2025 en la 3arena de Dublín, Irlanda. Así es: un año para volver a ver a la banda… y, hasta el momento, sólo se ha confirmado esa fecha.
Los boletos para el regreso de Shields y compañía comenzarán a venderse en preventa a partir de mañana, 26 de noviembre. Así como acá, después de la preventa, viene la venta al público en general. Ésta iniciará el día 29.
La última vez que My Bloody Valentine ofreció un show fue en 2018
Con su presentación en su natal Dublín, My Bloody Valentine volverán a ser vistos haciendo un concierto en público. El último del que se tiene registro ocurrió en octubre de 2018.
A pesar de sólo contar con tres discos, My Bloody Valentine es una de las bandas más influyentes de las últimas décadas. Junto con Slowdive, la banda irlandesa cimentó las bases del sonido shoegaze, del cual se han agarrado recientemente grupos como Deafheaven, DIIV y Peel Dream Magazine.
Ni nos ilusionamos, pero este anuncio nos hace recordar que hace 11 años casi se nos hacía tener por primera vez a My Bloody Valentine en México. Estaba agendado para presentarse en el Palacio de los Deportes el 15 de noviembre de 2013, como parte del tour promocional del grandioso m b v… pero un mes antes, por “razones de logística” se anunció la cancelación.
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Daniela Liebman: “Hoy trato de escucharme a mí misma”
Para Daniela Liebman (2002, Guadalajara) este es el último año en el conservatorio Juilliard en Nueva York, una de las instituciones más prestigiosas del mundo. De cierta manera, la última etapa de su formación allí marca otro punto de partida en una carrera profesional que empezó hace 14 años.
Su padre, violinista, previó lo competitivo que puede ser el mundo de la música y buscó todas las vías de impulso para Daniela. Hoy, en el horizonte, le entusiasman sus primeros conciertos profesionales en Europa, donde interpretará a Philip Glass (Hamburgo, Berlín y Colonia; fecha por confirmar); y viene justo de un triunfo que también involucra a Glass: este año fue seleccionada para tocar sus Estudios completos en el Lincoln Center. Ahora se prepara para sendos recitales en la Universidad Duke, en Carolina del Norte y la temporada 2024-2025 del festival de piano Gilmore (”un sueño de infancia”, dice). Pero, tras este camino hacia la proyección internacional, hay un proceso particular: el tránsito de una carrera precoz hacia la madurez artística y la búsqueda de la propia identidad.
—¿Cómo influyó tu familia en tu carrera?
—Ellos no tenían planeado que la vocación de ser músico fuera algo que yo iba a hacer profesionalmente. Mi papá, sabiendo que el mundo de la música clásica es especialmente competitivo, quiso darme un instrumento a una edad temprana, en la que me iba a convencer. Él practicaba conmigo todos los días. Era una gran dedicación al piano, a los cinco años hay niños que lo pueden hacer solos, y muchos que no. Yo era uno de los que no podía hacerlo sola. Me distraía mucho, quería ir a jugar.
Me gustaba la música, pero a esa edad es mucho de concentrarte y permanecer ahí sentada una hora al día. Entonces, él me ayudó muchísimo. Mi mamá también. Básicamente con lo que sea que no tenía que ver con la música. Me llevaban a estudiar a Colima. Dos horas y media era el viaje para estudiar ahí. De regreso, otras dos horas y media. Todas las semanas lo hacían. Me llevaban a competencias y conciertos. Estudiaban conmigo. Era bastante especial lo que ellos hacían por mí.
En la cultura del continente americano es algo que no se suele ver mucho, especialmente en México, porque la música clásica no es típicamente popular. Entonces, no tenía amigos cuyos papás hicieran algo así por ellos. Pero también porque la cultura de la música clásica estaba muy bien definida en mi familia.
—Ya hiciste un álbum, ¿preparas otro?
—Sí, estoy preparando otro. Creo que tendrá los Estudios de Philip Glass. Aún estoy decidiendo qué ponerle. Quizá también incluya el Impromptu de Alfredo Carrasco y algo de Debussy. Ya hice la grabación en físico y se está produciendo. Entonces, no sé exactamente cuánto tiempo vaya a tomar ese proceso.
—¿Ser compositora se vislumbra en tu futuro?
—Sí, pero creo que cada vez más y más estoy viendo que la gente está quitando las barreras entre un título y otro. Espero, tal vez, en el futuro componer algo. Creo que el mundo está reconociendo más a los profesionistas, no como pianistas o violinistas, sino como artistas, en general, que pueden producir música de más de una manera.
Me interesa mucho explorar otras opciones musicales. Me veo viviendo de eso en el futuro. Espero seguir en la misma ruta. Esa es mi única meta. No tiene que ver tanto con la carrera, sino con dónde quiero estar musicalmente.
—¿Cómo ha sido el tránsito de tu carrera precoz hacia la madurez?
—Es un descubrimiento. De chica me decía a mí misma que una vez que llegara a una edad adulta estaría más formada, tocando en varios sitios. Mientras más pasan los años, me doy cuenta de que, para mí, ser adulto es llegar a un proceso infinito donde estás tratando de procesar quién eres. Solía ver la adolescencia como investigar quién eres. Pero ser un músico maduro significa que se está constantemente en un proceso de evolución. Incluso lo he notado con mis artistas favoritos de piano. Los más viejos o que ya murieron tienen grabaciones de juventud, a mi edad, tocando increíble… Y 10, 20 o 30 años después tocaban de una forma diferente.
He tratado de enfocarme menos en tocar de una manera que mis maestros me han enseñado que está bien y he tratado más de notar si lo que ellos me han dicho que suena bien es algo que no me gusta o que sí funciona, pero no me representa como artista. Admiro y respeto mucho a todos los maestros con los que he estudiado, pero ellos tienen sus propias personalidades y yo soy una persona diferente. Cuando eres estudiante y niño aprendes a hacer todo bien y ellos te dicen lo que está bien. Creo que muchos músicos que empiezan a edad temprana suelen escuchar el título de prodigio. Pero todavía no se tiene la experiencia y el tiempo para saber qué estilo de música o qué estilo es el que más le gusta a uno. ¿Cuál es tu propia voz? No es una pregunta que realmente uno se hace a los 13 años o incluso a los 18. Ahora estoy tratando de escucharme a mí misma, de una manera artística y con opiniones fuertes, para sentirme satisfecha de alguna manera con lo que hago. La gente me decía que tocaba bien. Yo misma lo pensé, pero no sentía que lo que hiciera fuera una representación de mi alma o mi identidad emocional.
Busca su propia voz
La joven pianista comparte que el proceso que ha desarrollado para encontrar su propia voz, y que le costó mucho trabajo para encontrar su identidad como persona más allá de su identidad como músico: “Empecé a tocar el piano a los cinco, pero realmente mis papás trataron de meterme a clases a los tres, pero no había lugar en Guadalajara donde me aceptaran a los tres. Entonces formé mi identidad como músico, incluso antes de formar mi identidad como persona. A una edad muy temprana, sólo aceptas tu posición en el mundo, trabajas con lo que tienes. A los 14 años, tal vez, empecé a tener una confusión frente a las cosas de mi vida que no me gustaban. Estaba muy aislada. Fue una decisión que tomé, el salir de la escuela y empezar con el programa de homeschool para tener más oportunidades de viajar, dar conciertos y hacer competencias. Esa decisión la tomé yo. Mis papás nunca me dijeron que tenía que hacer algo, siempre me preguntaban, pero yo, a los 10 u 11 años no iba a entender las repercusiones de una decisión así”.
Sobre los sucesos que marcaron el camino de Daniela hacia la madurez, responde que sus padres tomaron las decisiones hasta que ella, lo empezó a hacer. La primera decisión grande que tomó en su vida, para su carrera, fue como a los 11. “Y luego fue irme a estudiar a Texas. Ellos siempre me dijeron que la opción era mía. Otro momento de madurez fue cuando llegué a Nueva York, a los 19 años. Fue un momento donde me separé de la música y me empecé a frustrar. Nunca he tenido la duda de que la música es lo que más me gusta hacer. Por no tener la duda, tuve la fuerza de seguir adelante con situaciones que no me gustaban. Me empecé a dar cuenta que tener intereses y vida fuera de la música me hacían una persona más saludable. Me faltaba más de eso. Nunca he querido dejar la música, pero no me gustaba la relación que tenía con ella”.
Al cuestionarla sobre cómo logró enfrentar ese momento, Daniela comparte que le tocó estar en una generación donde la mayoría de sus amigos van a terapia, “es algo que está bastante normalizado”, indicó.
Agregó que dicha decisión la hizo sentir feliz: “Escuchar experiencias de otros chicos de mi edad, que también se dedican a esto y tienen vidas propias, modelos diferentes de vida, fue algo que me abrió los ojos porque en México no conocía a mucha gente que estuviera viviendo lo mismo que yo; en Texas tampoco. Al llegar a Nueva York, conocí a cientos de chicos de mi edad que estaban en el mismo ámbito. El problema fue más bien que sí quiero dedicarme a la música, lo quería hacer y la situación era difícil para mí. No me daba cuenta que, en realidad, lo que me estaba costando trabajo no era la música, sino la falta de comunidad”.
¿El éxito está fuera de México?
Finalmente, al preguntarle si ¿cree que es necesario salir del país para lograr el éxito? Daniela explicó que por lo general, Estados Unidos tiene una comunidad mucho más grande que México para la música clásica.
Indicó que en Nueva York, en Juilliard, “hay un programa para niños y adolescentes, básicamente diseñado para definir si quieren estudiar a nivel profesional. En Guadalajara eso no existía y en la Ciudad de México tal vez hay algunos programas. Realmente, en ese momento, la única solución que nosotros encontramos fue salirnos del país. Ahora hay muchos músicos que son sumamente buenos y están saliendo de México; mi generación, especialmente, se está volviendo muchísimo más competitiva de lo que fue cuando yo era niña. Creo que es una buena opción salir del país. Pero también podría decir eso de cualquier otro país. A nivel musical es importante enfrentarse a la falta de la propia cultura para poder aprender de otras. Creo que musicalmente eso es algo que me ha hecho bien”.
DETALLES DE LA PIANISTA
Una vocación precoz
A pesar de su juventud, Liebman ha tocado en recintos y festivales de primer nivel. Nació en Guadalajara, Jalisco, en junio de 2002. Comenzó a estudiar a los cinco años y debutó a los ocho, con la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes. Desde entonces ha tocado con más de 20 orquestas nacionales e internacionales, como es el caso de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ), en 2023. En 2013, Liebman debutó en el Carnegie Hall. Un año después se presentó, por primera vez, en el Palacio de Bellas Artes. En 2018 volvió a ese recinto, pero con la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN). Estuvo en el Festival Cervantino en 2014. Ha ganado competencias internacionales en España y Estados Unidos.
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Jorge Drexler | El Informador
Hace algún tiempo estuvo en la ciudad el cantautor uruguayo Jorge Drexler, se presentó ante un lleno total, en el Teatro Diana, el recinto con más movimiento escénico y musical de Guadalajara y, como bien recuerdo, fue un éxito al corazón. Drexler ha hecho de su carrera algo saboreable, tanto para él como artista como para uno de público u oyente. De alguna manera, de tanto escucharlo a lo largo de muchos años, siento que en una relación de este género, crecemos con él, tanto musicalmente como humanamente. Lo he visto en vivo algún par de veces nada más y me parece cálido, atento, hasta cariñoso por momentos. Recuerda detalles durante su presentación de momentos pasados o de experiencias vividas en Guadalajara y crea una conexión real con nosotros, sus testigos.
Apenas antier celebró el mundo el día de Santa Cecilia, que los músicos tomaron como su día. La música es infinita y de escoger un sentido que no perdería por nada, sería el del oído. Preferiría que la comida no me supiera, y eso que es uno de los más grandes placeres de la vida. O el tacto, aun sabiendo que una caricia puede sanar más de lo que también puedo expresar. Pero es que la música me ha acompañado y en algunas ocasiones me ha hecho sentir emociones que no habría podido evocar o comunicar si no fuera por ésta divina creación. En esta época en la que los juicios sumarios y censuras a tantos artistas por contenido, me pregunto quién es uno para limitar ciertas manifestaciones nos parezcan o no grotescas, groseras, viles.
Yo agradezco haber crecido con un amplio abanico musical y claro, aunque tengo mis dioses del Olimpo favoritos, entre algunos cantantes, me siento muy cómoda en el día a día. Drexler es justamente un buen libro sobre el buró. He vuelto a él cuando me busco cómoda, cuando deseo cantar tranquila y cuando rememoro épocas totalmente pasadas, y me encanto de poderme saber una nueva persona ante la misma canción, del mismo disco, del mismo concierto en vivo. Esta no es ninguna recomendación, es solo una breve reflexión de lo que la música hace de nosotros. Ojalá algunos artistas vivos y otros tantos muertos, pudieran saber lo que uno les debe.
argeliagf@informador.com.mx • @argelinapanyvina
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