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La élite de Vigo tiene una isla para ella sola aislada del resto de la ciudad. Ahora se arriesga a que eso cambie
Quizás no sea tan famosa como las Cíes, pero Toralla es también una isla única. A su manera, claro. Más que por su fauna y flora, esta pequeña ínsula de la costa sur de Galicia destaca por su situación legal. Aunque está conectada al litoral de Vigo a través de un puente de 400 metros y en teoría debe cumplir la Ley Costas, en la práctica es una urbanización impenetrable para la mayoría de los vigueses.
Al final del viaducto hay una garita con un vigilante que restringe el paso al interior de la isla. La barrera solo se levanta para los (escasos) residentes, sus invitados y los investigadores que trabajan en la Estación de Ciencias Marinas (Ecimat), un espacio ligado a la Universidad de Vigo que se estrenó en 2006.
Toralla es por lo tanto una ciudad dentro de una ciudad, una villa privada y exclusiva a disposición de sus aún más exclusivos residentes, entre los que se incluye la élite empresarial local. El País precisa que allí hay censadas solo 149 personas, aunque con el buen tiempo el número de residentes se multiplica.
Dos formas de visitarla


Como el acceso está cerrado a cualquiera persona ajena a la isla, solo hay dos formas de hacerse una idea de lo que hay en su interior. Una es cruzar el puente y (sin franquear la garita), bajar a alguna de las calas situadas a ambos lados de la pasarela, accesibles desde los años 90 gracias a una sentencia del Supremo. La otra (más cómoda) es abrir Google Maps y observar a vista de pájaro los viales internos, amplios jardines, chalés y piscinas que se distribuyen a lo largo de la isla.
Su pieza más características (y quizás controvertida) se puede observar sin embargo desde buena parte del litoral vigués: una torre de 70 metros de alto y 21 plantas levantada entre finales de los 60 y principios de los 70, durante el boom del desarrollismo. En Idealista es posible encontrar el anuncio de un piso de 120 metros cuadrados en la 18ª planta que se vende por 620.000 euros.
Otra peculiaridad de la isla es que en la práctica está pensada como un condominio privado en el que el Ayuntamiento de Vigo apenas tiene presencia: los servicios básicos, como alumbrado, abastecimiento de agua o mantenimiento de los viales los asume la comunidad de vecinos, precisa El Confidencial.
Que Toralla sea hoy una isla de uso privativo, una anomalía del litoral gallego, se explica en gran medida por su compleja historia. Hasta el segundo tercio del siglo XIX la isla perteneció a la Iglesia, pero tras la Desamortización pasó a manos del Marqués de Valladares. Desde entonces ha ido cambiando de titularidad (en 1884 llegó a levantarse allí una próspera fábrica, Cordelerías Ibéricas) hasta que a mediados de los 60 acabó bajo el control de una sociedad, Toralla SA.
Ese episodio fue clave para el devenir de la ínsula, que vio cómo en solo unos años se construía el puente que la conecta con la costa, la enorme torre residencial y la treintena de exclusivos chalets que se reparten por su superficie, algunos con jardines y piscinas que llegan casi hasta las rocas en las que rompe el mar.
En su día llegó incluso a plantearse la construcción de un mamotreto de nueve alturas y 120 metros de longitud para 85 exclusivísimas viviendas que se encontró con la oposición frontal de la ciudad. “Va contra toda idea no solo paisajística, sino que hasta tengo miedo de que se hunda la isla”, llegó a ironizar en 1975 el entonces alcalde, Joaquín García Picher. Tras un intenso tira y afloja legal, tres años después el Tribunal Supremo le dio la razón y dio carpetazo judicial al megaproyecto.
¿Adiós a los privilegios?


Toralla lleva años acaparando titulares por su peculiar estatus, pero llega una búsqueda rápida en Google para comprobar que su ritmo ha aumentado de forma exponencial en los últimos meses. El motivo es sencillo: si el Gobierno cumple su palabra, en no mucho tiempo sus residentes podrían perder uno de los privilegios que conservan desde hace varias décadas, ser los únicos (a excepción de los trabajadores del Ecimat) que pueden disfrutar de la costa de la isla.
En junio, durante una visita a la vecina playa de Samil, la ministra Sara Aagesen, garantizó que defenderá “el acceso al dominio público marítimo-terrestre” en la zona. “Tiene que ser de uso público y estamos trabajando en la definición del proyecto, esperamos tenerlo justo a la vuelta del verano”, insistió. El miércoles El Confidencial reveló que el Gobierno ya está ultimando el proyecto para lograrlo, lo que en la práctica pasaría por levantar la garita que impide el paso de los no residentes y recuperar la franja de dominio público de la ínsula.
Para comprender ese empeño hay que entender antes algunas claves. La primera, el estatus de la isla. Lo que tiene Toralla SA es una concesión, una autorización de casi un siglo otorgada a mediados de los 60 y que no finalizará hasta 2064.
Entre medias, a finales de los 80, el Gobierno aprobó la Ley de Costas, una normativa que regula el uso público del litoral y a la que ahora mismo no se ajusta la isla gallega. De hecho si los vigueses (y el resto de visitantes) pueden atravesar el puente y tomar el sol en las calas de la isla situadas en sus márgenes no es por la hospitalidad de la SA, sino por una sentencia de los 90 que le obligó a retranquear la garita hasta al extremo de la pasarela, permitiendo su acceso público.
La Ley de Costas exige sin embargo algo más.
La norma contempla un espacio de “servidumbre de tránsito” que debe respetar una franja de seis metros de ancho, una zona en la que “no está autorizada la construcción de ninguna instalación y deberá dejarse permanentemente expedita para el uso público peatonal”. Eso es lo que aspira a lograr ahora Vigo con el apoyo del Gobierno: un paseo perimetral de más de 1,5 km y al menos seis metros de ancho para el que los residentes probablemente tendrán que ceder terrenos.
Con él lograrían dos objetivos: acabar con décadas de privilegios y borrar Toralla del reducidísimo porcentaje de costa española que sigue sin respetar el deslinde.
Imágenes | Ángel (Flickr), Google Earth y Google Maps
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Reportan que actor de K-dramas atropelló a mujer e intentó ocultar su cuerpo en 1991; continuó con su carrera hasta 2017
El pasado de un actor de K-dramas de la década de los 80 resurgió en los últimos días y se desató una ola de críticas hacia la industria del entretenimiento coreano después de que se diera a conocer que el artista mató a una mujer cuando manejaba en estado de ebriedad.
De acuerdo con medios de comunicación especializados locales, el veterano actor continúo con su carrera hasta su retiro, pese a haber cometido el delito, sin enfrentar a la justicia.
Se trata del ya jubilado Jo Hyung Ki quien en 1991 atropelló a una mujer de unos 30 años de edad al conducir en estado de ebriedad.
El impacto le ocasionó la muerte a la víctima y el famoso decidió ocultar el cuerpo para evitar ir a prisión, pero al quedarse dormido al interior de su vehículo —cerca de donde lo escondió— la policía lo arrestó.
Su cuerpo presentaba 0.26% de alcohol, un alto porcentaje de acuerdo a los estándares permitidos.
Documentos judiciales citados por los medios recuerdan que la investigación lo encontró culpable pese a su intento de evasión.
Durante el caso fue sentenciado a tres años de prisión, pero esta sentencia incrementó a cinco años tras apelaciones; sin embargo, en una nueva ronda de las mismas su defensa presentó una apelación más y un juez la aceptó, por lo que consiguió la libertad condicional por su condena principal con dos años de prisión si la violaba.
Pese a esto, el actor continúo con su carrera por casi 20 años más debido a la poca cobertura que tuvo por las limitaciones mediáticas de la época.
Sin embargo, en 2017 se vio obligado a anunciar su retiro a causa de los comentarios maliciosos que recibió tras compartirse detalles de su pasado.
La noticia volvió a resurgir debido a que la plataforma de Dispatch, citada por medios como la fuente de origen que aseguró haber tenido acceso a todo el historial, reveló más detalles como lo anterior.
Esto generó reacciones como críticas a la forma en que la industria del entretenimiento trata casos donde artistas conocidos cometen un crimen como conducir bajo los efectos del alcohol, pero otros critican que en su mayoría estos reciben castigos injustos al ser figuras conocidas.
Jo Hyung Ki debutó como actor en 1979 con un papel secundario dentro del K-drama “Jefe Inspector” y participó también en títulos como “Golden Egg”(2012) y “The Queen´s Flower” (2015).
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Reportan que actor de K-dramas atropelló a mujer e intentó ocultar su cuerpo en 1991; continuó con su carrera hasta 2017
El pasado de un actor de K-dramas de la década de los 80 resurgió en los últimos días y se desató una ola de críticas hacia la industria del entretenimiento coreano después de que se diera a conocer que el artista mató a una mujer cuando manejaba en estado de ebriedad.
De acuerdo con medios de comunicación especializados locales, el veterano actor continúo con su carrera hasta su retiro, pese a haber cometido el delito, sin enfrentar a la justicia.
Se trata del ya jubilado Jo Hyung Ki quien en 1991 atropelló a una mujer de unos 30 años de edad al conducir en estado de ebriedad.
El impacto le ocasionó la muerte a la víctima y el famoso decidió ocultar el cuerpo para evitar ir a prisión, pero al quedarse dormido al interior de su vehículo —cerca de donde lo escondió— la policía lo arrestó.
Su cuerpo presentaba 0.26% de alcohol, un alto porcentaje de acuerdo a los estándares permitidos.
Documentos judiciales citados por los medios recuerdan que la investigación lo encontró culpable pese a su intento de evasión.
Durante el caso fue sentenciado a tres años de prisión, pero esta sentencia incrementó a cinco años tras apelaciones; sin embargo, en una nueva ronda de las mismas su defensa presentó una apelación más y un juez la aceptó, por lo que consiguió la libertad condicional por su condena principal con dos años de prisión si la violaba.
Pese a esto, el actor continúo con su carrera por casi 20 años más debido a la poca cobertura que tuvo por las limitaciones mediáticas de la época.
Sin embargo, en 2017 se vio obligado a anunciar su retiro a causa de los comentarios maliciosos que recibió tras compartirse detalles de su pasado.
La noticia volvió a resurgir debido a que la plataforma de Dispatch, citada por medios como la fuente de origen que aseguró haber tenido acceso a todo el historial, reveló más detalles como lo anterior.
Esto generó reacciones como críticas a la forma en que la industria del entretenimiento trata casos donde artistas conocidos cometen un crimen como conducir bajo los efectos del alcohol, pero otros critican que en su mayoría estos reciben castigos injustos al ser figuras conocidas.
Jo Hyung Ki debutó como actor en 1979 con un papel secundario dentro del K-drama “Jefe Inspector” y participó también en títulos como “Golden Egg”(2012) y “The Queen´s Flower” (2015).
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también cambió la ingeniería para siempre
Poco antes de las 11:00 de la mañana del 7 de noviembre de 1940, un impresionante puente colgante de Estados Unidos estaba a minutos de convertirse en historia de la ingeniería. En aquella mole solo quedaba un perro atrapado al que nadie podía salvar. Pasados unos minutos de las 11, las cámaras filmaron una de las escenas más impactantes jamás grabadas.
Esta fue la historia de un fallo descomunal.
Una obra maestra demasiado ligera. Cuando el puente Tacoma Narrows abrió en julio de 1940, su silueta fina y elegante pretendía simbolizar una nueva era de ingeniería económica y eficiencia estructural. Leon Moisseiff, uno de los ingenieros más prestigiosos del país y artífice del Golden Gate, había diseñado un coloso estilizado que, sin embargo, desde el primer día comenzó a mostrar un comportamiento inquietante: el tablero vibraba y se ondulaba incluso con brisas moderadas.
Los trabajadores bautizaron a la estructura como “Galloping Gertie”, un apodo tan coloquial como revelador, porque indicaba que algo profundo y aún incomprendido estaba perturbando su estabilidad.
Primeras pesquisas. Los equipos de la Universidad de Washington iniciaron estudios intensivos: modelos a escala, pruebas en túnel de viento y soluciones de emergencia como gatos hidráulicos y cables provisionales. Nada logró detener las oscilaciones.
El puente, demasiado delgado, demasiado ligero, demasiado fiel a una estética depurada, había sido empujado al límite por la filosofía de diseño de la Gran Depresión, una en la que los materiales se reducían a lo imprescindible y la resistencia aerodinámica no era aún una ciencia madura.
El desastre. El 7 de noviembre de 1940, con vientos de alrededor de 65 km/h, Gertie experimentó lo que investigación definió como “una transición abrupta entre las oscilaciones verticales habituales y un violento movimiento torsional que pronto se volvió ingobernable”. Automovilistas y reporteros vivieron escenas que parecían extraídas de un relato fantástico: tramos del suelo que desaparecían bajo los pies, saltos en el vacío entre ondulaciones, y un ritmo de torsión que se intensificaba hasta que la estructura se plegó sobre sí misma.
A las 11:02 de la mañana, el centro del puente cayó al estrecho. La única víctima fue Tubby, un perro atrapado en un coche abandonado. El espectáculo, filmado con una nitidez escalofriante, se convirtió en uno de los documentos visuales más influyentes de la ingeniería moderna.
Qué demonios pasó. Tras la caída, las investigaciones determinaron que el colapso se debió a un fenómeno desconocido entonces en su complejidad: el denominado como flutter torsional. Cuando una de las suspensiones cedió, el tablero adoptó una geometría asimétrica que permitió que el viento alimentara la torsión del puente.
La estructura dejó de ser agitada por la atmósfera: era su propio movimiento el que generaba la fuerza destructiva, no el viento. La oscilación, “autoexcitada”, creció sin límite hasta provocar la fractura total. Aquella tragedia enterró la teoría clásica de la “deflexión”, que sostenía que solo los movimientos verticales eran relevantes en un puente colgante, y obligó a desarrollar nuevos principios aerodinámicos y un estándar riguroso de pruebas en túnel de viento que desde entonces se aplican en todo el mundo.

Día de la apertura del puente en 1940
Reconstrucción y corrección. En los años posteriores, Estados Unidos reescribió los manuales de ingeniería de puentes. Se diseñó un reemplazo más robusto, con un esqueleto más ancho, cables más pesados y rejillas abiertas para reducir la acción del viento. “Sturdy Gertie”, inaugurado en 1950, corrigió los errores conceptuales de su predecesora y se convirtió en el símbolo de una lección aprendida a través de la catástrofe.
Décadas después, en 2007, se añadió un nuevo tramo para absorber el tráfico creciente. Y mientras los ingenieros construían un puente más seguro en la superficie, el mundo submarino comenzó a reclamar los restos del puente original, que yacían dispersos a más de 60 metros bajo las aguas del Puget Sound.

Día del colapso
Metamorfosis inesperada. De forma extraordinaria, lo que comenzó como un naufragio accidental terminó convirtiéndose en uno de los arrecifes artificiales más extensos y singulares del Pacífico Noroeste. En las profundidades del estrecho, vigas retorcidas y placas metálicas en ruinas se cubrieron de anémonas, esponjas, algas y capas de organismos que transformaron la tragedia en un hervidero de vida submarina.
Anguilas lobo serpenteaban a través de los nudos del acero, pulpos gigantes del Pacífico hallaban refugios en los pliegues del tablero colapsado, y escuelas de peces rondaban los escombros. Para los buzos, era un paisaje casi mítico: un bosque de metal colonizado por la vida marina, tan exuberante que dio pie a la leyenda de un gigantesco “Rey Pulpo” que, según los habitantes de Tacoma, reinaba en las sombras bajo el puente. La magia de aquel ecosistema accidental residía en que la naturaleza tomó un vestigio de la ingeniería humana y lo convirtió en un santuario.

Representación del colapso del puente Tacoma Narrows
Legado amenazado. Sin embargo, a medida que pasaron las décadas, el entorno cambió de forma inquietante. Diversos testigos que bucearon en los noventa describen un vergel submarino rebosante de fauna, pero hoy, la mayor parte de ese esplendor ha desaparecido. La sobrepesca, combinada con cambios ecológicos en el Puget Sound, ha reducido drásticamente la presencia de especies emblemáticas.
Las criaturas marinas y pulpos gigantes han migrado a zonas menos explotadas, los peces son más pequeños y en muchos tramos solo quedan restos de anzuelos y aparejos. Los puntos menos castigados son, paradójicamente, los que se encuentran bajo el puente actual, donde la pesca es complicada y la vida marina resiste. Aun así, para muchos expertos, el deterioro del arrecife artificial es un recordatorio de la vulnerabilidad de los ecosistemas creados involuntariamente y de cómo la intervención humana (en tierra o en mar) define la vida que prospera o desaparece.
Historia, memoria y protección. Los restos de Galloping Gertie fueron incluidos en el Registro Nacional de Lugares Históricos en los años noventa, no solo como evidencia de un hito de ingeniería fallida sino también como testimonio de la capacidad de la naturaleza para transformar ruinas en hábitats. Hoy algunos defensores aspiran a un estatus aún mayor: convertir el sitio en una reserva marina, protegida contra actividades extractivas y reconocida tanto como patrimonio ecológico como capítulo fundamental de la historia de la ingeniería.
Un fracaso extraordinario. Si se quiere también, la historia del Tacoma Narrows no es solo la del colapso de un puente, sino la de una doble transformación: la del conocimiento ingenieril, que evolucionó a raíz del desastre, y la del ecosistema submarino que emergió de los escombros. El derrumbe impulsó cambios globales en la manera en que se diseñan y prueban las grandes estructuras. Los restos, por su parte, generaron un refugio biológico cuya conservación hoy se debate con urgencia.
Entre ambas dimensiones, técnica y biológica, hay una lección perdurable: los errores humanos pueden ser devastares, pero también pueden, sin proponérselo, sembrar las condiciones para que la vida florezca de formas inesperadas.
Imagen | Wikimedia Commons
En Xataka | China ha construido el puente más alto del mundo y ha hecho lo que debe: convertirlo en un show
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