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La misteriosa historia de Robert Johnson, el abuelo del rock ‘n’ roll
A lo largo de los años, hemos conocido la historia de muchos músicos, en particular, de hombres y mujeres que forjaron el camino del rock. Todas y cada una de ellas son sumamente interesantes, sin embargo, ninguna es tan misteriosa e incierta como la de Robert Johnson, conocido por muchos como ‘El Rey del Delta Blues’ y ‘el Abuelo del Rock and Roll’.
Admirado por grandes músicos como B.B. King, Bob Dylan, Muddy Waters, Jimi Hendrix, Keith Richards, Eric Clapton o Brian Jones, e influencia de bandas grandiosas del calibre de Led Zeppelin y otras que vinieron después como The White Stripes, The Black Keys. Se dice que si no hubiera sido por él, el propio blues no hubiera sido lo mismo y por ende, el rock no sonaría como lo conocemos en la actualidad.
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Con todos estos adjetivos, una figura del tamaño de Robert Johnson seguramente debería tener un montón de biografías y fotografías para contar su historia. Pero desafortunadamente, es muy poco lo que se sabe de él, la información casi es a cuentagotas, pero sin duda esto aumenta su leyenda como uno de los músicos más misteriosos que hayan pisado este planeta.
Todo comienza desde su nacimiento, pues no se tiene certeza oficial del día en que llegó a este mundo. Sin embargo, la versión oficial dice que Robert Leroy Johnson nació un 8 de mayo pero de 1911 en Hazlehurt, Mississippi. Su madre era Julie Ann Majors –o también conocida como Julie Dodds–, hija de esclavos que tuvo a su hijo con un jornalero que estaba de paso por el pueblo, llamado Noah Johnson.
Desde niño, Johnson mostró interés por la música, primero aprendió a tocar el arpa y más tarde se acercaría al blues con la armónica. Como algunos de los músicos famosos, Robert fue a la escuela pero no demostró demasiado interés por los estudios, los cuales abandonó en 1927 cuando le detectaron problemas en la vista, hecho que usó como excusa para dedicarse de lleno a componer canciones.
Ya en la adolescencia, aprendió a tocar la guitarra pero sin ser realmente un músico sobresaliente. La vida de Robert Johnson está repleta de acontecimientos sumamente extraños, que nos muestran que el destino no le sonreía, pues en 1929 se casó con Virginia Travis de tan solo 16 años, quien murió un año después al dar a luz al bebé que esperaba con el legendario músico.
Robert Johnson se hundió en la depresión, pero encontró en el blues un distractor de todas las desgracias que le ocurrían. Fue en este momento cuando comenzó a tocar su música en algunos bares del sur de los Estados Unidos, pero sin tener éxito. En ese periodo conoció al músico Son House, quien lo recuerda como un pésimo guitarrista, carente del más mínimo talento.
El inicio de la leyenda
Después de esta decepción, volvió a su pueblo nata para estar un buen rato conectado a lo que conocía. Aunque no tardó en desaparecer por unos cuantos meses. Durante todo ese tiempo, algo había cambiado en él. Según cuentan algunas personas, de repente Robert comenzó a tocar mejor que muchos de los músicos más reconocidos de blues de la época y nadie se explicaba cómo es que de buenas a primeras, Johnson había adquirido estas habilidades.
Muchos lo atribuyeron a un milagro, pero la gran mayoría creía que eso era obra del mismísimo diablo. Es aquí cuando entra la leyenda urbana por la que muchos conocen a este músico, la cual dice que en el actual cruce de las carreteras 61 y 49 en Clarksdale, Mississipi, Robert Johnson convocó al diablo a la medianoche acompañado solamente por su guitarra.
Según lo que se sabe, Johnson vendió su alma a cambio de dominar la guitarra como nadie antes lo había hecho. Ahí, en ese cruce, fue el escenario donde un supuesto hombre vestido de negro, tomó la guitarra de Robert y la afinó a cambio del módico precio de su alma.
Tras este encuentro, Robert Johnson aprendió a tocar, cantar y componer como los grandes, algo que ni siquiera un músico experimentado podía lograr, y menos en tan poco tiempo. No exageramos con lo que decimos, pues se convirtió en el mejor bluesman de todos los tiempos.
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El rumor se fue corriendo de boca en boca, y esto en lugar de molestarle, el músico se aprovechó de la historia y guardó silencio respecto al tema, para llevar consigo ese halo de misterio. Pero también se hizo propaganda al respecto con algunas canciones como “Me and the Devil Blues”, “Hell Hound in My Tail” y “Cross Road Blues”, las cuales sirvieron para hacer más grande la leyenda.
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¿Realmente fue el mismísimo demonio que le dio estas habilidades al guitarrista?
De acuerdo con investigaciones posteriores, la persona a la que Johnson fue a buscar no era Satanás, sino un músico local llamado Ike Zimmerman, un músico de blues conocido en los bares más bajos de Mississipi como uno de los mejores intérpretes de blues que se hayan visto, que había aprendido a tocar la guitarra en las madrugadas y entre tumbas.
Fue en el panteón donde Ike le enseñó a Robert todo lo que sabía, Zinnerman fue el maestro que logró que, a base de mucha práctica, Johnson llegara a ser el Rey del Blues. Según cuenta la hija de Ike Zimmerman:
“Ellos iban a practicar ahí a medianoche porque era silencioso, en verdad silencioso, a su regreso bromeaban diciendo que tocaban para los espectros… ellos no iban a un cruce de caminos o encrucijada, ellos cruzaban el camino para ir al cementerio”
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De cualquier manera, la historia del encuentro entre Robert y el demonio sigue vigente hasta nuestros días, y se puede sentir en sus canciones, en la interpretación que le ponía a sus composiciones. Johnson quizá no sufrió una experiencia terrible en un cruce de caminos, pero en su voz se percibe un terror enorme, como si una figura misteriosa lo estuviera persiguiendo.
Después de varios años actuando por todo el sur de los Estados Unidos, en noviembre de 1936, Robert conoció a un promotor que le dio la oportunidad de grabar sus canciones. En total fueron 29 las rolas que dejó grabadas en vida –aunque se conocen 42 temas, de los cuales 13 fueron grabados dos veces–.
La deuda que “debía pagar”
Pero como todo lo bueno, a veces se acaba y de manera rápida. El 16 de agosto de 1938, a los 27 años –e inaugurando el infame club–, en un cruce de caminos, cerca de Greenwood, Mississippi, Robert Johnson fue encontrado sin vida y de manera trágica. De acuerdo con el músico David ‘Honey Boy’ Edwards, quien tocaba con él, la leyenda de blues murió envenenada.
Según lo que cuenta ‘Honey Boy, mientras actuaban en el local Three Forks, ubicado en el pueblo de Greenwood, Johnson se había ligado a una guapa mujer que resultó estar casada. El marido se enteró de esto y ofendido, envenenó el whisky de Robert. En la agonía de su muerte, que supuestamente duró como tres días, Robert Johnson se convulsionaba y aullaba como un lobo, algo totalmente irónico porque así se podía percibir su manera de cantar.
Por años, Robert Johnson pasó desapercibido dentro de la música, pero gracias a las siguientes generaciones su nombre quedó grabado. Aunque grabó muy pocas canciones, influenció a un montón de artistas, que tomaron como inspiración sus composiciones para hacer las propias, como Elmore James, B. B. King o Muddy Waters.
Y por supuesto que en el rock se siente presente el grandioso Robert, para ser específicos los Rolling Stones coverearon “Love In Vain” en el discazo Let It Bleed de 1969, Led Zeppelin rindió tributo al bluesman con la explícita rola “Lemon Song” y Eric Clapton estrenó un álbum donde versiona en su estilo el catálogo completo del músico, Me and Mr. Johnson.
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El legado de este personaje esencial del blues y el rock ha llegado a otros lados más allá de la música, como el increíble documental que Netflix estrenó sobre su vida, ReMastered: Devil at the Crossroads.
En películas que le tiran más a la fantasía como Crossroads con Ralph Macchio y el guitarrista Steve Vai, Tenacious D in The Pick of Destiny protagonizada por Jack Black, O Brother con la participación de George Clooney y Pawn Shop Chronicles donde aparecen Paul Walker, Brendan Fraser, Elijah Wood y más hacen referencia a la leyenda de Robert.
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Vhagar, Meleys y Sunfyre: La historia de los dragones del cuarto episodio de ‘House of the Dragon’
Estamos en el cuarto episodio de la segunda temporada de House of the Dragon. Y nos atrevemos a decir que hasta ahora, ha sido el capítulo más emocionante de todos porque por fin la “Danza de los dragones” se hizo realidad.
Antes de que piensen que les vamos a dar spoilers, aquí sólo van a encontrar un peso de contexto sobre los dragones que aparecen en este episodio. Les platicaremos la historia de Meleys, la dragona de Rhaenys; Vhagar, el enorme dragón de Aemond; y Sunfyre, el hermoso dragón de Aegon.
Y como dato extra, también les platicaremos de Dreamfyre, el dragón de Helaena. Este dragón nunca ha salido en la serie, pero su historia es una de las más interesantes desde los primeros años tras la conquista de Aegon. Así que pongan atención porque se puede poner enredado.
Sunfyre, el dragón de Aegon III
Cuando Aegon tenía 13 años, “conectó” con su dragón, el cual lleva el nombre de Sunfyre. De acuerdo al libro Fire & Blood, Sunfyre era el dragón más hermoso que jamás se hubiera visto, pues tenía las escamas doradas y sus alas eran rosadas.
Ahora bien. En la época de los Targaryen que vemos en House of the Dragon, coexisten dragones viejos y dragones jóvenes. Uno de los más viejos es Vhagar, el cual pertenece a Aemond, pero tuvo más jinetes desde la conquista (ahorita vamos a eso).
Sunfyre, en el caso contrario, era de los dragones más jóvenes, y su primer jinete fue el mismo Aegon. Después de los episodios vistos en este cuarto capítulo de la serie (aguas porque pueden ser spoilers), el destino de Sunfyre es incierto.
Sunfyre, de ser el dragón más hermoso, pasa a estar gravemente herido, con un ala rota, sin un ojo y un montón de heridas en su cuerpo que tardan en sanar. Tan mal estaba, que incluso lo mandan a matar, pero el dragón dio batalla y sobrevive.
Meleys, la dragona de Rhaenys
En la primera temporada de House of the Dragon, Meleys y Rhaenys protagonizaron una de las escenas más emocionantes. Al cierre, la princesa y su dragona se aparecen en la coronación de Aegon como rey de Westeros (muy al estilo de Shrek, pues).
Sabemos perfectamente que Rhaenys pudo decir “dracarys“, matar a Aegon, Alicent, Otto y toda la familia usurpadora, y evitar que la guerra diera inicio. Pero también entendemos el punto de Rhaenys al decir que no le correspondía dar ese primer paso.
Conocida como la “Reina Roja”, Meleys le perteneció, primero, a la princesa Alyssa Targaryen. ¿Y quién era ella? Alyssa era hija de Jaehaerys I, el rey conciliador, y madre de Viserys y Daemon. En ese caso, Alyssa estaba casada con Baelon o el príncipe de la primavera (no olviden su nombre porque vuelve a aparecer).
Después, Rhaenys logra montarla y convertirse en una de las figuras más temidas en todo Westeros y entre los dragones de los Targaryen.
Vhagar, el dragón de Aemond
Baelon, el llamado rey de la primavera, esposo de Alyssa y padre de Viserys I y Daemon, fue el jinete de Vhagar, uno de los dragones que participaron en la conquista de los Targaryen en Westeros (Vhagar tenía unos 52 años durante la conquista).
*Sólo como dato curioso, Baelon y su hermano Aemon se querían mucho y tomaron la decisión de que ambos compartirían el trono. Uno sería rey y el otro la Mano. Y aunque las cosas no salieron como lo planeado, han de saber que Aemon es el papá de Rhaenys, y fue el primer jinete de Caraxes, el extraño dragón de Daemon en House of the Dragon.
Volviendo a Vhagar… como les contamos, este dragón formó parte de la conquista de Aegon junto a sus hermanas y esposas. Una de ellas era Rhaenys junto a su dragón Meraxes. También estaba Visenya, una reina guerrera, y su dragón (adivinen) Vhagar.
Después de Visenya, Baelon toma a Vhagar. Y después pasa a Laena Velaryon, la hija mayor de Lord Corlys y la princesa Rhaenys. Como recordamos, ella se casa con Daemon, con quien tiene dos hijas gemelas, Rhaena y Baela.
La muerte de Laena no es igual en los libros y la serie. En la serie, la princesa le pide a Vhagar, su dragón, que la mate. Pero en los libros no es así. Laena tuvo complicaciones durante un parto, y tras días enferma, decide que quiere volar a Vhagar por última vez. En camino hacia el dragón, colapsa y muere.
Tras la muerte de Laena, Vhagar se queda sin jinete, lo cual coincide con la falta de un dragón para el príncipe Aemond. Tras las burlas de sus hermanos y sobrinos (los hijos de Rhaenyra), Aemond se arma de valor y monta a Vhagar.
Sin embargo, Aemond nunca logra controlar por completo a Vhagar, pues es un dragón enorme y viejo. Parte de las consecuencias de esto es la muerte de Lucerys Velaryon: Vhagar destroza a Luke y su joven dragón Arrax de una mordida. Como alguna vez dijo Viserys, controlar a un dragón es una “ilusión”.
Dreamfyre, la dragona de Helaena
Visenya, la jinete de Vhagar en la conquista, tuvo un hijo llamado Maegor, quien al convertirse en rey recibió el nombre de “Maegor el Cruel”. Era hijo de Aegon el conquistador, pero no su primogénito. Sin embargo, su madre siempre quiso que él fuera el sucesor.
El segundo rey Targaryen en Westeros fue Aenys (hijo de Rhaenys), al cual describían como una persona amable y culta. Contrario a los deseos de Visenya, Aenys se convierte en rey y tiene dos hijos: Aegon y Rhaena. Aegon heredaría el trono, y lo quería hacer tomando como esposa a su hermana.
El rey Aenys acepta, pero el pueblo se niega bajo la manipulación de la Fe de los Siete. Entonces, Aenys se arma un plan y le dice a sus hijos/esposos que viajen por todo Westeros para demostrar que no pasa nada si son hermanos y están casados (Cersei y Jaime necesitaban un representante como Aenys, sin duda).
A estas alturas, Aegon no tenía dragón, pero Rhaena sí, Dreamfyre. Mientras el heredero está de viaje, el rey Aenys enferma y muere. ¿Qué debía suceder? Aegon tomaría el trono para convertirse en rey… pero aparece Maegor con su dragón Balerion (el mismo dragón de Aegon el conquistador), y toma el reino con ayuda de su madre Visenya.
Aegon lucha para tomar lo que le pertenece, pero Maegor lo mata. Es así como se convierte en el rey de los Siete Reinos, mata a los líderes de la Fe de los Siete, y toma a muchas mujeres como esposas. Entre ellas están las Black Brides (les decían así porque eran viudas a partir de que sus esposos habían muerto en manos de Maegor).
¿Y adivinen quién estaba entre las Black Brides? La princesa Rhaena, viuda de Aegon y sobrina del mismo Maegor. Pero esa no es la parte más interesante del chisme. Rhaena siempre estuvo enamorada de una mujer de la corte: Elissa Farman. Y así como llevaba a su hermano Aegon sobre Dreamfyre, también lo hizo con Elissa (como cuando te dedican la misma canción).
El chisme real dice que tras la muerte de Maegor, Rhaena se casó con Androw Farman, hermano de Elissa. Pero sólo lo hizo para estar cerca de ella… pero esa es otra historia.
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