Es increíble pensar que en unos días cumpliremos un año de trabajar desde casa gracias al COVID-19 y a estas alturas del partido ya no sabemos si extrañamos el tráfico y caos de la ciudad, o si ya fue suficiente de trabajar en pijama y estar en juntas de Zoom que duran todo el día (y bien pudieron ser un mail).
Hablando de la plataforma de videollamadas, Zoom tomó bastante relevancia en los últimos meses gracias a la cuarentena, tanto que se convirtió en una de las herramientas más utilizadas para tener juntas de trabajo. Si bien eso sonaba bien al principio, tanto para nosotros como para la sociedad, la llamada ‘fatiga de Zoom’ ha cambiado las cosas.
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La fatiga de Zoom sí existe
A finales de febrero la revista científica Technology, Mind and Behavior publicó un artículo donde hablan de la ‘fatiga de Zoom’, que como su nombre lo indica estudia el cansancio que muchas personas están experimentando gracias a constantes y largas jornadas de videollamadas a través de plataformas como Zoom, Google Met, entre otras.
De acuerdo con el artículo publicado por Jeremy N. Bailenson, investigador de la Universidad de Stanford, las reuniones de Zoom pueden causar más cansancio que las juntas presenciales que hasta antes del 16 de marzo de 2020 eran algo cotidiano en México. Y sí, esto se debe a una lista de factores como la misma plataforma.
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Y varios factores podrían desencadenarla
Primero que nada, Bailenson habla sobre cómo las juntas de trabajo en línea nos obligan a tener a un contacto visual excesivo con nuestros jefes o compañeros de trabajo: “En una reunión normal, independientemente de quién esté hablando, cada persona está mirando directamente a los ojos de los otros”, menciona el investigador del laboratorio de interacción humana de Stanford.
En el caso de las reuniones de Zoom, el estar en una junta nos orilla a sólo a ver a la persona que está hablando y además de todo, nos orilla a hacerle saber a través de gestos (como asentir con la cabeza) que les prestamos atención y estamos al tanto de lo que se está hablando. Algo que significa un doble esfuerzo.
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La movilidad y hasta ver nuestro propia cara ayudan a ello
Pero la cuestión de las videollamadas incluso involucra a la imagen de nosotros. De acuerdo con el artículo que analiza la ‘fatiga de Zoom’ desde la psicología humana, el vernos en video durante las reuniones también puede llegar a ser agotador, ya que es casi como chambear con un “espejo de mano” todo el tiempo y verte continuamente en la pantalla de la compu.
Jeremy N. Bailenson también afirma que la movilidad es un factor importante que contribuye al cansancio. Mientras en las reuniones normales uno podía caminar de un lado para otro mientras hablaba, pararse por el vaso de agua o hasta ir al baño, en las reuniones de Zoom todos siempre están quietos y en una posición que les permita verse en la videollamada.
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Pero la ‘fatiga de Zoom’ también puede disminuirse
Al final del artículo Bailenson aclara que su artículo apenas se basa en argumentos hipotéticos relacionados con la psicología humana, por lo que hablar de la ‘fatiga de Zoom’ no es precisamente atacar a la famosa plataforma de videollamadas –a la cual agradece por permitir a las personas poder trabajar desde casa–, sino ayudarla a que tanto ella como sus usuarios sepan cómo reducir el cansancio.
Cosas como hacer la ventana en pantalla más pequeña, no estar tan cerca de la cámara web, quitar la vista de su propia imagen (no verte en la reunión, pues) y hasta apagar tu cámara de vez en cuando ayudarán a que la ‘fatiga de Zoom’ no sea tan intensa. ¿Pondrán estos tips en práctica?
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