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Los nuevos modelos de voz de OpenAI ya hablan como agentes de atención al cliente. Su próximo destino: los call centers

Desde principios de año, el objetivo de las grandes tecnológicas ha sido claro: que hablemos con la inteligencia artificial (IA). OpenAI, Microsoft, Google y Meta han ido sumando funciones de voz a sus asistentes. Pero esto parece ser solo el comienzo. La industria avanza a un ritmo frenético y la forma en la que interactuamos con estas herramientas sigue evolucionando.
Dile ‘hola’ a los agentes de voz. La compañía de IA de Sam Altman lleva meses apostando por los agentes de texto con herramientas como Operator o Computer-Using Agents. Sin embargo, OpenAI ya tiene listo si próximo gran movimiento para seguir destacando en la carrera por el desarrollo de la IA: impulsar una nueva y potente generación de agentes de voz.
Nuevos modelos en escena. OpenAI ha anunciado el lanzamiento de nuevos modelos de audio para convertir voz en texto y viceversa. No están en ChatGPT, sino en la API, donde los desarrolladores podrán usarlos para crear agentes de voz. ¿Lo importante? Apuntan a ser mucho más precisos y a llevar la personalización al siguiente nivel.
Los nuevos modelos de OpenAI, construidos sobre GPT-4o y GPT-4o-mini, prometen mejorar a Whisper y a sus anteriores herramientas de texto a voz, que seguirán activas también a través de la API. Pero no es solo cuestión de rendimiento: ahora también pueden modular su tono para sonar, por ejemplo, “como un agente de atención al cliente empático”.


Destino: los call centers. OpenAI deja bien claro hacia donde apuntan con este lanzamiento. Asegura que “por primera vez, los desarrolladores pueden indicarle al modelo no solo qué decir, sino también cómo decirlo, lo que permite experiencias más personalizadas para casos de uso que van desde la atención al cliente hasta la narración creativa”.
Según OpenAI, esta tecnología permitirá crear “experiencias conversacionales” mucho más ricas. Si tenemos en cuenta que ChatGPT, impulsado por GPT-3.5, llegó en noviembre de 2022, es evidente que el avance ha sido vertiginoso. Y todo apunta a que estos modelos acabarán llegando a los call centers.
Podríamos pensar que en un primer momento las interacciones serán algo limitadas, pero muy por encima de los sistemas de voz actuales. Se alejarán de los asistentes automatizados tradicionales y serán mucho más naturales. Con el tiempo, la línea entre una conversación con una persona y una IA podría volverse casi imperceptible.
Imágenes | Charanjeet Dhiman | OpenAI
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la pregunta es si el ‘true crime’ está llegando demasiado lejos

La edición del libro ‘El odio’, en el que José Bretón confiesa el asesinato de sus hijos, ha sido paralizado después de numerosas peticiones de Ruth Ortiz, mujer del asesino, por la propia editorial que iba a publicarlo, Anagrama. Aunque creen que tienen derecho a editarlo, de momento detienen el proceso hasta que exista un pronunciamiento legal sobre las peticiones de Ortiz. Una decisión que, en cualquier caso, pone sobre la mesa las polémicas obras literarias escritas por asesinos, y que últimamente están llegando al panorama editorial español.
El caso Bretón. José Bretón mató a sus dos hijos Ruth y José en Córdoba en 2011, pero desde 2013 y durante 12 años mantuvo su inocencia. El libro ‘El odio’ recoge la correspondencia que ha mantenido con el periodista Luisgé Martín y en el que finalmente confiesa el crimen, que llevó a cabo envenenándolos y posteriormente incinerando los cadáveres. Bretón fue declarado culpable y cumple 25 años de prisión en la cárcel de máxima seguridad de Herrera de la Mancha.
El libro que no fue. ‘El odio’ iba a ser publicado el 26 de marzo, con el indudable gancho comercial de incluir la confesión de Bretón. En cuanto se anunció, Ruth Ortiz acudió al Servicio de Atención a Víctimas de Andalucía, con quien presentó un escrito a la Fiscalía (primero de Córdoba, luego de Barcelona, donde está la editorial) pidiendo que se detuviera la publicación. La ministra de Igualdad, Ana Redondo, ha manifestado su apoyo para impedir que se revictimice a Ortiz. El citado mensaje de Anagrama manifiesta su disconformidad y menciona obras como ‘A sangre fría’ de Capote o ‘El adversario’ de Carrère como precedentes.
Nuevas vías para el true crime. Es uno de los géneros de moda indiscutibles dentro de una variante morbosa de los documentales criminales de toda la vida. En plataformas, cada muy poco tiempo triunfa una serie o película de ficción basada en hechos reales, o bien documentales que desentierran viejos casos o criminales icónicos. En podcasts, programas como ‘Criminopatía‘ o ‘El señor de los crímenes’, por no hablar de hitos fundacionales como ‘Serial’ o ‘Criminal’ apuestan por la profusión de datos y la narración atmosférica. Los libros sobre el tema también abundan, y prácticamente todas las editoriales tienen sus lanzamientos true crime, pero esta orientación de dar voz a los asesinos es nueva. ¿O no lo es tanto?
Más convictos que escriben. El de Bretón se suma a una serie de libros que distintos hombres condenados recientemente están escribiendo. El mediático Daniel Sancho estaría escribiendo uno desde la prisión en Tailandia. Y Alfonso Basterra, condenado por el caso Asunta, ha escrito un libro en la cárcel, aunque no tiene nada que ver con el caso que le dio la fama: es una novela que se titula ‘Cito’ y que dedica a la niña asesinada. Los tres casos más mediáticos y que más horas han ocupado en los medios en los últimos años entre conjeturas, seguimientos y tertulias, encuentran así una tan singular como esperable contrapartida editorial.
Una larga tradición. Los casos de Bretón, Sancho o Basterra no son únicos. Un asesino en serie tan legendario como John Wayne Gacy detalló sus crímenes en el libro de memorias ‘A Question of Doubt’, de 1992, animado por la abundante literatura que estaba generando. Y el recientemente fallecido OJ Simpson jugó con el morbo de su caso con ‘If I did it’, en el que contaba, en forma de hipótesis, el crimen por el que fue juzgado, aunque nunca llegó a publicarse en su forma original, sino como un manuscrito comentado. Más abundantes son los libros en los que un periodista se entrevista con el criminal o investiga el caso e intenta ponerse en su piel, como en los clásicos citados por Anagrama o el propio ‘El odio’ de Martín y Bretón, y que aún no está claro si llegaremos a leer.
Cabecera | Anagrama
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Avenida Shakira: renombran calle en la ciudad natal de la cantante colombiana

EFE.- La ciudad colombiana de Barranquilla dará el nombre de Shakira a una avenida como homenaje a la artista que nació en esa urbe en 1977 y se convirtió en una de las figuras más exitosas de la música mundial.
“¡La calle 72 se renueva y renacerá como la avenida Shakira! Con una renovación total, le devolveremos el esplendor a esta icónica arteria vial de Barranquilla, que a partir de ahora llevará el nombre de avenida Shakira, en honor a la artista barranquillera más grande de todos los tiempos”, publicó el alcalde Alejandro Char en sus redes sociales.
Al anunciar las obras de ampliación de la citada vía, la alcaldía afirmó en un comunicado que “en las principales ciudades del mundo la gente homenajea a aquel artista que ha hecho mucho por nuestra sociedad, y Shakira ha hecho muchísimo por Barranquilla”.
“Nosotros los barranquilleros tenemos la obligación de hacer un homenaje a esa mujer tan espectacular que ha puesto el nombre de Barranquilla a sonar por todo el mundo. Y si la 72 va a cambiar para bien, y se va a ver hermosa, y va a ser caminable, transitable, turística, tiene que llevar el nombre de Shakira”, señaló Char, citado en el comunicado.
Conocido popularmente como “la 72”, este corredor comercial ubicado en el norte de la ciudad fue bautizado originalmente en 1963 como avenida John F. Kennedy, en homenaje al presidente de Estados Unidos asesinado ese mismo año y a la colonia norteamericana promotora de desarrollo en la ciudad.
Además de la avenida que llevará su nombre, en Barranquilla existen dos esculturas de Shakira. La primera, obra del artista local Yino Márquez, tiene seis metros de alto y fue instalada en 2023 en el Malecón del Río, el parque lineal más visitado de la ciudad.
La segunda, que está en las afueras del estadio Metropolitano Roberto Meléndez, fue donada por el escultor alemán Dieter Patt, quien la elaboró a partir de una plancha de hierro. La escultura mide cinco metros de altura y retrata en forma abstracta a Shakira de pie con una guitarra.
La artista, que actualmente se encuentra en su gira mundial “Las mujeres ya no lloran”, hizo dos presentaciones en su ciudad natal el 27 y 28 de febrero pasado, en la semana previa al Carnaval de Barranquilla, lo que según la alcaldía y gremios productivos tuvo un impacto económico en la economía local de unos 16 millones de dólares.
Shakira ha desarrollado una extensa y prolífica carrera musical que le ha permitido alcanzar el éxito internacionalmente y ser reconocida como la artista latina más exitosa e influyente de todos los tiempos, trayectoria reconocida con tres Premios Grammy y 15 Grammy Latino.
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Madrid tiene su propia ‘lengua muerta’ con diccionario y traducciones. Hay quien se resiste a que caiga en el olvido

En España hay una lengua oficial, el castellano, y un puñado de lenguas cooficiales. La foto lingüística completa del país es sin embargo mucho (muchísimo) más rica e incluye un amplio abanico de variedades dialectales, además de infinidad de jergas y sociolectos, formas de usar el lenguaje acotadas a una grupo concreto. Durante años Madrid gestó el suyo propio, el cheli, un habla que dejó huella en la Real Academia, inspiró a novelistas y directores de cine, e incluso tiene diccionario propio y varias traducciones.
Su época dorada quizás quedé ya atrás, pero eso no significa que haya gente que aún reivindica su valor y pelea para que (si no se habla) al menos sí se hable de él.
¿Qué es el cheli? Un sociolecto, un habla, una especie de dialecto sin fijar pero con abundante vocabulario, una seña de identidad asociada a una ciudad (Madrid) y un tiempo (sobre todo los años 80 y los primeros 90), un “argot generacional”, en palabras del novelista Paco Umbral… O si le preguntamos al diccionario de la RAE, una “jerga con elementos castizos, marginales y contraculturales”.
El cheli es todo eso y algunas cosas más, como un improbable nexo de unión entre Camilo José Cela, Enrique Tierno Galván, Ramoncín y Antoine de Saint-Exupéry; pero sobre todo es una forma de comunicarse rica, espontánea y diversa que gozó de su particular edad dorada principalmente durante La Movida.
¿Cuál es su origen? Se cuenta que el término como tal lo acuñó Francisco Umbral en El País, pero como recordaba hace un par de años Álvaro de Benito, periodista y apasionado de la lingüística, una cosa es el acta de bautismo y otra muy distinta el nacimiento. Para conocer los orígenes del cheli hay que remontarse probablemente mucho más atrás, al siglo XVIII y el auge del Casticismo. Con el tiempo ganó fondo y forma, vocabulario, expresiones y estilo. Se expandió.
Su gran época fue sin embargo las últimas décadas del XX. Es en ese período, a finales de los 70, cuando sitúa su eclosión la lingüista francesa Henriette Walter, quien llegó a dedicarle un par de páginas en su ensayo ‘La aventura de las lenguas en Occidente’, publicado en 1994. “Comenzó a hablarse en Madrid en los ambientes delictivos, se inspira en el argot de la droga y en el caló”, apunta la experta, quien se refiere a él como “cheli, pasota o lenguaje del rollo”.
¿Quién lo hablaba? Como recordaba hace unos años el periodista Arsenio Escolar, Walter sitúa los orígenes de “el pasota” entre Barcelona y Sevilla, pero la tierra en la que logró consagrase “como fenómeno social” fue otra: la madrileña. Allí caló hondo. Se vinculó a los barrios en un momento de profundos cambios políticos y sociales y se coló en las tiendas, tabernas, fábricas, mercados… Aunque como ocurre con la mayoría de los idiomas y dialectos el cheli no era una realidad inalterable, unidimensional y estática.
En un artículo publicado hace unas semanas en El Periódico de España (EPE) Pedro del Corral recordaba que en función de la edad y formación de los hablantes se usaba de una u otra forma. También quedó ligado a algunos barrios. Todo eso sirvió para que en cierto modo el cheli se usará para algo más que hablar: era una seña de identidad entre grupos.


¿Solo se usaba en la calle? No. El cheli llegó a las pantallas y a los libros, a actos institucionales e incluso despertó el interés de cantantes y novelistas laureados. Lo reprodujeron en algunas de sus obras Rafael Sánchez Ferlosio y Camilo José Cela, sonó en ‘La bola de cristal’ o la película ‘Navajeros’ de Eloy de la Iglesia y Umbral le dedicó en 1983 un diccionario cuya presentación estuvo encabezada por el alcalde Tierno Galván, quien incluso se arrancó a hablarlo ante el público en el Palacio del Conde-Duque de Madrid.
No fue el único. En 1993 Ramoncín lanzó ‘El tocho cheli’, que se autodefinía como un “diccionario de jergas, germanías y jerigonzas”, y tres años después le siguió ‘El nuevo tocho cheli’. Entremedias, en 1994, Antonio Alonso, capellán de la cárcel de Carabanchel, decidió ir más allá y elaborar una adaptación al cheli del ‘Nuevo testamento’. La tituló ‘El Chuli, los colegas y la basca’, toda una declaración de intenciones: en sus páginas Jesús se convierte en Chuchi, los apósteles en colegas y los pescadores en basca.
¿Es la única traducción? La respuesta es de nuevo no. Y explica por qué el cheli ha vuelto a ser noticia en los últimos años. En 2022, tras una investigación de año y medio Álvaro de Benito, periodista y apasionado de los idiomas y dialectos, decidió lanzar una traducción al cheli de uno de los grandes clásicos de la literatura universal, ‘Le Petit Prince’, del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry.
La adaptación se refleja ya en el mismo título de la obra: ‘El chaval principeras (Con los garrapatos fetén del menda)’. 92 páginas que son toda una reivindicación del argot madrileño y han servido para devolverlo a los focos.
¿Por qué ‘El Principito’? De Benito lo explicaba con claridad en una entrevista a Madrid Secreto. “Independientemente de que nos guste o no, ‘El Principito’ es una herramienta universal y válida para la divulgación de los idiomas. Cada vez que sale algo de él se arma mucho revuelo”, confiesa. La cheli no es de hecho la única adaptación publicada por su editorial, Desde Tuma. En su catálogo hay otras en cántabro, manchego, churro, haketía, gacería o el habla del Rebollar.
¿Cómo fue el proceso? Álvaro de Benito nació en 1980, con lo que durante los años de esplendor del cheli era todavía un niño. Además de tirar de su propia experiencia se documentó con estudios filológicos, artículos, revistas, películas, novelas… El resultado, con todo, no es el mismo que se podría esperar de una traducción convencional a un idioma oficial con una academia detrás encargada de definir su canon.
“En inglés puedes traducir bien o mal, pero el cheli solo puedes adaptarlo. No es cuestión de hacerlo bien o mal”, explica De Benito. “Recogí el mayor vocabulario posible. Ha habido gente que me ha comentado que es exactamente como lo hablaba, otros dicen que les ha costado leerlo”, añadía el periodista hace poco en una entrevista con El Periódico.
Su objetivo en cualquier caso está claro: plantear una “reivindicación cultural”, “reconocer la importancia” que tuvo el cheli y añadirlo a la larga lista de adaptaciones y traducciones (más de 500) que existen de ‘El Principito’.
¿Ha muerto el cheli? “Quedan residuos, ya nadie habla de esa forma”, asume De Benito. “Es algo que se ha perdido, no escuchas a la gente hablar así y quedan palabras y modismos, pero no es exactamente lo que los jóvenes de ahora hablarían”. Una cosa es sin embargo que haya decaído y otra muy distinta que su huella ya no exista. Algunas de sus voces han entrado en el diccionario de la RAE y hay ciertas expresiones que aún hoy pueden seguir escuchándose. Tanto dentro de Madrid como fuera, en otras partes de España.
¿Qué expresiones son cheli? En los 90 Walter documentaba un buen puñado: “¡Al loro!, basca, bocata, bofia, chachi, chungo, comerse el coco, cubata, currante, drogata…” Y así una larga lista de vocablos y frases hechas que en algunos casos aún tienen ecos en 2025. “Cortar el rollo”, “fetén” o “chuparse el dedo” conectan también con aquel habla cheli, igual que otra de sus grandes características: la creación de palabras jugando con sufijos como -ata, -ales o -eras.
Imagen | Mickamroch (Flickr)
En Xataka | El verdadero tamaño de cada idioma del mundo, ilustrado en este estupendo gráfico
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