Que Hacer
un paraíso lleno de iglesias rupestres
Con los avances de la inteligencia artificial, cada vez es más difícil distinguir si una imagen es real o fruto de un algoritmo. Confieso que, al ver la fotografía que acompaña este texto, también dudé: un paisaje casi de ensueño, con una colina salpicada de casas antiguas y coronada por una iglesia que invita a imaginar el sonido de sus campanas al atardecer. Un lugar tan perfecto que parece irreal. Pero la buena noticia es que existe, y guarda muchos más secretos de los que revela a primera vista.
Se trata de Matera, en la región de Basilicata, considerada una de las ciudades más antiguas del planeta que aún permanece habitada. Aquí, la historia humana se remonta nada menos que al Paleolítico, con pruebas de asentamientos en las cuevas que perforan la roca desde hace más de 9.000 años. Situada sobre una meseta llamada La Murgia, la ciudad se asoma a profundos cañones (las famosas gravine), revelando un paisaje de piedra y luz que deja sin aliento.
A lo largo de los siglos, la ciudad ha pasado por manos lombardas, normandas y aragonesas, y ha sabido reinventarse una y otra vez. En la cima de la ciudad, la Catedral de Santa Maria della Bruna y San Eustachio, del siglo XIII, domina el horizonte con su estilo románico y sus vistas espectaculares sobre los Sassi. Caminar por sus callejones es recorrer la historia de la humanidad a escala local: desde los primeros pobladores hasta las familias que vivieron en las cuevas hasta mediados del siglo XX.
Matera: un viaje a los orígenes de Europa entre cuevas, piedra y luz


El gran tesoro de Matera son sus iglesias rupestres (más de 150 documentadas hasta la fecha), auténticas joyas excavadas en la piedra y decoradas con frescos que narran siglos de fe y arte. Entre las más emblemáticas destacan la Cripta del Peccato Originale, apodada la “Capilla Sixtina del arte rupestre” por su impresionante conjunto de pinturas bíblicas; Santa Maria de Idris, que parece emerger de la roca como una prolongación natural del paisaje; y San Pietro Barisano, la más grande, con su fachada tallada y su interior de aire místico. En cada una de ellas se respira el espíritu de los monjes bizantinos que, entre los siglos VIII y XIII, convirtieron estas cuevas en templos y refugios espirituales.
Los barrios históricos, conocidos como los Sassi di Matera, son el corazón y el alma del lugar. Este entramado de viviendas trogloditas, calles empedradas y escaleras imposibles se divide en dos zonas principales: el Sasso Barisano y el Sasso Caveoso. A primera vista, parecen una sucesión caótica de casas apiladas, pero cada una de ellas está excavada en la roca, formando una red subterránea de pasadizos, cisternas y estancias que hablan de siglos de adaptación humana al entorno.


A pesar del gran esplendor que alcanzó, durante décadas Matera fue símbolo de pobreza y abandono; sus Sassi fueron desalojados en los años cincuenta por las duras condiciones de vida. Pero el tiempo le ha devuelto su lugar: en 1993 fue declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO, y en 2019 se convirtió en Capital Europea de la Cultura, un reconocimiento que impulsó su transformación. Hoy, muchas de aquellas antiguas cuevas son hoteles boutique, restaurantes o galerías de arte, donde el pasado convive con la modernidad sin perder autenticidad.
Además, Matera está rodeada por el Parque de la Murgia Materana, una reserva natural repleta de senderos, miradores y las mencionadas iglesias rupestres ocultas en los acantilados. Es el escenario perfecto para los amantes del senderismo, la fotografía y la arqueología. Desde sus colinas se puede contemplar la ciudad al atardecer, cuando la piedra se tiñe de dorado, las luces empiezan a encenderse y lo único que quieres hacer es pararte a disfrutarlo.
Imágenes | Italia.it
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Una pequeña ciudad que pocos sabrían ubicar en el mapa ha ganado el premio a Mejor Mercadillo Navideño de Europa 2026
A veces, las mayores sorpresas viajeras llegan desde rincones que rara vez aparecen en las listas de destinos imprescindibles. Lugares discretos, casi secretos, que de pronto logran conquistar la imaginación de cientos de miles de personas. Así ha ocurrido este año con uno que hasta hace poco pasaba desapercibido y que hoy se ha convertido en el gran protagonista de la Navidad europea.
Esa ciudad es Craiova, en el suroeste de Rumanía, un enclave histórico junto al río Jiu que ha sabido transformarse sin perder su esencia. Este año, más de 803.000 viajeros de 179 países participaron en la votación organizada por European Best Destinations, un certamen que desde hace más de una década se ha convertido en uno de los barómetros más influyentes del turismo europeo.
Sus rankings, tan mediáticos como virales, tienen un peso creciente en la elección de destinos, especialmente durante la temporada navideña. Ganar no es solo un reconocimiento simbólico, ya que suele traducirse en un aumento directo del interés internacional, en un incremento notable de las reservas de vuelos y hoteles y en una mayor visibilidad para ciudades que, de otro modo, pasarían desapercibidas. En esta edición, Craiova consiguió más de 142.000 votos, una cifra récord que la situó por delante de gigantes tradicionales como Estrasburgo, Viena o Dresde.
Craiova: la ciudad europea a visitar esta Navidad


El corazón de su éxito está en su mercadillo navideño, un proyecto que ha crecido con una ambición sorprendente. En su edición 2025-2026 ocupa más de 280.000 metros cuadrados, lo que lo convierte en el evento navideño más extenso de Europa. Lejos de limitarse a unas casetas y unas luces, Craiova transforma su centro urbano en un universo inspirado en El Cascanueces: figuras gigantes, dulces sobredimensionados, esculturas de juguetes y millones de luces que dibujan un auténtico cuento al aire libre.
A ello se suman atracciones como un trineo aéreo (uno de los más altos de Europa del Este), una pista de hielo, una gran noria y un conjunto de casitas artesanales decoradas a mano, que aportan un aire cálido y entrañable. La experiencia se completa con una oferta gastronómica que recorre la cocina de países como Georgia, Armenia, Turquía, Serbia o Moldavia, creando un viaje culinario invernal de sabores intensos y exóticos. Este año, además, el mercado permanece abierto desde mediados de noviembre hasta los primeros días de enero, lo que permite disfrutarlo con calma.
Pero Craiova no deslumbra solo por su Navidad y eso le ha sumado puntos. Su historia se remonta a época romana y a lo largo de los siglos ha ejercido como centro económico y cultural de la región. Ese pasado se deja ver en lugares como la Băniei House, uno de los edificios más antiguos de la ciudad, hoy convertido en museo de arte y tradiciones populares; la Catedral de San Demetrio, reconstruida en los años 30 y heredera de un antiguo templo medieval; o el Parque Nicolae Romanescu, uno de los parques urbanos más bellos y extensos de Rumanía, perfecto para pasear incluso en invierno. Mención aparte merece el Museo de Arte de Craiova, ubicado en un palacio de estilo francés de principios del siglo XX, donde se conservan algunas de las primeras esculturas de Constantin Brâncuși, una joya para amantes del arte.


La mezcla de historia, una preciosa arquitectura y una energía festiva que lo impregna todo explica por qué esta pequeña ciudad ha conquistado a viajeros de medio mundo. Craiova propone una Navidad distinta: cercana, sorprendente y capaz de envolver a quien le vista desde el primer paseo iluminado.
Pero, más allá del propio mercado, este reconocimiento se convierte en la mejor excusa para adentrarse en lugares que normalmente no figuran en nuestros planes de viaje. A veces son precisamente estos eventos, tan efímeros como vibrantes, los que nos invitan a mirar hacia destinos menos obvios y descubrir ciudades que guardan más encanto del que su nos imaginamos. Craiova es uno de esos tesoros: un viaje perfecto para quienes quieren transformar la magia de la temporada en una experiencia inolvidable sin caer en la saturación de los clásicos navideños de siempre.
Imágenes | Primaria Municipiului Craiova
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Que Hacer
Este es el mercado navideño más antiguo de España y es tan espectacular que sigue vigente después de más de 230 años de historia
Pocos planes me gustan más que visitar un auténtico mercadillo navideño. Pasear con mis niñas entre abetos, muérdago, luces navideñas, elfos, flores de pascua y olor a castañas asadas es sin duda uno de nuestros momentos favoritos de esta época.
Y no, no hace falta coger un avión ni escaparse a ningún país centroeuropeo para disfrutar de esos sitios encantadores que nos recuerdan a las postales de invierno. En Barcelona existe un lugar que cada diciembre consigue que locales y visitantes se detengan un momento, respiren ambiente festivo y se dejen envolver por una tradición que lleva más de dos siglos celebrándose.
Hablamos de la Fira de Santa Llúcia, un mercado cuya primera edición documentada se remonta a 1786 y que, desde entonces, ha conseguido mantenerse vivo generación tras generación. Su secreto está en esa mezcla perfecta de historia, artesanía y espíritu popular, combinada con una ubicación privilegiada justo frente a la Catedral de Barcelona, en pleno Barrio Gótico, uno de los escenarios más evocadores de la ciudad durante estas fechas y en donde además este año luce imponente un árbol de Navidad de 14 metros de alto.
Fira de Santa Llúcia, donde el espíritu navideño vibra en Barcelona

Imagen | Ayuntamiento de Barcelona
Hoy en día reúne alrededor de 215 puestos repartidos entre figuras de belén, accesorios para montar pesebres, árboles y vegetación navideña, artesanía local y un sinfín de ideas para regalar. Pasear entre ellos, especialmente cuando cae la tarde y la iluminación se convierte en la protagonista, es uno de esos planes que se convierten en tradición sin que uno se dé cuenta.
Entre las tradiciones más entrañables que acompañan a la Fira hay una que nunca pasa desapercibida: la Carassa de Nadal. Esta figura festiva recorre las calles del Barrio Gótico escupiendo caramelos por la boca mientras los niños la siguen entre risas y expectación. Sus salidas, repartidas a lo largo de varios días de diciembre, son uno de esos pequeños espectáculos que llenan de vida las calles del centro y recuerdan que la Navidad catalana está hecha de detalles tan antiguos como sorprendentes.
Algo parecido ocurre con el Tió de Nadal, uno de los elementos más queridos de la tradición catalana. Este tronco de madera, con su manta y su expresión sonriente, es el encargado de traer regalos a los más pequeños. Según la costumbre, los niños lo golpean con bastones mientras cantan canciones tradicionales para que “cague” obsequios.
Y si hay un día especialmente significativo dentro del calendario festivo, ese es el 13 de diciembre. En 2025, la jornada será aún más especial con la celebración de la 33ª Diada de les Tradicions i Costums Nadalenques a Catalunya, una cita que tiene lugar en la Plaça de la Catedral y que reúne danzas, música y reconocimientos. Allí se puede disfrutar del solemne Ball d’Homenatge, de la actuación del Esbart Català de Dansaires y de villancicos acompañados por gaitas tradicionales. La ceremonia culmina con la entrega del galardón al Firaire d’Honor 2025, un reconocimiento al trabajo artesanal y a la dedicación de quienes hacen posible la feria año tras año.
Algunos datos a tener en cuenta antes de visitarla


Si estás pensando en ir, merece la pena hacerlo con tiempo para recorrerlo sin prisas. Disfrutarlo a plena luz del día permite apreciar los detalles artesanales, mientras que por la tarde adquiere un ambiente más mágico gracias a la iluminación y al contraste con la arquitectura gótica que lo rodea. Conviene llevar algo de efectivo (muchos artesanos lo prefieren) y, ya que estás allí, aprovechar para perderte después por las calles del casco antiguo, donde la experiencia navideña continúa entre comercios históricos, cafés y pequeñas plazas llenas de encanto.
Otro año más comprobamos que la Fira de Santa Llúcia no solo sigue en pie, sino que continúa siendo uno de esos lugares que deberíamos visitar al menos una vez en la vida. Y este año, con sus 239 ediciones a la espalda, la excusa cobra aún más fuerza. La feria abrirá desde finales de noviembre hasta la víspera de Navidad, con fechas estimadas del 28 de noviembre al 23 de diciembre de 2025, y un horario ininterrumpido de 10:00 a 21:00 h. Un margen perfecto para perderse entre puestos, tradiciones y pequeñas sorpresas que, pese al paso del tiempo, continúan emocionando como el primer día.
Imagen | “Barcelona: Fira de Santa Llúcia” por Jorge Franganillo, CC BY 2.0
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Una ciudad de España ha sido elegida “Capital Europea de la Navidad 2026” y es el destino ideal para visitar en estas fiestas
No hace falta subirse a un avión ni cruzar fronteras para dejarse envolver por una Navidad vivida de verdad, de esas que iluminan las calles y el ánimo a partes iguales. Cada año veo con más claridad que la magia no siempre está lejos: a veces se encuentra a pocas horas de casa, en una ciudad o pueblo que transforma sus tradiciones, sus luces y su vida cotidiana en un gran escenario festivo.
Este año, esa idea cobra más fuerza que nunca con el anuncio de los galardones de la European Christmas City 2026, que han distinguido a tres destinos europeos por su forma única de celebrar estas fechas. En la categoría de Capital Europea, reservada a las ciudades con más de 100.000 habitantes, la elegida ha sido Barcelona, que se convierte así en uno de los referentes navideños del continente. Junto a ella, la austríaca Wels ha sido premiada en la categoría de Ciudad (entre 10.000 y 100.000 habitantes), mientras que Kirkop, en Malta, ha obtenido el reconocimiento como Pueblo Europeo de la Navidad (menos de 10.000 habitantes).
Además, este reconocimiento llega en un momento especialmente significativo para la organización, ya que la ceremonia oficial de entrega del título se celebrará el 13 de diciembre en Vilna (Lituania). La capital lituana, que este año desarrollará el proyecto ganador de la edición de 2025, será el escenario donde se desvelen los próximos destinos europeos distinguidos por su forma de vivir la Navidad, reforzando así el carácter internacional y en constante evolución de estos galardones.
Barcelona, Capital Europea de la Navidad 2026


Barcelona no ha sido elegida por casualidad. La ciudad ha construido un paisaje navideño donde siglos de historia, arte y tradiciones se entrelazan con una identidad abierta y profundamente multicultural. Lo que distingue a la capital catalana es su capacidad para sumar tradiciones de distintas épocas: desde ferias con siglos de historia hasta nuevos mercados de inspiración centroeuropea, pasando por costumbres familiares tan entrañables como el Tió de Nadal o representaciones tan queridas como Els Pastorets.
Además, el Ayuntamiento ha apostado por descentralizar la iluminación navideña, extendiendo las decoraciones y actividades festivas a numerosos barrios para que el espíritu de la Navidad no se concentre solo en el centro. Con esta iniciativa, plazas, ejes comerciales y zonas históricas de distintos distritos se suman a la celebración, logrando que toda la ciudad participe por igual y que cada vecindario viva su propia versión de la magia navideña.
El resultado es una Navidad que se vive en plural, vibrante y llena de matices. Barcelona conquista por su creatividad, pero también por su coherencia: la ciudad apuesta por unas fiestas sostenibles, con iluminación de bajo consumo, talleres dedicados al reciclaje y la reutilización, mercados eco-amigables y decoraciones de origen natural una vez finalizadas las fiestas. Es una celebración que mira al futuro sin renunciar a su alma.
Las citas imprescindibles durante la Navidad en Barcelona


La capital catalana despliega una agenda navideña que combina música, tradición y experiencias sensoriales. Entre lo más destacado está:
- El encendido de luces, convertido en un auténtico espectáculo que marca el inicio oficial de la temporada festiva.
- La Feria de Santa Llúcia, un imprescindible con más de dos siglos de historia, donde artesanos, belenistas y maestros de la tradición ofrecen piezas únicas.
- Los mercados navideños de inspiración europea, distribuidos por diferentes barrios, que mezclan artesanía local, gastronomía mediterránea y guiños culturales de toda Europa.
- Los conciertos de villancicos y actuaciones musicales que llenan las calles de ritmo y calidez, desde corales tradicionales hasta propuestas contemporáneas.
- Las liturgias y tradiciones navideñas, muy arraigadas en la ciudad y todavía vividas con emoción.
- Decoración monumental y espacios temáticos, que convierten plazas y avenidas en escenarios perfectos para disfrutar en familia.
- Iniciativas sostenibles y talleres eco-amigables, que proponen una forma más consciente de vivir estas fechas.
Y, por supuesto, la Cabalgata de los Reyes Magos, uno de los eventos más esperados del año. Un desfile mágico que recorre la ciudad cada 5 de enero, repleto de música, carrozas, personajes y momentos que emocionan por igual a niños y adultos.
Imágenes | Facebook Barcelona.cat
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