Cine y Tv
«Existe la idea de que una mujer dura es una mujer poderosa»: Angelina Jolie

Angelina Jolie sabe cómo defenderse. La actriz y cineasta no es ajena a la imagen de la mujer «badass«, no solo por su aura de figura inquebrantable en Hollywood, sino porque también se ha metido en la piel de divas que patean traseros en las pantallas, ya sea como agente secreta, espía, asesina a sueldo o arqueóloga aventurera. Quizá sea por eso que, al estrenarse el trailer de Aquellos que desean mi muerte, la nueva película de Taylor Sheridan (Hell or High Water), los textos que acompañaron la noticia hablaban sobre todo del regreso de la actriz a las glorias del género de acción; es decir, al mundo de los stunts, el espectáculo y las actitudes de acero. En ella, Angelina interpreta a Hannah, una atormentada bombera paracaidista (un grupo selecto conocido como los smokejumpers), quien debe proteger al pequeño Connor (Finn Little) en una odisea que involucra un bosque ardiendo mientras dos asesinos persiguen sus pasos. La vemos correr bajo una tormenta eléctrica, abrir un paracaídas mientras viaja en la parte trasera de una camioneta, enfrentar a enemigos en peleas con armas punzocortantes.
Sin embargo, un personaje que podría ser descrito con el cada vez más borroso calificativo de «fuerte», para Angelina no es sino una representación de una mujer quebrantada, a quien no le queda de otra más que ser suficiente. Basada en el libro homónimo, Aquellos que desean mi muerte es un thriller que retoma para su protagonista el atractivo arco del héroe taciturno que encuentra redención en compañía de un inocente; sin embargo, en Hannah hay más vulnerabilidad que temple de guerrera. Lo mismo sucede con Allison, encarnada por la actriz Medina Senghore, una instructora de supervivencia y esposa del sheriff, quien debe enfrentarse a los mercenarios homicidas con siete meses de embarazo. En ambas es mayor la pulsión de sobrevivencia y de protección que los aires de conquista: una imagen que se encuentra más en armonía con las reflexiones que Angelina nos comparte sobre la fortaleza y el poder. Para la actriz, quien recientemente cumplió 20 años trabajando con la agencia de la ONU para los refugiados, la verdadera fuerza tiene mucho que ver con proteger a otras personas desde la vulnerabilidad.
Platicamos con ambas sobre la película, su relación con el concepto de la «mujer fuerte» y las dificultades de filmar en medio del fuego.


Angelina Jolie y el verdadero poder
Es imposible ver el trailer de este thriller, con esas secuencias de fuegos en el bosque, sin pensar en los fuegos sin control que han azotado varias regiones recientemente y las personas que trabajan para darles la batalla. En vista de esta realidad en la que está ambientada, ¿qué fue lo distinto para ti de trabajar en esta película de acción y suspenso?
Bueno, es justo como tú has dicho. Es más un thriller que una película de acción y está ambientada en el mundo real. Elevado de cierta forma para la película, pero con personas del mundo real y con problemas cercanos. Claro que los fuegos a los que nos enfrentamos le recordarán a muchas personas aquello que ya sabemos: los peligros de esas situaciones, las personas que están ahí y lo que nos enfrentamos a nivel mundial todos.
El director construyó un set de bosque especial para incendiarlo, ¿cómo fue filmar entre las llamas, en un mundo de Taylor Sheridan y acompañada por Finn Little?
Bueno, pues es muy interesante porque definitivamente te da una idea de lo que es para las personas que trabajan en estas situaciones y usan estos trajes y equipo. Por ejemplo, estábamos en un ambiente controlado, pero por mucho que trates de controlarlo… el fuego salta y no puedes hacer mucho. Tú planeas, bueno, vamos a incendiar esta parte del bosque, pero de pronto el fuego salta a un árbol o a otro lugar inesperado. Teníamos estas reglas, si algo pasaba, si se ponía demasiado caliente, o si debíamos cubrirnos de emergencia y caminar hacia otro lugar sin mirar atrás. Todos nos cuidábamos unos a otros. Pero el poder del fuego… es el poder de la madre naturaleza, algo que te hace sentir tan pequeña e incapacitada.
Me imagino…
Además, durante la mayoría del filme estuve acompañada de un niño, entonces eso me ayudó a concentrarme, tan solo por el hecho de que quería asegurarme de que mis ojos estuvieran puestos en él, cuidándolo.

Hablando de poder, Hannah es descrita como «un personaje femenino fuerte», como otros que has interpretado en el pasado, pero, al mismo tiempo, ese término se ha convertido en una suerte de lugar común, un concepto un tanto borroso. Varias mujeres del ámbito fílmico en México se encuentran cuestionando qué es lo que entendemos por «mujer fuerte» o «mujer poderosa», y cómo se vería eso. En ese sentido, ¿cómo te relacionas tú con ese concepto de mujer «fuerte»?
Bueno, creo que es una discusión que es muy importante que tengamos porque creo que, desde hace mucho tiempo, existe la idea de ver a una mujer que es dura y que está peleando contra algo como “poderosa”.
Y me gustaría que las mujeres llegaran a un punto en donde no tuvieran que estar defendiéndose todo el tiempo, que su poder se engrosara y se sustentara en su feminidad y, sobre todo, en estar seguras. El poder de la maternidad, el poder de su mente, el poder de todo lo que ellas son. Pero mucho de lo que es presentado y detonado en las mujeres en el mundo tiene que ver con defenderse de un abuso u otro.
Y para una mujer que observa estas historias, estos personajes ficticios… entiendo que ves una película y crees que esta es una mujer fuerte y poderosa, pero ella [Hannah] de hecho es una mujer dañada y endeble. Y tristemente, también creo que mucho de lo que las personas perciben como “fuerte” lo usan para excusarse… creo que las personas dicen: mira, esa mujer es tan fuerte, no necesita de nuestro apoyo ni de nuestra protección. ¡Ella es tan fuerte!, está bien si la vida o nosotros somos duros con ella.
Creo que en muchas ocasiones eso de la mujer fuerte se usa como excusa. También somos personas que cuidan, tiernas y suaves. Somos poderosísimas, desde el hecho de que damos a luz, pero también queremos tener derecho a ser suaves.
¿Asociarías el verdadero poder con proteger a las personas vulnerables? Pensando un poco en que tu personaje encuentra esa fuerza al proteger a Connor.
Cien por ciento. ¡Cien por ciento! Creo que eso es lo que saca lo mejor de nosotros como seres humanos, cuando eres fuerte en servicio de alguien más. Cuando estamos conectados y cuando estamos luchando en defensa ya sea de la Tierra, de las infancias, o tratando de sostener a quienes han sido lastimados.

¿Alguna vez te has sentido, por el contrario, protegida o rescatada?
(Ríe) Es una buena pregunta que hacer a una mujer, si se ha sentido realmente rescatada. Es decir, no he sentido mucha protección en mi vida y creo que esa es la razón por la que salí al mundo viéndome tan aparentemente “fuerte”, porque nunca sentí, nunca sentí que iba a haber otra persona que iba a defenderme. Especialmente cuando perdí a mi mamá. Tuve a otra mujer en mi vida que de cierta forma sí era… una protectora. Pero cuando se fue, ya no la había. Curiosamente, mis hijos ahorita se han vuelto bastante protectores y eso ha sido muy disfrutable.
Es… es bastante emocional para mí darme cuenta de eso. Voltear y ver que tus hijos se han convertido en las personas que están ahí para protegerte. Es algo que aún trato de comprender. Ha pasado ya un tiempo desde que perdí a mi madre.
Ambos, Connor y Hannah, impactan muchísimo en la vida del otro, y al verlos juntos en las escenas es difícil no recordar el trabajo real que has hecho con jóvenes alrededor del mundo, tu trabajo con la ONU, el libro que estás haciendo con Amnistía Internacional sobre los derechos de niños y niñas, ¿cómo dirías que han impactado a su vez las infancias y las personas jóvenes en tu crecimiento como creadora?
Bueno, creo que… hay una pureza en la juventud, una inocencia. Una apertura total a lo que está bien y lo que está mal. No solo hablo de su vulnerabilidad. Pero he visto eso en las personas que están llegando al mundo para entender quiénes son y lo que ha sucedido. Son confrontados por tantas cosas para las que nosotros los adultos encontramos tantas excusas. Así que me siento muy atraída hacia esa capacidad de ver con claridad cuándo algo está bien o está mal. Y sí, al ser madre, me siento muy protectora de las personas jóvenes, pero también, y en gran parte, porque veo quiénes son, las personas que son.

Medina Senghore, la maternidad en acción
Nacida en Massachusetts, Medina Senghore tiene un título de ingeniería química, estudió leyes en Harvard, trabajó como abogada en Manhattan y también obtuvo una maestría en bellas artes en Julliard. Aun así, ha dicho que su impresionante currículum no debería intimidar a nadie, puesto que cree que todas las personas tienen algo único que ofrecer. Después de graduarse se incorporó a la serie Happy!, al lado de Christopher Meloni. En Aquellos que desean mi muerte, su personaje es una figura atípica en un thriller: una mujer embarazada de siete meses que no se queda al margen de la acción, sino que es parte central de ella.
¿Cuáles fueron las preguntas que te permitieron conectar con la experiencia de Allison?
Lo primero que resonó conmigo cuando obtuve la audición fue el hecho de que está embarazada y yo tengo dos niños pequeños, así que desde el inicio entendí inmediatamente esa energía de mamá osa y esa fiereza e impulso de protección que me viene naturalmente. Y eso fue muy excitante para mí, poder entrar a esa parte de la historia.
No vemos ese aspecto de la maternidad y el embarazo. Solemos ver mucho más al embarazo representado en su dimensión chusca, o cómica. Aquí hay una mezcla especial de vulnerabilidad y fuerza, que es la que se combina precisamente cuando una mujer se embaraza, y el tener la oportunidad de explorar eso creo que fue increíble.

¿Qué tan complicadas fueron las escenas de acción en la piel de una mujer embarazada?
Algo que definitivamente cautivaba mi imaginación es que, otro de los maravillosos matices de mi personaje, fue que tanto ella como su esposo, interpretado por Jon Bernthal, son instructores de la escuela de supervivencia. Se trata de una mujer que es muy capaz, y eso significa retos físicos tan solo por el ámbito en el que ella se dedica. La conocemos cuando está muy embarazada y cuando eso sucede, lo sé por experiencia, llega un punto en el embarazo en que tu cuerpo ya no puede hacer lo que solía hacer. Justo la conocemos en ese punto de su vida. Y están por otro lado los retos que la misma historia le presenta. Entonces los retos operaban en distintos niveles.
¿Cómo te relacionas con el concepto de «la mujer fuerte» y qué representaciones de poder en los medios audiovisuales se te hacen inspiradores como espectadora?
En esta película en particular, tanto para mi personaje como para el de Angelina Jolie, vemos a mujeres que son físicamente muy fuertes, pero emocionalmente o situacionalmente muy vulnerables. Y esas representaciones, no solo como una espectadora sino como una mujer que consume contenido en los medios de comunicación, eso es algo que disfruto bastante. Porque así es como sucede en la vida. Tienes un obstáculo o reto en tu vida personal, pero sabes que tienes que presentarte a tu trabajo. Sabiendo que no necesitas ser invencible. Y también es importante mostrar que ser poderosa no significa no necesitar ayuda o apoyo. Y creo que mostrar esos matices a un nivel mediático de cierta forma les muestra a las mujeres que ellas pueden operar de esa forma en sus vidas.
¿Qué aprendiste de ti misma como actriz durante la filmación de esta película?
Una de las cosas que aprendí sobre mí misma fue estar preparada para lo que sea (ríe). Hubo momentos en que lo que íbamos a filmar cambiaba de pronto, y esperaba que las cosas se fueran por un lado y terminaban yéndose por otro completamente distinto. La primera vez que me pasó eso me agarró en curva, así que llegué a mi casa ese día me dije a mí misma, ya no va a pasar eso. Y regresé sabiendo que debía estar preparada para todo. Que debía ser flexible y poder ir en cualquier dirección.
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Se apropian el gran cine de acción: Viola Davis y la mexicana Patricia Riggen unen fuerzas para salvar el mundo a lo grande

En la película G20, su nuevo trabajo como protagonista y productora, el personaje al que da vida Viola Davis afirma: “Ser fuertes es lo que nos trajo aquí”.
En la pantalla estas palabras van dirigidas a una colega de las altas esferas de la política, pero en la vida real bien se lo podría decir a la cineasta mexicana Patricia Riggen, a quien confió este proyecto en el que ambas desafían límites y expectativas a través de una cinta de acción. Se trata de un reto profesional al que han llegado después de trayectorias prolíficas y exitosas en las que han tenido que probar una y otra vez lo capaces que son.
“A partir de cierta edad pareciera que las actrices no pueden hacer ciertos roles. Y no es cierto», comenta la tapatía Patricia Riggen, que lleva dos décadas abriéndose paso Hollywood. «Y yo creo que eso es lo que está detrás de la decisión de Viola de generar sus propios proyectos. No sé si a alguien se le hubiera ocurrido darle una película de acción, pero a ella se le ocurrió y ahora no hay ninguna duda de que es tan capaz para la acción como Liam Neeson”.

Viola Davis ya había interpretado a la líder de un grupo de guerreras en La mujer rey y a la primera dama Michelle Obama en la serie The First Lady. Sin embargo, es hasta ahora, a sus 59 años, cuando al fin puede ponerse en los zapatos de una figura que ha estado reservada principalmente para actores como Morgan Freeman o Harrison Ford, o para actrices blancas como Julia Louis-Dreyfus o Sela Ward: la del titular de la Casa Blanca.
A diferencia también de muchos de esos papeles, la presidenta encarnada por Davis no es una que se sienta a decidir el destino del mundo desde una silla o una oficina, sino que corre, dispara, y salta de un helicóptero al tiempo que toma resoluciones de relevancia global. Y la posibilidad de hacer esto fue lo que la llevó a impulsar el proyecto desde la producción: “La pasión que sentí por este proyecto fue la de verme en un papel que las mujeres tradicionalmente no tenemos. Como actrices incursionamos en la producción no porque nos es necesario, sino porque nos es esencial. Y como productora puedes tener la autonomía de salir y buscar a los actores y a la directora que, tradicionalmente, tampoco elegirían. Esa es la mejor parte, que hay personas en la periferia que son perfectamente capaces, y tú los ves y te conviertes en su defensora”, expresó Viola sobre su rol de productora, que se consolidó en 2011 con JuVee Productions, la compañía de producción que fundó junto con su esposo, Julius Tennon, y que ha impulsado historias para cine y TV centradas en la comunidad afroamericana y las mujeres.
«Tras el estreno de Historias cruzadas, cuando empezamos la compañía, esos artistas de la periferia eran los que estaban escribiendo historias para mujeres como yo», dijo Viola recientemente durante la premiere de G20. «Así que había que sacarlos de la oscuridad».

Patricia Riggen es la comandante en jefa
G20 acompaña a la presidenta Danielle Sutton (Viola Davis) a una cumbre mundial realizada en Sudáfrica justo en el momento en que vive una crisis como madre de dos adolescentes. Cuando un grupo terrorista asalta la cumbre para crear videos deep fake que generen desconfianza en los mandatarios de los países más poderosos y caos financiero, la presidenta pone en práctica sus habilidades de combate para sobrevivir con sus colegas, pero también su instinto más protector para defender a su familia.
En una entrevista que se hizo viral, realizada en el evento Women of the World de 2028, Viola Davis mencionó que, a pesar de tener una carrera como la de Meryl Streep, Julianne Moore o Sigourney Weaver, las oportunidades para ella como actriz de color no eran para nada cercanas, ni en términos de dinero, ni de papeles. Con G20, le interesaba representar a una mujer ágil e inteligente, y demostrar que a su edad es perfectamente capaz de crear al personaje que le hubiera gustado ver en pantalla cuando era niña. Y en lugar de elegir para la dirección del proyecto a directores con trayectoria en el cine de acción, optó por una directora que pudiera ponerle corazón a la historia.
“La aportación de la mirada femenina en mi caso comienza desde el desarrollo del guion, en el que me aseguro de meter elementos desde el punto de vista femenino. Por ejemplo, para mí era muy importante la familia, la relación con la hija, decidir que esa relación fuera el eje central de la película para que hubiera un lado humano y que no fuera pura pelea”, aporta Patricia Riggen.

Originaria de Jalisco, la cineasta decidió mudarse a Estados Unidos para hacerse un camino en la industria. Desde el estreno de su primer largometraje en 2007, La misma luna, llamó su atención por hacer una cinta que fue muy elogiada a nivel internacional y que además tuvo éxito comercial, con la participación de Eugenio Derbez, Kate del Castillo y America Ferrera. Posteriormente hizo Educando a mamá (2012) con Eva Mendes; Los 33 (2015), con Antonio Banderas; y Milagros del cielo (2016) con Jennifer Garner y Queen Latifah. Pero fue su experiencia dirigiendo episodios de la serie de acción Jack Ryan (2018) lo que la puso en la mira de Davis, quien quedó convencida de que era la indicada al escuchar sus propuestas y ver cómo las defendía desde la primera vez que dio su opinión sobre las mejoras que haría en el guion.
“Es una artista por excelencia; tiene visión, tiene pasión y tiene la habilidad para ejecutar. Y, sobre todo, tiene la valentía de no abandonar su idea. Lo que pasa con las mujeres, nuestro poder y la forma en que le agradamos a las personas siempre tiene que ver con qué tanto servimos al otro, más que a nosotras mismas. Y lo que vi y aún veo en Patricia es alguien que no estaba dispuesta a ceder en su visión de esta película. Ella era mi primera opción, y creí en ella y creo que el mundo también verá lo mismo”, sostuvo en entrevista la intérprete.
Con G20, Riggen se convierte en la primera mexicana y la primera directora latina en dirigir una película de acción de alto presupuesto, con lo que entra a una reducida lista de mujeres que han tenido la misma oportunidad, como Kathryn Bigelow (The Hurt Locker) y Patty Jenkins (Wonder Woman). Desde que el proyecto le fue encomendado, tenía claro que la presión era doble, pues, como latina y como mujer, tenía que hacer las cosas bien, para que las puertas en este género —usualmente reservado a los hombres— continúen abiertas para futuras directoras que quieran incursionar en el cine de entretenimiento en las grandes ligas.

“Nadie dirá nunca ‘Esta película la dirigió un hombre y quedó mal, ya no hay que contratar hombres’ ¡Jamás! Pero si es una mujer sí les entra la sospecha. Entonces sí, la responsabilidad es enorme y la tengo muy clara y por eso no puedo fallarle a todas las chicas que vienen detrás”, dijo la directora, que ahora disfruta el estreno mundial de la película a través de la plataforma Prime Video.
Riggen coincide con el personaje de Viola y afirma que ha sido criticada por ser fuerte, pero “si una no fuera fuerte no estaría aquí”. En este proyecto, tanto la actriz como la cineasta son prueba de que la fuerza en las mujeres viene en muchas formas, ya sea pateando a los villanos, o tomando las riendas de sus trayectorias. “Llevo 20 años en esto, abriendo camino. Y he sufrido, me ha costado mucho. Pero estoy muy contenta de haber podido acceder a una película como esta, de haber dirigido a Viola Davis y de haber tenido un presupuesto para realmente hacer muchísima acción. Me siento muy afortunada”.
G20 ya se puede ver en la plataforma de Prime Video México.

Fabiola Santiago Periodista y crítica de cine. Le interesa la diversidad de miradas en películas y series. Habla y escribe sobre cine hecho por mujeres, por cineastas indígenas y latinoamericanos.
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Cine y Tv
¡Hogwarts cobra vida de nuevo! HBO revela el elenco de seis miembros del personal para la nueva serie de Harry Potter

La magia regresa con fuerza a la pantalla: HBO ha confirmado oficialmente a seis actores que darán vida a los icónicos personajes del personal de Hogwarts en la esperada serie original de Harry Potter. El reparto está encabezado por el aclamado actor John Lithgow como Albus Dumbledore, director de Hogwarts y mentor de Harry. Lithgow, ganador de seis premios Emmy y dos Tony, recientemente fue galardonado con el Olivier Award 2025 como Mejor Actor por su papel en Giant.
La multipremiada Janet McTeer interpretará a la estricta pero entrañable Minerva McGonagall, subdirectora y jefa de la casa Gryffindor. El talentoso Paapa Essiedu, nominado al Emmy y al BAFTA por I May Destroy You, será el complejo y misterioso Severus Snape.
La ternura y la fuerza del medio gigante Rubeus Hagrid estarán en manos de Nick Frost, conocido por su trayectoria en cine y televisión británica.
El profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras en el primer año de Harry, Quirinus Quirrell, será interpretado por Luke Thallon, destacado actor de teatro.
Finalmente, Paul Whitehouse, cinco veces ganador del BAFTA, asumirá el papel del malhumorado conserje Argus Filch.
Francesca Gardiner, showrunner y productora ejecutiva, junto con el director Mark Mylod, expresaron su entusiasmo:
Estamos felices de anunciar el casting de estos seis actores. Nos emociona contar con tanto talento para dar nueva vida a estos personajes tan queridos.
La producción comenzará en verano de 2025 y la serie se estrenará exclusivamente en Max, llegando a públicos de todo el mundo, incluidos nuevos mercados como Turquía, Reino Unido, Alemania e Italia.
Esta adaptación televisiva será fiel a la saga original escrita por J.K. Rowling, quien también funge como productora ejecutiva junto a Neil Blair, Ruth Kenley-Letts y David Heyman, productor de las películas originales.
Con una narrativa más profunda y visualmente impactante, la serie promete redescubrir el mundo mágico y enamorar tanto a los fans veteranos como a una nueva generación.
¡Prepárate para volver a Hogwarts!
Cine y Tv
Un periplo por Asia donde realidad y ficción se entremezclan

Para el cineasta portugués Miguel Gomes, todas sus películas «son remakes de El mago de Oz«. Así lo dijo en una entrevista que concedió en el marco del Festival Internacional de Cine de Cannes 2024, donde presentó Grand Tour, su sexto largometraje como director y el primero que lo vuelve partícipe de aquel prestigioso encuentro cinematográfico, aparte de ahí mismo hacerlo acreedor del premio a la Mejor dirección; una película cuyo vínculo con las aventuras de Dorothy y Toto lo percibe el director no en la historia ni en los personajes, sino en la coexistencia de un mundo real y un mundo ficticio.
En este drama de época, Kansas viene a ser esa realidad que Gomes registra con avidez documentalista: el recorrido que él y un pequeño equipo de producción realizó hace cinco años, inspirado en el tour por Asia que solían hacer los exploradores británicos hasta principios del siglo XX. Y en cambio, la fantástica Tierra de Oz encuentra su equivalente en todo aquello que el quincuagenario realizador rodó en estudio: una historia ficcional que bebe de las comedias screwball y donde si bien no figura un León Cobarde ni una Bruja Mala del Oeste, sí hay un hombre temeroso que huye por varios países asiáticos, y una mujer testaruda que lo acecha sin descanso.

¿De qué se trata Grand Tour?
Ambientada en 1918, Grand Tour sigue a un funcionario británico llamado Edward (Gonçalo Waddington) y a su prometida Molly (Crista Alfaiate), inmersos en un juego del gato y el ratón. Al comienzo de la historia, Edward abandona su hogar en Myanmar y escapa a Singapur con tal de eludir la boda. Sin embargo, una persistente Molly empieza a seguir sus huellas, y el viaje deviene una persecución entre cómica y reflexiva que les hace a ambos aventurarse por varios países y ciudades de la región, como Bangkok, Saigón, Osaka y Shanghái.
Las poblaciones que Edward y Molly visitan en la ficción son donde Miguel Gomes encomendó el levantamiento de material audiovisual que retratara la vida cotidiana y las distintas manifestaciones culturales que dan identidad a cada territorio. Así que, por un lado, Grand Tour ahonda en las aventuras y desventuras de sus protagonistas en una versión de Asia de inicios del siglo XX —recreada en un set— y por otra parte, intercala imágenes de cada ciudad en la actualidad. Esto ocasiona un diálogo entre realidad y ficción que reafirma en el estilo de Gomes los atributos de dualidad y experimentación que ya se veían, por ejemplo, en Tabú (2012), que ultimadamente es también una película «romántica» que juega con temporalidades.
«Me obsesiona averiguar cómo puedo establecer el diálogo entre estas dos cosas tan diferentes y qué es lo que pueden aportarse mutuamente», comenta el cineasta en una reciente charla con Cine PREMIERE. «Creo que esto es algo que planteo en cada película. Esta pregunta: ¿Cómo puedo aprovechar esa capacidad [del cine] de captar la realidad y también de inventar un mundo con nuevas reglas? ¿Y cómo puedo juntarlas para que se enriquezcan entre ellas?»
Para Grand Tour, el director no descartaba que el material filmado en locación tuviera el potencial de expresar algo acerca del mundo interno de los personajes. Quizás la imagen de una rueda de la fortuna pudiera de algún modo representar la falta de rumbo que aqueja a Edward. Pero Gomes jamás preconcibió esa clase de asociaciones. Simplemente quería que lo documental y lo ficcional convivieran, sin la menor idea de qué efecto producirían en conjunto. Tal vez, si acaso, que a ojos de la audiencia, uno «contaminaría» al otro.
«Al principio no tenía la respuesta. Incluso ahora, no sé si tengo la respuesta. Pero sabía que producirían algo», agrega. «Este choque continuo entre dos cosas muy diferentes —estudio de filmación y mundo real; pasado y presente— debía ofrecer algo. Y mi esperanza era que las escenas de estudio se ‘contaminaran’ con las secuencias rodadas en Asia. Y que lo que se ve en el diario de viaje pudiera ‘contaminarse’ también por lo que se ve en el estudio».

Perdidos en el sudeste asiático
Para concebir la historia anti-romántica de Edward y Molly, Miguel Gomes tomó de inspiración una simple broma expuesta en el libro The Gentleman in the Parlour, donde el inglés W. Somerset Maugham vertió sus experiencias de viaje por el sudeste asiático en la primera mitad del siglo pasado. «Era un chiste sobre que los hombres son cobardes y las mujeres, testarudas [a la hora de casarse]», nos explica el director.
Sin embargo, el oriundo de Lisboa acertó en no elaborar una mera caricatura de sus personajes. Claro que éstos gozan de sus propias excentricidades, como que a Edward lo conozcamos aferrado a un ramo de flores —las cuales reparte entre extraños una vez que decide huir de Myanmar— o que Molly posea una risa peculiar que sale a presión, cual globo desinflándose. Pero el director de Grand Tour anhelaba profundidad y sobre todo transformación en sus protagonistas.
“Edward y Molly no son los mismos al inicio y al final de la película”, explica el portugués. “Creo que el Edward aterrado de la primera escena no es el Edward [del final] que se siente perdido de una forma más melancólica. Algo le sucedió durante su viaje. Y con Molly, es aún más evidente que ella al principio estaba alegre, llena de vida y abierta a todo el mundo. Pero al final, ella sólo piensa en Edward y se torna más y más oscura”.
Para Gomes, es obligado que el punto de partida —en este caso, una burla basada en clichés de género acerca del matrimonio— se convierta en algo diferente para que valga la pena llevarlo a la pantalla. A su parecer: “Las cosas deben cambiar, los personajes deben cambiar, pero sobre todo, una película debe cambiar, como también la relación que existe entre ésta y el espectador”.
En lo que concierne al público, el quincuagenario cineasta quería adrede confundir a los espectadores (“al espectador occidental, al menos”) al no poner subtítulos cuando hubiera diálogos de personas locales con las que Edward y Molly se cruzan durante su travesía por Oriente. Así la audiencia podía compartir la perspectiva foránea con la que Gomes reconoce haber hecho Grand Tour y que evidentemente es también la de sus protagonistas británicos.
“La película trata sobre desencuentros”, enfatiza el realizador. “De algún modo, nos queda la sensación de que todos estos personajes de Occidente están un poco fuera de lugar, al no entender demasiado lo que está sucediendo [a su alrededor]”.

Captar la realidad y crear un mundo nuevo
A principios de 2020, Miguel Gomes emprendió su periplo por Asia. Había planeado seguir la misma ruta trazada por W. Somerset Maugham décadas antes que él y capturar en 16mm las imágenes que le parecieran más interesantes. En cada urbe que visitó, contó con el apoyo de productores locales con quienes la relación variaba según el territorio. El director rememora que, por ejemplo, le resultó difícil rodar en Japón porque ahí se cruzó con gente que no aprobaba del todo sus constantes cambios de parecer sobre dónde poner la cámara. Y al contrario, en Filipinas le ayudó un productor a quien poco le preocupaba que no tuvieran los permisos de filmación necesarios.
En cuestión de semanas, Gomes visitó Myanmar, Singapur, Tailandia, Vietnam, Filipinas y Japón, exactamente en ese orden, que es el que siguen Edward y Molly en la ficción. En Grand Tour, China es el último destino de los personajes y originalmente ésa iba a ser también el de Gomes. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 ocasionó que el realizador no pudiera concluir su recorrido y tuvo que esperar hasta 2022 para obtener el material documental que le faltaba.
«Teníamos la intención de ir a China, pero eran los comienzos del COVID, así que no nos dejaron entrar», nos platica el galardonado en Cannes. «Dos años más tarde, pudimos rodar en China pero a distancia. Yo estaba en Lisboa, sin poder entrar [al país asiático]. Así que [dirigí a distancia] a un equipo de producción chino que se encargó de las dos últimas semanas de rodaje».
Aquello que no deja de asombrar a Gomes es la capacidad que tiene el cine de, por un lado, “captar la realidad y nuestras vidas”, y por otra parte, crear un mundo completamente nuevo. Y si bien el director disfruta más filmar en locación, es consciente de las bondades de un foro como aquél en el que rodó la parte ficcional de Grand Tour. Ahí fue capaz de “inventar” su propio sol, a través de lo que él describe como “el gran poder de la iluminación de estudio”; un poder que en la escena final (ya lo descubrirán al ver la película) se manifiesta como una auténtica fuerza divina.
«La idea [para esa escena final] surgió como dos semanas antes de rodar [los segmentos de Edward y Molly]», comparte con Cine PREMIERE. «Originalmente no estaba en el guion. Pero entonces un día, mientras instalaban las luces en el techo del estudio, se me ocurrió que en la escena final hubiera esta gran intervención, [la manifestación] de este gran poder de la iluminación de estudio».

¿Dónde ver la película Grand Tour?
En México, Grand Tour se exhibe actualmente en salas del circuito alternativo. Llegará en exclusiva a la plataforma de streaming Mubi el 18 de abril de 2025.

Antonio G. Spíndola Tengo muy mala memoria. Por solidaridad con mis recuerdos, opto por perderme también. De preferencia, en una sala de cine.
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