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En Estados Unidos hay un nuevo tipo de fiesta que ya mueve multitudes y tiene lista de espera: las quedadas para leer
“No es un club de lectura. Es una fiesta de lectura”. En la web que ha creado para organizar sus quedadas, Reading Rhythms no aporta demasiados detalles. Apenas explica de qué va. Ni cómo se organiza. Ni cuáles son sus pautas. Tampoco ahonda en su historia, efímera pero tan interesante como exitosa. Entre los escasos datos que aporta se incluye esa escueta tarjeta de presentación compuesta por dos frases: Reading Rhythms no es un club de lectores al uso como los hay a patadas, formado por personas que quedan para comentar la última novela de una lista precocinada. No. Es una fiesta de lectores. O mejor dicho, es una fiesta de lectura.
Y aunque suene raro, casi casi a oxímoron, le va muy bien.
¿Tienes tiempo para leer? Hace ya un tiempo un grupo de amigos de Nueva York, jóvenes de veintitantos años, atareados y bombardeados de estímulos como la inmensa mayoría de la gente hoy en día, se hizo esa pregunta. Y su respuesta fue ‘no’. Leían mucho menos de lo que les gustaría. Y no todo se debía al trabajo o la atención que les robaban las pantallas de sus smartphones. No. En parte lo que les restaba horas de lectura era el tiempo que dedicaban a quedar con más gente.
Así que tuvieron una idea: ¿Y si combinan todo, libros y amigos, lectura y diversión? ¿Era posible? ¿Maridaba una actividad solitaria y reflexiva como la lectura con una celebración con colegas? El grupo decidió probar suerte. En verano de 2023 organizó una quedada en la azotea del edificio Brooklyn en el que residían dos de los amigos. Prepararon un listado con música seleccionada para la ocasión y abrieron sus puertas. Acudieron diez personas. Y funcionó. Vaya que si funcionó.
Y nació Reading Rhythms. Tan bien funcionó aquella primera prueba que sentó las bases de lo que se ha convertido en un fenómeno que ya trasciende Nueva York o incluso Estados Unidos y ha captado la atención de medios de ambos orillas del charco, incluidos Rolling Stone, New York Post, FOX5 o El País: los “Reading Rhythms”. Su definición es muy sencilla. Básicamente se trata de fiestas —y sus creadores recalcan: fiestas, no clubs de lectura— en las que se replica aquella cita de 2023 en Brooklyn con algunas variaciones. Los lectores se anotan, acuden al lugar indicado con un libro, e intercalan lectura y charla con música de fondo.
Todo esto con una organización y puesta en escena que ha ido refinándose con el paso de los meses. Cuando en diciembre la crítica literaria Molly Young se presentó en una de las fiestas organizadas en un bar de Brooklyn para preparar un reportaje para The New York Times se encontró con sillones antiguos, sofás aterciopelados, velas, ponche y cerveza y música de piano en directo. En algunas ocasiones incluso acuden invitados especiales. A finales de septiembre una de esas citas fiestas contó por ejemplo con la participación de Nicholas Sparks, un novelista y guionista famoso por obras como ‘El diario de Noa’ o ‘Mensaje en una botella’.
¿Cómo funcionan? Young explica la dinámica de la fiesta a la que acudió en Brooklyn. Básicamente recibió una pegatina en la que figuraba su nombre, buscó asiento y luego vio como un anfitrión explicaba a los invitados cómo transcurriría la quedada: dispondrían de dos tramos de 30 minutos para leer separados por un descanso y seguidos de un turno de debates que tratarían sobre diferentes temas.
Se trata de una fiesta, así que lo ideal es que la gente socialice, intercambie opiniones, comentarios. Por ejemplo, después de la primera media hora de lectura lo adecuado es comentar el libro con alguien más de la fiesta, un lector distinto que probablemente esté leyendo una obra totalmente diferente. Quizás se una novela. Quizás un cómic. Quizás un manual sobre cuidado de bonsáis. No hay reglas.
Con reserva. Eso en cuanto a la dinámica. Sobre la organización, un vistazo rápido a la web y los perfiles de Reading Rhythms ayuda a comprender mejor su funcionamiento. Hay un calendario con diferentes fiestas programadas en lugares y días diferentes, aunque la mayoría se celebran los miércoles. Estas semanas por ejemplo hay varias citas previstas que giran en torno a Halloween. La web informa también del precio de la reserva, unos 20 dólares. La mayoría de fiestas se celebran en Nueva York, pero hay referencias también en Londres y Washington. Condé Nast Traveler habla incluso de eventos similares en Roma o Los Ángeles.
…Y lista de espera. Su frecuencia y el hecho de que se expandan a otras ciudades o países no son las únicas pruebas de que la fórmula de Reading Rhythms está calando. Otra igual de relevante es que al menos en ciertos casos hay listas de espera. En su reportaje para TNYT, Young explica que la noche que ella acudió a la fiesta de Brookling, con una entrada de 10 dólares, había una lista de espera de 270 personas. Quizás resulte llamativo, pero lo cierto es que no abundan mezclas como la creada por aquellos cuatro amigos de una azotea de Brooling hace un año.
Sí, hay clubs de lectura. Sí, hay fiestas en bares y pubs. Lo que no abundan son las mezclas de ambos en los que además uno pueda acudir con el libro que quiere y sepa que se va a encontrar gente dispuesta a comentar lecturas diversas.
@jaceyadler Things to do in NYC that aren’t eating or drinking part 2!!! #nyc #nycevents #community #nyccommunity #mindfulcommunity #mindfulness #reading #booktok #nycbookstores #nycbooktok #nycbookclubs #nycbookshops #eventsnyc
♬ love song (hesitations) (sped up) – Lofuu & Shiloh Dynasty & dprk
“Resulta hermoso, ¿no?”. “Fuera de la escuela y las ceremonias de carácter religioso, casi no hay entornos en los que podamos leer al unísono”, explica en el reportaje de The New Tork Times Adam, un lector que iba ya por su tercera fiesta de Reading Rhythms. “Resulta hermoso, ¿no?” Abundan los comentarios positivos sobre la experiencia. Y alguna crónica incluso comenta que los asistentes se quedan más allá de la hora a la que supuestamente finaliza el evento.
“Estamos creando pertenencia a través de la lectura”, comenta a Condé Nast Traveler Ben Bradbury, uno de los fundadores y quien tiene claro a qué se debe el éxito de Reading Rhythms: “La soledad de la lectura con el componente social de la conexión”. Ahora no solo organizan fiestas multitudinarias, con varios cientos de asistentes. Han colaborado con la Biblioteca Nacional, Hudson Yards y editoriales que han encontrado una forma fantástica para presentar sus últimas novedades. También se han realizado eventos al aire libre, con sillas en una plaza.
Entre críticas… y ligoteo. No todo el mundo cree que los Reading Rhythms sean en realidad tan originales. Ni tampoco todo el mundo acude exactamente con la intención de leer y compartir comentarios sobre sus novelas. Cuando hace unos meses se viralizó en TikTok un vídeo sobre una de las fiestas, hubo quien no dudó en tirar de ironía: “Los hípsters reinventaron la biblioteca, creen que es profundo”.
También hay quien ha encontrado en los Reading Rhythms una oportunidad de conocer gente nueva y, quizás, con suerte, una pareja. Así lo deslizaba hace unos meses New York Post. Al fin y al cabo hay quien admite que gracias a las quedadas de lectores ha conseguido hacer amigos y quien, como el mismo Ben Bradbury, confiesa que conoció a su novia actual en uno de los eventos de lectura.
Imágenes | Jonathan Borba (Unsplash) y Mitchell Orr (Unsplash)
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El PSOE quiere que Mark Zuckerberg comparezca en el Congreso de los Diputados. Es un gesto de cara a la galería
El PSOE quiere investigar una “posible violación masiva de la privacidad de millones de usuarios” destapada hace algunos meses y para ello ha solicitado la presencia de varios ejecutivos de Meta en el Congreso, entre los que se encuentra su CEO Mark Zuckerberg. El problema es que es del todo improbable que su petición se cumpla.
Qué ha pasado. El PSOE registró la solicitud en el Congreso el pasado miércoles día 4. Además de Mark Zuckerberg, también solicitan la presencia de Javier Oliván, jefe de operaciones de Meta y José Luis Zimmerman, director de asuntos públicos de Meta en España y Portugal. Cuentan en El País, que durante una intervención en el foro Metafuturo, el Presidente del Gobierno aseguró que “en España, la ley está por encima de cualquier algoritmo o gran tecnológica. Y quien vulnere nuestros derechos, pagará las consecuencias”.
Los motivos. Todo viene a raíz de una investigación dirigida hace unos meses por el grupo IMDEA Networks en la que acusaban a Meta de espiar a los usuarios a través de sus apps para Android. Concretamente, afirman que Facebook e Instagram espían el tráfico que llega desde el navegador eludiendo permisos de Android, permitiendo conocer los hábitos de navegación de los usuarios incluso aunque éstos usaran el modo incógnito del navegador. Meta habría llevado a cabo esta práctica durante al menos un año, empezando en septiembre de 2024.
La realidad. ¿Cómo de probable es que Zuckerberg pise el Congreso de los Diputados? De poco a nada, y el PSOE lo sabe. No es la primera vez que un país pide la comparecencia del CEO de Meta en sus instituciones.
En 2018 llegaron a juntarse cinco países solicitando su presencia en Reino Unido para investigar la desinformación e influencia electoral de Facebook tras el escándalo de Cambridge Analytica. Eran Reino Unido, Canadá, Argentina, Irlanda y Australia. La respuesta de Meta fue “no es posible que el Sr. Zuckerberg esté disponible para todos los Parlamentos”. En su lugar asistió Richard Allan, que entonces era vicepresidente de soluciones políticas de Meta.
Lo que seguramente pasará. En un comunicado publicado por EFE, Meta ha asegurado que colaborará “de forma constructiva con las autoridades en este asunto”, pero de momento no han dicho nada sobre quién asistirá. En su petición, el PSOE nombra a otros dos cargos de Meta. Es como si admitieran saber que Zuckerberg no irá y directamente ponen una segunda y tercera opción. El perfil con más papeletas para acudir al Congreso es José Luis Zimmerman, que como decíamos es el responsable de asuntos públicos en España y Portugal.
Las comparecencias de Zuckerberg. El CEO de Meta se ha sentado en varias ocasiones delante de políticos en Estados Unidos, la primera vez en 2018 en el Capitolio por el escándalo de Cambrigde Analytica. Un año después volvió para dar explicaciones sobre la criptomoneda de Facebook, Libra. En 2021 tuvo que responder preguntas sobre el papel de las redes sociales en la propagación de bulos e ideas extremistas. Fuera de Estados Unidos sólo ha comparecido una vez, fue en 2018 en el Parlamento Europeo, donde fue duramente criticado por esquivar muchas cuestiones.
Imágenes | Meta, Wikipedia
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Una empresa identificó como “zumbada” a una empleada en su nómina. La justicia ha añadido algunos ceros a la broma
Una nómina puede ser mucho más que un documento de pago: en este caso, se convirtió en una prueba judicial y objeto de una indemnización por daños al honor. Una empresa del País Vasco incluyó la palabra “Zumbada” para identificar como beneficiaria a la empleada en dos nóminas sucesivas. Se daba la circunstancia de que el exmarido de la empleada también era el copropietario de la empresa.
Una sentencia del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco ha condenado a la empresa a pagar 10.000 euros en concepto de daños al honor de la empleada.
Una nómina para “Zumbada”. Según se detalla en la sentencia dictada por la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, la trabajadora realizaba tareas administrativas en la empresa de su exmarido, del cual se encontraba en pleno proceso judicial de divorcio y custodia de su hijo común con una discapacidad. En ese contexto, la empleada recibió dos nóminas en las que aparecía la palabra “Zumbada” en el apartado destinado a indicar el nombre del beneficiario de la nómina.
Como no podía ser de otro modo, la empleada inició una demanda judicial contra la empresa. Tal y como la propia empleada manifestó en una intervención en el programa “Y ahora Sonsoles” conducido por Sonsoles Ónega el 27 de julio, “Hubo un primer juicio por delito de injurias leves en el que fue el otro socio, Iñaki, quien se responsabilizó de haber hecho esa transferencia”. Sin embargo, la empleada recurrió de nuevo a la justicia al entender que era la empresa quien debía responder por su maltrato laboral, argumentando sufrir un acoso laboral por el trabajo vejatorio mostrado hacia ella en sus nóminas.
No es acoso. En julio, el Juzgado de lo Social dictó sentencia argumentando que, por reprobable que sea, la conducta de la empresa no constituía acoso laboral, por considerarlo un acto esporádico.
El abogado laboralista Juanma Lorente se mostraba de acuerdo con la sentencia del tribunal y analizaba el caso en un vídeo publicado en su perfil de Instagram. “No estamos hablando de acoso laboral, sino de un incumplimiento de la empresa, y se puede reclamar frente a ello. Pero no es acoso laboral. Se tienen que repetir en el tiempo durante aproximadamente seis meses”, aseguraba el letrado, indicando que la asesoría legal de la empleada no había sido correcta.
El TSJPV no lo dejó pasar. Aunque en primera instancia el Juzgado de lo Social desestimó la demanda. La sentencia se elevó hasta el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, donde el pasado 25 de octubre revocó la primera sentencia reconociendo que la empresa había incurrido en una vulneración del derecho al honor de la empleada usando el término “Zumbada” en su nómina.
La sentencia recalca que “la inclusión de términos despectivos en una nómina genera un menoscabo a la dignidad del trabajador y constituye acto contrario a los principios fundamentales de respeto y honorabilidad”, indicando que la ofensa se produjo en un contexto público dado que el documento debía ser procesado por los empleados de la entidad financiera, saltando el ámbito de la privacidad. Por ello, el Tribunal ha condenado a los dos socios de la empresa (uno de ellos su exmarido) al pago de una indemnización de 10.000 euros por daños al honor de la empleada.
La historia se repite. Lamentablemente, no es la primera vez que la tramitación de una nómina se utiliza como canal para infligir un trato vejatorio a los empleados. En 2024, un panadero incluyó el concepto “Nómina Abril Maricón” en la nómina de uno de sus empleados, lo que derivó en una sentencia condenatoria y el embargo de sus bienes para afrontar una indemnización compensatoria.
Imagen | Wikimedia Commons (Zaratemán), Unsplash (Resume Genius)
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Cantante australiana rechaza interpretar “Adiós amor”, de Nodal, tras enterarse de su polémica
La cantante australiana Hannah Bahng rechazó en una de sus presentaciones en México volver a interpretar “Adiós amor”, canción de Christian Nodal, tras enterarse de su polémica con la madre de su hija, Cazzu.
La artista de 21 años de edad y hermana de uno de los integrantes del grupo de K-Pop, “Stray Kids”, se apoderó del escenario del Auditorio BB la noche del 28 de noviembre como parte de su gira “The Misunderstood World Tour” con la que también visitó Monterrey.
Los usuarios de redes sociales señalaron que la joven compositora se dirigió a sus fanáticos y recordó que en su antigua gira “Abysmal Europe World Tour” cantó “Adiós amor”, pero destacó que aunque es una canción que le resultó agradable, optó por no interpretarla en México.
“Después de un tiempo descubrí que había un chisme sobre Nodal, y yo estaba como ¡oh, Dios mío!, no sabía sobre esto, así que no puedo cantar ‘Adiós Amor’ cuando estoy en México”, señaló.
Asimismo, la intérprete de “What never lived” aseguró que tuvo que consultar con sus amigos mexicanos y familiares sobre qué artista considerarían que todos conocerían “y ellos dijeron, Selena” y yo dije “está bien”.
Posterior a ello comenzó a cantar completamente en español “Como la flor” a la par del coro que le siguió por quienes conocían la letra de uno de los éxitos de la fallecida “reina del tex-mex”, Selena Quintanilla.
En los comentarios del video, algunos usuarios resaltaron que sin importar la barrera del lenguaje, “el chisme, es el chisme”.
Cabe recordar que desde la inesperada ruptura entre la argentina Cazzu con Christian Nodal, una ola de críticas se han desatado después de la paternidad que ambos comparten y luego del matrimonio con Ángela Aguilar, quien era cercana a ellos cuando la “reina del trap” estaba embarazada.
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