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J Balvin: El fenómeno que ha derribado los muros del idioma y la cultura
Nota: Cuando leas esto, no importa si te gusta el reggaetón ni lo que pienses de este género musical. De verdad, eso no importa. Estamos aquí hablando de J Balvin, quien va en representación de dos cosas que sí nos interesan: la cultura latinoamericana, y por ende, el idioma español.
“Hay un nuevo sonido en la ciudad“. Comienza así una editorial de The Independent escrita en 2005 sobre la llegada del reggaetón al Reino Unido. Este género latino llegó con fuerza (es decir, a las listas de popularidad de la región) con “Gasolina” de Daddy Yankee, dando paso a la entrada de otros tantos artistas como Tego Calderón y Don Omar. El reggaetón fue descrito, en ese entonces, como una mezcla de rap en español, samples latinos y beats electrónicos del dancehall jamaicano.
¿Llegó para quedarse? No precisamente. A este género le costó mucho trabajo mantenerse en la mente de las audiencias británicas, pues las comunidades latinas de allá no estaban bien armadas, o bien, no pretendían ensalzar su cultura a través de la música, ni siquiera con la salsa, quizá el género más popular fuera de los países latinoamericanos. Esto fue todo lo contrario en Estados Unidos, el centro de la industria musical más importante a nivel global.
Pero a pesar de que los “americanos” dejaron entrar con mayor facilidad a los reggaetoneros, tampoco fue un proceso fácil. De hecho, tardó más de 10 años para que generara una conversación real sobre el futuro de la música, los preceptos comerciales, la definición de lo que es bueno y malo, monoculturalismo, el español, y qué tan válido es considerar a un cantante de reggaetón como artista. Actualmente, este debate divide opiniones a partir de figuras (latinas) internacionales que definen el mercado comercial de la música. Y aquí es donde entra el nombre de J Balvin… pero al rato llegamos a esto.
El reggaetón tiene su origen en Panamá a finales de los 80. Después llegó a Puerto Rico a principios de los 90 donde encontró a sus máximos exponentes (por supuesto, después de DJ Playero, por ejemplo), pero más importante, donde evolucionó hasta convertirse en un género representativo de la cultura urbana y la visión callejera de los países de América Latina, sobre todo Puerto Rico, Colombia y República Dominicana.
A partir del lanzamiento de “Gasolina” en 2005 de Barrio Fino –el álbum latino más vendido de la década, aseguran–, es que el reggaetón (ahora “viejito”) tuvo un boom con algunos exponentes en nuestro país como El General, Daddy Yankee, Tego Calderón, Don Omar, Tito el Bambino, Jowell y Randy, Alexis y Fido, Zion, Tony Dize, Wisin y Yandel, y más. Todos estos nombres, sobre todo el de los puertorriqueños, formaron parte de una fuerza comercial que se caracterizó por la crítica enfocada en la calidad musical y en las letras donde abordaba la figura de la mujer con un objeto de placer.
Estas dos cuestiones, a la fecha y a pesar de que el reggaetón se internacionalizó, siguen siendo definitivas para el público, sobre todo el latinoamericano que rechaza este estilo de música por diversas razones. Una de las principales es que se encuentra ligado a un estrato social bajo, un estigma que ha desfilado por varios géneros que ahora son bien aceptados como la cumbia y sus variantes, el rap y el mismo hip hop fuera de Latinoamérica.
Estos, por mencionar los mejores ejemplos, encontraron un grupo específico de escuchas que se identificaron con el ritmo y con las intenciones de la música. En el caso de la cumbia, fue el baile y la unión que se desprende del mismo. En el caso del reggaetón es más complicado, ¿pero no acaso vivimos tiempos aún más confusos derivados del internet, las redes sociales y el streaming? En el género urbano, como también se le conoce, no necesariamente es la identificación del sujeto que lo escucha con las letras (sí, en su mayoría misóginas y vulgares), sino la simpleza de las mismas. El reggaetón no requiere de ningún esfuerzo, no es complejo sino todo lo contrario, es divertido porque no necesita pensarse.
Esta, entendemos, es la razón por la cual el reggaetón es un género global. A partir de 2015, comenzó su salida en los mercados anglo. Para 2016 y 2017, sus canciones ya entraban en las listas, y pasaron de tener cuatro lugares a 19 en un listado de 100. Ahorita, ya no importa el número, sino los lugares, y tres o cuatro de las primeras cinco canciones a nivel global, son de reggaetón.
Las puertas se abrieron hace más de 15 años, pero es ahora que se ha convertido en todo un fenómeno cultural con distintos representantes como Anuel AA, Sech, Ozuna, Nicky Jam, Maluma, Jhay Cortez, Guaynaa, Arcangel, Farruko, Bad Bunny y J Balvin. Este último podría ser considerado la máxima figura de la música latina en la actualidad, y no lo decimos nosotros, sino los números, los streamis, las reproducciones, los festivales.
J Balvin tiene cuatro videos musicales que superan las miles de millones de reproducciones (cada uno). Se convirtió en el primer artista latino en tener un video en superar esta cifra en YouTube. Además, eso lo ubica en un lugar muy especial con Taylor Swift y Ariana Grande, a quienes consideramos estrellas internacionales del pop que forman parte de una conversación en distintas generaciones.
Oasis, trabajo discográfico en colaboración con Bad Bunny y salido en 2019, fue alabado por medios internacionales como The Fader, Vulture y hasta Pitchfork, quienes lo compararon en importancia a algún trabajo realizado por Jay Z y Kanye West, y lo calificaron como “histórico” y “divertido”. En una semana, este disco con sus ocho canciones, alcanzó un total de 40 millones de streams, lo cual es una locura comparado, nuevamente, con artistas internacionales como Drake. De hecho, J Balvin se encuentra sólo por debajo de Ed Sheeran como el artista con mayor streaming, pero sin duda ocupa el primer lugar como el más escuchado en todo el mundo…
Pero la importancia de J Balvin va más allá de eso. Como mencionamos en un principio, nuestro interés en un personaje como él no es por su música, ni el debatir la calidad de la misma, sino en lo que representa para la cultura latinoamericana y el ascenso del idioma español. A pesar de ser el segundo idioma más hablado del mundo, sigue resultando exótico como parte de una cultura definida por lo tropical, el baile y la sensualidad. “Yo haré todo lo que pueda en español. Y ahí veremos qué pasa”, dijo en entrevista para The New York Times. Y esto ha pasado…
José Álvaro Osorio Balvin ha lograd0 que artistas anglo busquen a cantantes latinos para colaborar en una canción que, desde ahorita, sabemos será un éxito comercial en la era del streaming. Y así es como encuentras a Drake, Beyoncé, Justin Bieber, Pharrell, Selena Gomez, y más, cantando en español. No es la primera vez que pasa, queda claro, pero sí es la primera vez que tiene una repercusión a nivel cultural, dentro de la música, a gran escala.
En los 90, la creencia era que un latino debía cantar en inglés para entrar de lleno al mercado de Estados Unidos. “La Macarena” de Los del Río es el ejemplo perfecto. Esta canción comenzó a sonar en varias partes del mundo, pero no en Estados Unidos pues algunas estaciones locales no permitían que canciones en español sonaran. La única solución de los productores fue integrar un tramo en inglés: “When I dance they call me Macarena, and the boys then say que soy buena…“.
Shakira, una de las artistas colombianas más destacadas de la industria, sacó en español e inglés su tercer disco de estudio titulado Servicio de lavandería/Laundry Service. Y así, y sólo así, es que la voltearon a ver y la consideraron, años después, para hacer la canción oficial del mundial de Sudáfrica en 2010, el famoso “Waka Waka”. Y 10 años después de eso, la vimos junto a JLo en el Super Bowl acompañadas de Bad Bunny, un puertorriqueño, y J Balvin, un colombiano (ambos cantando en español).
El año pasado, Balvin salió de gira por varias partes del mundo con Arcoiris, tour cantado completamente en español. El colombiano se presentó en el Staples Center de Los Ángeles, Coachella 2019 y Lollapalooza 2019, por mencionar algunos. Y con esto siguió en ascenso, pues fue el primer latino en encabezar el line up de Lollapalooza y el primer reggaetonero en liderar Coachella. Y no sólo eso, también el primero en presentarse en Saturday Night Live.
Hace unos meses, en septiembre del año pasado, J Balvin se unió a Louis de Guzman para sacar una colección de ropa, piezas de arte, artículos y más, con el tema de Bob Esponja en celebración de su aniversario. Y hace unas cuantas semanas, reveló una nueva colaboración que culminó en los Air Jordan 1 de colores, apuntando a su próximo trabajo discográfico. Pero el punto más determinante de Balvin fue hace unos años, en 2016, cuando apareció en el front row de una pasarela de Chanel junto a Pharrell y el mismo Karl Lagerfeld como invitado especial de la “Chanel Collection des Metiers d’Art 2016/17: Paris Cosmopolite”. En 2017 se convirtió en el primer embajador latino de la Semana de la Moda de Nueva York.
Mucho se ha hablado de cómo artistas como J Balvin y Bad Bunny han redefinido el concepto de masculinidad/moda dentro del entorno sociocultural de Latinoamérica. En los países de la región, está de más decirlo, reina una identidad machista. ¿Por qué un hombre latino habría de preocuparse por vestir a la moda, con marcas de alta costura e incluso pintarse las uñas? Por qué no, es su respuesta. En aquella pasarela de Chanel, J Balvin vistió una chaqueta de mujer, sentando un precedente en la moda del reggaetonero que primero vistió muy similar a los exponentes del rap y el hip hop en Estados Unidos, para ahora resaltar cierta feminidad en las prendas, los colores y el cuidado de su aspecto que no deja de ser representativo del reggaetón y la identidad urbana.
El reggaetón y J Balvin han dominado el mercado de la música desde hace unos años, y no pinta para que sea diferente este 2020 ni los años a seguir. Muchos piensan, sin refutar su opinión, que se trata de una moda, pero el impacto cultural nos hace creer que esto es más grande y el reggaetón tendrá que evolucionar hasta ajustarse en un porcentaje mayor, a lo que la audiencia necesita o quiere oír de un género que se va a mantener un rato más.
En una columna de Rolling Stone escrita a finales de 2018, el autor se pregunta qué es lo que debe hacer la industria de la música en Estados Unidos ante la inminente presencia de la música latina en el mercado global, y no sólo de artistas de reggaetón, sino también de bandas y personajes como Rosalía cuya producción musical es en español… y su respuesta es desalentadora para aquellos que creen que, precisamente, esto es una moda.
¿Habrá espacio para otros estilos y géneros, para otros nombres con ideas innovadoras?, ¿el público seguirá escuchando música en español más allá del género urbano y sus colaboradores? La “monoculturalidad” que podría traer como resultado el dominio del género urbano en México, Estados Unidos y el mundo, podría ser peligrosa para la producción, y también para el público acostumbrado a no pensar la música, no exigirla, sino simplemente bailarla y sentirla. Pero, ¿esto es del todo malo actualmente?
J Balvin no es la respuesta a ninguna de estas preguntas, pero sí tal vez la(s) pregunta(s) que nos podremos formular a futuro si esto sigue avanzando a los pasos agigantados que han sido. Mientras las audiencias exigen más de la música (y sólo si esto les parece justo), hemos de aprovechar el reinado del idioma español, y el reinado de un sujeto que se ha sincerado con su público (podcast “Made in Medellín”) sobre la ansiedad y la depresión; que ha defendido las raíces históricas de su natal Colombia, que ha redefinido la moda y la superficialidad de la masculinidad, y que ha puesto en la mira internacional lo que los latinos siempre han sido capaces de hacer: cualquier cosa que tenga ritmo.
Ahora, J Balvin prepara un nuevo material de estudio que saldrá bajo el nombre de Colores, del cual se han desprendido tres sencillos titulados “Blanco”, “Morado” y el último en estrenarse, “Rojo”.
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Vhagar, Meleys y Sunfyre: La historia de los dragones del cuarto episodio de ‘House of the Dragon’
Estamos en el cuarto episodio de la segunda temporada de House of the Dragon. Y nos atrevemos a decir que hasta ahora, ha sido el capítulo más emocionante de todos porque por fin la “Danza de los dragones” se hizo realidad.
Antes de que piensen que les vamos a dar spoilers, aquí sólo van a encontrar un peso de contexto sobre los dragones que aparecen en este episodio. Les platicaremos la historia de Meleys, la dragona de Rhaenys; Vhagar, el enorme dragón de Aemond; y Sunfyre, el hermoso dragón de Aegon.
Y como dato extra, también les platicaremos de Dreamfyre, el dragón de Helaena. Este dragón nunca ha salido en la serie, pero su historia es una de las más interesantes desde los primeros años tras la conquista de Aegon. Así que pongan atención porque se puede poner enredado.
Sunfyre, el dragón de Aegon III
Cuando Aegon tenía 13 años, “conectó” con su dragón, el cual lleva el nombre de Sunfyre. De acuerdo al libro Fire & Blood, Sunfyre era el dragón más hermoso que jamás se hubiera visto, pues tenía las escamas doradas y sus alas eran rosadas.
Ahora bien. En la época de los Targaryen que vemos en House of the Dragon, coexisten dragones viejos y dragones jóvenes. Uno de los más viejos es Vhagar, el cual pertenece a Aemond, pero tuvo más jinetes desde la conquista (ahorita vamos a eso).
Sunfyre, en el caso contrario, era de los dragones más jóvenes, y su primer jinete fue el mismo Aegon. Después de los episodios vistos en este cuarto capítulo de la serie (aguas porque pueden ser spoilers), el destino de Sunfyre es incierto.
Sunfyre, de ser el dragón más hermoso, pasa a estar gravemente herido, con un ala rota, sin un ojo y un montón de heridas en su cuerpo que tardan en sanar. Tan mal estaba, que incluso lo mandan a matar, pero el dragón dio batalla y sobrevive.
Meleys, la dragona de Rhaenys
En la primera temporada de House of the Dragon, Meleys y Rhaenys protagonizaron una de las escenas más emocionantes. Al cierre, la princesa y su dragona se aparecen en la coronación de Aegon como rey de Westeros (muy al estilo de Shrek, pues).
Sabemos perfectamente que Rhaenys pudo decir “dracarys“, matar a Aegon, Alicent, Otto y toda la familia usurpadora, y evitar que la guerra diera inicio. Pero también entendemos el punto de Rhaenys al decir que no le correspondía dar ese primer paso.
Conocida como la “Reina Roja”, Meleys le perteneció, primero, a la princesa Alyssa Targaryen. ¿Y quién era ella? Alyssa era hija de Jaehaerys I, el rey conciliador, y madre de Viserys y Daemon. En ese caso, Alyssa estaba casada con Baelon o el príncipe de la primavera (no olviden su nombre porque vuelve a aparecer).
Después, Rhaenys logra montarla y convertirse en una de las figuras más temidas en todo Westeros y entre los dragones de los Targaryen.
Vhagar, el dragón de Aemond
Baelon, el llamado rey de la primavera, esposo de Alyssa y padre de Viserys I y Daemon, fue el jinete de Vhagar, uno de los dragones que participaron en la conquista de los Targaryen en Westeros (Vhagar tenía unos 52 años durante la conquista).
*Sólo como dato curioso, Baelon y su hermano Aemon se querían mucho y tomaron la decisión de que ambos compartirían el trono. Uno sería rey y el otro la Mano. Y aunque las cosas no salieron como lo planeado, han de saber que Aemon es el papá de Rhaenys, y fue el primer jinete de Caraxes, el extraño dragón de Daemon en House of the Dragon.
Volviendo a Vhagar… como les contamos, este dragón formó parte de la conquista de Aegon junto a sus hermanas y esposas. Una de ellas era Rhaenys junto a su dragón Meraxes. También estaba Visenya, una reina guerrera, y su dragón (adivinen) Vhagar.
Después de Visenya, Baelon toma a Vhagar. Y después pasa a Laena Velaryon, la hija mayor de Lord Corlys y la princesa Rhaenys. Como recordamos, ella se casa con Daemon, con quien tiene dos hijas gemelas, Rhaena y Baela.
La muerte de Laena no es igual en los libros y la serie. En la serie, la princesa le pide a Vhagar, su dragón, que la mate. Pero en los libros no es así. Laena tuvo complicaciones durante un parto, y tras días enferma, decide que quiere volar a Vhagar por última vez. En camino hacia el dragón, colapsa y muere.
Tras la muerte de Laena, Vhagar se queda sin jinete, lo cual coincide con la falta de un dragón para el príncipe Aemond. Tras las burlas de sus hermanos y sobrinos (los hijos de Rhaenyra), Aemond se arma de valor y monta a Vhagar.
Sin embargo, Aemond nunca logra controlar por completo a Vhagar, pues es un dragón enorme y viejo. Parte de las consecuencias de esto es la muerte de Lucerys Velaryon: Vhagar destroza a Luke y su joven dragón Arrax de una mordida. Como alguna vez dijo Viserys, controlar a un dragón es una “ilusión”.
Dreamfyre, la dragona de Helaena
Visenya, la jinete de Vhagar en la conquista, tuvo un hijo llamado Maegor, quien al convertirse en rey recibió el nombre de “Maegor el Cruel”. Era hijo de Aegon el conquistador, pero no su primogénito. Sin embargo, su madre siempre quiso que él fuera el sucesor.
El segundo rey Targaryen en Westeros fue Aenys (hijo de Rhaenys), al cual describían como una persona amable y culta. Contrario a los deseos de Visenya, Aenys se convierte en rey y tiene dos hijos: Aegon y Rhaena. Aegon heredaría el trono, y lo quería hacer tomando como esposa a su hermana.
El rey Aenys acepta, pero el pueblo se niega bajo la manipulación de la Fe de los Siete. Entonces, Aenys se arma un plan y le dice a sus hijos/esposos que viajen por todo Westeros para demostrar que no pasa nada si son hermanos y están casados (Cersei y Jaime necesitaban un representante como Aenys, sin duda).
A estas alturas, Aegon no tenía dragón, pero Rhaena sí, Dreamfyre. Mientras el heredero está de viaje, el rey Aenys enferma y muere. ¿Qué debía suceder? Aegon tomaría el trono para convertirse en rey… pero aparece Maegor con su dragón Balerion (el mismo dragón de Aegon el conquistador), y toma el reino con ayuda de su madre Visenya.
Aegon lucha para tomar lo que le pertenece, pero Maegor lo mata. Es así como se convierte en el rey de los Siete Reinos, mata a los líderes de la Fe de los Siete, y toma a muchas mujeres como esposas. Entre ellas están las Black Brides (les decían así porque eran viudas a partir de que sus esposos habían muerto en manos de Maegor).
¿Y adivinen quién estaba entre las Black Brides? La princesa Rhaena, viuda de Aegon y sobrina del mismo Maegor. Pero esa no es la parte más interesante del chisme. Rhaena siempre estuvo enamorada de una mujer de la corte: Elissa Farman. Y así como llevaba a su hermano Aegon sobre Dreamfyre, también lo hizo con Elissa (como cuando te dedican la misma canción).
El chisme real dice que tras la muerte de Maegor, Rhaena se casó con Androw Farman, hermano de Elissa. Pero sólo lo hizo para estar cerca de ella… pero esa es otra historia.
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