De tanto en tanto, aparecen en el mundo iniciativas hermosas destinadas a llevar el arte a todos los rincones que se necesiten. Un ejemplo asombroso de esto lo podemos escuchar en las melodías que el pianista Paul Burton interpreta en medio de la jungla tailandesa a un público conformado por elefantes. ¡¿Cómo?!

Con un piano instalado en medio de la selva del sudeste asiático, con ropa cómoda y muchas ganas de convertir una melodía en un acto sublime, Paul Burton dejó su vida como intérprete para llevar la música clásica a un sitio al que nunca ha llegado: los inmensos tímpanos de los elefantes.

Y es que además de ser un gran pianista y de perderse entre las piezas más emblemáticas que ha dejado la música, Paul es un connotado ambientalista que estima su relación con la naturaleza tan importante, como la existencia misma.

Su misión no es otra que poner un grano de arena para resarcir la terrible situación que los elefantes padecen en Tailandia, un país que desde hace años ha sido explotado de las peores formas.

Elefantes, el público de Paul Burton

El público que lo escucha es por demás diverso. Algunas veces, se compone de jóvenes elefantes hambrientos, otras de criaturas de mediana edad que deambulan por la noche y unas tantas de elefantes viejos, que han sufrido toda clase de aberraciones y maltratos durante su larga existencia.

Es poético pensar que los individuos con más años son los que mejor comprenden las notas desparramadas en la selva que deja Burton. En muchas ocasiones se quedan parados junto al piano, como si la música tuviera un efecto hipnótico en ellos.  

Uno de los elefantes fanáticos más asiduos de estos conciertos se llama Mongkol, tiene al menos 60 años y pasó toda su vida en cautiverio en la difícil tarea de arrastrar árboles en el bosque. Tras muchos años de abusos perdió un colmillo y un ojo.

Respecto a este elefante, el pianista inglés compartió:

“Descubrí que Mongkol es extremadamente dócil y sensible. Le gustan los movimientos lentos de Beethoven. A veces se los toco de día y de noche“.

¿En dónde hace sus conciertos Paul Burton ?

Después de haber sufrido una existencia triste y por demás cruel, algunos rescatistas y grupos defensores de animales lograron rescatar a una buena cantidad de elefantes y al fin darles una vida digna.

Los llevaron a un santuario llamado Elephant World, un espacio natural que se ubica en un pueblo llamado Kanchanaburi a un costado del río Kwai en el que un grupo de especialistas velan por la salud y las condiciones de vida de varias especies que han nacido en los bosques siempre verdes de Tailandia.

Esta organización ambiental quiere transformar las intrusivas experiencias turísticas en exploraciones amables y sustentables, que le permiten a las personas conocer la fauna tailandesa desde recorridos no invasivos, hechos para incentivar el cuidado y el amor a los animales, en particular a los elefantes.

Hablemos del pianista Paul Burton

La vida de este hombre es simplemente extraordinaria. Esta existencia en particular, está llena de decisiones valientes y de momentos claves que nos muestran el poder del cambio y de valentía.

Originario de la provincia inglesa de Yorkshire, Paul comenzó su carrera en el arte como pintor, en una connotada escuela de Inglaterra llamada Royal Academy of Art. Sus maestros lo reconocieron como un gran dibujante de retratos y muchas de sus obras se expusieron.

No obstante, este reconocimiento no le llenó el espíritu, y de pronto decidió dedicarse a la música. Refinó sus conocimientos en el piano y como otros intérpretes, por un tiempo, se dedicó a dar conciertos por todo el mundo.

Era verdad, la música lo llenaba, pero él siempre supo que no era suficiente. Todo mutó cuando viajó a Tailandia y conoció a su esposa, una fotógrafa que hizo que Paul se volviera residente permanente de Bangkok.

En algún punto de 2011, Burton abrió su estudio, su canal de YouTube y comenzó a tocar el piano en diversos paisajes del país oriental, fue así como llegó a Elephant World. Al ver a los elefantes viejos se enamoró y les pidió permiso a los especialistas para llevar su piano al santuario.

Memorias de Plara

Durante su primer concierto en el sitio, conoció a una elefanta llamada Plara. Era vieja y sufría de infecciones por los maltratos. Al escuchar el piano, el mamífero se detuvo; se quedó impávida junto al piano, con la trompa en la boca y la mirada perdida, para terminar aportando arte y música a estos bellos animales con la esperanza de darles una vida un poco más digna.

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