Si la década de los 80 fue estrambótica, llena de colores fosforescentes, los años 90 fueron un tanto conservadores. 

La epidemia de SIDA, la caída del muro de Berlín, presidentes del PRI, cuestionados por muchos, la insurrección de los Zapatistas y una ciudad debajo de una niebla gris, marcaron la agenda.

Los 90  fueron también un momento de transformación profunda para la CDMX. Durante estos años se inauguraron grandes obras arquitectónicas como el WTC o la línea 8 del metro.

El peso se convirtió en el nuevo peso, y por primera vez en su historia la capital mexicana obtuvo su autonomía gracias a las elecciones del primer gobernador de la urbe, Cuauhtémoc Cárdenas. 

La última década del siglo XX le abrió los brazos a la tecnología. El internet comenzaba a llegar a las casas, con todo y su sonido frenético, las consolas se iban perfeccionando y poco a poco los discos de vinilo se cambian por los CD. 

¿Cómo eran los niños de los 90?

Las infancias de aquellos años vivían en dos mundos. Por una lado estaban desprovistos de redes sociales, se sabían aburrir y preferían salir con sus amigos que quedarse en casa.

Por otro, fueron los primeros testigos de la llegada masiva de los vídeo juegos a todos los países del mundo y de las primeras expresiones del internet.

En Ciudad de México, había una furor generalizado por el Súper Nintendo, por los juegos tazos en los recreos, por tomar refresco de un pepsilindro con figuras de los Looney Tunes, festejar los cumpleaños de ShowBiz Pizza e ir a Reino Aventura.

Hacer las tareas no era tan fácil. Algunos trabajo se tenían que entregar sobre una cartulina de colores pastel que se adquiría en las papelerías.

Si la tarea de era de historia, los niños compraban “monografías” que no eran otra cosa que infografías impresas sobre la historia de México, con ilustraciones que han envejecido muy mal y en este momento resultan un tanto aterradoras. 

El Hoy no circula 

Si en estos momentos la Ciudad de México puede parecer abrumadora, basta dar un vistazo a los 90 para saber que vivimos en la gloria. La última década del siglo XX se caracterizó por el tráfico y el exceso vehicular llevado al límite. 

Los embotellamientos duraban horas y horas, ya que había menos rutas alternas, pocas avenidas, no había GPS y tampoco había tanta conciencia acerca del medio amiente, por lo que casi nadie usaba su bicicleta. 

 Esto se traducía en niveles de contaminación altísimos y en la implementación en 1993 del famoso programa “Hoy no circula”, para restringir el libre tránsito de todos los vehículos en las avenidas chilangas. 

La polución en el aire era tanto que en más de una ocasión hubo que cancelar las clases y por las calles corría el rumor que los pulmones de los capitalinos aguantaban todo porque respiraban partículas tóxicas.

Algunos nos comparaban con la capacidad de supervivencia de las cucarachas. 

¿Qué pasaba en la política?

Los 90 fueron caóticos. En la televisión, las “estrellas” del canal de las estrellas cantaban una pegajosa melodía  para celebrar los hallazgos del Programa de Solidaridad. 

En tanto, Carlos Salinas de Gortari le aseguraba a todos  los connacionales que nuestro país iba a formar parte del primer mundo. 

La moneda se devaluó, y en el camino perdió sus ceros. Todos estaban emocionados con la idea de un porvenir glorioso, pero como la canción de Emmanuel, todo se derrumbó en 1994. 

En Tijuana le dieron uno (o dos) balazos al candidato del PRI, Luis Donaldo Colosio. Este asesinato marcó el inicio de varios atentados a políticos y de una buena cantidad de teorías de la conspiración bastante bien argumentadas. 

Ese mismo año, México experimentó una de las peores crisis de su historia debido a la falta de reservas internacionales.

La adversidad económica afectó a miles y miles de familias que tuvieron que cerrar sus negocios, algunas instituciones bancarias se declararon en quiebra y el mundo bautizó a este momento como  “El efecto Tequila”

Por su parte, en Chiapas un grupo de campesinos encapuchados se levantaron en armas. Pertenecían al Ejército Zapatista de Liberación Nacional y reclamaban el olvido constante a las comunidades indígenas.

Este movimiento se popularizó en el mundo, tanto que alguno sociólogos lo definieron como: la primera lucha posmodernista de la historia. 

Hablemos de los música de los 90 

Los 90 nos regalaron una verdadera revolución musical. Durante estos años, visitaron el país las grandes estrellas de la música internacionales que nunca habían venido y abrirán las puertas del país a un mundo que quería globalizarse. 

Michel Jackson visitó la ciudad en 1993 en la cima de su gira Dangerous en el Estadio Azteca. Para muchos, este concierto fue impresionante por la cantidad de efectos visuales que tenía. 

Por su parte, Juan Gabriel ofreció una presentación histórica en Bellas Artes que duró poco más de tres horas.

Asimismo, en enero de 1995 los Rolling Stone visitaron por primera vez México y llenaron cuatro veces el Autódromo Hermanos Rodríguez. El grupo que les abrió fue Caifanes.

A punto de iniciar el nuevo milenio, los jóvenes del sur de la ciudad escuchaban a Molotov y repetían en todas las fiestas como himno, “Viva México Cabrones”.

También amaban la música eclíptica de Café Tacuba y le presumían a todos sus colecciones de grunge con los mejores interpretes depresivos de Seattle. 

En tanto, los fresas eran entusiastas del pop en español hecho en México. Ellos iban a conciertos de Magneto a declararle su amor a los cinco chicos, se aprendían la coreografía de La calle de las sirenas y se ponían donas arriba del codo, como Fey.

***

Para los que vivimos en esta década, resulta difícil creer que ya han pasado 30 años desde que fueron los 90.

Fue un momento lúgubre, pero también encantador porque mezcló de forma magistral el fin del siglo XX y el inicio de una nueva era, esa que empezó el 1 de enero del 2000, un día en el todos pensaron que el mundo acabaría… no acabó. 

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