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Este domingo se celebran los premios Óscar sin un favorito definitivo

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EFE.- La 97 edición de los Óscar se celebrará este domingo con la sensación de que no hay un favorito definitivo de una temporada en la que filmes como “Cónclave”, “Anora”, “The Brutalist” o “Emilia Pérez” podrían llevarse el galardón más preciado de la noche.

Emilia Pérez” lidera las nominaciones con 13, seguida de “The Brutalist” y “Wicked” que cuentan con 10 cada una; mientras que “Cónclave” y “A Complete Unknown” aspiran a ocho estatuillas y “Anora” a seis.

¿Qué películas tienen más posibilidades?

Las apuestas en las quinielas apuntan a que “Anora“, de Sean Baker, tiene grandes posibilidades de alzarse con el premio de mejor película en una gala que se celebra en el Teatro Dolby y que homenajeará al cine, a Hollywood y a Los Ángeles, en solidaridad por los devastadores incendios de enero.

La historia de una trabajadora sexual que vive un fugaz romance con el hijo de un oligarca ruso ya ganó en el Festival de Cannes o en premios como los Critics Choice Awards, los del Sindicato de Productores y el de Directores.

Sin embargo, “Cónclave” también cuenta con muchas posibilidades tras su triunfo en los BAFTA y en los galardones del Sindicato de Actores.

Filmes como “The Brutalist”, ganador del Globo de Oro en la categoría de drama, “The Substance” o “Nickel Boys”, que han sido ampliamente celebrados por los cineastas, tampoco están descartados.

“Emilia Pérez” y Karla Sofía Gascón, en vilo

Mientras que la cinta francesa “Emilia Pérez” comprobará este domingo el impacto de las polémicas que la envolvieron en las últimas semanas.

El triunfal camino del filme, que a inicios de la temporada parecía ser el gran favorito junto con “The Brutalist”, se interrumpió bruscamente cuando salieron a la luz unas publicaciones pasadas en los que su protagonista, Karla Sofía Gascón, también nominada a mejor actriz, hacía comentarios xenófobos y racistas.

Además, la mala recepción tras su estreno en México y en Latinoamérica, cuya audiencia la criticó ampliamente en redes sociales, sumado a los comentarios del director, Jacques Audiard, sobre el español, al que tildó de ser un lenguaje de países en “desarrollo” y “pobres”, oscurecieron su paso por los premios.

A poco más de 24 horas de la gala, el único galardón que esta cinta parece tener asegurado es el de mejor actriz de reparto para Zoe Saldaña, que ha pasado triunfante en todas las ceremonias de premios.

Adrien Brody o… ¿Adrien Brody?

También ha habido polémicas para “The Brutalist“, sobre el uso de la inteligencia artificial utilizada en la voz de su protagonista, Adrien Brody y de su compañera también nominada, Felicity Jones.

Pese a ello, Brody sigue liderando las quinielas de la categoría de mejor actor.

Posiblemente, el contendiente más duro de vencer será Timothée Chalamet, que con su interpretación de Bob Dylan en “A Complete Unknown” triunfó en este apartado en los premios del Sindicato de Actores.

Ralph Fiennes (“Cónclave”), Colman Domingo (“Sing Sing”) y Sebastian Stan (“The Apprentice”) están en un segundo plano, esperando un inesperado cambio de rumbo.

Y en la categoría femenina, Demi Moore, Mikey Madison o Fernanda Torres encabezan las predicciones, con Gascón desaparecida de las apuestas tras las polémicas y Cynthia Erivo, nominada por “Wicked”, como mera comparsa de sus compañeras.

Si se hace con su primer Óscar por “The Substance”, Moore, a sus 62 años, completaría la historia de éxito que comenzó en los Globos de Oro, cuando en su discurso tras recoger el premio aseguró que su carrera había sido subestimada.

Acento brasileño en los Óscar

Pero Mikey Madison, de “Anora”, le pisa los talones al haberse alzado en premios como los Spirit o los BAFTA, y Fernanda Torres, ganadora del Globo de Oro, también cuenta con grandes posibilidades.

De ganarlo, Torres se convertiría en la primera brasileña en hacerlo y lo conseguiría 25 años después de que su madre, Fernanda Montenegro, optara al Óscar y con una película del mismo director, Walter Salles.

Torres es la protagonista de “I’m Still Here”, de Walter Salles, una historia ambientada en plena dictadura brasileña en la década de 1970 que ha subido mucho en las apuestas de mejor película internacional al mismo ritmo que caía “Emilia Pérez”, que era la gran favorita de esta categoría.

Si la película de Salles gana, será la primera brasileña en hacerse con un Óscar porque “Orfeu negr”‘, que lo ganó en 1960, era una producción francesa, aunque llevara a Brasil en el ADN.

Muchas dudas por resolver en una gala en la que los nominados a mejor canción original no defenderán sus trabajos en vivo, aunque sí habrá números musicales, como un tema de “Wicked” de las nominadas Ariana Grande y Cynthia Erivo.

Se rendirá un homenaje al productor y músico Quincy Jones, fallecido hace cuatro meses, y actuarán artistas como Raye, LISA de Blackpink y Doja Cat.

Todo ello en una ceremonia conducida por el comediante Conan O’Brien y en la que estrellas como Penélope Cruz, Halle Berry, Scarlett Johansson, Robert Downey Jr., Ana de Armas o Cillian Murphy también participarán.

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la peor pesadilla de la alianza atlántica es más que una cuestión de inversión

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Que Donald Trump no es un entusiasta de la OTAN no es nada nuevo. Lo dejó ver ya durante su primer mandato, cuando deslizó la posibilidad de que EEUU diese un paso atrás en la alianza atlántica, y lo ha subrayado en varias ocasiones desde entonces, como candidato y presidente electo. Pero a medida que la relación se tensa con Europa y dentro de su propio equipo se alzan voces a favor de que Washington rompa con el tratado de 1949, surge una pregunta, cada vez con más fuerza: ¿Qué pasaría si EEUU se desliga de la OTAN?

Para responderlo hace falta repasar un poco de historia reciente, geoestrategia… y también matemáticas.

¿Una OTAN sin EEUU? Solo el hecho de que la pregunta esté sobre la mesa resulta ya significativo. Sobre todo porque las nubes que ensombrecen el futuro de la EEUU en la OTAN no surgen de especulaciones ni rumores, sino de comentarios de altos cargos de Washington, incluido el propio Trump, quien en diciembre, aún como presidente electo, se quejaba de que la alianza atlántica está “aprovechándose de EEUU”.

“Se aprovechan de nosotros en el comercio, no se llevan nuestros coches ni nuestros alimentos. No se llevan nada. Es una vergüenza. Y encima los defendemos, así que el golpe es doble”, cargó Trump durante una entrevista en NBC News. Y cuando la periodista le preguntó si consideraría excluir a EEUU de la OTAN en caso de que concluya que su trato hacia EEUU no es “justo”, replicó, rotundo: “Sí, por supuesto”. La continuidad en la alianza, recalcó, queda condicionada a que el conjunto de sus miembros “paguen sus facturas”.

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Un rumor de fondo. No era la primera vez que se hablaba de la salida de EEUU de la OTAN. Ni ha sido la última. Hace seis años The New York Times publicó que en 2018 Trump ya amagaba con la retirada de la OTAN. Y aquello fue durante su primer mandato. El segundo se ha iniciado hace apenas un mes y ya está marcado por el distanciamiento entre Washington y algunos de sus aliados históricos, como Canadá o la UE. La prueba más clara (y gráfica) fue la mesa de negociación creada por EEUU y Rusia para poner fin a la guerra de Ucrania sin reservar un asiento para Ucrania ni la Unión.

La tendencia parece ir además en crescendo, sin visos de que vaya a destensarse. En los últimos días horas hemos visto a Europa cerrando filas en torno a Ucrania, a Trump y Zelenski mostrando en prime time su falta total de sintonía y a Elon Musk, gran aliado de Trump, caldeando el debate sobre la salida de la EEUU de la OTAN. Ayer el empresario compartió un tuit que rezaba “Es hora de abandonar la OTAN y la ONU” junto al siguiente mensaje de cosecha propia: “I agree”.

¿Una OTAN sin EEUU? La misma pregunta del principio, pero con un sentido distinto, el de la viabilidad: ¿Es factible una OTAN con Washington de perfil o en la que directamente EEUU dé un paso atrás? Hace unos días, durante una entrevista en la BBC, le preguntaron al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, si el resto de aliados podrían suplir el hueco de EEUU en caso de que este retire su apoyo militar a Ucrania, su respuesta fue reveladora: ni se plantea ese escenario.


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Click en la imagen para ir al tweet.

Un “riesgo del 100%”. Tras insistir en que EEUU “quiere llevar a Ucrania a una paz duradera”, el alto cargo de la OTAN deslizó: “Vamos más allá de esta cuestión. Es crucial que permanezcamos todos juntos en esto: EEUU, Ucrania, Europa, que llevemos a Ucrania a la paz. Eso es exactamente por lo que Trump lucha, por lo que todos luchamos”.

Zelenski, que lleva tiempo ambicionando la adhesión de su país a la OTAN, una perspectiva que parece más lejana hoy, tras los contactos entre Moscú y Washington, es aún más claro. En otra charla reciente con periodistas, advertía de las consecuencias que tendría que Trump dé un paso atrás en la OTAN, no solo para su país, sino para el conjunto del continente: “El riesgo de que Rusia ocupe Europa es del cien por cien si Estados Unidos se retira de la OTAN”.

Cuestión de peso. La clave es el peso que Washington tiene en la OTAN. Las estimaciones del organismo para 2024 preveían que EEUU fuese el tercer país de la alianza que mayor porcentaje de su PIB destinase a defensa, un 3,4%, solo por detrás de Polonia y Estonia. Los compromisos de Washington van más allá del Tratado del Atlántico Norte y dado el tamaño de su economía se calcula que el gasto en defensa de EEUU representa cerca de dos tercios del total de la OTAN.

En cuanto a los costes, el organismo aplica un reparto basado en el ingreso nacional y EEUU vuelve a destacar como uno de los mayores contribuyentes, con casi el 16%, igual que Alemania. El Reino Unido se sitúa en tercer lugar con un 11% y Francia ocupa el cuarto puesto, con algo más del 10%.

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De porcentajes a dólares. World Population Review ha creado un mapa en el que se aprecia aún de forma más gráfica la aportación de cada país adherido a la OTAN en 2023, tanto en porcentaje del PIB como en fondos dedicados a inversión en defensa. EEUU destaca con un 3,49% y 860.000 millones de dólares, muy por encima del segundo país, Alemania.

Como una imagen vale más que mil palabras, viene bien echar un vistazo al gráfico elaborado en 2024 por Visual Capitalist para entender el peso de la inversión estadounidense en defensa en comparación con los otros 31 países de la alianza.

El otro enfoque. Importa lo que aporta Estados Unidos, pero importa también en qué medida contribuyen el resto de países adheridos a la OTAN. Trump ya ha exigido públicamente al resto de naciones que eleven su aportación hasta alcanzar el 5% de su PIB, por encima incluso de lo que destina ahora mismo el propio EEUU. Y no parece dispuesto a cambiar su estrategia. “Les dije a los países ‘No voy a protegeros a menos que paguéis’, y empezaron a pagar. Eso ascendió a más de 600.000 millones de dólares”, presumía en diciembre.

La barrera del 5% queda muy por encima del 2% que se ha marcado la propia OTAN, porcentaje este último que probablemente no tarde en revisarse y que queda considerablemente lejos de lo que invierten ahora mismo parte de los países adheridos a la OTAN. Su previsión para 2024 dejaba por debajo de la línea del 2% a Croacia, Portugal, Italia, Canadá, Bélgica, Luxemburgo, Eslovenia y España, situada a la cola con un 1,3%. EEUU destaca además por su peso aplastante en el apoyo a la defensa de Ucrania.

El artículo 5, la clave. Hay otra clave tan o más importante que la aportación de recursos y es el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, en el que se apoya el respaldo mutuo en caso de agresión: “Las partes acuerdan que un ataque armado contra una o más de ellas, que tenga lugar en Europa o América del Norte, será considerado como un ataque dirigido contra todas ellas”, por lo que en caso de que se llegue a ese escenario cada país “ayudará a la parte o partes atacadas”, sin descartar el uso de la fuerza armada.

“Cualquier ataque armado de esta naturaleza y todas las medidas adoptadas en consecuencia serán inmediatamente puestas en conocimiento del Consejo de Seguridad”, abunda el artículo 5 antes de bosquejar qué se considera exactamente un “ataque armado”, como la vulneración de las fronteras, buques o aviones. En su punto 13 el tratado, firmado en abril de 1949 en Washington, también reconoce que al cabo de veinte años “cualquiera de las partes podrá dejar de serlo”.

Más allá del papel. En 2001, tras los ataques del 11-S, el Consejo del Atlántico Norte invocó formalmente la cláusula de defensa mutua, apelando al resto de miembros de la alianza a acudir en su ayuda. En un artículo publicado en junio en The Conversation los politólogos Dan Reiter y Brian Greenhill apuntan sin embargo que en realidad “los acuerdos de la alianza son más flexibles de lo que la gente piensa”.

“En la práctica es posible que Estados Unidos y otros países occidentales se mantengan al margen de un conflicto en el que esté involucrado un país de la OTAN sin tener que romper sus compromisos de alianzas”, señalaban ambos profesores: “El lenguaje del tratado de la OTAN contiene lagunas que permiten a los países miembros mantenerse al margen de las guerras de otros miembros en determinadas situaciones”.

¿Qué significa entones el artículo 5? Esa es la pregunta que se hacían Reiter y Greenhill, y su conclusión era clara. Primero, el tratado “no incluye una definición clara” de qué supone realmente una agresión armada, como quedó de mostrado en febrero de 2020 tras los ataques de las fuerzas rusas y sirias a territorio turco.

Segundo, señalan los expertos, incluso en el caso de que se considere que la agresión se ajusta a la filosofía del artículo 5 sigue sin haber “una autoridad central de la OTAN que le diga a cada país qué debe hacer”. “En lugar de eso, cada país le dice a la OTAN qué está, y que no está dispuesto a hacer”, argumentan.

El ejemplo de 2001. Ambos expertos recuerdan de hecho que tras el ataque al World Trade Center y el Pentágono, en 2001, no todos los miembros de la OTAN movilizaron tropas a Afganistán para apoyar a EEUU en su lucha contra los talines. “No se consideró una violación del tratado ni dio lugar a un debate importante y los países que no optaron por sumarse a la lucha no fueron sancionados ni expulsados de la alianza”.

A favor del artículo 5 estaría la presión interna en los países y de los votantes sobre sus gobernantes, algo comprobado por los propios Reiter y Greenhill con un experimento sociológico, pero ambos reconocen también que los líderes políticos pueden influir con su discurso. “Los compromisos de la alianza no son tan vinculantes, ni legal ni políticamente, como sugiere la sabiduría convencional”.

Imágenes | Gage Skidmore (Flickr) y Wikipedia 1 y 2, OTAN y Visual Capitalist

En Xataka | Europa se está quedando sola frente a Rusia. Y si quiere ser autónoma a nivel militar ya sabe a qué cifra aferrarse: el 5%

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“Emilia Pérez” pierde en los Óscar: “Anora” logra el premio de mejor película

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Escrito en ENTRETENIMIENTO el

“Anora”, de Sean Baker, se convirtió en la ganadora en la categoría de mejor película en la gala 97 de los Óscar, que se realiza en el Teatro Dolby. 

La cinta narra la historia de una trabajadora sexual que se casa con el hijo de un oligarca ruso y ya ganó en el Festival de Cannes o en premios como los Critics Choice Awards, los del Sindicato de Productores y el de Directores.

“Anora” se impuso ante títulos como “Emilia Pérez”, “The Brutalist”, “A Complete Unknown”, “Cónclave”, “Dune” y “The Substance”. 

La cinta de Baker fue la máxima ganadora de la 97 edición de los Óscar tras imponerse en cinco de las seis categorías a las que aspiraba, entre ellas a mejor película y mejor actriz para Mikey Madison.

Los Óscar se desarrollan tras un año turbulento para la industria cinematográfica. La venta de entradas bajó un 3% con respecto al año anterior y, lo que es más importante, con respecto a los tiempos anteriores a la pandemia.

Las huelgas de 2023 causaron estragos en los calendarios de estrenos de 2024. Muchos estudios redujeron sus producciones, dejando a muchos sin trabajo. Los incendios, en enero, no hicieron más que aumentar el dolor.

La transmisión del año pasado, impulsada por los éxitos de taquilla gemelos de “Oppenheimer” y “Barbie”, llevó a los Óscar a un máximo de audiencia de cuatro años, con 19.5 millones de espectadores.

Este año, con películas independientes más pequeñas como favoritas en categorías destacadas, la academia será puesta a prueba para atraer a una audiencia así de grande.

Con información de EFE y AP

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obsesión con el ecosistema de IA

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Detrás de la avalancha de anuncios de Lenovo en el MWC 2025 subyace una estrategia bastante fácil de identificar: la creación de un ecosistema cohesionado donde la IA es el pegamento que lo mantiene unido.

Sus lanzamientos dejan titulares centrados en los dispositivos individuales —el Solar PC, el ThinkBook Flip, los portátiles Aura Edition—, pero quizás nada es tan importante como la forma en la que Lenovo está tejiendo una red de interoperabilidad entre ellos. No es casualidad que tanto Smart Connect 2.0 como Lenovo AI Now aparezcan y mucho en las presentaciones.

La misma obsesión por el ecosistema se refleja en los Magic Bay Tiko, esos pequeños dispositivos que se acoplan al portátil de una forma especialmente pensada. No son meros accesorios como los Sonny Angels, sino nodos para los que ha sido pensado hasta el dispositivo principal.

La integración de Motorola en esta ecuación también tiene mucho peso. Smart Connect ahora permite transferir archivos y continuar tareas entre smartphones Moto y PCs Lenovo, incluso recurriendo a órdenes de voz como “Muestra mis diapositivas de PowerPoint en mi PC”. La convergencia entre Moto AI y Lenovo AI Now es, nuevamente, el pegamento que supera las divisiones de la marca.

Hasta el ThinkEdge SE100, aparentemente desconectado de los dispositivos de consumo, es otra pieza de este puzzle. Su idea es democratizar el poder de inferencia en IA para pequeñas empresas que no pueden pagar enormes facturas para ese fin. Dicho de otro modo: hacer que esta apuesta por el ecosistema trascienda al consumidor y también se integre en la empresa.

Es, en cierta forma, la construcción de un jardín relativamente vallado donde la IA ejerce de administrador central. En otros ecosistemas hemos visto como nexo el hardware compatible (Apple) o interfaces comunes (Google). Lenovo apuesta por una cohesión basada en inteligencia compartida y contextual.

La apuesta es mejor de lo que puede parecer sobre el papel. No es fácil competir en ecosistema contra los grandes de verdad, pero es una buena aproximación.Si Lenovo logra que su ecosistema IA ofrezca una experiencia suficientemente superior a la competencia, podría generar el efecto de bloqueo que tanto anhelan los fabricantes: usuarios que permanecen en su ecosistema porque el coste de cambiar es mayor que el beneficio. Y más adelante convertirse en un efecto llamada para los usuarios de otras marcas. No es fácil.

En un mundo en el que el consumidor final está cada vez más fragmentado entre varias plataformas y servicios, Lenovo se ha centrado en la IA como la oportunidad para construir puentes entre sus dispositivos y servicios, ofreciendo continuidad donde antes había ruptura.

El tiempo dirá en qué se traduce esta apuesta.

Imagen destacada | Lenovo

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