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DREO 714S, análisis – review con características, precio, especificaciones y experiencia de uso.
El frío ha llegado para quedarse. El humo de las calderas y las bombas de calor funcionando se han convertido en parte del paisaje cotidiano. Sin embargo, pese a lo sofisticadas que son algunas soluciones de calefacción, elementos como el brasero y el calefactor de toda la vida se resisten a morir. Tengo una casa bien climatizada, pero en algunos momentos echaba de menos algo más de calor y los calefactores no me parecen ni eficientes ni estéticos. Y ahí es donde entra en juego el Dreo 714S.
Se trata de un calefactor inteligente y lo primero que hice cuando me lo propusieron fue preguntar para qué querría un calefactor inteligente. Aunque no es perfecto, está cerca de serlo y ahora no me imagino la ducha mañanera sin él. Vamos con el análisis de este Dreo 714S en el que profundizaré en sus dos claves: app y consumo.
Ficha técnica del Dreo 714S
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DREO 914S |
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|---|---|
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Dimensiones |
28 cm de fondo, 18 cm de ancho, 31,5 cm de alto |
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Peso |
2,9 kilos |
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Resistencia |
PTC |
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Cobertura |
12 a 25 m2 |
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Rangos de temperatura |
5º a 35º |
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Control |
Mando a distancia incluido Control en el dispositivo Móvil app DREO Alexa y Google Assistant |
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Otros |
Sensor de temperatura en intervalo de 1º Rota horizontal hasta 90º Rota vertical hasta 60º Sensor de caídas Asa de transporte |
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Precio |
Dreo Calefactor eléctrico interior 2000W con mando a distancia y termostato, 7 modos, protección contra sobrecalentamiento y vuelco, calentador portátil para toda la habitación, dispositivo 714S
El precio podría variar. Obtenemos comisión por estos enlaces
Diseño: no es feo (y eso es decir mucho para un calefactor)
Un calefactor no es un dispositivo particularmente agraciado. Los más convencionales juegan sobre seguro con un diseño funcional y feo que se ha ganado a pulso que lo saquemos del armario para que cumpla su función y, en cuanto lo apaguemos, vuelva a las sombras.
Estos últimos años han ido apareciendo otros con unas líneas más cuidadas, pero el tamaño en muchos casos no ayuda.

Muy compacto y cabe donde sea. Imagen | Xataka
La propuesta de Dreo es muy interesante no sólo por unas funciones que veremos más adelante, sino porque no me parece un ‘cacharro’ del que avergonzarme cuando venga una visita a casa y lo vea por el suelo. No es el típico que muestra sus resistencias tras unas varillas de metal. Tampoco uno de esos en color blanco y negro fabricados en un plástico que se siente barato desde antes de posar los ojos en él.
Nunca pensé que diría esto, pero es un calefactor con un diseño que se siente premium y no parece un trasto. Está disponible en tres colores (negro, blanco y gris) y dependerá de la casa, pero considero que el blanco es el más elegante, y los materiales acompañan. El plástico se siente de calidad y es robusto, la placa metálica con el nombre da un punto diferenciador y en la base tenemos otra plancha metálica con todos los controles necesarios y el indicador de temperatura.
En la parte trasera tenemos el asa para poder moverlo fácilmente y que no se vean ni las varillas ni las resistencias, ocultas por esas palas que simulan la estética de las aspas de un ventilador, es un punto muy importante a la hora de sumar a una estética más elegante.

El asa viene genial y el cabezal se “libera” para no forzar los mecanismos de giro. Imagen | Xataka
Como digo, cuestión de gustos, pero es un dispositivo que ha estado dando vueltas por varias habitaciones estas últimas semanas para dar un calentón en un momento dado (sobre todo antes de poner la calefacción en toda la casa) y para alguien que valora mucho la estética de su casa, no ha supuesto un problema.
Además, que sea tan pequeñito permite que lo coloquemos fácilmente en cualquier hueco. En invierno, lo que resulta ideal es ponerlo en una esquina, pero en verano, como también tiene función de ventilador, puedo colocarlo sobre una mesa o una estantería fácilmente.

Imagen | Xataka
Ahora bien, casi tan interesante como el diseño es su base. Esconde una placa rotatoria que permite un movimiento de 30º, 60º o 90º en horizontal, y los encajes del ventilador también permiten un ángulo de 60º (30º hacia arriba, otros 30º hacia abajo). Este sistema de oscilación es el que permite distribuir el calor por toda la habitación de forma más eficiente y puedes personalizar el ángulo tanto desde la app como desde el panel de control y el mando a distancia.
Y si vas andando, te tropiezas con el ventilador estando encendido y cae de bruces, te avisa con un pitido y se para. Que sí, si te tropiezas tú, pues no hace falta que te avise, pero que se pare está bien para no forzar los mecanismos. Y que se apague es interesante si tienes mascotas o niños pequeños en casa que puedan tirarlo.
Vídeo con el calentador girando en el que se puede apreciar el ruido que hace.
Sobre el diseño, poco más que decir. En fotos salta a la vista que es discreto, y en persona la sensación es de un dispositivo muy bien construido.
Aplicación: el corazón del sistema, no un simple añadido
Antes de pasar a los dos puntos más importantes: cómo calienta y cuánto gasta, voy con el factor diferencial de este calefactor: su faceta ‘smart’. Cuando me propusieron el análisis del Dreo 714S pensé que no iba a usar mucho la app, que una vez lo tuviera bien configurado, sería sólo cuestión de darle al botón y que empezara a funcionar.

Imagen | Xataka
Y, a ver, sigue siendo un calefactor, no tiene mucho misterio, pero que sea inteligente permite una flexibilidad que uno tradicional no puede ofrecer. Va más allá de encenderlo o apagarlo con la voz (este es compatible con Alexa y Google Assistant) o con el móvil, ya que eso es algo que puedes apañar en cualquier otro calefactor con un enchufe inteligente.
Lo primero, la app no tiene misterio. Considero que hasta la persona a la que le dé más pereza estas cosas estará cómoda porque en la app tienes información y control total, pero no se te obliga a usarla. Tienes, como decía antes, tanto el mando a distancia como el panel de control integrado. Pero la aplicación sí nos da algunas cositas interesantes.
Por ejemplo, podemos ver la temperatura a la que está la habitación y podemos regularla por si tenemos algún sensor que consideremos que es más preciso y que así el del Dreo vaya más alineado. Tenemos ajustes interesantes como el de detección de ventana abierta que nos avisa si detecta que él está funcionando, pero por lo que sea no consigue calentar la habitación y es muy fácil poner los temporizadores.

Imagen | Xataka
También tenemos una experiencia muy visual para controlar tanto la temperatura como los modos y podemos hacer algo que no podemos lograr con los mandos: crear rutinas. Si el ventilador tiene un espacio fijo, por ejemplo en el baño, y sabemos que nos duchamos antes de salir al trabajo, podemos programarlo para que se encienda los días que queramos, a la temperatura que queramos y se apague cuando llegue o a cierta hora.
Es más: podemos vincularlo con la temperatura de donde vivamos para que caliente automáticamente en función de ese dato, encendiéndose y apagándose a su criterio. Esto es algo que no recomiendo a no ser que no tengas otro sistema de calefacción porque va a depender de lo fiable que sea el dato del servicio meteorológico de turno, del aislamiento de tu casa y lo que tarde en irse el calor y de varios factores más.
Pero eso, la app tiene las opciones justas, sin complicaciones, sin menús ocultos y de una forma muy visual tienes toda la información. Es intuitiva, y es algo de lo que no pueden presumir todas las apps de electrodomésticos conectados. Si eres un dispositivo inteligente, la aplicación es el corazón del sistema, y eso Dreo lo ha pillado a la perfección.

¿Se ha caído? Te avisa al móvil. Imagen | Xataka
Para controlar el ventilador, por ejemplo, tenemos tres niveles de calor, tres de ventilador a secas y el modo ‘Eco’ para el calor. En modo calor, en los tres niveles el ventilador ‘echa’ aire caliente sin parar, pero en el modo Eco, podemos fijar una temperatura y, cuando el ventilador la alcanza, automáticamente se detiene. Con el sensor de temperatura integrado, cuando ésta desciende un grado respecto a la temperatura que hemos fijado, automáticamente vuelve a encenderse.
Ahora bien, hay un detalle que me habría gustado encontrar. Tiene que ver con la oscilación: es automática y, si bien podemos seleccionar los grados a los que queremos que se mueva, teniendo esa libertad de acción me habría gustado un control manual para colocarlo, desde el teléfono, en el ángulo que más me guste.

Tiene mando, pero todos los controles básicos están en ese panel. Siempre lo tengo en Eco y, como tiene memoria, al encenderse desde la app o el panel, directamente se pone en Eco. Imagen | Xataka
Que sí, es algo que puedes hacer de manera manual porque los anclajes tienen flexibilidad cuando no se está moviendo, pero si estoy en el sofá y quiero que (pensando en la función de ventilador en verano) el chorro de aire me dé directamente, me habría gustado poder hacerlo desde el móvil sin levantarme. Es una ‘chorrada’, puede ser, pero opciones como el ventilador de Xiaomi sí lo incluyen y es algo que se podría añadir fácilmente mediante una actualización.
Experiencia de uso: facilidad y calor al instante
Una vez descrito el diseño y la aplicación, queda hablar del consumo y la experiencia. Sobre lo segundo, lo primero que me sorprendió es lo rápido que empieza a lanzar calor. Otros calefactores que he probado tienen un margen de activación desde que las resistencias cogen temperatura hasta que empezamos a notar el calor. Eso no pasa con este dispositivo.

La app no puede ser más simple. Y eso es bueno. Imagen | Xataka
Desde que lo encendemos, el Dremo 714S empieza a expulsar aire caliente. El sistema cerámico se activa prácticamente al instante, y lo que conseguimos con esto es no perder energía -y dinero- en ese lapso entre que lo encendemos y comenzamos a sentir los efectos y, evidentemente, empezar a calentar la habitación mucho antes.
Sobre esto, tengo que decir dos cosas: el calor es muy, muy agradable (tiene cierto olor, pero no es el del típico plástico ni uno desagradable) y su efectividad varía muchísimo dependiendo de la habitación que queramos calentar.
En sus especificaciones, Dreo afirma que el 714S puede calentar habitaciones de entre 15 y 25 metros cuadrados. Mi experiencia es que un salón lo va a calentar de forma mucho menos eficiente que un aire acondicionado con bomba de calor, además de hacerlo de una forma menos agradable que un radiador convencional u otras formas de calefacción que dejan calor residual.
Para comprobarlo, hice la prueba.
- Mi baño principal tiene 5 metros cuadrados. Tiene un radiador conectado a la caldera, pero para la ducha mañanera, se agradece que la habitación esté a más temperatura. Configurado a 24º y partiendo de 20º, necesitó ocho minutos para alcanzar los 24º.
- Mi salón tiene 21 metros cuadrados. Aquí podría guiarme por el sensor interno del Dreo, pero decidí mirar la gráfica de mi termostato inteligente. Partiendo de 22,9º, necesitó media hora para llegar a los 23,9º.

En media hora, apenas sube 1º en el salón. No es para habitaciones de ese tamaño y mejor poner el aire acondicionado. Imagen | Xataka
Aunque puede ser una ayuda puntual para calentar un salón muy frío, no lo veo como una solución adecuada, ya que te va a comer por los pies frente a otras soluciones que, como digo, dejan un calor más duradero. Para el baño, me parece perfecto porque no hace ruido y no tarda nada en empezar a calentar. También lo he puesto alguna vez en la cocina en un momento puntual o en mi despacho cuando la calefacción no ha arrancado, pero yo quería empezar a estar más cómodo.
El despacho tiene 10 metros cuadrados y diría que ese tamaño es el ideal en cuanto a dimensiones “tope” para este calentador. Y más allá de estas pruebas, lo que me sigue alucinando un mes después de empezar a usarlo es lo rápido que empieza a tirar aire caliente.

La placa frontal está muy bien rematada, dando una sensación más premium al conjunto. Imagen | Xataka
Y algo técnico: su resistencia es “ceramic PTC”. Viene de “Positive Temperature Coefficient” y se trata de una resistencia de una cerámica autorregulada que es la unidad que da calor. No se trata de una unidad metálica convencional y sus principales ventajas son un comportamiento más seguro (la propia resistencia se autorregula, no disparando su temperatura a límites peligrosos) y ese mencionado calentamiento rápido.
Consumo: menos mal que calienta rápido
Y el elefante en la habitación es el consumo. La cifra máxima son los 2.000 W. Es el consumo máximo que Dreo marca en sus especificaciones, pero eso va a depender de la temperatura que quieras.
En mis pruebas, los consumos han sido los siguientes:
- Nivel H1 – Unos 800 W
- Nivel H2 – Unos 980 W
- Nivel H3 – Unos 1.500 W

Consumos en H1, H2 y H3. Imagen | Xataka
En Eco, si necesitas aumentar la temperatura 4º, el ventilador automáticamente se pone en H3, consumiendo alrededor de esos 1.500 W, con la ventaja de que se va encendiendo y apagando cuando lo cree necesario. Cuando deja de lanzar aire, el consumo es prácticamente nulo, y en modo ventilador, también consume apenas unos 5W.
No es un dispositivo que consuma poco, precisamente, pero la gran ventaja es la mencionada anteriormente: una habitación pequeña o un baño es capaz de gestionarlo en menos de diez minutos.
Dreo 714S, la opinión de Xataka
Llegamos al final del análisis del Dreo 714S y no hay mucho más que decir que lo ya comentado. En Xataka cada vez analizamos más dispositivos de hogar porque se trata de herramientas conectadas, con cada vez más funciones y siempre es interesante ver las diferencias entre ellas, qué puede hacer una que otra es incapaz y la experiencia de usuario.

Imagen | Xataka
En el caso de un calefactor inteligente, lo que tengo que añadir es que me encanta que sea tan fácil de usar. Que caliente es lo de menos debido a que, supuestamente, es su función principal. En eso cumple con creces, pero es cómo lo hace lo que marca la diferencia respecto a otros calefactores. No sólo empieza a escupir aire caliente en cuanto lo encendemos, sino que la aplicación es extremadamente intuitiva.
Las opciones de programación están tras un segundo menú de configuración, pero todo lo demás, lo importante, está a la vista. La configuración inicial es rapidísima, Alexa lo integró en el ecosistema a la primera y en casa compartí el usuario de la app para que mi pareja lo usara y no tuve que explicar absolutamente nada.

También puedes dejarlo fijo, sin que se mueva. Aunque repartirá el calor de forma menos eficiente, es suficiente para un baño. Imagen | Xataka
El dar ciertos comandos con la voz es un gustazo, como el de subir la temperatura, cambiar de modo o encenderse/apagarse. Y aunque el precio es elevado (110 euros) comparado con calefactores no inteligentes, esas funciones más el diseño tan pulido y unos materiales que se sienten de calidad son elementos que justifican ese precio. Además, volver a remarcar lo silencioso que es.
Que hay cosas mejorables es evidente, como una posibilidad de control manual de la dirección del aire o que para habitaciones grandes no es adecuado, pero es realmente complicado sacar pegas a este dispositivo cuando es capaz de cumplir todo lo que promete.
Dreo Calefactor eléctrico interior 2000W con mando a distancia y termostato, 7 modos, protección contra sobrecalentamiento y vuelco, calentador portátil para toda la habitación, dispositivo 714S
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Fotos e imágenes | Xataka
Este dispositivo ha sido cedido para prueba por parte de DREO. Puedes consultar cómo hacemos las reviews en Xataka y nuestra política de relaciones con empresas.
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La escena de una película traumatizó a toda una generación cada vez que se bañaba en el mar. Y todo se debió a un error
La historia de ‘Tiburón’ comienza mucho antes de que su monstruo aparezca en pantalla: nace en un rodaje caótico, con una criatura mecánica que no funcionaba, un director joven al borde del despido y un clima de tensión que amenazaba con hundir no solo la película, sino también la carrera de Steven Spielberg.
De ahí que la escena más escalofriante haya surgido de lo más lógico: un fallo.
El fallo técnico y bañarnos. La historia la contó hace tiempo el propio Spielberg. Todo el equipo asumía que el film estaba condenado. Bruce, nombre con el que apodaron al enorme tiburón robótico, se averiaba constantemente en cuanto tocaba el agua salada, los días pasaban sin poder rodar nada utilizable y las filtraciones desde Hollywood aseguraban que la producción era un desastre. Sin embargo, de aquellas limitaciones (y especialmente de aquel tiburón inútil) nació una de las decisiones más influyentes de la historia del cine: no mostrar la amenaza, sino insinuarla.
La necesidad técnica forzó a Spielberg a rodar la película como un thriller de suspense, más cercano a una peli de Hitchcock que a un espectáculo de criatura gigante, y convirtió la serie de problemas mecánicos en el mayor acierto narrativo de su carrera. El resultado fue una cinta donde el terror brota de lo invisible, del agua en calma, del sonido ominoso de dos notas que avanzan como una amenaza imparable: una tensión que cambiaría para siempre la relación del público con el mar (para mal).
La secuencia. La icónica escena de apertura (una playa tranquila, una fiesta y una chica que decide bañarse bajo la luna) es el ejemplo perfecto del modo en que Spielberg transformó las carencias técnicas en una virtud cinematográfica. No vemos al tiburón en ningún momento, pero sentimos su presencia desde la primera vibración del agua. Chrissie, interpretada por Susan Backlinie, se adentra en el mar mientras la cámara la acompaña sin prisas, sin advertencias, hasta que algo la agarra desde abajo, la sacude de un lado a otro y termina arrastrándola hacia las profundidades.
En la superficie vuelve la calma, pero el público ya no puede recuperarla: sabe que lo desconocido está ahí, acechando donde no se ve. El impacto psicológico fue tan inmediato que muchos espectadores, primero en Estados Unidos y luego en Europa, salieron del cine con la misma frase en la cabeza: “No vuelvo a meterme en el agua en la vida”. Spielberg construyó un ataque invisible en el que la imaginación del espectador se convierte en el verdadero monstruo, y lo hizo porque simplemente no tenía otra opción: Bruce nunca habría podido rodar ese plano de forma convincente. La ausencia del animal, paradójicamente, creó una presencia más aterradora que cualquier criatura mecánica.


Los fallos que forjaron la tensión. Durante el rodaje, el tiburón mecánico resultó ser prácticamente inutilizable. Los motores se corroían con la sal, las articulaciones fallaban y los operadores submarinos pasaban horas intentando reflotar un robot que se hundía más que atacaba. Spielberg confesaba que el bicho “se veía tonto” y que temía que el público se riera. Pero cuando algo no funciona, el cine puede reinventarse.
Obligado a rodar sin mostrar al depredador, el director y su equipo optaron por trabajar como si la cámara fuese el propio tiburón: planos a ras de agua, puntos de vista inquietantes, silencios tensos y, sobre todo, el ritmo aterrador compuesto por John Williams, inicialmente recibido como una broma y finalmente convertido en uno de los leitmotiv más reconocibles de la historia del cine.
Bola simple. La maquinaria fallida obligó a concentrar la narrativa en el “menos es más”, y esa reducción visual transformó lo que iba a ser un filme de monstruos en una pieza de suspense puro, una en la que la amenaza se oculta bajo la superficie como un trauma colectivo listo para emerger. El propio Spielberg admitió después que, si el tiburón hubiera funcionado bien, ‘Tiburón’ habría sido una película mucho peor o, como mínimo, muchísimo menos aterradora.
De accidente a revolución cultural. Así, lo que comenzó como un rodaje en crisis terminó desencadenando un fenómeno sin precedentes. ‘Tiburón’ no solo aterrorizó a millones de espectadores (literalmente alterando su relación con la playa), sino que redefinió la industria del cine. La película, además, inauguró el concepto de “estreno-evento”: campañas masivas, lanzamientos en cientos de salas y una estrategia de verano que demolió la vieja creencia de que nadie iba al cine cuando hacía buen tiempo.
El público acudía una y otra vez para gritar, para sentir el sobresalto, para volver a sumergirse en esa primera escena que convertía un baño nocturno en un acto de pura temeridad. La cinta de Spielberg abrió la puerta a un nuevo modelo económico, inspiró estrategias de marketing agresivas, generó una avalancha de imitadores y consolidó el blockbuster como motor central de Hollywood.
Por cierto, recordaba en un estupendo reportaje del Guardian por el aniversario del filme que su impacto cultural dio lugar a interpretaciones infinitas: lecturas sobre masculinidad, poder, crisis institucional, paranoia post-Watergate y hasta debates sobre su contenido moral. Sin embargo, cuando le preguntaron a Spielberg qué significaba de verdad ‘Tiburón’, la respuesta fue tan sencilla como brillante: “Es una película sobre un tiburón”. Y lo que la convierte en algo más grande es que, por culpa de un fallo técnico, ese tiburón casi nunca aparece.
Imagen | Universal Pictures
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“Zootopia 2” lidera la taquilla en su segundo fin de semana de estreno: supera los 900 mdd a nivel mundial
EFE.- ”Zootopia 2”, la secuela de la cinta de animación de Disney, sigue reinando en la taquilla mundial y ya acumula 915.7 millones de dólares, de los que 359 los ha conseguido en este fin de semana.
Con esta cifra, la película se sitúa en cuarto lugar en la recaudación anual, sólo por detrás de la china ”Ne Zha 2” (mil 902 millones de dólares), ”Lilo & Stitch” ( mil 37 millones de dólares) y “Una película de Minecraft” (con 957 millones), en un año claramente dominado por el cine infantil.
Tras ”Zootopia 2”, este fin de semana ha entrado con fuerza el terror con ”Five Nights at Freddy’s 2”, que logró 109 millones de dólares en todo el mundo, según los datos de la web especializada Box Office Mojo.
La tercera posición es para otra continuación: ”Wicked: Para Siempre”, la adaptación del musical basado en el ”Mago de Oz”, ha llegado a los 440 millones de dólares, aun lejos de los 758 que consiguió la primera parte de esta historia protagonizada por Ariana Grande y Cynthia Erivo.
Otra cinta de animación, ”Jujutsu Kaisen: Execution”, ocupó la cuarta posición en la taquilla en su primer fin de semana en salas, con 40.3 millones de dólares.
Y cierra el Top 5 del fin de semana, con “Los ilusionistas 3“, que ya ha conseguido 209 millones desde su estreno hace tres semanas.
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México esperaba que el Tren Maya cambiase la economía del país. No está convenciendo ni a turistas ni a locales
Sus locomotoras arrancaron entre promesas de generación de riqueza, empleo y progreso, pero casi dos años después de su primera inauguración el Tren Maya (uno de los proyectos más ambiciosos del expresidente mexicano Andrés Manuel López Obrador) está lejos de las expectativas de sus promotores. No parece estar despertando un interés especial entre los turistas. Tampoco entre los lugareños. De hecho El País acaba de revelar una cifra que da una idea de hasta qué punto ha arrancado con resultados modestos: mueve el 5% de la demanda prevista.
La gran pregunta es… ¿Por qué?
¿Qué es el Tren Maya? Uno de los proyectos estrella de López Obrador y probablemente una de las infraestructuras más ambiciosas desarrolladas en los últimos años en México. El Tren Maya es un circuito ferroviario de más de 1.500 km que atraviesa Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, estados situados en el sudeste, donde están algunas de la regiones más pobres del país.
¿Está operativo? Sí. Tras una construcción marcada por la polémica, los cambios y una inversión milmillonaria que multiplicó el presupuesto inicial, los trenes empezaron a circular hace casi dos años, aunque se pusieron en marcha de forma escalonada. En diciembre de 2023 un sonriente López Obrador participaba en el recorrido inaugural en el tramo Campeche-Cancún. Un año después, ya con Sheinbaum al frente del Gobierno, se completó la puesta en marcha del resto de rutas, incluida la última, entre Campeche y el aeropuerto de Chetumal.
Para celebrarlo y dar un empuje extra a la estructura, el Ejecutivo lanzó un paquete turístico especial para captar usuarios de cara a las Navidades.


¿Por qué es noticia ahora? Porque las cosas no parecen estar yéndole especialmente bien al Tren Maya. Así lo sugieren los datos revelados por El País, que asegura haber accedido a un informe del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) que constata que el arranque del servicio no ha despertado el interés esperado. Durante su primer año de operaciones transportó de media a 3.200 pasajeros diarios. Las previsiones iniciales pasaban por que esa cifra se moviese en 74.000, con lo que no se llegó siquiera al 5% de lo previsto.
Los reporteros que firman la crónica desde México aseguran que en plena temporada alta no es extraño encontrarse con trenes que circulan casi vacíos en algunos tramos y que en las estaciones es habitual cruzarse con más guardias y empleados de limpieza que visitantes. Cuando se habla con turistas que visitan la región algunos reconocen que no habían escuchado hablar del Tren Maya.
¿A qué se debe es pinchazo? La pregunta del millón. Y no es fácil responderla. Los testimonios recabados por El País sugieren que el tren no ha logrado cuajar todavía en ninguno de los dos mercados en los que debería captar pasajeros: el doméstico y el internacional. No acaba de convencer a los lugareños para sus desplazamientos por el sudeste de México, pero tampoco a los turistas extranjeros que quieren conocer la región. El motivo es una suma de factores económicos, logísticos, culturales y de hábitos difíciles de cambiar.
Si hablamos de los lugareños, el Tren Maya pierde atractivo por un motivo sencillo: la ubicación de las estaciones. La compañía militar que lo opera les ofrece descuentos, pero al precio del billete deben sumarle el del transporte para llegar a la terminal. “El tren de mi pueblo está lejos. Si quisiera moverme en tren, básicamente tendría que gastar el doble. Para ir a Mérida tomo el autobús, que es más directo y barato”, explica un guía turístico. A eso se añade lo arraigado que está el uso de otros transportes, como el propio autocar, las motos o taxis.


¿Y qué pasa con los turistas? Pese a los esfuerzos por asentar el servicio entre los turistas extranjeros, el Tren Maya tampoco parece estar triunfando en ese nicho de mercado. Los visitantes siguen llegando a la península del Yucatán, pero sus desplazamientos dependen en gran medida de las compañías de viajes y sus itinerarios, a menudo pactados con empresas de autobuses y hosteleros.
Aunque los usuarios destacan que los trenes son por lo general cómodos y seguros y se ha invertido ya en la promoción del servicio, sigue habiendo turistas que llegan al Yucatán sin haber escuchado hablar siquiera del Tren Maya. Otros no acaban de ver sus ventajas con respecto a alternativas tradicionales, como alquilar un coche para moverse con libertad o pagar tours por adelantado.
¿Por qué es importante? Por varias razones. Para empezar porque el Tren Maya no ha sido solo un proyecto ambicioso. También ha estado marcado por la controversia. Hace poco National Geographic publicaba un reportaje en el que explica cómo su puesta en marcha ha polarizado parte de la sociedad mexicana, con posturas divididas entre quienes creen que ayudará a dinamizar la región y quienes centran el foco en el impacto que ha tenido en el entorno.
Más allá de ese debate sobre los pros y contras del tren, lo innegable es que el proyecto ha costado mucho más de lo previsto inicialmente. En 2023 la cadena BBC aseguraba que de los entre 120.000 y 150.000 millones de pesos mexicanos de los que se hablaba en un inicio se pasó a cerca de 500.000 millones. Ese gran esfuerzo inversor se acompañó de promesas sobre su retorno económico.
¿Qué se espera del tren? “Es una obra magna, no exageramos si decimos que no hay una así en la actualidad en el mundo”, destacaba hace dos años, durante su inauguración, López Obrador. E su día incluso se planteó que el tren ayudaría a incentivar el turismo y empleo en algunas de las regiones más empobrecidas de México, con un proyecto que además del ferrocarril contempla museos, hoteles, zonas arqueológicas y hoteles. En 2020 un estudio de la ONU-Habitat llegó a deslizar que ayudaría a sacar de la pobreza a 1,1 millones de personas.
¿Qué dice el Gobierno? Reivindica que la puesta en marcha del tren no ha sido mala. En verano el Gobierno aseguraba que el servicio “va muy bien” y había rebasado el millón de personas. “A 11 de agosto el número de pasajeros del Tren Maya, desde que empezó a operar, es de 1.504.319, y cada vez es mayor”, celebró Sheinbaum, que destaca que la demanda crece entre mexicanos y visitantes.
“Algunos tramos son más utilizados que otros, recuerden que están por llegar más trenes, lo que dará mayor capacidad para operar todavía con mayor número de pasajeros en toda la península”, recalcó. Meses antes la prensa local aseguraba que la huella de los viajeros extranjeros era mínima, con apenas el 6% del pasaje.
Hace solo unas semanas los responsables del Tren Maya aseguraban que están “cada vez más cerca” de su meta anual, que fijan en 1,2 millones de pasajeros. El 17 de noviembre rondaban ya 1,12 millones de viajeros, el 94,1% de la “proyección anual”. En el día de más actividad sus vagones movieron 7.875 personas.
Imágenes | Wikipedia, Tren Maya y Gobierno de México
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