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“Frankenstein” se prepara para los Óscar: obtiene seis precandidaturas, entre ellas mejor casting
EFE.- La adaptación de “Frankenstein” del aclamado director mexicano Guillermo del Toro obtuvo seis precandidaturas para optar al Óscar en seis categorías, anunció este martes la Academia de Hollywood.
La obra de del Toro figura en el nuevo apartado de estos premios dedicado al casting, junto a la española “Sirat” y “One Battle After Another”, además de cinematografía, maquillaje y peluquería, banda sonora, sonido y efectos visuales.
Escrita y dirigida por Guillermo del Toro, el proyecto de Netflix está basado en la novela de título homónimo escrita por Mary Shelley de 1818 y retrata la historia de Victor Frankenstein, un joven y brillante científico que da vida a una criatura en un monstruoso experimento que le lleva a la ruina.
Este clásico gótico incluye al actor guatemalteco estadounidense Oscar Isaac, en la piel del científico; Jacob Elordi, como La Criatura, y Mia Goth como Lady Elisabeth Harlander.
Por esta obra, del Toro optará al Globo de Oro mejor director, mientras que la película cuenta con cinco nominaciones a estos premios, considerados la antesala de los Óscar, y cuya gala tendrá lugar el próximo 11 de enero en Beverly Hills.
Por su parte, el suspense de terror y vampiros “Sinners” y la segunda parte del musical “Wicked” lideran las listas de los proyectos preseleccionados a los Óscar de esta edición; La brasileña “The Secret Agent” y la argentina ‘Belén’ lograron avanzar en la carrera por el Óscar al posicionarse entre las 15 obras precandidatas a mejor película internacional.
Las películas finalistas a los Óscar se anunciarán junto al resto de proyecciones nominadas a los premios más prestigiosos del cine el próximo 22 de enero y los ganadores definitivos se darán a conocer en la gala de la 98º edición de estos galardones, prevista para el 15 de marzo.
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no está claro cómo ganar dinero cuando la IA conteste a todo
Por estos tiempos hay un gesto que se repite una y otra vez: abrir un chatbot o un modo de búsqueda generativa, escribir una pregunta y esperar una respuesta directa, ordenada y aparentemente definitiva. No hay lista de enlaces ni necesidad de comparar diez páginas para decidir en cuál confiar. La promesa de comodidad es evidente, pero detrás de ese gesto cotidiano se está abriendo una grieta mucho más profunda. Durante años, la búsqueda en internet ha sido una de las grandes máquinas de generar dinero de la industria tecnológica. Si la IA empieza a contestarlo todo por nosotros, la pregunta ya no es técnica, sino económica: quién paga esa respuesta y quién se queda fuera.
La primera señal clara de que algo se está moviendo llegó en un momento muy concreto del calendario comercial. Durante el último Black Friday, los grandes modelos de lenguaje empezaron a enviar tráfico real a tiendas online de primer nivel. Según datos de Semrush citados por The Wall Street Journal, una veintena de grandes retailers recibió una media de 183.000 visitas diarias procedentes de herramientas de IA, una cifra todavía pequeña frente a Google, pero casi ocho veces superior a la del año anterior. El volumen sigue siendo marginal, pero la tendencia ya no pasa desapercibida para quienes viven de captar y convertir usuarios.
Cuando la respuesta sustituye al clic. La búsqueda tradicional funcionaba como un sistema de derivación: cuanto mejor posicionada estaba una página, más tráfico recibía. La irrupción de la IA altera ese esquema al ofrecer respuestas cerradas que, en muchos casos, reducen o eliminan el paso intermedio. Ese cambio no garantiza mayor calidad ni fiabilidad, los modelos pueden cometer errores, mezclar fuentes o generar información incorrecta. Pero sí transforma el reparto de la atención. Si el usuario deja de salir hacia miles de sitios y la interacción, en muchos casos, se concentra en la plataforma que responde, el modelo económico que ha sostenido la web durante años entra en tensión.
Ese desplazamiento de la atención ha activado una reacción inmediata en el lado empresarial. A medida que las respuestas generadas por IA empiezan a influir en qué marcas aparecen y cuáles desaparecen del radar del usuario, surge una nueva preocupación: cómo “estar” dentro de esas respuestas. De ahí nace la idea de optimizar para la búsqueda con IA, un terreno todavía difuso en el que conviven agencias tradicionales, startups recién creadas, como Evertune o Profound, y plataformas que intentan ofrecer métricas, herramientas y promesas de visibilidad en sistemas que, por definición, funcionan como cajas negras.


La aparición de la búsqueda con IA no ha generado consenso, sino un choque de interpretaciones. Una parte del sector cree que el cambio es incremental y que las buenas prácticas de siempre siguen siendo relevantes, aunque ahora se expresen de otra forma. Frente a ellos están quienes hablan abiertamente de un cambio de era y defienden que la visibilidad en respuestas generadas requiere una disciplina nueva. Entre ambos extremos se mueven empresas, marcas e inversores, con millones de dólares en juego.
Las señales que resisten el cambio. En un terreno poco estandarizado, muchas de las tácticas que mejor encajan con la búsqueda generativa no son radicalmente nuevas. Autoridad, contexto y claridad editorial siguen siendo factores relevantes, al igual que ofrecer información útil y verificable. Algunas empresas, explica Semrush, están afinando formatos, resúmenes o estructuras para facilitar la lectura por parte de los modelos, pero sin romper con sus prácticas previas.
Cuando el contexto social entra en la ecuación. Frente al SEO clásico, la IA parece apoyarse más en señales externas al sitio web. Según datos analizados por Profound, la recencia pesa especialmente en este tipo de respuestas. Y, de acuerdo con Semrush, también gana relevancia el contenido generado por usuarios, desde foros hasta comentarios en plataformas sociales, que los modelos utilizan como materia prima para entender productos y marcas. Eso introduce una variable difícil de controlar para las marcas: la conversación real. Ya no se trata solo de optimizar páginas, sino de entender que el relato colectivo también influye en lo que la IA devuelve.
Durante años se ha construido toda una industria alrededor de una premisa muy concreta: aparecer en Google para influir en una decisión de compra. Especialistas en SEO, agencias de marketing digital, herramientas y plataformas publicitarias han vivido de optimizar visibilidad, información y mensajes que llevaban al usuario hasta una tienda. Ese sistema funcionaba porque la búsqueda actuaba como intermediaria y derivaba al potencial comprador. Si la IA empieza a responder, recomendar y priorizar o sugerir qué enlace mostrar para comprar, el engranaje entero se reconfigura. La pregunta ya no es solo cómo atraer visitas, sino cómo ganar dinero cuando la intermediación cambia de manos.
Imágenes | Google | Austin Distel | 1981 Digital
En Xataka | El riesgo de que OpenAI quiebre va mucho más allá de su futuro como empresa: de ello depende todo el sector
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el motivo por el que la generación Z está dando de lado el alcohol
Durante años, el alcohol ha sido un elemento casi inherente al ocio juvenil. Pero algo está cambiando. La generación Z bebe menos que las anteriores y no solo por una cuestión de salud o economía: empieza a percibir el alcohol como un factor que afecta directamente a su bienestar mental, su capacidad de concentración y, en consecuencia, a su productividad diaria.
No es una cruzada moral ni una renuncia total al consumo. Es un cambio de relación con respecto al alcohol y sus consecuencias posteriores.
La generación Z bebe menos que los millennials. Los datos confirman que no se trata de una percepción aislada. Según Fortune, la generación Z consume alrededor de un 20% menos de alcohol que los millennials a la misma edad, una caída sostenida que se observa en varios países occidentales. Es decir, el alcohol sigue presente, pero pierde protagonismo en el ocio juvenil.
Según datos de la Encuesta sobre Alcohol y otras Drogas en España (EDADES), en 1997 el 12,7% de la población de 15 a 64 años afirmaba beber a diario, en 2007 era ya el 10,2% y en 2024 este porcentaje apenas era del 9%.
Hangxiety: la resaca que no se ve. La generación Z ha crecido con mayor acceso a información sobre salud mental, neurociencia básica y bienestar emocional. Eso ha modificado la percepción del alcohol, que deja de verse solo como diversión para empezar a entenderse como un elemento con costes cognitivos claros.
Uno de los conceptos que mejor explica este cambio es el de “hangxiety”, que The Guardian definía como la ansiedad que aparece tras el consumo de alcohol, incluso cuando la resaca física es leve. El alcohol altera neurotransmisores como el GABA y la serotonina, generando un efecto rebote que puede traducirse en ansiedad, irritabilidad y pensamientos rumiantes al día siguiente.
Para una generación especialmente sensibilizada con la ansiedad y la salud mental, este efecto resulta especialmente disuasorio.
Menos alcohol, más estabilidad cognitiva. Es decir, el motivo para reducir el consumo de alcohol no es solo evitar la resaca, sino mejorar la estabilidad mental y su rendimiento cognitivo durante los días siguientes.
Un estudio del Instituto de Investigación y Capacitación JSI de Boston, investigó los efectos del consumo de alcohol en el rendimiento laboral. Según sus conclusiones, incluso niveles moderados de resaca pueden afectar a la toma de decisiones, la memoria y la atención sostenida. El problema no es solo el exceso puntual del alcohol, sino los efectos residuales que se arrastran durante días y el malestar que esos efectos producen entre los más jóvenes.
Vivir sin fatiga. Reducir el consumo de alcohol no implica jornadas maratonianas en las que se pueda trabajar más horas. Lo que cambia es la constancia. Menos alcohol implica menos días “perdidos”, menor fatiga cognitiva y mayor capacidad para mantener el foco a lo largo de la semana.
Para una generación que se mueve en un mercado laboral más inestable y competitivo, ese control del propio rendimiento es clave, apostando por alternativas sociales sin alcohol, consumo más planificado y menos presión por beber para encajar.
Imagen | Unsplash (Vasilis Caravitis)
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tienen 24 meses de garantía y envío rápido
No es nada fácil elegir un nuevo móvil, incluso si estamos muy seguros de que queremos uno de una marca muy concreta. Si nos centramos en Samsung, este 2025 tenemos donde elegir con los nuevos Galaxy S25 (incluyendo por primera vez el modelo Edge), los plegables y los nuevos Galaxy A, sus máximos superventas. Pero, ¿y si buscamos más opciones? Entonces, toca ponernos a mirar generaciones pasadas.
Si tenemos en cuenta que los teléfonos de gama alta de Samsung envejecen muy bien, lo cierto es que es una gran opción si priorizamos gastar lo menos posible sin renunciar a tener un buen teléfono. De hecho, lo tenemos más fácil si apostamos por modelos reacondicionados como los de Back Market, que además de buen precio tienen 24 meses de garantía y 30 días de prueba.
De entre todas las opciones que tenemos en el catálogo de esta tienda, os dejamos a continuación algunas de las más interesantes:
- Galaxy S23 por 335 euros, con un buen equilibrio entre prestaciones y precio.
- Galaxy S24 por 439 euros, una opción con más años de soporte.
- Galaxy S24 Ultra por 696 euros, el mejor teléfono Android de 2024.
Galaxy S23
Si buscas un teléfono de gama alta, compacto y por poco más de 300 euros, el Galaxy S23 es una opción a tener en cuenta. Pese a tener ya un par de años, sigue ofreciendo muy buen rendimiento con su Snapdragon 8 Gen 2. Además, su pantalla AMOLED de 6,1 pulgadas tiene 120 Hz, cuenta con un sistema de triple cámara bastante interesante y todavía le quedan varias actualizaciones importantes que recibir. Lo tenemos disponible por 335 euros.
Galaxy S24
Si podemos estirar nuestro presupuesto un poco más, tenemos también este Galaxy S24 por 439 euros. Este dispositivo, como es lógico, viene a ser una evolución directa del anterior que en esta ocasión apuesta por un chip Exynos 2400, el mismo que monta el Galaxy Z Flip7 FE. Tiene una pantalla un poco más grande de 6,2 pulgadas, una batería que también es mayor y también hay que tener en cuenta que este ya salió con siete años de actualizaciones garantizados, por lo que también es más longevo.
Galaxy S24 Ultra
El Galaxy S25 Ultra es el mejor teléfono de gama súper alta de este 2025, pero todavía es complicado encontrarlo a buen precio. La alternativa más evidente sigue siendo el Galaxy S24 Ultra, especialmente este de Back Market que sale por 696 euros. Un teléfono brutal con pantalla de 6,8 pulgadas, potencia de sobra y una batería que ya es de 5.000 mAh y que está muy bien optimizada. Todo sin olvidar que también tiene siete años de actualizaciones, un sistema de cámaras que rinde bien en cualquier escenario y el S-Pen integrado.
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Imágenes | Ricardo Aguilar, Samsung
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