En un concierto agridulce, los leales seguidores de El Columpio Asesino se dieron cita en el Auditorio BB de la CDMX para despedir a una bandota que nos ha acompañado por más de veinte años. El quinteto nos regaló una noche de nostalgia en la que tuvimos sentimientos opuestos pero al final, nos alegramos por verlos una vez más en lo que llamaron “su segundo hogar”.

Después de anunciar repentinamente su separación, El Columpio Asesino arrancó la gira de despedida en la Ciudad de México, ante un recinto repleto que coreó cada rola, esta vez, con la certeza de que sería la última que lo harían en vivo.

Una noche especial para El Columpio Asesino

La celebración de todo lo que han sido los de Pamplona nos mostró fans con playeras de antaño y lo más importante: su reacción a las rolas de los seis discos de estudio que dejan como legado.

23 canciones nos sirvieron para repasar no sólo la discografía de la banda, sino nuestra historia con cada tema. Los gritos de la gente y sus cánticos, revelaban que detrás de cada rola había una experiencia personal, un lugar en donde escucharon a El Columpio Asesino por primera vez.

La mercancía oficial lució árida después de que la gente compró las playeras y los discos que quedaban, y como buena banda de culto, los españoles llevaron cosas clásicas que en un futuro los fans atesorarán.

En la primera noche del final, El Columpio Asesino presentó un setlist único hasta ahora, abriendo con “Babel” y su sintetizador bailable,pasando por “Ballenas muertas en San Sebastián”, “La marca en nuestra frente es la de Caín”, “Perlas”  y claro que “Toro”.

Las sorpresas llegaron con “Ye Ye Yee”, que El Columpio Asesino tocó por primera vez en quince años, y “Huir”, rola que reconocieron no pensaban tocar ayer en la CDMX. Estas maravillas nos hicieron particularmente bueno el concierto de la banda.

La consistencia y lealtad a su propuesta

Dentro del Festival Marvin Gateway, El Columpio Asesino reiteró por qué son una de las bandas en español más influyentes de los últimos veinte años, y es que tan solo ver la reacción de la gente en “Preparada” y “Sirenas de mediodía”, nos deja ver cómo es que la gente conectó con la banda después de tantos años.

El grupo sigue sonando como si el tiempo no pasara por su ser, ya que insisten en tocar las rolas apegados a su sonido particular. Las letras crudas siguen siendo parte de su esencia, y ayer gritaron mucho y también nos convencieron de bailar en el mismo acto.

Con Cristina y Álbaro como maestros de ceremonias, El Columpio Asesino no interactuó demasiado con el público, lo que resultó en más canciones por tocar durante la noche de ayer. 

Un adiós que no queríamos creer

“Edad legal” y “Your Man Is Dead”, fueron parte del regreso a “las de antaño”, cómo dijo Cristina, y claro que enloquecieron a los asistentes, que ayer no se guardaron nada, por obvias razones. El tiempo limitado con una banda importantísima se valora mucho.

“Un arpón de grillos” fue una clase absoluta sobre post punk que cambió los solos de guitarra por puentes de sintetizadores distorsionados y obscuros. Lamentablemente, su historia se acabó, pero ayer celebramos todos juntos a El Columpio Asesino y lo mucho que dejaron para las generaciones futuras.

El cambio de instrumentos en la banda mostró que son unos musicazos listos para solventar cualquier reto. Cristina, con mezcal en mano, salió después de “Toro”, a brindar con sus seguidores.

En más declaraciones que hacían reaccionar al público, Cristina mencionó: “Quiero vivir aquí. Voy a vivir aquí en México DF. Irrepetible. México es mi segunda casa”. Con eso, nos emocionó aún más de lo que ya estábamos y comenzamos a bailar ya hacia el final del concierto.

Una despedida del nivel de El Columpio Asesino

Casi dos horas de homenaje propio le sirvieron a El Columpio Asesino para reiterar el lugar como banda de culto que les corresponde en la historia. Los españoles eligieron decir adiós, y en el momento exacto. Con una vibra inmejorable entre ellos en el escenario, mostraron que más vale saber cuándo decir adiós, que postergar lo inevitable.

Lo triste fue que pareciera que van empezando, se entregan en el escenario, y se emocionan como el primer día, aunque imaginábamos un recinto más grande, y  tal vez un poquito de intensidad de la gente. Pero de cualquier manera, así fue la despedida de El Columpio Asesino en la CDMX.

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