La colonia doctores es un barrio del centro, que no sólo conecta las arterias principales de la capital, sino que es un pasaje histórico cuyas calles, grandes y pequeñas, compilan los nombres de los médicos más sobresalientes de nuestro país. Un grupo selecto de personajes del siglo XIX, cuya trayectoria nos invita a conocer la historia y la evolución de la salud en México.

Ubicado en el corazón de la Alcaldía Cuauhtémoc, este barrio es uno de los más antiguos de la CDMX. Su historia se remonta a la época del virreinato, algunas crónicas sugieren que en este sitio vivían muchos de los sirvientes de los grandes palacios del Centro Histórico, no obstante en la actualidad quedan pocos inmuebles que sobrevivan a este momento.  

A lo largo del tiempo, la doctores evolucionado con la misma rapidez que la capital. De tener cuadras kilométricas plagadas de casonas coloniales, pasó a llenarse edificios, de tiendas de autopartes y de toda clase de comercios en los que se puede conseguir casi cualquier cosa. Su fama es dudosa, pero su existencia e importancia son innegables.

Hoy es una de las colonias que enfrenta el proceso de la gentrificación, y es difícil saber lo que le depara el futuro. Además de la Arena México, que desde 1933 es el lugar obligado para ver la lucha libre, y esas calles que le hacen un homenaje a nuestros doctores, podríamos predecir que todo lo que vemos en la doctores se transformará, esa es su belleza y a la vez su maldición.

¿Cómo nació la colonia?

Lo que sí es una certeza es que durante el porfiriato hubieron muchos proyectos urbanos para crear una colonia, pero ninguno tuvo gran relevancia, y no fue hasta principios del siglo XX cuando nació la doctores tal y como la conocemos, ya que en estos predios se construyó el primer gran Hospital General de México.

Este centro médico se volvió un sitio de reunión para doctores, enfermeras y demás trabajadores de la salud. Fue así como el gobierno mandó edificar muchas viviendas, para albergar a todos los trabajadores. También en ese momento se cambiaron los topónimos de las calles en honor a los médicos con más trayectoria del país.

Con esto en mente, aquí les dejamos algunos pasajes destellantes de sus biografías. Cada uno nos cuenta una parte de cómo hemos enfrentado como sociedad padecimientos como lepra, tifos o cólera.

Doctor Vértiz

Un oftalmólogo que nació en la CDMX en 1812. Desde niño se interesó en el conocimiento, particularmente en la ciencia. Cuando tuvo oportunidad entró a la Universidad Nacional, y con sólo 23 años, se tituló como profesor de cirugía. En 1868 fue nombrado director de la Escuela de Medicina y fue uno de los primeros médicos en hacer una operación de cataratas en México.

Su carrea fue impecable, de hecho el doctor Vertíz fue el primero en hacer un tipo de intervención oftalmológica que le permitió a muchos pacientes poder ver, se trata del tratamiento de los abscesos hepáticos por la canalización continua con tubos metálicos.

Doctor Lavista

Rafael Lavista Rebollado nació en Durango un día de 1839. Estudió en la Escuela Nacional de Medicina, donde no sólo se titiló, sino que siguió una brillante carrera académica que en 1872 lo llevó a dirigir uno de los principales sanatorios mexicanos del siglo XIX, el Hospital San Andrés.

Además de ser un buen gestor, Lavista se hizo famoso por sus grandes contribuciones a la cirugía. Publicó una decena de estudios, basados en sus propias experiencias, y fue uno de los primeros médicos mexicanos en realizar cirugías para quitar tumores cerebrales.

Doctor Río de la Loza

El 6 de noviembre de 1807 nació en la Ciudad de México, Leopoldo Río de la Loza. Como sus colegas se titiló muy joven de la Facultad de Medicina y pronto empezó a desplegar su conocimiento en el área de la investigación. Fue uno de los primeros científicos en el país que sustrajo en un laboratorio oxígeno y nitrógeno.

Por si lo anterior fuera poco, fundó la Academia de Medicina, abrió la primera fábrica de ácidos que hubo en México y sus conocimientos fueron esenciales para enfrentar la epidemia de cólera que hubo en el país en 1833.

Doctor Lucio

Rafael Lucio Nájera nació un 2 de septiembre en Jalapa, Veracruz, en 1819. Se interesó durante su juventud en la medicina tras una estancia en San Luis Potosí. En 1842 obtuvo su título en el Establecimiento de Ciencias Médicas y sólo un año después lo nombraron director del hospital de San Lázaro donde estaba el famoso  pabellón dedicado a pacientes con Lepra.

Lucio Nájaro estudió la lepra lapromatosa, y consiguió gran reconocimiento internacional, asimismo fundó la Academia Nacional de Medicina de México y fue el doctor personal tanto de Benito Juárez como de Maximiliano de Habsburgo.

Doctor Eduardo Liceaga

Esta eminencia, nació un 13 de octubre de 1839 en Guanajuato. Hijo de un doctor, desde chico demostró gran habilidad no sólo para la ciencia, sino para el latín y otras disciplinas vinculadas a las humanidades. Estudió mediana en la Ciudad de México y fue el mismo Maximiliano el que lo otorgó su título de cirujano y una distinción por ser el mejor estudiante.

En lo que respecta a su trayectoria hay mucho que decir. Fue profesor muchos años y en 1904 se convirtió en el director de la Escuela Nacional de Medicina y representó a México en varios congresos internacionales. Por su parte, fue uno de los más involucrados en la construcción del Hospital General de la Ciudad de México.

Doctor José Terrés

Nació un 6 de julio de 1864 en la Ciudad de México. Se tituló joven y tuvo una sobresaliente carrera académica en la que fue ganando espacios y puestos. Fue, por ejemplo, director de la Cátedra Clínica Interna e impartió por un cuarto de siglo, clases en el área de Patología Médica.

Su mayor contribución estuvo en el estudio e investigación en el tifo, uno de los padecimientos más severos en el siglo XIX. Además fundó una de las primeras instituciones en México enfocadas en la prevención y el tratamiento de la ceguera.

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